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En paralelo, las alertas mundiales por el acoso sexual en el ámbito de los medios
masivos de comunicación y en la industria cinematográfica, son una muestra del
crecimiento desbordado de una problemática padecida y silenciada por años por
las mujeres y ratifican la coexistencia de graves vulneraciones de los derechos
de mujeres y niñas a lo largo de su vida, el desconocimiento de la soberanía
plena que nos asiste como sujetos de derecho, la autonomía sobre nuestros
cuerpos y la titularidad sobre nuestro placer y nuestra capacidad de goce. La
denuncia es importante, muestra que estamos superando el miedo, el terror y
visibilizando el odio, el maltrato, el abuso del cual seguimos siendo objeto.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-
37828573?post_id=867492963335204_1258262907591539
VERDAD Y MEMORIA
HTTPS://COLOMBIA2020.ELESPECTADOR.COM/VERDAD-Y-MEMORIA/LA-GUERRA-QUE-SE-
INSCRIBIO-EN-EL-CUERPO-DE-LAS-MUJERES
cgc_9925.png
Rocío Martínez Montoya, investigadora principal del informe, habla sobre los
principales hallazgos de estos años de dolor. El documento, además de
pretender ser un insumo para la implementación del Acuerdo de Paz con las
Farc, es un ejercicio de memoria en honor a aquellas que no sobrevivieron.
Como María Cristina, torturada y desaparecida en Guaviare, y las gemelas
Galárraga, encerradas en un campamento paramilitar para ser violadas y luego
enterradas en una fosa oculta por 10 años.
Ningún armado lo admite, y todos afirman que está prohibido. Sin embargo, la
memoria que el informe recoge, que es la de las mujeres, dice que es
innegable que la violencia sexual ha sido usada. En el marco coyuntural en el
que estamos, las organizaciones de mujeres y víctimas de violencia sexual
tendremos que ejercer una veeduría para lograr obtener la información de los
grupos armados. Esperamos que el informe sea un insumo que aporte a una
verdad que resulta incómoda pero innegable.
Por supuesto. A pesar de que exista una responsabilidad por parte de los
grupos armados, temas como la violencia sexual nos interpelan socialmente y
hacen igual de necesario reconstruir la memoria de lo que sucedió en los
cuerpos de quienes hicieron parte de estos grupos.
En el caso de las niñas y los niños, hay dos formas en que principalmente
fueron víctimas. La primera, como testigos silenciosos de la violencia sexual
que se ejerció sobre sus mamás. Allí hay un trabajo por hacer, porque hay un
vacío en el acompañamiento psicosocial. También fueron víctimas de manera
directa, y en ello tiene que ver una exaltación social de “valores aceptados”,
como la virginidad. Se asumió en el marco del conflicto armado que los
cuerpos de las niñas eran trofeo para los comandantes.
Lea: Así fueron violentadas las mujeres en Colombia entre 2010 y 2015
Que el informe revela que lo que les sucedió no le pasó a una sola mujer, les
sucedió a cientos y en ningún caso fue culpa de ellas. Que hay un grupo
grande de personas comprometidas con la verdad que continuará trabajando
para que estos hechos se conozcan y no vuelvan a repetirse. Las mujeres en
condiciones de seguridad necesitan hablar de lo que les sucedió, pero no todas
las tienen. Algunas de las que participaron en el informe están preocupadas
por su seguridad. Hay amenazas de nuevo.
HTTPS://COLOMBIA2020.ELESPECTADOR.COM/VERDAD-Y-MEMORIA/COMO-SE-HAN-
VIOLENTADO-LAS-MUJERES-EN-EL-CONFLICTO-EN-CIFRAS
HTTPS://COLOMBIA2020.ELESPECTADOR.COM/VERDAD-Y-MEMORIA/INFANCIAS-
INTERRUMPIDAS-POR-LA-VIOLENCIA-SEXUAL
Las niñas indígenas y afros han sido las más vulnerables a la violencia sexual en territorios dominados
por actores armados. / El Espectador
“Yo le dije, vea señor, qué pena, pero si ustedes están enseñados a coger las
niñas, primero me tiene que matar a mí antes de coger a mi niña, deje que mi
niña crezca, deje que mi niña decida”. Mariela, una mujer de ascendencia
embera, los enfrentó. Buscaba proteger a su hija de 12 años de los armados,
esta vez de un grupo que siguió delinquiendo tras la desmovilización de los
paramilitares en esta zona rural del Urabá antioqueño. Corría el año 2012.
