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MONOGRAFÍA:
“MEMORIA OPERATIVA”
AUTORES:
ASIGNATURA:
PSICOLOGIA COGNITIVA.
CICLO:
IV “A”.
DOCENTE:
INDICE
DEDICATORIA…………………………………………………………………………….2
AGRADECIMIENTO………………………………………………………………………3
RESUMEN…………………………………………………………………………………4
ABSTRACT………………………………………………………………….……………..5
INTRODUCCION………………………………………………………………………….6
ALMACENAMIENTO Y CONTROL………………………………………..…..15
CONCLUSIONES………………………………………………………………….…….23
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………..26
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DEDICATORIA
AGRADECIMIENTO
Agradecemos a todos nuestros maestros ya que ellos nos enseñaron valorar los
estudios y a superarnos cada día, también agradecemos a nuestros padres porque
ellos estuvieron en los días más difíciles de nuestra vida como estudiantes. Y
agradecemos a Dios por darnos la salud que tenemos y además un cuerpo sano y
una mente de bien Estamos seguro que nuestras metas planteadas darán fruto en
el futuro y por ende nos debemos esforzar en todo lugar sin olvidar el respeto que
engrandece a la persona.
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RESUMEN
ABSTRACT
This paper presents a review on the concept of “Working memory” from two main
approaches. On the one hand the cognitive psychology, particularly in the learning
and memory fields, while on the other hand it is presented the perspective from
neuroscience data: clinical and experimental. It is referenced the prefrontal
syndrome from a historical point of view, additionally some electrophysiological,
functional imaging, and cortical ablations works are summarized. At the end of the
document it is also introduced, a model of the cortical circuitry concerned with
working memory processing; five circuits are considered: cortico-cortical as well as
cortico-sub cortical loops are depicted.
INTRODUCCION
a otra, que incluiría los almacenes básicos de memoria ya referidos (MCP y MLP);
y b) los procesos de control que el sujeto selecciona, elabora y utiliza a su voluntad,
pudiendo variar de una situación a otra. En concreto, estos autores ya se refieren a
los procedimientos de codificación, operaciones de repaso y estrategias de
búsqueda (véase la Figura 1.1). Así como ya hemos apuntado, podemos señalar
que este “modelo modal”, aunque de forma implícita, es el primero que incorpora
funciones de la memoria propiamente activas, abandonando así la concepción
pasiva relativa a almacenes donde únicamente se retenía o guardaba la
información. Por su importancia como marco descriptivo y conceptual básico que de
algún modo, aún permanece vigente, vamos a referirnos brevemente a cada uno de
estos dos planos.
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CONTROL.
Incluso los buenos modelos de la cognición necesitan una puesta al día transcurrido
algún tiempo, y Baddeley (2000) ha pulido recientemente su modelo de la memoria
operativa para dar cuenta de algunas limitaciones asociadas al modelo original de
Baddeley y Hitch. En la versión más reciente ha añadido un tercer buffer de
almacenamiento, denominado buffer episódico, al que considera como un sistema
que puede servir tanto de almacén auxiliar cuando los principales están
sobrecargados o alterados, como un lugar en el que integrar diversos tipos de
información, tales como contenidos verbales y espaciales, dentro de la memoria
operativa. Otro aspecto clave del buffer episódico es que parece ser un sitio donde
las memorias a corto plazo de información compleja, como sucesos o episodios con
dimensión temporal, se pueden almacenar (de ahí, el nombre de «episódico»).
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memoria operativa podría ser más eficaz, olvidar menos y depender menos
del sistema, más lento y menos flexible, de la memoria a largo plazo.
Una idea alternativa, más reciente, sugiere que lo que se evalúa en tareas
como esa quizá no sea la capacidad de almacenamiento per se, sino más bien
la capacidad de conservar activamente mantenida frente a las interferencias
la información de interés para alcanzar un objetivo (Engle, 2002). Bajo este
enfoque, una alta capacidad de memoria operativa se puede referir a la
capacidad de conservar activo incluso un solo objetivo en condiciones de alta
interferencia. Los investigadores han demostrado que esta capacidad es
distinta de la capacidad de almacenamiento a corto plazo y que esta función,
no la capacidad de almacenamiento a corto plazo, se relaciona estrechamente
con la inteligencia fluida y las capacidades cognitivas (Engle et al., 1999).
