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Batalla de Boquerón

1. Introducción.

La Batalla de Boquerón fue la primera batalla de la Guerra del Chaco, entre Bolivia y

Paraguay. Se libró desde el 9 al 29 de septiembre de 1932 en torno al fortín Boquerón y

una zona en forma de arco, de 10-11 km de profundidad, que va desde el fortín Ramírez

hasta el fortín Yujra. Culminó con la recuperación del fortín por parte del ejército paraguayo,

la captura de sus ocupantes, la caída de los fortines circundantes y la retirada hacia el fortín

Arce de las fuerzas bolivianas que intentaban prestar ayuda desde el exterior al fortín

Boquerón.

2. Desarrollo.

31 de julio.

Tropas paraguayas asentadas a orillas de la laguna "Pitiantuta", son desalojadas por una

facción boliviana que cree haber descubierto primero dicha laguna denominándola

"Chuquisaca". Este día comienza la movilización militar paraguaya, por lo que el Estado

Mayor del ejército boliviano ordena la toma de los fortines ocupados por tropas del país

vecino: El Cnl. Peñaranda, arrasó los puestos de Corrales el 27 de Julio y de Toledo el 28,

mientras que el Tcnl. Luis Emilio Aguirre ocupa el fortín paraguayo Boquerón el 31.

15 de agosto.

Asume la presidencia del Paraguay El Sr. Ayala, decretando la movilización general,

ordenando la organización del Ejército para la reconquista de los fortínes Boquerón, Toledo,

Corrales, y Rojas Silva. Conocido internacionalmente el desborde inevitable hacia la guerra,

en "Boquerón" se alista una defensa formidable al estilo de las de la Primera Guerra

Mundial. Se construyen "Chapapas" (trincheras cubiertas al nivel del suelo), nidos de

ametralladoras camufladas y en todo el sector de pajonales y arena, se preparan

"caminitos" por donde se asegure el fuego boliviano medido y calibrado a tal efecto.
7 de septiembre

Comienza el operativo paraguayo para reconquistar Boquerón. El Cnl. paraguayo Felix

Estigarribia recibe la orden oficial. De esta forma, desplaza un contingente de 5.000

combatientes paraguayos al teatro de operaciones, armados de fusiles, ametralladoras,

cañones, obuses, morteros y apoyo de aviación y marina a través del Río Paraguay.

8 de septiembre

La aviación boliviana de exploración descubre el enorme contingente enemigo, de una

magnitud nunca antes vista en el Chaco. La orden del Tcnl. Marzana es terminante: "El

destacamento tiene la misión de defender sus posiciones sin abandonarlas bajo ningún

pretexto"

9 de septiembre

A las 5:30 de la mañana, la artillería paraguaya abre fuego sobre el fortín Boquerón

provocando las primeras bajas bolivianas. A las 7:00 en las trincheras bolivianas, se

escuchó la carga paraguaya a los gritos de "¡Aña memby....! ¡Viva el Paraguay! ¡Muerte a

los bolís!". Se trataba de regimientos íntegros de caballería y artillería, entre los que

sobresalía en el centro el regimiento Curupaity, desalojado de Boquerón el 31 de julio, y

que por tanto pidió el honor de atacar primero. A los 100 metros de distancia la descarga de

fusilería boliviana los frenó en seco. Cayeron centenares de jinetes con sus cabalgaduras.

La carga había fracasado, decenas de muertos quedaron en el campo de nadie.

Reordenadas las tropas paraguayas, atacaron por segunda vez. En esta oportunidad, se

debía arrasar con el fortín. Reiniciado el fuego de artillería, los paraguayos lanzaron un

nuevo asalto con la bayoneta calada. El ataque fue rechazado con gran cantidad de bajas

para los sitiadores. Esta vez los oficiales paraguayos ya no encabezaron el avance de sus

tropas. Ocho intentos desesperados sólo obtuvieron el mismo resultado: centenares de

muertos paraguayos. En el fortín, mientras tanto, una veintena de efectivos bolivianos

resultaron víctimas de la artillería del enemigo.