La frase expone bien la fijación que todos los actores armados, legales e
ilegales, han tenido sobre las niñas y adolescentes, particularmente sobre
su virginidad. Durante décadas se han adjudicado el derecho
de adueñarse de sus cuerpos, como cosas, como propiedades que tienen a las
“buenas” o a las “malas”.
Estas son algunas de las más importantes conclusiones a las que llegó el
informe nacional: “La guerra inscrita en el cuerpo”, del CNMH, que
analizó y documentó la violencia sexual durante el conflicto armado y se
lanzará este viernes. Una realidad dura que coincide con el análisis de las siete
sentencias expedidas en Justicia y Paz sobre el accionar paramilitar. De 57
casos de violencia sexual, 24 fueron ejercidos sobre niñas y adolescentes,
entre los 9 y 17 años, es decir, el 42 %.
Pero la violencia sexual hacia niños varones también fue usada como
mecanismo de humillación y chantaje, “alimentado por los mitos que
asocian el abuso sexual de los actores armados hacia niños y adolescentes
varones con la homosexualidad de la víctima”, lo que ha potenciado la culpa y
estigmatización de los agredidos, reconoce el informe. En la infancia y la
adolescencia los hombres tienen los índices más altos de violencia sexual,
cifra que se reduce en la medida en que aumentan de edad dentro del curso de
vida. “Entre los 10 y los 14 años se presenta el mayor número de víctimas
masculinas con 137 registros, seguida del rango que abarca los 15 y los 19
años con 132”, dice el documento. Fue el caso de Rogelio, violado
cuando tenía 5 años, en el municipio de San Carlos, al oriente de Antioquia,
en 1992. Cuando salía del colegio fue interceptado por dos hombres de
las Farc. Uno lo violó, mientras el otro vigilaba. Rogelio no habló del tema
con su familia, porque fue amenazado y porque sentía vergüenza.
“Venga, “¿ustedes van a abusar de mi prima?, ella es una niña, ella es una
niña, ¡no le hagan daño a ella!, ¡no le hagan daño a ella!, hagan conmigo todo
lo que quieran”, narró Valentina, de Ibagué. Sus palabras hablan de la
sensación de impotencia que comparten las víctimas de violencia sexual en la
infancia. “Se ha naturalizado a tal punto, que se considera normal”, menciona
el documento. Como fue “normal” que los paramilitares esclavizaran
sexualmente a niñas y adolescentes por meses en sus campamentos, como
quedó consignado en estas páginas.
Vea también: Así fueron violentadas las mujeres en Colombia entre 2010 y
2015
VERDAD Y MEMORIA
HTTPS://COLOMBIA2020.ELESPECTADOR.COM/VERDAD-Y-MEMORIA/LAS-MADRES-QUE-DAN-LA-
CARA-POR-QUIENES-YA-NO-ESTAN
Las más de 800 mujeres con las que cuenta la organización se dedican, más
que a buscar restos, a buscar la verdad. Reaccionan a cualquier pista que les
entreguen sin perder la esperanza. El camino, sin embargo, ha sido incierto y
difícil de sobrellevar para estas personas, que llevan poco más de 18 años
aguantando la incertidumbre. “Hemos vivido muchas dificultades, las familias
se enferman esperando saber de su ser querido. Nos sentimos muy solas, por
eso lo que hemos intentado ha sido transformar el dolor”, explica Teresita
Gaviria.
El caso es similar con las Madres de Soacha. Desde 2008, cuando se supo
que un grupo de jóvenes —sus hijos— fueron asesinados y presentados como
guerrilleros muertos en combate, estas mujeres han luchado contra viento y
marea para preservar su memoria y encontrar justicia. Enfrentarse a la
institucionalidad y ciertos sectores del Ejército no ha sido fácil, sobre todo
teniendo en cuenta que, gracias a estos procesos, los jueces determinaron que
las ejecuciones extrajudiciales, más allá de ser calificadas como homicidios o
desaparición forzada, son crímenes de lesa humanidad.
