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Carisma de Sanación
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Pbro Iván Cardona
https://padreivanrcardona.wordpress.com/carisma-de-sanacion/
Pbro. Iván Cardona Ríos
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CRISTO NOS SANA
“No hacemos los signos que Jesucristo hizo para acompañar la
evangelización”. Por ello la palabra nos dice: “El que crea en mí hará las
obras que yo hice y aún mayores” (Jn 14, 12). Es un Cristo de poder
definitivamente, que no para ahí solamente en el milagro o prodigio que
realiza en la humanidad sino que hay que dar pasos más profundos en el
discipulado.
No podemos sostener una teoría vacía de la resignación en el sufrimiento si ni
siquiera acompañamos a los enfermos en oración y en fe, reclamando las
bendiciones y la fuerza interior para asemejar su sufrimiento al sufrimiento
redentor, y porque no decirlo pedir su sanación interior, de pecado y física. Si
leemos la palabra fueron muchas sanaciones físicas la que Jesús realizó y
parece ser que eso quedó al olvido porque nadie se atreve a ser llamado loco,
al hacer lo mismo que Jesús hizo; otros tantos le dan un sentido histórico y
parece ser entonces que Jesús no vive ahora, para hacerlo. Pero es una falsa
apreciación. Hoy Jesús sana y de muchas formas que ni siquiera creemos
y pensamos. Solo basta leer este pequeño texto cuando Jesús sana al
paralítico: “Todos quedaban asombrados y glorificaban a Dios diciendo:
Jamás vimos cosa parecida” (Mc 2, 12). Esta expresión, “Jamás vimos cosa
parecida”, porque Jesús rompe nuestros esquemas y muestra ese gran
poder que le ha dado a los que creen en su Nombre. Y es que cuando uno
inicia a navegar en la fe, y empieza a ser dirigido por el Espíritu Santo se
inicia una nueva aventura, en donde quedamos admirados de las bellezas de
Dios y del deleite humano al saborear las experiencias que Dios nos permite
vivir en nuestro camino.
Una cosa por la que los sicólogos nos colocan en guardia y con razón es el
apego a nuestra enfermedad; en efecto, puede que uno acabe por encontrar en
su propia enfermedad o neurosis, un refugio.” (Raniero Cantalamessa: ven
Espíritu Creador Pág. # 330) “Él tomó nuestras flaquezas y cargó con
nuestras enfermedades” (Mt 8, 37), nos vamos acostumbrando a apegarnos a
nuestra enfermedad y no colocamos de nuestra parte para heredar la salud
como don de Dios. Salud que nos ha devuelto Jesucristo como lo expresaba
el evangelista. Jesucristo ha tomado y ha cargado, así que el peso de nuestro
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yugo ha sido sumergido por el bálsamo de su amor y por sus méritos he sido
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curado.
“La caridad de Jesús nos muestra que tomó nuestras flaquezas y cargó con
nuestras enfermedades, explica antes que todo, la multitud y variedad de
curaciones que hizo durante su vida pública, porque sentía una gran
compasión por todos nosotros. Por eso el ciego de Jericó le grita: “Hijo de
David, Jesús, ten compasión de mí”, y el Señor le dice: ¿Qué quieres que te
haga? (Mc 10, 47-51)” (Y curó toda enfermedad. Mons. Alfonso Uribe
Jaramillo. Pág. # 33). Jesús siempre quiere escuchar nuestra súplica y espera
que le toquemos con la fe, toque especial que realizó esta mujer hemorroisa.
“tocó delicadamente el ruedo del manto, se acercó con fe, creyó y supo que
había sido sanada. Así nosotros si queremos ser salvados, toquemos con fe el
manto de Cristo” (San Ambrosio).
Las curaciones según el padre Emiliano Tardiff son semáforos que nos
indican:
1. Que Jesús está vivo hoy y que tiene el mismo poder que en Samaria y
galilea para curar a los enfermos.
2. Que Dios nos ama y quiere la salvación íntegra del hombre: de su
cuerpo y de su alma.
