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TEMA 5

DE LA LÓGICA CLÁSICA A LA LÓGICA SIMBÓLICA


1. Introducción
La palabra lógica pertenece desde muy antiguo al léxico filosófico y científico, y forma parte también del uso
ordinario del lenguaje (en este sentido, es difícil encontrar una persona que no la utilice, como cuando decimos "esto es
lógico", "como es natural y lógico", etc.). Etimológicamente la voz "lógica" proviene del término griego lógos, que
significa algo así como "discurso", es decir, algo que entraña a un mismo tiempo el triple significado de "razón", de "idea"
y de "palabra". La distinción entre lógica clásica y lógica simbólica históricamente según Ferrater Mora refiere a las
lógicas hasta Boole (1854) y Frege (1879) por un lado y a las lógicas desde Boole y Frege por otro.
La disputa entre la llamada "lógica simbólica" y la "lógica clástica" es una disputa ya antigua sobre la cual se
pueden tener dos posturas: No hay ninguna relación entre lógica clásica y lógica simbólica o hay una relación muy
estrecha entre ellas. Sobre la primera postura se dice que la lógica simbólica tiene un carácter extremadamente avanzado
con respecto a la lógica tradicional, en vista de las implicaciones ontológicas de la lógica aristotélica (por ejemplo, la
teoría de la substancia-accidente, considerada como base de la lógica del sujeto-predicado, o si se quiere, como
consecuencia de ella). Por otro lado, no hay relación entre lógica clásica y simbólica porque la única lógica que merece ser
llamada tal es la lógica tradicional. Ya Brentano oponía varias objeciones a la lógica simbólica (por ejemplo, el olvidar
que los hombres no dejarían nunca de vincular los signos del modo de hablar común con la marcha de los pensamientos).
Para defender la armonía entre las dos lógicas se puede argumentar de esta manera: La lógica clásica y la lógica
simbólica están estrechamente relacionadas, pero ello se debe a que la última puede ingresar en el cuadro de la primera. Es
la tesis de Th. Greenwood cuando indica que los cálculos edificados por la logística no son novedades, pues todos se
reducen a diversas manifestaciones de la apofántica. Aun en la logística, alega Greenwood, todas las proposiciones
categóricas pueden ser consideradas como poseyendo la estructura sujeto-predicado. Además, también se propone el
siguiente argumento: la lógica clásica y la lógica simbólica están en estrecha relación porque la primera puede ingresar en
el cuadro de la última. Es la opinión hoy más difundida. Tal opinión resulta de dos líneas convergentes. Por una parte, a
medida que la lógica simbólica se fue desarrollando no era tan obvio como algunos argüían que la lógica clásica
(principalmente, la aristotélica) fuese la simple transposición al plano lógico de una determinada metafísica. Por otra
parte, los seguidores de la lógica aristotélica advirtieron que muchos de sus resultados podían formularse con singular
rigor empleando los modernos métodos y el moderno simbolismo (Diccionario de filosofía de Ferrater Mora, 2002).
El esquema que se seguirá para desarrollar el tema De la lógica clásica a la lógica simbólica será conforme a un
primer desarrollo del paso de la lógica clásica a la lógica simbólica en un plano técnico (la explicación de este paso en la
lógica), para luego desarrollar el paso que se ha dado en la historia de la disciplina de una a otra lógica.
2. De la lógica clásica a la simbólica en sentido técnico
2.1 La lógica formal
2.1.1 El uso de argumentos
Uno de los rasgos que distinguen al ser humano de sus antepasados antropoides es el uso del lenguaje. Y un
rasgo típico del lenguaje humano es el uso de argumentos. Un argumento, o deducción, es un segmento lingüístico de
cierta complejidad en el cual, de la posición de trozos o subsegmentos iniciales, se sigue necesariamente la posición de un
trozo o subsegmento final (sacado de Lógica simbólica de Manuel Garrido, 2001).
La mejor manera de entender qué sea un argumento es considerar unos cuantos ejemplos concretos muy
sencillos. He aquí unos: (1) Si hay riesgo de lluvia, baja el barómetro; pero el barómetro no baja. Por tanto, no hay riesgo
de lluvia. (2) Todo hombre es mamífero y todo mamífero es vertebrado. Por tanto, todo hombre es vertebrado. (3) Si hoy
es viernes mañana es sábado, hoy no es viernes luego mañana no es sábado. (4) Todo número natural es racional y todo
número racional es real. Por tanto, todo número natural es real.
Las principales partes o unidades lingüísticas que integran un argumento son los enunciados. Un enunciado es
un segmento lingüístico que tiene un sentido completo y que puede ser afirmado con verdad o falsedad. Así son
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enunciados las expresiones "hay riesgo de lluvia", "hoy es viernes" o "todo mamífero es vertebrado". Los enunciados
iniciales de un argumento reciben el nombre más específico de premisas, y el enunciado final, el de conclusión.
El empleo de argumentos tiene lugar tanto en la vida cotidiana como en el ejercicio de las tareas científicas. Por
lo demás, la utilidad de este instrumento lingüístico que es el argumento es obvia. Su empleo permite pasar, por la sola
reflexión, de la aceptación de unos enunciados a la aceptación de otros. Con ello queda rebasado el ámbito del
conocimiento inmediato y de algún modo ampliada, o cuando menos aclarada, nuestra información sobre el mundo -lo
cual incrementa nuestra posibilidad de sobrevivir en él.
2.1.2 La forma de los argumentos
La simple inspección de los cuatro casos de argumentos permite advertir que el primero y el tercero ((1) y (3))
presentan la siguiente estructura: Si A, entonces B; pero no B. Por tanto, no A,
El argumento consiste en la conexión o articulación de dos enunciados mediante las partículas "si…,
entonces…", "pero no…" y "por tanto…" en la forma que indica el esquema. Algo parecido sucede con los argumentos (2)
y (4). Representado por P, Q, R nombres cualesquiera del tipo "hombre", "vertebrado", resultaría la siguiente disposición
estructural común a todos los ejemplos: Todo P es Q y Todo Q es R. Por tanto, todo P es R.
