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El socialismo del siglo XXI y los límites de las utopías • Luz Marina Barreto
Resumen
La autora critica el proyecto del llamado socialismo del siglo XXI, desarrollado por el
gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, desde la perspectiva del pluralismo moral,
propia del liberalismo (que no debe confundirse con el neoliberalismo). En
contraposición a dichas ideas, las utopías totalizantes, como el socialismo chavista, al
desconocer la naturaleza de la racionalidad crítica, terminan imponiendo a la sociedad en
su conjunto una idea sustantiva de vida buena, que desconoce la autonomía individual y
el pluralismo moral.
Abstract
The author critiques the political project known as ‘21st century socialism’, developed
by Venezuelan president Hugo Chavez, from a Liberal perspective of moral pluralism
(which should not be confused with neoliberalism). In opposition to such liberal ideas,
totalizing utopias, such as Chavez’s socialism, do not acknowledge the nature of critical
rationality, and therefore end up imposing on society as a whole a substantive idea of the
good life that does not recognize individual autonomy and moral pluralism.
E
l siguiente ensayo con- defensa del liberalismo moral, que se
siste, básicamente, en basa en una concepción específica de
una defensa del modelo la racionalidad humana. Finalmente,
liberal de fundamentación de las insti- mostraré, a la luz de un ejemplo con-
tuciones políticas, en una concepción creto, a saber, el estilo de ejercicio
de la justicia antes que en una concep- gubernamental del actual mandatario
ción sustantiva del bienestar, caracte- venezolano Hugo Chávez, que al dar
rística esta última de los programas la espalda al espíritu liberal, una socie-
utópicos. Procederé en tres pasos para dad puede caer, fácilmente, en aquello
desarrollar esa defensa. En primer que se esfuerza por combatir: la injus-
lugar, examinaré un ejemplo de crítica ticia, la inequidad social y el totalita-
al modelo liberal, habitual hoy en día, rismo político. En el momento en que
e intentaré desmontar sus principales escribo estas líneas, acaba de concluir
argumentos. En segundo lugar, proce- la rueda de prensa en la que Teodoro
deré, de modo más constructivo, con Petkoff, un político venezolano de
* Ponencia presentada al Segundo Seminario Internacional del grupo de trabajo de Filosofía Política de Clacso:“Realismos y
Utopías en América Latina: fragmentación y luchas democráticas”. San José de Costa Rica, febrero 13 al 15 de 2006.
** Doctora en Filosofía de la Freie Universität, Berlín, Alemania; profesora titular del Área de Filosofía de la Facultad de
Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela. Directora del Instituto de Filología “Andrés Bello”.
Correo electrónico: lbarret@reacciun.ve
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1 Pero es dudoso que sea esto lo que dice Fukuyama. Lo que dice en realidad, de acuerdo con una cita vertida por el
mismo Kohn, pero cuyos alcances no parece reconocer, es que las estructuras político-liberales se apoyan en “la abun-
dancia de una economía de libre mercado”, con lo que el liberalismo político y la economía liberal aparecen distin-
guidos claramente.
2 Debo mis conocimientos sobre el marxismo estructuralista al filósofo venezolano, ya fallecido, y antiguo profesor mío,
el Prof. J. R. Núñez Tenorio, quien llegó a ser, cosas del destino, uno de los principales ideólogos y consejeros del actual
presidente venezolano.
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3 De hecho, Hugo Chávez llamó a Cuba en una de sus alocuciones presidenciales, en un giro poético que causó bastan-
te gracia, pese a sus connotaciones trágicas, o tal vez justamente debido a ellas, el “mar de la felicidad”.
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4 En su Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant muestra que la fuente de la valoración humana está en el suje-
to que crea o atribuye valor. De esta manera, como lo confirmó después la corriente marginalista en economía (debida
a Jevons, Menger y Walras), en contra de la teoría del valor de Ricardo y Marx, la atribución de valor es relativa a los
deseos y necesidades de los agentes económicos (o racionales). Pero sería un verdadero abuso de los conceptos decir que
esto vuelve a Kant un “neoliberal” (Kant 1967; Blaug 1996: 281).
