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Ciudadanía

Desde el punto de vista estrictamente jurídico, la ciudadanía es una calidad que


posee el habitante de un determinado estado en virtud de la cual goza del efectivo
ejercicio de los derechos políticos y soporta el cumplimiento de las obligaciones de
igual naturaleza.

Este concepto no debe confundirse con el de nacionalidad, la cual supone también


un vínculo jurídico entre el habitante y el estado de que se trate, pero a diferencia de
la ciudadanía, abarca a todos los habitantes, ejerzan efectivamente o no los
derechos políticos.

Así definida, la ciudadanía es un concepto más restringido que el de nacionalidad,


puesto que no serían ciudadanos quienes carecieran del efectivo ejercicio de los
derechos políticos, todo ello sin perjuicio de ser considerados nacionales; así, por
ejemplo, todos aquellos
que por razones de edad, sexo, alfabetismo, discriminación racial, condenas
penales u otras causas, se hallen privados o suspendidos en el ejercicio de sus
derechos políticos, son nacionales pero no ciudadanos del estado de que se trate.

Antecedentes

El origen de la idea de ciudadanía suele fijarse en la segunda mital del siglo V. a. C.,
en la Grecia Clásica, aunque el proceso de democratización ya se había producido
centurias antes en las colonias griegas mediterráneas. Los encargados de romper
con los privilegios de la aristocracia ateniense, abriendo la puerta de la vida pública
a hombres de otra extracción social, fueron Efialtes y Pericles, miembros del partido
demócrata. Asesinado Efialtes, el testigo de las reformas lo tomaría Pericles. Es la
época dorada de esplendor, de ilustración y apertura política de Atenas, época en la
que se construye el Partenón, uno de sus monumentos más emblemáticos, que
puedes ver a la izquierda.

En general, podemos distinguir los siguientes momentos importantes en la historia


del concepto de ciudadanía:

Antigüedad: Grecia y Roma.


Edad Media y Renacimiento.
Edad Moderna.
Época contemporánea.
Grecia

Grecia, y concretamente Atenas, fue la cuna de la democracia en la segunda mitad


del siglo V a. C. Allí aparece por primera vez la idea de ciudadano activo, basada en
tres principios:

Igualdad: ante la ley (todos los ciudadanos son iguales ante la ley) y en el ágora
(todos los ciudadanos pueden ejercer sus derechos en la plaza pública).

Libertad: para expresarse en la asamblea ante el resto de ciudadanos y votar el la


toma de decisiones políticas. Este era el fundamento de la democracia ateniense,
una democracia participativa y directa.

Participación: era un derecho y un deber de los ciudadanos participar en la


asamblea y en los tribunales de justicia (sus miembros eran elegidos por sorteo).

Roma

En Roma, en tiempos de la República, solo tienen al principio derechos civiles los


patricios o miembros de la clase privilegiada. Vestían de forma exclusiva la toga. La
toga eran una indumentaria que estaba vedada y prohibida a quienes no eran
ciudadanos. Con el paso del tiempo los plebeyos, individuos de clase baja, gozarán
de los bienes de la ciudadanía.

Poseer status de ciudadanía implicaba igualdad ante la ley, disponer de habeas


corpus, no recibir malos tratos, pagar impuestos, cumplir el servicio militar y otras
satisfacciones para con el Estado.

Durante la época del Imperio la condición de ciudadano llegó a extenderse incluso a


los habitantes de los territorios conquistados. Pero, en ningún caso, alcanzó a los
esclavos, a los extranjeros y a las mujeres.

Si bien las mujeres romanas gozaron de algunas prerrogativas legales, como el


derecho a la propiedad, no podían votar ni ser elegidas para cargos públicos y
carecían de cualquier posibilidad para intervenir en asuntos públicos. Sujetas a la
tutela del Pater Familias (o padre de familia), éste tenía potestad para controlar
todos los resortes de la vida privada femenina.
Edad​ ​Media

Desmembrado y desaparecido el Imperio romano, en los primeros siglos de la Edad


Media (ss. V-XV) el concepto estatalista de ciudadanía se diluye para dar paso a
una visión tan novedosa como individualista de persona jurídica. El desarrollo de la
tradición iusnaturalista fue la respuesta filosófica con que los autores cristianos
enfocaron la defensa de la dignidad humana desde el campo del Derecho.

