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El condenado por desconfiado

JORNADA PRIMERA
Escena I
La escena comienza con un soliloquio de un ermitaño, Paulo, que vive en la selva. El
ermitaño ensalza la soledad y el encanto del lugar en el que Dios le ha llamado a
servirle, siendo un lugar exaltado por Paulo por ser seguro para evitar la tentación, el
pecado. Por eso el resultado es la angustia ante el destino incierto, pues, aunque sabe
que está viviendo en ausencia de pecado, no tiene la certeza de que alcanzará el cielo.
Escena II
Tenemos el soliloquio de otro ermitaño, Pedrisco, a quien Paulo convenció para vivir la
vida ermitaña, pero, a diferencia del último, Enrico se queja del hambre que pasa, cosa
que le impide ser santo, pues con hambre no puede vivir a gusto, por eso ruega a Dios
que le dé un poco de comida, acordándose de cuando vivía en la ciudad, comparando el
hambre de un entorno y otro (RETROSPECCIÓN).
Cada uno de ellos vive en una cueva distinta.
Escena III
De nuevo un soliloquio de Paulo solo, quien se lamenta de haberse dejado vencer por el
sueño antes de hacer su rutinaria oración, de tal manera que se despierta acongojado por
un sueño que ha tenido: llegaba la hora de su muerte y en el juicio sobre su alma
pesaban más los pecados que las buenas obras, de tal manera que Dios lo condena al
infierno. Así, Paulo no sabe si esto se debe a enredo del demonio o a que
verdaderamente Dios lo tiene predestinado al infierno (PERSPECTIVA MÚLTIPLE),
suplicando Paulo que le aclare, porque de los treinta años que tiene, diez los ha pasado
en el desierto haciendo penitencia.
Paulo plantea el problema de la predestinación: si al final ha de tener la gracia última de
la que depende la salvación.
Escena IV
Aparecen el Demonio y Paulo. El Demonio, APARTE, sostiene que lleva tentando a
Paulo durante los diez años que lleva haciendo penitencia, hasta que lo ha conseguido
por ese sueño: Paulo ha dudado de la bondad de Dios, pues no está seguro de, si
llevando una vida santa con fe y buenas obras, alcanzará el cielo, además de ser un
soberbio (como el Demonio) por querer conocer la voluntad de Dios antes de tiempo.
Así, Dios le ha encargado que se le aparezca en forma de ángel para probarlo y así
pueda reparar su pecado.
En efecto, el Demonio se aparece ante Paulo y le dice que para conocer su final debe
irse a Nápoles a conocer a un tal Enrico, al que deberá observar, pues su final será el
mismo que el de este hombre, suponiendo Enrique que muy ilustre ha de ser
(PROSPECCIÓN, ANTICIPACIÓN DE SUCESOS).
Escena V
Escena en la que Paulo comunica a Pedrisco que parten a Nápoles, alegrándose mucho
éste, aunque también se apena porque no será reconocido por sus amigos
(PROSPECCIÓN).
Por otra parte, Paulo sigue convencido de que el tal Enrico ha de ser un hombre santo
(como él). (ESCENA DE ENLACE O TRANSICIÓN)
Escena VI
El Demonio predice el choque que se va a llevar Paulo, aumentando así la expectación.
(ESCENA DE ENLACE O TRANSICIÓN)
Escena VII
Dos napolitanos, Octavio y Lisandro, hablan sobre una mujer muy guapa e inteligente
que hay en Nápoles, y de la que Octavio viene prendado y hablando mil maravillas de
ella, quitándole Lisandro todas las expectativas porque le comunica que es también
prostituta, además de tener un galán mancebo por amante: no es otro que Enrico, hijo de
Anareto, quien está tullido ya en la cama. Según Lisandro, Enrico es el peor hombre de
Nápoles, incluso maltrata a esta mujer cuando tiene deudas de juego para que se las
pague.
Los dos deciden entrar a visitarla, con el pretexto de que les haga unas composiciones
para sus enamoradas y con el miedo de que Enrico los sorprenda.
Escena VIII
Se encuentran por fin con Celia y su criada Lidora. Celia demuestra un gran ingenio al
querer componer tres composiciones a la vez: una suya, y otras dos para Octavio y
Lisandro (LIRISMO PARA REBAJAR LA TENSIÓN).
Escena IX
Aparecen Enrico y Galván, mostrándose Enrico muy violento con Lisandro y Octavio, a
quienes echa de inmediato de aquel lugar, creyendo que son clientes de su amante, que
intenta calmarlo.
Pero Lisandro se le encara y finalmente terminan él y su amigo acuchillados por Enrico,
quien se denomina a sí mismo “el demonio” y que hace lo que quiere
(ENFRENTAMIENTO DUAL FÍSICO: TENSIÓN).
Escena X
Enrico, muy posesivo, le reprocha a Celia que reciba en su casa a hombres ricos que se
creen con derecho a todo: que a ella no le hace falta más hombre que él. Ésta le
responde que hará todo lo que él quiera pero que esos hombres también dejan dinero, en
este caso, un anillo y una cadena, que Enrico le requisa, pidiéndole Celia que esa tarde
las lleve a la Puerta del Mar, donde se reunirán con otros rufianes y sus mozas.
Conviene recordar que en la Puerta del Mar también el Demonio indicó a Paulo que
tendría lugar su encuentro con Enrico.
Escena XI
Llegan Paulo y Pedrisco a la Puerta del Mar, recordando Pedrisco que por allí vivía una
mujer rubia muy guapa, lo que le lleva a Paulo a tener pensamientos impuros,
echándose al suelo y pidiéndole a su discípulo que la pise para acabar con esas malas
tentaciones (¿comicidad?)
Mientras en esto están, oyen el nombre de Enrico, que al parecer quiere arrojar a un
mendigo al mar, pues no considera que deban existir, además de creer que le hace un
favor al sacarlo de la miseria, intentándolo detener dos hombres, Cherinos y Roldán.
Escena XII
Llegan los demás rufianes, Galván, Escalante, ya esetaban Roldán y Cherinos de tal
manera que Enrico aclara que se encontró con un pobre que le pidió limosna y en lugar
de dársela lo arrojó al mar.
Todo esto oían Paulo y Pedrisco escondidos, resistiéndose a aceptar que era Enrico ese
que tanta vileza decía.
Pues el propio Enrico propuso un juego a sus compañeros: aquel que más hazañas (en el
sentido peyorativo) hubiese hecho, ganaría. Después de intervenir todos, llegó el turno
de Enrico, quien no duda en contarnos todas sus peripecias desde que era niño
(RETROSPECCIÓN): cómo se aficionó al juego y hundió toda la hacienda de su padre
que, aunque no por la sangre, sí era muy rico. Como se le acabó el dinero, empezó a
robar y asaltar casas, matando gente. Cuando se hizo hombre, se convirtió en sicario,
matando por un doblón, forzó a seis mujeres y ha robado en múltiples iglesias, de tal
manera que ahora confiesa que, aunque está falto de dinero, le quita a Celia lo que tiene
y así mantiene a su padre, entendiendo que es su obligación por haber hundido su
hacienda cuando era mozo.
Termina diciendo que se encuentra preso del amor de Celia, y ésta, con la conveniencia
de todos, decide otorgarle la corona de laurel, por no haber otro que más vilezas haya
cometido en su vida.
La introducción de este juego sirve para que Paulo conozca la naturaleza de Enrico, algo
que el público ya intuía.
Escena XIII
Paulo se lamenta sabiendo el cruel destino que le espera, pues, viendo los latrocinios y
maldades que Enrico ha cometido, obviamente irá al infierno (PROSPECCIÓN). Tal es
su decepción y rabia, que clama al cielo, pues no entiende cómo no servirán los diez
años que se ha pasado en el desierto purgando sus pecados y haciendo penitencias de
toda clase. Por eso ahora, que sabe que va a tener el mismo fin que ese rufián,
abandonará la vida ermitaña y se dedicará a tener la misma vida de Enrico, cosa que le
parece acertada a Pedrisco, que hará también lo mismo, pues teme que le sucederá lo
mismo que a su padre espiritual.
Nótese que Paulo hace hincapié en los castigos y penitencias que ha hecho por puro
egoísmo de avistar las llamadas penas de sentido (los sufrimientos personales).

JORNADA SEGUNDA
Escena I
Enrico se muestra furioso por haber perdido una partida de cartas y Galván lo
tranquiliza, pues el dinero que ha perdido no era suyo; además, ahora tiene un asesinato
encargado, cosa que lo distraerá, además de ayudar a Cherinos y Escalante en el asalto
de una casa.
Escena II
De nuevo un soliloquio de Enrico sobre su padre, a quien sustenta como puede con lo
que le quita a Celia y con lo que es capaz de robar. Cinco años lleva tullido y él se ve en
la obligación de atenderlo (RETROSPECCIÓN): es la única virtud que el mantiene,
serle obediente a su padre (CONTRASTE), quien no ha sabido nunca de sus maldades y
peripecias, pues él ha cuidado de que no se enterase, ya que, si don Anareto las hubiera
sabido, desde bien niño se las hubiera atajado.
Escena III
Paulo va a ver a su padre, que se encuentra ya moribundo. Paulo le acerca la comida,
pero el padre ha sentido un frio muy grande y sólo quiere acostarse, no sin antes hacer
una alabanza de su hijo, agradeciendo a Dios que tan atento y cuidadoso con él haya
sido su progenitor, recalcándose así que el padre no sabía de la vil naturaleza de su hijo
(APARIENCIA-REALIDAD).
Así, sabiendo Anareto que ya le queda poco de vida, le pide a su hijo que un favor le
haga: que se case antes de que él se muera, cosa que Anareto acepta sin ninguna pega,
aunque, APARTE, dice que lo hará aunque para ello finja.
Tras ver que su hijo acepta, el padre le da una serie de consejos para buscar a la mujer
adecuada y tratarla adecuadamente, todo ello tomado de una obra de Lope, infiriéndose
que Tirso no era enemigo ni detractor de la obra de este autor.