La desorganización de la retirada paraguaya provocó claros en el cerco; así, al anochecer,

un destacamento de jóvenes orureños del 14 de Infantería, al mando del Cap. Tomás

Manchego, logró ingresar a Boquerón en camiones. Transportaba dos ametralladoras

Vickers, que fueron ubicadas en la denominada "Punta Brava", sector potencialmente

vulnerable del fortín.

10 de septiembre

Desde las posiciones ocupadas un día antes, el ejército paraguayo dispara sobre las

posiciones bolivianas empleando cañones, morteros y armas automáticas en un exagerado

derroche de municiones.

El Mayor boliviano Lairana, comandando una fracción del 14 de infantería, marcha rumbo a

Boquerón con la misión de explorar el camino a Isla Poí. Al recibir informaciones de que los

paraguayos se habían retirado de ese sector, no toma precauciones y su unidad es

sorprendida por un "cuatrereaje" cerca a Boquerón. Los camiones en que trataban de

ingresar al fortín son emboscados por ambos lados de la picada (camino abierto a través

del bosque), cayendo el 50% de los hombres. En esas condiciones totalmente adversas el

Teniente boliviano Rosendo Villa, bayoneta en mano, se lanza contra el nido de

ametralladoras ubicado a 20 metros por delante, esquivando la metralla, logra penetrar de

un salto en la trinchera, acallándola y salvando la vida de los pocos sobrevivientes de esa

acción. El cuerpo del Tte. Villa, jamás fue encontrado ni por bolivianos ni por paraguayos, lo

que le ganó el título de "Teniente Fantasma" y a su destacamento como "Brigada

Fantasma". Entre algunos miembros de la brigada fantasma se encuentran los tenientes A.

Teleche, Rosendo Villa, Hugo Rada y el Sbte. Hernán Salazar y Melquiades Cossío. El

Comandante Lairana cae prisionero con todos los sobrevivientes.

Mientras tanto, en la batalla misma por el fortín, las cosas se mantenían como el día

anterior. Estigarribia reajustó la táctica, pues informes de prisioneros bolivianos indicaban la

existencia de 6.000 combatientes y 600 oficiales. En realidad sólo había 619 combatientes:
su comandante, un mayor, 4 capitanes, 7 tenientes, 14 subtenientes, 2 médicos, un

sanitario un chofer y soldados.

De esta manera solicita refuerzos; el asunto exigía un sitio formal para obtener la rendición

de los bolivianos. Así, la táctica consistió en una operación de hostigamiento, con morteros,

granadas y ametralladoras que harían fuego contra las trincheras.

11 de septiembre

El ejército paraguayo continúa atacando Boquerón, que se presenta como barrera

infranqueable. Un tendal de muertos paraguayos cubre el campo de combate; los heridos

paraguayos llenan los puestos de sanidad; habían caído en la lucha los oficiales

paraguayos Escóbar, Facetti, Yegros, Zenteno, Roa, Otaño y muchos otros más. Se

comenzó a tender un hermético cerco, táctica que fue completada en 2 días.

12 de septiembre

El plan de Estigarribia es tardíamente descubierto por Marzana, quien ordena

consecuentemente el ahorro de la munición escasa con que se contaba, así como una

reducción en la ración de agua y comida.

El fuego de hostigamiento, especialmente de morteros, continua incesantemente, y en este

día se registran una decena de bajas. Un ataque paraguayo por sorpresa al anochecer,

termina desbaratado. La moral paraguaya es baja, consideran que Boquerón es un

pandemonio. El tendal de muertos ya se cuenta por millares.

Con unidades frescas el Paraguay, refuerza sus líneas diezmadas por la defensa de

Boquerón. Las fuerzas bolivianas de Yujra atacan desde el exterior a los paraguayos

quienes convenientemente posesionados del terreno rechazan a los bolivianos.

La aviación boliviana bombardea y ametralla a las fuerzas enemigas que avanzan desde

Isla Poí para reforzar a los que asedian Boquerón con reservas que no habían participado

los días anteriores. Durante todo ese día la lucha es intensa.

