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ENAMORARSE DE CLARA

TERRORISMO EMOCIONAL
JOSEFINA TRIAS/BRUNO CONTENTI
“…no hay escuela esta mañana
No hay caricias en la cama
Sólo tu dulce cara contra la ventana
Y digo oh oh oh
Descalza en el corredor
Papá y mamá no hacen más el amor
Por eso quién tiró
La naranja contra el pizarrón…”
Miguel Mateos

Al llegar el público todo está dispuesto.


En una planta escénica minimalista, una serie de objetos, casi todos blancos, dan un clima
intimista, un colchón en el piso con su correspondiente ajuar (blanco, por supuesto) y una
chica de expresión triste que enfrenta al público, en actitud de mirar sin ver, extática
A ambos lados, un ventilador y una estufa (que marcaran el paso del tiempo entre el
verano y la primavera que definen el año en que transcurrirá la historia), una silla y un
mueble con cajones completan, junto con una computadora portátil y un ovillo, los objetos
que Clara (así se llama la chica) tiene en su cuarto.
A un costado, un joven músico, Leandro Acquistapace, toca y canta en escena en diálogo
constante con lo que el personaje narra o interpreta, según el momento, y alterna música
con sonidos “ambient” y también canciones de Harry Nilsson, Fito Páez y del propio
Acquistapace. Es importante destacar que hace un gran trabajo y es un nombre que hay
que seguir atentamente.
Por detrás, una serie de luces genera diferentes efectos según el momento, y
complementan a los focos de la parrilla en el fino trabajo de Ivana Domínguez, generando
un tercer componente escénico en diálogo con Clara y con la música. Por momento son
estrellas y por momentos subrayan las notas, el juego de la interacción de estos tres
elementos instala una atmósfera poética que da la tónica de la puesta.
La dirección de Bruno Contenti es sobria, eficaz. No coloca en escena objetos que no
cumplan una función específica, y en cuanto a la actriz, elije un tono adecuado, evitando
los excesos que harían desaparecer la sutileza del texto.
Éste, se componte en gran parte de frases cortas con el verbo en infinitivo, da la impresión
de estar escrito en verso libre, y Josefina Trias, su autora, más que representarlo lo encarna
con su persona: esto es importante, ya que la apelación emocional a la mirada del
espectador (desde el título) da la tónica del clima escénico, pero no es la única que existe.
Para extendernos sobre esto vayamos a la historia.
Clara acaba de concluir una relación significativa, importante, que le llevó buena parte de
sus veinte años, y, como casi todo circa-treintañero en Uruguay en esa situación, debió
volver la casa de sus padres al terminarla. Mediante recursos como la narración a modo
de escritura de mensajes, o de medias conversaciones oídas mientras habla por celular (a
veces con su padre que está en otra habitación de la misma casa) va desgranando su
historia que es la de una heroína que viaja, como no puede ser de otra manera, en busca
del amor.
Si tomáramos el modelo de Joseph Campbell, con ciertas libertades burguesas podríamos
tomar que la llamada a la aventura de Clara fue su ruptura con su pareja, a la que , como
todo héroe se resiste, pero a la que deberá responder porque, como para todos, el destino
es inevitable, pero, en este caso, el fin de la búsqueda el encontrar el amor, y mientras nos
cuenta sus peripecias va desnudando y denunciando las miserias de este mundo pre
apocalíptico que disuelve lo que preconiza.
Una elección inteligente de la dirección de la puesta es mantener el clima todo el tiempo
oscilando entre lo dramático y la comedia, pero sin golpes bajos ni apelaciones tramposas
a las emociones de ningún tipo. Josefina Trias conecta con el público por su talento, el
bello texto y una muy buena dirección.
En ese tono, Clara viaja a lo largo de un año en búsqueda del amor perdido, buscando en
brazos nuevos lo que dejó atrás, algo imposible y de lo que se da cuenta en algún
momento, pero rápidamente se da cuenta de que el otro, imprescindible para amar y ser
amado (dos cosas a las que Clara no parece dispuesta a renunciar, y no son la misma ni
por asomo) no puede darle la respuesta a la pregunta que realmente deberá formularse
para romper las ataduras con el pasado y seguir su viaje de iniciación.
Como no podría ser de otra manera en su viaje encontrará ayudantes y oponentes, y las
varias tensiones que experimenta se desarrollará por esas interacciones: su femineidad
será interpelada por una ginecóloga intransigente y una depiladora, su sexualidad y
afectividad por un grupo de pseudointelectuales que conoce mediante la aplicación
“Tinder”, y, por supuesto, su adultez por la relación con los padres, que la ponen en
entredicho.
Y se trata de algo muy sencillo, en alguna etapa de su viaje deberá dejar de preguntarse
como complacer a otros y averiguar cual es su verdadero deseo y apropiarse de él para
actualizarlo.
En el momento en que Clara empieza a cuestionarse qué quiere ella es cuando empieza
su curación, y se ve la luz al final del viaje.
De momento, y por setenta minutos, resulta imposible no enamorarse de Clara.

Bernrdo Borkenztain
FICHA TÉCNICA
Actuación: Josefina Trias. Música en escena/composición musical: Leandro
Acquistapace. Dirección de arte/fotografía: Brian Ojeda. Iluminción: Ivana Domínguez.
Voz en off: Julio Garay Pereyra. Producción: Lucía Etcheverry. Dramaturgia: Josefina
Trias. Dirección: Bruno Contenti. Sala 2 Teatro Alianza

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