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Helminths, Nutrition and Allergy: epidemiological associations in Cuban families and control strategies, 2014-2016. View project
All content following this page was uploaded by Raquel De los Ángeles Junco Díaz on 29 December 2015.
Propiedades de los
microorganismos para produ-
cir enfermedad
INTRODUCCIÓN
La enfermedad infecciosa es el resultado de una relación no exitosa entre el parásito y el
hospedero. Estas relaciones son fundamentales en cualquier discusión de microbiología
clínica; en realidad el campo de la microbiología clínica está establecido sobre el esfuerzo
para esclarecer esas relaciones. Se han usado diferentes términos para describir tales relacio-
nes y su eventual desenlace. Si la relación es beneficiosa para ambos miembros se denomina
simbiosis; si es de beneficio para un miembro y causa un efecto pequeño sobre el otro, se llama
comensalismo; y si un miembro se beneficia a expensas del otro se considera parasitismo.
Los factores que afectan el desenlace final de la relación hospedero-parásito determinan
la salud o la enfermedad. Estas relaciones son dinámicas y el reconocimiento de un único
factor responsable para el carácter final de la relación es difícil. Por esta razón es mucho más
apropiado considerar el establecimiento de la relación como un mecanismo con diferentes
estadios. Esto sugiere un cambio constante, tanto en el parásito como en el hospedero. El
término parásito, por lo tanto, debe ser visto al describir una relación en la cual un miembro
tiene la potencialidad de dañar los tejidos o células del otro.
Un patógeno es definido como un organismo que tiene la potencialidad de causar
enfermedad. Esta habilidad depende de diversos factores, que incluyen dosis infecciosa del
parásito, puerta de entrada en el hospedero y, lo más importante, el hospedero. Los
microorganismos que tienen la probabilidad mayor de causar enfermedad cuando se introdu-
cen en el hospedero en cantidades pequeñas son considerados virulentos. Aquellos
microorganismos que solamente inducen enfermedad cuando los mecanismos de defensa
del hospedero están comprometidos o debilitados se consideran oportunistas.
El patógeno más exitoso no es aquel que puede ocasionar un daño extenso o hasta la
muerte en el hospedero, sino el que puede establecer un estado de patogenicidad balancea-
da. Los parásitos que destruyen todas las células infectadas, con el tiempo conducen a su
propia extinción. Los parásitos exitosos utilizan nutrientes suministrados por el hospedero
sin causar más daño que el necesario para mantener su fisiología, metabolismo y crecimiento.
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Propiedades de los microorganismos para producir enfermedad
Por diversas razones muchos parásitos no han alcanzado este estado de patogenicidad
balanceada. Una razón atañe al hospedero natural del parásito. Algunas de las infecciones
más severas en términos de morbilidad (número de casos) o mortalidad (número de muertes)
son aquellas adquiridas de animales. Como ejemplos tenemos la fiebre de Lassa, causada por
un arenavirus encontrado en roedores, y la peste bubónica, ocasionada por Yersinia pestis,
hallada en roedores y transmitida por pulgas. Entre otras muchas están la rabia, la leptospirosis,
la psitacosis, el ántrax y la brucelosis. Los agentes etiológicos de esas enfermedades no se
han desarrollado hacia formas menos patogénicas en los humanos porque estos sean ajenos
para su sobrevivencia, sino porque los humanos simplemente sirven como hospederos
accidentales.
ESTABLECIMIENTO DE LA ENFERMEDAD
INFECCIOSA
En el estudio de la patogénesis y el establecimiento de la enfermedad infecciosa está
implícito el concepto de que son temas comunes y estrategias que se han desarrollado en
todas las relaciones hospedero-parásito encontradas, ya sea el parásito un virus, una bac-
teria, un hongo, un protozoo o un helminto. Por ejemplo, en todas las interacciones hospede-
ro-parásito, el organismo tiene, primero, que hallar un hospedero, penetrar y establecerse por
sí mismo, ya sea localmente o en un sitio distante de la puerta de entrada. Allí procede a
multiplicarse. Los organismos que causan enfermedad ejercen algún daño al hospedero,
aunque la extensión de este daño varía considerablemente entre los organismos. Todos
estos pasos, sin embargo, requieren la ruptura de las defensas del hospedero o, simplemen-
te, una serie de obstáculos que el organismo tiene que salvar para proceder al siguiente paso.
El sitio específico por el cual un organismo entra al cuerpo se llama puerta de entrada.
