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Facultad de Ciencias Sociales Nombre: Catalina Valenzuela S.

Carrera de Sociología
Curso: Teoría Social V – Epistemología
Prof: Sergio Fiedler – Tania de Armas

Homogenización y prácticas alimentarias: Una perspectiva desde el habitus.

Marco Epistemológico

Los procesos alimenticios han sido campos de estudio bastante abordados y discutidos por diferentes
disciplinas, las cuales van desde un enfoque proveniente de la salud pública, desde un análisis más
epidemiológico o desde perspectivas antropológicas y sociológicas. Es desde estas últimas
mencionadas que este trabajo quiere enfocarse. Se logrará intentar dar una mirada comprensiva y
reflexiva al asunto de que la alimentación no es tan solo un proceso externo a los cuerpos y a las
propias subjetividades, sino que es un espacio en disputa y tensión constante, entre diferentes saberes,
y como a su vez las prácticas discursivas y la dinámica propia de ciertos sujetos van intentado generar
nuevas alternativas alimenticias y de prácticas para poder superar la tensión existente entre un modelo
con un alto grado de poder por sobre otro.

Para comenzar, se deberá entender que los hechos históricos en torno a la alimentación han sido muy
dinámicos y cambiantes dependiendo de los fenómenos y de los contextos en los cuales se ha
estudiado, ha sido de esta forma que la alimentación ha estado ligada con el área de la salud y del
bienestar de los seres humanos, teniendo evidencia científica de qué y cómo nos alimentábamos desde
épocas prehistóricas y cómo estos procesos han ido configurando las prácticas alimenticias y las
categorías de estudio de estas. Es en el presente, insertos en un modelo y paradigma moderno en
donde las problemáticas de la alimentación han comenzado a complejizarse. Ya no solo tenemos un
problema de escasez de alimentos o una falta de tecnología para producirlo, sino que el problema se
diversifica: no hay claridad de lo que se consume ni del origen de los productos; la cadena alimentaria
se complejiza y se vuelve un aspecto desconocido para los consumidores; existe mayor preocupación
por problemas de salud en torno a cómo nos alimentamos; existe una inseguridad de los procesos
industriales que rodean a los alimentos; y la misma industria alimentaria que nos da de comer
comienza a basarse principalmente en una destrucción total al ecosistema en donde ésta inmersa.

Todo este proceso de complejización de la alimentación y de cómo este proceso ha pasado a un eje
de análisis fundamental, se basa principalmente en una globalización de los repertorios alimentarios
(Contreras, 2005) lo que tendrá como consecuencia un aumento considerable de la producción de
alimentos en una industria que no solo corresponde a los países desarrollados, sino que es un
fenómeno que se vive de manera indiscriminada en todos los países del mundo. Contreras (2005)
también explicará que este proceso industrializador de la alimentación no solo genera una abundancia
y una inseguridad de lo que comemos, sino que también provoca un desplazamiento de las tareas
domésticas de producción alimentaria, esto querrá decir que cada vez hay menos contacto personal y
corporal con los alimentos que consumimos, olvidando la propia soberanía alimentaria y
homogenizando el repertorio alimenticio.

Claudio Fischler (2010) explica desde su perspectiva que todos estos cambios de las prácticas
alimentarias se deben a una modernización alimenticia, que es principalmente caracterizada por la
satisfacción de todas las necesidades que posee el ser humano occidental. Esto claramente traerá una
libertad y seguridad nuevas para el ser occidental, pero acompañado de esto se encuentran los
gérmenes de angustia e inseguridad a su vez nuevas, se explicará que en los antiguos ecosistemas
domésticos diversificados han dejado de existir para dar paso a sistemas “hiperhomogenizados”
(Fischler, 2010). Es entonces desde esta perspectiva que podemos comprender los fenómenos
alimenticios como un conjunto de determinaciones, que van desde o biológico hasta lo socio-cultural.

Estos procesos socio-culturales en la modernización alimenticia están acompañados de un proceso de


homogenización de los alimentos y de la industria que se encarga de estos productos. A pesar de la
evolución y del desarrollo incesante de la industria desde el siglo XIX hasta la actualidad, la industria
alimenticia ha tendido a homogenizarse, y es más probable encontrarse con los mismos alimentos en
cada parte del mundo, el repertorio alimentario según Fischler (2010) será cada vez una repetitividad
alimentaria. Cabe recalcar también que con los procesos modernizadores en la actualidad las cadenas
alimentarias se han modificado, ya que se generó una distancia entre el productor y el consumidor,
afectando directamente al control que se posee de lo que consumimos, de lo que adquirimos y del
proceso en que estos elementos fueron producidos. Ocurrirá un fenómeno de cuestionamiento desde
el ciudadano o el sujeto, poniendo en duda la forma en que llega el alimento a su mensa,
preocupándose de la seguridad y los riesgos alimentarios que conlleva este proceso, dejando una
huella de desconfianza en la alimentación y en los agentes involucrados en el proceso de producción
(Díaz & García, 2014).
Es desde esta relación problemática y compleja entre lo que llega a nuestra mesa, la homogenización
de los alimentos, la lejanía de la subjetividad propia con los alimentos, es que se entenderá este
fenómeno de alimentación como un proceso de lucha constante, será entendido como un campo de
batalla propiamente tal. Este campo estará determinado por ciertos factores, como el estilo de vida,
la capacidad económica y el capital cultural de cada individuo. Por ende, entenderemos este proceso
de homogenización y modernización de la industria alimentaria como un proceso a nivel macro, pero
que afectará o se verá intervenido de distinta manera según los diversos capitales o campos en los que
se inserta.

