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Metodología de la Investigación científica Prof. Lic.

Andrés Andra
Clase Nº 6. Metodología Cualitativa

Introducción
En esta clase abordaremos las características de la metodología de investigación
tradicional de la ciencia, sus inconsistencias y las soluciones metodológicas
implementadas en el Siglo XX, para luego referirnos al surgimiento de un nuevo
paradigma metodológico en las Ciencias Sociales.
Hablar de metodología en cualquier campo de la ciencia es hablar de estrategias
y técnicas que permiten alcanzar un conocimiento válido que permita explicar, describir
y predecir los hechos investigados
El Método es un camino que adopta la ciencia para producir un conocimiento
veraz, confiable y fundamentado.
Como ya vimos, el conocimiento producido por el método científico no es el
mero resultado del mismo sino de la relación del concepto de verdad científica con el
contexto socio-cultural de la época histórica.
El neo-positivismo postulados principalmente a mediados del Siglo XX por los
epistemólogos del Circulo de Viena dividieron el Método en dos instancias temporales
diferentes: un contexto de descubrimiento influenciado por condicionamientos socio-
culturales en donde actores sociales como los sociólogos u otros plantean los problemas
y formulan posibles hipótesis y un contexto de justificación en donde los científicos
experimentan y contrastan las hipótesis para aceptarlas, siguiendo el método científico,
Se trató, a través de estas distinciones, de aislar la labor científica para asegurar
la objetividad y la no influencia de los factores históricos y sociales.

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La metodología de investigación en Ciencias Sociales ha suscitado últimamente
una reflexión epistemológica alternativa que tome en cuenta las nuevas dimensiones de
su objeto de estudio ni las nuevas concepciones del proceso del conocimiento que
afectan en forma general el desarrollo de las ciencias.
La construcción teórica más compleja que hoy representa al objeto de
conocimiento de las ciencias sociales, exige reflexionar acerca de las necesidades
epistemológicas en cuanto al desarrollo de nuevas alternativas metodológicas que
respondan a esta nueva mirada sobre estas ciencias.
Esta nueva concepción del conocimiento permite independizarse del principio de
“objetividad” adoptado como única forma de relación biunívoca entre realidad y
conocimiento.
Desarrollo
La metodología científica en las Ciencias Sociales
Para dar estatus de científico a un conocimiento la ciencia pone como requisito
que se utilice el método científico.
Tras esta aparente circularidad se esconde el concepto de “cientificidad” que
sólo se lograría siguiendo los pasos del método. Para la epistemología tradicional el
“cientificismo” se logra únicamente siguiendo los pasos del “método científico”.
Las razones fundamentales de esta afirmación descansan en la convicción que
así se puede trasmitir el conocimiento de cualquier persona a otra. Esto significa que el
método somete al juicio de terceros la veracidad y confiabilidad de sus resultados. Así
ofrece una imagen de solidez e imparcialidad del conocimiento obtenido ya que
cualquiera puede controlar lo que la ciencia afirma repitiendo la experiencia siguiendo
el mismo método
Esta es la ilusión que históricamente produjo la gran aceptación de los
postulados de la ciencia moderna. Ilusión porque no cualquiera está en condiciones de
evaluar las evidencias de los resultados sino aquellos especialistas que puedan
interpretarlos a partir de un discurso altamente complejo como el científico. El juicio
que avale el conocimiento siempre estará en manos de la comunidad científica
correspondiente a la disciplina de que se trate. Esto requiere que el tercero involucrado,
que es otro científico, esté capacitado previamente para interpretar los símbolos y
constructos teóricos de la ciencia.
Este marco teórico previo compuesto por hipótesis y preconceptos que la
comunidad científica ha legitimado como sólidos, es el que le permite ver de cierta

