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Museología y Museografía
Para el tema primero se pueden leer los dos primeros capítulos del texto ya
citado de Luis Alonso Fernández en el que están sintetizados los conceptos
más importantes. El texto de Georges Henri Rivière considerado el padre de
la nueva Museología y citado en la bibliografía complementaria, también
aborda la terminología y los conceptos en las páginas 105 y siguientes.
La Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985 define museos como insti-
tuciones de carácter permanente que adquieren, conservan, investigan, co-
munican y exhiben para fines de estudio, educación y contemplación, con-
juntos y colecciones de valor histórico, artístico, científico y técnico o de
cualquier naturaleza cultural.
-Historia
-Etnología, antropología y folclore.
-Pedagogía.
-Medicina, higiene.
-Ocio.
Pero no sólo los occidentales han desarrollado y consolidado una ciencia tan
relevante de nuestro tiempo como es la museología. Museólogos de países
del Este europeo, de varios latinoamericanos y de otras latitudes, como Japón
o Australia, han destacado también en la innovación e impulso de la museo-
logía en la segunda parte del siglo XX.
Por tanto, debemos situar la Museología entre las ciencias humanas y socia-
les, ya que se diferencia por su área de conocimiento y objeto de estudio (la
realidad patrimonial y cultural del museo) de las denominadas ciencias expe-
rimentales, cuya área y objetos de conocimiento son los hechos naturales.
La nueva museología
A lo largo de nuestro siglo se han producido cíclicas invectivas contra la
realidad y funcionalidad de los museos, en sincronía con los acontecimientos
culturales, especialmente los artísticos. Una de las últimas coincidió con la
crisis de la institución y con la llamada revolución romántica de mayo de
1968. La situación duró hasta 1982 con una inflexión muy significativa en
torno a 1977, año en que se abre al público el Centro Nacional Georges
Pompidou, París.
Para algunos especialistas, las nuevas tendencias en los museos (y por ello,
en la museología) están íntimamente relacionadas con el impulso recibido a
partir del trabajo de Georges H. Rivière, por la generación de los ecomuseos
y por otras concepciones o experiencias análogas como las del Museo de Ní-
ger en Niamey, los museos de vecindad de los EE.UU. o la Casa Museo en
México.
Por el diálogo entre sujetos – El funcionamiento del nuevo museo está ba-
sado en la participación activa de los miembros de la comunidad. El museó-
logo deja de contemplarse como el experto encargado de dirimir la verdad
para convertirse en un catalizador al servicio de las necesidades de la comu-
nidad.
Para la preparación del segundo tema el estudiante podrá recurrir a los textos
introductorios redactados por el Equipo Docente y también a la Enciclopedia
del Museo del Prado, disponible on line en donde encontrará entradas sobre
el origen de los museos en España, el Museo del Prado, el Museo de la Trini-
dad o el Museo Napoleón, así como muchos otros ejemplos.
Esquema de contenidos:
1
SCHUHL, P-M., Platon et les Musées, Mélanges d’esthetique et de science de l’art
offerts à Étienne Souriau, Paris, Nizet, 1952, pág. 249
2
Véase Préhistorie de l’Art occidental, París, 1965. Anota Leroi-Gourhan la existen-
cia de un isntitno de coleccionista en el hombre prehistórico.
RENACIMIENTO
3
Wolfgang Liebenwein: Studiolo, Módena:ISR – Ferrara/ Panini, 1992.
En Roma y a finales del s XV, Inocencio VIII había ordenado erigir el Pala-
cio del Belvedere. En el jardín, situado entre las dos alas originales, se fueron
depositando las estatuas de la Antigüedad que se iban encontrando. Era en-
tonces frecuente esta costumbre de depositar piezas arqueológicas en los jar-
dines. Las esculturas se disponían aisladas entre la vegetación o formando
parte de fuentes o decoraciones, ninfeos.
Bramante diseñó dos logias que delimitaban un patio lineal en tres niveles,
terminando en una gran exedra. Los cambio de nivel hacían que las logias
tuvieran tres, dos y una planta en los distintos tramos. Estas logias eran au-
ténticas calles cubiertas que tenían una función de comunicación y de delimi-
tación de los patios. El gran espacio expositivo estaba en la sucesión de pa-
tios a distintas alturas. “El espectáculo debía ser el propio espacio abierto,
resuelto en forma arquitectónica” 5. Para acoger las estatuas, Bramante, re-
4
Julia Catwright: Isabelle d’Este. Marquise de Mantoue. 1474-1539, París : Hachet-
te, 1912, p. 97.
5
Aaldo Bruschi: Bramante, Bilbao: Xarait, 1987, p. 173
formó el jardín y creó un patio cuadrado con cuatro nichos en las esquinas,
que fue llamado Patio de las estatuas.
Florencia: otro foco del nacimiento del coleccionismo con los Medici, cuya
colección conservada en el patio y estancias de palacio, recibió el nombre de
museo: la primera vez desde la Antigüedad que se utilizaba esta palabra para
designar un lugar. En el s XVI se decidió trasladar la colección a un lugar
más adecuado para cubrir las necesidades de espacio y visitas. Se reutilizó
entonces el edifico de los Uffizi. Vasari construyó en 1559 un edificio de tres
plantas que circundaba una calle, con lo que creó un espacio urbano nuevo y
una conexión entre la ciudad medieval y la nueva, proyectada en torno al Pa-
La colección de los Medici se podía visitar con una simple solicitud al gran
duque. Lorenzo el Magnífico contrató al que podríamos considerar el primer
conservador conocido, Bertoldo, un escultor, arqueólogo y discípulo de Do-
natello que debía encargarse del cuidado, ordenación y protección de las pie-
zas del gabinete.