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http://www.medicinalegal.gov.co/25-de-noviembre-dia-internacional-de-la-
eliminacion-de-la-violencia-contra-la-mujer.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, ha participado, de manera activa, en mesas
de trabajo interinstitucionales que tienen como fin la reducción de cualquier tipo de violencia en contra de
mujeres y niñas. De igual manera, con información útil para entidades y organizaciones encargadas del
diseño de política pública como la ley 1257.
Esta ley dada a conocer el 4 de diciembre de 2008, entiende por violencia contra la mujer "cualquier
acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o
patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o en el privado".
Forensis, datos para la vida, es una publicación de importancia para el diseño de leyes como la antes
mencionada. Este informe anual contiene información estadística sobre todos los hechos violentos que
ocurren en el país. En cuanto a las violencias hacia las mujeres y las niñas, este informe dice que entre
2008 y 2011, 142.357 niñas y mujeres han sido víctimas de violencia en Colombia por homicidios,
violencia intrafamiliar, violencia interpersonal y exámenes médico legales por presunto delito sexual.
Durante los cuatro años antes mencionados, 5.521 mujeres fueron víctimas de homicidios; 187.758 de
violencia interpersonal; a 71.663 mujeres y niñas se les practicó examen médico legal por presunto delito
sexual y 283.967 fueron víctimas de violencia intrafamiliar. Dentro de esta última manera de violencia, la
que registra mayor número de casos es la de pareja con 208.646.
A continuación se presenta la información completa que se obtuvo de los informes Forensis, datos para la
vida de 2008 a 2011.
Fuente: Forensis, datos para la vida 2008, 2009, 2010 y 2011. Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses, Sub dirección de Servicios Forenses, Centro de Referencia Nacional sobre Violencia.
https://www.fucsia.co/contenidos-editoriales/nunca-mas-fucsia-se-une-a-la-
lucha-contra-la-violencia-de-genero-en-colombia/articulo/violencia-contra-la-
mujer-por-que-se-celebra-el-25-de-noviembre/75814
La violencia contra la mujer se ha vuelto una pandemia, por eso hoy muchas
levantamos la voz para decir #NiUnaMenos
La violencia contra las mujeres cada vez se hace más fuerte. Año tras año en
lugar de que las cifras de maltrato disminuyan, se incrementan. Ablación y
mutilación genital, casamientos y relaciones forzadas, acoso verbal y sexual,
son tan solo algunos de los hechos que atentan contra los derechos de la
mujer.
Hoy es el día en el que las mujeres nos levantamos y decimos, ¡NO MÁS!
Merecemos ser respetadas, tratadas con igualdad y con los mismos derechos
que tienen los hombres. Pero, ¿por qué el 25 de noviembre es el día elegido
por las entidades internacionales para conmemorar la violencia contra la
mujer?
http://www.un.org/es/events/endviolenceday/
Falta de fondos
Una de las principales dificultades para prevenir y acabar con la violencia contra las
mujeres y las niñas es la marcada insuficiencia de fondos, que determina que los recursos
para estas iniciativas sean sumamente escasos.
Sin embargo, este año se ha producido una buena noticia en este ámbito, ya que la Unión
Europa y las Naciones Unidas acaban de lanzar la Iniciativa Spotlight que, con una
provisión de fondos de 500 millones de euros, busca sacar a la luz pública la cuestión de la
violencia contra la mujer.
Otra iniciativa que contribuye a poner al descubierto esta lacra es ÚNETE para poner fin a
la violencia contra la Mujer, iniciativa que fue lanzada en 2008 por el entonces Secretario
General de nuestra Organización, Ban Ki-moon, y que ha sido respaldada por su sucesor,
António Guterres.
https://www.vice.com/es_co/article/5gvnez/dia-internacional-
eliminacion-violencia-mujeres-feminicidio-abuso-sexual-maltrato
VICE Staff
nov. 24 2016, 6:31pm
"El lugar más peligroso para las mujeres es la casa. Sus agresores no están
en la calle. Las mujeres están siendo maltratadas por las personas que,
supuestamente, son las que las quieren", asegura Beatriz Quinte,
Secretaría Técnica de la Red Nacional de Mujeres, una articulación de
más de 63 organizaciones de todo el país. Según ella, el propósito de la
movilización del 25 de noviembre es, además de denunciar la violencia,
lograr un compromiso civil y estatal para que esas agresiones no sean
aceptables socialmente.