El iusnaturalismo cristiano (en latín, ius: derecho, natura: naturaleza) permitía la


salvaguarda de los derechos naturales del ser humano al defenderse como premisa
mayor, y acorde con las tesis del estoicismo, que existen unos principios idénticos
que están presentes en la naturaleza de todas las personas. Aunque fue el apóstol
San Pablo, en su Epístola a los Romanos, el que pone los cimientos del
iusnaturalismo cristiano al subrayar que la ley de Dios está inscrita en toda la
Naturaleza, será realmente el dominico Santo Tomás de Aquino quien ampliará esta
idea apoyándose en el concepto de Ley eterna de San Agustín.

Para Tomás de Aquino la ley natural es universal. Y es universal no solo porque la


ley natural se predica por igual de todos los seres humanos, sino también porque
dicha ley es inmutable e idéntica para todo tiempo y lugar, al emanar de la ley
divina. Relacionada con la ley natural, la ley positiva, es decir, la ley que hacen los
seres humanos, debe estar acorde con la esencia de la ley natural y no transgredir,
so pena de generar injusticia, los principios de humanidad natural.

Edad​ ​Moderna

Los siglos XV y XVI contemplan la aparición del Estado-Nación. Es el caso, primero,


de España y, luego, de Gran Bretaña, países cuya expansión política se fragua
gracias al al afianzamiento del poder de la monarquía y también merced al apoyo de
una clase aristocrática. Tales cambios institucionales conllevan en la Edad Moderna
el auge de las monarquías absolutas, bajo cuyo gobierno la mayoría de la población
carece de status ciudadano y, a efectos legales, se la reconoce como un súbdito.

Pero, la burguesía desde finales de la Edad Media iría adquiriendo mayor


protagonismo en la esfera económica y civil. Tanto es así que el filósofo inglés John
Locke (1632-1704) contribuirá a dar forma a las reivindicaciones políticas de los
burgueses. Locke no solo defendía que el poder debía ser controlado para eliminar
toda suerte de abusos y despotismos sobre la población, sino que, siguiendo la
tradición iusnaturalista medieval, consideraba que todos los seres humanos poseen
por igual unos derechos naturales a la vida, la propiedad y la libertad, derechos y
potestades que ningún Estado puede violar. De ahí la defensa de John Locke de la
división de poderes, idea que luego retomaría Montesquieu.

Derechos Humanos

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin
distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o
étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos
derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son
interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y


garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho internacional
consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional.
El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que
tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de
abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger
los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.

Universales e inalienables
El principio de la universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del
derecho internacional de los derechos humanos. Este principio, tal como se
destacara inicialmente en la Declaración Universal de Derechos Humanos, se ha
reiterado en numerosos convenios, declaraciones y resoluciones internacionales de
derechos humanos. En la Conferencia Mundial de Derechos Humanos celebrada en
Viena en 1993, por ejemplo, se dispuso que todos los Estados tenían el deber,
independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales, de
promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Todos los Estados han ratificado al menos uno, y el 80 por ciento de ellos cuatro o
más, de los principales tratados de derechos humanos, reflejando así el
consentimiento de los Estados para establecer obligaciones jurídicas que se
comprometen a cumplir, y confiriéndole al concepto de la universalidad una
expresión concreta. Algunas normas fundamentales de derechos humanos gozan
de protección universal en virtud del derecho internacional consuetudinario a través
de todas las fronteras y civilizaciones.

Los derechos humanos son inalienables. No deben suprimirse, salvo en


determinadas situaciones y según las debidas garantías procesales. Por ejemplo, se
puede restringir el derecho a la libertad si un tribunal de justicia dictamina que una
persona es culpable de haber cometido un delito.
Interdependientes e indivisibles
Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como el
derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos
económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y
la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la libre
determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e
interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma
manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás.

Iguales y no discriminatorios
La no discriminación es un principio transversal en el derecho internacional de
derechos humanos. Está presente en todos los principales tratados de derechos
humanos y constituye el tema central de algunas convenciones internacionales
como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer.

El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y
las libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista no exhaustiva
de categorías tales como sexo, raza, color, y así sucesivamente. El principio de la
no discriminación se complementa con el principio de igualdad, como lo estipula el
artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Derechos del hombre a partir de la Revolución Francesa (1789)

En 1789, el pueblo de Francia causó la abolición de una monarquía absoluta y creó


la plataforma para el establecimiento de la primera República Francesa. Sólo seis
semanas después del ataque súbito a la Bastilla, y apenas tres semanas después
de la abolición del feudalismo, la Asamblea Nacional Constituyente adoptó la
Declaración de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos (en francés: La
Déclaration des Droits de l’Homme et du Citoyen) como el primer paso para escribir
la constitución de la República de Francia.