EL NACIMIENTO DE LA GALERÍA
FRANCIA: Durante la Baja Edad Media se había ido extendiendo en los cas-
tillos y palacios franceses un tipo de espacio alargado que servía para conec-
tar distintos ámbitos del conjunto y, quizá también, para paseo. Y en Fontai-
nebleau se unió esta tradición a la de las logias ante las necesidades de Fran-
cisco I para su colección, con los trabajos del arquitecto Sebastiano Serlio
que fusionó logia y galería y propuso iluminación cenital o de ventanas altas
para mejorar la contemplación de las obras de arte. La innovación de la gale-
ría de Fontainebleau radica en la aplicación del modo de decorar las logias en
Italia a los espacios cerrados de los corredores franceses. Este modelo fue
rápidamente seguido en otros palacios franceses.
También había otros espacios para las antigüedades y el arte. Los jardines
seguían siendo un lugar ideal para las esculturas junto con los ninfeos, fuen-
tes monumentales decoradas, muy frecuentes en la Italia del XVI. Desde un
punto de vista exclusivamente ideal, Gian Paolo Lomazzo en su obra Idea del
Tempio Della Pittura (Milán, 1591) crea un templo ideal de la pintura, una
edificación circular con siete estatuas colosales de los grandes artistas italia-
nos que sostendrían una cúpula heptagonal. Se adelantaba así a los espacios
centralizados de exposición que se desarrollarían a partir de mediados del
XVIII.
Si en la primera mitad del XVI habían predominado los jardines y las logias
abiertas a ellos, desde mediados comenzaron a construirse galerías al estilo
francés: Palazzo dei Penitenzieri, galería Farnese o la de villa Medici. Tam-
bién en Mantua destacan la Sala de Troya y la galería de la Mostra para bus-
tos y estatuas. A finales del XVI el espacio de la galería ya se encuentra ple-
namente integrado en la arquitectura italiana y forma parte ineludible del
modelo palacial.
6
Artistas, príncipes y mercaderes, o. cit., p. 281
Informado por Gaspar de Vega en 1556 sobre lo que sucedía más allá de los
Pirineos, Felipe II quizá quiso emular con las galerías escurialenses los espa-
cios galos: galería de las Batallas y otras con pinturas de paisaje, mapas e
ilustraciones de especies animales, siendo la de las Batallas más pública y las
otras más privadas.
EVOLUCIÓN DE LA GALERÍA
Durante este siglo XVII también la ciudad de Roma vio nacer numerosas
galerías en palacios o villas nobles. Así encontramos la galería Borghese,
levantada por Flaminio Ponzio para el cardenal Scipione Borghese en 1608;
la del Palazzo Pamphilj, por Francesco Borromini, decorada por Pietro da
Cortona con frescos sobre La Eneida; o la del Palacio Colonna la más gran-
de, hecha a imitación de la galería de los Espejos de Versalles.
Durante todo el s. XVII y la primera mitad del XVIII se llevó a cabo en los
palacios alemanes la construcción de galerías para albergar colecciones o
como creación contemporánea. En Dresde, el príncipe elector Augusto situó
en el ala oeste de la Residenz y distribuida en siete salas, una gran colección
de medallas, monedas, una armería, una Anatomiekammer, una Kunstkam-
mer y una biblioteca. Posteriormente se decidió que la colección de ciencias
se instalara en el Zwinger, conjunto realizado a principios del XVIII en el
lugar de una antigua fortaleza, destinado al recreo y para contener la bibliote-
ca y la colección del duque. El conjunto del Zwinges iniciado por Matthäus
Daniel Pöppelmann, fue completado a mediados del XVIII por Gottfried
Semper con la construcción de la galería de pinturas. Destruido durante el
bombardeo de la ciudad en la Segunda Guerra Mundial, fue luego restaurado.
LOS GABINETES
La idea de que había que exponer las distintas piezas y, al mismo tiempo,
establecer un orden interno que las relacionara y las hiciera legibles supuso
una nueva exigencia para la arquitectura que, ya no sólo debía crear un con-
tenedor indiferenciado y bien iluminado, sino que había de constituirse en
una imagen del mundo, es decir, un microcosmos donde los diversos elemen-
tos de la creación humana y de la naturaleza tuvieran su lugar y se establecie-
ran las líneas de relación entre ellos.
El espacio de los gabinetes de los siglos XVI y XVII, según se deduce de los
grabados, era un espacio cerrado y saturado de objetos que lo colmaban con
una especie de horror vacui. El aparente desorden tenía sin embargo, cierta
lógica subyacente que iba desde el origen de las especies representadas hasta
la analogía formal, el color o el tamaño.
EL MUSEO BARROCO
El museo ideal que propone en 1704 Leonhard Christoph Sturm surge por la
necesidad de que el espacio de las colecciones abandone los palacios nobles
o las sedes de instituciones y se traslade a un edificio propio. En su obra
plantea la especialización de los espacios, separando los objetos de las colec-
ciones en distintas salas.
El ejemplo más destacado de museo barroco italiano será la villa que el car-
denal Alessandro Albani hizo levantar en Roma, construida por Carlo Mar-
chionni entre 1746-63, estaba destinada a albergar la gran colección de escul-
tura antigua que el cardenal formó siguiendo los consejos y directrices de
Winckelmann. Se trata de una villa con jardín en la que ya se aprecia el espí-
ritu neoclásico de Winckelmann y Mengs, pero el edificio es de estilo barro-
co internacional, el que preludia la transición al neoclasicismo. Consta de dos
crujías y nueve ejes de vanos, con una loggia en la planta baja.