Escena IV
Aparece Galván para decirle que ya ha llegado la hora de matar a Albano, cosa a la que
Enrico se niega por estar en presencia de su padre, por lo que le pide a Galván que corra
la cortina de la alcoba y así volverá su maldad, como así sucede.
Escena V
Pero Enrico no es capaz de matar a Albano por tener canas y recordarle así a su padre
(APARIENCIA-REALIDAD), de tal manera que decide no hacerlo, sorprendiendo esto
muchísimo a Galván, pues ahora tendrán que devolver el dinero al hermano de Laura,
que viene.
Escena VI
El hermano no es otro que Octavio, quien se enfrenta a cuchilladas con Enrico
(ENFRENTAMIENTO DUAL FÍSICO) porque éste no le quiere devolver el dinero,
muriendo Octavio; Enrico no siente remordimiento alguno por matar a hombres así de
arrogantes.
Escena VII
El Gobernador y sus esbirros van a apresar a Enrico, quien le dice a Galván que no
tema, pues su valor bastará y así es, porque termina matando al Gobernador y a uno de
sus esbirros (ENFRENTAMIENTO DUAL FÍSICO).
Escena VIII
Enrico no ve otra salida que arrojarse al mar, aunque sabe que morirá, doliéndole dejar a
su padre (incluso hace una especie de oración). Pero aparece Galván y le dice que huyan
a la selva, como así hacen.
Escena IX
Aparecen Paulo y Pedrisco ya de bandoleros (jefes), a los que les traen tres caminantes
que se han negado a darles nada, mandando Paulo que los ahorquen, de tal manera que
entre los dos antiguos ermitaños se inicia un diálogo en el que Pedrisco resalta el
CONTRASTE entre el ayer y el hoy de su padre espiritual, contestando éste que tiene
que ganar en soberbia y malicia a Enrico y a toda la naturaleza, pues quiere irse al
infierno con razón.
Escena X
Estando en esto, se oye una Voz que canta breves composiciones acerca del perdón de
los pecados y la misericordia de Dios, pidiendo Paulo a dos de sus bandoleros que
averigüen de quién se trata (EXPECTACIÓN).
Escena XI
Esa voz no es otra que la de un Pastorcillo (SIMBOLISMO), a quien Paulo le pregunta
dónde aprendió esas canciones, de tal manera que el Pastorcillo contesta que el mismo
Dios (la Iglesia) se las enseñó, pues, aunque rústico, conoce la doctrina cristiana muy
bien, de tal manera que ensarta un LARGO PARLAMENTO acerca del libre albedrío y
la infinita misericordia de Dios, que a todos perdona sus pecados y se arrepienten y los
reconocen, poniendo como ejemplos a los apóstoles ya María Magdalena, personas muy
allegadas a Jesús, que, sin embargo, fueron grandes pecadores antes de conocer a Jesús.
Paulo intenta detener al Pastorcillo, pero éste se le esfuma de los brazos, quizá siendo
un ángel u otro ser celestial enviado por Dios.
Escena XII
Paulo hace un nuevo soliloquio en el que entiende el mensaje del Pastorcillo y ve que es
posible el perdón de Dios al mayor de los pecadores siempre que lo pida. Se da cuenta
de que Dios le ha avisado de su gran error (ANAGNÓRISIS). Ahora desea ver un
intento de arrepentirse de Enrico para poder confirmar lo que ya le ha sido mostrado
(sigue siendo un desconfiado).
Escena XIII
En esto que llega Pedrisco diciendo que ha visto cómo dos hombres se estaban
ahogando en el mar y su valor les hizo salir sanos y salvos. No eran otros que Galván y
Enrico, quien daba gracias a Dios por liberarle de aquello (NARRACIÓN DE
SUCESOS NO REPRESENTADOS).
Paulo sigue perplejo (o desconfiando) por cómo Dios podía perdonar a Enrico sólo por
acordarse de él (de Dios).
Escena XIV
Pedrisco interroga a los supervivientes, y Enrico se muestra altivo y no quiere dar su
identidad y sigue diciendo que él es el demonio mismo y también al infierno iban
cuando han salido del agua, cosa que causa el enfado de Pedrisco, quien ordena que los
aten a un árbol para asaetarlos, aunque no pretende tal cosa, sino que avisa a Paulo.
Escena XV
Galván no quiere morir asaetado y Enrico está gustoso de ello, pues, queriendo
suicidarse por arrepentimiento, no le ha salido bien la jugada, y ahora se le presenta una
nueva ocasión.
Escena XVI
Paulo aparece vestido con su hábito de monje y se va a confesar a los dos presos,
negándose Enrico, lo que sume al ermitaño en una mayor confusión, pues si no se
arrepiente, no se salvará, y él tampoco.
Escena XVII
Ya se disponían a matarlos, cuando de nuevo PaulO interrumpió todo para intentar que
Enrico se confesase, pero éste se guía negándose. Ya Paulo no podía más y se volvió a
quitar el hábito de ermitaños y contó toda la historia a Enrico (LARGO
PARLAMENTO, RETROSPECCIÓN, ANAGNÓRISIS), quien se asombró y a la vez
le dio la solución: Dios había estado poniendo a prueba su voluntad, pues, aun sabiendo
lo que Dios le tenía destinado, Paulo, si de verdad confiara en su bondad y misericordia,
no hubiera temido lo más mínimo y hubiera continuado con su vida eremita.
Así, Enrico, aunque se sabe el más pecador de los hombres, no confía en él para
salvarse, pero sí en la infinita misericordia de Dios, la única que puede salvarnos, pues
nuestra imperfección es tanta que de nada nos valdría hacer toda la penitencia del
mundo.
Enrico quiere ir a por Celia o su padre (no se sabe muy bien) a la ciudad, pero teme
morir en manos de las autoridades, de tal manera que Pedrisco lo acompaña y Galván se
queda con Paulo, quien se lamenta de su desconfianza.

JORNADA TERCERA
Escena I
Enrico y Pedrisco están en la cárcel, quejándose Pedrisco del hambre que está pasando y
de su mala suerte, pues él ningún mal ha hecho y va a pagar como el mal vil de los
pecadores, tranquilizándolo Enrico de que todo se solucionará.
Escena II
Se acercan Celia y Lidora a la cárcel, y Enrico las oye, llamando a su amada Celia, pues
cree que ya ha llegado su salvación, ya que Celia pagaría su rescate. Pero Celia se ha
casado con Lisardo y sólo viene a informarle de que mañana los dos serán ajusticiados
(NARRACIÓN DE HECHOS NO REPRESENTADOS, PROSPECCIÓN).
Escena III
Enrico se lamenta de su mala suerte y muestra su rabia por no poder hacer nada.
Escena IV
Tales son los celos, que Enrico termina rompiendo las cadenas que le atan y se escapa
de la cárcel matando al Portero, y despertando al Alcalde.
Escena V
El Alcalde apresa a Enrico, y le echan más cadenas para que no pueda escaparse, cosa
de la que se burla Enrico, pues su rabia y su fuerza son más poderosas
(ACUMULACIÓN DE INCIDENTES CLIMÁTICOS).
Escena VI
Estando solo, hace un nuevo MONÓLOGO y aparece una Voz que lo llama, quedando
atemorizado.
Escena VII
Esa Voz no es otra que la del Demonio, quien se aparece como sombra ante Enrico para
decirle que viene a liberarlo, surgiendo un postigo por el que deberá saltar. Pero cuando
Enrico se dispone a hacerlo, un coro canta lo contrario: que verdaderamente se salvará
si se queda en prisión; aunque Enrico titubea, finalmente hace caso a las voces del coro
(CONTRASTE (OPOSICIÓN BINARIA) entre Paulo y Enrico: el primero hizo caso a
la voz del demonio y el segundo le ha atendido a las del coro celestial).
Escena VIII
Soliloquio de Enrico en el que se da cuenta de que ya no hay vuelta atrás.
Escena IX
Viene el Alcalde a leerle la sentencia de su ahorcamiento.
Escena X
Soliloquio de Enrico en el que impreca a esas voces que le aconsejaron que se quedase
en la prisión si verdaderamente quería salvarse.
Escena XI
El Portero le informa de que hay dos franciscanos esperando para confesarlo, pero
Enrico se niega a ello (ESCENA DE ENLACE O TRANSICIÓN).
Escena XII
Soliloquio de Enrico en la que declara la inutilidad de la confesión, porque sería
imposible acordarse de tantos pecados, de tal manera que lo que hace es apelar a la
misericordia infinita de Dios para que se los perdone.
Escena XIII
Ahora es Pedrisco el que le aconseja confesarse, pues si no irá al infierno, pero Enrico
sigue en sus trece.
Escena XIV
Otro soliloquio en el que vuelve a dirigirse a esa Voz que le aconsejó quedarse en la
cárcel, apelando seguidamente a aquella otra, la del Demonio, para que vuelva, pues
esta vez sí le hará caso: ya el fin es inminente.
Escena XV
Aparece Anareto para pedirle a su hijo, desde su autoridad como padre, que se confiese,
cosa que Enrico hace sólo por complacer a su padre.
El padre se queda y acompaña a su hijo hasta el patíbulo.
Escena XVI
Soliloquio de Paulo en mitad del campo junto a una fuente, tras el que se queda dormido
y aparece el Pastorcillo, que deshace la corona que había estado tejiendo para la oveja
descarriada (SIMBOLISMO).
Escena XVII
El Pastorcillo hace un soliloquio en el que se lamenta por no encontrar la oveja
descarriada que andaba buscando. Cuando Paulo lo oye, le pregunta por qué está tan
triste y éste le dice la causa, de tal manera que el Pastorcillo sostiene que no le pesa
tanto no encontrarla, sino el enfado que va a coger su mayoral cuando se entere de que
sigue sin encontrarle, pues le reprochará lo mal que cuida a las ovejas que le
encomendó.
Cabe señalar que en ningún momento se habla mal de la oveja, ya que el mayoral ha
dado órdenes al Pastorcillo de que, se la encuentre como se la encuentre, la acoja con
los brazos abiertos (SIMBOLISMO).