Numerosas puertas de entrada incluyen la piel, el tracto respiratorio, el tracto gastrointestinal,
el tracto genitourinario y la conjuntiva. El establecimiento en cada uno de estos sitios está
limitado por los numerosos mecanismos de defensa no específicos que intervienen en la
respuesta del hospedero a ese nivel. A pesar de ello, algunos organismos son capaces de
vencer la puerta de entrada y adherirse a la superficie de la célula eucariótica. La adhesión
puede ser el primer paso esencial en la patogénesis de las enfermedades infecciosas.
Muchos organismos nunca se diseminan más allá de la capa epitelial de la célula en la
cual ellos se adhieren. Varios virus respiratorios, tales como los rinovirus, el virus influenza
y parainfluenza, están, generalmente, limitados a las superficies epiteliales. La diseminación
de esos virus a los tejidos subepiteliales está inhibida por la respuesta inflamatoria y otros
factores de resistencia no específicos, tales como el interferón y quizá por características
propias del crecimiento del virus. Los rinovirus se replican bien a 33 ºC, la temperatura del
epitelio nasal, pero lo hacen pobremente a 37 ºC, que es la temperatura interna del cuerpo.
Muchas infecciones bacterianas están limitadas a las superficies epiteliales, debido, en
gran medida, a los mecanismos de defensa del hospedero que previenen su diseminación a
los tejidos subepiteliales. Esta es la situación en la mayoría de las bacterias gramnegativas.
Aunque organismos tales como Shigella no penetran más allá del epitelio intestinal, son
capaces de causar diarreas y disentería por su habilidad de invadir las células epiteliales y de
esta manera diseminarse a través del epitelio intestinal.
La mayoría de los parásitos facultativos y los obligados intracelulares, incluyendo
virus, protozoos y bacterias, penetran a la célula eucariótica por endocitosis, un proceso
comparable con la fagocitosis por macrófagos y neutrófilos. Las células epiteliales, sin
embargo, son fagocitos no profesionales y no poseen el equipo de actividad antimicrobiana
observada en los neutrófilos y macrófagos. No obstante, poseen lisosomas y los organis-
mos deben ser capaces de evitar sus efectos. Shigella flexneri, por ejemplo, rompe la mem-
brana celular de la vacuola endocítica y escapa hacia el citoplasma. Varias enzimas de otros
organismos pueden facilitarle escapar de la vacuola y extenderse a las células adyacentes.
Las bases genéticas de la invasión por los patógenos bacterianos, han sido más ampliamen-
te estudiadas en la familia Enterobacteriaceae.
Los organismos que son capaces de atravesar la capa de la superficie epitelial están
expuestos a los macrófagos residentes, al sistema linfático que los conduce a los nódulos
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Microbiología y Parasitología Médicas
MECANISMOS DE PATOGENICIDAD
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Propiedades de los microorganismos para producir enfermedad
Aunque los humanos han desarrollado numerosos sistemas efectivos para protegerse
de los microorganismos a los que están continuamente expuestos, estos últimos han desa-
rrollado una variedad de mecanismos para engañar a estas defensas protectoras. Es necesa-
rio enfatizar que es a menudo el hospedero y no el microorganismo el que determina el
desenlace eventual de la relación hospedero-parásito. Esos mecanismos serán discutidos en
términos del parásito de manera que se pueda reconocer la capacidad potencial de esos
organismos.
Los mecanismos de patogenicidad son mejor comprendidos cuando se examinan en el
contexto de las defensas del hospedero que ellos explotan. Como tal, son divididos en los
siguientes grupos: aquellos que permiten la adhesión y multiplicación; aquellos que permi-
ten la adquisición de nutrientes del hospedero; aquellos que inhiben el proceso fagocítico;
aquellos que permiten la evasión de la respuesta inmune; aquellos que ocasionan daño
directo sobre el hospedero y aquellos que causan daño indirecto por la vía de los procesos
inmunopatológicos.
Los microorganismos presentan otros mecanismos de virulencia que no se encuentran
dentro de estas categorías. Por ejemplo, el dimorfismo en los hongos, o la habilidad de
producir diferentes formas morfológicas a 25 y a 37 ºC, se sospecha que sea un mecanismo de
patogenicidad aunque su papel preciso no esté definido. La tolerancia de temperatura es
otro factor de virulencia de los hongos que no es fácil de categorizar. Diversos estudios han
mostrado que el crecimiento eficiente a 37 ºC se requiere para la virulencia de los hongos
patógenos; y, por otra parte, diferencias relativamente pequeñas en la tolerancia de tempera-
tura de un organismo pueden inhibir su potencial patogénico o alterar su expresión clínica.
