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PARA DAR GRACIAS A DIOS

B
ORACIÓN COLECTA

D ios, Padre de todos los dones


de quien procede cuanto somos y tenemos,
enséñanos a reconocer
los beneficios de tu inmensa generosidad,
y a amarte con sincero corazón y con todas nuestras fuerzas.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA 
Dios nos eligió para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por si amor.

De la carta del apóstol san Pablo a los efesios


1, 3-14

B endito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,


que nos ha bendecido en él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor,
y determinó, porque así lo quiso,
que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos,
para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.

Pues por Cristo, por su sangre,


hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El ha prodigado sobre nosotros el tesoro de su gracia,
con toda sabiduría e inteligencia,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo,
cuando llegara la plenitud de los tiempos:
hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
tuvieran a Cristo por cabeza.

Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión
del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria,
nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.
En él, también ustedes, después de escuchar la palabra de la verdad, el Evangelio de su
salvación, y después de creer, han sido marcados con el Espíritu Santo prometido. Este
Espíritu es la garantía de nuestra herencia, mientras llega la liberación del pueblo adquirido
por Dios, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 22

R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta;


en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas. R.

Tú mismo me preparas la mesa,


a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume
y llenas mi copa hasta los bordes. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán


todos los días de mi vida;
y viviré en la casa del Señor
por años sin término. R.

SEGUNDA LECTURA
Cristo le entregará el Reino a su Padre para que Dios sea todo en todas las cosas.

Del libro Primera Carta del Apóstol san Pablo a los corintios
5, 1-6

H ermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si
por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los
muertos.

En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada
uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los
que son de Cristo.

Enseguida será la consumación, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del
mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque Él tiene que reinar hasta que el Padre ponga
bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la
muerte. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre y así
Dios será todo en todas las cosas.
Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


Mc 11, 9. 10

R/. Aleluya, aleluya.


¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David!
R/. Aleluya.

EVANGELIO
Tú lo has dicho. Soy rey.

Del santo Evangelio según san Mateo


25, 31-46

n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado
E de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentara en su trono de gloria.
Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros,
como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los
cabritos a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del
Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me
dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve
desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos
le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento
y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te
vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y el rey les dirá: ‘Yo
les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo
hicieron’.

Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apártense de mí, malditos, vayan al fuego
eterno, preparado para el diablo y sus ángeles porque estuve hambriento y no me dieron de
comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo
y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’. Entonces ellos le responderán:
‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o
encarcelado, y no te asistimos?’ Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que cuando no lo hicieron
con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos
al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Palabra del Señor.
CICLO B

PRIMERA LECTURA
Su poder es eterno.

Del libro del profeta Daniel


7, 13-14

Y o, Daniel, tuve una visión nocturna:


Vi a alguien semejante a un hijo de hombre,
que venía entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano de muchos siglos
y fue introducido a su presencia.
Entonces recibió la soberanía, la gloria y el reino.
Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo servían.
Su poder nunca se acabará, porque es un poder eterno,
y su reino jamás será destruido.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 92

R/. Señor, tú eres nuestro rey.

Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes.


Estás revestido de poder y majestad. R/.
Tú mantienes el orbe y no vacila.
Eres eterno, y para siempre está firme tu trono. R/.

Muy dignas de confianza son tus leyes


y desde hoy y para siempre, Señor,
la santidad adorna tu templo. R/.

SEGUNDA LECTURA
El soberano de los reyes de la tierra ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre.

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan


1, 5-8

H ermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el


primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que nos amó y
nos purificó de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes
para su Dios y Padre. A Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Miren: El viene entre las nubes, y todos lo verán, aun aquellos que lo traspasaron. Todos los
pueblos de la tierra harán duelo por su causa.

“Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el
todopoderoso”.
Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


Mc 11, 9. 10

R/. Aleluya, aleluya.


¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David!
R/. Aleluya.

EVANGELIO
Tú lo has dicho. Soy rey.

Del santo Evangelio según san Juan


18, 33-37

n aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le
E contestó: “¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió:
“¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo
que has hecho?” Jesús le contestó: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este
mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero
mi Reino no es de aquí”.

Pilato le dijo: “¿Conque tú eres rey?” Jesús le contestó: “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y
vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”.
Palabra del Señor.

CICLO C

PRIMERA LECTURA
Ungieron a David como rey de Israel.

Del segundo libro del Samuel


5, 1-3

E n aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de
Judá, y le dijeron: “Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba
sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás el
pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía’ “.

Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con
ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de
Israel.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 121, 1-2. 4-5

R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.

¡Qué alegría sentí cuando me dijeron:


“Vayamos a la casa del Señor”!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas. R/.

A ti, Jerusalén, suben las tribus,


las tribus del Señor,
según lo que a Israel se le ha ordenado,
para alabar el nombre del Señor. R/.

Por el amor que tengo a mis hermanos,


voy a decir: “La paz sea contigo”.
Y por la casa del Señor, mi Dios,
pediré para ti todos los bienes. R/.

SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado.

De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses


1, 12-20

H ermanos:
Demos gracias a Dios Padre,
el cual nos ha hecho capaces de participar
en la herencia de su pueblo santo,
en el reino de la luz.

Él nos ha liberado del poder de las tinieblas


y nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado,
por cuya sangre recibimos la redención,
esto es, el perdón de los pecados.

Cristo es la imagen de Dios invisible,


el primogénito de toda la creación,
porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas,
del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles,
sin excluir a los tronos y dominaciones,
a los principados y potestades.
Todo fue creado por medio de él y para él.

Él existe antes que todas las cosas,


y todas tienen su consistencia en él.
Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
para que sea el primero en todo.

Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud


y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas,
del cielo y de la tierra,
y darles la paz por medio de su sangre,
derramada en la cruz.
Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO


Mc 11, 9. 10

R/. Aleluya, aleluya.


¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David!
R/. Aleluya.

EVANGELIO
Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí.

Del santo Evangelio según san Lucas


23, 35-43

uando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: “A otros
C ha salvado; que se salve así mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido”.
También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían:
“Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero
en griego, latín y hebreo, que decía: “Éste es el rey de los judíos”.

Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: “Si tú eres el Mesías,
sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes
tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que
hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu
Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el
paraíso”.
Palabra del Señor.

COMUN DE SANTA MARÍA VIRGEN


PRIMERAS LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Pondre enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya.


Del libro del Génesis
3, 9-15. 20

espués de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor
D Dios llamó al hombre y le preguntó: "¿Dónde estás?". É ste le respondió: "Oí tus pasos
en el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí". Entonces le dijo Dios: "¿Y
quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí
comer?”.

