Oscar Tacca en su libro “Las voces de la novela” en el capítulo cinco (V)
considera que “el personaje es una de las dimensiones fundamentales para la narrativa, lo cual, permite distinguirlo en dos enfoques diferentes: el primero lo considera como “tema” que se refiere al interés central del mundo. El segundo es el de la “técnica” que se utiliza como el instrumento primordial para la visión o exploración de ese mundo” (p.131). Es decir, el papel que desempeña el personaje dado por el escritor dentro de cada novelística puede abarcar diferentes parámetros que sirvan como guías para el lector, y observar en que se convirtieron los protagonistas ligados a los que se cuenta o a cómo se cuenta la historia, influyendo en las técnicas que el dueño de la novela ocupa. Sin embargo, no se puede dejar de un lado que tanto el “autor” y el “personaje” se pueden interpretar desde ambas vertientes y lograr escribirse la misma historia de la novela.
No obstante, el autor (narrador) en este caso toma en consideración la
importancia que tiene y la influencia que le brinda a cada personaje. Teniendo en cuenta que “el personaje es obra de un autor y es presentado directamente por un narrador” (Tacca, p. 133). Es decir, realiza un espejismo que ayuda a tener variantes que le permite al narrador realizar un juego de estilos (directo, indirecto e indirecto libre) y creando una polifonía de voces. Se ha llegado a verificar diferentes tipos de técnicas que los escritores ocupan para la elaboración de sus objetos literarios. Refiriéndonos a los estilos mencionados anteriormente se observa como los personajes hablan por medio de diálogos, etc., de igual forma se verifica que el personaje transmite el mensaje dado por otros personajes u ocupan la ambigüedad de técnicas que cuesta en la mayoría de veces saber quién está hablando. En la polifonía de voces Tacca nos muestra un ejemplo de las novelas de Faulkner quien utiliza en cada historia narrada una voz, es decir un personaje.
Finalizando con la teoría expuesta por Tacca sobre el personaje nos
enfatiza en presentar al personaje “protagonista, secundario y testigo” (pp. 144- 145). El primero el autor se siente familiarizado o se identifica con él. En el segundo lo representa como un instrumento de poca exposición de alguien que le ha tocado un poco participación pero el lector siente simpatía y credibilidad frente a lo narrado. El último lo ha retomado más la novela contemporánea y lo expresa como una persona que conoce de los hechos ocurridos narrados en tercera persona convirtiéndose en un personaje-testigo.