3. Que Jesús es el Mesías. Cuando los discípulos del bautista fueron dónde
Jesús para preguntarle si Él era el Mesías, él no contestó sino que
comenzó a sanar a los enfermos.
CONCEBIR E INTERPRETAR LA ENFERMEDAD
“Estudiaré sucesivamente la idea homérica de la enfermedad…un examen
detenido de los textos del epos (poemas) en que aparece la enfermedad
humana permite distinguir en él hasta cuatro modos distintos de concebirla e
interpretarla: el traumático, el punitivo, el ambiental y el demoníaco.
Traumática la cual es consecuencia inmediata de una violencia material,
visible por los ojos del espectador y racionalmente comprensible para su
inteligencia. El punitivo, como castigo divino por el pecado, que genera un
sentimiento de culpa. El ambiental, por el temor a los excesos en las drogas
mortíferas, el vino, el frío, todo lo que desde fuera puede afectar la integridad
de la persona. Y desde lo demoniaco como persecución del mal, con la
postración en la enfermedad con graves dolores.” (Pedro laín Entralgo.
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No sabemos pedir lo que nos conviene, porque siempre pedimos según nuestra
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conveniencia pero no según nuestra necesidad espiritual, por eso nuestra
oración es superficial cuando sólo pedimos bienes materiales, mas no los
espirituales que son lo que nos preparan para lograr nuestra felicidad, porque
no son las cosas la que dan la felicidad al hombre sino los bienes espirituales y
eternos. “No tenéis porque no pedís. Pedís y no recibís porque pedís mal, con
la intención de malgastarlo en vuestras pasiones” (St 4, 2-3)«No pretendas
conseguir inmediatamente lo que pides, como si lograrlo dependiera de ti,
pues Él quiere concederte sus dones cuando perseveras en la oración»
(Evagrio Pontico, De oratione, 34). No debe haber ninguna pretensión de
condicionar a Dios, pero si es importante creer que cuando pedimos no nos
vamos con las manos vacías porque Dios que es el dador de la vida recrea a su
tiempo todas las cosas y sana cuando escucha el clamor de su pueblo para
manifestar su gloria. Confianza en ÉL y perseverancia en la oración para
obtener lo que necesitamos y Dios que es fiel, concede abundantes
bendiciones para sus hijos. Él quiere «que nuestro deseo sea probado en la
oración. Así nos dispone para recibir lo que él está dispuesto a darnos» (San
Agustín, Epistula 130, 8, 17).
La oración de sanación es eficaz, porque está sustentada en la confianza
filial, “En san Pablo, esta confianza es audaz (cf Rm 10, 12-13), basada en la
oración del Espíritu en nosotros y en el amor fiel del Padre que nos ha dado a
su Hijo único (cf Rm 8, 26-39). La transformación del corazón que ora es la
primera respuesta a nuestra petición.”(CEC # 2739). La oración será eficaz en
la medida en que nuestras vidas sean transformadas por la experiencia de
Dios, en la que no sólo buscamos un milagro de Dios sino al Señor de los
milagros que toca la vida entera, hasta decir: “Ya no soy y quien vive sino que
es Cristo quien vive en mi”. “Si nuestra oración está resueltamente unida a la
de Jesús, en la confianza y la audacia filial, obtenemos todo lo que pidamos en
su Nombre, y aún más de lo que pedimos: recibimos al Espíritu Santo, que
contiene todos los dones.” (CEC # 2741) he ahí el secreto de la oración eficaz
sustentada en la confianza, en la que nuestra oración unida a la de Jesús,
obtenemos todo lo que pidamos y recibimos el Espíritu Santo.
LA UNCIÓN SACRAMENTO DE CURACIÓN
La unción de Cristo manifestó unos signos concretos, por los frutos los
conoceréis, Jesús predicaba el reino de los cielos y los signos patentan ese
poder de Dios. La unción es bálsamo de consuelo, de curación y liberación
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para el cristiano. “¿Sufre alguno entre vosotros? Que ore. ¿Está alguno
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alegre? Que cante salmos. ¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a
los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el
nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará
que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados.
Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros,
para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder.”
(Santiago 5, 13- 16)
Hay sufrimiento, hay debilidades, hay enfermedades, hay pecados y la unción
de los enfermos es el sacramento para sanar, liberar y salvar al creyente. Por
ello, se nos insiste oren sobre el enfermo y le unjan con el óleo de los
enfermos en el nombre del Señor, para que se manifieste la gloria y el poder
curativo de Dios. Cada día como evangelizadores debemos inyectar la
medicina de Jesús que resucita al enfermo de hoy, al débil de fe, de amor y de
esperanza.
Jesús se muestra como medicina en este texto de la palabra: “Al atardecer, le
trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los espíritus con una palabra, y
curó a todos los enfermos, para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades”.(Mateo 8, 16-
17)
Jesucristo, Hijo de Dios, autor de la salvación humana, fuente y origen de toda
piedad, daba a todos una medicina celeste. Por ello sigue: “Y arrojaba a los
espíritus con la palabra, y curaba a todos los que estaban enfermos”. Lanzaba
a los demonios y curaba las enfermedades con sola la palabra, para demostrar
con estas señales y virtudes que Él había venido para salvar a todo el género
humano. (Remigio). Jesús ha venido a sanar, liberar y salvar a todo el
género humano, esta es la medicina celeste que se nos da a todos. Quienes
se lo apropian definitivamente son los que declaran la curación para sus
vidas.
San Juan Crisóstomo nos menciona cómo se testifica este poder curativo de
Jesús: “Fijémonos en las muchas curaciones que omiten los evangelistas, no
refiriendo a cada uno de los curados, sino manifestando con una sola palabra
una inmensidad inefable de milagros. Mas para que por la grandeza del
prodigio no se ponga en tela de juicio, si curó tanta gente y varias
enfermedades en un solo momento, trae en su apoyo al profeta, que da
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David, Jesús, ten compasión de mí”, y el Señor le dice: ¿Qué quieres que te
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haga? (Mc 10, 47-51)” (Y curó toda enfermedad. Mons. Alfonso Uribe
Jaramillo. Pág. # 33). Jesús siempre quiere escuchar nuestra súplica y espera
que le toquemos con la fe, toque especial que realizó esta mujer hemorroisa.
“tocó delicadamente el ruedo del manto, se acercó con fe, creyó y supo que
había sido sanada. Así nosotros si queremos ser salvados, toquemos con fe el
manto de Cristo” (San Ambrosio).
Las curaciones según el padre Emiliano Tardiff son semáforos que nos
indican:
1. Que Jesús está vivo hoy y que tiene el mismo poder que en Samaría y
galilea para curar a los enfermos.
2. Que Dios nos ama y quiere la salvación íntegra del hombre: de su
cuerpo y de su alma.
3. Que Jesús es el Mesías. Cuando los discípulos del bautista fueron dónde
Jesús para preguntarle si El era el Mesías, el no contestó sino que
comenzó a sanar a los enfermos.
Estos pasos nos muestran algunas claves para comprender cuando grande es el
amor de Dios, y que mientras se ministra el carisma y los enfermos claman
más al Señor su misericordia, Dios responde para manifestar su amor y su
gloria y que por tanto, muchos hermanos al ver los signos y prodigios de Dios
no deben mirar con prejuicios humanos lo que Dios realiza, porque es un don
inmerecido para el hombre, pero es Dios quien se manifiesta para dar salud a
su pueblo y dar bendiciones a quienes claman con fe.
Una oración en fe, creyendo que se ha recibido, es una oración de abandono
total, ya que el paso de Dios no nos deja con las manos vacías, él lo trasciende
todo, lo invade todo, lo transforma todo. Muchas oraciones en fe han logrado
el objetivo deseado, arrebatar del corazón de Dios bendiciones abundantes
para cada uno de nosotros, aunque la verdadera oración no debe condicionar a
Dios, debe ir en un profundo encuentro de amor, de gratuidad, nos acercamos
por la oración para establecer la alianza con Dios, y sólo esta experiencia ya
nos trae abundantes beneficios, porque la oración nos acerca a la presencia de
Dios.