Así pues, la semejanza o identidad estructural entre los diferentes argumentos se pone de relieve con sólo dejar
como estaban los rasgos comunes (los elementos invariantes o constantes) de los ejemplos en cuestión y cambiar por
símbolos cualesquiera, desprovistos de significado o contenido concreto, las partes diferenciales (los elementos variables
en cada caso). El resultado es la construcción de un esquema formal o abstracto, vacío de contenido. A un esquema de esa
índole se le da el nombre de forma lógica de argumento. El breve examen que se acaba de efectuar ha permitido distinguir
una doble dimensión en los argumentos: de un lado la materia o contenido, y de otro la forma o estructura, que es la
dimensión más importante desde el punto de vista lógico.
2.1.3 La lógica formal
Así es como surge la tarea de la lógica formal, y así es como se lo plantearon los filósofos griegos desde
Aristóteles y los estoicos: como un análisis de formas abstractas que tiene cierta semejanza con el trabajo del geómetra.
Pues así como los antiguos geómetras consideraban la forma o figura de los objetos físicos en abstracto, prescindiendo o
abstrayendo de la materia de que se compusiesen (por ejemplo: la forma o figura de un objeto esférico, prescindiendo del
hecho de que sea bronce o mármol la materia que lo constituya), así también los lógicos griegos se interesaron por la
forma o figura de los argumentos, haciendo abstracción de su materia o contenido.
De acuerdo con lo dicho cabe definir a la lógica formal como una ciencia abstracta que tiene por objeto el
análisis formal de los argumentos, o también, y más concisamente, como teoría formal de la deducción.
2.2 La lógica simbólica y la matematización de la lógica
La lógica formal nació hace dos mil quinientos años, cuando Aristóteles y los estoicos se interesaron por la
construcción y el análisis de esquemas de argumentos. Desde entonces, y a diferencia de otras ciencias, no ha
experimentado desarrollos de gran consideración hasta mediados del siglo XIX. Así un pensador tan avanzado en su
tiempo como Kant, que sometió a una revisión durísima la metafísica tradicional, escribe en el prólogo a la segunda
edición de su Crítica de la razón pura que la lógica (formal) "desde Aristóteles no ha tenido que dar un paso atrás" ni
tampoco hasta ahora ha podido dar un paso adelante. Así pues, según toda apariencia, hállase conclusa y perfecta". Esto
fue escrito en 1787. Pero el curso de los acontecimientos ha venido a desautorizar un tanto la tesis de la "inmovilidad" de
la lógica. Porque no había de transcurrir mucho más de medio siglo a partir de esa fecha, cuando se inicia un progreso de
la lógica formal que no encuentra precedente desde la época de los griegos.
La clave de este progreso se halla en lo que suele denominarse la matematización de la lógica. Por
"matematización" se entiende en metodología científica la subordinación de una ciencia al método de la matemática. De
las ventajas inherentes a la matematización es claro ejemplo el caso de la física, pues es cosa bien sabida que esta ciencia
sólo comenzó a marchar por el camino seguro del progreso científico desde que, en el siglo XVI, Galileo la sometió al
rigor del método matemático. Ahora bien: de una matematización de la lógica puede hablarse en la medida en que ésta
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incorpora plena y eficazmente a sus técnicas de trabajo la exactitud y el rigor del método matemático. Condiciones
necesarias de ello son la construcción de un lenguaje simbólico adecuado (pasando así a la lógica simbólica) y la
formulación precisa de las reglas de operación que se encuentran a la base de los cálculos.
En realidad, al uso de símbolos recurrieron ya los lógicos griegos, al emplear esquemas argumentales del tipo
de: "Si A, entonces B; pero no B. Por tanto, no A" y otros similares. Pero tal simbolización quedaba restringida a los
elementos variables de los esquemas lógicos. Los elementos constantes de dichos esquemas (esto es, las partículas
lingüísticas del tipo de "todo", "es", "si…, entonces…", "no", "por tanto", etc., que constituyen, por así decirlo, el tema
propio de la lógica) no fueron simbolizados. Y justamente una de las más radicales innovaciones que entraña la
matematización de la lógica reside en la formalización o simbolización de esas constantes. Si se conviene, por ejemplo, en
representar la partícula "si…, entonces" por una flecha: "", la partícula "no" por el símbolo: "¬", y la partícula "por
tanto" por el símbolo: " ", el esquema de argumento es el clásico modus tollens: AB, ¬B ¬A.
Hasta qué punto la potencia operativa del cálculo depende de la formalización del lenguaje en que se apoya, es
algo que puede comprobarse ensayando la realización de multiplicaciones y divisiones sin recurrir al simbolismo
aritmético, con la sola ayuda del lenguaje ordinario. Aunque se dominen las reglas de operación, la falta de simbolismo
adecuado dificulta extraordinariamente la marcha del cálculo.
Pero hay una segunda ventaja, no menos importante, que la matematización del cálculo lógico lleva consigo y
que se debe de tomar en consideración. El uso del simbolismo adecuado no sólo permite un mayor grado de seguridad y
exactitud en la construcción de argumentos, sino también una mayor precisión en la formulación de reglas que los
gobiernan. De hecho, la expresión "AB, ¬B ¬A", no es, propiamente hablando, un argumento, sino una "regla" de
argumento, o mejor, la formulación precisa y exacta de la regla que se encuentra a la base de los argumentos modelo tipo
modus tollens, y que se enuncia verbalmente así: si de una hipótesis se sigue una consecuencia y esa consecuencia no se
da, puédese afirmar con seguridad que la hipótesis en cuestión es recusable. La distinción, asimismo introducida por la
nueva lógica, entre "lenguaje objeto", o lenguaje acerca del cual se habla, y "metalenguaje", o lenguaje en el cual se habla
acerca de otro lenguaje, ayuda a establecer con toda nitidez la diferencia entre un razonamiento y sus reglas. Las
denominaciones "lógica matemática" y "logística" se remontan a Leibniz. La denominación "lógica simbólica" tiene su
origen en Venn, en su obra Symbolic Logic de 1881.