Respondió Adán: "La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y
comi"́ . El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Por qué has hecho esto?". Repuso la mujer: "La
serpiente me engañó y comi"́ .
Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente:
"Porque has hecho esto,
serás maldita entre todos los animales
y entre todas las bestias salvajes.
Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo
todos los diá s de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya;
y su descendencia te aplastará la cabeza,
mientras tú tratarás de morder su talón".

El hombre le puso a su mujer el nombre de "Eva", porque ella fue la madre de todos los
vivientes.
Palabra de Dios.

Como lo habia prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre.


Del libro del Génesis
12, 1-7

E n aquellos días, dijo el Señor a Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre,
para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré.
Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan,
maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra".

Abram partió, como se lo habiá ordenado el Señor, y con él partió también Lot. Teniá Abram
setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abram llevó consigo a Saray, su esposa, y a Lot,
su sobrino, con todos los bienes que habiá n acumulado y los esclavos que habiá n adquirido
en Jarán, y salieron en dirección a Canaán.

Llegaron a Canaán y Abram atravesó el paiś hasta la región de Siquem y llegó a la encina de
Moré. Por entonces habitaban ahí los cananeos. El Señor se le apareció a Abram y le dijo:
"A tu descendencia le voy a dar esta tierra". Entonces Abram edificó ahí un altar al Señor,
que se le había aparecido.
Palabra de Dios.

El Señor le dará el trono de David, su padre.


Lectura del segundo libro de Samuel
7,1-5. 8-11. 16

T an pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar


de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado
cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en
una tienda de campaña?” Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón,
porque el Señor está contigo”.
Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el
Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que
yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el
jefe de mi pueblo, Israel. Yo he estado contigo en todas tus empresas, he aniquilado a todos
tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra.

Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra.
Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde
los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré
descansar de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía.
Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente.
Palabra de Dios.

Introdujeron el arca de la alianza y la instalaron en el centro de la tienda que David le había


preparado.
Del primer libro de las Crónicas
15, 3-4. 15-16; 16, 1-2

E n aquellos diá s, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca
de la alianza al lugar que le había preparado. Reunió también a los hijos de Aarón y a
los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el
arca de la alianza, tal como lo habiá mandado Moisés, por orden del Señor.

David ordenó a los jefes de los levitas que entre los de su tribu nombraran cantores para que
entonaran cantos festivos, acompañados de arpas, cítaras y platillos.

Introdujeron, pues, el arca de la alianza y la instalaron en el centro de la tienda que David le


había preparado. Ofrecieron a Dios holocaustos y sacrificios de comunión, y cuando David
terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.
Palabra de Dios.

María, trono de la Sabiduría


Del libro de los Proverbios
8, 22-31

E sto dice la sabiduría de Dios:


"El Señor me poseiá desde el principio,
antes que sus obras más antiguas.
Quedé establecida desde la eternidad, desde el principio,
antes de que la tierra existiera.
Antes de que existieran los abismos
y antes de que brotaran los manantiales de las aguas,
fui concebida.
Antes de que las montañas y las colinas quedaran asentadas, nací yo.
Cuando aún no habiá hecho el Señor la tierra ni los campos
ni el primer polvo del universo,
cuando él afianzaba los cielos,
ahí estaba yo.
Cuando ceñiá con el horizonte la faz del abismo,
cuando colgaba las nubes en lo alto,
cuando haciá brotar las fuentes del océano,
cuando fijó al mar sus límites
y mandó a las aguas que no los traspasaran,
yo estaba junto a él como arquitecto de sus obras,
yo era su encanto cotidiano;
todo el tiempo me recreaba en su presencia,
jugando con el orbe de la tierra
y mis delicias eran estar con los hijos de los hombres".
Palabra de Dios.

María, trono de la Sabiduría.


Lectura del libro del Eclesiástico (Sirácide)
24, 1-2. 5-f. 12-16. 26-30

L a sabiduría hace su propio elogio


y se gloría en medio de su pueblo;
abre su boca en la asamblea del Altísimo,
y ante todos los ejércitos celestiales se glorifica diciendo:

“Yo salí de la boca del Altísimo


y soy la primogénita de todas sus creaturas.
Encendí en el cielo una luz que no se apaga
y cubrí de niebla toda la tierra.
Yo puse mi tienda en las alturas
y mi trono sobre una columna de nubes.

Entonces, el creador del universo, el que me formó,


me dio una orden,
él estableció mi morada y me dijo:
‘Pon tu tienda en Jacob, que sea Israel tu heredad;
echa raíces en medio de mis elegidos’.

En el principio, antes de los siglos,


me formó y existiré para siempre.
En su santa tienda ejercí las funciones sagradas ante él;
por eso fijó mi morada en Sión
—en la ciudad santa me hizo reposar—
y en Jerusalén la sede de mi poder.
En un pueblo glorioso eché raíces,
en la porción del Señor, en su heredad.

Vengan a mí todos los que me aman,


y sáciense de mis frutos,
porque mis palabras son más dulces que la miel
y mi heredad, mejor que los panales.

Todas las generaciones me recordarán para siempre.


Los que me comen seguirán teniendo hambre de mí,
los que me beben seguirán teniendo sed de mí,
los que me escuchan no tendrán de qué avergonzarse
y los que se dejan guiar por mí no pecarán”.
Palabra de Dios.

He aquí que la virgen concebirá.


Del Libro del profeta Isaias
7, 10-14

E n aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal
de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No
tentaré al Señor".

Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres,
quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He
aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que
quiere decir Dios-con-nosotros".
Palabra de Dios.

Un hijo se nos ha dado.


Del libro del profeta Isaías
9, 1-3. 5-6

E l pueblo que caminaba en tinieblas


vio una gran luz;
sobre los que vivían en tierra de sombras,
una luz resplandeció.

Engrandeciste a tu pueblo
e hiciste grande su alegría.
Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque tú quebrantaste su pesado yugo,
la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano,
como en el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado;


lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será:
"Consejero Admirable", "Dios Poderoso",
"Padre Sempiterno", "Príncipe de la Paz";
para extender el principado con una paz sin límites
sobre el trono de David y sobre su reino;
para establecerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre.
El celo del Señor lo realizará.
Palabra de Dios.

Me alegro en el Señor con toda mi alma.


Del libro del profeta Isaías
61, 9-11

L a estirpe de los justos será célebre entre las naciones,


y sus vástagos, entre los pueblos.
Cuantos los vean reconocerán
que son la estirpe que bendijo el Señor.

Me alegro en el Señor con toda el alma


y me lleno de júbilo en mi Dios,
porque me revistió con vestiduras de salvación
y me cubrió con un manto de justicia,
como el novio que se pone la corona,
como la novia que se adorna con sus joyas.

