Sei sulla pagina 1di 5

ESTUDIO-VIDA DEL APOCALIPSIS

MENSAJE SEIS
COPARTICIPES EN LA TRIBULACION,
EN EL REINO Y EN LA PERSEVERANCIA EN
JESUS
En este mensaje necesitamos considerar 1:9 donde dice: “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la
tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de
Dios y el testimonio de Jesús”. El libro de Apocalipsis está escrito en una forma maravillosa. Es muy significativo
que este versículo figure después de mencionarse la venida del Señor en 1:7. Esto indica que si deseamos ser los
que velan y esperan la segunda venida del Señor, tenemos que ser copartícipes en la tribulación, en reino y en la
perseverancia en Jesús, y no en las bendiciones externas.

I. COPARTICIPES EN LA TRIBULACION EN JESUS


La frase “en Jesús” gobierna las palabras tribulación, reino y perseverancia, y debemos prestar atención especial a
esto. Esta expresión ocurre muy raras veces en el Nuevo Testamento, mientras que “en Cristo” o “en Cristo Jesús”,
se usa muchas veces. En el Nuevo Testamento, la verdad está principalmente en Cristo, pero aquí se emplea la
expresión “en Jesús”. Esto nos dice que si estamos esperando al Señor en Su venida, tenemos que ser copartícipes
en la tribulación, el reino y la perseverancia “en Jesús”. Cuando hablamos de la salvación, la gracia, el disfrute y
las demás cosas buenas, decimos que estamos “en Cristo”, puesto que esta expresión se refiere a todo lo que está en
el lado positivo de la salvación. Pero decir que somos copartícipes en la tribulación, el reino y la perseverancia en
Jesús, significa que estamos sufriendo. Cuando Jesús vivió en la tierra como hombre, El sufrió constantemente.
Según los hechos de la vida de Jesús, Su nombre denota un hombre sufrido, un varón de dolores, experimentado en
aflicción (Is. 53:3). Por consiguiente, cuando decimos que estamos en Cristo, esto significa que somos salvos,
disfrutamos la gracia de Dios, tenemos paz con Dios y estamos bajo Su bendición. Pero cuando decimos que somos
copartícipes en la tribulación, el reino y la perseverancia “en Jesús”, significa que estamos sufriendo y siendo
perseguidos por seguir a Jesús de Nazaret. En el libro de Apocalipsis, no se usa la expresión “en Cristo”. Por el
contrario, en Efesios “en Cristo” o “en El” se usa reiteradamente, y se halla en todos los capítulos de esa epístola.
El libro de Apocalipsis está dirigido a aquellos que experimentan la tribulación “en Jesús”. Esto significa que los
que están esperando la venida del Señor Jesús tienen que ser personas que sufren tribulación “en Jesús”. En otras
palabras, los que están esperando la venida del Señor son los que sufren. A los ojos de Dios, nosotros somos los
seguidores de Cristo, pero ante la gente, especialmente ante los religiosos, somos los seguidores de Jesús.

A. Jesús sufrió persecución


cuando estuvo en la tierra
Mientras Jesús estuvo en la tierra, fue perseguido por la religión judía (Jn. 5:16; 15:20). El no fue perseguido por
ninguna religión pagana, sino por la religión típica, establecida según los oráculos de Dios. La religión es utilizada
muchísimo por el enemigo de Dios. La religión es contraria a Cristo, y Cristo es contrario a la religión. Juan 5:16
revela que los judíos perseguían a Jesús porque El no guardaba el día de reposo. Los religiosos no toleran el hecho
de que se quebranten sus preceptos. Cualquier violación de sus preceptos religiosos traerá como consecuencia
persecución contra los transgresores. La religión judía fue establecida sobre tres columnas, una de las cuales era el
sábado, el día de reposo; las otras dos eran la circuncisión y las regulaciones dietéticas. Cuando Cristo quebrantó el
día de reposo, derribó una de las tres columnas de la religión judía. Por consiguiente, los judíos lo persiguieron, y
procuraron matarlo. A la postre, los religiosos tuvieron éxito y mataron al Señor Jesús, al sentenciarlo a muerte
según sus propias Escrituras. Sin embargo, por la soberanía de Dios, los judíos de aquel tiempo no tenían derecho a
ejecutar dicha sentencia. Por lo tanto, entregaron a Jesús al gobierno romano, el cual, usando sus métodos para
ejecutar criminales, crucificó al Señor Jesús.