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manera lo que la realidad exterior le ofrece. Esto significa que el conocimiento
producido por el método científico no es el mero resultado del mismo sino de la relación
del método con el marco teórico desde donde se intelige y emplea el método.
Frente al cuestionamiento que surgió ante este planteo, el neopositivismo, a
través de Hans Reichenbach (1930) formuló una distinción en el proceso del
conocimiento que, desde ese momento, adoptaron los diferentes filósofos de la ciencia.
Sostuvo que en el interior de toda idea o teoría científica existen dos contextos. El
primero, llamado de descubrimiento, corresponde a la observación, la formulación de
alguna hipótesis o teoría, y donde influyen las circunstancias sociales, políticas y
económicas correspondientes a ese momento y contexto histórico, y que no es
responsabilidad del científico.
El segundo contexto, llamado de justificación, corresponde a la tarea científica
de validar la hipótesis o teoría propuesta a partir de evaluar su coherencia lógica y su
verificación empírica. Se trata de establecer la “verdad” de la hipótesis construyendo
defensas que la independicen de factores históricos.
La metodología de investigación en Ciencias Sociales ha suscitado últimamente una
reflexión epistemológica alternativa que tome en cuenta las nuevas dimensiones de su
objeto de estudio ni las nuevas concepciones del proceso del conocimiento que afectan
en forma general el desarrollo de las ciencias.
La construcción teórica más compleja que hoy representa al objeto de
conocimiento de las ciencias sociales, incluyendo la noción de subjetividad y la
dimensión constructiva del conocimiento exige reflexionar acerca de las necesidades
epistemológicas en cuanto al desarrollo de nuevas alternativas metodológicas que
respondan a esta nueva mirada sobre estas ciencias.
Recuperar el lugar primordial del científico como individuo único y particular es
recuperar el valor de lo teórico en la producción del conocimiento como efecto de un
sujeto. La subjetividad no es producto de la cultura sino es constitutiva de la cultura,
por lo que se trata de una expresión objetiva de una realidad subjetivada.
La epistemología de la complejidad ha legitimado a la subjetividad como una de
las representaciones de lo psíquico, y su comprensión exige la liberación de ataduras
que fijan nuestro pensamiento en dirección a la causalidad lineal simple.
Concepción de la ciencia en el Siglo XX
En el inicio del nuevo milenio la ciencia se encuentra en una encrucijada que
pone en cuestionamiento el paradigma epistemológico reinante durante los últimos tres

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siglos. La vigencia de este paradigma hizo posible el avance del conocimiento de
manera exponencial y llevó a la humanidad a contar con adelantos tecnológicos
inimaginables.
Si acordamos con Edgar Morin (1) que “un paradigma comporta un cierto
número de relaciones lógicas, bien precisas entre conceptos; nociones básicas que
gobiernan todo el discurso”, podríamos señalar que la revolución científica que
comienza en el siglo XX es la primera de toda la historia que involucra simultáneamente
un cambio total de la red de relaciones lógicas implícitas.
Las revoluciones científicas anteriores implicaban cambios paradigmáticos en el
seno de la ciencia en donde se producían, y a posteriori, originaban ó no cambios en el
resto de los campos científicos. Es así que pueden identificarse distintos momentos,
desde Copérnico pasando por Galileo y Darwin y culminando en Freud en el siglo XIX,
en los que la inversión del discurso se producía en el seno de cada campo científico.
Pero estas revoluciones mantuvieron incólume un concepto que venían formulado desde
los griegos y reafirmado por Descartes: La “inteligibilidad de la naturaleza” que se
alcanzaría a través de un sistema de ideas generales lógico, coherente y en función del
cual pueda explicarse toda experiencia. Se privilegiaba la razón y su consecuencia
directa, el pensamiento deductivo.
La consecuencia de esta permanencia conceptual fue que los nuevos paradigmas
conservaron dentro de su red relacional la noción de determinismo científico, asociada
al principio de causa-efecto como fin último de todo conocimiento objetivo.
La ciencia moderna tuvo su origen en Galileo cuando, en lugar de contestar los
silogismos de Aristóteles con otro silogismo, subió a la torre de Pisa e introdujo el
método de observación y cálculo como forma privilegiada de alcanzar la objetividad.
Pareció alcanzar su punto culminante en Newton y su formulación de las leyes de la
dinámica, que impulsó a la ciencia a la búsqueda de leyes simples y eternas que
explicaran el universo. En este marco de referencia, el universo era una máquina
determinista perfecta, y el descubrimiento de las leyes que lo gobiernan implicaba el
conocimiento del pasado, el presente y el futuro del mismo.
Las leyes de la física describían un mundo idealizado y en permanente
equilibrio.
La red conceptual del paradigma dominante en la ciencia clásica relaciona:
verdades permanentes, causa-efecto, leyes simples, sistemas cerrados, equilibrio, orden,
observador objetivo, razonamiento deductivo, determinismo.