Para lograr eso, afirma Beatriz, lo primero es que existan las leyes, y que
se apliquen cuando ya existen, para que no haya impunidad contra los
agresores; lo segundo es atacar el problema en las formas en que se ha
instalado en la cultura, para que la violencia no se evite sólo por el miedo
a ir a la cárcel sino por un cambio en las ideas discriminatorias que
rodean a la mujer y que dan lugar a la violencia. "Para eso estamos
haciendo una campaña que se llama 'Sin mi puño y con mi letra' que está
orientada a los hombres, sobre todo a los jóvenes, a que se comprometan
a la no violencia, y para salirnos de esa idea de que la violencia contra las
mujeres es una cosa solamente de nosotras, sino que es una cosa de
todos".
Sin embargo, este año las movilizaciones del 25 estarán acompañadas por
un evento simbólico que tendrá lugar en el Parque Nacional de Bogotá y
cuya convocatoria la ha hecho un grupo de personas que, hace pocos
meses, se volvieron activistas y voceras del tema a fuerza de no haber
encontrado vías efectivas de acción ni reparación.
A medida que, para ellas, era cada vez más evidente que las leyes no se
implementaban y que demandar al agresor tenía un montón de
obstáculos, surgieron los testimonios de otras cuatro mujeres que
aseguraron haber sido agredidas por Camilo Sanclemente y muchos otros
testimonios de mujeres que, motivadas por la gestión de María Isabel,
salieron a denunciar los abusos de los que habrían sido víctimas. "Esto
nos hizo darnos cuenta de que todas hemos sido víctimas de alguna u otra
manera de violencia. Yo en el trabajo, por ejemplo, he sufrido acoso
sexual. Tres de las chicas que hacen parte del colectivo fueron abusadas
por sus exparejas y a raíz de esto decidieron denunciar. Ahí vimos que
había que hacer algo mucho más poderoso y, además de hacer una
denuncia, teníamos que hacerle presión a los entes de control", cuenta
Nathalie.
"Lo que espero es que logremos romper el silencio —asegura María Isabel
a propósito de todas las iniciativas que ella y los que la han acompañado
han adelantado y de los eventos de este 25 de noviembre—. El de todos los
individuos que hacemos parte de esta nación. El silencio que siembra el
miedo en las víctimas. El silencio cómplice del que observa la violencia y
no se siente responsable. El silencio institucional. El silencio al que ya
nuestra conciencia está acostumbrado y ve la violencia hacia la mujer
como algo normal. Espero ver muchas conciencias despertando, actuando
y pensando que todos tenemos un papel protagonista en la reconstrucción
social colombiana".
http://www.senado.gov.co/mision/item/27351-en-colombia-la-violencia-
contra-la-mujer-no-tiene-nombre
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1775
Bogotá, julio (Especial de SEMlac).- Por primera vez Colombia está siendo impactada
simultáneamente por tres diferentes estrategias de comunicación sobre las violencias
contra la mujer.
Se trata de campañas que, sin proponérselo, han coincidido en el tiempo debido a la
urgente necesidad de sensibilizar, concientizar e informar sobre el maltrato contra las
colombianas.
De acuerdo con la Fundación Plan, una ONG dedicada a la infancia y adolescencia,
cada hora 20 niñas son víctimas de maltrato y diariamente 100 mujeres son golpeadas
por sus parejas.
Décadas atrás estas agresiones no se contabilizaban. Desde los años noventa se
empezaron a reunir y a estudiar. Pero es ahora que se están registrando y divulgando
masivamente, no sólo por grupos feministas, sino por entidades del Estado, instituciones
académicas, organizaciones no gubernamentales, y hasta por artistas.
De hecho, hoy se aprecia que estas diversas instancias han unido esfuerzos para apoyar
campañas, basadas la una en el arte, otra en la radio y una tercera en la comunicación
personal.
"Ni con el pétalo de una rosa"
"Estamos usando el arte para reflexionar y sensibilizar sobre lo que está sucediendo:
cada seis días una mujer es asesinada por su cónyuge y una de cada cinco niñas ha sido
abusada sexualmente. Y es que el abuso se da incluso sin tocarlas", afirmó a SEMlac
Alejandra Borrero, la cabeza de la campaña adelantada por la institución teatral Casa
Ensamble, con apoyo de la Fundación Plan y la alcaldía de Bogotá.