De la manera que la religión persiguió a Jesús, también perseguirá a los seguidores de Jesús. Vemos en el libro de
Hechos que los judíos desde las sinagogas de cada ciudad incitaban la oposición contra los apóstoles, y Pablo
sufrió mucho este tipo de persecución. Juan, el escritor de Apocalipsis, también sufrió dicha persecución. Cuando
Juan recibió la revelación de este libro, estaba exiliado en la isla de Patmos, “por causa de la palabra de Dios y el
testimonio de Jesús”. Al escribir este libro, alentaba a los santos a que esperaran la venida del Señor, diciéndoles
que él, Juan, era su hermano y copartícipe de ellos en el sufrimiento y aflicción en Jesús, no en la gracia, la vida ni
la luz.

Como vimos, cuando Jesús estaba en la tierra, sufrió a manos de la religión. El Imperio Romano no le prestó la más
mínima atención. La religión judía le exigió al gobierno romano que dictara sentencia sobre El. Por consiguiente, la
persecución contra El no se originó en el mundo secular sino en el mundo religioso. En Hechos vemos que lo
mismo sucedió a los apóstoles. La oposición no vino principalmente de los gentiles, sino de los judíos religiosos.
Estos seguían a Pablo por todas partes y probablemente perturbaban sus actividades. Del mismo modo, muchos
mártires sufrieron persecución por parte de la Iglesia Católica Romana. Como Foxe afirma en su libro Historia de
los mártires, la Iglesia Católica Romana mató más santos que los que mató el Imperio Romano. ¿Quién encarceló a
Madama Guyón? La Iglesia Católica Romana. ¿Quién encarceló a Juan Bunyan? La Iglesia de Inglaterra. La
religión siempre persigue a los verdaderos seguidores de Jesús.

Ahora es nuestro turno de sufrir esta persecución. Durante los años que estuve con el hermano Nee en China, vi
cuánto fue perseguido por la religión. Los rumores, la oposición y la censura no venían de los gentiles, sino del
cristianismo, incluso de algunos misioneros. El diablo es insidioso. El mundo secular no se opone tanto a nosotros
como lo hace la gente religiosa. Muchos cristianos consideran la religión como algo bueno, pero en realidad es algo
usado por el diablo. Si usted lee el libro de Gálatas, verá cuán intensamente Pablo perseguía la iglesia cuando él
estaba en la religión judía. El capítulo uno de Gálatas revela que la religión está en contra de Cristo y que Cristo es
contrario a la religión. Si cooperamos con la religión, habrá cierto tipo de paz. ¿Pero cómo podríamos cooperar con
la religión? La religión es falsa y engañosa; es una falsificación de la economía de Dios. Cualquiera que vea que la
religión es una falsificación de la economía de Dios, la condenará.

B. Jesús sufre persecución


ahora junto con Sus seguidores
La religión nos persigue porque no cooperamos con ella. La persecución que sufrimos hoy es la persecución en
Jesús. El sufre persecución ahora junto con Sus seguidores (Hch. 9:4-5). Como nosotros sufrimos hoy, El sufre en
nosotros y con nosotros. Cuando Saulo de Tarso iba rumbo a Damasco con la intención de arrestar a todos los que
invocaban el nombre de Jesús, el Señor Jesús lo derribó y le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch.
9:4). Cuando Saulo dijo: “¿Quién eres, Señor?” Jesús le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hch. 9:5).
Saulo nunca pensó que estaba persiguiendo al Señor Jesús. El creía que Jesús estaba en la tumba y que él estaba
persiguiendo a Esteban y a los demás seguidores de Jesús. Pero para el Señor Jesús, Saulo lo estaba persiguiendo a
El, porque en ese momento Jesús estaba en Esteban, en Pedro, en Juan y en todos los demás miembros del Cuerpo
y era uno con ellos. Lo mismo es cierto hoy. Cuando los religiosos nos persiguen, en realidad persiguen a Jesús,
porque Jesús está en nosotros y es uno con nosotros. Debemos consolarnos al saber que el sufrimiento que estamos
experimentando es la persecución en Jesús. Somos copartícipes de la tribulación en Jesús.

