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NEUROCIENCIA Y APRENDIZAJE

¿Qué es la neurociencia?

La neurociencia es el conjunto de disciplinas científicas que estudian el sistema


nervioso, con el fin de acercarse a la comprensión de los mecanismos que regulan
el control de las reacciones nerviosas y del comportamiento del cerebro. Existen
múltiples disciplinas como la neuroanatomía, neurofisiología, neurofarmacología,
neuroquímica… etc. Es por ello que la neurociencia debe ser estudiada de manera
integrada y complementaria con el fin de comprender la complejidad del cerebro.

Aprendizaje y Neurociencia

Aprender es, en esencia, ser capaz de sobrevivir. El hombre aprendió cómo hacer
fuego para calentarse y cocinar la carne y, así, enfermar menos. Aprendió a
cultivar la tierra para asegurar alimento independientemente de la suerte en la
caza y construyó viviendas que resistieran a la lluvia y el frío. Aprendiendo el
hombre se forjó un futuro y solo así aseguró la continuidad de la especie.

El cerebro sigue siendo un gran desconocido, pero hace 30 años aún lo era más.
Los avances en neurociencias han permitido comprender cómo funciona el
cerebro y ver el importante papel que la curiosidad y la emoción tienen en
la adquisición de nuevos conocimientos. En la actualidad se ha demostrado
científicamente que, ya sea en las aulas o en la vida, no se consigue un
conocimiento al memorizar, ni al repetirlo una y otra vez, sino al hacer,
experimentar y, sobre todo, emocionarnos. Las emociones, el aprendizaje y la
memoria están estrechamente relacionadas. Desde el punto de vista de
la neurociencia educativa, cabe destacar que la inteligencia es un concepto
multidimensional, por eso un mismo ambiente de aprendizaje debe llevar a los
niños a explorar, pensar y expresar sus ideas a través de una variedad de
diferentes códigos.

La Neurociencia y la educación

Por lo que concierne a la neurociencia en la educación, hoy día hay diversas


pruebas de cómo un ambiente de aprendizaje equilibrado y motivador requiere a
los niños de un mejor aprendizaje. Es por ello que los niños aprenden
“socialmente”, construyendo activamente la comprensión y los significados a
través de la interacción activa y dinámica con el entorno físico, social y emocional
con los cuales entran en contacto.

La neuroeducación recomienda que durante los primeros años de vida los niños
estén en contacto con la naturaleza y no se les fuerce a permanecer sentados y
quietos mucho tiempo, pues a esas edades es cuando se construyen las formas,
los colores, el movimiento, la profundidad… con los que luego se tejerán los
conceptos. Para poder madurar, es decir, crear nuevas redes de neuronas, el
cerebro necesita experiencias nuevas. De los 10 a los 12 años, en cambio, el
cerebro está específicamente receptivo a aprender aptitudes, por lo que es el
momento de potenciar la comprensión de un texto y de que aprendan a razonar de
forma matemática. Y, en la adolescencia, el cerebro es plenamente emocional y
choca con el actual modelo educativo que en esta etapa les obliga a aprender
biología, física, química… materias totalmente racionales.

Por poner un ejemplo, muchas personas han olvidado el nombre de los Reyes
Godos o la fórmula para calcular la velocidad de caída de un cuerpo pero, en
cambio, recuerdan lo divertidas que eran las clases de ese profesor en especial
(puede que de mates, lengua, historia… cada uno tendrá el suyo) que despertaba
su interés con ejercicios prácticos e historias sobre cada tema. Fue él quien
consiguió despertar tu atención e interés, y por el que decidiste estudiar lo que
después estudiaste… La emoción es fundamental en el aprendizaje, para quien
enseña y para quien aprende. Ese profesor hizo que la información en clase la
captásemos por medio de nuestros sentidos y para que después pasara por el
sistema límbico o cerebro emocional antes de ser enviada a la corteza cerebral,
encargada de losprocesos cognitivos. Dentro del sistema límbico, la amígdala
tiene una función esencial: es una de las partes más primitivas del cerebro y se
activa ante eventos que considera importantes para la supervivencia, lo que
consolida un recuerdo de manera más eficiente.

Otro factor a tener en cuenta es la sorpresa, puesto que activa la amígdala.


El cerebro es un órgano al que le gusta procesar patrones (entender cosas que se
repiten siempre de la misma forma); es la manera como se enfrenta al mundo que
lo rodea. Ahora bien, todo aquello que no forma parte de esos patrones se guarda
de manera más profunda en el cerebro. De ahí que usar en la clase elementos
que rompan con la monotonía benefician su aprendizaje.
Por último, la empatía (el acercamiento emocional) es la puerta que abre el
conocimiento y con él la construcción del ser humano. Además se ha descubierto
que, al contrario de lo que se creyó durante mucho tiempo, el cerebro no es
estático, sino que existen periodos críticos en los que un aprendizaje se ve más
favorecido que otro. Por ejemplo para aprender a hablar el cerebro está más
receptivo desde que uno nace hasta los siete años. Pero esto no quiere decir que
después no pueda adquirir el lenguaje: la plasticidad del cerebro permitirá hacerlo
aunque cueste más. Este descubrimiento de la existencia de periodos de
aprendizaje abre nuevos debates sobre el sistema educativo y la necesidad de
replantearse un nuevo modelo acorde con esta predisposición cerebral a adquirir
nuevos contenidos concretos por etapas.