La campaña, que combina reflexión, participación y creatividad, está conformada por
cuatro muestras artísticas. La primera, "Mimesis y cuerpo", está compuesta por 390
muñecas trabajadas por mujeres desplazadas por el conflicto armado, artistas plásticos
de Latinoamérica y personalidades colombianas.
Las muñecas fueron objeto de intervenciones como dibujos, rasgaduras, letreros, y
demás formas de expresión de lo que cada quien entiende por violencia. Bajo la
curaduría de los argentinos Carla Rey y Juan Carlos Romero, la muestra fue colgada en
la Casa Ensamble.
"Las asistentes se emocionan mucho, dejan cartas y se identifican con al menos una
muñeca", explica Alejandra Borrero, reconocida actriz colombiana.
"Cuando era niña, se decía que a las mujeres no se las toca ni con el pétalo de una rosa;
esa frase me sirvió para defenderme. Hoy queremos revivir ese imaginario que nos
protegía para que sea una herramienta de las mujeres", rememora.
En agosto se inaugurará la muestra "Cuerpo y castigo", basada en fotografías e
instalaciones sobre la violencia física y emocional, así como la que se infringen las
mujeres a sí mismas para alcanzar un modelo estético. Luego, en octubre, se realizará
"Basta la palabra", que consistirá en frases que se exhibirán en toda Bogotá "para
romper los paradigmas que perpetúan la violencia de género".
Para el 25 de noviembre, día de la no violencia contra la mujer, se colgará la muestra
"La violencia interrumpida", que estará compuesta por todo tipo de expresiones
artísticas.
"Para ello, estamos invitando a gente de gran calidad artística, como Juanes (famoso
cantante), pero queremos que participen todos los que están trabajando el tema, por eso
vamos a abrir convocatorias públicas. Necesitamos que todos contribuyan a pasar el
mensaje de que no hay derecho ni excusa para maltratar a una persona que tiene menos
fuerza y menos capacidad de defenderse", puntualizó Borrero.
"Palabra de Mujer: Derecho y Revés"
A través de las 35 emisoras de la Red de Radio Universitaria se transmite semanalmente
"Palabra de Mujer: Derecho y Revés", un programa de media hora sobre los derechos
femeninos.
El programa busca visibilizar los derechos de este grupo poblacional en tres situaciones:
violencia intrafamiliar, ruptura de unión marital; y discriminación laboral.
"También indaga sobre las relaciones de género y el papel que cumplen los hombres",
aseguró a SEMlac Luis Liévano, realizador y libretista.
Paralelamente se desarrolla el micro-programa "Consulta Mujer", el cual busca
aprovechar los consultorios jurídicos y psicológicos de las universidades para brindar
información específica a las mujeres.
Los espacios radiales son una iniciativa del convenio entre la Consejería Presidencial
para la Equidad de la Mujer, la Comunidad de Madrid y la Red de Radio Universitaria.
"El machismo mata"
Entre tanto, en la caribeña Cartagena de indias, han optado por la comunicación
personal para hacer reflexionar sobre el machismo y la violencia contra las mujeres.
Adoptando el lema de la campaña chilena "el machismo mata", un grupo de hombres y
mujeres de la Asociación Santa Rita para la Educación y la Promoción visitan plazas,
parques y campos de fútbol para dialogar con la comunidad sobre las actitudes
patriarcales que subyacen en la violencia basada en el género.
Los jóvenes promocionan la campaña con camisetas (remeras) y botones con la frase
"El machismo mata", las cuales venden a todo el que quiera apoyar la causa.
La campaña ha generado resistencia en esta ciudad, donde el machismo tiene abiertos
defensores. Pero esto no ha desanimado a Carlos Díaz Acevedo, el líder de esta
iniciativa, quien con paciencia y perseverancia ya ha logrado que converjan unos 30
jóvenes, quienes conformar el grupo Hermanados, que significa ’Hombres, mamados
(cansados) de la violencia masculina contra las mujeres’.
P.-S.
Apertura de convocatoria elección de las representantes de las organizaciones
de mujeres ante el comité de seguimiento de la Ley 1257 de 2008 periodo 2018 -
2021
El 7 de noviembre se dará apertura al proceso de elección de las tres representantes
de las organizaciones de mujeres en el comité de seguimiento a la Ley 1257 de 2008
periodo 2018-2021. Durante la semana del 7 al 14 de noviembre se cumplirá la fase de
comunicación a través de las organizaciones de mujeres y en las páginas web y redes
sociales de las entidades integrantes del comité.