C. Sus seguidores también son perseguidos


en esta era, y llevan Su vituperio
Los seguidores de Jesús también son perseguidos en esta era y llevan Su vituperio (2:10; Jn. 16:2, 33; Hch. 14:22;
He. 13:13). Hebreos 13:13 dice: “Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, llevando Su vituperio”. Cuando el
Señor Jesús estuvo en la tierra, sufrió el vituperio de la religión. Ahora nosotros Sus seguidores tenemos que llevar
Su vituperio, y sufrir injurias de parte de la religión. Esto es ser copartícipes de la tribulación en Jesús.

Sin embargo, algunos sufrimientos pueden ser causados no por seguir a Jesús, sino por nuestra propia insensatez.
Este sufrimiento no puede llamarse propiamente el sufrimiento en Jesús. Ninguno de nosotros debe causar
problemas por su necedad. Debemos ser honestos y fieles al testimonio del Señor. Si nuestra honestidad y fidelidad
nos traen sufrimientos y persecuciones, eso es la persecución en Jesús, y también Jesús sufre con nosotros.

Es imposible evitar la persecución de la religión. No podemos escapar de ella, porque el enemigo la utiliza ahora
más que nunca. Nada estorba más la economía de Dios que la religión. Nada ciega, cubre y vela al hombre más que
la religión, la cual le impide ver la economía de Dios. Millones de personas han sido cegadas por la religión. En
todo el mundo la religión ciega y venda los ojos de la gente para que no vea la economía de Dios. Por esta razón se
está librando una guerra. En esta guerra debemos sonar la trompeta diciendo: “Salid de la religión, quitaos los velos
que cubren vuestros ojos, y abandonad los conceptos religiosos”. Cuando hacemos esto, surge la oposición.
Algunos amigos bienintencionados han venido a mí a aconsejarme que transija un poquito. Nosotros nunca
transigiremos. Los que esperan la venida del Señor Jesús tienen que participar de Sus sufrimientos. No diga
simplemente: “Señor Jesús te amo, Ven pronto”. Si usted dice esto, el Señor contestará: “Quiero que sufras por Mí
y conmigo”. No trate de evitar la persecución. Si usamos nuestra destreza para evitar la persecución, entonces no
estaremos esperando debidamente la venida del Señor. Si usted en verdad espera la venida del Señor, surgirá la
persecución religiosa en contra de usted. Pero no debemos provocar persecución actuando insensatamente. En este
sentido, tenemos que ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt. 10:16).

II. COPARTICIPES EN EL REINO EN JESUS


Si somos copartícipes en la tribulación en Jesús, somos copartícipes en el reino. Participar de la persecución en
Jesús, es participar del reino. Si usted no sabe lo que es la persecución, tampoco sabe lo que es el reino.

A. El reino estaba con Jesús


cuando El estaba en la tierra
Muchos cristianos tienen un concepto equivocado del reino. Algunos dicen que el reino ya vino, pero que fue
rechazado y suspendido. Los que tienen este concepto dicen que el reino vendrá en el futuro. Según esta enseñanza,
cuando el Señor Jesús regrese, traerá consigo el reino que había sido pospuesto. Esto no es más que vana doctrina.
El reino estaba con Jesús cuando El estuvo en la tierra. El Señor Jesús les dijo a los fariseos: “El reino de Dios no
vendrá de modo que pueda observarse, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre
vosotros” (Lc. 17:20-21). En este pasaje vemos que el reino estaba dondequiera que Cristo estuviese. En Mateo
12:28 el Señor dijo: “Si Yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, entonces ha llegado a vosotros el reino
de Dios”. Esto significa que el reino estaba con el Señor mientras El estaba en la tierra.