Escena XVIII
De nuevo un soliloquio de Paulo en el que se identifica con la historia de la oveja
descarriada del Pastorcillo. Estando en esto aparecen unos ángeles ascendiendo un alma
a los cielos (la de Enrico, pero Paulo no lo sabe), de tal manera que Paulo se pone a
ensalzar la alegría que hoy sentirá ese alma, en contraste con su triste fin.
Escena XIX
Galván viene a avisar a Paulo de que un escuadrón de hombres viene a matarlos, por lo
que le dice que huyan. Paulo pregunta quiénes son y Galván responde que los villanos
de los pueblos circunvecinos, hartos de los destrozos que han causado entre esos montes
(NARRACIÓN DE SUCESOS NO REPRESENTADOS). Sabiendo esto, Paulo se
niega a huir, cosa que sorprende a Galván, pues Paulo cree que un solo hombre de bien
puede con cuatro mil villanos y tranquiliza a su lacayo porque antes de ser eremita, él
también supo de guerra (RETROSPECCIÓN).
Escena XX
Viene un Juez con los villanos, que son cuatrocientos. Galván termina huyendo y Paulo
se enzarza con ellos y muere acuchillado.
Escena XXI
Llega Pedrisco al monte, pues fue liberado del proceso contra Enrico. Allí se encuentra
con Paulo moribundo, a quien le informa que Enrico murió cristianamente,
confesándose y con los ojos puestos en una cruz, de tal manera que dos ángeles del
Cielo bajaron para llevarse su alma (NARRACIÓN DE SUCESOS NO
REPRESENTADOS).
Paulo no se lo cree y sostiene que el alma era otra, pero Pedrisco vuelve a aludir a la
misericordia de Dios, de tal manera que, si él también pide perdón, gozará del Cielo
como Enrico.
Pero Paulo sigue dudando y se niega a pedir perdón, pues no entiende cómo Dios a un
hombre tan vil como Enrico ha podido perdonar, de tal manera que muere diciendo que,
si se cumple lo que Dios le prometió, tendrá el mismo destino que Enrico.
Así, Pedrisco lamenta que su padre espiritual haya muerto sin arrepentimiento, sin
confesarse, por ser un desconfiado, de tal manera que está seguro de que irá al infierno
(PROSPECCIÓN).
Escena XXII
Llega el Juez con algunos villanos y Galván, apresando a Pedrisco para que le diga
dónde está Paulo, indicándole Pedrisco el lugar en el que lo ha enterrado. Cuando
quitaron las armas que sobre él había echado, apareció el cuerpo de Paulo en vuelto en
llamas y rodeado de serpientes (SIMBOLISMO), de tal manera que inicia un LARGO
PARLAMENTO en el que vuelve a contar su historia y cómo su desconfianza en la
bondad y misericordia de Dios le ha hecho merecer las penas del infierno.
El Juez libera a Pedrisco y a Galván, que de ahí en adelante se dedicará a llevar una vida
santa.
Termina la obra Pedrisco con un alegato en favor de la veracidad de lo que se ha
contado, invitando al auditorio a que acuda a Belarmino para que puedan ver lo que
sucedió.
No sabemos si se trata de un drama teológico o ante una obra de apariencia donde lo
teológico sólo se utiliza para generar espectacularidad.
APUNTES CLASE
En este drama confluyen dos componentes: la teología y la aparición de personas que
representan el mundo de lo sobrenatural: pastor, ángel, voces, demonio.
¿Cuál es la base de este texto, su tema central? Una persona puede ser muy pecadora y
al final salvarse si se arrepiente al final de su vida.
Enrique en un asesino y violador, pero no es del todo malo, también tiene buenos
sentimientos: respeta a su padre y lo cuida hasta el final.
Enrique no sólo tiene maldad en sus obras, sino también por sus sentimientos y
pensamientos.
La obra se articula en torno a la oposición binaria entre Enrico y Paulo.
La obra está dirigida a un público iletrado, de ahí su carácter ingenuo en las atribuciones
de los personajes: Enrique es malísimo y Pablo excesivamente piadoso.
El protagonista de la obra, en cuanto a intervenciones, es Enrico, el personaje negativo:
no es el condenado por desconfiado, de tal manera que es sobre Enrico donde recae la
enseñanza de la obra: si eres malo y te arrepientes te salvas.
Pero desde el punto de vista de la espectacularidad de la obra, el protagonista es Paulo,
el personaje positivo, que luego se hará negativo y condenarse por ello, a diferencia de
Enrico.
Paulo por obra y palabra es moralmente bueno: es un ermitaño de veinticinco años que
lleva diez viviendo como eremita. Pero ha tenido un pasado, revelado por su
acompañante, Pedrisco, personaje confidente, de diálogo, como Galván con Enrico.
Pedrisco, al volver con Enrico a Nápoles, le recuerda la buena vida que ambos tenían
antes de hacer se eremitas.
Paulo estaba convencido de que llevando la vida de ermitaño tendría el Cielo ganado, el
derecho a estar al lado de Dios.
Enrico y Paulo son creyentes, pero tienen diferentes interpretaciones de la fe: Enrico
confía en la misericordia de Dios, mientras que Paulo desconfía y por eso entrega su
vida para obtener la salvación.
El paso del carácter positivo a negativo en Paulo empieza con el sueño, recurso literario:
en él ve a Dios armado, cruel, inmisericorde, violento, que le condena. La imagen que
tiene Paulo de Dios es diferente a la de Enrico, pues para Paulo es severo y justo hasta
la crueldad, que no da margen a error. Para Enrico, Dios se humana para el pecador,
para comprenderlo y perdonarlo. Hay dos concepciones de Dios completamente
antagónicas.
En el sueño Paulo ve cómo se condena y, después de tener el sueño, desconfía de Dios,
de su fe, tema clave: DUDA.
Paulo le pregunta a Dios por la causa de su condena, pues lleva diez años de vida
eremítica y no entiende por qué lo condena: se comporta de manera soberbia, le exige a
Dios.
De repente, todo el mecanismo que Paulo ha construido durante diez años por Paulo que
le he permitido pensar que estaría salvado se desvanece por un mal sueño, algo
aparentemente banal: se desmonta el argumento de Pablo: yo me comporto
piadosamente y Dios, a la fuerza, me tiene que salvar.
Entonces aparece el Demonio, con permiso de Dios, para tentar a Paulo, porque el
Demonio ve la oportunidad de hacer caer a Paulo, pues lleva diez años intentando
apartarlo del bien y no lo ha conseguido.
El Demonio lo tienta con la mentira (recurso), pues el Demonio per se es mentiroso: el
Demonio con su mentira le propone a Paulo la mentira que dará lugar al conflicto, al
enredo: le hace creer que su destino está unido al de Enrico, de tal manera que Paulo va
a intentar hacer que Enrico se enmiende para poder salvarse.
A partir de este momento hay un cambio de lugar, de escenario: Paulo se marcha a
Nápoles con la idea preconcebida de que Enrico es un hombre de bien y que ambos se
van a salvar.
Pero esa apariencia se desvanece con la realidad de la persona de Enrico: un hombre
malísimo, de tal manera que Paulo, con el auditorio, ve que no conseguirá su salvación.
Enrico lo único que le salva de ser una completa bestia es el amor desmedido que siente
por su padre, que palia ante el lector el rechazo que pueda experimentar por su padre.
Así, en cualquier pendencia o juego en el que se meta, siempre reserva parte de la
ganancia para el cuidado de su padre, al que cuida porque sabe que es el culpable del
mal estado en el que se encuentra (arruinado y enfermo por la pena de ver a su hijo
perdido).
El padre será la causa de la perdición o condena de Enrico, porque antes de partir con
Paulo para ser ermitaños los dos y salvarse, Enrico decide ir a despedirse de su padre y
en esa visita lo apresan y ajustician.
Hay un entramado de componentes que han configurado un drama en el que se
presentan una serie de visiones sobre la relación del ser humano con Dios: Paulo
considera que Dios es cruel e inmisericorde, mientras que para Enrico su salvación
estriba en su misericordia para con los pecadores. Enrico llega a la conclusión de que, si
Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, éste puede equivocarse porque tiene
libertad para actuar, aunque en su infinita misericordia perdona todos sus errores que
por el libre albedrío comete.
Cuando Paulo y Enrico se encuentran, la obra adquiere una serie de matices que tienen
que ver con el proceso que lleva a Paulo a su caída y el que lleva a Enrico a su
salvación, corriendo paralelas ambas acciones: hay un momento en el que parece que se
van a entrecruzar (cuando Paulo le propone a Enrico vivir como ermitaños), pero se
deshace para que la acción pueda continuar y se muestre mejor el contraste entre el
confiado y el desconfiado: se ofrecen varias perspectivas, la de Paulo y la de Enrico y al
espectador le corresponde elegir o situarse en ese debate.
La soberbia también forma parte del carácter de Enrico, como en la escena en la que
Paulo pretende que Enrico se confiese y éste se niega a pesar de que lo van a matar:
Enrico no se quiere confesar porque Dios conoce perfectamente todas sus malas obras,
además de que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho: Paulo en realidad quiere
que se confiese porque si lo hace se salvará él, ya que desconfía.
Lo más importante de la confesión es el arrepentimiento de los pecados, no la
declaración.
A partir del tema de la confesión, viene el tema del arrepentimiento del mal cometido:
esta es la parte final de la obra, en la que parecen en escena personajes nuevos: el
pastorcillo, cuya función es la representación alegórica de la Iglesia: hay un momento
en la obra en el que Paulo, ermitaño, se encuentra con un pastorcito que viene cantando
y con el que dialoga: le explica que va persiguiendo una oveja perdida que se ha
descarriado y que el mayoral del rebaño (Dios) que vaya a por ella: es una alegoría de la
Iglesia como vicaria de Dios para redimir a pecadores (Paulo). El mayoral está
dispuesto a perdonar a la oveja descarriada e incluso el pastorcillo está labrando una
corona de flores para su recibimiento.
