Sei sulla pagina 1di 1

Y AHORA QUÉ HACEMOS?

Siete hombres abatidos, descorazonados y desorientados, su amigo, su líder su maestro ya no está a


muerto, y ellos se encuentran perdidos, sin entender que paso, y sin saber qué hacer, todas las
esperanzas que ellos tenían en él están hechas trizas. Los últimos tres años el llenaba sus vidas les
decía que hacer donde comer a donde ir, el les daba un propósito y al no estar el parece que se perdió
ese propósito, es más ya casi ni lo recuerdan cual era. En el aire se percibe el desconcierto, y surge una
pregunta que nadie la pronuncia, nadie se atreve, como podrían hacerla pero ahí está en las miradas
en los suspiros en los ojos vidriosos, ¿y ahora qué hacemos?
Entonces uno de ellos, el que siempre se caracterizo por ser el que tenía siempre la iniciativa, el más
impulsivo, se para de golpe, y les dice como quien no quiere respuesta: vuelvo a lo que me dedicaba
antes, me voy a pescar. Y emprende la marcha, de pronto escucha que le dicen, espera, vamos
nosotros también.
Es así que estos siete hombres se suben a un barquito, y ahí están tirando las redes nuevamente,
nuevamente en una noche oscura, tratando de que lo que están haciendo cobre algún sentido,
esperando que la pesca los haga olvidar y justifique esta decisión para olvidar estos tres últimos años.
Estos tres años que lo siguieron a él, a ese hombre por el cual lo dejaron todo, trabajo familia amigos
ciudad todo, por 3 años estuvieron con él hasta el último día. Aprendieron mucho del él. Es verdad que
él se hiso de enemigos por sus enseñanza y por lo que era. Aunque él nunca mintió y lo que enseñaba
era la verdad. Pero hay personas que no quieren la verdad y menos cuando estaba en contra de sus
acomodadas vidas. El en cambio vivo austeramente y hablaba del amor de Dios, el dar la otra mejilla y
de ayudar y amar al prójimo.
Ahora en la barco, un sentimiento encontrado se apoderaba de ellos por un lado, sentían que no había
otro lugar para ellos en el mundo, la rutina de una vida ya conocida por todos, (dura pero que ya
estaban acostumbrados) y por otro lado ya sentían que nunca más será lo mismo y que lo que estaban
haciendo era vacio. Algo ha cambiado, ellos cambiaron, la última vez que estuvieron en una barca no
fue para pescar si no para escapar de las multitudes que lo seguían a él, aun de noche, aunque la
noche no era tan oscura con él en el barco, y ahora el silencio de una noche cerrada, y la rutina.
Ya amanece y nada se logro, ni un solo pez, nada otra vez, la red esta vacía, el sentimiento de fracaso
se vuelve apoderar de ellos, uno dice: ya esta, volvamos a la orilla.
Cuando se aproximan a la costa, se ve a un hombre de pie esperándolos nadie sabe quien es. Antes
que lleguen este hombre les pregunta, hijitos, ¿tienen algo de comer?, la tristeza y la vergüenza se
apodera de ellos, casi no les responden, pero no podían no hacerlo, asique se dio la respuesta: No, no
hemos pescado nada.
Después de esto en lugar de que el hombre se marchara les dice: tiren la red a la derecha ahí hay
peses. Los hombres se miraron con intriga, esas palabras les resultaron familiares, como un deja vu.
Hace 3 años varios de ellos vivieron algo similar, que marco sus vidas, ahora sin decir nada, casi como
autómatas, lanzan las redes a la derecha del barco, pasan los minutos y cuando es momento de
recogerla, no pueden, tienen que esforzarse, pues la red está llena. Entonces uno reacciona, el más
joven del grupo, le dice a otro, al que tuvo la idea de ir a pescar, si a ese mismo que se maneja por
impulso, me parece que es El Maestro tiene que ser él. Antes estas palabras este hombre impulsivo
como un torbellino se vuelve a poner sus ropas y se lanza al agua para ir nadando, mientras el barco
lentamente se acerca a la orilla arrastrando la red con los peces, pues no la pudieron subir. Al llegar a
la orilla ahí estaba el, sentado con un pez y un pan sobre las brazas, los hombres se acercan y el les
dice amigos vengan coman, y partiendo Jesús el pan se los dio para que coman.

Potrebbero piacerti anche