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decurso de los procesos reflexivos que produce. Dicho de otro modo, sólo el
llevan a cabo cuando toman cualquier respeto al individuo puede exigir que
decisión. Lo que se encuentra implíci- una forma de fundamentación de
to aquí es, pues, nuestra identidad normas tenga lugar. De acuerdo con
genérica, como diría Marx, de indivi- ello, el rechazo a la conciencia individual
duos racionales autónomos. El respeto autónoma como límite último de toda
moral es sobre todo respeto por los deli- política pública trae consigo, indefectible-
cados procesos reflexivos que presiden mente, el abandono de toda necesidad de
la toma de decisiones, tanto cognitivas justificar dichas políticas ante una volun-
como prácticas. Una sociedad que aca- tad general. Así, pues, es mediante una
lla y reduce al ostracismo a sectores deliberación que los actores deben
disidentes, o cuyos líderes se amargan y ponerse de acuerdo respecto de cuál
se desesperan por la presencia de esa principio debiera prevalecer en sus
reflexividad crítica, que utiliza paráme- acciones y por qué. Por ello, el fun-
tros y criterios de validez diferentes en cionario público está obligado a una
el debate público, acabará devorándose transparencia basada en la presunción
ella misma, como nos enseña, salutífe- de la racionalidad de los actores. Está
ramente, la caída del bloque soviético obligado a la justificación discursiva, a
en la década de los noventa del siglo la racionalidad comunicativa, que le
XX, debida, entre otras cosas, a la cre- exigiría explicar por qué toma una
ciente incapacidad, que comenzó a decisión (Dworkin 1999). Se trata de
hacerse evidente desde finales de la una teoría de las convicciones comu-
década de los setenta, para competir nes de una comunidad, porque se
con las innovaciones científicas de construye discursivamente. Desgracia-
Occidente, en particular, con el boom damente, el irrespeto al individuo crí-
de las computadoras personales, desa- tico y la intolerancia a la visión
rrollo que debemos a un grupo de distinta, que convierten en norma y
jóvenes universitarios desprotegidos ejemplo de multitudes el insulto y la
por el Estado. descalificación moral del contrario,
De este modo, podemos pre- ponen en evidencia el destino último
guntarnos ahora, ¿cómo es posible de todo gran ideal utópico: el ignorar
que la paulatina desestimación de las e impedir toda posibilidad de que
demandas de justicia en favor de las alguien tenga una idea mejor, al
ideas sustantivas sobre el bienestar, desestimular todo intercambio crítico
típica de las sociedades que se esfuer- y disidente de argumentos.
zan por la concreción de una utopía, La crítica al liberalismo es,
desemboque, contra todo deseo y a según lo que acabamos de exponer,
pesar de las mejores intenciones del no simplemente una crítica al indivi-
político idealista, en un sistema totali- dualismo moderno. En esto no hay
tario? ¿Por qué puede suceder algo que engañarse. Es, ante todo, una crí-
tan trágico? La fundamentación de tica a la pretensión de que cada uno
principios de justicia y normas de de nosotros tendría la capacidad para
acción concretas no está separada del una reconstrucción de las razones que
respeto a los individuos frente a los tenemos para hacer lo que hacemos y
cuales esa forma de justificación se exigir a los demás explicaciones. Los
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ramos de que aquellos que votaron por fuerte de las virtudes republicanas que
el MVR lo hicieron por una revo- sólo se puede imponer, hoy en día, en
lución de carácter socialista cuando sociedades complejas, caracterizadas
Hugo Chávez tenía ya varios años en por la diversidad de los motivos y fines
el poder. de la acción de individuos racionales,
El ideal del socialismo del siglo al precio de restringir la pluralidad
XXI ha ido, pues, tomando forma con democrática. Se trata de un dilema que
los años. Es claro que no se trata sim- está signado por los efectos de la
plemente de un programa económico. modernidad en la conciencia ética y
De hecho, las medidas económicas moral de los individuos, que ya no
serias del gobierno del MVR no son puede reducirse a una sola, sin forzarla
muy distintas a las que aplican otros a un único criterio sustantivo.