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A fines del siglo XIX y comienzos del XX empieza el desmoronamiento de este
marco determinista científico, situación que continúa en los albores del siglo XXI y que
involucra a todos los campos científicos, desde las ciencias físicas pasando por las
ciencias naturales y culminando en las ciencias sociales.
El desarrollo de la teoría atómica hizo caer las certezas mecanicistas, al
demostrar la inutilidad de las leyes newtonianas a nivel microfísico y la teoría de la
relatividad asestó un golpe mortal a la física clásica.
Es así que la teoría mecanicista, que representó un valor incalculable para el
adelanto científico en todos sus campos, se revelaba falsa en sus ideas básicas de
fuerzas y fluidos.
Como sostiene Morin:
Gracias al método que aísla, separa, desune, reduce a la unidad, mide, ha
descubierto la ciencia la célula, la molécula, el átomo, la partícula, las galaxias,
los quásars, los púlsars, la gravitación, el electromagnetismo, el quántum de
energía, ha aprendido a interpretar a las piedras, los sedimentos, los fósiles, los
huesos, las escrituras desconocidas, incluida la escritura inscripta en el ADN.
Sin embargo, las estructuras de estos saberes están disociadas entre sí.”
“...Hoy nuestra necesidad histórica es encontrar un método que detecte y no
oculte las uniones, articulaciones, solidaridades, implicaciones, imbricaciones,
interdependencias y complejidades.....
Sólo podemos partir en la ignorancia la incertidumbre, la confusión. Pero se trata
de una nueva conciencia de la ignorancia, de la incertidumbre y de la confusión.
De lo que hemos tomado consciencia no es de la ignorancia humana en general,
sino de la ignorancia agazapada, disimulada, cuasi-nuclear, en el corazón de
nuestro conocimiento reputado como el más cierto, el conocimiento científico.
...La incertidumbre deviene viático: la duda sobre la duda da a la duda una nueva
dimensión, la de la reflexividad. En fin, la aceptación de la confusión puede
convertirse en un medio para resistir a la simplificación mutiladora. Ciertamente,
el método nos falta desde el comienzo; al menos podemos disponer de un anti-
método en el que la ignorancia, incertidumbre, confusión se conviertan en
virtudes. (El Método pág.25-29)

Como señala Morin la lógica deductiva se muestra insuficiente para dar una
prueba cuando se enfrentan dos concepciones de las partículas: una concepción
ondulatoria y una concepción corpuscular. Niels Bohr demuestra que estas
concepciones contradictorias son, en realidad, complementarias, puesto que
empíricamente los dos fenómenos aparecían en condiciones diferentes.
Si completamos este panorama con la aparición del movimiento azaroso a nivel
de partículas, comprenderemos el cambio en el paradigma que representa la caída de la

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idea de simplicidad de las leyes, instalándose las nociones de complejidad e
incertidumbre.
Podemos concluir con Morin:
Podemos tanto más tener confianza en estas exclusiones de la ciencia clásica en
cuanto que han llegado a ser pioneras de la nueva ciencia. El surgimiento de lo
no simplificable, de lo incierto, de lo confuso, a través de lo cual se manifiesta la
crisis de la ciencia del Siglo XX es, al mismo tiempo, inseparable de los nuevos
desarrollos de esta ciencia. Lo que parece una regresión, desde el punto de vista
de la disyunción, de la simplificación, de la reducción de la certidumbre (el
desorden termodinámico, la incertidumbre microfísica, el carácter aleatorio de
las mutaciones genéticas) es, por el contrario, inseparable de una progresión en
tierras desconocidas. Más fundamentalmente, la disyunción y la simplificación
están ya muertas en la base misma de la realidad física. La partícula subatómica
ha surgido en forma irremediable, en la confusión, la incertidumbre, el desorden.
Cualesquiera que sean los desarrollos futuros de la microfísica, no se volverá ya
al elemento a la vez aislable, simple e indivisible. Ciertamente, confusión e
incertidumbre no son y no serán considerados aquí como las palabras últimas del
saber: son los signos precursores de la complejidad.

En las tres últimas décadas las investigaciones de Ilya Prigogine (2) y sus
seguidores demuestran que la irreversibilidad, poco considerada por la física, es más
frecuente en el universo que la reversibilidad, por lo que proponen la inclusión del
tiempo como variable para marcar la evolución en la física y prioriza el estudio del
desorden como creador de orden.
Contemporáneamente con la formulación de la física cuántica, dentro de la
psicología, Sigmund Freud (3) descubre una instancia psíquica que llamó Inconciente
que revolucionaría la ciencia de la conducta privilegiando la ausencia de la certeza en el
campo de los sistemas sociales. Tanto Freud como sus continuadores extendieron este
concepto a la conducta social por lo que la complejidad y la incertidumbre se instalan,
paralelamente a las ciencias físicas, también en las ciencias sociales.
Desde Freud ya se sabe que “no se conoce lo que se quiere sino lo que se
puede”, ya que en el hombre actúan otras instancias, además de las concientes, y que
tendrán que ver con su experiencia vital y la de la especie. Esto significa que no es
posible un conocimiento objetivo ya que el aparato psíquico no es un sistema cerrado.
Si sumamos a esto, la comprobación desde el campo de las ciencias físicas, de
que es imposible aislar al observador ya que éste interviene modificando las condiciones
en el estudio de cualquier fenómeno físico, comprenderemos los caminos paralelos que
siguen ambos campos científicos.