La cantidad de jóvenes desmotivados que no quieren continuar sus estudios o


creen que lo que están aprendiendo no sirve para nada es alarmante. Y la única
forma de combatirla es a través de maestros que enseñen a los niños a afrontar
nuevos retos, que transformen el cerebro de sus alumnos aprovechando todas las
herramientas que ofrece la neuroeducación para enseñar mejor. Algunos expertos
afirman que si las clases fueran más vivenciales podrían impartirse más
conocimiento en menos tiempo. Los docentes deberían aprovechar lo que se
conoce del funcionamiento del cerebro para enseñar mejor. Los niños deben
entusiasmarse por lo que están aprendiendo.
REALIDAD SOCIAL GUATEMALTECA
Hablar acerca de la realidad social de Guatemala sin caer instantáneamente en el
plano económico es casi imposible, la división de clases en nuestra sociedad
resulta ser uno de los inconvenientes más notorios antes de alcanzar el bienestar.
Esto nos lleva al plano externo del conocimiento, donde la cultura y la economía
obstruyen la única forma de evitar la inconsistencia social permanente, de la cual
formamos parte. Sin importar el lugar que ocupemos en la estructura social de
nuestro país, como seres humanos nos encontramos en un mismo plano respecto
al de los demás, con todo lo que esto conlleva. Gozamos de un estado racional
sin lugar a dudas, estado que a la mayoría nos inhibe bajo normas sociales y no
puramente lógicas.
Por otra parte no descartamos nuestro estado emocional, que no es más reprimido
porque de ser así nuestros dirigentes correrían el riesgo de provocar una catarsis
masiva, contraproducente para sus planes de dominio meramente pragmáticos. Es
así como nuestra sociedad tan solo es llevada al límite, justo antes de cruzar la
línea y desbordarse.
Además, nuestra sociedad se encuentra completamente bloqueada ante el
conocimiento, porque el temor de salir de la caverna hacia la luz aún persiste y es
alimentado por quienes debieran pregonar la confianza y la superación como
seres de una misma especie. El misticismo es celebrado y lo desconocido es
sagrado para la religión.
Con una intuición compleja bastante desarrollada, la sociedad guatemalteca
apuesta diariamente a lo sensorial, creemos en lo que nos parece agradable y
evadimos todo aquello que nos resulta difícil de alcanzar. Simplemente
cumplimos con nuestro papel de " peón " sobre el tablero de la globalización
mundial.
La sociedad guatemalteca no es demasiado distinta a muchas otras, pues existe
en ella un pequeño número de integrantes que no se rinden ante la indiferencia del
mundo entero. El conocimiento ha llegado a ellos y perciben la realidad un poco
menos distorsionada que el resto, sin embargo, la lista de problemas a superar
acrecienta día a día, evitando convenientemente la superación de un país
reprimido y gracias a ello ubicado en un tercer mundo.

POBREZA EXTREMA EN GUATEMALA


La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2006 -ENCOVI 2006- realizada en
Guatemala en el año 2006 estableció que en el país habían 12 987 829 personas,
de las cuales un 51 por ciento vive bajo la línea de pobreza. Esto se traduce en 6
625 892 personas categorizadas como pobres, dentro de las cuales un 15.20 por
ciento del total del país se encuentran en la Pobreza Extrema -1 976 604-
(“Presentación de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2006“, s.f).
En comparación con el último censo similar, efectuado en el año 2000, la Pobreza
Extrema en el país pasó de un 15.7 por ciento a un 15.2 por ciento. La región más
afectada por el azote de la Pobreza Extrema en Guatemala es el área norte,
seguida del área norte-occidental. Ambas tienen más de un 25 por ciento de su
población bajo la denominación antes detallada (“Presentación de la Encuesta
Nacional de Condiciones de Vida 2006“, s.f).
En el 2011, el Instituto Nacional de Estadística efectuó la Encuesta Nacional de
Condiciones de Vida 2011. Ésta especifica que dentro del umbral de pobreza
extrema se incluye a todas las personas que durante el año viven con menos 4380
quetzales -esta cifra era en 2006 de Q.3206 y en 2000 de Q.1911-. En este
informe estadístico se detalla que el nivel de pobreza total dentro de la población
guatemalteca pasó de un 51 por ciento en 2006 a un 53.71 por ciento en 2011. Sin
embargo, la pobreza extrema pasó de un 15.20 en 2006 a un 13.33 en 2011
(Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2011, 2011).

