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Introducción:
Uno de los temas menos enseñados en la vida de nuestras familias e Iglesias es, sin duda
alguna, el tema de la sexualidad. Pero cuando nos permitimos tratar este asunto debemos
comenzar con una pregunta, ¿quién es el Creador del sexo? Y la respuesta es: Dios. Y Dios nos
dio el sexo, básicamente, por dos razones: 1) Para la procreación, para la reproducción de la
especie humana, (Génesis 1:26-28). 2) Para el placer. No se trata de cumplir, se trata de que sea
una experiencia que ambos, hombre y mujer, puedan disfrutar y alcanzar el clímax de la
relación sexual, que los expertos en el tema llaman orgasmo.
Pero Dios estableció un Principio, sexo sí, pero dentro del matrimonio. El sexo fuera del
matrimonio, nos guste o no, es pecado, es maldad. Y la Biblia afirma que a los fornicarios y
adúlteros los juzgará Dios. (Hebreos 13:4).
Ahora, debemos decirlo, si hay un regalo que Dios nos ha dado y que el hombre ha pervertido y
comercializado, ha sido, precisamente, el sexo. Esta sociedad ha hecho del sexo un ídolo y es
increíble como abundan las perversiones sexuales, como son: el adulterio, la homosexualidad, el
incesto, el bestialismo, etc.
Tener Información Biológica Correcta. ¡Nadie nació siendo experto! Usted y su cónyuge deben
estar plenamente informados. Muchos hombres son ignorantes de la anatomía de su esposa y
de cómo satisfacerla sexualmente. No es una vergüenza ser ignorante, pero sí es una vergüenza
quedarse ignorante.
Tener una Actitud Positiva. “Más bienaventurado es dar que recibir” Hechos 20:35. Comience a
considerar la relación sexual como una oportunidad de dar placer a su pareja y edificar el amor
genuino mutuo.
Dedicar Tiempo. “Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa
se le ocupará; libre estará en su casa por un año para alegrar a la mujer que tomó”
Deuteronomio 24:5.
Pocas personas pueden tomar un año para su luna de miel, pero vemos en la ley de Moisés la
importancia que Dios dio al matrimonio y a la necesidad de la pareja recién casada de
conocerse. Según la ley, el hombre, después de su boda, era exento del servicio militar y de toda
responsabilidad comercial por un año.
El hombre que no comprende la naturaleza de su mujer, que ella requiere más tiempo de
preparación y de caricias, le va a robar a ella y a sí mismo de una experiencia satisfactoria. Las
relaciones sexuales sin señales de amor, con toda seguridad crean resentimiento, y no respuesta
positiva, por parte de su cónyuge.
Conclusión:
No debe sorprendernos que algo tan bello como el don de la sexualidad, diseñado por Dios
desde el principio; ha sido mal usado y pervertido por Satanás. Si él le ha robado a usted en
esta área, luche para que él no siga destruyendo su matrimonio. El es un ladrón y vino
precisamente para robar, matar y destruir, pero Jesús vino para darnos vida, y vida en
abundancia. (Juan 10:10).