Así como la tierra echa sus brotes


y el jardín hace germinar lo sembrado en él,
así el Señor hará brotar la justicia
y la alabanza ante todas las naciones.
Palabra de Dios.

Hasta que dé a luz la que ha de dar a luz.


Del libro del profeta Miqueas
5, 1-4

E sto dice el Señor:


"De ti, Belén de Efrata,
pequeña entre las aldeas de Judá,
de ti saldrá el jefe de Israel,
cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados,
a los días más antiguos.

Por eso, el Señor abandonará a Israel,


mientras no dé a luz la que ha de dar a luz.
Entonces el resto de sus hermanos
se unirá a los hijos de Israel.
Él se levantará para pastorear a su pueblo
con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios.
Ellos habitarán tranquilos,
porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra
y él mismo será la paz".
Palabra de Dios.

Regocíjate Jerusalén, pues vengo a vivir en medio de ti.


Del libro del profeta Zacarías
2, 14-17

“C anta de gozo y regocíjate, Jerusalén,


pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor.
Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día;
ellas también serán mi pueblo
y yo habitaré en medio de ti
y sabrás que el Señor de los ejércitos
me ha enviado a ti.
El Señor tomará nuevamente a Judá
como su propiedad personal en la tierra santa
y Jerusalén volverá a ser la ciudad elegida”.

¡Que todos guarden silencio ante el Señor,


pues él se levanta ya de su santa morada!
Palabra de Dios.

PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO


DURANTE EL TIEMPO PASCUAL

Perseveraban unánimes en la oración, junto con María, la madre de Jesús.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
1, 12-14

D espués de la ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles regresaron a Jerusalén desde
el monte de los Olivos, que dista de la ciudad lo que se permite caminar en sábado.
Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde se alojaban, Pedro y Juan,
Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón
el Cananeo y Judas, el hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración,
junto con María, la madre de Jesús, con los parientes de Jesús y algunas mujeres.
Palabra de Dios.

Apareció en el cielo una figura prodigiosa.


Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan
11, 19; 12, 1-6. 10
e abrió el templo de Dios en el cielo y dentro de él se vio el arca de la alianza. Apareció
S entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer envuelta por el sol, con la luna
bajo sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y a punto de dar
a luz y gemía con los dolores del parto.

Pero apareció también en el cielo otra figura: un enorme dragón, color de fuego, con siete
cabezas y diez cuernos, y una corona en cada una de sus siete cabezas. Con su cola barrió la
tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Después se detuvo delante
de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo, en cuanto éste naciera. La mujer dio a
luz un hijo varón, destinado a gobernar todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue
llevado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, a un lugar preparado por
Dios.

Entonces oí en el cielo una voz poderosa, que deciá : "Ha sonado la hora de la victoria de
nuestro Dios, de su dominio y de su reinado, y del poder de su Mesías".
Palabra de Dios.

Vi a la nueva Jerusalén, engalanada como una novia que va a desposarse con su prometido.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan
21, 1-5

Y o, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
habían desaparecido y el mar ya no existía.

También vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la nueva
Jerusalén, engalanada como una novia, que va a desposarse con su prometido. Oí una gran
voz, que venía del cielo, que decía:

"Ésta es la morada de Dios con los hombres;


vivirá con ellos como su Dios
y ellos serán su pueblo.
Dios les enjugará todas sus lágrimas
y ya no habrá muerte ni duelo,
ni penas ni llantos,
porque ya todo lo antiguo terminó".

Entonces el que estaba sentado en el trono, dijo: "Ahora yo voy a hacer nuevas todas las
cosas".
Palabra de Dios.

SALMOS

1 Samuel 2
R. Mi corazón se alegra en Dios, mi salvador.

Mi corazón se alegra en el Señor,


en Dios me siento yo fuerte y seguro.
Ya puedo responder a mis contrarios,
pues eres tú, Señor, el que me ayuda. R.

El arco de los fuertes se ha quebrado,


los débiles se ven de fuerza llenos.
Se ponen a servir por un mendrugo
los antes satisfechos;
y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos.
Siete veces da a luz la que era estéril
y la fecunda, ya dejó de serlo. R.

Da el Señor muerte y vida,


deja morir y salva de la tumba;
él es quien empobrece y enriquece,
quien abate y encumbra. R.

Él levanta del polvo al humillado,


al oprimido saca de su oprobio,
para hacerlo sentar entre los príncipes
en un trono glorioso. R.

Judit 13

R. Tú eres la honra de nuestro pueblo.

Que el Altísimo te bendiga,


más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito sea el Señor, creador de cielo y tierra. R.

Hoy el Señor te ha engrandecido tanto,


que no dejarán de alabarte aquellos hombres
que se acuerden en la tierra del poder de Dios. R.

Del salmo 44

R. Escúchame, hija mía, y presta oído

Escúchame, hija mía, y presta oído,


olvida tu nación y tu familia:
prendado está el rey de tu hermosura,
ante él, que es tu Señor, la frente inclina. R.

Revestida de oro y de brocados,


majestuosa penetra la princesa;
la llevan ante el rey
y un grupo de doncellas va tras ella. R.

En gozoso cortejo
del palacio del rey cruzan las puertas.
A cambio de tus padres tendrás hijos
que príncipes harás sobre la tierra. R.

Del salmo 112

R. Bendito sea el Señor, ahora y para siempre.


O bien:
R. Aleluya.

Bendigan al Señor,
bendíganlo sus siervos.
Bendigan al Señor,
ahora y por los siglos venideros. R.

Desde que sale el sol hasta su ocaso


bendigan al Señor todos sus siervos.
El está sobre todas las naciones;
su gloria por encima de los cielos. R.

¿Quién igual que el Señor, que es nuestro Dios,


que reina en trono excelso
y, sin embargo, abaja su mirada
para ver tierra y cielo? R.

El levanta del polvo al desvalido


y saca al indigente del estiércol
para hacerlo sentar entre los nobles
con los grandes del pueblo. R.

Lucas 1

R. Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.


Santo es su nombre.
O bien:
R. ¡Dichosa tú. Virgen María,
porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. R.

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,


porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre.
Y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen. R.

Ha hecho sentir el poder de su brazo:


dispersó a los de corazón altanero.
Destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada. R.

Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia, para siempre. R.

SEGUNDAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

Donde abundó el delito, sobreabundó la gracia.


De la carta del apóstol san Pablo a los romanos
5, 12. 17-19

H ermanos: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la
muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.

