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Jujuy 1910 1930 a propósito del ejercicio de la política en tiempos de cambio.

María Silvia Fleitas

Desde la muerte del senador domingo T. Pérez, ocurrida en mayo de 1910, líder del autonomismo
en la provincia y verdadero factotum de la política local, la clase política jujeña se preparó para
una época de cambios, que incluiría una ampliación de competencia electoral.

Se cuestionó el liderazgo unipersonal de Pérez y en esa dirección, se dio la aparición de partidos


políticos en 1890: el provincial y la unión cívica, la unión cívica radical al año siguiente y el partido
democrático en 1908.

Jujuy alejado del escenario central de política nacional vivía en su medida de tiempo los signos del
proceso que tras la crisis del roquismo derivó en una desintegración del sistema de Alianza,
divisiones al interior del partido hegemónico, nuevos agrupamientos y reagrupamientos y el
definitivo impulso reformista electoral, que cristalizó en la ley Sáenz Peña.

Se hacía Igualmente difícil el abandono de ideas y prácticas tradicionales en la administración de la


cosa pública. Esta debía estar en manos de los capacitados para ello, hombres distinguidos por la
propiedad y la Ilustración. Pero la máquina electoral con el manejo de las clientelas votantes,
continuaba siendo funcional y por lo tanto en vigencia tal como en el resto del país. Jujuy En el
centenario era una sociedad rural. La ciudad capital era el centro administrativo, la sede del
gobierno que era el principal núcleo de sociedad política la cual se desarrollaba en gran medida en
contados espacios ( el Club Social, el teatro municipal, los domicilios particulares de familias
influyentes) y en reuniones selectas.

En el interior de la provincia la vida política institucionalizada era precaria y más directamente


influenciada por El poder del terrateniente de la zona y las autoridades a su servicio ( policía rural,
juez de paz, capataces,etc). Es abundante la documentación que testimonia las carencias
fundamentales de los funcionarios locales, tanto materiales ( papelería, pluma y tinta, leyes,
códigos, edictos, etcétera), así como de idoneidad; también de la extralimitación es de poder en
que esto sin corrían asiduamente, Acostas de una población Generalmente indefensa.

Por otra parte en Jujuy como en todo el país, el fraude y los mecanismos coercitivo para la
obtención del voto tenían una aceptada trayectoria, justificados en el modelo de ciudadanía
puesto en práctica por las élites del monumento; el reconocimiento del voto universal obra va en
el marco de la trayectoria condición analfabeta del pueblo elector, la cual habilita va a los
“capaces” a cumplir con la “misión” de conducir su destino y los de la sociedad en su conjunto.

El ciclo que se abrió mediante la reforma electoral de 1912, implicaría un giro en el modelo de
sociedad y su política vigente, ya que debieron dejar actuar el momento y dar tiempo al conflicto y
con el al cambio.

Jujuy fue una de las provincias donde el partido radical se presentó a elecciones nacionales a pesar
de que en 1911 su convención nacional resolviera que el partido sólo se presentará en Distritos
bajo jurisdicción Federal ( capital y Santa Fe intervenida) en las elecciones santafesinas de 1912 se
utilizó por primera vez el padrón militar en lugar del registro cívico, así animaron a varias
provincias a dar batalla electoral. Los jujeños de bien elegir dos diputados nacionales, trámite que
se concretó a principio del mes de abril del mismo año mediante la fiscalización de un
comisionado Federal. El partido esta vez no tuvo éxito y tampoco En las siguientes, hasta 1917,
cuando la u.c.r. logró alzarse con la mayoría legislativa de la cámara provincial.

Su principal preocupación estuvo en que la provincia reforma a la ley electoral en práctica, la cual
si bien reconocía el voto secreto y obligatorio, establecía en su Artículo 77 en la boleta de emisión
del mismo debía figurar nombre y apellido del sufragante. Es así que la dirigencia radical no
escatimó esfuerzo ni medios para su derogación; tampoco para que la nueva aprobada en 1913
con N° 236, se adecuará a las condiciones establecidas por la ley nacional, Ya que tornaba en
opcional el uso del cuarto oscuro al permitir al sufragante traer en mano el voto en un sobre
cerrado para introducirlo en la urna. Particularidad que Perpetuo en la ley 281 sancionada por la
comisión de legislación y que venía con un dictamen dividido según el voto en disidencia del
diputado radical Froilán Calvetti. Este fundamento su desacuerdo con lo que llamó el cuarto
oscuro de claraboya.