3. De la lógica clásica a la lógica simbólica históricamente
3.1 Precursores de Aristóteles
Los oradores y filósofos que antecedieron a Aristóteles adelantaron sus teorías principalmente por la
investigación de la inferencia y la prueba. La aceptación y negación de argumentos es un adelanto del modus tollens y el
análisis de los argumentos un adelanto de toda lógica (sacado de Historia de la lógica, de A. Prior, 1976)
Hay varios autores a destacar en el período prearistotélico: Zenón de Elea con su dialéctica en contra del
movimiento y a favor del plenum parmenideo; el análisis de del lenguaje (su sintaxis y semántica) hecho por Protágoras y
Pródico donde se incluían divisiones de términos y diferentes tipos de sentencias; y por último la aportación de Platón en
el Sofista donde trató las afirmaciones y las negaciones y llevó el análisis a un punto más avanzado al distinguir nombres
de verbos. Los escritos de Platón contienen pasajes que parecen indicar claramente que la noción de método axiomático
fue ya prefigurada en la Academia como un medio ideal de sistematizar el conocimiento.
3.2 Aristóteles (384-322 a.C.)
3.2.1 Canon aristotélico
Aunque la deuda de Aristóteles no es en modo alguno desdeñable, el mérito de haber creado el primer sistema
lógico es incuestionablemente suyo. Los tratados lógicos de Aristóteles forman la colección conocida como el Organon
"el instrumento". El título fue adoptado por comentadores quienes, de acuerdo con la tradición oficial Peripatética,
consideraron la lógica como un utensilio o instrumento de la filosofía. El Organon contiene:
(a) Categorías, donde Aristóteles distingue las expresiones que tienen unidad proposicional de las expresiones
que no la tienen. Las expresiones no-proposicionales fueron definidas por Aristóteles como ni verdaderas ni falsas y se
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dice que significan una u otra de las siguientes cosas: sustancia, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición,
estado, acción y pasión. (b) Tópicos, que han sido concebidos como un manual para personas participantes en polémicas,
que por supuesto involucraban argumentación. En su mayor parte consisten en sugerencias acerca de cómo buscar un
argumento que apoye o refute una tesis dada. (c) De Sophisticis Elenchis, que trata de las falacias y parece ser una
continuación de los Tópicos. (d) De Interpretatione y los Primeros analíticos que tratan de la teoría de la oposición, que
determina las relaciones lógicas entre una afirmación simple y la simple negación correspondiente; la teoría de la
conversión; la teoría del silogismo categórico y la teoría del silogismo hipotético. (e) Los Segundos Analíticos se ocupan
del método científico más bien que de la lógica propiamente dicha.
3.2.2 Variables
Una de las contribuciones más revolucionarias de Aristóteles a la lógica ha sido haber introducido variables en el
discurso lógico. Las variables permitieron a Aristóteles expresar principios lógicos directamente, en lugar de describirlos
metalógicamente o de introducirlos por medio de ejemplos standards. Por ejemplo, primero es descrita metalógicamente
una de las leyes de conversión: "es necesario que la proposición asertórica universal negativa tenga conversión con
respecto a sus términos". Esta ley es ilustrada después con la ayuda de un ejemplo standard: "Si ningún placer es bueno,
entonces nada bueno es placer"; finalmente, se expresa esto mismo de modo directo: "Si A no pertenece a ningún B,
entonces B no pertenece a ningún A". En otras ocasiones Aristóteles usó inferencias concretas o esquemas de inferencia
como un medio para referirse a un principio lógico. Así podría haber sido ejemplificada la ley de conversión por una
inferencia: "Ningún placer es bueno; por tanto nada bueno es placer", o representada por un esquema de inferencia: "A no
pertenece a B; por tanto B no pertenece a A".
3.2.3 Afirmación y negación y oposición
Las distintas afirmaciones y negaciones que podemos hacer usando la cópula con nombres singulares y
comunes, que incluyen además los adjetivos, se clasifican en cuatro clases o tipos de proposiciones: (1) Singulares, ej.
"Sócrates es blanco", "Sócrates no es blanco". (2) Universales, ej. "Todo hombre es blanco", "Ningún hombre es blanco".
(3) Particulares, ej. "Algún hombre es blanco". "Algún hombre no es blanco". (4) Indefinidas, ej. "El hombre es blanco",
"El hombre no es blanco". Sin embargo, para el propósito de la silogística, se requieren solamente proposiciones
universales y particulares. Estas proposiciones son llamadas categóricas y en la lógica de Aristóteles muestran una forma
ligeramente diferente si en ellas aparecen variables. Si, por ejemplo, ponemos "B" y "A" en lugar de "hombre" y "blanco",
los cuatro tipos de proposiciones categóricas son: "A pertenece a todo B", "A no pertenece a algún B". También son
comunes en Aristóteles variantes tales como "A es predicada de todo B" y "A es predicada de algún B". En todos estos
ejemplos A es, desde luego, el predicado y B es el sujeto.
La teoría de la oposición se presenta en el De Interpretatione en un lenguaje metalógico suplementado con
ejemplos standard. Se dice que una afirmación universal y la correspondiente negación particular se oponen como
contradictorias y lo mismo sucede con la afirmación particular y la correspondiente negación universal. De cualesquiera
dos contradictorias, una debe ser verdadera y la otra falsa. Una afirmación universal y la correspondiente negación
universal se dice que se oponen como contrarias; no pueden ser verdaderas a la vez, pero pueden serlo sus contradictorias.