13 de septiembre
Desde Yujra a las seis de la mañana, el destacamento boliviano "Peñaranda", efectúa un

fuerte ataque con propósito de romper el cerco desde afuera, utilizando efectivos del

"Campero" y "Loa". Son rechazados desde la denominada "Isla del Diablo" por los tiradores

paraguayos.

Mientras tanto, Boquerón amanece tranquilo, el movimiento del ejército paraguayo es

incesante, mientras se observa la polvareda provocada por decenas de camiones que

proveen al soldado paraguayo de municiones, víveres, agua y galletas.

El Comandante Marzana dispone que este día los oficiales Cap. Víctor Ustarez y Sbte. Julio

Murillo salgan del fortín para tomar contacto con las tropas del fortín vecino Yujra,

aprovechando los claros que aún existían en el cerco paraguayo. Ustarez era el oficial

boliviano con mejor conocimiento del terreno y sentido de orientación en la selva chaqueña.

Cumpliendo estas órdenes, salen de Boquerón, siendo rodeados por los paraguayos. Víctor

Ustarez emplaza sus piezas y de pie, desafiante, dispara contra el enemigo. Cae

combatiendo bravamente. Los bolivianos perdieron así a uno de los más valerosos y

experimentados combatientes de la guerra.

El ataque de todos los días esta vez se realiza en la tarde, con los mismos resultados

anteriores: los paraguayos, pese a sus denodados esfuerzos, son violentamente

rechazados. En esta acción muere del lado boliviano el Tte. Juan de Dios Guzmán, tras un

violento combate.

La noche de este día, Marzana escribe en su diario de campaña: "La artillería enemiga

concentra su fuego sobre nosotros. Nuestros tres cañones contestan de tarde en tarde para

no agotar demasiado rápido su escasa munición. La infantería paraguaya hace esfuerzos

sobrehumanos para ganar nuestras trincheras, mas los nuestros disparan sus fusiles con la

más correcta puntería, midiendo el peligro, quedando el campo sembrado de cadáveres y

también de heridos cuyos quejidos se escuchan toda la noche. Se han agotado los
medicamentos. El ánimo levantado de jefes, oficiales y tropa se mantiene inalterable.

Parece que actuáramos en una maniobra y ninguna calaminad nos arredra".

14 de septiembre

Muere al intentar romper el cerco exterior el Tte. Mamerto Cuéllar, cuando atacaba la Isla

del Diablo, que luego fue tomada en cooperación con el Cap. Luis Gutiérrez Vera, que

combatió valientemente. En la acción es herido el My. Oscar Moscoso, en tanto que el My.

David Méndez abandona su batallón en pleno combate.

15 de septiembre

Las tropas paraguayas reciben más refuerzos. El bombardeo que se sucede día y noche,

no causa daños considerables a los defensores del fortín; pues, de más o menos 6.000

granadas disparadas, sólo alcanzan sus objetivos menos de 50.

Boquerón no se hallaba completamente cercado; existían claros que pudieron ser utilizados

para filtrar tropas. Tratando de burlar el asedio, sale en comisión especial el Sbte. Francisco

Lazcano Antezana quien, al ser descubierto por el enemigo, recibe cuatro disparos que

provocan su muerte.

Por su parte, el Sgto. Deheza, a la cabeza de 16 hombres logra ingresar a Boquerón,

rompiendo el cerco desde el sector "Castillo".

El Destacamento boliviano Peñaranda, con una parte del "Campero" y una compañía del

Regimiento de Infantería Nº 7 a órdenes del Cap. S. Pol B., apoyados por una pieza de

artillería y un pequeño tanque, tratan de romper el cerco por el sector Yujra, siendo

rechazados violentamente por el enemigo. En esta acción encuentra entrega su vida el

Sbte. Alberto Cárdenas Soto.

16 de septiembre

Abasteciendo a los defensores de Boquerón, los aviones bolivianos arrojan cinco bultos

conteniendo víveres y munición. Una parte cae en el fortín y otra en las filas paraguayas.

Nada de este socorro puede aprovecharse ya que el fuerte impacto con tierra los destruye.
Muere en acción el Mayor As. Kenneth John Locart, Ingeniero de nacionalidad

norteamericana, quien conducía un tanque de guerra, dispuesto a dar socorro a los

bolivianos que defendían el fortín.