Considerar que la vigencia de esta legislación electoral era una resistencia del grupo gobernante
en Jujuy para entregar la capacidad de decisión política a una población no preparada para ello.
Finalmente fue la ley número 300 del año 1916 la que se igualo con la legislación electoral
nacional.

Independientemente de lo que se estableciera en la norma escrita o de la esperanza puesta en el


marco jurídico como garante ideal del ejercicio ciudadano una práctica política de entonces corría
canales signados por el rol de los partidos políticos y la participación ampliada. Como mecanismo
de selección de candidatos a los cargos públicos continúa vigente la concentración en acuerdos y
pactos entre los personajes más influyentes así como las prácticas clientelares y las presiones
coercitiva la hora de asegurar los votos.

Las fuerzas políticas locales debían responder al imperativo del fortalecimiento institucional
porque, entre 1916 y 1930 en la pertenencia a un partido político se manifestaba como condición
sine qua Non para acceder a los cargos electivos de gobierno. Las débiles estructuras fraccionaban
los partidos y se multiplicaban. La unión cívica radical de Jujuy repitió este comportamiento
mientras fue oposición y también en el gobierno. Desde 1914 a 1917 el partido se iba desgranando
infracciones más bien identificadas igualmente ahora con el apellido del personaje que la
comandaba. Turas que expresaban su disputa por cuotas de poder entre el grupo dirigencial
provenían de familias tradicionales y también de proyecciones que iban haciendo a otros nombres
de extracción extra élite.

La provincia era gobernada por los hombres del conservador partido provincial bajo la
administración de Sergio Alvarado de 1910 a 1913, Pedro J Pérez 1913 / 16 y Mariano Valle 1916 –
17, periodo que incluyó dos intervenciones federales al cargo de Mariano Sanz de abril a
septiembre de 1913 y de justo p luna de diciembre de 1917 a abril de 1918.

Más allá de las coyunturas, que motivaron los decretos de intervención se puede rescatar que
ciertas consideraciones realizadas en los informes de funcionarios nacionales, y también los
efectos que la misma surtieron sobre el clima y la situación política de la provincia, mediante la
descripción de notas características de la política local, Cómo ser menuda y faccional, unida al
papel de determinados personajes. También se encontraba razón en el columnista de El Día, qué
refutaba esta afirmación al señalar que no eran registros exclusivos de Jujuy.

el interventor Sáenz, repetía en el documento final de su gestión ciertos tópicos que el de su


predecesor. Alli aseguraba haberse tomado todos los recaudos para que el nuevo acto comicial
bajo los poderes de la nación delegados en el, se desarrollaron en el mayor orden, con la certeza
de que sus comicios honrar y anal pueblo de la provincia de Jujuy.

El informe alertaba asimismo sobre cifras preocupantes, En cuanto expresaban la calidad de la


población votante. Las estadísticas realizadas arrojaban que sobre un total de 12966 inscriptos en
el padrón electoral de la provincia, 6000 eran analfabetos, el 46.35% de los electores.

Se entiende que la aseveración de Sáenz resumiera una preocupación de los políticos e


intelectuales en torno al sufragio universal ante los defectos y limitaciones de la población
nacional para ejercer estos derechos políticos, llamado a ser superado por la difusión de la
educación y la labor cívica de los partidos políticos. Para otros las virtudes ciudadanas de
propiedad y de la Ilustración, para el logro de un bote individual libre y conciente, seguían siendo
los requisitos de una verdadera democracia.

El proceso inaugurado por la ley Sáenz Peña tiene una legitimidad respaldada en el voto que los
partidos deben conquistar. Jujuy impulso instancias de movilización y participación con el desafío
que incluía ganarse el voto de las poblaciones, que hasta el momento habían sufrido mayores
violencia a la hora de ejercer sus derechos políticos: los peones arrendatarios y trabajadores
Rurales de la Quebrada y Puna y te los departamentos azucareros que estaban sujetos a coacción
extraeconómica. Los partidos principales El Provincial y el Radical dedicaron gran parte de sus
esfuerzos en campañas proselitistas, que instalaban comités y centros políticos en las alejadas
regiones y difundían ideados planes de gobierno.