En efecto, si por el pecado de un solo hombre estableció la muerte su reinado, con mucho
mayor razón reinarán en la vida por un solo hombre, Jesucristo, aquellos que reciben la gracia
superabundante que los hace justos.

En resumen, así como por el pecado de un solo hombre, Adán, vino la condenación para
todos, así por la justicia de un solo hombre, Jesucristo, ha venido para todos la justificación
que da la vida. Y así como por la desobediencia de uno, todos fueron hechos pecadores, así
por la obediencia de uno solo, todos serán hechos justos.
Palabra de Dios.

A quienes Dios conoce de antemano, los predestina.


De la carta del apóstol san Pablo a los romanos
8, 28-30

H ermanos: Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de
aquellos que han sido llamados por él, según su designio salvador.

En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos
la imagen de su propio Hijo, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A
quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica, y a quienes justifica, los glorifica.
Palabra de Dios.

Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer.


De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas
4, 4-7

H ermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una
mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de
hacernos hijos suyos.

Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama
"¡Abbá!", es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también
heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.

Dios nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo.


De la carta del apóstol san Pablo a los efesios
1, 3-6. 11-12

B endito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,


que nos ha bendecido en él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

É l nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo,


para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor,
y determinó, porque así lo quiso,
que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos,
para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.

Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión
del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria,
nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.
Palabra de Dios.
ACLAMACIONES ANTES DEL EVANGELIO

Cfr Lc 1, 28

R. Aleluya, aleluya.
Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo,
bendita tú entre las mujeres.
R. Aleluya.

Cfr Lc 1, 45

R. Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído,
porque se cumplirá cuanto te fue anunciado
de parte del Señor.
R. Aleluya.

Cfr Le 2, 19

R. Aleluya, aleluya.
Dichosa la Virgen María,
que guardaba la palabra de Dios
y la meditaba en su corazón.
R. Aleluya.

Lc 11, 28

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
y la ponen en práctica, dice el Señor.
R. Aleluya.

R. Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, santísima Virgen María,
y digna de toda alabanza,
porque de ti nació el sol de justicia,
Jesucristo, nuestro Dios.
R. Aleluya.

R. Aleluya, aleluya.
Dichosa la Virgen María,
que sin morir, mereció la palma del martirio
junto a la cruz del Señor.
R. Aleluya.

EVANGELIOS

Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.

Del santo Evangelio según san Mateo


1, 1-16. 18-23.

G enealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac,


Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a
Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a
Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engrendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y
Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá
a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Jorám, Jorám a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz
a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón; Amón a Josías, Josías engendró a
Jeconías y a sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia: Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel,


Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim,
Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el
esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José,
y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando
un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó
dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David,
no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta
Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de
Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Palabra del Señor.

O bien: Forma breve:


Del santo Evangelio según san Mateo
1, 18-23

C risto vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con
José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba
esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia,
pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David,
no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su
pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta
Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de
Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Palabra del Señor.

Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto.

Del santo Evangelio según san Mateo


2, 13-15. 19-23

D espués de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños
a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su Madre, y huye a Egipto. Quédate allá
hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".

José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde
permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del
profeta: De Egipto llamé a mi Hijo.

Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:
"Levántate, toma al niño y a su Madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los
que intentaban quitarle la vida al niño".

Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído
decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y
advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret.
Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno.
Palabra del Señor.

Señalando con la mano a sus discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos.
Del santo Evangelio según san Mateo
12, 46-50

E n aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus


parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús:
“Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo”.

Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Y
señalando con la mano a sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Pues
todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi
hermana y mi madre”.
Palabra del Señor.

Vas a concebir y a dar a luz un hijo.

Del santo Evangelio según san Lucas


1, 26-38

n aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
E Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La
virgen se llamaba Mariá .

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oiŕ estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante
saludo.

El ángel le dijo: "No temas, Mariá , porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a
dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del
Altiś imo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob
por los siglos y su reinado no tendrá fin".

Mariá le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?".
El ángel le contestó: "El Espiŕ itu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altiś imo te cubrirá
con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes
a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la
que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la
esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.

Dichosa tú, porque has creído.

Del santo Evangelio según san Lucas


1, 39-47

E n aquellos diá s, Mariá se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y


entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María,
la criatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espiŕ itu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú
entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi
Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno.
Dichosa tú, que has creid́ o, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".

Entonces dijo María:


"Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador”.
Palabra del Señor.

Dio a luz a su hijo primogénito.

Del santo Evangelio según san Lucas


2, 1-14

P or aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de


todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria.
Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José,
perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea,
a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa,
que estaba encinta.

Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo
envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno
sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y
se llenaron de temor. El ángel les dijo: "No teman. Les traigo una buena noticia, que causará
gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un salvador, que es
el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y
recostado en un pesebre".

De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
“¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”
Palabra del Señor.

María guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.


Del santo Evangelio según san Lucas
2, 15-19

C uando los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros:
“Vayamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anunciado”.

Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el


pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los
oían, quedaban maravillados.

María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.
Palabra del Señor.

Una espada te atravesará el alma.

Del santo Evangelio según san Lucas


2, 25-35

E n aquel tiempo, vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso
de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le
había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el
Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con
lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:

“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,


según lo que me habías prometido,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones
y gloria de tu pueblo, Israel”.

El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo,
y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento
de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto
los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.
Palabra de Dios.

Tu padre y yo te hemos estando buscando, llenos de angustia.

Del santo Evangelio según san Lucas


2, 41-52
L os padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados
aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo
supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron,
y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y


haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus
respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué
te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”.
Él les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las
cosas de mi Padre?”. Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos
a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas
cosas.

Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.


Palabra del Señor.

¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno!

Del santo Evangelio según san Lucas


11, 27-28

E n aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando,
le dijo: "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!".
Pero Jesús le respondió: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la
ponen en práctica".
Palabra del Señor.

La madre de Jesús asistió a la boda.

Del santo Evangelio según san Juan


Jn 2, 1-11

E n aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús.
Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le
dijo a Jesús: “Ya no tienen vino”. Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo?
Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga”.

Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que servían para las
purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían: “Llenen de agua esas tinajas”. Y las
llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: “Saquen ahora un poco y llévenselo al
mayordomo”. Así lo hicieron, y en cuanto el mayordomo probó el agua convertida en vino,
sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes la sabían, llamó al novio y le dijo: “Todo
el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve
el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora”.

Esto que Jesús hizo en Caná de Galilea fue la primera de sus señales milagrosas. Así mostró
su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
Palabra del Señor.

Ahí está tu hijo. – Ahí está tu madre.

Del santo Evangelio según san Juan


Jn 19, 25-27

E n aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre,


María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo
que tanto quería, dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo.” Luego dijo al discípulo: “Ahí
está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Palabra del Señor.