Pero Paulo rechaza la ayuda del pastor, que vuelve a aparecer al final del acto tercero:
no contento y cantando, sino triste, aunque de nuevo le da otra oportunidad: el mayoral
recoge hasta las ovejas negras, pro lo que todavía tiene la posibilidad de entrar dentro el
cuerpo místico de la Iglesia; pero Pablo que es un desconfiado no concibe la posibilidad
de la reconciliación con la Iglesia y rechaza de nuevo la ayuda que le ofrece el pastor: es
en ese momento cuando se empieza a suponer el mal final que tendrá la obra.
Se inicia la presentación de unas apariencias que llevan el cuerpo de Enrico al Cielo y el
de Paulo al infierno, algo que causaría mucha impresión en el auditorio áureo que en su
mayoría profesaba la «fe del carbonero»: la obra suponía para los espectadores un
fragor catequético mucho más ameno que los duros sermones en un latín que ni
entendían cada domingo.
Enrico termina arrepentido porque se lo pide su padre, al que respeta y ama por encima
de todo: lo que no consiguió Pablo apelando al a amenaza de muerte que sobre él se
cernía, lo consigue su padre amenazándolo con no tenerlo por su hijo si no se arrepiente:
el padre humano, trasunto del divino, después de descubrir lo malo que es su hijo, lo
único que le propone para poder seguir considerándolo su hijo, es que confiese y se
arrepienta de sus pecados: esto asusta verdaderamente a Enrico.
Así, aunque la justicia humana lo castigue por los males cometidos (delitos), la divina,
por su misericordia infinita, se los perdona (los pecados), además de la confianza/fe que
Enrico siempre tuvo depositada en la bondad divina, única causa de salvación.
Uno de los mensajes que encierra la obra reside en esa confianza en la misericordia
divina capaz de perdonar cualquier pecado si éste se arrepiente de haberlo cometido.
Queda Paulo, el desconfiado que piensa que Dios es inmisericorde y no perdona los
pecados que se han cometido; para que no quede duda de que la única causa de la
condena de Paulo es la desconfianza, Tirso se vale de Pedrisco, quien se rencuentra con
Paulo y le avisa de que Enrico se ha salvado, pero Paulo no ve posible que Dios haya
podido perdonar a un tipo como Enrico, sigue obcecado en su idea de Dios justiciero
inmisericorde. Pedrisco insiste y Paulo, con cierta coherencia, algo fundamental: si
Enrico se ha salvado, él también se va a salvar porque así se lo había prometido el
Ángel; pero Paulo no sabe que ese Ángel es el Demonio y que necesita arrepentirse de
la soberbia que le ha llevado a desconfiar de Dios, de tal manera que al final Paulo
termina condenado por confiado.
Es verdad que hay personajes que no están muy desarrollados y no tienen la importancia
que en un primer momento se les otorga: la figura moral de Analeto o la trama amorosa
formada por Enrico, Celia y otro señor.
Pedrisco actúa en ocasiones como un gracioso poco pertinente.
En la época se debatía muy fuertemente si realmente el hombre estaba determinada por
Dios o si éste concedía libre albedrío al hombre para que actuase conforme a su
voluntad.
APUNTES EDICIÓN
Estructura
La obra tiene la estructura típica del teatro clásico español, que podríamos llamar
impresionista. Como en la teoría impresionista de la pintura, los personajes o grupos de
personas de la comedia se van presentando sucesivamente aislados, cada uno en una
escena que a primera vista no tiene conexión con la obra. En Tirso el problema se
presenta grave, porque su doctrina de «deleitar aprovechando» tiene que mezclar con el
tema serio y ejemplar que constituye el nervio de la obra, el tema amoroso que
pertenece a la estructura de la comedia tal como lo ha definido Lope, y el gracioso, que
sólo tiene como fin deleitar al auditorio. En la primera escena aparece Paulo dando
gracias a Dios porque le ha separado del mundo y puesto en camino de salvación. En
contraste con esa escena, la segunda nos presenta al Pedrisco, especie de donado al
servicio del ermitaño, acordándose de sus antiguos manjares.
Cuando el demonio le inspira a Paulo el que vaya a Nápoles para interpretar su destino
eterno, el escenario cambia radicalmente, y no sólo se nos va a presentar lo que busca
Paulo; se nos presenta antes el ambiente en que se mueve Enrico, la persona buscada
por el protagonista; ese ambiente es la escena de pretensión amorosa de Octavio y
Lisandro a Celia, la amante de Enrico. La escena no hace sino detener la marcha del
argumento principal e introducir una rotura ilógica en el argumento.
Los escenarios del drama responden a los estadios del proceso interior de Paulo: el
monte es huella de Dios; en él ha sido puesto el elegido para vivir apartado del tráfico
mundano y así merecer el cielo; la oposición campo-ciudad es una constante de Tirso.
Entre otros criterios para no seguir la voz del demonio, Paulo hubiera debido ver que el
ir a la ciudad no era sino ponerse en peligro de perder la paz de su alma. Nápoles es la
Babilonia del pecado; allí es donde el ermitaño se aparta definitivamente del camino de
la virtud; su alma se hace víctima de todos los vicios y cuando sale de la ciudad, ya no
será para volver al monte; ahora el monte es selva; si al estado de gracia respondía una
naturaleza ordenada, ahora es una naturaleza rebelde. En ella muere Paulo, mientras
Enrico es ajusticiado en la cárcel. La cárcel es un modo de expiar los pecados y, por
consiguiente, un camino de redención. Mientras Enrico muere en la cárcel, a Paulo le
mata la justicia en la selva.
Las decisiones más importantes se dan súbitamente; y la acción se corta y cambia no
por una lógica interna, sino por voluntad del autor.
Todo el acto primero de la obra sigue de cerca la doctrina de la vida espiritual que se
había hecho bien común de los mejores místicos. Paulo, abandonado de Dios, por sus
errores culpables en el desarrollo espiritual, concluye que Dios le ha reprobado de
antemano; inferencia falsa de todo punto. Ahora bien, ¿cuál debiera haber sido su
conducta desde entonces? Paulo decide vivir como Enrico, porque se siente condenado
como él.
Tirso estructura su drama conforme a un problema teológico que no se trataba en el
tratado de la predestinación, sino al hablar de la virtud de la esperanza: usa en su teatro
la doctrina de las escuelas, pero no es la de la predestinación, sino la doctrina de la
esperanza.
Personajes
 Pedrisco: gracioso que no tiene más función que la de hacer reír (MENTIRA:
personaje confidente y de diálogo)
 Paulo: es un ermitaño; lleva diez años en el desierto y ha sido su propio maestro.
Mal modo de comenzar en un tiempo en que se había impuesto la vida
conventual con regla, con superior y dirección espiritual. Aparece orando con
una visible complacencia y seguridad en su camino; poco lógico también con el
temor reverencial que siempre debe tener quien a Dios ama.
Comienza regodeándose en las criaturas, a las que considera correctamente
como vestigios de la pisada divina; pero es probable que ese gozar del vestigio
le impida elevarse al Creador, pues tiene una concepción egoísta del cielo y del
infierno, incompatible con la desnudez que proponían los místicos.
Desde ese comienzo egoísta, da un paso hacia la soberbia espiritual y tentación
de Dios, pidiéndose revelaciones especiales, algo también muy criticado por la
mística, pues San Juan invitaba en sus escritos a desconfiar de las revelaciones
divinas, que sólo traían vanagloria y confusión a quien las recibía.
Si Paulo hubiera tenido director espiritual o hubiese leído a San Juan de la Cruz
hubiera sabido que aquella figura angélica era demonio.
Paulo, al experimentar la revelación de un ángel, se llenó -aún más- de
vanagloria y le concedió creencia total al mensaje diabólico: consideró que
Enrico sería algún divino varón; y luego, la falta de amor de Dios le decide a
cambiar de vida. Por fin, si atendemos al contenido de la revelación, el demonio
no le engaña; le da una respuesta equívoca a su pregunta; es Paulo el que
interpreta más de lo que se le ha dicho, concluyendo premisas, y sobre todo en la
Providencia y misericordia divina: que Enrico se va a condenar.
Tirso pensó a su Paulo como una conversión inversa al a que tuvo lugar en el
camino de Damasco: la figura paulina es utilizada para hacer ver cómo la gracia
de Dios puede convertirle a uno instantáneamente de perseguidor en predicador.
 Celia: amante de Enrico; cuando éste es libre, Celia le teme, le quiere, le está
sumisa; cuando Enrico ya no es libre, pasa Celia por debajo de las rejas de la
cárcel y le hace saber que se ha casado. Celia es, como toda mujer: mulier,
molicie, liviandad.

Significado
En la segunda mitad del siglo XVI, surgió en España una controversia entre los teólogos
sobre el modo de actuar la gracia de Dios en la salvación o condenación de los hombres.
El dominico Domingo Báñez, famoso director espiritual de Santa Teresa, capitaneaba el
bando llamado tomista, mientras el jesuita Luis de Molina da su nombre al molinismo.
Los puntos básicos de ambas doctrinas son los siguientes: la tradición escolástica define
a Dios como el ser infinito; sin embargo, todas las cosas que existen tienen su propio
ser, distinto del divino. Si el infinito es, por definición, todo, ¿qué ser tienen las cosas
creadas? Esta pregunta no tiene solución para la razón humana; los escolásticos la
respondieron con ingeniosas imágenes y metáforas: el ser creado es una huella, sombra,
imagen o semejanza de Dios. Santo Tomás lo expresa en una forma técnica: «Dios es el
ser de todas las cosas de manera eficiente y ejemplar, pero no en sentido formal»; es
decir, las cosas son hechas por Dios, pero creadas de la nada; son un rastro de Dios,
pero no participan de su mismo ser.
Tirso tiene a través de todo el texto la clara intención de mostrar que la condenación de
Paulo es efecto exclusivamente de su culpa. Dios le ha llamado con la Providencia
general de su fe y la especial del ángel de su guarda; peor él se conde porque quiere.