B. Los creyentes nacen en el reino


Los creyentes de Jesús nacieron en el reino. Juan 3:5 demuestra esto. En este versículo, Jesús dijo a Nicodemo:
“De cierto, de cierto te digo: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Nosotros
fuimos regenerados y puestos en el reino. ¿Cómo habríamos podido entrar al reino mediante la regeneración si el
reino hubiese sido suspendido? ¿Entonces, dónde nacimos cuando nacimos de nuevo? Dice Juan 3 claramente que
renacimos en el reino.

C. La vida de la iglesia hoy es el reino


En Mateo 16:18-19 el Señor le dijo a Pedro: “Y Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré
Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos”. Esto
enseña que en un sentido, la iglesia es el reino. Romanos 14:17 también indica que los que estamos en la iglesia
estamos en el reino. La vida apropiada de iglesia es la vida del reino.

¿Qué es el reino? Es el gobierno celestial en la naturaleza divina. Todos nosotros fuimos regenerados con la vida
divina. En dicha vida está la naturaleza divina, y en la naturaleza divina hay un dominio, un reinado y un gobierno.
Este gobierno es divino y celestial. Nosotros, los regenerados, estamos hoy en el reino; estamos bajo este gobierno
y control. Necesitamos ejercitar esta regulación que tenemos sobre nosotros. Si usted necesita que alguien lo
gobierne, esto significa que usted es una persona caída. Tenemos que estar bajo el gobierno celestial en todo lo que
hagamos. En otro mensaje hablamos de ser el ejército de Cristo, pero si uno no está bajo la regulación de la vida
divina, nunca puede ser elegido para estar en el ejército de Cristo. Ser escogidos para estar en este ejército depende
de nuestra obediencia en la naturaleza divina al gobierno celestial. La vida divina nos introduce en el reino divino.
El reino en el cual nacimos de nuevo según Juan 3:5 es el mismo reino que Juan menciona en Apocalipsis 1:9.
¿Cómo podríamos ser copartícipes en el reino si no hemos nacido en él? Después de renacer en el reino, debemos
permanecer allí. Si uno continúa discutiendo con su cónyuge, esto significa que es un fugitivo del reino. Si uno
permanece en el reino y vive como ciudadano del reino, nunca altercará con su cónyuge ni con ninguna otra
persona. Aunque el enemigo puede tentarle a que pelee, la regulación del reino celestial lo restringirá.

D. Los creyentes sufren persecución


por causa del reino
Estar en el reino en Jesús hoy no es una gloria. Cuando el reino de Jesús llegue a ser el reino de Cristo, entonces
vendrá el tiempo de gloria. Pero hoy el reino de Jesús es un reino de sufrimiento. En Mateo 5:10-12 el Señor dice
que Sus creyentes sufrirían persecución por causa del reino. Si sufrimos por causa de la justicia, entonces estamos
en el reino. Hay ciertas cosas que no podemos hacer porque son injustas. Toda la humanidad de hoy es injusta. Si
aceptamos la injusticia, seremos recibidos. Pero si nos mantenemos firmes en la justicia, se opondrán a nosotros y
nos perseguirán. Sufrir persecución por el reino hoy, demuestra que estamos en el reino de Dios. No piense que es
glorioso estar en el reino en esta hora. No, estar en el reino ahora es sufrir vergüenza y persecución. Cuanto más
vivimos en el reino, más persecución y sufrimiento afrontamos. Pero alabado sea el Señor, porque este sufrimiento
es una evidente señal de que estamos en el reino.