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Los antiguos ideales griegos de inmutabilidad y universalidad del conocimiento
y sus leyes que sostienen el paradigma de la ciencia moderna comienzan a caer dando
paso a la emergencia de una concepción indeterminista basada en la incertidumbre y el
azar. Los procesos de no-equilibrio y la participación del caos en la creación del orden
aparente del mundo físico pasó a ser una cuestión fundamental para la nueva ciencia.
Estas nuevas teorías, tanto en las ciencias naturales como en las sociales, son
señales que nos obligan a pensar la naturaleza comportándose de manera más compleja
a lo esperado. Ya no es posible compartimentar el conocimiento, y tratar de comprender
los fenómenos como una sumatoria de sistemas que actúan aisladamente, para pasar a
considerar la compleja red de sistemas en interacción permanente e incorporar dentro de
nuestro planteo a la incertidumbre y el azar.
Dentro del nuevo paradigma las leyes causales deben interpretarse como leyes
probabilísticas.
Históricamente, la estadística surge como necesidad de la ciencia para
cuantificar aquellas situaciones para las que no existían leyes causales y su intervención
era una situación no deseada pero inevitable dentro del pensamiento científico moderno.
Dentro del nuevo paradigma en ciernes, la función de la estadística se torna
irremplazable ya que se trata de la única metodología cuantitativa que puede medir e
interpretar la acción del azar en el marco de la complejidad inherente a los sistemas
sociales.
Aún, cuando ya se sabe que es imposible estudiar cualquier sistema de la
naturaleza aisladamente, por la implicancia del propio investigador, esto es más
evidente en el estudio de los sistemas sociales, en los que el hombre y sus relaciones son
factores determinantes.
En la génesis de toda conducta social podemos reconocer factores previsibles,
que dependen de la historia y del contexto, y factores imprevisibles en los que no puede
identificarse influencia alguna. Evaluar aspectos de la conducta social implicará poder
discriminar la contribución de ambos factores.
Las únicas herramientas que nos permiten interpretar cuantitativamente los
sistemas sociales desde cualquier mirada disciplinar son las que nos provee la
metodología estadística. Su aplicación deberá relativizar la lógica racional en favor de
una lógica probabilística, abandonando toda idea de certeza y de verdad.
Siguiendo esta línea de pensamiento, D. Susel propone una cuarta herida
narcisísta que se manifiesta en el Siglo XX y la llama “epistemológica”, y que se

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produce cuando se demuestra que la Naturaleza puede obedecer a leyes probabilísticas y
por lo tanto no certeras y el hombre debe abandonar sus ideas de alcanzar leyes
universales.
La investigación cualitativa
La epistemología cualitativa descansa en tres principios que derivan en importantes
consecuencias metodológicas:
§ El conocimiento es una producción constructiva-interpretativa:
Es interpretativo por la necesidad de dar sentido a lo expresado por el
sujeto estudiado. La interpretación es un proceso en donde el investigador
integra, reconstruye y presenta en construcciones de sentido diversos indicadores
obtenidos durante la investigación, los cuales no tendrían ningún sentido si
fueran tomados en forma aislada, como comprobaciones empíricas.
La interpretación es un proceso diferenciado que no está referido a
ninguna categoría universal ni invariable del marco teórico asumido, sino que es
un proceso destinado a la construcción teórica del sujeto en su complejidad, sea
éste un sujeto social, como puede ser la familia, la comunidad, la escuela, o un
sujeto individual. La teoría está al servicio del investigador, pero no como
conjuntos de categoría a priori capaces de dar cuenta del proceso de
investigación, sino como referente en el proceso de construcción de sentido que
realiza el investigador sobre el objeto.
Estas construcciones son recursos indispensables para acceder a zonas de
sentido ocultas por las apariencias.
El carácter constructivo-interpretativo de la producción de conocimiento
no invalida al carácter descriptivo de la evaluación cuantitativa y que se
constituye en momentos necesarios del proceso.
Las repercusiones a nivel metodológico de este principio son el carácter activo
que asumen tanto el investigador como el investigado en el proceso.
§ Carácter interactivo del proceso de producción de conocimiento:
Esto significa que la inter-actuación del par investigador-investigado se
establece como condición necesaria del proceso de investigación en ciencias
humanas.
Este principio requiere una resignificación de los procesos de
comunicación en el nivel metodológico respecto de lo habitualmente establecido
para la investigación cuantitativa.