La Prensa barajaba cifras que iban de cientos a miles de concurrentes a los actos políticos, la
convención es partidaria y manifestaciones proselitistas qué tenían lugar en las calles y espacios
públicos.

La intervención Federal de 1917 concluyó con El dominio gubernamental de los provincialistas,


asociarse y realizadas las elecciones correspondientes el doctor Horacio Carrillo se convirtió en el
primer gobernador radical, acompañado por una nueva legislatura. Luego le sucedieron gobiernos
radicales de Mateo C. Córdova (1921-1924), años que incluyeron las intervenciones federales de
1921 a 1923, Benjamín villafañe 1924 – 1927, Pedro J Pérez 1927 – 1930 y Ángel A. Tanco 1930.

Tres tópicos hacen al desenvolvimiento político de la década radical: el nivel de división y lucha
intrapartidaria, el fenómeno del tanquismo y la expresión de un pensamiento en materia
regional.

La unión cívica radical y la lucha intrapartidaria

Para 1918 el partido se había escindido con la Constitución de la UCR “Roja” encabezada por
Mateo C. Córdova, cuyas autoridades y adherentes fueron expulsados por decisión de su comité
central.
Estos incidentes van obstruyendo la vida partidaria. Se van delineando tendencia desligada ya de
las disputas del liderazgo e identificables con un yrigoyenismo más popular o un anti yrigoyenismo
más elitista.

Córdova debió hacer frente no sólo a la oposición de los conservadores sino también a la de su
fracciones del propio partido Quienes no dudaban en concretar alianzas circunstanciales con
aquellos para competir entre sí. Grababan la acción gubernativa mientras la provincia atravesaba
una crítica situación financiera se agudizaba el problema habitacional y el endeble estado
sanitario.

A poco de asumir la gobernación la línea interna que lideraba el mandatario ya no contaba con la
mayoría en la cámara y esta empezó a sesionar muy irregularmente. Córdoba había emitido los
primeros decretos que provocaron un fuerte malestar revocando becas a estudiantes dadas por el
gobierno anterior, priorizando factores que aquel no parecía haber tenido en cuenta según la
situación de pobreza su dedicación al estudio y buena conducta; otro decreto estaba dirigido a la
administración pública que establecía horario de entrada y de salida de los empleados, registró en
un libro habilitado a tal fin y el descuento de medio jornal por faltas injustificadas. También veto el
aumento de las dietas de los diputados provinciales y la posterior confirmación de la cámara
desconociendo el criterio del ejecutivo, lo que precipitó el clima de hostilidad por parte de la
legislatura. Ésta Se aumentaba las dietas, resistía largamente el otorgamiento de aumento de
sueldo a los empleados de la policía provincial, solicitado por el ejecutivo y otorgaba jubilaciones y
pensiones A discreción. Se sumo la cuestión senatorial suscitada en torno al reemplazo de los dos
senadores mandato cumplido los conservadores Carlos zabala y Octavio Iturbe.

Todo contribuyó para que Córdoba decidiera tomar una medida extrema: clausurar la legislatura
ya que acusaba al cuerpo de actuar al margen de la Constitución provincial y de negarle los
acuerdos necesarios con él solo propósito de entorpecer la marcha del gobierno en momentos
críticos de la provincia. Los legisladores se reunieron en el domicilio del ex presidente del
legislativo provincial, Froilán Calvetti, designandolo junto a Teófilo Sánchez de Bustamante, ambos
de la UCR azul, senadores nacionales. La durabilidad de este conflicto provocó dos intervenciones
federales en la provincia. Una A fines del año 1921 y otra en 1924 luego de otro decreto de
disolución de la cámara, antecedida todavía por la presencia de un funcionario nacional el Dr
Abelenda, con propósito de mediar en la crisis institucional.