Bien leído el texto, nuestro poeta es sustancialmente tomista; los tres últimos versos
dicen «quiso hacer humana su deidad a fuerza de suspiros y opresión de aquéllos que
son imagen suya»; es decir, que parece hacer depender la Encarnación del pecado del
hombre.
Ahora bien, cuanto más se le lee, más se convence uno de que él usa la teología ya
vulgarizada y que su afán no es dramatizar opiniones particulares de escuela, sino
aprovechar al pueblo con las grandes verdades de la religión, al mismo tiempo que le
delita con la intriga teatral.
Además, los que asocial El condenado… a las disputas sobre la gracia suelen recordar
que España es «pueblo de teólogos»» y que esas luchas eran lo vigente cuando Tirso
escribió su obra. Pero conviene recordar que si la obra se escribió en 1625, fecha más
probable, hacía ya veintiún años que le Papa había disuelto las diatribas de los frailes
sobre ese punto. Si bien éstas han seguido en las escuelas hasta nuestro siglo, es absurdo
pensar que el pueblo de «mosqueteros» tuviera ningún interés en las sutilezas de la
disputa.
El final de la obra es la condenación de la desconfianza y apoteosis de la esperanza en la
misericordia divina.
Para comprender mejor el misterio de la condenación de Paulo y salvación de Enrico,
hay que recordar que éste comete pecados de los perdonables; en cambio, los de Paulo:
«tentación de Dios, soberbia espiritual, presunción, desesperación e impenitencia final»,
son los llamados por la Escolástica ‘pecados contra el Espíritu Santo’, aquellos que no
se perdonan en este mundo ni en el otro, porque ni Dios mismo los puede perdonar.
Recuérdese que a Moisés Dios lo castigó sin ver la Tierra Prometida por dudar de él, a
pesar de que Moisés estuvo a su servicio y liberó al pueblo judío de la opresión egipcia.
Fuentes
Como señalan Ciriaco Morón y Rolena Adorno, frustraron fueron los intentos de
Ramón Menéndez Pidal por encontrar en cuentos tradicionales el argumento de la obra:
la comparación entre dos modos de vida y de entender la fe, ya que las fuentes de la
obra son mucho más explícitas de lo que parece, sobre todo si se atiende al final de la
obra en el que Pedrisco quiere transmitir la veracidad del caso representado:
Y porque es esto tan arduo
y difícil de creer,
siendo verdadero el caso,
vaya el que fuere curioso
(porque sin ser escribano
dé fe de ello), a Belarmino;
y si no, más dilatado
en la vida de los Padres
podrá fácilmente hallarlo.
(vv. 2981-1993)

El susodicho no es otro que el cardenal Roberto Belarmino, hoy santo para la Iglesia
Católica, autor, entre otras muchas obras, de De arte bene moriendi, que seguramente
Tirso leyó ya traducida: el Arte del buen morir.
En efecto, como señalan los dos críticos, en esta obra Tirso no sólo encontró la base
ideológica para el argumento de El condenado… sino la caracterización de los dos
protagonistas.
La obra se divide en dos partes: en la primera se enseña a vivir bien y en la segunda se
proponen consejos para que el cristiano pueda enfrentarse a la hora de la muerte,
adjuntándose una serie de diecisiete historias milagrosas sobre salvaciones o
condenaciones en el último momento. Esta es la parte que interesó a Tirso.
Ideológicamente en la obra también se hace una distinción entre fe y
esperanza/confianza: la primera es la que une a los protagonistas, la segunda los
contrasta, pues Paulo la pierde, si es que alguna vez la llegó a tener.
El personaje de Paulo parece estar construido sobre la historia de un fraile de vida
licenciosa que no creía poder salvarse en el último momento, aunque lo consiguió
gracias a la intercesión de sus hermanos, pasaje incluido en el décimo capítulo de ese
libro segundo.
San Roberto apunta que ese fraile creía que no se podía salvar porque ya no le daba
tiempo a arrepentirse y hacer la penitencia pertinente, olvidándose de cómo el profeta
Ezequiel había enunciado que Dios siempre abraza «a aquellos que se convierten del
pecado a la penitencia».
También la figura de San Pablo es reivindicada en esta obra como símbolo de la
misericordia de Dios para con aquellos que han sido sumamente pecadores, como lo fue
el de Tarso, tocado por la gracia de Dios para pasar de ser su perseguidor a su
predicador, de tal manera que nadie, por muy miserable moralmente que haya sido, está
fuera del alcance del inconmensurable amor divino: sobre esta figura descansa la
caracterización de Enrico que, si bien se niega a confesar explícitamente sus pecados, lo
hace por el amor de su padre, la única vía que tenía el napolitano para salvarse, para
alcanzar la gracia de Dios, pues por el amor a su padre Enrico cumplía el tercer
mandamiento y, sobre todo, el precepto más importante: amar al prójimo, cosa que
hacía con la asistencia económica, de tal manera que, en cierto modo, Enrico estuvo
redimiéndose a través de su padre de todos los pecado que él había ido cometiendo y
que, paradójicamente, habían causado la ruina y la pobreza del padre.
Por último, y como apunte adicional, los dos críticos también parecen encontrar en esta
obra de San Belarmino el punto de partida de El Burlador…: don Juan cree que bastará
para su salvación convertirse y arrepentirse a la hora de la muerte, pero esto también
puede ser un arma de doble filo, porque Dios puede tentar al hombre a no vivir una
buena vida, y ello también es necesario.
Recursos
 Monólogo: El que hace Paulo al inicio de la obra (vv. 1-76) para situar la acción
en la selva y caracterizarse ante el auditorio como un hombre eremita que
agradece a Dios haberlo sacado del mundo y llamarlo a la vida de penitencia y
oración en soledad, jactándose de todo el gozo que va a alcanzar cuando muera,
creyendo que Dios lo va a premiar con el Cielo por seguir esa vida, que pide
seguir llevando. Asimismo, Paulo entiende que el mundo es una de las puertas
del infierno (junto con el demonio y la carne), de tal manera que se cree a salvo
del pecado, cuando precisamente él va a cometer el peor de todos: desconfiar de
Dios y dar crédito al demonio.
El que hace Pedrisco a continuación, en un evidente tono cómico, en el que se va
a caracterizar como criado o compañero al servicio de Paulo, quejándose de lo
dura que es la vida religiosa y lo mucho que cuesta ser santo (sobre todo
hambre). También hace una retrospección sobre su antigua vida en la ciudad, de
la que salió hace diez años con Paulo para vivir la vida eremítica, viviendo cada
uno en una cueva distinta.
El que hace Paulo a continuación sobre el sueño que acaba de tener, de tal
manera que inicia una retrospección en la que describe el sueño en el que moría
y, tras pasar por el juicio divino, fue condenado al infierno, cosa que no
entiende, pues tiene treinta años y diez los ha pasado como eremita; por ello, se
vuelve a Dios y le pide que le aclare si lo va condenar o no, de tal manera que
aquí se inicia precisamente la condena de Paulo, pues ha cometido el mayor de
los pecados: la soberbia de querer saber los designios de Dios y no fiarse de su
voluntad por muy adversas que puedan parecer las circunstancias, algo que
corrobora el demonio en el monólogo siguiente.
Monólogo del Demonio a continuación en el que hace una retrospección sobre la
prehistoria, pues lleva diez años tentando a Paulo y éste no cede
(caracterización), pero ahora explica que ha cometido tres pecados al dar crédito
al sueño que acaba de tener: ha pecado contra la fe, por dudar de que aquellos
que obren bien Dios los premia, ha pecado de soberbio por querer conocer los
designios de Dios, y también de desconfiado pues no tiene fe en la misericordia
divina.
Asimismo, el Demonio hace una prospección diciendo que tomará la forma de
ángel para presentarse ante Paulo y ponerlo a prueba, por mandato divino,
queriendo el Demonio que se condene.
El que hace el Demonio en la escena VI tras la partida de Paulo a Nápoles,
reflexionando sobre cómo por desconfiado ha caído en la trampa, haciendo
hincapié que ha sido el propio Paulo el que se ha condenado, sin estar él -ni el
hombre- predestinado a ello: «Hoy verá el desconfiado/de Dios y de su poder/el
fin que viene a tener,/pues él propio lo ha buscado».
El que hace Enrico en la escena II de la jornada segunda sobre su relación con su
padre, haciendo una retrospección en la que informa de que lleva cinco años
enfermo y tullido y lo mantiene con lo que le quita a Celia o roba por las casas,
pues él siempre ha sido obediente y respetuoso con él y no sabe de todas sus
fechorías y vilezas, pues de lo contrario las hubiera atajado al momento.
Paulo también hace una especie de monólogo para sí en el que se determina a
imitar a Enrico para que con justicia vayan al infierno los dos y no sólo por la -
mala- obra del último.
Larguísimo monólogo el que hace Paulo tras la huida mágica del Pastorcillo,
reflexionando sobre el aviso que éste le ha dado: Dios se ha enojado con él por
haber desconfiado y se da cuenta de que, si el hombre se arrepiente, Dios
siempre lo perdona, de tal manera que piensa que aún puede salvarse si consigue
que Enrico confiese sus pecados y se muestre contrito, no percatándose de que
eso es lo que debe hacer él. No obstante, termina el monólogo resistiéndose a
pensar que Dios pueda perdonar a un hombre tan vil como Enrico, por lo que
sigue viéndose abocado a la eternidad infernal.
El que hace Enrico para infundirse valor ante la inminente llegada de su
ajusticiamiento (vv. 2232-2239).
Hace Enrico otro monólogo sobre lo turbado que se siente al haber oído las dos
voces, resuelto ya a permanecer en la cárcel pase lo que pase (vv. 2318-2333).
Vuelve Enrico a hacer otro monólogo para explicar los motivos de su decisión
de no confesarse: es necedad porque no podría acordarse de los muchos pecados
que ha cometido, además de que él cree en la misericordia de Dios y a través de
ella podrá salvarse.
El que hace Enrico lamentándose de haber hecho caso a la voz que le decía que
en la cárcel permaneciese para salvarse, pues el Alcaide le acaba de leer su
sentencia de muerte.
