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proclamamos aquí la constitución de Colombia, es el final de un esfuerzo, la culminación de

una azarosa hazaña, la logramos corriendo riesgos, es este un texto que pretende representar
a Colombia, a un país nuevo que denodadamente quisimos encontrar, entre quedarnos atrás
rezagados o ponernos adelante preferimos la vanguardia, nos propusimos intuir lo que quiere
nuestro pueblo, el resultado se lo ofrecemos. Al pueblo llano, al que sufre y sobre todo al
pueblo que quiere tener una ilusión, lo que hemos hecho es de su propiedad, hemos salvado
la tradición jurídica de nuestra tierra, ahí volvimos a consagrar reverentes los valores de
siempre, los que nos han permitido ser una democracia, los que hicieron posible la
convivencia a pesar de las provocaciones inclementes de una violencia política injustificada,
hemos hecho un tácito homenaje a los constituyentes de 1886. Toda constitución es un
principio, aquí, hoy nace algo, hemos creado conceptos básicos sobre el estado, hemos
fundado instituciones, a los derechos establecidos de antaño que conocemos de memoria
agregamos otros explícitos –o rotundos- para señalar que cuando se violaron las garantías
sociales ello se hizo contra nuestro querer, contra la voluntad de la gente sencilla y si hemos
insistido con terquedad es para restaurar la perdida creencia de que si somos una raza pacifica,
hemos manejado una extraordinaria potencia con toda responsabilidad, como lo prometimos:
primo siempre el ánimo de acuerdo sobre lo fundamental que ha sido nuestra propuesta y
nuestro desvelo, esta constitución no fue fruto de imposiciones, nadie puede considerarse
vencido por ella ni siquiera quienes han mantenido reticencias o quienes procuraron su
fracaso, tampoco quienes se lamentan de su posible costo, que fue más el resultado
caprichoso de un racionalismo que una consecuencia de la transformación institucional que
conseguimos. ahora necesitamos el respaldo de la opinión porque la constitución al
afianzarse, al desarrollarse se sigue haciendo así misma, esa es la nueva política, la que
tenemos enfrente: limpia, creadora, la que vamos a hacer. Si hemos creado en el escenario
de la vida civil múltiples oportunidades de empezar de nuevo, en el futuro habrá quien no
entienda porque pusimos tanto celo en aprobar clausulas para purificar la administración
pública, esperamos que a las nuevas generaciones no les corresponda vivir en un estado de
lenidad moral como el que hemos padecido. cumplimos el mandato de sanear el congreso,
fue el más apremiante de cuantos recibimos, purificado el congreso se debe poder gobernar
limpiamente, conseguimos las bases para recuperar la justicia fue una tarea ardua, pero van
a estar el fiscal, el sistema acusatorio, el consejo nacional de la judicatura y un procurador
vigorizado. hemos aprobado principios jurídicos que no solo hacen más eficaz la
administración de justicia, sino que la vuelven confiable porque con ellos impediremos sus
desmanes –que también los tiene- y para vigilar hemos creado la hermosa figura del defensor
del pueblo. Colombia es un país joven que tiene que ensayar, debe de ensayar, no puede
limitarse a las únicas oportunidades que no tengan peligro porque los peligros se nos vinieron
encima y para contrarrestarlos no bastan las posturas timoratas, no vamos a permitir que la
reforma se congele, sería una injusticia la queremos como un cuerpo vivo y no como un
documento de archivo, la constitución tendrá que ser la fuente de toda la organización jurídica
e institucional pero queremos que signifique mucho más que eso, que sea considerada como
la carta de navegación de la nacionalidad, como una ruta hacia lo nuevo donde las apetencias
abrumen a los resquemores. quiso Dios propiciarnos esta oportunidad de contribuir a la
grandeza, es un merecido don de la divinidad que agradecemos desde nuestra humilde
condición de no ser si no brisas de hierba en las manos del todopoderoso, hemos recogido el
país, hoy es un solo as, ha desaparecido toda causa para la violencia. Cuando hicimos la
transformación constitucional que hoy proclamamos, el propósito de restaurar los valores
morales estábamos cumpliendo un íntimo deseo, pretendemos que haya renacimiento de los
conceptos esenciales: de la bondad, de lo honesto, de lo verdadero y colmaría nuestros
anhelos que los colombianos valoramos de nuevo lo que significa para la paz la condición
espiritual del hombre, allá en lo alto siguen estando todas las posibilidades de preservar para
siempre la dignidad humana.

ÁLVARO GOMEZ HURTADO,

abogado, co-fundador de la Universidad Sergio Arboleda

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