LA ROTONDA
Desde la arquitectura romana los espacios circulares con simetría radial te-
nían una fuerte carga simbólica. Para algunos edificios, como las bibliotecas,
ya se había utilizado la planta centralizada con cúpula desde finales del XVII,
pero en los museos la rotonda no aparecerá hasta el neoclasicismo, al buscar
en la Antigüedad romana referentes historicistas para este nuevo modelo ar-
quitectónico, así como para dotar al espacio de una estructura acorde a las
piezas exhibidas, esculturas clásicas en muchos casos. Todo esto coincide
con el nacimiento de la historia del arte como disciplina y con la sistematiza-
ción historiográfica de Winckelmann. A partir de este momento, el espacio
centralizado de la rotonda como lugar privilegiado para la contemplación y la
comparación, en especial de piezas escultóricas, fue el lugar simbólico del
museo durante dos siglos, evolucionando hacia soluciones modernas entre las
cuales, el Museo Guggenheim de Wright en Nueva York es la culminación
de esta larga tradición.
Con idéntico espíritu neoclásico, es decir, con el interés por mostrar las pie-
zas dentro de un marco arquitectónico coincidente en estilo con estas, se di-
señaron una serie de modelos espaciales, nuevos y concatenados, un verdade-
ro museo de arquitectura, en el interior del complejo de los Palacios Vatica-
nos. Giovanni Battista Visconti, sucesor de Winckelmann, fue el promotor de
esta transformación. El arquitecto Simonetti levantó un patio Octogonal, con
16 columnas de granito y pilastras, con alternación de arcos planos y de me-
dio punto. También construyó la sala de las Musas, un espacio octogonal,
cubierto con cúpula, con 16 columnas de mármol de Carrara y capiteles anti-
guos procedentes de villa Adrian; la sala Rotonda, con nichos entre pilastras
y cúpula con casetones y óculo central; la sala en cruz griega; la galería supe-
rior, dividida en tramos y la escalera de acceso al museo. Toda esta obra neo-
clásica intentaba crear un ambiente adecuado a la exposición de las escultu-
ras que Winckelmann había catalogado, recurriendo a modelos arquitectóni-
cos de la Antigüedad.
El Museo del Prado: construido a finales del XVIII y comienzos del XIX,
tuvo una notable influencia posterior. En principio iba a ser un gabinete de hª
El Museo del Louvre se abrió al público en pleno periodo del terror de la Re-
volución Francesa, 1792, con entrada gratuita. La mayoría de las obras pro-
venían de las colecciones reales o de otras incautadas a la nobleza, y se dis-
pusieron en la Gran Galería y en el Salón Carré. Pronto el museo comenzó a
extenderse. Las obras de conversión del palacio en museo se deben al arqui-
tecto Fontaine que abrió lucernarios en la Gran Galería, realizó la escalera
monumental del salón cuadrado, interconectó los espacios y mejoró las con-
diciones de exposición. Todas las obras, estas y otras posteriores, iban desti-
nadas a convertir un complejo palaciego que había ido creciendo a lo largo
de los siglos en un museo que, con el tiempo sería el mayor del mundo. A
partir de la creación del museo del Louvre se concibió el edificio del museo
como un edificio central, grandioso y monumental, por lo que se reutilizaron
los antiguos palacios o bien se construyeron otros con un marcado carácter
palatino.
Luis I de Baviera soñaba con hacer de su capital bávara una nueva Atenas y,
bajo estos ideales levantó en Múnich la Glyptothek, la Alte y la Neue Pina-
kothek en la primera mitad del XIX. El primero de ellos en construirse fue la
Glyptothek tras el concurso ganado por Leo von Klenze que levantó un edifi-
cio cuadrado de una sola planta alrededor de un gran patio interior. Todas las
salas se iluminan de forma horizontal con vanos abiertos al patio, menos las
situadas en los ángulos que tienen luz cenital. Todos los espacios están cu-
biertos con bóvedas o cúpulas y domina la decoración a base de estucos. Con
la restauración posterior a la 2ª GM la decoración desapareció. El exterior no
tiene vanos, sólo nichos. La entrada es a través de un pórtico de doble fila de
columnas jónicas sobre una escalinata y frontón. Con la Glyptothek se inau-
gura la tradición del museo-palacio. Pero para la Alte Pinakothek recurre a la
galería, e influirá en los museos dedicados a pinturas de todo el siglo XIX.
La novedad que aporta el modelo de Klenza sobre otros anteriores como el
Prado, está en sus galerías yuxtapuestas y la combinación de la iluminación
cenital con la lateral, y la posibilidad de realizar diversos recorridos. El edifi-
cio se situó aislado para prevenir posibles incendios, realzando al tiempo su
carácter monumental y la claridad compositiva de su arquitectura. Frente a él
se levantó la Alte Pinakothek.
La fama alcanzada por los museos diseñados por Klenze en Múnich se ex-
tendió por toda Europa. El zar Nicolás I se sintió tan impresionado que llamó
al arquitecto para construir un edificio junto al Palacio de Invierno para la
colección de Catalina la Grande. Así comenzó el llamado Museo Imperial de
Bellas Artes de San Petersburgo, conocido como el Hermitage, construido
entre 1839 y 1849 por Leo von Klenze, un gran edificio rectangular con tres
patios.