Monólogo de Paulo donde dice haber huido de los bandoleros a los que
congregó pues vuelve a la vida de ermitaño con Enrico (no sabe que lo han
encarcelado), de tal manera que en una fuente decide descansar y se duerme (vv.
2579-2606).
El monólogo que hace Paulo reconociendo en la historia de la oveja perdida que
le acaba de contar al pastor su propia vida al mismo tiempo que ve ascender el
alma de Enrico por dos ángeles al Cielo, sin reconocer que de Enrico se trata
(2749-2780).
El monólogo que hace Pedrisco en el que informa de cómo lo han liberado al no
haber hallado culpa en él y que a Enrico han ajusticiado, hasta que se da cuenta
de que Paulo está tendido moribundo en el suelo (2829-2842).
 Retrospección: la que hace Paulo en su monólogo inicial sobre cómo Dios lo
sacó del mundo y lo llamó a la vida religiosa.
La que hace Pedrisco sobre la prehistoria de la obra: hace diez años que salieron
de la ciudad para vivir en la selva viviendo como eremitas, de tal manera que
con pena recuerda la rica y lujosa vida que llevaba en la ciudad, rodeado de
jamones.
La que hace Paulo a continuación sobre el sueño que ha tenido en el que Dios lo
condenaba al infierno.
La que hace el Demonio sobre cómo lleva diez años tentando a Paulo sin
conseguir resultados.
La que hace Pedrisco al llegar a la Puerta del Mar y recordar la taberna que allí
había y, al lado, la casa de una mujer a la que Paulo requebraba en amores,
recuerdo que dará pie a un episodio cómico: Paulo refregándose por el suelo y
siendo pisado por Pedrisco para aplacar el deseo sexual que se le ha despertado.
La que hace Enrico sobre sus inicios como rufián ante el resto de rufianes y con
Paulo y Pedrisco espiándolo.
La que hace Paulo a Enrico sobre su vida de eremita y el sueño y aparición del
ángel en la que se le informó de que su destino estaba unido al del rufián.
La retrospección que hace el Pastorcillo al recrear la parábola de la oveja
perdida, contando cómo al inicio la buscaba alegre y contento pues creía que al
fin regresaría al rebaño, pero ahora estaba totalmente triste y desesperanzado
porque no volvería y se condenaría, además de hacer hincapié en cómo
insistentemente la ha estado llamando y avisando para que volviese.
 Prospección: la que hace Paulo en su monólogo inicial sobre su intención de
seguir a Dios en la vida eremítica por más que se le tiente de cualquier manera,
algo que no se cumplirá, a pesar de que Paulo termina su monólogo pidiéndole a
Dios que lo conserve en dicha vida.
La que hace el Demonio sobre cómo Dios le ha encargado que tome la forma de
ángel para presentarse ante Paulo y tentarlo para confirmar su pecado de
desconfiado y soberbio.
La que hace Paulo sobre Enrico, presuponiendo que es un hombre moralmente
bueno.
Cuando Paulo le comunica a Pedrisco la partida a Nápoles, éste duda sobre si
sus antiguos amigos los reconocerán, contestándole Paulo que no sucederá tal
cosa porque están muy cambiados por el tiempo y la ropa.
Prospección del Demonio tras la partida de Paulo a Nápoles, pues con ella va a
confirmar su sueño.
La que se produce cuando Celia le pide a Enrico ir a la Puerta del Mar para
comer y estar con sus otros amigos rufianes.
La que hace al inicio de la jornada primera Enrico a Galván, anunciándole que
cumplirá con todos los encargos que tiene para esa noche: matar a un viejo y
ayudar a sus compañeros en el robo de una casa, algo que sirve para
caracterizarlo, porque finalmente no hará nada por respeto a su padre, su única
virtud.
Cuando don Anareto le pide a Enrico que se case, éste le confirma que al día
siguiente lo hará, generándose expectación.
La que le hace Enrico a Paulo diciéndole que esa desconfianza será la que lo
termine condenando al infierno, cosa que se cumple.
Celia anuncia a Enrico y Pedrisco que al día siguiente los ajusticiarán.
Enrico está dispuesto a morir sin confesarse, aunque por petición de su padre
acabará haciéndolo.
Tras todo lo ocurrido, Galván decide llevar una vida de santo a partir de
entonces.
 Contraste: entre Paulo, ermitaño convencido que desprecia la corte y alaba la
soledad del campo; mientras que Pedrisco se duele del hambre que pasa y echa
de menos los ricos manjares que había en la ciudad.
Cuando Enrico tiene delante a su padre no puede cometer ningún acto vil porque
le tiene un inmenso respeto, pero basta que no lo vea para recuperar toda la
maldad, como se ve cuando Galván lo avisa de que viene Albano, a quien tiene
que matar, y Enrico se ve incapaz si está su padre delante, corriendo la cortina
de la alcoba Galván para que pueda hacerlo.
Contraste en el personaje de Paulo, que pasa de ser un ermitaño entregado a la
vida contemplativa en la soledad de la selva y luego se hace bandolero para que
con razón vaya al infierno al que cree estar condenado por el comportamiento de
Enrico.
Contraste entre los personajes de Paulo y Enrico sobre el que se vertebra la obra,
pues uno aunque malo, confía en la misericordia de Dios, mientras que el otro es
muy desconfiado aunque no es tan malo como el anterior, algo que se pone de
manifiesto tras la anagnórisis con la que se cierra la jornada segunda:
ENRICO
Aunque malo, confianza
tengo en Dios.
PAULO
Yo no la tengo
cuando son mis culpas tantas.
Muy desconfiado soy.
(vv. 2042-2046)
Contraste entre La Voz del Demonio que le aconseja que se marche de la cárcel
saltando por un postigo y el coro celestial que le augura la salvación si en la
prisión permanece.
Contraste entre las dos apariciones del Pastorcillo: en la primera venía alegre
porque estaba buscando a la oveja perdida con la esperanza de encontrarla y
formar una fiesta por su vuelta al rebaño, pero la segunda vez que aparece ante
Paulo viene triste y deshaciendo la corona que tenía tejida para tal ocasión
(contraste lleno de simbolismo).
 Escenas de enlace o transición: aquella en la que Paulo le comunica a Pedrisco la
partida a Nápoles.
La primera escena de la jornada segunda sirve para que Galván informe a Enrico
de los viles encargos que tiene y darse paso a la escena de verdadera
importancia: la visita del malvado a su padre enfermo.
La primera escena de la jornada segunda también es de enlace y sirve para
indicar que a Enrico y a Pedrisco los han encarcelado, no sabiendo aún el
motivo, que se explicará en las escenas siguientes.
Es de enlace la escena en la que Enrico muestra su furia tras la visita de Celia y
los porteros acuden ante el alboroto de aquél.
 Comicidad: la comicidad es introducida por Pedrisco ya al inicio de la obra,
cuando hace su monólogo trayendo yerbas en el que se queja de cómo su madre
lo quería ver santo y ahora se da cuenta de que para ser santo hay que pasar
mucha hambre, por lo que pide a Dios que le quite el hambre a cambio de no ser
santo o que sea santo sin hambre, si eso puede ser.
Lo que más ilusión le hace a Pedrisco de la partida a Nápoles volver a las
tabernas.
Quizá una de las escenas más cómicas llega cuando Paulo, tras recordar a la
mujer que requebraba cuando vivía en el mundo, se echa al suelo para aplacar el
deseo sexual que se le ha vuelto a despertar y le pide a Pedrisco que le pise para
castigar su cuerpo, diciéndole que sin miedo lo haga, cosa que en ningún
momento siente el gracioso, que disfruta enormemente con el pisoteo. Quizá la
intención cómica del autor resida solamente en el pisoteo, mientras que el lector
o espectador moderno perfectamente puede reírse del episodio en sí, pues resulta
bastante irrisorio ver cómo un hombre se refriega por el suelo a fin de detener
sus inherentes1 pulsiones sexuales.
De nuevo la comicidad viene de la mano de Pedrisco, que cuando saben que lo
van a ajusticiar al día siguiente prefiere estar bien comido para que cuando
llegue al infierno poder darles a los demonios la comida como convite.
Cuando Galván le dice a Pedrisco que de en adelante será un santo, éste duda de
que lo vaya a conseguir presintiendo que pocos milagros obrará como tal.

1
Con todo el respeto que deben merecer la asexualidad y la demisexualidad.
 Mudanza de fortuna: la que experimenta voluntariamente Paulo al final de la
jornada primera cuando decide pasar de su vida eremita a la de bandolero para ir
con razón al infierno.
 Aparte: el que hace Paulo sobre el temor que siente al ver al ángel y la ceguera
que le ha causado la luz.
El que hace Pedrisco aparte para informar de que ya ha comido algo que le ha
quitado el hambre.
El que hace Lidora cuando Lisandro le cuenta que una mujer lo ha enamorado
para quitarle el dinero, diciendo la criada que muy inteligente fue aquélla.
El que hace Lidora cuando Enrico y Galván le quitan las joyas a su ama,
calificándolos de «rufianes de Belcebú».
El que hace Pedrisco para mostrar el miedo que siente ante el horroroso castigo
que le espera a Paulo tras reconocer a Enrico.
El que hace Galván cuando Octavio viene a reclamarle el dinero a Enrico por no
haber cumplido con su encargo de matar a Albano, de tal manera que Galván ve
que la cosa se pone tensa y dice que Octavio está pidiendo la daga de Enrico,
como así sucede.
El que hace Paulo para confirmar al auditorio que atar y vendar los ojos a Enrico
y Galván es una estrategia para atemorizarlos y que se confiesen.
También aparte manifiesta Paulo su congoja al confirmarse lo que él esperaba:
que Enrico no se quisiera confesar.
El que hace Celia cuando Enrico la reconoce desde la ventana de la cárcel,
sintiéndose en un aprieto porque ya no quiere saber nada de él.
 Simbolismo: la corona de laurel que Celia le coloca a Enrico por haber sido el
rufián que más y nefandas fechorías ha cometido, algo que enfatiza el contraste
entre la visión que Paulo tenía y la realidad: Enrico es un hombre infernal.
