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ESTEFANI

Huight Van Gnoot - Hugges de Gnoot, conocido como Hugo Grocio, nació en Delgts, Países Bajos
(Holanda) en 1583 y murió en 1645, fue abogado, diplomático y filósofo holandés y se le considera
el creador del Derecho Racionalista dentro del Derecho Natural, por cuanto señala que el Derecho
nace en la conciencia del ser humano o en la razón, por lo que no concibe un Derecho Natural que
no se haya creado a través de la razón y a través de ese elemento razón se le consideró el creador
del Derecho Racionalista que establece que ese elemento razón sólo puede estar presente en el
hombre o frente al grupo social; en pocas palabras, para que se la definición del Derecho debe existir
el elemento razón por un lado y la convivencia social, si ambos no están de la mano no se pueden
fusionar o dar origen al Derecho Positivo.

Fue Grocio el gran defensor del Estado absoluto e inaugura una nueva corriente sobre el Derecho
Natural, el Iusnaturalismo Inmanentista. Para él el hombre es social por naturaleza, por lo que las
normas de convivencia que hay en la sociedad son naturales, e inherentes al ser humano, y
constituyen objeto de derecho positivo; estas normas, por el hecho de ser naturales, ni se pueden
cambiar, ni se pueden discutir y también propone el pasaje de un derecho metafísico, a uno racional
en "de iuris belli ac pacis". Como el hombre es social, Grocio sostiene que deben existir valores
mínimos e indiscutibles, no por mera convención.

La sociedad debe buscar principios inmutables para mantener el orden, los cuales deben estar
basados en la naturaleza racional y social del hombre, instaurados por Dios, pero ni éste podría
cambiarlos. De estos primeros principios se pueden ir deduciendo los demás matemáticamente.
Según si una ley se deduce de estos principios abstractos, se puede saber si es justa o no; la sociedad
es para Grocio la asociación perfecta de hombres libres para proteger sus derechos y por común
utilidad. El Derecho Natural y las normas legales del Estado necesitan de un soberano fuerte que
garantice la expansión comercial, el orden y la paz.

SOLANGE

Se le considera como uno de los fundadores del Derecho Internacional, junto con Francisco de
Vitoria; Grocio escribe “El Estado Natural”. En la monarquía absoluta el rey está sujeto a sus propias
leyes; ya que es monarca por derecho divino sus leyes son justas, y todos, incluso él, deben
obedecerlas, pero también hay un Derecho Natural que no se puede saltar, en cuyo caso, la
autoridad del rey, está limitada por las Cortes que tienen que votar los impuestos; con lo que el rey
depende de ellas para conseguir recursos. En el Siglo XVI, política y religión están íntimamente
ligadas, no sólo porque esté en disputa la soberanía del papa y la del rey o el emperador, sino porque
el rey decide cuál es la religión de sus súbditos; las distintas formas de concebir la religión implican
diferentes concepciones del poder. En su obra "Sobre la Guerra y la Paz" deja de lado el concepto
de guerra justa e introduce uno nuevo, el no discriminatorio de guerras "con independencia de
justicia de la causa". Sostiene que en el derecho internacional no existen buenos y malos, sino que
son todos iguales, de ahí el "Iustus Hostis" que considera que el rival es tan justo como yo ya que
tiene los mismos derechos. Desarrolla el "Ius In Bello", o derecho en la guerra, que establece ciertas
reglas que parten del concepto de humanidad. Sentó una de las bases más importantes del derecho
de gentes, en su obra "el mar libre".
Desarrolló su teoría distinguiendo entre Mar Próximo (le da ciertos derechos al Estado) y Mar
Oceánico (que es totalmente libre), y sostiene que debe haber libre comunicación y navegación ya
que el mar no es propiedad de nadie. En la evolución del iusnaturalismo se puede percibir un hilo
conductor que permitió la transición del iusnaturalismo teológico al laico o racional. Hugo Grocio se
encargó de separar el derecho y su ciencia, de la religión y la teología, para ello se apoyó en la obra
de los filósofos escolásticos, quienes abrieron la puerta del carácter racional del hombre como
elemento fundamental del derecho, y reconoció, en “De Iure Belli Ac Pacis”, que el derecho deriva
o resulta del instinto social y racional del hombre, a diferencia de los escolásticos que aunque
reconocían la cualidad racional del hombre, la atribuían pero como consecuencia de la voluntad de
Dios; al afirmar que Dios es el autor de la naturaleza; y, al reconocer que por voluntad divina los
hombres tuvieron ciertas características que les permitían crear el derecho. De esta manera, Grocio
afirmó que el derecho deriva del “Appetitus Societatis” que tiene el hombre; es decir, para él, el
derecho no es otra cosa que un producto que resulta del apetito social o de sociedad que tienen los
hombres para vivir en grupos organizados, donde impere una fuerza común bajo el imperio del
Derecho Natural y de la razón; este Derecho Natural es dictado por la recta razón de los hombres,
que indica que cualquier acción debe corresponder a la misma naturaleza racional del hombre
porque el derecho se reduce a su contenido intrínsecamente justo o natural. La consolidación de la
separación entre la ciencia del derecho y la teología se logró básicamente para el desarrollo de la
escuela del Derecho Natural que se fundó en los movimientos de la ilustración y la enciclopedia.