Por el sector "Ramírez", los tenientes R. Banegas y Arturo Montes rompen el cerco

paraguayo y establecen comunicación con Boquerón, conduciendo dos ametralladoras y

municiones, al mando de 150 efectivos orureños, soldados del 6º de Caballería. Estos

soldados vuelven a fracturar el cerco enemigo para salir de él.

Se observa que la moral de los defensores de Boquerón continúa siendo alta, todos pelean

con entusiasmo, causando graves bajas en las filas paraguayas. El enemigo dispara contra

los camilleros encargados de los heridos, no obstante exhibir estos la Cruz Roja

Internacional.

Cinco mulos embastados irrumpen en el fortín, huyendo del lado paraguayo; los embastes

llevan el escudo argentino, prueba de la cooperación que aquel país prestó al Paraguay. Se

sabe que los aviones que abastecieron al fortín fueron alcanzados por varios impactos

enemigos. La falta de ataque, y tranquilidad extrema hace temer lo peor en las filas

bolivianas: el ataque final.

17 de septiembre

A horas 4 de la madrugada, el enemigo reinicia sus ataques sobre Boquerón, disparando

sus 32 piezas de artillería y morteros, sin causar efectos.

La gallarda y poderosa Escuela Militar de Cadetes del Paraguay, llega para reforzar las

unidades que atacan Boquerón. La Escuela Militar, comandada por el My. Bray, estaba

compuesta de 1.600 hombres, considerada la mejor unidad del Ejército enemigo, "haría

reventar las paredes de Boquerón".

Su comandante les arengó: "Hoy vamos a tomar Boquerón, no hay bolivianos que nos

detengan, brindo por anticipado el triunfo con un trago de caña paraguaya".


Dictadas las órdenes de ataque, los Cadetes de la Escuela Militar se lanzan al ataque y son

recibidos por ráfagas de ametralladoras de los defensores bolivianos, que causan

numerosas bajas. Muchos cadetes quedan tendidos en el pajonal y los demás se

desbandan atemorizados ante el asombro de su Comandante Bray que se enfrenta con un

suboficial, quien le contesta en guaraní: Ojhasa pá nicó oré acá así pila bolí (pasaron por

encima de nuestras cabezas los bolivianos). Era debido a que una fracción boliviana al

mando del Tcnl. Montalvo, que debía ingresar a Boquerón, llegó por retaguardia al iniciarse

el ataque enemigo y desabarató el asalto de los soldados paraguayos.

18 de septiembre

Continúa el hostigamiento sobre Boquerón con todo tipo de armas. Las ametralladoras

paraguayas descopan los árboles en el supuesto de que en ellos se encuentran los

tiradores bolivianos.

Las unidades bolivianas que tratan de romper el cerco son las siguientes: Reg. Infantería 4

con 200 plazas; Reg. Infantería 5 con 300 plazas; Reg. Caballería 6 con 220; Reg. Lanza

con 110 plazas; Reg. Azurduy con 80; Reg. Infantería 16 con 500; Grupo de Artíllería

Calero con 40; Grupo Morteros con 60; Reg. Caballería con 300.

Un total de 2.400 hombres que enfrentan a más de 15.000 soldados enemigos bien

armados y equipados.

19 de septiembre

Continúa el asedio del fortín Boquerón por fuerzas paraguayas que hacen derroche de

munición de todos los calibres, sin obtener resultado alguno.

Salen de Boquerón con una fracción de 45 hombres del Regimiento Lanza hacia Castillo,

los Subtenientes N. Grosberger y Luis Estenssoro Machicado, quienes son sorprendidos

por ráfagas de ametralladoras a pocos kilómetros del fortín.


Estenssoro recibe heridas en la cabeza, el pecho y las espaldas y en un acto de

desesperación se suicida. Este valiente oficial era descendiente del Benermérito Cnl. Miguel

Estenssoro que encabezó una expedición al Chaco en 1888.

Durante todo el día y la noche, Boquerón soporta estoico el castigo de las balas enemigas

que no cejan en su intención de rendir las armas bolivianas dispuestas al último sacrificio.

