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N°15
PROFESORADO EN GEOGRAFÍA
ORGANIZACIÓN ECONÓMICA DEL ESPACIO
En el presente trabajo se intentarán establecer cuáles son los modelos propuestos para explicar la
distribución espacial de las actividades de producción, distribución y consumo, desde los aportes
de Agnew y Knox por una parte y Méndez por otra, sin limitarnos a establecer dónde se de ubican
dichas actividades, sino también explicar por qué se ubican donde se encuentran (Butler, 1896).
Agnew y Knox establecerán previamente los principios básicos de distancia y movimiento, que
condicionan las actividades económicas:
6) Ventaja comparativa, una región debe especializarse en aquella actividad en la que cuente con
una ventaja comparativa sobre otras regiones.
7) Las localizaciones más accesibles adquieren ventajas sobre otras en la forma de economías de
aglomeración, dado el agrupamiento y concentración, de beneficios relacionados a los recursos y
mano de obra compartidos (economías de localización) o bien en la disponibilidad de servicios
especializados en economías particulares (economías de urbanización).
Lo que resulta claro es que un análisis detenido de las actividades económicas actuales encuentra
estos principios insuficientes, al menos parcialmente, pero sirven de base para establecer la lógica
de los movimientos de las fuerzas productivas y de consumo.
Por otra parte, Méndez comenzará por las características de los estudios que abordan la
localización de las actividades económicas:
3) Establecer las asociaciones espaciales entre empresas y actividades, los flujos que las vincular y
su interrelación.
4) Analizar la evolución o dinamismo espacial de las actividades, estableciendo cambios en
localización, los flujos y las interrelaciones.
El autor añadirá ciertas consideraciones relacionadas a las diferentes escalas de análisis y los
interjuegos entre éstas y las actividades económicas y empresas estudiadas, ya que las distintas
escalas presentan diferentes niveles de interdependencia, modifican la influencia relativa que
ejercen los diversos factores de producción, y por último condiciona las unidades espaciales de
análisis.
Ambos autores, una vez definida la perspectiva y conjunto de consideraciones a partir de las
cuales elaborarán el análisis, comenzarán por el modelo propuesto por Von Thünen, respecto de
la actividad agraria.
1) Un estado aislado;
6) Los agricultores pueden ajustar las operaciones para maximizar los beneficios;
7) Un plano isotrópico;
8) Sólo un medio de transporte, en todas direcciones, cuyos costos varían directamente con la
distancia pero verían con los productos, y el costo es cubierto por el agricultor;
10) los precios de mercado y los costos de producción son los mismos para todos los agricultores,
y difieren por producto.
La valoración de estas suposiciones lleva al autor a las siguientes conclusiones, que buscan
contestar este interrogante: “¿Qué patrón de uso de suelo tendrá éxito y cómo afectará la
distancia al mercado el posible uso de la tierra?” ( Agnew/Knox).
Los agricultores próximos tendrán menores costes de transporte, y por tanto mayores beneficios
que pueden ser reinvertidos en elevar la productividad (tecnología, especialización de la mano de
obra, etc.). Las áreas alejadas tenderán a una explotación de carácter extensivo para maximizar
sus ganancias y reducir costos, una estrategia puede ser seleccionar otro tipo de cultivos para
diferenciarse de los agricultores más próximos a la ciudad. Esto en principio eleva el valor de los
suelos en regiones próximas al mercado de consumo, y obliga a las áreas más alejadas a pensar
estrategias de cultivo y comercialización que compensen las distancias. Este tipo de distribución
determina una distribución espacial en anillos concéntricos.
Agnew y Knox realizan en principio una crítica, que tiene que ver con el cambio a las escalas
continental y global que involucran procesos que no se adecúan a las suposiciones de Von Thünen,
es decir, tiene poca relevancia en el mundo contemporáneo. Se debe considerar también que las
decisiones de los productores agrarios actualmente pueden estar condicionadas por otros factores
más allá de la distancia y el coto del transporte, como la demanda del mercado internacional, el
cambio tecnológico, las políticas económicas locales o regionales, etc. Por otro lado, en forma
general los costos de transporte y el intercambio logístico han disminuido su costo y se ha
diversificado en sus medios considerablemente, y ya no constituye un factor determinante a la
hora de definir el uso del espacio agrícola.
Otro modelo analizado es el de Walter Christaller, quien intentó demostrar la hipótesis de que de
igual forma que existen leyes económicas que determinan la vida de la economía, así existen
también leyes geográfico económicas que rigen la distribución de los núcleos urbanos en cuanto a
tamaño, número y localización (Christaller).
Según este autor, las ciudades funcionan como lugares centrales para las zonas agrícolas
circundantes, y cada persona que necesita un bien o un servicio se dirige hasta la ciudad más
cercana en la que lo puede obtener, minimizando los gastos de traslado. Así, cada lugar central
debía estar rodeado por un área de servicios hexagonal con zonas de servicio del mismo tamaño y
a la misma distancia entre ellas. Los lugares centrales más grandes se encuentran más lejos y
ofrecen funciones de orden superior (cuya demanda es menos frecuente) y de orden inferior. Esto
determina una estructura espacial jerárquica, el lugar central se ubica estratégicamente cerca de
las vías de comunicación importantes y dentro de una zona administrativa.
Agnew y Knox observan que este modelo supone que dentro de cada área de mercado un
productor adquiere una posición monopólica, y comenta la paradoja de suponer que al mismo
tiempo que la producción se concentra en los lugares centrales, la distribución de la población
consumidora es uniforme, este último dato no es menor, ya que la población tiende también a
concentrarse con criterios diversos y similares a los utilizados por el productor.