MISAS VOTIVAS

DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,


SUMO Y ETERNO SACERDOTE

PRIMERA LECTURA

El soportó nuestros sufrimientos.


Del libro del profeta Isaías
52, 13-53, 12

H e aquí que mi siervo prosperará,


será engrandecido y exaltado,
será puesto en alto.
Muchos se horrorizaron al verlo,
porque estaba desfigurado su semblante,
que no tenía ya aspecto de hombre;
pero muchos pueblos se llenaron de asombro.
Ante él los reyes cerrarán la boca,
porque verán lo que nunca se les había contado
y comprenderán lo que nunca se habían imaginado.

¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado?


¿A quién se le revelará el poder del Señor?
Creció en su presencia como planta débil,
como una raíz en el desierto.
No tenía gracia ni belleza.
No vimos en él ningún aspecto atrayente;
despreciado y rechazado por los hombres,
varón de dolores, habituado al sufrimiento;
como uno del cual se aparta la mirada,
despreciado y desestimado.

Él soportó nuestros sufrimientos


y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo tuvimos por leproso,
herido por Dios y humillado,
traspasado por nuestras rebeliones,
triturado por nuestros crímenes.
Él soportó el castigo que nos trae la paz.
Por sus llagas hemos sido curados.

Todos andábamos errantes como ovejas,


cada uno siguiendo su camino,
y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca,
como un cordero llevado a degollar;
como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.

Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron.


¿Quién se preocupó de su suerte?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo,
le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte,
aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento.


Cuando entregue su vida como expiación,
verá a sus descendientes, prolongará sus años
y por medio de él prosperarán los designios del Señor.
Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará;
con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos,
cargando con los crímenes de ellos.

Por eso le daré una parte entre los grandes,


y con los fuertes repartirá despojos,
ya que indefenso se entregó a la muerte
y fue contado entre los malhechores,
cuando tomó sobre sí las culpas de todos
e intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios.

O bien:

Como una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.
Del libro de la carta a los hebreos
52, 13-53, 12

H ermanos: Cristo ofreció un solo sacrificio por los pecados y se sentó para siempre a la
derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus
pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.

Lo mismo atestigua el Espíritu Santo, que dice en un pasaje de la Escritura: La alianza que
yo estableceré con ellos, cuando lleguen esos días, palabra del Señor, es ésta: Voy a poner
mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Y prosigue después:
Yo les perdonaré sus culpas y olvidaré para siempre sus pecados. Ahora bien, cuando los
pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos.

Hermanos, en virtud de la sangre de Jesucristo, tenemos la seguridad de poder entrar en el


santuario, porque él nos abrió un camino nuevo y viviente a través del velo, que es su propio
cuerpo. Asimismo, en Cristo tenemos un sacerdote incomparable al frente de la casa de Dios.

Acerquémonos, pues, con sinceridad de corazón, con una fe total, limpia la conciencia de
toda mancha y purificado el cuerpo por el agua saludable. Mantengámonos inconmovibles
en la profesión de nuestra esperanza, porque el que nos hizo las promesas es fiel a su palabra.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 39

R. Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.

Tu, Señor y Dios mío,


¡qué de prodigios y de planes
en favor de nosotros has dispuesto;
nadie contigo puede comprarse! R.

Me agrada hacer tu voluntad, Dios mío,


pues tu ley es la entraña de mi entraña. R.
He dado a conocer tu salvación
ante todo tu pueblo;
tú bien sabes, Señor,
que no guardé silencio. R.

No callé tu justicia,
Proclamé tu lealtad y salvación. R.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

Is 42, 1

R. Aleluya, aleluya.
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quine tengo mis complacencias, en él
he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
R. Aleluya.

EVANGELIO

Hagan esto en memoria mía.

Del santo Evangelio según san Lucas


22, 14-20

En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: "Cuánto
he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya
no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios". Luego
tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: "Tomen esto y
repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid
hasta que venga el Reino de Dios".

Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo:


"Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Después de
cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza, sellada
con mi Sangre, que se derrama por ustedes".
Palabra de Dios.

DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS


PRIMERA LECTURA

“Yo-soy el-que-es”. Este es mi nombre para siempre.


Del libro del Éxodo
3, 11-15

E n aquellos días, después de escuchar la voz de Dios desde la zarza, Moisés le dijo:
“¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?”
El Señor respondió: “Yo estaré contigo y ésta será la señal de que yo te envío: Cuando hayas
sacado de Egipto a mi pueblo, ustedes darán culto a Dios en este monte”.

Entonces Moisés le contestó a Dios: “Está bien. Me presentaré a los hijos de Israel y les diré:
‘El Dios de sus padres me envía a ustedes’; pero cuando me pregunten cuál es su nombre,
¿qué les voy a responder?”

Dios le contestó a Moisés: “Mi nombre es Yo-soy”; y añadió: “Esto les dirás a los israelitas:
‘Yo-soy me envía a ustedes’. También les dirás: ‘El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, me envía a ustedes. Este es mi nombre para
siempre. Con este nombre me han de recordar de generación en generación”.
Palabra de Dios.

Siempre alabaré al Señor.


Del libro del Eclesiástico (Sirácide)
51, 11-17

M e acordé, Señor, de tu misericordia


y de tu bondad, que son eternas;
que tú salvas a los que en ti confían
y los libras del poder de los malvados.
Desde la tierra levanté mi voz
y supliqué ser librado de la muerte.

Invoqué al Señor:
“Tú eres mi Padre, mi poderoso salvador;
no me abandones en el día de la tribulación
ni me dejes sin ayuda ante los déspotas.
Alabaré tu nombre sin cesar
y entonaré himnos de acción de gracias”.

El Señor escuchó mi voz


y prestó oídos a mi ruego;
me libró de todo mal
y me salvó en el día de la angustia.
Por eso te doy gracias y te alabo, Señor,
y bendeciré tu nombre para siempre.
Palabra de Dios.
PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
DURANTE EL TIEMPO PASCUAL

En el nombre de Jesús, levántate y camina.


Del libro de los Hechos de los Apóstoles
3, 1-10

E n aquel tiempo, Pedro y Juan subieron al templo para la oración vespertina, a eso de las
tres de la tarde. Había allí un hombre lisiado de nacimiento, a quien diariamente
llevaban y ponían ante la puerta llamada la ‘Hermosa’, para que pidiera limosna a los que
entraban en el templo.