3.2.4 Silogismo
La definición que da Aristóteles de silogismo como "una expresión proposicional (λóγος) en la que, habiendo
sido establecidas ciertas cosas, se sigue necesariamente otra cosa, distinta de las que se han establecido previamente, por
ser estas así" es paradigmática. Un silogismo aristotélico es, de hecho: una proposición "si-entonces" esto es, una
implicación de la forma si α y β, entonces γ", donde las letras están en lugar de proposiciones categóricas con términos
variables; es además verdadera para todos los valores de las variables envueltas; y con "premisas" (representadas por α y
β) que tienen al menos un término en común, mientras que los dos términos restantes son los que aparecen en la
"conclusión", (representada por γ). En una implicación que satisfaga estas condiciones, el resultado de sustituir las
variables por nombres concretos, las variables de la misma forma por nombres de la misma forma es también un
silogismo. Así, la versión aristotélica de lo que se conoce en lógica tradicional como el silogismo de Barbara tiene la
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forma "si A es predicado de todo B y B es predicado de todo C, entonces A es predicado de todo C". El silogismo en Darii
dice "si A pertenece a todo B y B pertenece a algún C, entonces A pertenece a algún C".
Con independencia de su exposición sistemática de la silogística en los Primeros Analíticos, Aristóteles usó
ocasionalmente esquemas de inferencia para expresar principios silogísticos. Pero fue solamente después de su tiempo
cuando se generalizó la práctica de expresar silogismo en la forma de esquemas de inferencia o de indicarlos con la ayuda
de inferencias standard, debiéndose probablemente a la influencia de los lógicos estoicos. Además, la manera un tanto
artificial que tuvo Aristóteles de formular proposiciones categóricas fue abandonada a favor de un modo más natural de
expresión, que envolvía el uso de la cópula. De acuerdo con esto, los dos silogismos Barbara y Darii, mencionados arriba
tendrían en la lógica tradicional la forma de los siguientes esquemas de inferencia:
(1) Todo B es A; Todo C es B; Por tanto, Todo C es A.
(2) Todo B es A; Algún C es B; Por tanto, Algún C es A.
El término que aparece en un silogismo como el sujeto de la conclusión es llamado el término menor, el
predicado de la conclusión, el término mayor y el término que aparece en ambas premisas, el término medio. La posición
del término medio en las premisas dio la clave a Aristóteles para dividir los silogismos en figuras. En la primera figura el
término mayor es predicado del término medio, que a su vez es predicado del término menor. En la segunda figura el
término medio aparece en las premisas como el predicado. Y en la tercera figura aparece en las premisas como el sujeto.
3.3 Megáricos y Estoicos
3.3.1 Megáricos
La escuela Megárica fue fundada por Euclides de Megara (hacia 430-360 a.C.), que fue discípulo de Sócrates.
La segunda generación de los Megáricos se hizo famosa por Eubúlides de Mileto, el inventor de la paradoja del mentiroso.
Dos generaciones después continuaron la labor de la escuela Diodoro Crono y su discípulo Filón de Megara.
Diodoro estudió los conceptos modales (también avanzados por la lógica aristotélica) y por primera vez se
planteó en la historia de la lógica el significado de las proposiciones "si-entonces". Diodoro definió lo posible como
aquello que o es verdadero o va a ser verdadero; lo imposible como aquello que es falso y nunca va a ser verdadero; y lo
necesario como aquello que es verdadero y nunca falso. Todo lo que es pasado y verdadero es necesario, y que lo
imposible no se sigue de lo posible. Según Diodoro la verdad es la definición de una implicación verdadera donde si y
sólo si ni fue ni es posible para la misma tener un antecedente verdadero y un consecuente falso.
Filón no aprobó las doctrinas de Diodoro sobre la modalidad y el significado de la implicación. Pensaba que las
varias modalidades deberían distinguirse en si la "naturaleza intrínseca" de la proposición admitía la verdad o falsedad. La
noción de naturaleza intrínseca es demasiado vaga como para aceptar las sugerencias de Filón. Más éxito tuvo, sin
embargo, al trabajar con el problema de la implicación. Arguyó que una implicación es verdadera de tres maneras y falsa
de una sola manera: es verdadera si su antecedente y su consecuente son (1) ambos verdaderos o (2) ambos falsos; es
también verdadera si (3) su antecedente es falso y su consecuente verdadero. Es falsa si su antecedente es verdadero y su
consecuente es falso. Esto es, obviamente, una definición veritativo-funcional de la implicación.
3.3.2 Estoicos
De acuerdo con la tradición, Zenón de Cito (hacia 336-265 a.C.), fundador de la escuela Estoica, aprendió su
dialéctica de Diodoro Crono y de Filón. Sin embargo, Zenón no fue un lógico creativo, como tampoco lo fue su sucesor,
Cleantes de Assos (hacia 331-232 a.C.), Correspondió a Crisipo de Soli (hacia 279-206 a.C.), el "segundo fundador" de la
Estoa, hacer fructificar las ideas de los Megáricos.
La lógica de Crisipo, y de los estoicos en general, a diferencia de la lógica de términos aristotélica, es una lógica
de proposiciones. Es una lógica bi-valente, pues los estoicos consideraron fundamental el principio de que toda
proposición es verdadera o falsa. De hecho, definieron la proposición (αξἱωμα) como aquello que es o verdadero o falso.
Las proposiciones no-simples resultaban de la combinación de dos ocurrencias de la misma proposición o de la
combinación de diferentes proposiciones. La combinación se realiza, por supuesto, por medio de conectivas apropiadas.