gobiernos de la región y a las que se En sociedades complejas, todo
intentó llevar adelante durante el ideal utópico, precisamente por su
segundo gobierno de Carlos Andrés carácter idealista, abstracto, requiere
Pérez, de la mano del eminente econo- necesariamente la anuencia del actor
mista venezolano Miguel Rodríguez, y político para su realización. Dado que,
que contemplaban muchos programas sin embargo, la racionalidad humana
sociales, para contrarrestar los efectos está limitada por condiciones de incer-
más funestos de las reformas al Estado tidumbre, y dado que un actor político
burocrático y clientelar. Otras medidas pudiera no sentirse motivado a actuar
económicas, de las que pudiera decirse de acuerdo con lo que manda o sugie-
que forman parte de un eventual pro- re el programa utópico, el hacedor de
grama económico socialista, consisten políticas públicas que quisiera llevar
simplemente en la negativa a firmar adelante un programa utópico tiene
cualquier tratado de libre comercio que encontrar la manera, o bien de
con EE. UU. convencer o bien de forzar al actor
Por esta razón, el proyecto de político a actuar conforme a los fines
socialismo del siglo XXI amenaza, más de la utopía, es decir, a amoldar su sis-
bien, con rebasar los fines de una polí- tema motivacional a los intereses del
tica económica. La crítica al neolibera- programa en cuestión.
lismo se está usando para atacar la Así, pues, el futuro de cualquier
noción misma de libertades democrá- utopía y su eficacia política se decide
ticas. Desde las altas esferas del poder y en la tensión entre lo que ella promete
por los medios de comunicación que y la racionalidad del individuo, que en
pertenecen al Estado venezolano, polí- última instancia tomará sus decisiones
ticos, e incluso académicos de los cua- atendiendo a aquello que cree que le
les una esperaría cosas mejores, hacen conviene más, aun cuando esto no
mofa no sólo del neoliberalismo, sino coincida con los fines aceptados por la
de la democracia liberal, como si utopía como los únicos “válidos” o los
ambos fueran lo mismo. Esto se hace únicos “éticos”. Lo utópico en las uto-
en nombre de una noción sustantiva pías alude, pues, a anomalías en la moti-
de vida buena y de solidaridad que vación de los agentes racionales y en la
lleva el peso del ethos republicano de concordancia entre los intereses de dis-
Simón Bolívar, quien tenía una noción tintos individuos racionales.
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diatas que, si bien son muy importantes, García Damborenea, Ricardo. 2006.
no constituyen, ni mucho menos, todo El arte de razonar, persuadir, refutar. Un progra-
de lo que hay que preocuparse y todo lo ma integral. www. usoderazon.com/con-
que hay que desear. ten/arca/listado/genet.pdf
Lo peor es que la derecha latino-
americana, así como los ciudadanos que Gauthier, David. 1998. Egoísmo y
sienten una instintiva y comprensible moralidad. Barcelona: Paidós.
repugnancia a todo proyecto socialista, e
incluso un sector muy importante de la Greenwald, Bruce y Joseph Stiglitz.
oposición venezolana al gobierno de 1987. “Keynesian, New Keynesian and
Chávez, creen igualmente que la defen- New Classical Economics”. Oxford Econo-
sa del proyecto político liberal pasa por mic Papers. Vol. 39., No. 1: 119-133.
abrazar las desafortunadas políticas eco-
nómicas sugeridas por el famoso “Con- Kant, Immanuel. 1967. La funda-
senso de Washington”, que ya hemos mentación de la metafísica de las costumbres.
analizado y criticado más arriba. En Madrid: Espasa-Calpe.
otras palabras, identifican también
democracia liberal y economía “neoli- Kohlberg, Lawrence. 1984. The Psy-
beral”. Con un panorama así, los defen- chology of Moral Development. San Francisco:
sores de los sistemas de democracia Harper & Row.
liberal, en cuanto sistema político, somos
una minoría que trata de pensar con cla- Kohn, Carlos. 1999. “Presupuestos
ridad en un mar de políticos profesiona- para una crítica a la teoría liberal de la
les, de uno y otro bando, con poca o democracia”. En Ética y democracia, eds.
deficiente formación académica, y ávi- Miguel Albujas y Francisco Duarte. Cara-
dos de poder y control sobre la riqueza, cas: Monte Ávila Editores.
los recursos y la conciencia de los ciuda-
danos de nuestros países. Rawls, John. 1971. The Theory of Jus-
tice. Oxford: Oxford University Press.
Referencias
Albujas, Miguel y Francisco Duarte, Sen,Amartya. 1993.“Capability and
comps. 1999. Ética y democracia. Caracas: Well-Being”. En The Quality of Life, eds.
Monte Ávila Editores. Martha Nussbaum y Amartya Sen.Oxford:
Oxford University Press.
Blaug, Mark. 1996. Economic Theory
in Retrospect. Cambridge: Cambridge Uni- Soros, George. 2002. On Globaliza-
versity Press. tion. Oxford: Public Affairs.
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