Cuando Paulo se entera de que Enrico es un hombre cruel y deduce que irá al
infierno, Pedrisco le dice que se vista de galán, pues se van a hacer bandoleros
para ser malos y disfrutar de esta vida ya que está condenado sí o sí.
Las canas como símbolo de la vejez en don Albano y don Anareto.
El hábito de ermitaño como símbolo de la vida que conduce a la santidad y que
Paulo, por desconfiado, abandonó y por ello se ganó el premio infernal.
Las cadenas que oprimen a Enrico y de las que en un primer momento se libra
como símbolo tanto de su falta de libertad como de los pecados que ha
cometido, de hecho Tirso juega con la paronomasia entre hierro (metonimia por
‘cadena’) y yerro (‘error’, ‘pecado’):
Eso sí, vengan más hierros;
que de hierros no se escapa
hombre que tanto ha hecho.
(vv. 2211-2213)
La corona que trae el Pastorcillo como símbolo de la disposición de Dios a
acoger a todos los hombres que se apartan de él por el pecado, siempre que estos
se arrepientan.
La oveja descarriada como símbolo del pecador que se aparta del rebaño de la
humanidad y el pastor que la busca como símbolo de la disposición de Dios a
aceptar a todos sus hijos por muy pecadores que hayan sido.
 Comentarios didácticos: los que va haciendo Pedrisco sobre lo malos o
despiadados que son los rufianes mientras que éstos van contando sus peripecias
y aquéllos los espían.
El que le hace Pedrisco a Paulo cuando éste le dice que, ya que va a tener el
mismo fin infernal que Enrico, se portará igual o peor de mal que él, de tal
manera que Pedrisco utiliza una especie de frase hecha en la que le dice con
ironía que no debiera imitar a Enrico en el mal:
Así al otro le decían
que la escalera rodaba
otros que rodar le vían.
(vv. 1413-1415)
El que hace Pedrisco al instante de morir Paulo, diciendo que las suertes de
Enrico y éste fueron trocadas, pues uno a pesar de ser tan malo se acabó
salvando y el ermitaño por desconfiado se ha condenado.
 Conversación informativa: la que mantienen el Demonio y Paulo sobre lo que
debe hacer éste último si quiere conocer la respuesta de Dios a su pregunta sobre
su salvación: debe ir hasta Nápoles y allí encontrará a un hombre llamado
Enrico, gentilhombre gallardo y alto (caracterización), al que sólo tendrá que
observar, pues sus fines serán los mismos.
La que tienen Octavio y Lisandro en la escena VII en la que están en la puerta de
la casa de la amante de Enrico, a la que caracterizan como una prostituta que se
dedica a sacarle el dinero a los hombres componiendo poesía y deleitando con su
inteligencia a cambio de joyas y dinero; asimismo, también caracterizan a
Enrico, rompiéndose la oposición apariencia-realidad sobre éste, porque lo
caracterizan como el peor de los hombres nacidos nunca en Nápoles, amante
pero maltratador de Laura, a la que le quita todo lo que obtiene para satisfacer
sus vicios lúdicos, además de ser un celoso. Para hablar de Enrico lo reconocen
como el hijo de Anareto, que lleva cinco años tullido en una cama, de tal manera
que a través de estos dos personajes se nos han presentado al resto de personajes
protagonistas de la obra.
 Apariencia/realidad: Paulo cree que Enrico será un hombre bueno y por Octavio
y Lisandro conocemos que en realidad es un hombre cruel.
Lisandro y Octavio fingen para entrar en casa de Celia que quieren unas
composiciones para dedicarlas a sus respectivas damas, cuando en realidad lo
que pretenden es flirtear con Celia.
Don Anareto cree que su hijo es bueno y da gracias al Cielo por tenerlo para que
lo cuide, cuando en realidad es un rufián vil que roba para darle de comer porque
con sus vicios arruinó todo el patrimonio familiar.
Pedrisco hace atar a Enrico y Galván a un árbol y vendarles los ojos para
asaetarlos, pero en realidad lo que pretende es atemorizarlos para que Enrico se
confiese y así se libre de la pena infernal, algo que confirma Paulo en un aparte
en la escena siguiente.
Cuando Paulo se presenta ante Enrico vestido de monje para que se confiese y
así se salve, aquél no es ya fraile sino todo lo contrario: un bandolero vil.
 Reunión de personajes: en la escena XII al final de la jornada primera cuando
Enrico y Celia se reúnen con sus amigos rufianes y Paulo y Pedrisco los espían,
de tal manera que la importancia de esta reunión estriba en que Paulo se va a dar
cuenta de que Enrico realmente es un hombre muy cruel e infame
(ANAGNÓRISIS).
También al final de la jornada segunda hay reunión de personajes, cuando Paulo
se presenta ante Enrico y Galván maniatados para tomarle confesión hasta que
finalmente acaba contando su historia y descubriéndole a Enrico la unión de sus
destinos (ANAGNÓRISIS).
 Anagnórisis: cuando Paulo y Pedrisco espían a los rufianes desde la Puerta del
Mar y aquéllos se ponen a contar sus peripecias y fechorías, de tal manera que
Enrico describe su trayectoria rufianesca y los ermitaños descubren que no es un
hombre bueno como ellos pensaban.
Será en la escena siguiente cuando Paulo, horrorizado, confirme a Pedrisco que
Enrico es ese mal hombre, reconocido por las señas que el ángel de él le dio.
Tanto el auditorio como los bandoleros descubren que La Voz pertenece a un
Pastorcillo que anda buscando una oveja perdida.
Cuando ve al Pastorcillo, Paulo le pide que baje a hablar con él, pues se ha
identificado en el romance que venía cantando, de tal manera que le pregunta si
un hombre muy pecador puede salvarse, contestando el Pastorcillo que
obviamente sí, pues la misericordia de Dios es infinita, de tal manera que Paulo
se da cuenta de que aún puede salvarse si consigue que Enrico se arrepienta y
pida perdón a Dios reconociendo sus pecados, aunque inmediatamente vuelve a
pensar que tal cosa es imposible.
Cuando Paulo intenta detener al Pastorcillo para que se quede, éste dice que no
puede hacer tal cosa porque anda buscando una oveja perdida que su mayoral le
ha encargado que busca incesantemente hasta que la encuentre, justificándose
así de una manera magistral la entrada del Pastorcillo en escena, cargada de gran
simbolismo.
Al final del acto segundo se produce la anagnórisis que dará pie al desenlace de
la obra, cuando Paulo, desesperado porque Enrico no quiere confesar sus
pecados, decide contarle su historia y el sueño que tuvo para informarle de que
sus destinos están unidos.
Cuando Celia le declara a Enrico que se ha casado con Lisardo y que al día
siguiente los ajusticiarán, rompiéndose así el triángulo amoroso y generándose
expectación ante el final de los dos presos.
Cuando Enrico, tras haberle su padre pedido que se confesara, entiende que la
voz que le aconsejaba permanecer en la cárcel para salvarse tenía razón, pues
gracias a que no ha huido ha escuchado a su padre y pedido perdón de sus
pecados, salvándose del infierno, por lo que termina deduciendo que aquellas
voces eran de un coro celestial, mientras que la otra pertenecía al Demonio:
La enigma he entendido ya
de la voz y de la sombra:
la voz era genlical,
y la sombra era el demonio.
(vv. 2562-2565)
Cuando Paulo conoce el fin cristiano de Enrico por boca de Pedrisco.
Cuando, al final, Paulo se da cuenta de que el ángel que se le apareció no era
más que el Demonio bajo esa apariencia para tentarlo y condenarlo.
 Paralelismo: Celia es capaz de dictar tres composiciones a la vez para tres casos
de amores diferentes, dando muestras de su ingenio.
Tras conocer lo sucedido, Pedrisco, al igual que su amo, cree que Enrico será un
buen hombre.
Paralelismo en los incidentes que protagoniza Enrico y que ponen de relieve lo
que de él se había anunciado (conversación entre Octavio y Lisandro):
cuchilladas a éstos, arrojo al mar de un mendigo, muerte de Octavio por
reclamarle el dinero, muerte del Gobernador, al mismo tiempo que se enfatiza en
la tesis del autor: el hombre puede salvarse si se arrepiente, por muy malo que
haya sido.
Paralelismo entre don Anareto y don Albano, ambos son viejos y esto hace que
Enrico no mate al segundo, puesto que sus canas le recuerdan a las de su padre,
por quien siente un inmenso respeto.
Tanto Paulo como Enrico son tentados por el Demonio y auxiliados por el Cielo,
solo que le primero se dejó tentar y el segundo hizo caso al consejo celeste.
En las dos ocasiones que se le ofrecen, Enrico niega confesarse porque no ve
necesario declarar sus pecados ya que Dios los conoce muy bien.
 Comparaciones didácticas: Lisandro y Octavio le dicen a Celia que su fama
excede a la de Ovidio, poeta amoroso por excelencia.
Cuando Enrico se va a suicidar, le gustaría llevarse consigo a su padre como
Eneas llevó a Anquises cuando huía de Troya, pues también él huye aunque de
la justicia.
Más soberbio que Faetón se propone ser Paulo en su nueva vida de bandolero.
Para que Paulo entienda bien el mensaje del Pastorcillo sobre el perdón de Dios
a los pecadores, éste propone ejemplos de hombres santos que anteriormente
fueron pecadores, como San Pedro, San Marcos, San Francisco o María
Magdalena, pecadora arrepentida por excelencia.
 Carta: los billetes amorosos que estaba dictando Celia son los que ofrecen
Octavio y Lisandro como prueba a Enrico de que no estaban allí para galantear a
su amante (cuando en realidad ese era el verdadero motivo de la visita); aun así,
de nada les valieron porque Enrico los termina rompiendo, al igual que sus
caras.
 Enfrentamiento dual físico: el que tiene Enrico y Galván con Lisandro y Octavio
en el que los dos primeros acuchillan a los segundos, que huyen, sirviendo esto
para corroborar lo dicho anteriormente por los visitantes: Enrico es un hombre
cruel y furibundo, ya que en su primera aparición en escena ya se muestra
celoso, maltratador y violento.