25 noviembre, 2016
https://www.opinionysalud.com/violencia-de-genero-
aumento-durante-el-2016-en-colombia/
CRÓNICA
2016/11/28
No fue difícil distinguir a Nathalie Michelou, la coordinadora: alta, de pelo negro corto,
con una llamativa chaqueta azul. Alrededor del grupo correteaba una niña pequeña con
una melena gruesa de pelo oscuro. “Esa es Teresa. La hija de Maria Isabel”. Es decir,
Covaleda. Michelou me dijo que la madre no estaba porque “esta en el concejo leyendo
el manifiesto” del grupo. Teresa corría feliz, las conoce a todas, y todas la tratan con
afecto. Varias hablaban de sus propias hijas y familiares, un tema recurrente.
El árbol de Codensa, rodeado de los obreros que lo armaban, atrapó la mirada de las
presentes. “Esa es una forma de violencia también, teníamos el permiso para hacernos ahí
y no se pudo” explica Michelou. A pesar de lo que se había acordado, la construcción
desplazó la acción. Unos voluntarios entonces se pararon en la séptima, para dirigirse a
quienes quisieran participar. Era menos visible la rotonda hundida donde irían los zapatos,
pero le brindaba a la acción un simbolismo no intencional pero apropiado: su superficie
tiene la imagen de los continentes americanos.
El día anterior, el colectivo estuvo en la plenaria del senado buscano hacer cambios reales.
“Ahorita el sistema y las personas en él exhortan a las víctimas a quedarse calladas”, me
decía Michelou, mientras sus ojos buscaban a Teresa, feliz entre las mujeres. Hasta le
habían puesto el pintalabios rojo oscuro que estaban usando todas, otra forma de protesta;
una señal clara y fuerte de feminidad no intimidada. De los pocos hombre presentes, en
su mayoría organizadores que luego ayudarían a bajar y subir de la rotonda, estaba Tomás,
el esposo de Michelou. Estaba presente para dirigir entrevistas con víctimas de violencia
que se harían durante el día. A Michelou se le notaba el orgullo cuando contaba que su
hija Candelaria de 13 años los había acompañado en todo: "incluso en el colegio dio una
presentación sobre el movimiento. Hoy se fue al colegio en la camiseta, pero no vino
porque hoy era a la izada de bandera”.
La primera en llegar fue una mujer mayor, que dejó un par de crocs plateados. Se quejaba
de la dificultad en encontrar el lugar, dando una rápida explicación del parque, que
conocía bien: “esta no es la plaza -como dijo alguna organizadora- es la rotonda, y la otra
-donde se está montando el árbol- es la fuente”. Se agarró de un organizador para salir y
se volteó sin aire a decir “muchas gracias por el evento”. Explicó que debía volver a su
trabajo.
Las mujeres del país trabajan en promedio 67 horas a la semana, y dedican 7 horas y 23
minutos del día al trabajo no remunerado en oficios como el cuidado de los niños y del
hogar. La brecha salarial con los hombres es del 20%.
Luego del evento, los zapatos se donarían a la fundación Vida Nueva, cuyo “objetivo
principal es el de romper la cadena de prostitución y sus fenómenos colaterales,
amortiguar la indigencia producida por el desplazamiento y enfatizar en la formación de
personas dignas que aporten al mejoramiento del país.”
Dos mujeres, acompañadas de un niños, observaban todo con caras entre complacidas y
preocupadas. Ambas llevaban camisetas blancas con la cara de una mujer joven. La más
joven, madre del niño, me explicó que las llevan puestas porque “a mi prima la mató su
exesposo, pero el caso lo han aplazado seis veces. La violencia contra la mujer es una
realidad en el país y en el mundo. Queremos dar a conocer lo que pasó y a luchar contra
la vergüenza. Hay mujeres que no hablan porque les da vergüenza que la familia sepa que
las cascan”. Sin saberlo, hacía eco a lo que se vería y diría en el parque durante el
transcurso el día: un rechazo al silencio, al sistema y una constante preocupación por la
siguiente generación en un país donde cada 13 minutos una mujer es atacada por su pareja.