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La consideración de la naturaleza interactiva del proceso de producción
de conocimiento significa la asimilación y la significación de los imprevistos
que se producen en todo sistema de comunicación humana asumiéndolos como
situaciones significativas del proceso.
Otra cuestión importante de la naturaleza interactiva de la relación es la
aceptación y el aprovechamiento para su interpretación, de los momentos
informales que surgen durante la comunicación. Estos momentos pueden estar
cargados de significación a través, por ejemplo, de diálogos entre los sujetos
cargados emocionalmente y que producen informaciones de gran importancia
para la investigación.
El carácter interactivo del conocimiento conduce a la valoración
metodológica del contexto y de las relaciones entre los sujetos que intervienen
en la investigación.
§ Significación de la singularidad como nivel legítimo de la producción de
conocimiento:
A la inversa de lo considerado en la investigación cuantitativa, en la que
fue históricamente desvalorizada como fuente de conocimiento legítimo, en la
metodología cualitativa se trabaja con el sujeto como singular, es decir, como
forma única y diferenciada de la constitución subjetiva.
El conocimiento científico, en la metodología cualitativa, no se legitima
por la cantidad de sujetos estudiados, sino por la cualidad de su expresión. El
número de sujetos a estudiar estará determinado por las necesidades del proceso
de conocimiento descubiertas en el curso de la investigación.
La información expresada por un sujeto puede convertirse en un
momento significativo del proceso de producción de ideas por parte del
investigador, y la legitimación de la misma se produce por lo que significa una
construcción teórica en relación a las necesidades actuales de la investigación.
Los tres principios enumerados de la investigación cualitativa, como nueva
forma de producción de conocimientos, se transforman en un desafío de desarrollo de
nuevos abordajes metodológicos en Ciencias Sociales.
El lugar de la comunicación
Dado que el objeto de investigación en las ciencias humanas es un sujeto
interactivo, motivado e intencional en su acción social, el proceso de comunicación
investigador-investigado juega un papel esencial en la epistemología cualitativa. Las

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relaciones que establece este sujeto dependerán, para su análisis, de sus características
psicológicas y del contexto en las que se manifiestan.
Esto constituye una diferencia fundamental con el modelo de análisis
cuantitativo para el que la medición de una cualidad del sujeto se traduce en un número
“objetivo” y que, siendo producto de múltiples factores subjetivos, el investigador no
puede evaluar porque no están contenidos dentro de su marco teórico referencial.
La investigación cuantitativa pretende, con este presupuesto, asegurar la
“neutralidad” del investigador, olvidando que el investigado en su proceso de
interacción comunicacional le otorga un sentido al mismo y a la situación de prueba que
influye en los resultados y que deberá evaluarse.
La respuesta del investigado se enmarca en la construcción de un discurso no
lineal, complejo y multideterminado, en el que la pregunta del investigador es sólo uno
de los elementos involucrados.
La investigación cualitativa promueve el desarrollo de una interacción entre
investigador e investigado que debe traducirse en un diálogo enriquecedor y organizado
para obtener una mejor calidad de información. Se trata de un contrato comunicacional
en donde debe primar la confianza, el interés y la tensión intelectual necesaria para
asegurar llegar a la producción de conocimientos necesaria para el mejor análisis de las
características subjetivas puestas en acción.
Para lograr estos objetivos el investigador debe tener una participación activa en
el proceso e interpretar el discurso en sus dimensiones textuales y expresivas y en sus
contextos formales e informales.
El lugar de la teoría
La epistemología cualitativa asigna a la teoría un lugar central para la
interpretación sin descuidar lo empírico. No se considera a la teoría de manera estática y
cerrada, sino como sistema dinámico en construcción continua y que incluye también
sus contradicciones.
La teoría es necesaria para otorgar sentido a fenómenos observables en forma
directa. Más aún si estos fenómenos son complejos, como en los que interviene la
subjetividad, en los que los “datos empíricos” son de un nivel reduccionista suficiente
como para ocultar lo más significativo.
La particularidad de la investigación social es que la realizan investigadores que
participan con sus investigados de la misma condición de sujetos sociales, por lo que la
teoría será interpretada por un investigador que dialoga con ella y consigo mismo, por lo