La mayoría de los evangelistas destacan la fe como condición necesaria para
la curación. “ten fe”, dicen y “serás sanado”. Por sus heridas seréis sanados.
¿Cree usted en esas palabras de las escrituras? Si es así, aténgase a la promesa
y será sanado”. (P. francis Mac Nutt, O.P. sanación carisma de Hoy. Capitulo
8. La fe en la curación)
sacramental. Ahora bien, El Espíritu Santo sana y nos encontramos con diez
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prejuicios con el tema de la curación. Estos son algunos interrogantes que se
plantea el enfermo en búsqueda de sanación:
1. Si seré curado por Dios.
2. Mi fe si logrará alcanzar esa gracia
3. Dios si cumplirá su promesa de curación en mi vida
4. Será otra persona la que Dios esta sanando en este momento
5. Daré el testimonio, y si no he sido curado.
6. Si me sanará el Señor y yo siendo tan pecador.
7. Esta enfermedad es un castigo
8. Si llegará el tiempo de Dios
9. Mi oración si será escuchada por Dios
10.Cuando será el tiempo de Dios
Estos interrogantes se plantean porque el enfermo que desea la obra de Dios
en su vida, se siente atraído por el querer humano de que Dios obre, y el poder
del Espíritu siempre actuante responde e irá confirmando lo que irá haciendo
en cada momento, porque Dios obra en cada uno de nosotros de una manera
diferente y extraordinaria y hace su obra e irá confirmando en la fe. De la
misma manera que Jesús dijo a Pedro: “Confirma la fe de tus hermanos”. Así
mismo, Dios confirma la sanación de sus hijos. De manera natural, de manera
espiritual, por la ciencia médica y por el instrumento que Dios va a poner en tu
camino que será guiado por la acción del Espíritu.
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Discernimiento en el Ministerio de Sanación
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04/06/2010ADMINISTRADOR
DISCERNIMIENTO EN EL MINISTERIO DE SANACIÓN.
P. Emiliano Tardif.
Señor Jesús, de nuevo te lo pedimos: envíanos tu Espíritu Santo, Espíritu de
Verdad, Espíritu de Luz, de Amor, de Paz. Ven, Jesús, y ayúdanos a discernir
con el poder de tu Santo Espíritu lo que viene de Ti y 10 que no viene de Ti,
para que seamos guías seguros para tu rebaño, para las ovejas que Tú nos has
confiado. A todos nos has llamado a ser en el mundo de hoy pastores de tus
ovejas y necesitamos, Señor, que la luz de tu Espíritu y te lo suplicamos.
Envíanos esa Fuerza de lo alto, envíanos ese Espíritu de Luz y de amor, para
que seamos auténticos pastores de tu rebaño. Dios te salve, María…
Hermanos, en este día en que hablamos del ministerio de sanación y de
liberación, hemos pensado que sería de mucha importancia dedicar esta
primera reunión de la tarde sobre EL DISCERNIMIENTO, porque hay
muchos errores que se cometen en nuestro apostolado, en nuestro ministerio
de sanación y de liberación. Hay muchos errores posibles y nosotros tenemos
una necesidad urgente de crecer en el discernimiento, de cara a la Renovación
Carismática que surge como una sorpresa del Espíritu en la Iglesia. Debemos
ejercitar un discernimiento espiritual que nos llevará a distinguir lo que viene
de Dios y lo que no viene de Dios.