Su prima se llamaba Natalia Sanabria Sandoval. La mujer que la acompañaba era su tía,
quien con rabia afirmó que buscaba “protestar las leyes colombianas, que no cuidan a las
mujeres. Necesitan cambiar”.
Una mujer vino con su bebé amarrado a su pecho, y dejó zapatos por ella y botines por
su hija. “Lucho contra el maltrato por mi hija, esto tiene que parar ya”.
La energía era extraña: llena de mujeres nerviosas pero determinadas, con la solemnidad
del momento pero también conversando entre ellas. Casi todas se tomaban selfies, o
pedían fotos. Celebraban el hecho de poder estar ahí. Muchas mencionaban la sensación
de comunidad y apoyo. Casi todas llegaban en grupo, muchas con hijas. Por lo general,
venían un momento, reflexionaban y se iban. La mayoría se devolvía al trabajo.
En una banca, una joven sonreía. No vino con una persona sino con su perrita, Isis. Era
javeriana y alegre. Fueron en transmilenio. Del otro lado de la rotonda se fue formando
un grupo de mujeres: cada vez eran más.
Eran de Codensa.
El efecto de tantos zapatos vacíos era espeluznante. Venía a la mente una enorme
calamidad: ¿Qué pudo haber pasado para que se fueran sin sus zapatos?
Diana La Torre. Crédito: Álvaro Tavera.
Otra mujer bajó a la rotonda con cuidado. Al salir, le pregunté si se estaba ausentando del
trabajo. “Yo soy ceramista”, me dijo, "autoempleada". Se presentó como Diana La Torre.
“Ella fue violada y un psicólogo, alguien de otra época, le dio un medicamento para la
tensión y eso le provocó una ruptura de aneurisma al año. Fue en Francia, y el proceso
sigue en marcha, desde 2012. El tipo ha sido citado varias veces pero a veces no aparece
y el juez ha hecho todo lo posible para que se caiga todo”. Su hermana era su gemela.
Según la OMS, el 35% de las mujeres en el mundo ha sufrido de violencia sexual o física.
Las mujeres que sufren ese tipo de agresiones tienen el doble de posibilidad de tener un
aborto, depresión severa y de contraer VIH frente a las mujeres que no las han padecido.
Diana participaba para romper la estigmatización, para recordar, para luchar contra la idea
de que “la mujer fue puesta aquí para aguantar la violación y violencia. Para mí, la mujer
es sagrada. En Colombia, por la paz y el acuerdo, debemos superar la violencia en todas
sus formas, en especial contra la mujer”.
Entre el 2001 y el 2009, 489.687 mujeres declararon haber sido víctimas de violencia
sexual dentro del marco del conflicto armado colombiano. De ellas, 74.698
responsabilizaron a actores ilegales (guerrillas y paramilitares), mientras 21.036
señalaron a la fuerza pública. Además de la violación, la prostitución forzada y los abortos
forzados han sido usados como armas de guerra. De estos casos, más del 90% siguen en
la impunidad.
Detrás de Diana, Nathalie corría incansable: saludaba, respondía preguntas, llevaba, traía,
se veía su chaqueta azul en todas partes. En un punto se perdió de vista, pero la encontré
cuando oí un grito que creí era, aunque no estoy segura, ‘clitoris!’, en vez de ‘sonrisa’.
Estaba tomándose una foto con un grupo de mujeres. Al rato corrió delante de una joven
que sostenía un cartel que leía: “No me visto para provocarte, mi vida NO gira en torno a
tu pene #NiUnaMenos”. Vino “a apoyar porque conozco muchos casos de violencia y
vengo a protestar”. Es fácil encontrar historias, una de cada cuatro mujeres colombianas
manifiesta sufrido de alguna forma de violencia en el transcurso de su vida.
Al lado de ella, otro grupo se reunía. Esta vez era mixto y todos venían vestidos de naranja
para apoyar la campaña, un detalle que muchos habían obviado. También eran de una
empresa, Consumer and Insights, también esperando a que llegaran otros para bajar.
Lentamente y en masa, las de Codensa dejaron sus zapatos. En todas sus caras se les veía
determinación, en algunas triunfó y en otras una profunda tristeza. Sus zapatos se unen a
la mezcla de tacones, baletas, sandalias, botas, tenis, zapatos deportivos.