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que es inevitable una interpretación subjetiva. Esta situación trata de controlarse a partir
de una actitud reflexiva permanente del investigador para asegurar mayor confiabilidad.
El momento empírico no es simplemente una instancia de recolección de datos
para confirmar una teoría, como en la investigación tradicional, sino que se transforma
frecuentemente en un momento de generación de contradicciones con la teoría pre-
existente que permiten enriquecerla dialécticamente. Esto convierte a la investigación
en un proceso de tensión intelectual permanente, en el que el investigador genera nuevas
ideas. No considerar este momento empírico de esta manera, convierte a una teoría en
un sistema dogmático que algunos autores han denominado “paradogma” para
diferenciarlo de la conceptualización dinámica de un paradigma.
En el marco de la investigación cualitativa, los procesos de validación del
conocimiento basados en el momento empírico como en la inducción o aquellos de base
lógica como en la deducción, vigentes en el paradigma cuantitativo tradicional, pierden
el sentido por tratarse estos de procesos lineales de la construcción del conocimiento,
produciéndose en cambio una compleja combinación de teoría y empírea que lleva al
investigador a no usar rígidamente ni de forma lineal ninguno de esos caminos.
La inducción y la deducción está asociados a un rol pasivo del investigador y lo
impulsan a ceñirse a un método que le impide la generación de nuevas ideas para
enriquecer la teoría.
El proceso de investigación
Dentro del paradigma positivista el momento del proceso de investigación que
corresponde a la formulación del problema en la investigación cuantitativa lleva
indefectiblemente a la simplificación del objeto de estudio para transformarlo en un
sistema que permita la elección de las variables a ser evaluadas estadísticamente. Esto
implica que el investigador deba definir a priori hipótesis previas que luego serán
corroboradas, con lo que la investigación nunca podrá acceder a nuevas categorías
conceptuales que no se hallan definido previamente.
En la metodología cualitativa, el problema no requiere una definición precisa al
inicio de la investigación ya que no se apunta a la evaluación de variables pre-
establecidas, sino a la emergencia de hipótesis que puedan ir formulándose en el
transcurso de la misma.
No requerir la formulación de hipótesis permite que el problema se vaya
haciendo cada vez más complejo y provoca la emergencia de zonas de sentido no
previstas al comienzo de la investigación.

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El marco complejo que implica la investigación cualitativa impide simplificar el
estudio apelando a “variables” que sólo conducen a un esquema reduccionista y lineal y
que no permite captar un concepto en toda su complejidad teórica.
La elección de instrumentos que faciliten la aparición de nuevas zonas de
significación, también es totalmente diferente a la que corresponde a la metodología
cuantitativa. En esta, el diseño de instrumentos apunta a la obtención de datos
“objetivos” y neutros que se transforman en información confiable estadísticamente.
Como ya señalamos esta condición es “ilusoria” ya que descansa en una elección previa
de variables por parte del investigador y por lo tanto subjetiva, y no toma en cuenta el
contexto en el que el investigado produce la información.
Conclusiones
Frente a las dificultades que plantea la metodología cuantitativa tradicional, las
Ciencias Sociales están implementando paulatinamente una nueva metodología
partiendo de la redefinición de su objeto de estudio.
La epistemología de la complejidad presta un marco teórico referencial más
pertinente para abordar esta nueva metodología ya que abandona la simplicidad
característica del paradigma tradicional en cuanto a la consideración de la realidad
social y por ende al objeto de la ciencia.
En las clases siguientes, nos centraremos en el estudio de los instrumentos que
utilizan tanto la metodología cuantitativa como la metodología cualitativa en
profundidad más adelante en nuestro curso.

Bibliografía de consulta

Delgado J.M. Y Gutiérrez J. (1999) Métodos y Técnicas Cualitativas de Investigación


en Ciencias Sociales. Cap. 6-7-8-10 y 11. Madrid . Ed. Síntesis
Durand S. E. y Mombrú A. (2003) Encrucijadas del Pensamiento. Análisis críticos del
saber científico. Buenos Aires: Gran Aldea
González Rey F. L. (2000) Investigación Cualitativa en Psicología. México: Ed.
Thomson

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