Y la problemática es que hay tantas manifestaciones, tantas intervenciones
extraordinarias de Dios a través de carismas, de visiones, de inspiraciones, de
acciones que llenan de estas mismas inspiraciones, de estos estados de
consolación o de desolación, que pueden ayudarnos a descubrir la voluntad de
Dios. Y el discernimiento de espíritus no es cierta habilidad, cierta capacidad
de evaluación, cierta habilidad en evaluar. El discernimiento de espíritus trata
de lo que tiene que ver con los espíritus. El discernimiento de espíritus
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Renovación Católica Carismática de Santiago de Chile
https://rccpadrepio.wordpress.com/2010/06/04/discernimiento-en-el-ministerio-de-sanacion/
Pbro. Iván Cardona Ríos
responde a una única pregunta: ¿ cuál es la fuente del impulso que tengo ante
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una decisión? ¿Cuál es la fuente del impulso que tengo ante una decisión?
El discernimiento presupone prudencia, inteligencia, pero a veces las rebasa.
Así, vemos cómo una persona muy unida con Dios puede tener gran
discernimiento, sin ser la más inteligente.
¿ Cuál es la fuente del impulso que tengo ante una decisión? Esa fuente puede
ser:
1°. Dios o sus ángeles.
2°. Puede ser Satanás o sus demonios.
3°. También puede ser el propio espíritu que puede estar sano o puede estar
enfermo.
Y después de discernir de dónde viene lo que nos mueve, podemos actuar con
más seguridad.
Y hay que notar que también después de una intervención de Dios o de sus
ángeles, Satanás puede tratar de entrometerse y buscar hacernos daño. Así a
Jesús en el desierto, a Jesús que estaba lleno del Espíritu Santo, Satanás le
prometió riquezas y gloria “si te prosternas”. Y Dios, hermanos, nos ha dado a
todos capacidad para discernir, pero vamos a ver las formas de discernimiento.
HAY TRES FORMAS DE DISCERNIMIENTO
(comúnmente hablando)
1º Vemos que existe en todo ser humano normal, sano, existe un
discernimiento natural, que viene de nuestra inteligencia, del ejercicio de
nuestras facultades. Podemos todos los humanos ejercitar ese discernimiento
natural y este discernimiento lo tiene todo ser humano normal.
2º También existe la segunda forma de discernimiento que es el
discernimiento doctrinal, el arte cristiano de discernir. Un discernimiento que
se adquiere con el estudio, con la reflexión y en la oración. El discernimiento
doctrinal es lo que todos ustedes, todos nosotros debemos buscar y debemos
perfeccionar. Sin ser especialistas, sin ser doctores en ninguna materia, todos
los que quieren hacer algún apostolado necesitan tratar de adquirir, poco a
poco, ese discernimiento doctrinal, que es un arte, que es una ciencia. Se va
adquiriendo poco a poco, como vamos a explicarles después.
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inspirados. Examinen los espíritus para ver si vienen de Dios”. ¡Qué claro
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hablaba San Juan!: “No crean a todos los que se dicen inspirados”.
Entonces, hay algunos criterios de discernimiento espiritual que nos van a
ayudar a examinarlo todo y a quedarnos con lo bueno.
y el primer criterio nos lo da el Señor, es una pista excelente y sencilla: “No
hay árbol bueno que dé fruta mala, ni árbol malo que dé fruta buena. En
efecto, todo árbol se reconoce por sus frutos”. y debemos saber nosotros si
queremos caminar en la vida del Espíritu, si pretendemos vivir en el Espíritu,
por lo menos debemos conocer cuáles son los frutos del Espíritu Santo, o
mejor dicho, cuál es el fruto del Espíritu Santo. Pablo, en la epístola a los
Gálatas (5, 22) nos dice: ” … En cambio, el fruto del Espíritu es AMOR”. y
después, Pablo sigue narrando más frutos que son como las ramas que salen
del tronco, del árbol. El amor es el tronco y las ramas que salen del tronco son:
alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio
de sí” .