 Largo parlamento: el que hace Enrico despreciando a todos los hombres que se
acercan a Celia, reprendiendo a ésta por admitirlos, aunque se pone de
manifiesto su doble moral porque le arrebata las joyas que éstos le han dado para
gastárselas en deudas de juego.
El larguísimo parlamento que hace en la escena XII Enrico al describir sus
fechorías como rufián, caracterizándose. Lo inicia con una retrospección sobre
los inicios de sus peripecias: de joven robaba de todo en casa de su padre hasta
que lo arruinó y a partir de ahí empezó a robar y matar para conseguir el dinero,
aludiendo también a su condición de blasfemo, pues nunca se ha confesado y ha
agredido a religiosos y robado en iglesias, de tal manera que termina aludiendo a
la situación de su padre, tullido al que asiste porque sabe que él es la causa de su
desgracia.
El que hace Paulo al enterarse de que Enrico es un mal hombre, en el que se
lamenta de la condena que le espera e impreca a Dios por tal castigo cuando
lleva diez años de eremita, haciendo notar su egoísmo, porque no lamenta dejar
la vida de servicio a Dios que hasta ahora ha llevado, sino los sufrimientos que
le esperan (y que no debería temer si verdaderamente esperara en Dios). Así,
Paulo se resuelve a volverse bandolero para que por lo menos vaya al infierno
con razón.
El que hace Enrico ante Galván diciéndole que no puede matar a nadie teniendo
a su padre presente, pues sólo a ese hombre le guarda un inmenso respeto que no
le permite cometer ninguna vileza.
El que hace Enrico ante Galván para explicarle que no va a matar a Albano
porque le recuerda a su padre y si lo asesinase sería como si lo hiciera a su
padre, cosa impensable.
Largo parlamento de Enrico cuando se dispone a suicidarse arrojándose al mar
para no ser apresado por la justicia, de tal manera que apela a la misericordia
divina y confiesa que, aunque se sabe malo, conoce la fe de Dios y el perdón que
de ella se obtiene.
El que hace Pedrisco a modo de resumen didáctico para mostrar la mudanza de
carácter de su amo.
Largo parlamento de Paulo ante su mudanza de carácter sobre cómo esos montes
lo habían visto ser santo y ahora se proponía ser soberbio y fiero y llenar los
árboles de cabezas de ajusticiados por su vileza, par air con razón al infierno.
Larguísimo parlamento que hace el Pastorcillo como respuesta la pregunta de
Paulo sobre si un hombre muy pecador puede salvarse, de tal manera que el
Pastorcillo le confirma tal cosa porque la misericordia de Dios es infinita y,
siempre que el pecador se arrepienta y pida perdón a Dios, ésta lo aceptará en su
rebaño.
El que hace Pedrisco ante Paulo para explicarle cómo han aparecido del mar
Enrico y Galván (1649-1683).
El que hace Paulo ante Enrico para revelarle quién es y explicarle el sueño que
tuvo y cómo un ángel le avisó de que su destino estaba unido al de él (1930-
1962).
El largo parlamento en el que Enrico le contesta y le advierte de que haber
dejado la vida de ermitaño ha sido el mayor error, además de que la misericordia
divina hará que él no sea condenado a pesar de toda su vileza (1963-2016).
El que hace Enrico ante el Alcaide cuando consiguen reducirlo tras romper sus
cadenas, diciéndole que no lo mata porque no puede, no porque su autoridad le
infunda respeto alguno (vv. 2193-2206), caracterizándose -aún más- como
hombre vil.
El que hace Anareto ante su hijo en la cárcel para decirle que se confiese si
quiere seguir siendo teniendo la dignidad de ser su hijo (2463-2497).
El que hace Enrico tras oír la reprimenda de su padre confesando sus pecados
ante Dios y pidiendo la intercesión de la Virgen María (2523-2557).
El que hace el Pastorcillo ante Paulo como nueva y última llamada de Dios a
éste para recalcar al auditorio que no se condena por reprobación divina, sino
por su propia voluntad (vv. 2607-2662).
El que hace el Pastor para finalizar su conversación con Paulo, diciéndole que la
oveja a la que buscaba finalmente se condenará por no haber querido volver al
rebaño, cosa que apenará al mayoral (Dios), no porque se vaya a sentir ofendido,
sino por la condenación de la pobre oveja.
Largo parlamento final de Paulo en el que, entre llamas, hace un resumen
didáctico sobre toda la acción de la obra y reconoce la ofensa que a Dios ha
hecho por querer saber de su final y a causa de ello se dejó tentar por el
Demonio que bajo forma de ángel se le presentó, de tal manera que fue
desconfiado de la piedad de Dios, que ya le ha enjuiciado al infierno (2933-
2962).
El que hace Pedrisco para finalizar la obra reforzando la veracidad de su
significado en los Santos Padres y en San Belarmino.
 Alternancia entre hechos narrados y representados: por el camino de la selva a
Nápoles le ha contado Enrico a Pedrisco toda la historia del sueño y la aparición
del ángel, algo que sabemos por lo maravillado que dice estar Pedrisco ante el
«suceso» que su amo le ha narrado.
Pedrisco le cuenta a Paulo cómo estaban colgando a los caminantes cuando del
mar oyeron unas voces que no eran otras que las de Enrico y Galván, que
finalmente se han salvado de su intento de suicidio y encima ni dan gracias a
Dios.
Galván avisa a Paulo de que un escuadrón de villanos viene a por ellos porque
están hartos de todos los destrozos que han causado a las aldeas circunvecinas al
monte en el que viven como bandoleros.
Pedrisco cuenta a Paulo cómo han ahorcado a Enrico en Nápoles, creyendo éste
que ya está condenado al infierno, pero Pedrisco le aclara que murió
cristianamente confesándose y besando el crucifijo, además de que ante todos
los congregados dos ángeles se llevaron su alma al cielo.
 Expectación: la escena III termina con suspense, pues Paulo, tras el sueño o
pesadilla que ha tenido pregunta a Dios si realmente lo va a condenar a pesar de
los diez años que lleva de eremita, quedándose la respuesta para la escena
siguiente, cuando aparecerá el demonio en forma de ángel.
Cuando el Demonio le dice a Paulo que debe ir a Nápoles para conocer la
respuesta de Dios sobre su condena, pues allí encontrará a un hombre llamado
Enrico cuyo fin será el mismo que el de Paulo, generándose expectación por
cómo será, mucha más cuando Paulo presupone que será un hombre moralmente
bueno.
Cuando Celia le pide a Enrico ir a la Puerta del Mar y éste acepta, el auditorio
sabe que allí se producirá el encuentro esperado con Paulo, pues fue el lugar de
cita que le indicó el Demonio para que el ermitaño descubriera a su «alter ego
espiritual».
Cuando don Anareto le está recitando a su hijo unos versos de Lope relativos a
la elección de la mujer, se queda dormido en la mejor parte, sobre cómo tiene
que conseguirla y declararse.
Enrico y Galván se arrojan al mar y la acción se centra en las personas de Paulo
y Pedrisco, no sabiendo el auditorio de la suerte de los rufianes.
La expectación que causa La Voz del pastorcillo que canta un romance sobre la
misericordia y el perdón y los bandoleros no saben de dónde ni de quién
procede.
La que se produce cuando Celia informa a Enrico y Pedrisco de que para el día
siguiente se ha dispuesto el ajusticiamiento de ambos.
 Lirismo: los versos de Lope que recita don Anareto a su hijo para aconsejarle
sobre la elección de una buena mujer para su matrimonio.
La Voz que luego será de un pastorcillo y que viene cantando un romance en el
que se alude a la misericordia de Dios para con los más altos pecadores, pues el
arrepentimiento en el último momento también puede salvar, de tal manera que
se invita a todo pecador a que pida perdón, pues a ningún alma Dios se lo negó;
este romance es sumamente pertinente porque se hace justo después de la
declaración de Paulo de ser un bandolero vil y asesino e imitar la vida de Enrico
para ir con razón al infierno.
El introducido por el coro de voces celestiales que aconsejan a Enrico
permanecer en la cárcel si se quiere salvar, en oposición a los mandatos del
Demonio, cuya voz atemoriza a Enrico.
 Acumulación de incidentes climáticos: al inicio de la jornada segunda se
suceden la emotiva visita de Enrico a su padre, la muerte de Octavio por
arrogante, la del Gobernador, a pesar de ir con cien hombres, por intentar apresar
a Enrico, que no huye y se enfrenta a ellos; así como la huida suicida de Enrico
y Galván tras ver que van a ser apresados por la justicia tras la muerte del
Gobernador.
Tras recibir la visita de Celia y saber que ésta se ha casado y mañana los
ajustician, Enrico se pone tan furioso que acaba rompiendo las cadenas que lo
ataban y matando a uno de los porteros.
 Resumen didáctico: el de Pedrisco cuando Paulo le dice que no se asuste de ver
cómo va a ajusticiar a tres caminantes, de tal manera que Pedrisco hace un largo
parlamento en el que indica cómo ha mudado el carácter su amo, pues ayer
estaba ayunando y pidiendo a Dios que en la vida eremita lo mantuviese, y hoy
ya era el cabecilla de un grupo de bandoleros salteadores y asesinos.
El que le hace Paulo a Enrico sobre el sueño que tuvo y la posterior aparición
del ángel que le informó de la unión de sus destinos.
Paulo y Galván son perseguidos y heridos por los villanos, de tal manera que
Paulo acaba muriendo condenándose y luego esos mismos villanos apresan a
Pedrisco y a Galván, que les informan de que Paulo está muerto: envuelto en
llamas hace un monólogo final en el que asume su culpa y justifica su condena.
El que hace Paulo al final de la acción sobre el curso de ésta y terminar
admitiendo su ofensa y justificando su condena por desconfiado de Dios.
 Triángulo amoroso: el formado por Celia, Enrico y Lisardo como entrometido
que al final consigue casarse con la dama.
 Justicia poética:

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