Entre las proposiciones simples distinguían las simples afirmaciones y las simples negaciones. Insistían en que la negación
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debería formarse colocando la partícula negativa delante de la proposición. La negación se concebía como una función de
verdad, puesto que se decía que una negación era verdadera si la proposición negada era falsa, y falsa si la proposición
negada era verdadera. Entre las proposiciones no-simples los estoicos admitieron la implicación, la conjunción y la
disyunción exclusiva. Todos estos tipos de proposiciones no-simples se definieron como funciones de verdad. Siguiendo a
Filón de Megara, los estoicos mantuvieron que una implicación era falsa si su antecedente era verdadero y su consecuente
era falso. En los tres casos restantes, la implicación era verdadera. Consideraron la conjunción verdadera si cada una de
las proposiciones conjuntadas era verdadera; en otro caso, era falsa. Una disyunción exclusiva era considerada verdadera
si justamente una de las proposiciones disjuntadas era verdadera; en otro caso se consideraba falsa.
Las conectivas lógicas que aparecen en los varios tipos de proposiciones no-simples dan lugar a principios
lógicos. Los estoicos los representaban por medio de inferencias paradigmáticas (λóγoι) o esquemas de inferencia
(τρóποι). De acuerdo con la tradición, Crisipo consideraba los cinco esquemas de inferencia siguientes como verdaderos
sin necesidad de demostración: (1) Si lo 1º, entonces lo 2º; pero lo 1º; por tanto, lo 2º. (2) Si lo 1º, entonces lo 2º; pero no
lo 2º; por tanto no lo 1º. (3) No es el caso que lo 1º y lo 2º; pero lo 1º; por tanto no lo 2º. (4) O lo 1º o lo 2º; pero lo 1º; por
tanto no lo 2º. (5) O lo 1º o lo 2º; pero no lo 2º; por tanto lo 1º. A partir de estos indemostrables, como los llamaron los
estoicos, podían derivarse muchos otros esquemas de inferencia de acuerdo con ciertas reglas.
3.4 Lógica Medieval Europea
Cuando el occidente latino se quedó asilado de la cultura griega, después de las invasiones bárbaras y de las
conquistas musulmanas, las únicas obras lógicas de las que disponían las escuelas monásticas, por lo general fueron las de
Boecio (hacia 480-524) y algunos otros manuales de escaso valor, como De Nuptiis Philologia et Mercurii de Martiano
Capella. Los escritos de Boecio incluyen traducciones de las Categorías y del De Interpretatione de Aristóteles, y de la
Isagoge ("Introducción a las Categorías") del filósofo neoplatónico Profirio. Además de los comentarios literales a estos
textos, Boecio había escrito tratados propios sobre silogismos categóricos e hipotéticos y sobre argumentos retóricos y
dialécticos (o "tópicos"), añadiendo a éstos un comentario sobre los Tópicos de Cicerón. La composición de esta herencia
fue significativa para el desarrollo posterior de la lógica medieval en dos aspectos: (1) transmitió solamente aquellos
elementos de la lógica aristotélica que trataban la sintaxis y la semántica del lenguaje y las inferencias silogísticas y
lógicas, segregando así la teoría de la inferencia respecto de la doctrina aristotélica a la demostración científica. (2)
Transmitió fragmentos de la doctrina de la implicación estoica y la teoría de Teofrasto sobre los silogismos hipotéticos.
3.4.1 Pedro Abelardo: el resurgimiento de la lógica
El primer lógico medieval importante fue Pedro Abelardo (1079-1142), que enseñó en las escuelas de París en la
primera mitad del siglo XII. La obra más importante de Abelardo fue su tratado Dialéctica en cinco libros, del que se
conserva todo menos la parte inicial del primer libro. En esta obra trata sistemáticamente las "partes" o constituyentes o de
las proposiciones, las proposiciones y los silogismos categóricos, los argumentos tópicos y la noción de consecuencia
lógica, los silogismos hipotéticos, y la definición y la división. En relación con la inferencia, distinguió argumentos
válidos solamente por su forma lógica, de aquellos cuya fuerza depende de contenidos o significados factuales, y sostuvo
que sólo los primeros constituyen argumentos "perfectos" o "lógicamente concluyentes". Sus detalladas discusiones sobre
las funciones de la cópula, de los prefijos cuantificacionales, del signo de negación (que trató como una función de
verdad) y de las conectivas proposicionales condicional y disyuntiva, sentaron las bases de muchos de los desarrollos que
se hicieron explícitos en los tratados del siglo XIII los Syncategoremata y sobre "las propiedades de los términos".
Durante el medio siglo que siguió a la muerte de Abelardo se llegó a disponer de los restantes libros del
Organon aristotélico, a estas partes se las denominó "nueva lógica". También cabe mencionar la lógica de las
universidades que intentaron cultivar el "Aristóteles original" y no el destilado por la lógica árabe. Roberto Grosseteste,
Tomás de Aquino, Giles de Roma o Alberto Magno profundizaron en la lógica aristotélica.
3.4.2 Guillermo de Sherwood y Pedro Hispano
Representativos de la lógica enseñada en la facultad de artes de la Universidad de París a mediados del siglo
XIII son los tratados y manuales escritos por Guillermo de Sherwood y Pedro Hispano.
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De los escritos de Sherwood solo dos han sido editados y publicados. Aún sin publicar están un tratado De
Insolubili, sobre la paradoja del mentiroso y un tratado De Obligationibus. Un tratado publicado es el Syncategoremata en
el que se examinan las funciones de lo que ahora llamamos constantes lógicas ("no", "y", "si", "todo", "alguno", etc.). El
otro es un libro de texto titulado Introductiones in Logicam y consta de seis tratados sobre la proposición, los predicables,
el silogismo, tópicos dialécticos, falacias y sobre propiedades de términos. Los cinco primeros tratan de manera tersa y
formal los temas tradicionales de la vieja lógica, con la adición del material proporcionado por el De Sophisticis Elenchis
de Aristóteles, pero, de manera significativa, se omite la discusión sobre las categorías. El tratado sexto introduce la
noción de suposición de términos, una contribución medieval original a la lógica. Quizá la parte más interesante del
tratamiento de las proposiciones de Sherwood es su consideración de las proposiciones doblemente universales, donde
explícitamente introdujo la noción del alcance de un cuantificador que se extienda hasta incluir otro.