Tratemos de ver si lo que está pasando en nuestra asamblea o en nuestra vida
produce frutos buenos, si produce el fruto del Espíritu. Si lo que está pasando
me da paz, me da alegría, me da comprensión… O si lo que me está pasando
me da orgullo, si me da tristeza, si me da temor… Si lo que me está pasando
no produce el fruto del Espíritu no puede venir del Espíritu Santo, puede venir
del espíritu humano, del mío, o puede venir del espíritu maligno, pero no del
Espíritu Santo. ¿Cuál es el fruto del Espíritu, entonces? Ver, juzgar el árbol
por sus frutos.
Y un segundo criterio es juzgar si la manifestación del Espíritu viene de
acuerdo con el mensaje de la Alianza, es decir, el Espíritu Santo nunca se
contradice. Todo el contenido de la Biblia, el mensaje de la Alianza, nos lo dio
el Espíritu Santo del Señor, y el Espíritu Santo HOY no puede venir a decir
algo al pueblo de Dios que contradiga aunque sea en una palabra el contenido
de la Biblia, imposible, el Espíritu Santo no se contradice. Tengo que ver, sea
en la profecía o en el mensaje o en la palabra de conocimiento que recibió una
persona, si lo que me dice está de acuerdo con la Palabra de Dios o no; y voy a
ver si conozco o no un poco la Biblia, este es el primer conocimiento que
todos los carismáticos deberían buscar: conocer la Palabra de Dios, leer la
Biblia, meditarla, volverla a leer… Para saber qué es lo que nos ha dicho el
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Espíritu Santo en la Biblia y ver si lo que nos está pasando está de acuerdo con
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la Palabra de Dios o si en algo contradice la Palabra de Dios.
También, otro criterio es nuestra actitud con Jesucristo. Ustedes aquí no sé si
tienen sectas o no, como los testigos de Jehová, que dicen que Jesucristo fue
un gran profeta pero no es Hijo de Dios, como los mahometanos que tampoco
aceptan que Jesucristo es hijo de Dios… y sin embargo, nos dice Jesucristo en
el Evangelio: “Yo soy el Camino, nadie va al Padre sino por mí”. Tenemos en
Nueva York una nueva secta que nosotros llamamos “los discípulos de
Moon”, los munistas, y ellos invocan a Dios Padre, invocan al Espíritu Santo,
pero dicen que Cristo fue un gran profeta que murió y que el Mesías es Moon,
ese surcoreano que vive en Nueva York, un multimillonario, que se divorció
varias veces, y ahora se declaró “el Mesías” y tiene muchos discípulos en
América latina y en Francia, en Europa… Ya son millones los discípulos de
Moon… Entonces, ellos no aceptan a Jesucristo como Hijo de Dios, dicen que
Jesucristo fue un gran profeta, pero que Moon es el Mesías hoy. Y nos dice
Jesucristo: “YO SOY EL CAMINO, NADIE VA AL PADRE SINO POR
MI”. Nuestra actitud con Jesucristo nos ayuda a discernir si la decisión que
estamos tomando realmente viene del Espíritu Santo o si puede ser impulsada
por el espíritu de la mentira.
Una de las condiciones más importantes para el ejercicio del discernimiento
espiritual es un contacto constante y sincero con la Palabra de Dios. Y si un
consejo podemos darles a los hermanos de la Renovación es que se alimenten
de la Palabra de Dios, que la estudien, que traten de seguir alguna clase de
orientación bíblica para conocer más y más el contenido de la Revelación,
para orientar sus propias vidas con seguridad.
Otra condición para un discernimiento correcto es la oración. La oración nos
pone en condición de ventaja para buscar la voluntad de Dios. La persona que
ora mucho claro que va a recibir más orientación, más luz del Señor, que el
otro que no se preocupa por buscar la voluntad de Dios a través de la oración.
Y otra condición es la libertad de espíritu. Para el ejercicio de los carismas se
necesita mucha libertad de espíritu, y para discernir también. En algunos
grupos carismáticos, (no sé si aquí, hemos visto que sucede en nuestro país)
personas que animaban grupos de oración grandes y el dirigente o la dirigente
no se atrevía a corregir a Fulana porque daba profecías que todo el mundo
sentía que no eran del Señor, pero como era una gran señora profesora en la
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CARISMAS DE SANACIÓN FÍSICA Y SANACIÓN INTERIOR
"Id y predicad que el reino de Dios está cerca. Curad a los enfermos,
resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, echad a los demonios". (Mt.
