Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
uno ¿y luego
qué?
1: ¿Y los iluminados?
Hay una frase muy conocida que dice así: no hay camino para la
paz, la paz es el camino. No tienes idea de lo correcto que es éste
dicho, sin embargo, la frase no nos dijo cómo era el origen de dicho
trayecto; cómo tengo que sentirme, qué tengo que hacer, dónde
buscar ese camino. Siempre te dicen lo de siempre, busca en tu
interior, pero; ¿a dónde lleva ese interior?
Mi amor, yo te quiero presentar un nuevo camino, es más largo
pero también te lleva a la paz. En lugar de ir en línea recta, daremos
una vuelta a la derecha, yendo directo a la ira, donde probaremos el
resentimiento y la venganza. Justo después de probar tu odio
haremos una curva muy grande. En el trayecto aparecerá la culpa, el
origen del sufrimiento. Cuando la gente te lastima sientes
impotencia, lo cual se transforma en rencor.
La curva termina y llegamos al sufrimiento, muchos se quedan
atrapados en esta parte del recorrido; desde la tristeza y ansiedad
hasta la depresión. A partir de este punto viene: el no retorno.
Llegaremos a una bajada, te recomiendo ponerte tu cinturón de
seguridad, porque vamos hacia el vacío.
Sentirás que es un precipicio interminable, pero yo te prometo
que sí hay un fondo y después una subida, la cual te lleva directo a
la paz. De una vez te advierto; puede ser que no recorras el camino
completo.
Si tu vida se vuelve rutinaria también tu sentir, es obvio. Si te
resignas, te transformas en alguien indiferente, a duras penas
puedes sobrellevar tus culpas y frustraciones. Lo irónico es que a
pesar de ello, serás juzgada, te creerán egoísta personas que están
exactamente igual que tú, condenados a la repetición.
Supongamos que eres una persona común y corriente. Con sus
anhelos, caprichos, inseguridades, logros, motivaciones y sueños.
Esto se materializa en una familia, amigos, pareja, trabajos, bares,
borracheras, ahorros, casas y coches. Una vez que tratas de
contabilizar tus actividades diarias, te darás cuenta de que no eres
gran cosa. Es probable que otras cien personas ajenas a ti, hagan
exactamente lo mismo que tú; desde ir al cine los martes, hasta
tener las mismas marcas de pasta de dientes artesanal que
compraste en el mercado. Estás tan expuesto a que la vida te
sacuda; justo ahí radica el engaño: los cambios son inevitables, la
vida siempre transforma tu rutina, la hace colapsar. ¿Recuerdas el
día en que tenías a tu mejor amiga? ¿Cuando ésta te traicionó? Ese
día que lloraste desconsolada. O aquella vez en la que te peleaste con
tu padre y lo dejaste de ver dos años, o la más clásica de todas; la
ruptura amorosa.
Cada una de estas experiencias te puede cambiar para siempre.
Los hábitos se hacen pedazos en instantes, justo ahí es donde se
manifiesta la ira; cuando la frustración te sobrepasa. Uno siempre se
enoja antes de reaccionar con elegancia. El rencor aparece antes que
la paz, y que alguien venga a decirnos lo contrario. Es por ello que
siempre le pregunto a toda esa gente que profesa el despertar de
conciencia, ¿dónde están los iluminados? ¿me podrías indicar por
favor donde están aquellas personas que te dan la otra mejilla
cuando los abofeteas? Te aseguro que la primera bofetada los deja
casi noqueados a todos, una segunda te quebraría. Ser una buena
persona no es nada fácil en estos tiempos, es completamente válido
si quieres mandar a la chingada a todos.
Estar enojado todo el tiempo es muy cansado, te deja exhausto,
la tristeza es lo que sigue después. Arrepentimiento, culpa, pena,
añoranza, todas juntas absorbiendo por completo tu vitalidad. Ten
mucho cuidado con mencionar la palabra depresión en vano; sólo
requieres una mala experiencia en el momento indicado para irte al
vacío. Justo aquí es donde te comentaba que se queda la mayoría de
la gente; si te das cuenta, sólo estás a dos emociones para irte al
vacío: ira y sufrimiento.
Me gustaría decirte que este trayecto es mentira, o que soy un
exagerado, pero créeme cuando te digo que es el único camino
confirmado que te lleva a la paz. Somos anatomía divina donde te
quitan o te dan, nunca las dos al mismo tiempo; primero sufre, luego
valora.
3: Los Castigos