Sobre Pedro Hispano es importante señalar su obra Summulae Logicales de Pedro Hispano, aparentemente
compuestas en fecha posterior al texto de Sherwood, contienen seis tratados sobre los temas tradicionales (incluyendo las
categorías) y seis tratados dedicados a las nuevas doctrinas sobre las "propiedades de los términos".
Parece que a finales del siglo XIII el cultivo de la lógica nueva trasladó su centro geográfico de París a Oxford,
donde el culto al aristotelismo era menos pronunciado. Robert Kiwardby, Duns Scoto y Guillermo de Ockham (hacia
1285-1349), cuya Summa Logicae, escrita sobre 1326, inauguró el período de madurez de la lógica medieval. Es menester
destacar también a Juan Buridan, Alberto de Sajonia y Pablo de Venecia, teniendo en cuenta a parte a Ramón Llull (1235-
1316) quien concibió un sistema combinatorio de conceptos llamado el Ars Universalis para probar la verdad cristiana.
3.4.3 Suposición de términos
Los lógicos medievales reservaron normalmente la palabra "término" para designar los signos descriptivos (o
"categoremáticos") que ocupaban la posición de sujeto o predicado en las proposiciones, llamando a los otros
componentes (cópula, cuantificadores, etc.…) signos sincategoremáticos. Los tratados escritos por Sherwood y Pedro
Hispano sobre las propiedades de los términos usan la palabra "término" en este sentido y marcan una distinción inicial
entre la propiedad de ser significativo (significatio), que pertenece a los sonidos vocálicos, y la propiedad de la
"suposición" (supositio) que es adquirida por un término ya significativo cuando funciona como sujeto o predicado de una
proposición. La suposición es definida por Ockham como "el estar por alguna otra cosa" de un término en una
proposición, "tal que cuando el término está en la proposición por algo, estamos usando dicho término por algo respecto
de lo cual… ese término… es verificado" (Summa Logicae). Lo que determina en primer lugar la suposición, o uso
referencial, de un término sujeto o predicado en una proposición es el verbo o cópula; lo que indica la cópula afirmativa es
que el sujeto y predicado "están por lo mismo" de acuerdo con las condiciones que han de estar determinadas por los
prefijos de cuantificación u otros signos sincategoremáticos de la proposición.
3.4.5 Significado y referencia
El concepto de suposición fue usado de otra manera en conexión con la distinción semántica de niveles de
lenguaje. Los lógicos medievales dividieron los términos categoremáticos, o descriptivos, del lenguaje en dos clases:
términos de "primera intención", que han sido instituidos para significar cosas que no son signos lingüísticos, y términos
de "segunda intención" que han sido instituidos para significar tipos de signos lingüísticos. Esta distinción corresponde a
la modernamente establecida entre lenguaje objeto y metalenguaje, siendo comunes a ambos los términos
sincategoremáticos: la terminología de primera y segunda intención fue tomada de Avicena.
3.4.7 Implicación ("Consequentia")
Las consecuencias se dividieron en dos clases fundamentales, "formales" y materiales, Una consecuencia fue
llamada formal su era válida por la forma lógica de las sentencias componentes o bajo las transformaciones de los
términos categoremáticos o de la "materia", o contenido, de las proposiciones. Tales consecuencias incluían las formas de
inferencia válidas pertenecientes a la lógica de los términos, tales como las formas silogísticas y las equipolencias,
subalternaciones, conversiones y obversiones tradicionales. Pero también incluían teoremas de la lógica proposicional tipo
p,q p; p(pvq); etc. e incluso las leyes de De Morgan, ya conocidas en el siglo XIV. Ockham y los lógicos del siglo XII
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trataron las consequentiae en conexión con las reglas de inferencia discutidas en los Tópicos de Aristóteles y dedicaron
secciones separadas de sus obras al silogismo. Pero los lógicos posteriores, como Buridan, Alberto de Sajonia y Pablo de
Venecia, incorporaron la doctrina del silogismo en sus tratados sobre las Consequentiae, y en estos tratados desarrollaron
en primer lugar reglas de lógica proposicional y las usaron para probar ciertos modos de silogismo, mostrando así que
reconocían la prioridad de la lógica proposicional sobre la lógica de términos.
3.5 Lógica Moderna
3.5.1 Leibniz
Gottfreid Wilhelm Leibniz (1646-1716) se distinguió en muchos campos, pero en ninguno tanto como en lógica.
En 1666 escribió Dissertatio de combinatoria obra juvenil sobre silogística. Leibniz volvió una y otra vez a la silogística y
se vio periódicamente contrariado por consideraciones semánticas en torno a la cuestión de optar por un enfoque de la
materia en extensión o en intensión (la cuestión de si "Todo a es b" es a la que se dice estar contenida en b o es la
propiedad a la que contiene la propiedad b). Leibniz tenía una especie de fijación por el punto de vista intensional, aunque
muchas veces sospechó que la extensión era más efectiva y lógicamente satisfactoria. Lo que le empujó en la dirección de
la extensionalidad fue su gusto por la experimentación con interpretaciones espaciales.