La Declaración proclama que a todos los ciudadanos se les deben garantizar los
derechos de “libertad de propiedad, seguridad y resistencia a la opresión”.
Argumenta que la necesidad de la ley se deriva del hecho de que “…el ejercicio de
los derechos naturales de cada hombre, tiene sólo aquellos límites que aseguran a
los demás miembros de la misma sociedad el goce de estos mismos derechos”. Por
lo tanto, la Declaración ve a la ley como “una expresión de la voluntad general”,
destinada a promocionar esta equidad de derechos y prohibir “sólo acciones
dañinas para la sociedad”.

Deberes del Ciudadano

Los deberes de los ciudadanos encierran valores éticos, se establecen como


posturas dependiendo a lo que se desempeñe como trabajo, estudio o ciudadano. A
partir de los deberes y derechos se regulan medidas, estas exigen un régimen
donde se establece parámetros que ayudan a determinar cuando algo es correcto e
incorrecto. Entre los deberes que mas se destacan:

Defender y difundir los derechos humanos como fundamento de la convivencia


pacífica.
Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios
Respetar y apoyar a las autoridades democráticas legítimamente constituidas
Proteger los recursos naturales y culturales del país
Comprometerse a participar activamente en el proceso de mejora de una nación,
autonomía personal e inserción social.

Ser ciudadano es tener desarrollado el sentido de identidad y pertenencia en el


lugar donde se interactúa socialmente. Los ciudadanos constantemente recuerdan
sus derechos, pero también recuerdan sus deberes? Debemos reafirmar la Fe en
los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y los valores humanos en la
igualdad de derechos tanto de hombres como mujeres y las pequeñas y grandes
naciones y ser fiel a nuestra nación recordando nuestros deberes.

Sociedad Civil

El término sociedad civil, como concepto de la ciencia social, designa a la diversidad


de personas que, con categoría de ciudadanos y generalmente de manera colectiva,
actúan para tomar decisiones en el ámbito público que consideran a todo individuo
que se halla fuera de las estructuras gubernamentales.

La sociedad civil se concibe como el espacio de vida social organizada que es


voluntariamente autogenerada, independiente, autónoma del estado y limitada por
un orden legal o juego de reglas compartidas. Involucra a ciudadanos actuando
colectivamente en una esfera pública para expresar sus intereses, pasiones e ideas,
intercambiar información alcanzando objetivos comunes.

Estas organizaciones también se encuentran denominadas como el tercer sector.


Estas son las organizaciones ubicadas entre el sector gubernamental y el sector
privado lucrativo. Entonces, conceptualmente el término OSC, ONG y tercer sector
puede usarse como sinónimo entendiendo que son organizaciones que trabajan
para fines públicos, son autónomas y actúan sin fines de lucro. Pero para fines de
conceptos globalizados y actualizados, propongo el uso del término OSC para
referirnos a estas organizaciones.

Existen diversas razones por las cuales las OSC existen y además juegan un rol
importante en la sociedad. De estas razones se pueden identificar tres principales:

Porque muchas veces el mercado no ofrece soluciones para atender todas las
necesidades sociales, ni a todos los sectores de la población.
Porque el estado, especialmente en países en vías de desarrollo (conocidos a veces
como del 3er mundo) tiene limitaciones para garantizar el bienestar social.

La sociedad civil debe ser partícipe de las estrategias para su propio desarrollo
social. Así las OSC dan voz a la sociedad y se convierten en medios para la defensa
de derechos que de otra forma serían ignorados.
De este modo, las OSC son más que necesarias y se convierten en un medio de
integración social y un potenciador de las capacidades individuales y colectivas.

Objeto Social

La sociedad requiere que los ciudadanos se vinculen en búsqueda de mejorar las


condiciones de vida de las personas, así como la defensa y respeto de sus
derechos humanos, diseñando políticas públicas, desde el ámbito privado. Un
mecanismo de agrupación para lograr dichos propósitos, son las Organizaciones de
la Sociedad Civil.

Un contrapeso a las políticas gubernamentales relacionadas con proyectos sociales,


son las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), que son agrupaciones privadas
sin nes de lucro, cuyos objetivos principales son la prestación de servicios de
asistencia social así como la promoción de derechos fundamentales

Es importante resaltar, que los integrantes de una OSC, no podrán recibir ningún
rendimiento que ésta llegare a tener durante su existencia ni en su liquidación.
Tampoco pueden tener dentro de su objeto social nes políticos o religiosos

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