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XII CONGRESO MUNDIAL DE MUSICOTERAPIA


Música, cultura, sonido y salud
26 de julio 2008
PANEL: ENSEÑANZA, VOZ Y SUBJETIVIDAD
VOZ Y SUBJETIVIDAD
 Laura Inés Gutman - Docente de la Licenciatura en Musicoterapia (UBA).
Integrante de equipo de investigación Proyecto UBACyT (PS/427): “El uso de la
voz en la enseñanza de la Musicoterapia”. Licenciada en Composición Coreográfica,
con mención en Expresión Corporal por el I.U.N.A. (Instituto Universitario
Nacional de Arte). Regisseur egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro
Colón. Cantante e intérprete y responsable de la puesta en escena de teatro y opera.
Docente en la Universidad de Palermo en la carrera de Diseño y Comunicación.

“Entre el hablar y el cantar está la poesía. Ese encantamiento de la palabra


que provoca la unión completa entre sonido y sentido”.

La revelación de la voz condensa la presencia. La voz va escribiendo el cuerpo


desde su envoltura sonora, construyendo la caja de resonancia para el alarido y el llanto,
uniendo el gesto a la palabra, devolviéndole al silencio su morada.
Para comprender el fenómeno de la voz podríamos pensar en tres aspectos
anudados entre sí: el aspecto acústico de la voz, el propioceptivo, es decir las
sensaciones corporales que genera la emisión, y el aspecto vincular, es decir la voz
ligada al lenguaje.
Desde este punto de vista podemos pensar el sentido de la enseñanza de la voz
mucho más allá de sus aspectos estrictamente fisiológicos y tratar de encontrar un nexo
entre la práctica vocal y una metodología de enseñanza que integra la posibilidad
expresiva que constituye al uso de la voz desde su perspectiva espontánea y su
capacidad de comunicación.
Desde el punto de vista acústico la voz comprende tres características que son
las inherentes al sonido: altura, intensidad y timbre. La altura está determinada por la
frecuencia, que a nivel fisiológico se genera con la vibración de los pliegues vocales, y
resulta inaudible sin el fenómeno de la resonancia.
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El nivel resonancial de la voz está determinado por las cavidades


nasocraneananas, la laringe y parte del torax, lo que le otorga a la voz su timbre
particular.
La articulación de la voz a nivel de la emisión permite expresar sentido.
Voz y subjetividad quedan así anudados mucho antes de la construcción mental
de la palabra constituyendo una vía de inserción en el lenguaje.
Lo que en el sonido corresponde a la duración, en la voz está ligado al ritmo y el
ritmo está ligado al cuerpo.
El gesto de la emisión arroja al sonido de la voz siempre hacia el pasado, es
decir hacia su lectura retrospectiva, la escucha contiene el impacto emocional.
El circuito de la emisión de la voz integra así el sujeto a su corporalidad
enhebrando pasado y presente.
El canto es una manifestación humana que entrelaza a nivel simbólico voz,
música y subjetividad. Desde la intimidad del arrullo de una canción de cuna hasta las
acrobacias vocales del género operístico la voz recorre todo un espectro tímbrico de
armónicos que tiene implicancias personales únicas e irrepetibles.
¿A que desafíos nos enfrenta hoy, entonces, la enseñanza de la práctica vocal
dentro de la formación en Musicoterapia?, en un principio a la diferenciación, es el sello
de lo personal lo que signa la práctica vocal.
La voz, ese objeto inasible, al igual que la mirada, revelan aspectos únicos e
irrepetibles de la persona.
“En su acepción clásica, el término persona deriva de máscara, se trata de la máscara
que cubría el rostro de un actor cuando desempeñaba su papel en el teatro, sobre todo
en la tragedia. De aquí derivan a su vez dos significaciones igualmente antiguas.
Por un lado “persona” es el personaje, por otro lado se hace derivar del término:
“hacer resonar la voz” como lo hacía el actor a través de la máscara”. (1)

La voz, por lo tanto, en tanto que resuena queda sonando por su sonido-sentido.
El correlato sensoperceptivo de los resonadores a nivel de la emisión debería ser
integrado a la práctica vocal mediante la construcción de la imagen corporal. Lo que
denominamos el esquema corporal-vocal. Este permite relacionar las sensaciones
propioceptivas del que habla o canta con su esquema corporal, es decir, la
representación inconsciente que tenemos de nuestro propio cuerpo y representaciones
subjetivas sobre el fenómeno fisiológico del habla y el canto.
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Tal como señala Shilder, “una vez creada la imagen corporal de acuerdo con
nuestras necesidades y tendencias, no permanece inalterable sino que sufre un perpetuo
flujo; a la cristalización sigue de inmediato una etapa plástica a partir de la cual se hacen
factibles nuevas construcciones de acuerdo con la situación emocional del individuo. La
imagen corporal cambia y también son constantes las transformaciones de las
relaciones espaciales, de las relaciones emocionales en función de las imágenes
corporales de los demás y la construcción de las imágenes corporales de los otros”
(Schilder, 1977).
Me atrevo a concluir que la enseñanza de la práctica vocal requiere de una
construcción mental, imaginaria y también inconsciente. Y que tal construcción deviene
de cierto proceso interior que se gesta en la persona, en tanto haya algo de la misma
todavía por develarse.
Desde esta perspectiva un entrenamiento vocal que combina la construcción del
esquema corporal-vocal con la musicalidad permite gestar la base para una producción
sonora genuina.
Los elementos y herramientas de la improvisación musical dentro de la práctica
vocal delimitan un espacio de acción óptimo para la práctica docente que favorecen la
experiencia lúdica, la expresión y el desarrollo de la forma artística ya sea:
a) por los vínculos que proponen,
b) por el nivel de espontaneidad y la posibilidad de elaboración que despliegan;
c) y porque desarrollan un espacio que permite armar y desarmar, entrar y salir
de la escena; como recurso para desarrollar los conceptos de límite y espacio,
equilibrio y proporción que tienen que ver esencialmente con el sentido estético
y la intuición.

Siguiendo una metodología que tome en cuenta los aspectos vinculares y la


dinámica grupal que se despliegan en el contexto de la experiencia musical, la
experiencia sensorial en la música, y por que no en todas las ramas del arte, muestran
que comprender es hacer. Disfrutar del descubrimiento y el intercambio de los saberes
de la intuición, la percepción y la memoria musical son las bases para el trabajo en el
aula revalorizando los conceptos de “escuchar y producir” (Gutman, 2007).

(1) José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía Abreviado, Editorial Sudamericana, Abril 2007.

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