La idea de de descomponer conceptos en factores primos sugirió a Leibniz la posibilidad de continuar los pasos
iniciales hacia un lenguaje universal. Deseaba que un lenguaje tal no fuera sólo de utilidad práctica o comercial, sino que
estuviera lógicamente construido, y de esta forma poseyera una importancia científica general. Esta parte del pensamiento
leibniziano constituye un importante capítulo en la historia de las relaciones entre la gramática y la lógica. Leibniz
consideraba a Aristóteles como el primero que había escrito matemáticamente fuera de la matemática. La idea era la de
diseñar un alfabeto del pensamiento, o characteristica universalis, que representase ideas de una forma lógica, no cosas de
una forma pictórica, y fuese operacionalmente mecánico, inequívoco, y no cuantitativo; este alfabeto del pensamiento
sería un medio de descubrimiento, un soporte de la intuición, y una ayuda para disputas. Ejemplos de este cálculo son: (1)
a es a; (2) Si a es b y b es c, entonces a es c. (3) a es intercambiable con no-no-a; (4) a es b si y solo si no-b es no-a.
3.5.6 Kant
La lógica formal en Kant está alejada de la ontología y la psicología. Pero el término "formal" no posee en Kant
un sentido estrictamente lógico. La forma de los pensamientos no es, a su entender, su envoltura, sino algo que pertenece a
su contenido. Más aún: los pensamientos son pensamientos de una realidad. En Aristóteles la realidad quedaba reflejada
en los pensamientos, en Kant (y en muchos idealistas) la conciencia refleja la realidad mediante ellos. Así se explica la
concepción kantiana de la lógica como "lógica trascendental", y su idea de esta lógica como una disciplina que "determina
el origen, extensión y valor objetivo de los conocimientos", que sólo se ocupa de las leyes del entendimiento y de la razón,
y que únicamente tiene que ver con "objetos a priori", a diferencia de la "lógica general", la cual trata de "conocimientos
empíricos o puros sin distinción alguna". Resulta entonces que a) La lógica (trascendental) depende de la estructura de la
conciencia. b) La correspondencia entre la capa lógico-formal y la trascendental no es casual, porque es posibilitada por la
"unidad de la conciencia". c) Al aplicarse a lo real, la lógica se convierte en una ciencia normativa. d) No basta decir que
la lógica resulta verdadera, ni es justo señalar que la verdad se debe a una previa sumisión de la realidad al pensamiento
lógico, sino que es menester ver que la conciencia presenta el horizonte dentro del cual se da la validez del pensar.
3.6 Lógica contemporánea
3.6.1 Boole
Pocos de los grandes innovadores de cualquier ciencia tuvieron tan poco que aprender de sus predecesores como
George Boole (1815-1864), su obra más importante fue The Mathematical Analysis of Logic. La idea más importante fue
(inspirada también por los escritos de De Morgan) que las leyes del álgebra pueden establecerse formalmente sin
referencia a ninguna interpretación particular, por ejemplo en términos del sistema de números positivos reales. Esto llevó
a Boole a concebir un álgebra limitada, que representara las operaciones necesarias del pensamiento, aunque sería más
verdadero describirla como un cálculo extensional de clases. Al desarrollar esta idea, lo que hizo más plenamente en An

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investigation of the Laws of Thougt, se convirtió en el primero que ideó un álgebra simbólica manejable y es reconocido
por esto (junto con Leibniz) como el padre de la lógica tal y como la entendemos hoy.
Boole vio que si x e y se usan como "símbolos electivos" para representar las clases formadas por una selección
a partir de un universo de cosas, x=y significará la identidad de sus miembros, xy la clase de los miembros comunes a
ambos, y x+y la clase formada por la unión de las mismas. Dado que la clase que es común a x y a "todas las cosas" es lo
mismo que x, y tomando el símbolo 1 para representar el universo (modificado después, siguiendo a De Morgan, en
universo de discurso), tenemos que 1x=x. El símbolo 0 representa la clase vacía (aunque Boole no usó este término, y
0x=0. Sin embargo, por la misma razón, la clase de miembros comunes a x y x no puede ser otra que x, y de aquí surge la
peculiar ecuación que es característica del sistema, xx=x.
Boole nos dice en la Introducción a The Mathematical Analysis of logic: "La validez del proceso de análisis no
depende de la interpretación de los símbolos empleados, sino solamente de las leyes de su combinación. Todo sistema de
interpretación que no afecte a la verdad de la relación supuesta es igualmente admisible… El hecho de asignar a las
formas existentes de análisis una interpretación cuantitativa, es el resultado de las circunstancias por las que determinan
aquellas formas, y no hay que interpretarlo como una condición universal de análisis". Vemos aquí también la influencia
de Peacock y de Peano, éste último repulsa toda vaguedad en la formulación de definiciones y teoremas y por sustituir las
apelaciones a la intuición por pruebas rigurosas. Peano insistió particularmente en que la aceptación de una proposición
matemática debería depender no de su plausibilidad intuitiva, sino de su derivación a partir de premisas establecidas.
También Peirce merece ser nombrado ya que elaboró en detalle muchos de los problemas del álgebra de clases, desarrolló
cuestiones relativas al condicional y otras conectivas, a la probabilidad y varios temas lógicas similares.
3.6.2 Frege
Uno de los comienzos de la lógica contemporánea se da con la publicación en 1879 de Brgriffsschrift
("Conceptografía") de Gottlob Fregue (1848-1925). En Begriffsschrift encontramos por primera vez un tratamiento
comprehensivo de las ideas de generalidad y existencia, puesto que las formas sentenciales que hasta entonces habían sido
acopladas sólo con la ayuda de complicadas teorías ad hoc, son provistas aquí de una simbolización adecuada mediante el
recurso de la cuantificación, cuyas reglas se sobreañadirán en esta obra a la primera formalización completa del cálculo
proposicional clásico. El resultado se aproxima mucho a una teoría formal axiomática moderna. Y viene a satisfacer el
propósito de Frege de llevar a cabo una codificación de los principios lógicos utilizados en el razonamiento matemático, a
pesar de que las reglas de inferencia (sustitución y modus ponens) y la definición de otras constantes lógicas en términos
de las primitivas (negación, implicación, cuantificador universal e identidad) no están formalizadas explícitamente; pero
están mencionadas, dándose como obvia su justificación por referencia a la interpretación propuesta. En tiempos de Frege
no hubiera podido lograrse una prueba de la completud, pero él demostró el poder de sus sistema derivando un gran
número de principios lógicos a partir de sus postulados básicos y dio un paso importante hacia la formulación de
principios aritméticos mostrando, con la cuantificación de segundo orden, cómo se puede formalizar la noción de orden
serial.