Para poder comprender con mayor precisión este fenómeno y la perspectiva epistemológica en la cual
nos situamos para comprender la alimentación, se hace necesario revisar los conceptos acuñados por
Pierre Bourdieu y su sociología reflexiva. Deberemos comprender desde un principio que la
alimentación será entendida para efectos de este trabajo como una práctica y un fenómeno complejo
que no solo tiene relación con la idea de bienestar físico o salud, sino que desde una parte posee una
perspectiva objetiva, la cual es determinada por la industria, el contexto en que se encuentran los
sujetos y la multi-dimensionalidad del fenómeno, y por otra parte desde una perspectiva subjetiva,
que tendrá que ver con las prácticas cotidianas que tienen relación a la alimentación, como estas se
van modificando con el tiempo, con los gustos personales, con las diferentes tradiciones que se
poseen, las prácticas de consumo y por sobre todo los esquemas de valores y percepciones que se
tengan sobre un elemento gastronómico.

Debemos tener en claro que toda práctica alimentaria conllevará una decisión, la cual estará indicada
por una clase social, cultural y económica. Según Bourdieu las clases sociales y el género marcan
importantes diferencias en el consumo alimentario en las sociedades modernas (Díaz & García, 2014)
a pesar que se insiste en una homogenización del consumo de ciertos alimentos, estos hábitos
alimenticios siguen siendo diferenciados por la cultura, la clase, el nivel educativo, el género, etc.

Dirá Bourdieu que el concepto de habitus remitirá a la forma en que cada uno se relaciona con su
cuerpo, esto querrá decir que el habitus es un proceso de aprendizaje a lo largo de los años, y será
dependiendo de cómo sea el proceso que entenderemos nuestro cuerpo y la relación de éste con el
resto de factores involucrados en un campo (Sánchez, 2008). Será desde esta manera que desde la
socialización primaria estaremos expuestos (no determinados) por distintas prácticas que son
heredables y aprendidas desde temprana edad, para así ir conformando un habitus particular en torno
a diferentes procesos, como en este caso corresponderá a la alimentación. Serán prácticas aprendidas
que irán conjugándose con una interacción en diferentes campos sociales, que nos irá alejando de un
habitus primario, dirá Bourdieu que los habitus cambian sin cesar en función de las experiencias
nuevas, por lo que las disposiciones están sometidas a revisión permanente, pero no de forma radical
(Sánchez, 2008).

La alimentación y más en específico las prácticas alimenticias serán entendidas desde un contexto
globalizado y homogeneizador, pero que estarán condicionadas por un habitus particular que a su vez
estará dispuesto en base a la trayectoria propia y al dinamismo de los campos en los que se encuentre
inmerso. Esto se verá explicado desde una perspectiva no determinista pero en constante batalla. Las
prácticas alimenticias tradicionales son perdidas en el tiempo por los procesos de globalización y los
habitus de los sujetos que poseen estas prácticas alimenticias tradicionales se ven en constante disputa
con un mercado alimenticio que intenta borrar toda huella. Existe entonces, un contexto tanto regional
como a nivel nacional, en donde la industria alimenticia, que lo que intenta en un campo en disputa
es ganar posición sobre las prácticas alimenticias que vayan en contra de estas disposiciones. A su
vez los grupos que entran en batalla podrán discutir la posición que ocupan y utilizar su habitus y su
privilegio de capital cultural para generar una disputa en este campo complejo.

A modo de análisis y de reflexión, se podrá decir que aunque no existe una idea determinista en torno
a la industria alimenticia y a los cuerpos y subjetividades de los individuos, el habitus si marcará una
disposición ante las elecciones alimenticias que cada uno realiza, aun existiendo una homogenización
de estos procesos, siguen existiendo capitales (económicos, culturales y sociales) que entran en
disputa a la hora de elegir qué y cómo me alimento. Se podrá manifestar que, la propia
homogenización de las estructuras dominantes en torno a la alimentación ha llevado a que los
capitales culturales y económicos estén más latentes a la hora de elegir los elementos productivos, y
también la relación de cuerpo e industria. La alimentación desde esta perspectiva planteada tendrá
relación con las subjetividades y también a la intimidad corporal (Espeitx & Gracia, s/f) por lo que
será de vital importancia estudiarla desde una forma integral y en su constante disputa y dinamismo.
Referencias
Contreras, J. (Enero-Abril de 2005). La modernidad alimentaria. Entre la sobreabundancia y la
inseguridad. Revista Internacional de Sociología (RIS), 109-132.

Díaz, C., & García, I. (2014). La mirada sociológica hacía la alimentación: análisis crítico del
desarrollo de la investigación en el campo alimentario. Política y sociedad, 15-49.

Espeitx, E., & Gracia, M. (s/f). La alimentacion humana como objeto de estudio para la antropología:
posibilidades y limitaciones.

Fischler, C. (2010). Gastro-nomía y gastro-anomía. Sabiduría del cuerpo biocultural de la


alimentación moderna. Gazeta de Antropología, 1-39.

Sánchez, R. (2008). Habitus y clase social en Bourdieu: una aplicación empírica en el campo de los
deportes de combate.

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