PROBLEMAS DE LA VIVIENDA
Más de un millón y medio de viviendas son necesarias para solucionar el déficit
habitacional existente en Guatemala. Las personas más afectadas son aquellas de
menores ingresos, quienes no encuentran alternativas ni opciones que les permita
adquirir una casa que reúna las condiciones mínimas para vivir con dignidad.
La situación es preocupante especialmente cuando inicia el invierno, porque la
existencia de cientos de asentamientos humanos ubicados en áreas de riesgo, sin
condiciones para ser habitables los vuelve vulnerables al climas y otras amenazas
que les pueden costar hasta la vida. La historia se repite año con año, los
deslaves arrastran viviendas a los barrancos donde mueren muchos inocentes, el
resto esperando la ayuda del gobierno, sin embargo no se impulsan políticas
orientadas a resolver este problema.
Según datos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, actualmente existen
600,000 casas no reúnen las condiciones mínimas para ser habitables,
conviviendo 4.8 personas por habitación. Todo empieza cuando se forman nuevas
familias, estas se van a vivir con algunos de sus progenitores o algún cuarto de
bajo costo, que generalmente se encuentran en áreas marginales o lugares de alto
riesgo, es para lo único que les alcanza su ingreso.
Según el acuerdo gubernativo de salarios mínimos No. 459-2002, vigente desde
enero del 2003, para actividades no agrícolas es de Q.1,026.00 más una
bonificación de Q.250.00; para actividades agrícolas es de Q.957.00 más la
bonificación: con este ingreso sobreviven una o más personas, debiendo
alimentarse, vestirse, curarse y educar a la familia; la vivienda, esencial, debe de
incluirse en este ingreso por lo que es imposible que una persona sobreviva en
condiciones dignas con este salario y que todavía pueda ahorrar un porcentaje
para el enganche y las mensualidades de su casa.
El precio aproximado de una casa tipo “B” es de Q. 177,060, para calificar a un
crédito de 5 años tendrá que pagar aproximadamente 55 mil quetzales más, si es
financiado a 20 años, esto aumentará a 354 mil quetzales, pagando el doble o el
triple del valor original de la casa. Para un crédito hay que tomar en cuenta que los
bancos necesitan valores que puedan respaldar el crédito o un salario alto que
cubra más de las cuotas, si estos no existen, tampoco calificará para que se le
otorgue ningún financiamiento.

DELINCUENCIA EN GUATEMALA
Guatemala atraviesa actualmente por uno de los períodos más difíciles de su
historia en lo atinente a la evidente incapacidad del gobierno para proveer a los
habitantes un mínimo de seguridad frente al desbordado Vandalismo que impera
en todo el país especialmente y en una dimensión que raya en la barbarie a nivel
de la ciudad capital y municipios aledaños, es tal el poder que han logrado
alcanzar la delincuencia y las maras, que la autoridad titular encargada (PNC) de
atender tal situación confiesa (y aun no lo hiciera) no disponer de la capacidad
necesaria para ejercer algún control sobre tales grupos de maleantes mucho
menos para reducirlos.
Los guatemaltecos presenciamos con horror como cada día crece, se amplía y se
afianza el poder de la delincuencia común y las maras, los pandilleros se están
haciendo poderosos a costillas del ciudadano honrado e indefenso, cobran
arbitrios para no matar, amedrentan a los vecinos que en resguardo de su vida
abandonan sus viviendas cediéndoles más territorio, las maras intimidan,
extorsionan, secuestran, roban, violan, asesinan y frente a esta desolación, el
ciudadano descubre que está totalmente desprotegido, no solo se siente
impotente realmente lo está, porque no tiene la posibilidad de defenderse o de
enfrentar a estos grupos criminales.

Indiscutiblemente que toda la responsabilidad encarnada en el concepto de


seguridad ciudadana le corresponde al estado, en el caso de Guatemala con
inicial minúscula aludiendo a la minúscula dimensión en que el Gobierno la está
cumpliendo, a pesar de que como ya fue apuntado, la actividad delincuencial raya
en la barbarie. Frente a esta tragedia cotidiana, las más altas autoridades de
Gobierno, empeñadas en la tarea política de proyectar un artificial clima de
sosiego y de privilegiar los intereses de grupos e individuos que respaldaron y
financiaron la campaña electoral que los llevo al poder, asumen la infantil postura
de desviar (insultando la inteligencia de todos) nuestra atención hacía cuestiones
de importancia relativa, los distractores abarrotan la plana informativa de los
Medios de Comunicación (mas que todo escritos) buscando minimizar en la
opinión pública nacional e internacional, el impacto social del problema maras, aun
a sabiendas que todo mundo esta consciente de la trágica gravedad de la
situación, como es de esperarse, este Gobierno como los anteriores, pretende
tapar el sol con un dedo y ocultar que la responsabilidad de gobernar al país les
quedo demasiado grande, no solo por falta de voluntad política, sino por la
ausencia de un proyecto de Nación, a partir del cual, pueda gobernar de manera
coherente o por lo menos honrando sus promesas de campaña.

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