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• Diseñar la distribución racional del tiempo de permanencia del niño en el
centro.
• Organizar las actividades contando con las que se pueden realizar en los
espacios interiores o exteriores.
• Dar respuesta a las necesidades del alumnado, que serán distintas en el
primer o segundo ciclo.
• Regularidad a lo largo de toda la jornada para orientarles en las distintas
situaciones de manera que ganen en autonomía y seguridad. Ejemplo:
antes de comer el bocadillo se lavan las manos y se van al recreo. Es un
ritmo que ellos van interiorizando y que normalmente siempre pasa lo
mismo por lo que pueden establecer esquemas temporales.
Como consecuencia de ellas el niño/a no sólo tiene unas necesidades sino que
tiene una forma diferente de percibir el tiempo.
Por otra parte, no debe olvidarse que los ciclos destinados a cada actividad
deben ser cortos, ya que los niños/as de esta edad no pueden concentrarse y
mantener la atención durante mucho tiempo seguido.
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Se debe contemplar un período de adaptación que permita la integración
escalonada a la vida de la escuela.
4º) La diversidad
Toda organización temporal debe dar cabida a las ideas que los niños irán
planteando, convirtiendo de este modo el calendario escolar en algo más dinámico y
susceptible de adaptarse a las circunstancias concretas y a las necesidades intereses
de los niños.
Partimos de la base de que los tiempos deben diversificarse, es decir, tiene que
haber momentos (así es como se denomina en la Educación Infantil a las distintas
divisiones de la jornada) dentro de la jornada de libre actividad para el niño/a, pero
también, se deben contemplar momentos en que todos los niños/as realicen la misma
actividad: momentos de comida, aseo, siesta, planificación de la jornada y puesta en
común.
Estos momentos que son considerados como rutinas, ya que se repiten cada
día, en la misma secuencia de actividades y aproximadamente a las mismas horas, no
deben estar exentos de intencionalidad educativa.
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Debemos saber que todos ellos son ocasiones privilegiadas para trabajar
distintos tipos de contenidos del currículo y para la interiorización de normas y hábitos.
3.1. La alimentación
La alimentación es un complejo proceso de desarrollo psicológico. Ya desde
los primeros días, los niños manifiestan diferentes ritmos en la absorción, unos más
rápidos, otros más lentos.
Por ello, es necesario que el adulto respete los diferentes ritmos, que el niño
participe en su alimentación y en la conveniencia de una regularidad y estabilidad en la
actitud hacia la conducta alimenticia del niño y la niña y en relación con él.
Algunos de los hábitos que el niño puede adquirir son:
- La conducta alimenticia debe apoyarse en normas higiénicas y culturales que
se cuidarán tanto en casa como en la escuela
- Los niños deben comer con tranquilidad y masticando bien. Deben aprender a
comer solos, de forma autónoma.
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Estos procesos deben educarse tanto en casa como en la escuela. Los
criterios educativos deben ser lo más comunes posibles entre ambas instituciones.
Por ello, es importante que la escuela infantil se plantee las condiciones
estructurales y pedagógicas que pueden facilitar el desarrollo de estas conductas.
• ¿Las actividades que exigen más atención y esfuerzo van seguidas de otras
más relajadas?
5. Bibliografía