Se iba conformando un sector dentro de la u C R local con propuestas qué se inclinaban hacia la
atención de las expectativas y necesidades reales de los sectores sociales más desprotegidos
afectando fuertes intereses. En 1923 Córdoba se hizo eco de las denuncias y quejas que
constantemente formulaban arrendatarios de diferentes puntos de la campaña, prohibiendo el
trabajo extraordinario conocido con el nombre de “obligaciones de servicio personal” que los
propietarios o administradores les imponían, contraviniendo lo establecido en las constituciones
de nacional y provincial. Medida política que se complementó con la emisión de otro decreto de
agosto de 1923, tendiente a la anulación de los abusos en el cobro de los arriendos y el control
oficial de registro y medición de las grandes propiedades.

Estos decretos venían a dar respuesta a un clamor afligente y de larga Data de los pueblos
originarios en territorio jujeño al tiempo Que tocaban intereses sensible a la estructura del poder
local. Se inscribian en el movimiento reivindicatoria de las poblaciones nativas de la quebrada y
puna con el firme propósito de conducirlo. Era una situación preocupante para la élite Cuanto más
los arrendatarios habían precedido con hechos de violencia esta línea de actuación del gobierno,
tal como el levantamiento de El Aguilar (Departamento de Humahuaca) ocurrido en marzo de
1923.

El obstruccionismo de la cámara sentada en las discidencias internas del partido gobernante cobra
mayor sentido al igual que los resultados de la Intervención Federal de 1924, la cual cerró la
gestión del hostigado gobernador y abrió la de Benjamin Villafañe , quien triunfaba ampliamente
sobre el candidato yrigoyenista Miguel Aníbal Tanco.

Los conservadores sumado a los anti persona listas azules resultaron favorecido por la
intervención, fortaleciendo así su posición, aún cuando los radicales criticaron fuertemente a
Villafañe por el papel descollante que sus aliados de la concentración cívica tenían en su gobierno
en detrimento por los propios correligionarios.

En 1925 se intentó reorganizar el yrigoyenismo local una vez que Miguel Tanco, el referente de
más llegada popular del personalismo jujeño recuperó su libertad tras 5 meses de cárcel impuesta
por la acusación de malversación de fondos públicos. Hacia fin de año, en el Partido Radical
Unificado, había una fuerte tensión por el liderazgo interno entre Tanco y Cuñado. Las elecciones a
gobernador de 1929, cristalizaba la disidencia constituyéndose la UCR Tradicionalista, presidida
por Luis Cuñado y enfrentada al tanquismo. Así se fortalece a La Unión, la agrupación que Tanco
creo para tomar en todo el territorio provincial, especialmente entre la pobladores de la puna y
quebrada, en torno a sus demandas de reivindicación sobre la tierra y a su representación política.

Los azules también se reorganizaban andando políticas de alianzas con los conservadores. Las
elecciones del ’26 Para renovar diputados nacionales y provinciales fueron la ovación para
continuar el debate en torno a lo “ético” y lo conveniente de estos acuerdos.

Villafañe recurría al recurso de la selección de los “mejores” independientemente de las filas


partidarias donde se enrolen como jubilacion de su conmigo con los conservadores.

Benjamin Villafañe fue un férreo anti yrigoyenista que se aseguró su sujeción a fin de que el
personalismo jujeño no volviera a triunfar en las elecciones provinciales. En los preparativos a la
campaña para la gobernación del periodo 1927 – 1929, el conservador de la Concentración Cívica,
Pedro J. Pérez ingresó a las filas del radicalismo azul como parte de la estrategia electoral
planteada por el gobernador saliente. Su propósito era que la alianza de partidos antipersonalistas
continuará en pie postulando la figura de un prestigioso conservador converso al radicalismo
como futuro gobernador.

Para estas elecciones la lista de Unión de la facciones yrigoyenistas de Tanco y Luis Cuñado decidió
sobre la hora decretar una vez más la abstención. El diputado Dámaso Salmlral denunciaba en la
sala Legislativa que el gobierno se había encargado de anular la lucha partidaria franca,
persiguiendo a la oposición h estirando el normal desarrollo de los comicios. Para renovar
parcialmente la Legislatura en marzo del año siguiente, los yrigoyenista, entre ellos Cuñado,
lograban ocupar algunas bancas radicales. Para la elección a Presidente y Vice del 1 de abril de
1928 el triunfo radical permitió a ambos ser consagrados y asegurar en el Colegio Electoral los
votos de Jujuy para la fórmula Yrigoyen – Beiró.
El 29 de septiembre de 1929, Tanco obtuvo un abultado triunfo y reivindicando su liderazgo
popular. Después del golpe de septiembre de 1930 ahorraría el proceso de cambio emprendido
por esta línea del radicalismo en la provincia.