Además, dichos investigadores sugieren que esta función se lleva a cabo en
la corteza prefrontal, idea que es coherente con el papel que juega la corteza
prefrontal en el mantenimiento de la información frente a la distracción. Los
datos existentes sugieren que esta capacidad puede ser el componente de la
capacidad de la memoria operativa que varía de forma más señalada de una
persona a otra.
Dicha idea se sometió a prueba en un estudio de neuroimagen que examinó
la respuesta cerebral a información que distraía durante la ejecución de una
tarea N hacia atrás (Gray et al., 2003). Los elementos de distracción que se
utilizaron eran elementos que se habían repetido recientemente pero no eran
«objetivos» (por ejemplo, la segunda «F» en la secuencia «B-T-R-F-T-F»,
donde la tarea consistía en buscar elementos coincidentes [«parejas»] para
N%3). Se encontró que los sujetos que puntuaban alto en inteligencia fluida
tenían una respuesta de activación mayor en la corteza prefrontal durante los
ensayos de distracción, aunque no hubo diferencias fiables entre los sujetos
en cuanto a los elementos que no eran de distracción. Así pues, las personas
con una alta capacidad de memoria operativa pueden ser más capaces de
mantener muy activada la información de interés para lograr un objetivo, y lista
para utilizar cuando se necesite.
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Los investigadores han hallado que los pacientes que sufren ciertas
formas de enfermedades psiquiátricas o neurológicas tienen un deterioro de la
memoria operativa. Estos grupos incluyen pacientes con esquizofrenia,
enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer. Dado el papel crucial
de la memoria operativa en la cognición, es importante desde el punto de vista
clínico determinar si puede haber algún tratamiento farmacológico que pudiera
mejorar la memoria operativa en dicha población. Resulta interesante que una
serie de estudios, tanto en animales como en seres humanos, haya sugerido
que el neurotransmisor dopamina juega un papel especialmente importante en
la memoria operativa y que los fármacos que aumentan los niveles cerebrales
de dopamina o que facilitan la acción de la dopamina pueden mejorar la
capacidad de memoria operativa (Luciana et al., 1998; Sawaguchi, 2001). A la
inversa, los fármacos que bloquean la acción de la dopamina ejercen el efecto
contrario e interfieren la memoria operativa (Sawaguhi y Goldman-Rakic,
1994).
Este trabajo, además de tener significado clínico, puede también influir en
nuestro conocimiento de cómo se efectúa normalmente la memoria operativa
en el cerebro y qué puede hacer que en ocasiones se malogre, incluso en
individuos sanos. Algunas explicaciones teóricas han sugerido que la
dopamina puede tener una importancia decisiva para ayudar a mantener la
información en curso frente a las interferencias, señalizando cuándo ha de
actualizarse la información que contiene la memoria operativa (Braver y
Cohen, 2000; Durstewitz et al., 1999; Serva-Schreiber et al., 1990). Las
investigaciones neurofisiológicas sugieren que la dopamina puede contribuir a
amplificar las señales fuertes y a atenuar las débiles (Chiodo y Berger, 1986).
Un mecanismo semejante podría ser muy útil para la memoria operativa si
asumimos que la información pertinente para una tarea transmite una señal
más fuerte que el ruido de fondo de interferencia. Asimismo, resulta sugerente
que la anatomía del sistema dopaminérgico sea tal que las células productoras
de dopamina están estrechamente conectadas con la corteza prefrontal —la
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región del cerebro que puede ser la más importante para proteger de la
distracción a la información que se mantiene—. Por lo tanto, una hipótesis
razonable es que el input dopaminérgico a la corteza prefrontal podría jugar
un papel clave al proporcionar a dicha región la capacidad de protegerse de la
interferencia. Por último, hay algunos indicios de que los niveles de dopamina
y de actividad varían extremadamente, tanto a lo largo del tiempo en un
individuo (King et al., 1984) como en una población (Fleming et al., 1995). Una
posibilidad fascinante es que la variabilidad (posiblemente, con base genética)
del sistema dopaminérgico pudiera ser la causa neural de las diferencias de
memoria operativa que se observan en diferentes personas (Kimberg et al.,
1997; Mattay et al., 2003).
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CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
Elosúa, M. R., García Madruga, J. A., Gutierrez, F., Luque, J. L. y Garate, M. (1997).
Un estudio sobre las diferencias evolutivas en la memoria operativa:
¿Capacidad o eficiencia? Estudios de Psicología.
García Madruga, J. A., Elosúa, R., Gutierrez, F., Luque, J. L. y Gárate, M. (1999).
Comprensión lectora y memoria operativa. Aspectos evolutivos e instruccionales.
Barcelona: Paidos.