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Daniel Galindo

Tema: Existencialismo en BOA

¿Cómo incide el existencialismo en BOA?

Julio Llinás vuelve a Buenos Aires en el 58´ para la creación de un “centro neurálgico de actitud

común”, un acto mesiánico fundacional en un mundo -cretinizado-, pero adecuado tanto para la

promoción local de los movimientos de vanguardía con los que se vinculó en París desde el 53', como

para el reencuentro del entre nos que había dejado antes de su partida, cuando participaba de la

redacción de Letra y Línea. Los tres números de BOA, Cuadernos internacionales de documentación

sobre poesía y arte de vanguardía, lejos de ser una búsqueda por la experimentación se presenta cómo

una crítica a la experiencia del artista y del consumidor, una forma de objetivación artística donde la

conciencia editorial y autoral estriba entre la novedad y el culto, ya no con un gesto emancipatorio de

los parentescos imaginarios, o como el uso particular de la materia artística, mucho menos como

consigna de producción, sino como una pasada contemporaneidad de lo nuevo donde los problemas

del arte se concentran sobre la tensión de la espera y la inquietud, el culto a la vida y la uniformidad.

Sin embargo, hasta el santo desconfía cuando la limosna es grande, pues el empuje promocional destiñe

existencialismo en cada enjuagada. Bajo el tul del surrealismo y la -excepcional- exposición de Phases,

la cabalgata de géneros de vanguardía trasluce la primacía de la existencia sobre la esencia, de lo

concreto sobre lo abstracto, de lo particular sobre lo general, de la acción sobre el pensamiento, de la

presencia sobre la ausencia, del temperamento sobre la razón, de lo indefinido sobre lo definido, del

arte sobre la ciencia y la filosofía, del absurdo sobre la lógica, de lo temporal sobre lo eterno, de la

angustía sobre la paz, de lo contingente sobre lo necesario. Todos rasgos de una filosofía de postguerra

que encuentra eco entre los vanguardistas argentinos y que se pueden tratar uno por uno a lo largo y

ancho de BOA siguiendo la figura de Llinás, Aldo Pellegrini, Mario Trejo, Edgar Bayley, Carlos

Latorre y comparando con los traducidos foranéos.

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