Las que quizás gritaron ‘clítoris’ eran de un colectivo llamado Feminismo Artesanal. En
el momento estaban tres miembras, jóvenes, bonitas, medio punk. Se notaba que habían
estudiado el feminismo de manera más académica. “Es nuestra lucha y libertad. Estamos
abiertas a todo tipo de mujeres, de todas clases, admitiendo nuestras diferencias”. Estaban
esperando al resto del grupo, y mientras tanto iban haciendo carteles. Uno decía “yo soy
la puta que se educa”.
Una mujer con un enorme turbante lila dejó un par de zapatos y se marchó en un volar.
Al lado de ella había una joven de chaqueta azul, con los brazos llenos de flores amarillas.
No traía zapatos pero “quería traer algo, una ofrenda. Las escogí amarillas porque es el
color de la luz, para traer algo de luz entre tanta violencia”. Su sonrisa era algo tímida,
pero las flores fueron recibidas con alegría.
Las mujeres de Codensa salieron de la rotonda y entraron los de Consumer and Insights,
ahora con más personas y un perro negro.
Entre ellos el primer y único hombre que dejó un par de zapatos. Se llamaba Felipe Ávila:
“Esto es muy importante y necesario. Es como ser la punta de lanza y dar ese grito de no
violencia contra la mujer. En el parque pasó lo de Rosa Elvira Cely, así que apoyo ese
pequeño homenaje”.
Mientras hablaba con él, alguien dejó un vestido blanco, tamaño bebé. Cuando pregunté
quién fue, me señalaron una mujer con dos trenzas rubias teñidas y tatuajes. Había llegado
en bicicleta. Me sonrió cuando me senté junto a ella. Le pregunté por el vestido. “Es muy
simbólico y representativo, es mío de mi infancia. Es de esa parte virgen, pura y bonita,
donde no hay maldad. Estoy aquí apoyando a fondo mi género, no quiero más violencia
contra las mujeres, somos todos iguales, tengamos pene o vagina”.
Delante de ella se paró una mujer rubia, grande y atractiva, tenía una escarapela de
Feminismo Artesanal con su nombre: Paula Andrea. Sus manos estaban manchadas de
pintura verde. Era del gremio de modelos ‘plus sized’ colombianas. Venía en nombre de
todas las del colectivo, por su mejor amiga que “fue abusada por un tipo en todas las
formas posibles, él la anuló”. El 62% de las mujeres colombianas sufre algún tipo de
control por parte de su esposo o compañero y 26% es víctima de violencia verbal.
Paula decía haber visto todo tipo de violencia, en especial en el gremio, donde se
combinaba el abuso sexual de la industria del modelaje con el maltrato a las mujeres de
talla mayor. Pero ahora podía "hablar más. La gente siempre piensa en mujeres jóvenes
cuando se habla de abuso pero las abuelas sufrieron también, y a ellas las callaban aún
más. La sociedad no permitía hablar, decían los trapos sucios se lavan en casa. Eso no
debe ser así”.
A unos pasos de Paula Andrea, una mujer llevaba un rato sentada en silencio, con las
piernas cruzadas. Tenía un chal tejido de flores y dos velas en la mano. Estaba aguantando
el llanto. Le pregunté por qué las velas: “por si iba a haber un acto simbólico”. Ya dejó
zapatos. “Soy víctima de violencia intrafamiliar. Tengo un hijo y me siento en
responsabilidad de empezar a cambiar desde mi misma. Al tener un hijo hombre vine
como víctima y mujer para romper el ciclo de abuso”. En la parte de atrás del cuello tenía
tatuado un árbol que florece.
Colombia sufre de una “epidemia” de violencia intrafamiliar, más de 25.000 mujeres han
sido agredidas por su pareja este año.
Detrás de ella venía una mujer sonriente con un hijo alegre, Miguel Ángel, de 8 años. Su
madre, María Andrea, me dijo que “soy psicóloga y he trabajado en proyectos que lidian
con la violencia contra la mujer y además como mujer me parece importantísimo
manifestarme contra todos los abusos y como mamá formar a mi hijo. Por eso me lo traje".
En la rotonda, dos niñas seguían jugando, correteando con Teresa Covaleda, siempre con
cuidado de no tumbar los zapatos.