Estar en el reino hoy, es un asunto de estar en el sufrimiento de Jesús. Aunque somos copartícipes en el reino en
Jesús, no somos todavía correyes en Cristo. Cuando El regrese, seremos Sus correyes en Su reino. En ese tiempo,
ya no sufriremos. No les diga a los demás: “Debes respetarme. Soy un copartícipe del reino celestial y un día seré
un correy con Cristo en el reino”. Cuanto más diga eso, más perseguido será. Hoy no es el tiempo de reinar, sino de
sufrir. Ahora no estamos en el reino donde se rige, sino en el reino donde se sufre. Esta es la razón por la cual Pablo
dice que debemos entrar en el reino de Dios a través de mucha tribulación (Hch. 14:22). La manera de entrar en el
gobierno del reino es el sufrimiento. La tribulación a que Pablo se refería en Hechos 14:22 era principalmente la
persecución que sufrió a manos de los judíos religiosos. Los creyentes en Cristo sufren esta clase de persecución.
Pablo parece estar diciendo: “Vosotros los cristianos, los creyentes de Jesús, tenéis que sufrir persecución de parte
de la religión judía”. El principio se sigue aplicando hoy. Si no hubiera hoy religión en el mundo, no sufriríamos
tanta persecución. Como ya hemos hecho notar, la mayoría de los problemas, las persecuciones, los rumores y la
oposición tienen un solo origen, la religión. Mientras sufrimos hoy, estamos en el reino ejercitándonos,
entrenándonos, preparándonos y capacitándonos para estar en el ejército de Cristo y reinar en Su reino como Sus
correyes.

III. COPARTICIPES EN LA PERSEVERANCIA EN JESUS


En Apocalipsis 1:9 Juan también dice que él fue copartícipe en la perseverancia en Jesús. Tanto en la tribulación
como en el reino necesitamos perseverar. Muchos santos que están en el recobro del Señor carecen de
perseverancia. Algunos han sufrido persecución de sus parientes, sus amigos y sus vecinos, pero con el tiempo se
les agota la provisión de perseverancia. Aunque pudieron resistir la persecución por cierto tiempo, les faltó
perseverancia para sobrellevarla más tiempo. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, sufrió persecución (He.
12:2-3), y sigue sufriendo hoy la oposición y el vituperio de los hombres. Considere cómo todavía hoy, la gente se
opone y se burla del Señor Jesús. Por un lado, El está sentado en los cielos; y por otro, sigue sufriendo burla,
oposición y persecución. Tal vez muchos de nosotros esperamos que el Señor les diga a los que se burlan de El:
“Arrepiéntase o mandaré un terremoto para destruirlos”. El Señor Jesús ha sufrido burla por casi veinte siglos, pero
El no se venga, sino que sigue sufriendo continuamente esos ataques. Es posible que algunos digan: “Jesús te
aborrezco”, pero El no responde. Esta es la perseverancia de Jesús.

Pocos hemos oído de la perseverancia de Jesús. Hemos oído del poder de Jesús, de Su amor, Su santidad y Su
justicia, pero no de Su perseverancia. Sin embargo, puesto que permanecemos en Cristo, no solamente
participamos de Su vida y santidad, sino también de Su perseverancia. Cuando permanecemos en Cristo,
participamos de Su perseverancia y podemos sobrellevar el sufrimiento y la oposición. La palabra del Señor
también es llamada la palabra de Su perseverancia (3:10). Hoy el mundo entero se opone a El y lo rechaza, pero El
no se defiende. El simplemente lo sufre todo. Ahora al tener comunión con El y al permanecer en El, participamos
de Su perseverancia. Como seguidores Suyos, debemos seguirlo por la misma senda con perseverancia (He. 12:1).
En esta senda nosotros también podemos sufrir persecución, rumores, rechazo y oposición. Esta es un prueba
evidente de que esperamos el regreso del Señor. Mientras esperamos Su regreso al ser copartícipes en Su
tribulación, reino y perseverancia somos disciplinados, entrenados, preparados y hechos aptos para ser Su ejército.
¿Está usted esperando el regreso del Señor Jesús? Si lo espera, entonces tiene que ser copartícipe en Su tribulación,
Su reino y Su perseverancia.

Potrebbero piacerti anche