10, 7 y 9).
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Comunidad Siervos de Cristo Vivo
http://www.siervoscas.com/2015/09/7-carismas-de-sanacion-fisica-y.html
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Y Marcos, al final de su evangelio nos dirá:
"Ellos fueron a predicar por todas partes. El señor cooperaba con ellos y
confirmaba su doctrina con los prodigios que los acompañaban."(Mc. 16,20)
a) El anuncio de la Palabra.
b) La confirmación de esa Palabra con la sanación de los enfermos".
Las señales, los prodigios y los milagros son signos que manifiestan que Jesús
está vivo, hoy y siempre, y vienen a confirmar la proclamación de la Palabra.
Hay un refrán que dice: “Médico, sánate a ti mismo”. Cuando se habla del
carisma de sanación siempre se piensa en sanar a los demás. ¿Y nosotros, qué?
Y sabemos que difícilmente podremos dedicarnos a sanar a los demás si
nosotros no estamos sanos. El P. Emiliano Tardif, antes de recibir el carisma
de sanación tuvo que ser sanado.
No cabe duda que los milagros de Jesús eran el mayor reclamo para que la
gente escuchase su palabra y reconociese su divinidad. Era un objetivo
especial de Jesús. A parte de este objetivo característico de Jesús, la mayor
parte de los milagros de Jesús eran sanaciones físicas, pero en todas ellas
siempre añadía: “No peques más”. Sanaciones directamente espirituales: La
mirada a Pedro después de negarlo; la conversión de la Magdalena, etc.
f) El don de fuerza del Espíritu Santo nos lleva a mayor unión con Jesús;
pero también nos fortalece para el combate espiritual en el ministerio de
curación. La fuerza del Espíritu Santo la necesitamos porque vamos a
enfrentarnos a fuertes tentaciones, principalmente serían cinco.
"Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda
tu mente. Este es el primer mandamiento. El segundo, es semejante a éste:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Mt.22, 37-40)
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Muchas veces hemos leído este pasaje de la Escritura y hemos intentado vivir
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este mandamiento. Pero ¿lo hemos conseguido? Hay zonas oscuras en nuestro
interior que nos bloquean. Tener acceso y poder sanar estas zonas es propio de
la sanación interior.
Robert De Grandis nos presenta el ejemplo del Apóstol Pablo.
Pero además nos encontramos con una nueva realidad: El límite del cuerpo y
del psiquismo, o de lo orgánico y lo psíquico. Aquí se encuentra una zona no
muy clara: El inconsciente, llamado así por Jung; otros la
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Necesitamos, pues, que afloren estos problemas. A veces pueden aflorar por
medio del diálogo. Otras, por medio de la palabra de conocimiento. Y otras
será necesario acudir a la psiquiatría, que puede ayudar a traer a la superficie
lo guardado en nuestro inconsciente. Pero nosotros sabemos que solo el amor,
la gracia, la compasión del Señor pueden sanar, liberar y ordenar todo aquello
Pbro. Iván Cardona Ríos
día hoy. En cada una de las partes se pide a Jesús que entre a sanar las heridas
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que allí se encuentran.
15.- Conclusión.
Ante la gran necesidad que tienen las personas de sanación, tanto la física
como la interior, bien nos podemos dar cuenta que recibir este carisma es una
gracia especial del Señor pero que va incluido a una máxima responsabilidad
de evangelizar; captar la misericordia de Jesús y actuar con esa misericordia a
favor de los que sufren es lo esencial en este carisma. Es primordial saber que
ello conlleva mucho sacrificio y también grandes peligros de endiosarnos,
sacando la gloria de Dios. Con todo, Dios necesita de nosotros para ser
canales de su misericordia.
Gloria al Señor.
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16.- ORACIÓN.