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de predicación “por todo el mundo y a toda criatura” (Mc 16, 15) fue Angel Moreno
II Lunes de Adviento
considerado por los Apóstoles como un deber y una misión. Su
respuesta está dramatizada en los Hechos Apócrifos, que presentan su Vicente Haya
¿Qué significa “Hasta la consumación del
actividad evangelizadora como el cumplimiento de un encargo mundo”?
Ramón Hernández Martín
encomendado por Jesús. Audaz relectura del cristianismo (30). La
familia como reto
Uno de los grandes patriarcas de los estudios sobre los Hechos Josemari Lorenzo Amelibia
VOLVER A EMPEZAR
Apócrifos, R. A. Lipsius, elevaba a categoría de norma la escena del
Francisco Margallo
sorteo de los territorios de misión entre los Apóstoles, tal como se Los santos no canonizados
conserva en algunos Hechos concretos. Consideraba Lipsius que tal
Jose Gallardo Alberni
escena era el principio natural de todos los Hechos Apócrifos, porque Bach, coral BWV 685
sus textos necesitaban en cierto modo una justificación de su Agustín De La Torre
evangelización en un lugar determinado y no en otro. De los cinco @elJartista_172
peligrosa creada por los enemigos de Pedro, los fieles le aconsejaron Archivo
que abandonara Roma porque todavía podía “prestar servicios al
Señor”. Pedro, no sin reticencias, se decidió a huir de la ciudad. Diciembre 2018
Noviembre 2018
Salía ya por la puerta de la vía Appia, la “reina de las vías”, cuando Octubre 2018
topó con el Señor que se dirigía a Roma. Así suena el relato de los Septiembre 2018
Agosto 2018
Hechos de Pedro: “Cuando salía (Pedro) por la puerta, vio al Señor que Julio 2018
entraba en Roma. Al verle le dijo: `¿A dónde vas, Señor?´ (Quo uadis,
domine; kýrie, poû hôde). El Señor le respondió: `Entro en Roma para
ser crucificado´. Pedro le dijo: `Señor, ¿para ser de nuevo crucificado?
´ Le contestó: `Sí, Pedro, voy a ser crucificado de nuevo´. Pedro,
reflexionando en su interior y tras contemplar al Señor que subía al
cielo, se volvió a Roma lleno de gozo”. Éste es el relato original de la
escena tal como la refieren los Hechos Apócrifos de Pedro 35, 2-3. En
sus detalles se basan los que de ella trataron, desde el obispo San Lino
hasta nuestros días.
No podemos olvidar aquí la excelente novela de Henryk Sienkiewicz, el
premio Nobel polaco, que lo mismo que la película que luego le dio
fama y trascendencia, tenía como título la pregunta de Pedro a Jesús:
“Quo vadis?” Detrás de dicha novela y de la película que le dio forma
cinematográfica está el texto de los Hechos de Pedro.
La devoción de los fieles ha dejado en el supuesto lugar del encuentro
de Pedro con Jesús una pequeña iglesia que lo recuerda. Se levanta al
lado de la vía Appia junto a la bifurcación de esta vía con la vía
Ardeatina, a unos 800 metros de la Puerta de San Sebastián. En el
pavimento hay una piedra que tiene grabadas las huellas de los pies de
Jesús, aunque la piedra que la tradición considera como original, se
conserva en la basílica de San Sebastián, un par de kilómetros más
delante de la vía Appia.
Otro suceso sorprendente en el relato de los HchPe es la crucifixión
cabeza abajo. Un suceso recordado y destacado también en la novela
de Sienkievicz. Pedro explica el significado del gesto relacionándolo con
el origen del primer hombre (HchPe 37-38). La razón de la humildad de
Pedro, que no se consideraba digno de morir como su Maestro, es una
aportación original del Martirio de Pedro escrito por el obispo Lino (c.
X). Según el texto de HchPe 37, Pedro se lo pidió a sus verdugos.
Luego, estando ya en esa posición, hizo su exégesis dando a entender
que el orden primitivo ha quedado trastocado, de manera que la
“derecha sea izquierda y la izquierda derecha”.
Pero la crucifixión de Pedro quedó petrificada en la memoria y en la
devoción de los cristianos. La imagen fue chispa en la inspiración de los
artistas, entre otros, en la de Bramante, que concibió y ejecutó el
templete de “San Pedro in Montorio” construido en el lugar considerado
erróneamente como el de la crucifixión de Pedro. Es de tan reducidas
dimensiones que los romanos hablan de él ordinariamente como del
“tempietto”. Está situado en la vertiente oriental del monte Janículo, el
“Mons aureus”. La tradición señalaba el “Mons Aurelius”, en el Vaticano,
como el punto en que Pedro había sido encarcelado y muerto. Pero una
confusión en tiempos medievales cambió el lugar por “Mons Aureus”, el
Montorio del templete de Bramante. El edificio, en forma de templo
clásico más que lugar de culto cristiano, tiene una cúpula considerada
como el origen de otras cúpulas similares, entre otras, la de San Pedro
del Vaticano, proyectada también por Bramante, aunque ejecutada por
Miguel Ángel. Y con el estremecimiento del “aquí”, que justifica otros
lugares de culto, un hoyo en la cripta señala el lugar en el que estuvo
clavado el madero de la cruz.
El templete fue costeado por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, en
acción de gracias por la conquista de Granada. La inscripción
dedicatoria proclama que se trata de un monumento en honor de San
Pedro: “Sacellum Apostolorum principis martyrio sacrum” (Capilla
consagrada al martirio del príncipe de los Apóstoles), y destaca
obviamente la mención de los patrocinadores “Fernando, rey de España
y la reina Isabel”. Y aunque ya desde el siglo IX hubo en el lugar un
templo, el de Bramante lleva la fecha del año 1502. El suceso
recordado y celebrado por el templete de Bramante tiene como
justificante literario el texto de los Hechos Apócrifos de Pedro.
Saludos de Gonzalo del Cerro
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