EL MUSEO ECLÉCTICO
En la primera mitad del XIX era muy frecuente el museo basado en una
adaptación del tipo palacio, era en realidad una adaptación a los usos museís-
ticos de un tipo arquitectónico muy corriente en los edificios públicos. Lo
que cambiaba en los sucesivos museos-palacio, era la decoración, que cada
vez combinaba más elementos diferentes y discretos en comparación con los
modelos claramente neoclásicos, neorrenacentista, neogóticos o neorrománi-
cos. En la segunda mitad comenzó a aparecer otro tipo de edificios, formados
mediante una sucesión de cuerpos independientes en volumen, planta y, a
Aparecen nuevas necesidades. A lo largo del siglo XIX los museos habían
crecido espectacularmente, eran asfixiantes y eso lastraba su actividad. Los
modelos de Boullée, Durand, Schinkel o Klenze habían sido contenedores
indiferenciados donde casi la totalidad de la superficie se destinaba a exposi-
ción. Pronto aparecieron nuevas necesidades que obligaban a crear nuevos
edificios con partes claramente diferenciadas. Así apareció una nueva arqui-
tectura especializada en la funcionalidad interna del museo, porque estaba
apareciendo una especialización temática y disciplinar dentro de la propia
institución. Si en el museo barroco o en lso gabinetes convivían las obras
humanas con los objetos de toda índole, a lo largo del XIX surgieron tipos
especiales de museos, y a comienzos del XX quedó consolidada una clasifi-
cación temática que el ICOM dispuso en ocho epígrafes (arte, historia natu-
ral, etnografía y folcklore, historia, ciencias y técnicas, ciencias y sevicios
sociales, comercio y comunicación, agricultura y productos del suelo). Ade-
más, desde Goethe, se dividían las colecciones entre la parte a exhibir y la
reservada a investigadores. Así nacieron las salas secundarias y crecieron los
depósitos. Y así hubieron de crecer las áreas destinadas al trabajo interno de
conservadores y administración, departamentos de restauración, salas de fo-
tografía, biblioteca, sala de conferencias, salón de actos.... El resultado es que
a comienzos del siglo XX el museo era ya un organismo complejo dentro del
cual convivían diversas funciones y requería de diversas circulaciones. A
todas estas necesidades debe responder una nueva arquitectura.
MUSEOS DE TRANSICIÓN
La teoría
Quizá sea la obra de Otto Wagner la que mejor muestre la transición del mu-
seo decimonónico al moderno, comparando su proyecto de 1880 para un mu-
seo, con el que hará para el Museo Municipal Emperador Francisco José en
1912. De la composición y decoración neobarroca se pasa a un diseño auste-
ro y abstracto y, de la distribución clasicista en torno a un patio a la articula-
ción de volúmenes lineales. Este arquitecto tuvo una dilatada carrera y desa-
rrolló numerosos proyectos que nunca llegaron a construirse. Con sus ideas,
la arquitectura palacial de grandes patio y corredores se hizo más urbana, y
se dio una especial relevancia al gran vestíbulo distribuidos que relacionaba
las diferentes alas del edificio. La rotonda se utilizaba de forma retórica para
marcar el ingreso y se manifestaba al exterior con una cúpula en los primeros
diseños y con un tambos en los últimos. El lenguaje se iba simplificando y
despojando de ornamentación, con un desplazamiento del interés del espacio
de exposición de piezas al espacio propio del visitante. Otto Wagner recorrió
en tres décadas la ruta que va desde arquitectura historicista y la composición
clásica hasta la arquitectura moderna. Sus últimas propuestas abrieron el ca-
mino a la construcción del museo austero, funcional y didáctico que necesita-
ría la sociedad contemporánea.
En este viaje hacia el museo moderno hay que reseñar las propuestas de Tony
Garnier para el Prix de Rome en 1901. El arquitecto diseñó toda una ciudad,
la Cité Industrielle, que contaba con cuatro edificios para albergar coleccio-
nes ubicados todos ellos en un área a modo de barrio cultural (museos, bi-
blioteca, jardín botánico, sala de exposiciones y restaurante). El museo se
La práctica
Victor Horta diseñó para el Museo de Bellas Artes de Tournai con el condi-
cionante de que se colocara una escultura de Charlier, lo que motivó una do-
ble entrada. El edificio, inaugurado en 1928, posee un gran espacio central
Todos estos arquitectos estaban influidos por las ideas de Benjamín Ives
Gilman expresadas en su libro Museum Ideals of Purpose and Methods. “Dos
son los principios básicos de la organización distributiva: a) mantener sepa-
radas la parte administrativa y la propiamente museística; b) reagrupar, como
ya en el primer proyecto, las salas y las colecciones, con el fin de evitar la
sucesión indiferenciada del museo tradicional” 7
EL MUSEO MODERNO
7
Sergio Polano: Hendrik Petrus Berlage: opera completa, Milán: Electra, 1987, p.
36
En las primeras décadas del siglo los museos americanos siguieron utilizando
los modelos de beaux arts del siglo anterior, para luego abandonar esta línea
y regresar al estilo neoclásico, aunque en un lenguaje de creciente abstrac-
ción y depuración formal. El historicismo aún seguía presente, y el museo de
la Universidad de Yale, inaugurado en 1928 es de estilo neogótico con ele-
mentos decorativos de la arquitectura medieval florentina. Y la National Ga-
llery de Washington se inauguró en 1941 en un estilo puramente neoclásico.