Es importante enfatizar dos puntos adicionales. Primero, muchos organismos deben su
virulencia a una interacción compleja de diferentes factores patogénicos y no a un solo
mecanismo. Segundo, la mayoría de los mecanismos que han sido propuestos, están basa-
dos en la obtención de datos in vitro y sólo en unos pocos casos es conocido que ellos
operen in vivo. No se puede asumir automáticamente una correlación directa entre los datos
in vitro y la situación in vivo, porque la reproducción de las condiciones ambientales que
ocurren en el hospedero durante la infección es en extremo difícil (si no imposible). Las
condiciones in vivo son dinámicas y no han sido totalmente definidas.
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Microbiología y Parasitología Médicas
Inhibición de la quimiotaxis
Diversas toxinas bacterianas son capaces de inhibir la migración de los leucocitos hacia
el sitio de infección. Ejemplos incluyen la toxina del cólera de Vibrio cholerae, la enterotoxina
de E. coli, la α-toxina de Staphylococcus aureus, la estreptolisina O de S. pyogenes y
la θ-toxina de Clostridium perfringens.
Algunos componentes de la superficie microbiana, tales como el ácido hialurónico de la
cápsula de S. pyogenes y el tipo III del polisacárido de los neumococos y quizá otros, pueden
también inhibir la locomoción de los leucocitos.
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Propiedades de los microorganismos para producir enfermedad
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Microbiología y Parasitología Médicas
metabolismo activo de C. burnetii parece ocurrir a pH bajo, específicamente de 4,5 a 4,8, que
es el pH del fagolisosoma. La producción de dismutasa superóxida y catalasa puede, asimis-
mo, ayudar a proteger al organismo de los productos tóxicos oxigenados del hospedero. Se
ha sugerido que la producción única de dismutasa superóxida y altos niveles de catalasa
pueden proteger a Nocardia asteroides de los efectos del O2- y H2O2.
Un mecanismo único para evitar el esfuerzo respiratorio es el uso de ciertos receptores
del complemento en la superficie del fagocito. Usualmente los receptores de CR1 facilitan
que se lleve a cabo la ingestión y destrucción de los organismos cubiertos con el comple-
mento. Estudios recientes han mostrado que algunos organismos, sin embargo, son capaces
de usar los receptores de complemento en la célula fagocítica tanto para su ventaja como
para su desventaja; y, además activar la vía alterna del complemento y cubrirse por sí
mismos con fragmentos de C3, aunque no ocurre la lisis subsecuente. Los organismos
cubiertos entran, entonces, al macrófago por la vía de los receptores de CR1.
Este parasitismo del sistema ligando-receptor es de beneficio definido al microorganis-
mo, ya que la ingestión de los mismos, cubiertos con complemento, no provoca un esfuerzo
respiratorio sobre la fagocitosis. De este modo, la entrada por los receptores del complemen-
to puede permitir al parásito intracelular evitar la exposición de derivados tóxicos al oxígeno
y otros factores bactericidas. Los organismos que poseen esta habilidad incluyen L.
pneumophila, M. tuberculosis y Leishmania.
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Propiedades de los microorganismos para producir enfermedad
Exotoxinas
Las exotoxinas se producen primariamente por las bacterias grampositivas y en ocasiones
por las gramnegativas. Son proteínas inmunogénicas que a menudo se comportan como enzimas.
Sus efectos pueden manifestarse tanto local como sistémicamente, dependiendo de la toxina.
Las exotoxinas pueden ser clasificadas acorde con el sitio de acción o efecto biológico.
Las neurotoxinas, como la toxina tetánica y toxina botulínica, ejercen su acción primaria
sobre el sistema nervioso. Las enterotoxinas actúan sobre el tracto intestinal. Numerosas
bacterias, incluyendo Shigella dysenteriae, E. coli y Staphylococcus aureus, producen
enterotoxinas. Las citotoxinas, como la toxina diftérica, destruyen las células.
Mención especial merecen las exotoxinas fúngicas producidas por Aspergillus flavus y
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Microbiología y Parasitología Médicas
Claviceps purpurae. Ninguno de esos hongos invaden los tejidos humanos, pero pueden
ser responsables indirectos de enfermedad en el hombre por la contaminación de diferentes
alimentos.
En los últimos años se ha avanzado considerablemente en definir la estructura y meca-
nismo de acción de varias exotoxinas bacterianas. Muchas proteínas exotoxinas tienen una
estructura A-B. La mitad A de la toxina es la parte activa y es responsable de la toxicidad. El
componente B de la toxina es un polipéptido, el cual está unido a la molécula completa por
receptores específicos sobre la superficie celular y en muchos casos facilita el paso del
componente A, a través de la membrana, al interior del citoplasma.
Las exotoxinas bacterianas tienden a actuar en una de tres amplias formas: lisando las
membranas celulares (ejemplo: α-toxina lecitinasa del C. perfringens y estreptolisina O de S.
pyogenes); causando daño celular por interferencia con la síntesis proteica (toxina de C.
diphteriae y exotoxina A de P. aeruginosa); o interfiriendo con la función celular por eleva-
ción o depresión de las actividades normales (enterotoxina de V. cholerae).