Méndez considera los aportes del autor sobre el sistema jerarquizado de los lugares de producción
y consumo, con oferta de bienes y servicios diversa lo que hace variar el grado de “centralidad”, y
realiza apreciaciones sobre la distribución de la población y las áreas de abastecimiento, pero
reconoce que esta teoría es insuficiente para explicar la distribución de los servicios en la
actualidad, por la rigidez de los supuestos sobre los que parte el modelo frente a la flexibilidad de
criterios y diferentes comportamientos de los comerciantes, como por ejemplo la cuestión de las
distancias en relación a los medios de transporte disponibles, que cambian radicalmente la
percepción del espacio, las motivaciones subjetivas-perceptivas que poseen los consumidores
sobre cómo valoran y utilizan los espacios, y por último la competencia entre núcleos que ofrecen
bienes y servicios similares.
La teoría propuesta por Weber considera que los costes de producción son iguales en todas
partes, por lo que el precio del producto sólo puede variar en función de los costes de transporte.
La planta se instalará allí donde los precios de transporte sean mínimos. Para lo que hay que
considerar la cantidad de recurso que se pierde en el proceso de elaboración, los cuidados
especiales para el transporte y del aumento del valor añadido.
Weber representará su teoría en un triángulo, en el cual, dos vértices corresponden a los recursos
y otro al mercado. Para determinar la importancia que tiene la parte de recurso que se pierde en
el proceso de elaboración Weber elabora un índice de materiales. Este índice consiste en dividir el
peso de los recursos utilizados entre el peso del producto elaborado. Cuanto más alto sea el índice
más cerca se tendrá que ubicar la planta de los recursos. Cuanto más bajo sea más cerca del
mercado.
Méndez observa que esta propuesta carece de relevancia en el escenario actual, señalando las
limitaciones identificadas por otros autores, como por ejemplo la cuestión de la información con la
que cuenta una empresa a la hora de decidir su emplazamiento, que no siempre es completa, y las
decisiones en la totalidad de los casos se ven condicionadas por factores vinculados a la mano de
obra o incluso la interrelación y vínculos con otras empresas. Otra limitación es la transformación
en el transporte de mercancías, que han abaratado sus costos y ya no son un valor representativo
en el costo de producción. Agnew y Knox comparten esta última consideración.
b) Modelos de renta desigual: supone que en una economía de mercado los cambios en la
localización de las actividades generan acumulación de ventajas, por lo que el crecimiento se
concentra en una región en lugar de difundirse.
c) Modelos de polos de crecimiento: parte del argumento que expone que las industrias
“propulsoras” atraen y estimulan la instalación de otras industrias, constituyendo un polo de
crecimiento.
Los autores caracterizan el subdesarrollo a través de una serie de características más o menos
homogéneas de esas áreas: estructura espacial pre-colonial, surge de la naturaleza de las
relaciones espaciales dentro del sistema capitalista mundial, la transferencia del excedente (en
muchos modos diferentes) desde la periferia al centro, etc.
No obstante se les considera, tanto los modelos liberales como éstos últimos enfoques son
criticados por ahistóricos y estáticos.
INFLUENCIA
DEL ENTORNO
ESTRUCTURA
DE LA EMPRESA ESTRATEGIAS
EMPRESA
ORGANIZACIÓN
TERRITORIAL
La influencia del entorno está relacionada a la economía global, el sistema territorial y el sector al
que corresponde la actividad.
Costes de transporte
Condiciones ecológicas y recursos naturales
Población y mercado de trabajo
Capital e inversión productiva
Mercado de consumo
Externalidades y polarización espacial
Racionalidad imperfecta y factores extraeconómicos.
Agnew y Knox introducen los modelos dinámicos y principios de localización variables para tratar
desde esta perspectiva la complejidad y variedad de escenarios, en respuesta a los modelos
liberales y estructuralistas, para esto los autores recogen corrientes que incorporan un análisis por
períodos históricos y necesidades propias de cada uno de ellos con diferentes resultados, y la
sensibilidad por la especificidad geográfica y la contingencia.
1) Modelo de divisiones espaciales del trabajo, dentro de las cuales se enmarcan las operaciones
de las empresas.
4) Las estrategias competitivas de las corporaciones empresarias constituyen otro modelo donde
se distingue: las orientadas al mercado y las orientadas al costo. La tendencia de las corporaciones
a realizar inversiones directas en el extranjero puede ser resultado de tres factores: a) ventajas de
propiedad (tecnología y poder de mercado); b) internalización de mercados; c) ventajas de
localización (condiciones favorables en el extranjero).
Los autores van a distinguir entre diferentes tipos de firma y sus estrategias de localización de
acuerdo a los sectores industriales a los que pertenecen, el contexto y el tamaño de las mismas.
El enfoque elegido por Méndez para avanzar con su análisis en el de la perspectiva dinámica de la
difusión espacial de innovaciones y actividades, atendiendo a la necesidad de “incorporar una
perspectiva dinámica, atenta a detectar cambios y tendencias” (Méndez).
Toma la siguiente definición de difusión: “el proceso por el que el comportamiento o las
características de un territorio cambian como consecuencia de lo ocurrido antes en otro lugar. La
difusión espacial es la propagación de un fenómeno en el espacio y en el tiempo.”. Los factores
que explican mayores tasas de innovación en ciertas áreas se relacionan con:
Finalmente analiza el crecimiento y contrastes del área de servicios, diferenciando los servicios
para empresas de las nuevas formas comerciales y las pautas de consumo.