Lloyd Wright concilió dos grandes tradiciones: la galería como espacio con-
tinuo de exposición, y la rotonda de carácter centralizado. Pero también in-
trodujo la tercera dimensión al recorrerse el espacio en horizontal y en verti-
cal. La intención era crear una nueva experiencia expositiva más acorde con
el mundo moderno y la nueva arquitectura, quizá con la influencia de la héli-
EL MUSEO DE MASAS
LA POSTMODERNIDAD
Con la postmodernidad y con edificios como el Kinstmuseum de Sttugarr o
el museo de arte moderno de Frankfurt, el museo pasó a simbolizar una nue-
va clase de edificio comunitario que se denominó la catedral de nuestro
tiempo. Cada ciudad buscó en el museo su catalizador social, una nueva
apreciación pública del nuevo museo. Si antes el museo era una invisible y
silenciosa custodia del arte, ahora los nuevos espacios reencarnan al museo
sin paredes y se convierten en una network de relaciones asimétricas. La visi-
ta al museo es un espectáculo, el arte y la arquitectura pueden reorientar la
idea del viejo museo. Así que en las décadas de lso 80-90 los nuevos museos
de usos flexibles introducen el color frente a la monotonía y pulcritud del
cubo blanco. Existe mucho lucimiento de arquitectos pero escasa innovación
en los diseños interiores, que siguieron siendo cubos blancos. Se hace más
intenso el contacto del nuevo museo con los proyectos urbanos, dando a las
ciudades un nuevo rostro y una nueva vida.
Por otra parte, los edificios que la modernidad había diseñado y dimensiona-
do a la perfección para sus colecciones establecidas y para un flujo de visi-
tantes constante, se habían visto desbordados por el enorme crecimiento del
público, las nuevas funciones que el museo debía asumir y por colecciones
en un continuo aumento y transformación.
Obras como las del arquitecto Hans Hollein tienen un lugar destacado entre
los museos de los años 80. La utilización ecléctica de elementos procedentes
de muy variadas fuentes, la organización en secuencias de salas y el intento
de adaptar el contenedor a los trabajos expuestos hicieron que su arquitectura
pudiera clasificarse dentro de las tendencias posmodernas. También los pro-
yectos de Arata Isozaki (museo Domus de La Coruña) utilizan elementos
extraídos de la cultura arquitectónica de diferentes épocas para integrarlos en
una nueva composición
El tema cuarto requiere de una documentación muy compleja pero para acce-
der a la legislación podemos ceñirnos, por lo que respecta al caso español, a
la página web de la Secretaría de Estado de Cultura, ya mencionada. La le-
gislación internacional también puede rastrearse por medio de la página del
ICOM (The International Council of Museums, en español, Consejo Interna-
cional de Museos). Es aconsejable la lectura del artículo de Paz Cabello Ca-
rro “Legislación de Patrimonio Histórico Español para Museólogos” publi-
cado en la Revista Anabad, XXXVIII (1988), núm. 3 que puede descargarse
de la página de Dialnet (http: www.dialnet.unirioja.es ).
Mecenazgo y patrocinio
Alonso, pág. 322
El patrocinio del sector privado ha sentado plaza como una de las posibilida-
des reales para incrementar la financiación sobre todo cuando se combina
con la presencia de socios corporativos. Por ello, los museos están obligados
a tener políticas de patrocinio que articulen su misión institucional y asegu-
ren un control sobre los contenidos y estilo de las exposiciones y programas
con patrocinadores. El reconocimiento público a la contribución de los patro-
Según http://www.mcu.es/museos/CE/Patrocinio/Index.html
http://www.mcu.es/patrimonio/CE/Mecenazgo/Introduccion.html
La ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español recoge una serie de incenti-
vos fiscales en el campo del Patrimonio, en el Título VIII denominado “Me-
didas de fomento”.
La ley 49/2002 del régimen fiscal de las entidades fiscales sin fines lucrati-
vos y de los incentivos fiscales del mecenazgo tienen el objetivo de fomentar
las iniciativas del mecenazgo y promover la participación de la sociedad civil
en la defensa del patrimonio artístico de dos formas:
Colecciones
Difusión
Exposiciones
Publicaciones
Actividades para el público
Arquitectura y equipamientos
Arquitectura y equipamientos
Artículo 46
ley_patrimonio_historico_espanol.pdf
Comunidades Autónomas
Artículo 148.
Artículo 149
2. Sin perjuicio de las competencias que podrán asumir las Comunidades Au-
tónomas, el Estado considerará el servicio de la cultura como deber y atribu-
ción esencial y facilitará la comunicación cultural entre las Comunidades
Autónomas, de acuerdo con ellas.
do; entre las demás : tanto remiten a la estatal como desarrollan algunos as-
pectos o sustituyen determinados aspectos normativos:
Listado
Normativas Autonómicas
Hay que tener en cuenta que los términos de la Ley afectan únicamente a
aquellos museos que son de competencia de la Comunidad Autónoma, es
decir, aquellos que se encuentran en su territorio y no son de competencia
estatal. En muchos casos, los museos dependientes de la Comunidad ejercen
un papel coordinador en sus respectivos ámbitos.
Murcia distingue también las salas de exposición, que albergan de forma es-
table un conjunto reducido de bienes muebles para fines de estudio, educa-
ción y contemplación.
das recibidas, unos y otros estarán, más o menos ligados a las redes autonó-
micas de Museos.
Podrán crear Museos todos los organismos públicos, personas físicas o jurí-
dicas interesadas en ello, siempre y cuando puedan garantizar el manteni-
miento de su colección. El departamento de museos mantendrá un registro
actualizado de los museos, fondos y dotación de servicios de los museos de
la comunidad. Su inscripción es condición indispensable para la percepción
de subvenciones.
GestionAutonomica.html
http://www.estudio-
arqueologia.es/pdfs/Reglamento_Museos_RD_620_1987.pdf
Comités del ICOM – El compromiso del ICOM con la cultura del conoci-
miento se ve reforzada por sus 31 Comités Internacionales dedicados a una
amplia variedad de especialidades del museo, estos llevan a cabo una inves-
tigación avanzada en sus respectivos campos para el beneficio de la comuni-
dad museística. Los Comités Internacionales son los siguientes:
El ICOM incluye también 117 comités nacionales que aseguren los intereses
de la organización y se gestionan en sus respectivos países. Los Comités Na-
cionales representan a sus miembros en el ICOM y contribuyen a la aplica-
ción de los programas de la organización.