Endotoxinas
Las endotoxinas forman el componente lipopolicasárido (LPS) de la membrana externa
de las bacterias gramnegativas.
La toxicidad de las endotoxinas reside en el lípido A, y la potencia de estas varía grande-
mente entre los organismos gramnegativos: algunas son extremadamente tóxicas; mientras
que otras no lo son.
La endotoxina es el iniciador primario del choque séptico por bacterias gramnegativas.
La producción de toxinas por las bacterias puede estar mediada por la presencia de un
plásmido o un bacteriófago y no necesariamente estar regulada por el cromosoma bacteriano.
Las enterotoxinas de E. coli y la toxina exfoliativa de Staphylococcus aureus están codifica-
das por plásmidos. Las toxinas que son codificadas por fagos lisogénicos incluyen: la toxina
diftérica, las toxinas botulínicas C y D, las toxinas de Clostridium novyi y la toxina eritrogénica
de los estreptococos (exotoxinas pirogénicas).
Exotoxinas Endotoxinas
Excretadas por células vivas; se hallan en concen- Parte integral de la pared celular de las bacterias
traciones elevadas en medio líquido gramnegativas. Liberadas por muerte bacteriana
y en el crecimiento. Para mostrar actividad
biológica no es necesaria su liberación
Pueden ser producidas por bacterias grampositivas Sólo se encuentran en las bacterias gramnegativas
y gramnegativas
Muy antigénicas: estimulan la formación de antitoxi- Inmunógenos débiles; los anticuerpos son
na en título alto. La antitoxina neutraliza la toxina antitóxicos y protectores. La relación entre títu-
lo de anticuerpo y protección de la enfermedad
es menos clara que con antitoxinas
Convertidas a toxoides atóxicos antigénicos que se No son convertidas a toxoides
utilizan para inmunizar (ej.: toxoide tetánico)
Muy tóxicas; mortales para animales de laboratorio Su toxicidad es moderada; mortales para anima-
en dosis de microgramos o menos les de laboratorio en decenas a centenas de
microgramos
Por lo general, se unen a receptores específicos en No se han encontrado receptores celulares espe-
las células cíficos para ellas
Por lo común, no producen fiebre en el hospedero Por lo común, causan fiebre en el hospedero por
la liberación de interleucina-1 y otros mediado-
res
Con frecuencia son controladas por genes extracro- La síntesis está dirigida por genes cromosómi-
mosómicos (ej.: plásmidos) cos
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Propiedades de los microorganismos para producir enfermedad
Tomado de: Jawetz E y cols. Microbiología médica de Jawetz, Melnick y Adelberg. 15ta ed., 1996.
Enzimas
La invasión bacteriana de los tejidos es facilitada con frecuencia por la liberación de
enzimas. Entre ellas se encuentran las hialuronidasas, colagenasas, coagulasas y fibrinolisinas.
Además, los hongos pueden elaborar enzimas; ejemplo: los dermatófitos producen
queratinasa, la cual les proporciona la habilidad de invadir los tejidos queratinizados, tales
como el pelo, la piel y las uñas.
Otras dos enzimas adicionales que parecen ser importantes en la patogenicidad de los
hongos son: la fenoloxidasa y la proteinasa. La producción de fenoloxidasa, la tolerancia de
temperatura y la encapsulación son mecanismos importantes de patogenicidad para
Cryptococcus neoformans. La fenoloxidasa es la enzima responsable de la habilidad de C.
neoformans para producir melanina sobre medios que contengan compuestos fenólicos. La
manera en la cual la fenoloxidasa promueve la virulencia no se conoce, pero cepas deficien-
tes de esta enzima son avirulentas para el ratón.
Las proteinasas son designadas como factores de virulencia para Sporothrix schenckii,
Aspergillus, Candida y Coccidioides immitis. Aunque la función precisa de esas enzimas
varía en cada organismo, en general están involucradas en la iniciación, extensión y disemi-
nación de la infección fúngica.
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Microbiología y Parasitología Médicas
RESUMEN
La enfermedad infecciosa surge como resultado de una relación no exitosa entre el
parásito y el hospedero.
Los mecanismos por los cuales los microorganismos son capaces de producir enferme-
dad, se dividen en :
BIBLIOGRAFÍA
Finlay BB, Falkow S. Common Themes in Microbial Pathogenicity Revisited. Microbiology and Molecular
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Peterson JW. Bacterial Pathogenesis. In: Medical Microbiology. 4ta ed. Samuel Baron Ed. USA: The
University of Texas Medical Branch at Galveston, 1996.
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