Aquel hombre, al ver a Pedro y a Juan cuando iban a entrar, les pidió limosna. Pedro y Juan
fijaron en él los ojos y Pedro le dijo: “Míranos”. El hombre se quedó mirándolos en espera
de que le dieran algo. Entonces Pedro le dijo: “No tengo ni oro ni plata, pero te voy a dar lo
que tengo: En el nombre de Jesucristo nazareno, levántate y camina”. Y, tomándolo de la
mano, lo incorporó.

Al instante sus pies y sus tobillos adquirieron firmeza. De un salto se puso de pie, empezó a
andar y entró con ellos al templo caminando, saltando y alabando a Dios.

Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, y al darse cuenta de que era el mismo que
pedía limosna sentado junto a la puerta ‘Hermosa’ del templo, quedaron llenos de miedo y
no salían de su asombro por lo que había sucedido.
Palabra de Dios.

En la tierra no existe ninguna otra persona que pueda salvarnos.


Del libro de los Hechos de los Apóstoles
4, 8-12

n aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Jefes del pueblo y ancianos:
E Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, para
saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo el pueblo de Israel: este hombre ha
quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios
resucitó de entre los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores,
han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos, pues en la
tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido como salvador nuestro”.
Palabra de Dios.

Los apóstoles iban felices de haber merecido aquellos ultrajes por el nombre de Jesús.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles
5, 27-32. 40-42
n aquellos días, el sumo sacerdote reprendió a los apóstoles y les dijo: “Les hemos
E prohibido enseñar en nombre de ese Jesús; sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén
con sus enseñanzas y quieren hacernos responsables de la sangre de ese hombre”.

Pedro y los otros apóstoles replicaron: “Primero hay que obedecer a Dios y luego a los
hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte
colgándolo de la cruz. La mano de Dios lo exaltó y lo ha hecho jefe y salvador, para dar a
Israel la gracia de la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de todo
esto y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que lo obedecen”.

Los miembros del sanedrín mandaron azotar a los apóstoles, les prohibieron hablar en
nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido
aquellos ultrajes por el nombre de Jesús.

Y todos los días enseñaban sin cesar y anunciaban el Evangelio de Cristo Jesús, tanto en el
templo como en las casas.
Palabra de Dios.

SALMOS

Isaías 12

R. El Señor es nuestro Dios y salvador.

El Señor es mi Dios y salvador,


con él estoy seguro y nada temo.
El Señor es mi protección y mi fuerza
y ha sido mi salvación. R.

Den gracias al Señor


e invoquen su nombre,
cuenten a los pueblos sus hazañas,
proclamen que su nombre es sublime. R.

Alaben al Señor por sus proezas,


anúncienlas a toda la tierra.
Griten, jubilosos, habitantes de Sión,
porque el Dios de Israel
ha sido grande con ustedes. R.

Del salmo 112

R. Bendito sea el Señor ahora y para siempre.


O bien:
R. Aleluya.

Bendigan al Señor,
bendíganlo sus siervos.
Bendigan al Señor,
ahora y por los siglos venideros. R.

Desde que sale el sol hasta su ocaso


bendigan al Señor todos sus siervos.
El está sobre todas las naciones;
su gloria por encima de los cielos. R.

¿Quién igual que el Señor, que es nuestro Dios,


que reina en trono excelso
y, sin embargo, abaja su mirada
para ver tierra y cielo? R.

SEGUNDAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

Gracia y paz a todos aquellos que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
De la primera carta del apóstol san Pabló a los corintios
1, 1-3

Y o, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes, mi colaborador,


saludamos a la comunidad cristiana que está en Corinto. A todos ustedes, a quienes
Dios santificó en Cristo Jesús y que son su pueblo santo, así como a todos aquellos que en
cualquier lugar invocan el nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y Señor de ellos, les deseo
la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.
Palabra de Dios.

Se humilló a sí mismo, por eso Dios lo exaltó.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses
2, 6-11

C risto, siendo Dios,


no consideró que debía aferrarse
a las prerrogativas de su condición divina,
sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo,
tomando la condición de siervo,
y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo
y por obediencia aceptó incluso la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas
y, le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús todos doblen la rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios.

Sobre todo, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses
3, 12-17

H ermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado
su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense
mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado
a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.

Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados como
miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.

Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos
a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos,
himnos y cánticos espirituales, y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre
del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.
Palabra de Dios.

ACLAMACIONES ANTES DEL EVANGELIO


Sal 95, 2

R. Aleluya, aleluya.
Cantemos al Señor y bendigamos su nombre,
proclamemos día tras día su misericordia.
R. Aleluya.

Dan 3, 52

R. Aleluya, aleluya.
Bendito sea tu nombre santo y glorioso;
gloria y alabanza a ti por los siglos.
R. Aleluya.

EVANGELIOS
Le pondrás el nombre de Jesús.

Del santo Evangelio según san Lucas


1, 18-25

C risto vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con
José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba
esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia,
pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David,
no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su
pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta
Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de
Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y
él le puso por nombre Jesús.
Palabra del Señor.

Le pusieron el nombre de Jesús.

Del santo Evangelio según san Lucas


2, 16-21

E n aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén, y encontraron a María, a
José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había
dicho de aquel niño, y cuantos los oían, quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba
todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto
habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.

Cumplidos los ochos días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel
mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.
Palabra del Señor.

Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre.


Del santo Evangelio según san Lucas
14, 6-14

n aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va
E al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya
desde ahora lo conocen y lo han visto”.

Le dijo Felipe: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le replicó: “Felipe, tanto
tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha
visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en
el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia
cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el
Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.

Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aún mayores, porque
yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”.
Palabra del Señor.
MISAS POR DIVERSAS NECESIDADES

POR LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Confluirán todas las naciones al monte del Señor.


Lectura del libro del profeta Isaías
2, 1-5

V isión de Isaías, hijo de Amos, acerca de Judá y Jerusalén:


En días futuros, el monte de la casa del Señor
será elevado en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas
y hacia él confluirán todas las naciones.

Acudirán pueblos numerosos, que dirán:


“Vengan, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob,
para que él nos instruya en sus caminos
y podamos marchar por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén, la palabra del Señor”.

El será el árbitro de las naciones


y el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados
y de las lanzas, podaderas;
ya no alzará la espada pueblo contra pueblo,
ya no se adiestrarán para la guerra.
¡Casa de Jacob, en marcha!
Caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios.

Mi casa será casa de oración para todos los pueblos.


Lectura del libro del profeta Isaías
56, l. 6-7

E sto dice el Señor:


“Velen por los derechos de los demás,
practiquen la justicia,
porque mi salvación está a punto de llegar
y mi justicia a punto de manifestarse.