20 de septiembre

Este es el duodécimo día de amago a Boquerón, con toda clase de armas. Se establece un

riguroso racionamiento de agua entre los defensores debido a que el enemigo tiene varias

armas regladas sobre el pozo de abastecimiento donde ya habían muerto muchos

soldados. Los aviones bolivianos bombardean a las tropas enemigas que asedian el fortín.

Una patrulla enemiga incursiona en el fortín Cuatro Vientos y al fracasar en su intento es

perseguida por fuerzas bolivianas. Los víveres en Boquerón escasean y se prevé que sólo

podrán abastecer dos días más.

21 de septiembre

Continúan los ataques al fortín Boquerón y en este día, por la zona intentan un nuevo

ataque violentamente rechazado por los defensores.

Desde días antes, los paraguayos se hallan empeñados en estrechar el cerco; en esta

maniobra se emplean al Reg. De Infantería 4 al Reg. De Infantería 6 y al Reg. De Caballería

2, cuyos jefes dicen que cerrarán la "última puerta a los bolís".

Intranquilizados por la resistencia boliviana, los oficiales se preguntan: ¿Por qué no cae

Boquerón?, ¿Por dónde reciben refuerzos los bolivianos?, finalmente ¿dónde se ubica el

principal reducto del fortín?

Mientras tanto, en el fortín escasean los víveres y hay un riguroso racionamiento de agua y

municiones. Por las noches los soldados bolivianos se aventuran hacia el campo de tiro,

donde innumerables cadáveres "pilás" abandonados están en estado de putrefacción, para


proveerse de agua, galletas y munición pertenecientes a los cadáveres enemigos,

desafiando el hostigamiento paraguayo.

22 de septiembre

Las tropas paraguayas mantienen su intento de retomar Boquerón hostigando

continuamente el fortín. Se calcula que hasta la fecha las tropas enemigas han perdido

3.000 soldados y 33 jefes y oficiales. El soldado boliviano Eulogio Rivas, en un patrullaje a

fondo sobre el antiguo camino a Isla Poí, captura dos ametralladoras y da muerte a dos

oficiales enemigos. Por esta hazaña es ascendido a Cabo en el campo de batalla.

En la noche de este día, salen de Boquerón los Tenientes Germán Busch y Arturo Montes

con 15 soldados del regimiento orureño 6º de Caballería, por la picada Boquerón - Yujra,

burlando la estricta vigilancia enemiga del cerco, pasando a escasos metros de los puestos

paraguayos. Informan dichos oficiales que: "el intenso bombardeo al fortín está lesionando

la moral de los defensores, que hay un racionamiento martirizante de agua y víveres y que

la falta de municiones obliga a disparar sobre blancos efectivos".

23 de septiembre

Prosigue la defensa de Boquerón. La aviación boliviana socorre a los sitiados nuevamente

con víveres y municiones que se destruyen con el impacto a tierra. Dentro del fortín, los

médicos Eduardo Brito y Alberto Torrico, ejercitan la atención de los enfermos y heridos con

abnegación, por falta de drogas y elementos de curación. Es cada vez más angustiosa la

falta de agua y víveres.

24 de septiembre

Frente a la tenacidad de la defensa boliviana de Boquerón, los jefes paraguayos se sienten

impacientes y para mantener la moral de sus tropas, uno de ellos, el My. Carlos Fernández,

arenga a los suyos: No tengo miedo muchachos. Estamos por tomar Boquerón, ya se divisa

el asta de la bandera; yo vengo a ver eso. Boquerón debe ser abandonado este mismo día,
se dispone que la defensa se realice en el sector Ramírez - Yujra; esas son las

disposiciones que toman los oficiales bolivianos en vista a las circunstancias apremiantes.

25 de septiembre

Los combates en Boquerón se mantienen con la misma intensidad. El enemigo aumenta

constantemente sus efectivos que llegan a más de 18.000 hombres. En el exterior del

cerco, desplazados entre Yujra, Lara, Castillo y Ramírez, hay 2.500 soldados bolivianos.