Marco Jurídico
Art.72. 1. Quedan exentas del pago del Impuesto sobre le Lujo y del Impues-
to sobre el Tráfico de Empresas las adquisiciones de obras de arte siempre
que sus autores vivan en el momento de la transmisión.
Artículo 19. Deducción de la cuota del Impuesto sobre la Renta de las Perso-
nas Físicas
Ley de Mecenazgo:
Ley49-02Mecenazgo.PDF
Ley
oLa Constitución Española de 1978
Número B.O.E: 311 , 29/12/1978
Número Disposición: 1978
o Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las
entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al
mecenazgo.
Número B.O.E: 307 , 24/12/2002
Número Disposición: 49/2002
o Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundaciones.
Número B.O.E: 310 , 27/12/2002
Número Disposición: 50/2002
Real Decreto
o Real Decreto 384/1996, de 1 de marzo, por el que se aprueba
el Reglamento del Registro de Fundaciones de competencia
estatal.
Número B.O.E: 77 , 29/03/1996
Número Disposición: 384/1996
o Real Decreto 1270/2003, de 10 de octubre, por el que se
aprueba el Reglamento para la aplicación del régimen fiscal
de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fisca-
les al mecenazgo.
Número B.O.E: 254 , 23/10/2003
Número Disposición: 1270/2003
o Real Decreto 1337/2005, de 11 de noviembre, por el que se
aprueba el Reglamento de fundaciones de competencia esta-
tal.
Número B.O.E: 279 , 22/11/2005
Número Disposición: 1337/2005
o Real Decreto 1611/2007, de 7 de diciembre, por el que se
aprueba el Reglamento del Registro de fundaciones de com-
petencia estatal.
searchLegislation.do.htm
Además del artículo ya citado de Paz Cabello, se puede acudir a los textos
del Manual de Gestión de Museos de Barry Lord y Gail Dexter Lord que
también aparece citado en la bibliografía y que están escaneados y colgados
de la página del curso. Es imprescindible familiarizarse con el concepto de
“Plan museológico”, un modelo de actuación que aparece recogido en Crite-
rios para la elaboración del Plan Museológico una publicación del Ministerio
de Educación recogida en Publicaciones electrónicas de Museos de la Secre-
taría de Estado de Cultura de cuya página web puede descargarse. Todos los
puntos sobre la gestión de museos están recogidos en los Criterios, también
pueden ayudarle a estructurar el programa. Esta obra recoge una bibliografía
muy completa sobre gestión de museos.
Modelo Francés
http://www.mcu.es/museos/docs/MC/PM/planificacion.pdf
El modelo francés, desde el texto de G.H. Rivière (1989) que recoge sus ex-
periencias a lo largo de la década de los ’70 en el Course de muséologie gé-
néral contemporaine (1971-1982) muestra la institución también desde su
faceta de organización y programación. En las Lecciones de Museología se
valora la importancia del Programa museístico, con unos requerimientos mu-
seográficos y arquitectónicos que se traducirán posteriormente en un proyec-
to de edificio y museo. Dentro del volumen de Rivière, G. Collin subraya el
necesario y “coninuo ir y venir que conduce el Programa al proyecto y de
éste al Programa” y,en ese sentido, la perfecta adecuación entre los objetivos
de la institución y su exposición conceptual con el proceso práctico de la
programación.
Las colecciones
Los espacios
El público
El personal de la institución
Modelo inglés
Modelo español
Fase II Programas
La elaboración de los programas a través de los proyecto no tiene por qué ser
paralela en el tiempo. Su consecución estará relacionada con el orden de
prioridades establecido en la Evaluación final del documento de Análisis y
evaluación y con las relaciones que inevitablemente se establecen entre los
distintos programas.
1. Programa Institucional
2. Programas de colecciones
a. Programa de incremento de colecciones
b. Programa de Documentación
c. Programa de Investigación
d. Programa de Conservación
3. Programa arquitectónico
4. Programa de Exposición
5. Programa de Difusión y Comunicación
6. Programa de Seguridad
7. Programa de Recursos Humanos
8. Programa Económico
Los Proyectos
1. Estudios previos
Se incorporan los estudios necesarios para definir el proyecto y
orientarlo. Se concibe como prolongación y complemente de los
programas del Plan Museológico, como medio para verificar las
ideas ya suscitadas y calibrar de forma realista y cuantitativa las ne-
cesidades.
2. Redacción del proyecto
Los proyectos pueden constar de varias fases en su desarrollo. Si-
guiendo la práctica arquitectónica podemos distinguir anteproyecto,
proyecto básico y projecto de ejecución. Cada fase puede correspon-
derse con diferentes contratos, por lo que son necesarias desde un
punto de vista técnico y presupuestario.
Anteproyecto: expone los aspectos fundamentales y las característi-
cas generales de la intervención.
Para anteproyectos arquitectónicos:
o Memoria justificativa de las soluciones adoptadas
o Planos sin acotar
o Avance del presupuesto
Para anteproyectos expositivos
o Memora justificativa de las soluciones respecto a criterios de
intervención, articulación de contenidos, propuesta de itine-
rarios, elementos gráficos e interactivos
o Planos sin acotar
o Avance del presupuesto
Projecto básico: define de modo preciso las características generales
de la intervención mediante la adopción de soluciones concretas y su
justificación.