Después de la Conceptografía, la siguiente obra de mayor importancia de Frege fue Die Grundlagen der
Aritmetik ("Los fundamentos de la aritmética") (1884) que es un análisis del concepto de número cardinal presentado en
gran parte en términos no técnicos. Esta obra abre camino a las teorías de Frege con una crítica devastadora de los puntos
de vista de varios escritores sobre la naturaleza de los números y las leyes de la aritmética. La lógica de los Grundgesetze
se basa en la teoría de Frege sobre sentido y referencia, en la Conceptografía había rechazado la distinción tradicional de
sujeto-predicado, pero retenía que un predicado es un "hecho" simbolizado por que indicaba que el juicio al que
precedía estaba siendo aseverado. En el ensayo Sobre sentido y referencia abandonó este punto de vista, alegando que la
adición de tal signo concebido como un predicado, resultaba ser una reformulación, que podía ser o no aseverada.
3.6.3 Russel
Russel comprendió una contradicción en los principios de la teoría de Frege. Tal contradicción procedía del
axioma que permitía la transición del concepto a la clase, un axioma en el que Frege no había tenido plena confianza.
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Russell se propuso establecer el punto de vista logicista de que "toda matemática pura trata exclusivamente de conceptos
definibles en términos de número muy reducido de conceptos fundamentales lógicos, y que todas sus proposiciones
pueden deducirse de un número muy reducido de principios lógicos, con lo cual se explicarían los conceptos
fundamentales que la matemática acepta como indefinibles. Este es el objetivo de The principles of Mathematics (obra
creada junto con Whitehead). La materia de que trata Principia Mathematica coincide muchísimo con lo tratado por Frege
en sus Grundgesetze der Arithmetik, obra respecto de la cual los autores de Principia reconocen su principal deuda en
cuestiones de análisis lógico. El rasgo más importante que distingue los Principia Mathematica de la obra de Frege es el
intento de evitar las contradicciones que Russell encontró implícitas en el quinto axioma de los Grundgesetze. Este
axioma permitía la transición de un concepto a su extensión y de una extensión al concepto, transición que parece no hacer
otra cosa que dar expresión formal a un truismo. Russell consideró tales colecciones como totalidades ilegítimas, que
había que evitar recurriendo a la observación de su principio del "círculo vicioso": "Todo aquello que implique a la
totalidad de una colección no puede ser un miembro de la colección". Basándose en este principio, Russell sostuvo que los
valores de una función no pueden contener términos definibles solamente mediante la función, y desautorizando cualquier
aplicación indiscriminada de funciones a argumentos arbitrarios, definió en su lugar una jerarquía ascendente de tipos, que
empieza por individuos y progresa a través de funciones de individuos, funciones de funciones de individuos y así
sucesivamente, de manera que los únicos argumentos que puede tomar significativamente una función son los del tipo
inmediatamente precedente. En particular una clase no puede ser tomada significativamente como un argumento de la
función que la define; la derivación de la paradoja de Russell queda, de acuerdo con esto, obstruida mediante la exclusión,
por mal formadas, tanto de "x e x" como de su negación.
3.6.4 Wittgenstein
Para Wittgenstein, que propuso las tablas de verdad, las "proposiciones son tautologías". Por consiguiente, las
proposiciones de la lógica no dicen nada; son proposiciones analíticas. Aquí se refleja la doctrina kantiana de los juicios
analíticos. Pero Wittgenstein radicaliza a Kant; aquél, siguiendo la tradición de Frege y Russell, sitúa la base de la lógica
en el cálculo proposicional, y traslada al plano de este cálculo su noción de tautología. Las proposiciones de la lógica no
dicen nada que pertenezca al mundo, son proposiciones "carentes de sentido" (sinnlos), pues ni afirman ni niegan nada ni
son figuras de la realidad. Pero esto no significa que sean "sinsentidos" (unsinnig), esto es, algo absurdo. Pertenecen, en
realidad, al simbolismo, en donde ocupan un lugar límite, a la manera del cero en la serie de los números.
4. Conclusión
Según Bochénski, la historia de la lógica puede ser representada mediante una sinusoide, con tres períodos de
gran desarrollo: de Aristóteles al estoicismo; la Edad Media en los siglos XII, XIII, XIV y parte del XV; la época
contemporánea desde Boole o Frege. En los períodos intermedios tuvieron lugar movimientos de retroceso, en parte por
excesiva simplificación, en parte por olvido de la tradición. Hubo, ciertamente, excepciones en los períodos de retroceso,
como la de Leibniz, pero estas excepciones no logran modificar grandemente la imagen bosquejada.
BIBLIOGRAFÍA:

 AMBROSE-LAZEWÇROWITZ, Fundamentos de la lógica simbólica, UAM, Mexico, (1968)


 BOCHÉNSKI, J., Historia de la lógica formal, Gredos, Madrid, (1976)
 GARRIDO, M., Lógica simbólica, Tecnos, Madrid, (2001)
 FERRATER MORA, J., Diccionario de filosofía, Alianza, Madrid, (2002)
 KNEALE, W., Y M., El desarrollo de la lógica, Tecnos, Madrid, (1972)
 RUSSELL, B., Los principios de la matemática, Espasa, Madrid, (1967)
 PRIOR, A., Historia de la lógica, Tecnos, Madrid, (1976)

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