Las tropas enemigas siguen estrechando el cerco a Boquerón.

Los jefes paraguayos están seguros de haber controlado completamente las incursiones

bolivianas exteriores a Boquerón y asegurado el cerco, decretándose la caída de la

guarnición boliviana. Los aviones siguen lanzando víveres y municiones sobre el fortín, con

los resultados conocidos. En el Comando paraguayo hay desesperación para lograr la

captura del fortín cercado y preparan un decisivo asalto, a cuyo objeto pretenden abrir una

brecha de 200 metros, concentrando en este punto 12.000 hombres, 35 cañones, 8 obuses

de 105, 14 piezas de 75, 2 piezas de 65 y 11 morteros Brandt, para terminar con la tenaz

resistencia de los bolivianos sitiados.

26 de septiembre

Como estaba previsto, después de dictarse las correspondientes órdenes, se inicia en la

mañana de este día el ataque definitivo de los paraguayos sobre Boquerón. Concentran sus

fuegos en un frente de 200 metros y al cabo de quince minutos, fracciones de tropas

paraguayas, en audaz avance se apoderan de pocos metros de trincheras. Este avance no

progresa por la decisión de los defensores, cuya capacidad de combate se mantiene

incólume. Los reductos bolivianos resultan infranqueables. La artillería paraguaya que tenía

la misión de destruir los reductos de la defensa, no concentra sus fuegos sobre las

posiciones de Boquerón y los diluye en todos los sectores, no sin causar bajas.
Los defensores de Boquerón, afectados de deshidratación, hambrientos y faltos de

municiones, se muestran desesperados. Los pocos víveres y pertrechos que lanzan los

aviones, no alivian en nada la difícil situación a la altura en que se hallaba el combate.

Una granada de mortero alcanza al valeroso Sbte. boliviano Luis Reynolds Eguía, cuando

éste oficial trataba de desalojar de las trincheras que habían ocupado los paraguayos.

Las tropas de Estigarribia sufren en este día uno de los grandes reveses de la guerra, pues

no logran tomar el reducto boliviano cuando esto parecía seguro.

27 de septiembre

Los defensores de Boquerón ensayan una vez más un supremo esfuerzo para conseguir el

ingreso de refuerzos al fortín. Se ordena que el Cap. Luis Rivero, al mando de una pequeña

fracción de soldados, abrirse paso hacia Yujra. Rivero trata de romper el cerco y aunque

lucha valerosamente, es rodeado por el enemigo y muere juntamente con todos sus

subordinados. Este día el capellán Luis Alberto Tapia sobrevuela en avión sobre el fortín y

lanza una proclama a los defensores de Boquerón. Una reunión de generales acuerda que

no se abandone Boquerón y se mantenga la defensa durante diez días más, ya que se

pensaba concentrar fuerzas y liberar a los sitiados en un ataque masivo. Sin embargo, los

defensores, que se hallan exhaustos por la sed, el hambre, una lucha de 22 días y faltos de

municiones, veían aproximarse el fin, cuando el cerco era un círculo de hierro y fuego

impenetrable. Muere en Boquerón el Capitán tomás Manchego, otro experimentado oficial,

alcanzado por fragmentos de una granada paraguaya. Había conducido a las tropas

bolivianas que ocuparon el fortín Rojas Silva.

28 de septiembre

En la tarde de este día el Comandante Marzana reúne a la oficialidad de Boquerón para

tratar con ellos la capitulación de la plaza y la retirada de las tropas, por falta de víveres y

municiones y considerando las condiciones físicas de la guarnición, que se halla extenuada

al extremo. Durante el día, el General Montes sobrevuela Boquerón y mediante mensajes


pide a los defensores mantenerse en la defensa por diez días más, asegurándoles la

victoria contra las fuerzas de asedio.