En el caso de intervenciones arquitectónicas:
o Memoria descriptiva de características y justificación
o Memoria urbanística que indique finalidad y uso
o Mejoria justificativa de cumplimiento de las condiciones
previstas en la normativa autonómica de accesibilidad y su-
presión de barreras
o Memorias técicas
o Condiciones de habitabilidad
o Planos a escala
o Planos generales a escala y acotados
o Presupuesto con estimación por capítulos
o Cronograma
En el caso de un proyecto expositivo:
o Memoria descriptiva del objeto del contrato, antecedentes y
situación previa, necesidades a satisfacer, soluciones pro-
puestas y justificación.
Justificación de adaptación al discurso
Distribución espacial e itinerarios
Diseño de soportes expositivos
Diseño de elementos museográficos de apoyo
Diseño de elementos gráficos
Condiciones ambientales
Iluminación
Seguridad
Acabados
o Documentación planimétrica
o Presupuesto por capítulos
o Cronograma
Proyecto de ejecución: Desarrolla el proyecto básico con determina-
ción completa de detalles y especificaciones de todos los materiales,
elementos, sistemas constructivos y equipos.
3. Ejecución
Proyectos de ejecución arquitectónica
o Memoria constructiva
o Memoria de cálculo de cimentación y estructura
o Memorias técnicas
o Memoria de instalaciones
o Otras memorias técnicas
o Planos de cimentación y estructura, detalles, esquemas y di-
mensiones
o Pliego de condiciones técnicas
o Mediciones desglosadas por partidas
o Presupuesto
o Precios descompuestos
o Cronograma
o Estudio de Seguridad y Salud
Proyectos expositivos
o Memoria con el objeto del contrato, antecedentes, necesida-
des y solucioens propuestas.
Distribución e itinerarios
Diseño de soportes expositivos: expositores-
contenedores, elementos de soporte directo
Diseño de elementos museográficos de apoyo: bidi-
mensionales, tridimensionales, audiovisuales
Diseño de elementos gráficos: textual, señalización
de circulación, seguridad y servicios
Condiciones ambientales: temperatura, humedad re-
lativa
Iluminación
Seguridad
Acabados: pavimentos, paramentos
o Pliego de prescripciones técnicas. Regulación del trabajo.
o Documentación planimétrica: plantas, alzados y secciones de
cada elemento a producir y de los deatlles que se estimen ne-
cesarios.
o Mediciones de cada unidad a ejecutar
o Presupuesto con cuadro de precios unitario
o Cronograma
Una vez aprobado el proyecto se inicia la ejecución. Una vez iniciada, pue-
den surgir circunstancias que requieran modificar el proyecto. La puesta en
marcha de los proyectos modificados puede exigir la paralización total o par-
cial de la ejecución del proyecto.
Conclusiones
Museología y Museografía
Factor Dependencia Dependencia 1/31/17• 76
Sin ánimo de Privado
orgánica con autonomía lucro
Su distribución está prohibida | Descargado por Alfonso Rey (alfonsoreymolina@yahoo.es)
lOMoARcPSD|440720
Dependencia orgánica
Dependencia con autonomía de gestión
Organización sin ánimo de lucro
Entidad privada
Funciones y responsabilidad
La relación con el director del museo debe ser apropiada. El director reco-
mienda líneas de actuación y planes a llevar a cabo, los ejecuta una vez apro-
bados y es responsable del día a día de la gestión del museo. El patronato
debe exigir informes periódicos y recomendaciones sobre los temas pendien-
tes.
Para el estudio del tema sexto, al igual que sucedió con la descripción del
Plan Museológico, es imprescindible acudir a la web del Ministerio de Cultu-
ra, por lo que respecta al programa Domus con sus correspondientes ejem-
plos. También está expuesto en el artículo de E. Mª Alquezar Yánez: “Do-
mus, un sistema de documentación de Museos”, Museos. Es, nº 0, 22-39,
puede también descargarse de la página web de la Secretaría de Estado de
Cultura.
Movimiento de colecciones
Veintidós años más tarde, Philip R.WARD exponía y defendía la tesis si-
guiente:
El estado material de las obras d e arte y otros objetos muebles del museo -
escriben- depende de los materiales que los componen, de sus interrelaciones
y de los medios a los que han sido expuestos en el curso de su existencia. La
preservación depende de un conjunto de documentación de exámenes y de
tratamientos realizados en el marco de u n a institución, el museo, con vistas
a identificar los objetos, datarlos y asegurar su transmisión a las generaciones
venideras.
Sea como fuere, y más allá de las indica das apreciaciones de matiz que de-
fendemos entre preservación (o sea, condiciones previas medioambientales
adecuadas para la colección ) y conservación preventiva (es decir, la acción
positiva y la técnica para evitar su deterioro en el museo), no encontramos
mayor dificultad para fusionarlas como dos caras de una misma realidad de
la conservación patrimonial. Pero lo cierto es que no existe unanimidad entre
los especialistas a la hora de situar en el orden conceptual y funcional del
proceso los conceptos y actividades de la preservación, conservación y res-
tauración, ni tampoco desde la perspectiva de la delimitación de las particula-
ridades operativas de cada uno de ellos, comenzando incluso con el uso de la
terminología. La triple actividad de la preservación, la conservación y la res-
tauración continúa propiciando diferencias y debates.
Por más que pueda encontrarse una cierta analogía y homologación, sólo en
muy pocos y limita -dos aspectos se parecen los diversos y multiplicados pe-
ligros que acechan al patrimonio cultural en nuestra sociedad de consumo a
los factores que a lo largo de la historia han producido el deterioro o la desa-
parición de tantos bienes culturales. Han sido en especial los actuales ele-
mentos deteriorantes y la decidida actitud de enfrenta miento técnico y profe-
sional contra sus efectos, los factores que han resultado finalmente más deci-
sivos para el desarrollo de la conservación preventiva en la segunda parte de
nuestro siglo.