A los extranjeros que se han adherido al Señor


para servirlo, amarlo y darle culto,
a los que guardan el sábado sin profanarlo
y se mantienen fíeles a mi alianza,
los conduciré a mi monte santo
y los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Sus holocaustos y sacrificios serán gratos en mi altar,
porque mi casa será casa de oración
para todos los pueblos”.
Palabra de Dios.

Caminarán los pueblos a tu luz.


Lectura del libro del profeta Isaías
60, 1-6

L evántate y resplandece, Jerusalén,


porque ha llegado tu luz
y la gloria del Señor alborea sobre ti.
Mira: las tinieblas cubren la tierra
y espesa niebla envuelve a los pueblos;
pero sobre ti resplandece el Señor
y en ti se manifiesta su gloria.
Caminarán los pueblos a tu luz
y los reyes, al resplandor de tu aurora.

Levanta los ojos y mira alrededor:


todos se reúnen y vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces verás esto radiante de alegría;
tu corazón se alegrará, y se ensanchará,
cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos y dromedarios,
procedentes de Madián y de Efá.
Vendrán todos los de Sabá
trayendo incienso y oro
y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.

¿No voy yo a tener lástima de Nínive?


Lectura del libro del profeta Jonás
3, 10-4, 11

C uando Dios vio las obras de los habitantes de Nínive y cómo se convertían de su mala
vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Jonás se disgustó mucho de que Dios no hubiera castigado a los habitantes de Nínive, e
irritado, oró al Señor en estos términos: “Señor, esto es lo que yo me temía cuando estaba en
mi tierra, y por eso me di prisa en huir a Tarsis. Bien sabía yo que tú eres un Dios clemente
y compasivo, lleno de paciencia y de misericordia, siempre dispuesto a perdonar. Ahora,
Señor, quítame la vida, pues prefiero morir a vivir”. Pero el Señor le respondió: “¿Crees que
hay motivo para que te enojes?”

Jonás salió de Nínive y acampó al oriente de la ciudad. Allí construyó una enramada y se
sentó a su sombra, para ver qué pasaba con Nínive. Entonces, el Señor Dios hizo nacer una
hiedra, que creció tan tupida, que le daba sombra y lo resguardaba del ardor del sol. Jonás se
puso muy contento por la hiedra.

Pero al día siguiente, al amanecer, el Señor envió un gusano, el cual dañó la hiedra, que se
secó. Y cuando el sol ya quemaba, el Señor envió un viento caliente y abrasador; el sol le
daba a Jonás en la cabeza y lo hacía desfallecer. Entonces Jonás deseó morir y dijo: “Prefiero
morir a vivir”.

Entonces el Señor le dijo a Jonás: “¿Crees que hay motivo para que te enojes así por la
hiedra?” Contestó él: “Sí, y tanto, que quisiera morirme”. Le respondió el Señor: “Tú estás
triste por una hiedra que no cultivaste con tu trabajo, que nace una noche y perece la otra. Y
yo, ¿no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, en donde viven más de ciento veinte
mil seres humanos que no son responsables y gran cantidad de ganado?
Palabra de Dios.

Vendrán numerosos pueblos a buscar al Señor en Jerusalén.


Lectura del libro del profeta Zacarías
8, 20-23

sto dice el Señor de los ejércitos: “Vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades.
E Y los habitantes de una ciudad irán a ver a los de la otra y les dirán: ‘Vayamos a orar
ante el Señor y a implorar la ayuda del Señor de los ejércitos’. ‘Yo también voy’. Y vendrán
numerosos pueblos y naciones poderosas a orar ante el Señor Dios en Jerusalén y a implorar
su protección”.

Esto dice el Señor de los ejércitos: “En aquellos días, diez hombres de cada lengua extranjera
tomarán por el borde del manto a un judío y le dirán: ‘Queremos ir contigo, pues hemos oído
decir que Dios está con ustedes’ ”.
Palabra de Dios.

SALMOS

Del salmo 18

R. El mensaje del Señor llega a toda la tierra.

Los cielos proclaman la gloria de Dios


y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día comunica su mensaje al otro día
y una noche se lo trasmite a la otra noche. R.

Sin que pronuncien una palabra,


sin que resuene su voz,
a toda la tierra llega su sonido
y su mensaje, hasta el fin del mundo. R.

Del salmo 66

R. Que te alaben. Señor, todos los pueblos.


O bien:
R. Todos los pueblos de la tierra conocerán tu salvación.

Que Dios se compadezca de nosotros,


nos bendiga y nos mire con amor,
así todos los pueblos de la tierra
conocerán tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones


porque riges el mundo con justicia,
con equidad gobiernas a los pueblos,
con rectitud los guías. R.

La tierra ha producido ya sus frutos,


Dios nos ha bendecido en esta forma;
que el Señor continúe bendiciéndonos
para que todo el orbe lo conozca. R.

Del salmo 95

R. Cantemos la grandeza del Señor.


O bien:
R. Vayan por todo el mundo, aleluya, y enseñen a todas las naciones, aleluya.

Cantemos al Señor un nuevo canto,


que le cante al Señor toda la tierra;
cantemos al Señor y bendigámoslo. R.

Proclamemos su amor día tras día,


su grandeza anunciemos a los pueblos,
de nación en nación, sus maravillas. R.

Alaben al Señor, pueblos del orbe,


reconozcan su gloria y su poder
y tribútenle honores a su nombre. R.

Adoren al Señor aquí en su templo;


tiemble la tierra toda en su presencia,
“Reina el Señor”, anuncien a los pueblos. R.

Del salmo 97

R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.


O bien:
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

Cantemos al Señor un canto nuevo


pues ha hecho cosas portentosas:
el poder de su diestra y de su brazo
le han dado la victoria. R.

El Señor reveló su salvación,


y a los pueblos mostró lo justo que es.
Se acordó de su amor y su lealtad
al pueblo de Israel. R.

La tierra entera ha contemplado


la victoria de nuestro Dios;
que todos los pueblos y naciones
aclamen jubilosos al Señor. R.
Que alaben al Señor al son del arpa
y de instrumentos musicales;
que al son de trompetas y clarines,
al Señor, que es el rey, todos aclamen. R.

Del salmo 116

R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Que alaben al Señor todos los pueblos,


que todas las naciones lo festejen. R.

Porque grande es su amor hacia nosotros


y su fidelidad dura por siempre. R.

ACLAMACIONES ANTES DEL EVANGELIO

Mt 28, 19. 20

R. Aleluya, aleluya.
Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor,
y sepan que yo estaré con ustedes todos los días
hasta el fin del mundo.
R. Aleluya.