Es muy posible que algunos ejemplares de este mensaje hubieran caído en manos de los

atacantes, ya que inician un hostigamiento con toda clase de armas, preparando para la

mañana siguiente lo que suponían el asalto definitivo. Los defensores a pesar de todas las

adversidades, continúan su feroz resistencia, ya sin esperanza de victoria. No obstante, los

bolivianos mantienen la lucha con los pocos medios que les restan. La lucha por el agua en

el fortín Boquerón fue dantesca. Para proveerse de este elemento existía un pozo que mal

abastecía las necesidades de los defensores y, lo que es peor, estaba perfectamente

ubicado por piezas enemigas que disparaban sobre él durante el día y la noche, motivo por

el cual muchos soldados de ambas nacionalidades que trataban de proveerse caían

muertos dentro y sus cadáveres flotaban en la superficie de las aguas en completo estado

de descomposición.

29 de septiembre

El 29 de septiembre de 1932, una vez agotadas sus municiones, agua y comida, se alzaron

banderas blancas en Boquerón. En principio el pedido de tregua era para precautelar la

vida de un negociador que tratara ante Estigarribia la retirada de los 400 defensores

bolivianos que quedaban con vida, pero las tropas paraguayas entendieron que se trataba

de una rendición y tomaron el fortín. Un periódico argentino, días antes del fin de la batalla,

señaló en su portada "La resistencia de Marzana y sus bravos comenzó a comentarse en el

exterior: Un diario de Buenos Aires dijo a sus lectores: " En Boquerón están escribiendo

unos pocos soldados bolivianos la más bella página del heroismo americano. Contados

centenares de hombres luchan desde hace 15 días no solamente contra el enemigo mucho

más numerosos, sino contra el hambre y la sed que les han impuesto los sitiadores. Antes

que rendirse prefieren la muerte"


3. Conclusiones.

La defensa de Boquerón y los repetidos ataques para romper el cerco y aprovisionarlo no

obedeció a ninguna razón militar. Boquerón era un punto adelantado y aislado, ubicado a

unos 8-12 km de los fortines bolivianos más cercanos, en una zona donde era difícil

mantener una brecha abierta para el aprovisionamiento. Si el general Quintanilla hubiera

asumido la responsabilidad de ordenar el abandono del fortín el día 19, decisión que

maliciosamente Salamanca y Osorio descargaron sobre su espalda, quizás se hubieran

salvado parte de las fuerzas de Marzana y de las que inútilmente se sacrificaron después

para llevar recursos al fortín. Esas fuerzas, imprescindibles en ese momento, hubieran

resistido con más posibilidades en la línea Yujra-Arce hasta la llegada de nuevos refuerzos.

4. Bibliografía.

 Díaz Arguedas, Julio (1937), Los elegidos de la gloria, Imprenta de la Intendencia

General de Guerra.

 Ríos, Angel (1950), La defensa del Chaco: Verdades y mentiras de una victoria,

Editorial Ayacucho.

 Marzana, Manuel (1982), La gran batalla: Memorias del General Marzana, Editorial

CIMA.
Misión de la Carrera

“Formar ingenieros civiles competentes, responsables y eficientes en el campo de su


especialidad, con la capacidad de generar, aplicar y difundir el conocimiento para
servir a la sociedad boliviana en las tareas del desarrollo nacional”.

Competencias generales

“Desarrolla proyectos de infraestructura realizando el diseño, construcción, supervisión de la


ejecución y fiscalización de carreteras, aeropuertos, vías férreas, edificaciones, puentes,
obras de contención, obras hidráulicas y sanitarias; utilizando normas legales, técnicas y
administrativas vigentes; aplicando parámetros de estabilidad, seguridad, funcionalidad,
estética, economía y medioambiente”

INTEGRANTES:

NOMBRE CODIGO

 ALARCON LOAYZA HERNAN JAVIER 6960070 L.P


 CHAVARRIA QUINTEROS KERIN JOAQUIN 13437715 L.P
 CHOQUET ARDAYA KEVIN 6187198 L.P
 OLIVARES LIMACHI DAVID ALEJANDRO 9170148 L.P
 RODRIGUEZ MENDEZ JOSE MARIA 9871399 L.P
 QUISBERTH ALCOCER ALONDRA 4932297 L.P

CURSO: 5TO “B”

CARRERA: INGENIERIA CIVIL


MATERIA: MATERIA MILITAR
FECHA: 12 DE NOVIEMBRE DE 2018

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