El tema octavo está muy bien sintetizado en el texto ya citado de Alonso Fer-
nández (páginas 202 a 226). Oportunamente se colgarán de la web algunos
textos complementarios que expongan modelos diversos sobre el montaje de
exposiciones.
→Conceptualización y objetivos
→Análisis y evaluación
▪Gene Naddell , opina que hay siete aspectos a considerar: objetivo, selec-
ción, colocación, iluminación, orden (secuencia), circulación, otros entrete-
nimientos ( publico, señalización) y preservación.
Por norma general una exposición sea la que sea, debe tener;
1. Buenos rótulos.
3. Buen diseño.
l . Proceso de diseño:
1 .2 . Fase de diseño.
- Diseño preliminar.
- Diseño secundario.
- Diseño final.
- Documentación previa a la producción.
- Aprobada la fase de diseño se inicia la fase de producción.
2. Información normal:
- Progresión lineal.
- O libre recorrido.
3. El lugar y el espacio:
4. Programa de iluminación:
5 . E l público visitante:
7.2. Con recursos propios o ajenos (subvención, patronazgo, etc. ) las exposi-
ciones de los museos deben atender a una racionalización de los medios y a
una relación de escala respecto de la demanda y necesidad pública de la
muestra .
El montaje o instalación de los objetos debe atenerse, entre otras, a las reglas
de la proxémica aplicadas a las actividades expositivas que un museo de-
manda. La colocación de los objetos está condicionada tanto por la tipología
de la sala, como por las posibilidades. Las obras deben instalarse a baja altu-
ra, cuando la posibilidad de contemplación no admita dos o más líneas en
fondo de visitantes. Los cuadros situados en alturas producen inconvenientes
e incomodidades, y una percepción sesgada en parte.
Tienen que considerarse las diversas posibilidades que posee el cono de vi-
sión humana, en el que intervienen;
Exposiciones permanentes
Es la propia del museo, como institución estable que es, y expresa una conti-
nuidad y mantenimiento en sus salas de la parte más importante de la colec-
ción, contribuyendo a crear la identidad del museo. El concepto de “exposi-
ción permanentes” es cada vez más obsoleto, ya que cada vez hay más cam-
bios en la sociedad, cambios que los museos y exposiciones deben seguir.
Exposiciones temporales
La exposición temporal, posee una duración limitada, se concibe como un
proyecto más concreto y circunstancial y es el medio más habitual de pro-
yección socio cultura. No existe ninguna regla para establecer la duración de
las exposiciones, lo que les da el matiz de temporales o permanentes.
Tipos de montaje
Los montajes de exposiciones se realizan mediante paneles, pedestales, plata-
formas y vitrinas.
a) Dividir espacios.
b) Sostener objetos o vitrinas.
Hay que tener en cuenta si los paneles van a servir para cubrir ventanas,
puertas, o si van a ser visto de uno o de los dos lados. Antes de decidir los
tipos, realizar el diseño y elegir los materiales se tienen que evaluar las fun-
ciones, costes y grados de flexibilidad. Siempre que se pueda deben elegirse
materiales de buena calidad, mayor duración y opción de reutilizar.
Tipologías de vitrinas
urnas de cristal plana). Así mismo hay que citar las vitrinas suspendi-
das,(difíciles de llevar a la práctica).
-Se debe contemplar la posibilidad de aislar las áreas de exposición por ra-
zones de seguridad o conservación.
-Es necesario dejar espacio suficiente entre los elementos estructurales y los
de la exposición para permitir la inspección (control medioambiental, control
incendios, etc)
- Hay que separar las áreas de acceso y de exposición para permitir la adap-
tación visual y ambiental del visitante (control de la iluminación y condicio-
nes medioambientales).
- Las salas deben ser seguras desde todos los puntos de vista --estructurales,
funcionales y de conservación- y tener un medio ambiente controlado.
- Las áreas de exposición no deben estar dominadas por fuentes de luz natu-
ral, a no ser que los niveles de radiación UV , de infrarrojos y la intensidad
de la luz estén perfectamente controlados.
-Los niveles de iluminación en las salas de exposición deberán ser los sufi-
cientes como para proporcionar una adecuada visibilidad y a la vez, reco-
mendables para la sensibilidad de los objetos que expongan.
-Las vitrinas deberán iluminarse desde fuera, pero si la vitrina tiene luz in-
corporada el compartimento de la luz debe estar separado del resto y bien
ventilado.
-En las exposiciones interactivas donde haya equipos en uso, estos deberán
operar sin que afecten a las condiciones medio-ambientales y se utilizarán
solo objetos que sean reproducciones.
Medios y recursos
Falta el artículo
Elaboración de itinerarios
Uno de los problemas del museo más estudiados por los arquitectos del mo-
vimiento moderno en los comienzos y mediados de siglo, es el de la circula-
ción del visitante.
El tema noveno puede prepararse con la consulta de alguno de los textos re-
señados en la bibliografía complementaria, como el libro de Dominique
Poulot Museo y Museología del que se colgarán algunos fragmentos. Muchos
museos también recogen en sus webs las actividades educativas. El Museo
Thyssen-Bornemisza tiene un apartado Educathyssen donde se exponen las
estrategias del gabinete de educación para acceder a los más variados públi-
cos.
El museo y el niño.
Jefe de Comunicación
Jefe de márketing
Relaciones públicas
Heading 3
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margin notes.
ses.
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Heading 4
Good luck!