ESTHER

La corriente iusfilosófica dominante durante los siglos XVII y XVIII fue la llamada Escuela de Derecho
Natural Moderno o, más brevemente, iusnaturalismo moderno. Sus doctrinas son una alternativa
radical a la mentalidad prudencial plasmada en el ius commune y la teología moral tomista. Esa
ruptura no se produjo de la noche a la mañana. Desde el siglo XIV los pensadores afines a la línea
escotista y franciscana plantean teorías sobre el derecho diferentes a la romanista. Esas teorías
contribuyeron a crear un ambiente intelectual favorable a la identificación del derecho con una
facultad personal. Tal y como muestran los escolásticos tardíos en las primeras décadas del siglo
XVII era la concepción del derecho dominante, y el iusnaturalismo moderno es ininteligible en esa
evolución.

Hugo Grocio, perteneciente al Humanismo jurídico

el pensamiento jurídico comienzan el estudio del iusnaturalismo moderno con el holandés Huig de
Grocio, latinizado Hugo Grotius y españolizado como Hugo Grocio. Durante mucho tiempo se le ha
considerado el iniciador de esta Escuela, pero en realidad fue un autor perteneciente al Humanismo
jurídico y muy influido por autores españoles escolásticos y juristas. Entre sus muchas ocupaciones
destacó la redacción de tratados jurídicos. Al más importante llamó Sobre el derecho de la guerra y
de la paz (1625): un compendio en la línea de las ordenaciones humanistas en el que trató de
presentar un derecho común a toda Europa que recogiera también el derecho propio de los tiempos
de guerra. En una Europea dividida por las disputas religiosas el éxito de Grocio no residió en su
originalidad sino en su protestantismo: los iusnaturalistas modernos, que eran protestantes, no
podían aceptar predecesores católicos -como Vázquez de Menchaca o los Escolásticos- y tomaron
como modelo a Grocio, el teórico protestante con más prestigio que encontraron, e ignoraron a
todos los autores anteriores de los que Grocio había obtenido sus ideas.
El concepto de derecho de Hugo Grocio, cercano a la tendencia escolástica

El holandés sigue de cerca la tendencia escolástica al tratar el concepto de derecho. Cita las
acepciones de lo justo, facultad y ley. A la primera no le presta apenas atención, porque
inmediatamente se dedica a explicar el ius como poder o facultad para actuar: lo denomina
"cualidad moral" y la considera la definición más propia de derecho. Se manifiesta en diversos
ámbitos: sobre la propia persona (libertad), sobre los bienes exteriores (propiedad) y sobre las
cosas debidas. Al lado de estos poderes el derecho también se identifica con la ley, es decir con las
reglas correctas para actuar. Como podemos ver nada nuevo que no hubieran enseñado ya los
escolásticos españoles.

JOSUE

El holandés, considerado pionero del iusnaturalismo

La verdad es que Grocio, al escribir los Tres libros sobre el derecho de la guerra y de la paz, no
redactó un tratado de derecho natural. Pero se le ha considerado pionero del iusnaturalismo porque
en los Prolegómenos de dicha obra explica que el derecho natural está formado por una serie de
principios evidentes y ciertos como los de las matemáticas, cuya objetividad no depende de la
voluntad divina. Esto parece dar a entender que esos principios son el fundamento de todo el orden
jurídico, aunque ese deductismo no acabe de estar presente en el resto de la obra grociana. Y
tampoco hay en este asunto aportaciones novedosas respecto de los teólogos escolásticos. Al
contrario, la exposición de Grocio es más simple y menos sutil que la escolástica.

Un autor un tanto ambiguo

En realidad Grocio es un autor un tanto ambiguo. Por una parte, mantiene que la ley natural se
desprende de la naturaleza de la cosa con total certidumbre, de manera que el Derecho natural goza
de la misma precisión que las Matemáticas. En consecuencia, forma un conjunto de preceptos
inmutables y eternos de justicia indudable; tanto que el derecho natural sería justo aunque Dios no
existiera, cosa que no puede pensarse sin incurrir en absurdo, como se apresura a matizar Grocio
(nuevamente hay que decir que estas ideas son típicamente escolásticas). Sin embargo, en la misma
obra, el holandés también se muestra partidario de fundamentar el derecho en promesas y pactos
al modo iniciado por Vázquez de Menchaca; así explica el origen de la propiedad que, a su vez,
conduce al nacimiento de las demás instituciones jurídicas.

Estas serán las dos vías que seguirá el iusnaturalismo durante la Modernidad. La primera estará
basada en la idea de un derecho natural eterno y modélico para el derecho positivo. Esta concepción
no era propia de la mentalidad medieval, sino que, como ya hemos visto, la elaboran los teólogos
de la Segunda Escolástica; Grocio, influido por ellos, la adopta (de manera simplificada) y la
transmite a los iusnaturalistas protestantes de los siglos XVII y XVIII que rechazan el individualismo
imperante. En efecto, durante esos años se desarrolló una corriente de juristas que creían en la
existencia de una justicia objetiva, que no obedeciera sólo al arbitrio mudable de los individuos
creadores del derecho mediante pactos. Esos autores no podían citar las opiniones de Tomás de
Aquino sobre la prudencia porque estaban olvidadas. Tampoco la de los teólogos españoles sobre
la naturaleza de la cosa rígida, porque era un desprestigio para un intelectual de la época ilustrada
citar a un fraile católico. Por tanto, citaban a Grocio que, como protestante, sí era presentable,
aunque no fuera ni mucho menos el creador de esa doctrina.

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