Mc 16, 15

R. Aleluya, aleluya.
Vayan por todo el mundo, dice el Señor,
y prediquen el Evangelio a toda creatura.
R. Aleluya.

Jn 3, 16

R. Aleluya, aleluya.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único,
para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
R. Aleluya.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO


Ustedes serán mis testigos hasta los últimos rincones de la tierra.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
1, 3-8

J esús se les apareció a sus apóstoles después de la pasión, les dio numerosas pruebas de
que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de
Dios.

Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a
que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua;
dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”.

Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?”
Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha
determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los
llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los
últimos rincones de la tierra”.
Palabra de Dios.

Comenzaron a predicar también a los griegos la buena nueva del Señor Jesús.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
11,19-26

E n aquellos días, algunos de los que se habían dispersado, huyendo de la persecución


desatada después de la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía;
pero predicaban el Evangelio solamente a los judíos. Sin embargo, hubo entre ellos algunos
chipriotas y cirenenses, que al llegar a Antioquía, comenzaron a dirigirse también a los
paganos y a predicarles el Evangelio del Señor Jesús. Y como la mano del Señor estaba con
ellos, muchos se convirtieron y abrazaron la fe.

Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a
Antioquía. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como
era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su
propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre.

Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevó
consigo a Antioquía. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a
mucha gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el
nombre de “cristianos”.
Palabra de Dios.

Ahora nos dirigiremos a los paganos.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
13, 46-49
n aquellos días, Pablo y Bernabé dijeron a los judíos: “La palabra de Dios debía ser
E predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida
eterna, nos dirigiremos a los paganos. Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he
puesto como luz de los paganos, para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de
la tierra”.

Al enterarse de esto, los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron


la fe todos aquellos que estaban destinados a la vida eterna. La palabra de Dios se iba
propagando por toda la región.
Palabra de Dios.

¿Cómo van a oír hablar de él, si no hay nadie que se lo anuncie? ¿Y cómo va a haber quienes lo
anuncien, si no son enviados?
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos
10, 9-18

H ermanos: Basta que cada uno declare con su boca que Jesús es el Señor y que crea en
su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, para que pueda salvarse.'

En efecto, hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y declarar con la boca para
alcanzar la salvación. Por eso dice la Escritura: Ninguno que crea en él quedará defraudado,
porque no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos,
espléndido con todos los que lo invocan, pues todo el que invoque al Señor como a su Dios,
será salvado por él.

Ahora bien, ¿cómo van a invocar al Señor, si no creen en él? ¿Y cómo van a creer en él, si
no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír hablar de él, si no hay nadie que se lo anuncie?
¿Y cómo va a haber quienes lo anuncien, si no son enviados? Por eso dice la Escritura: ¡Qué
hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que trae buenas noticias!

Sin embargo, no todos han creído en el Evangelio. Ya lo dijo Isaías: Señor, ¿quién ha creído
en nuestra predicación? Por lo tanto, la fe viene de la predicación y la predicación consiste
en anunciar la palabra de Cristo.

Entonces yo pregunto: ¿Acaso no habrán oído la predicación? ¡Claro que la han oído!, pues
la Escritura dice: La voz de los mensajeros ha resonado en todo el mundo y sus palabras han
llegado hasta el último rincón de la tierra.
Palabra de Dios.

Se ha revelado actualmente el misterio de Cristo, que consiste m que los paganos son partícipes de la
misma promesa.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios
3, 2-12
H ermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado
en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este designio secreto que acabo
de exponerles brevemente. Y al leer esto, podrán darse cuenta del conocimiento que tengo
del designio secreto de Dios realizado en Cristo.

Este es un designio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que
ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el
Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo
cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo. Y yo he sido constituido servidor de
este Evangelio por un don gratuito de Dios, que me ha sido concedido con toda la eficacia de
su poder.

A mí, el más insignificante de todos los fieles, se me ha dado la gracia de anunciar a los
paganos la incalculable riqueza que hay en Cristo, y dar a conocer a todos cómo va
cumpliéndose este designio de salvación, oculto desde el principio de los siglos en Dios,
creador de todo.

Él lo dispuso así, para que la multiforme sabiduría, sea dada a conocer ahora, por medio de
la Iglesia, a los espíritus celestiales, según el designio eterno realizado en Cristo Jesús,
nuestro Señor, por quien podemos acercarnos libre y confiadamente a Dios, por medio de la
fe en Cristo.
Palabra de Dios.

Dios quiere que todos los hombres se salven.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo
2, 1-8

T e ruego, hermano, que ante todo se hagan oraciones, plegarias, súplicas y acciones de
gracias por todos los hombres, y en particular, por los jefes de Estado y las demás
autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, entregada a Dios y
respetable en todo sentido.

Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro salvador, pues él quiere que todos los hombres se
salven y todos lleguen al conocimiento de la verdad, porque no hay sino un solo Dios y un
solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre él también, que se entregó
como rescate por todos.

El dio testimonio de esto a su debido tiempo y de esto yo he sido constituido, digo la verdad
y no miento, pregonero y apóstol para enseñar la fe y la verdad.

Quiero, pues, que los hombres, libres de odios y divisiones, hagan oración dondequiera que
se encuentren, levantando al cielo sus manos puras.
Palabra de Dios.
EVANGELIOS

Vayan y enseñen a todas las naciones.

Del santo Evangelio según san Mateo


28, 16-20

E n aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que
Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.

Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la
tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y
sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
Palabra del Señor.

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Del santo Evangelio según san Marcos


16, 15-20

n aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y
E prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se
resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan
creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en
sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los
enfermos y éstos quedarán sanos”.

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos
fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y
confirmaba su predicación con los milagros que hacían.
Palabra del Señor.

Era necesario que se predicara a todas las naciones la necesidad de volverse a Dios para el perdón de
los pecados.

Del santo Evangelio según san Lucas


24, 44-53

n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Lo que ha sucedido es aquello de que les
E hablaba yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo: “Está
escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día,
y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la
necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto.

Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad,
hasta que reciban la fuerza de lo alto”.

Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las
manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo.
Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían
constantemente en el templo, alabando a Dios.
Palabra del Señor.

Jesús debía morir para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos.

Del santo Evangelio según san Juan


11, 45-52

E n aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver
que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron
a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían: “¿Qué será
bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos
van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación”.

Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: “Ustedes no
saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que
toda la nación perezca”. Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo
sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación,
sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos.
Palabra del Señor.

Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo.

Lectura del santo Evangelio según san Juan


17, 11. 17-23

n aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre
E a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Santifícalos en la verdad. Tu
palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo.
Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad.
No sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra
de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que
sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo
en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has
enviado y que los amas, como me amas a mí”.
Palabra del Señor.

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