Planteos y propuestas del yrigoyenismo tanquista

Miguel Ángel Tanco “es el caudillo que, con una vibrante prédica social, rompe el molde del
político tradicional de entonces y reivindica la lucha de los sectores populares de la provincia,
presentándose como el “hombre que levantara al obrero y hará feliz la vida del pueblo, el defensor
del proletariado y enemigo de los patrones. En 1923 crea La Unión una agrupación yrigoyenista
que abre varios comités en toda la provincia, sobre todo en las tierras altas. Allí viaja con
frecuencia, tiene especial arraigo entre los pobladores nativos y se encarga en persona de
entrevistarse con sus partidarios y líderes locales, de tramitar la libertad de los detenidos -
encarcelados tras todo tipo de atropello o persecución politica- de armar a los campesinos en sus
reclamos ante los arrendatarios latifundistas.

La contrariedad que causaba el yrigoyenista liderado por Miguel Tanco en las clases propietarias y
en parte de la clase política provincial, encontró en la apelación a su carácter subversivo la
estrategia discursiva dominante para desacreditar su actuación. Propuesta agraria lo acusaban de
anarquista, de antipatriota, de disolvente. Su proyecto era era expropiar los latifundios
improductivos y entregarlos a los campesinos como arrendamiento fiscal, procedimiento que
evitar la el fraccionamiento y venta privada de la que quedaban excluidos los campesinos más
pobres.

Estas propuestas volcadas a proyectos de leyes, le valieron a Tanco el mote de “Tancoff” por su
procedimiento bolchevisqui. En realidad, lejos estaba de este radical implementar un programa
comunista, pero atacar un problema de fondo como el de la estructura latifundista de la
propiedad de la tierra, conjuntamente con la supresión de prácticas serviles como el cobro de los
servicios personales, eran intentos de poner freno no sólo a la explotación económica de
campesinos y peones rurales, si no de anular ciertos mecanismos de coerción extraeconomicos,
sobre todo uno muy importante: el poder de los propietarios de manipular el voto de estas
poblaciones, el voto cautivó.

La expropiación y declaración de fiscales de estas tierras en que coincidían los reclamos de los
arrenderos y las intenciones del gobierno, puede considerarse un paso en una estrategia gradual
hacia la adquisición de las mismas, aún cuando los propios arrendatarios no convinieran en forma
unánime sobre la forma de propiedad, privada, comunitaria o fiscal, que darías a los rodeos. Para
el ‘Lenin jujeño era el momentos de modernizar las relaciones sociales, eliminar esos desafíos de
un pasado colonial presentes en los lazos serviles que estaban al campesino con el latifundistas y
al peón con el patrón; de acompañar el proceso de proletarizacion liderado por la industria
azucarera en la provincia con la Intervención mediadora del estado en conflictos entre capital y
trabajo; de aumentar la sindicalizacion obrera y los derechos socialez; y favorecer una ciudadanía
activa y transformadora.

Para fines de 1920 en Jujuy ya han hecho su experiencia gubernativa tendencias antipersonales y
personalista del radicalismo provincial.
Ante La condensación de la lucha política con el enfrentamiento casi encarnizados a Tanco, se
considera que la apertura democrática ha contribuido a un cambio de mentalidad, ha obligado a
pensar en el “otro como rival político y su posibilidad de triunfo. El tanquismo, comienza a
representar imposibilidad cierta de acceso a la política de sectores hasta el momento excluidos,
instala en los puestos gubernativa a gente del pueblo, lo que de algún modo precaria la situación
política en la que “todos” tienen algún lugar en la gran “familia” jujeña. Este lleva al debate
público la cuestión de las fuerzas sociales campo de lucha popular.

El proyecto reformista del tanquismo, produce un impacto en la sociedad jujeño que toca ciertos
resortes de poder económico y político, característicos de un régimen social opresivo, que parte
de la clase política lo pretende dar su anuencia para alterar.

Los aportes de Jujuy a un pensamiento regional

Villafañe fue un político de amplia trayectoria, diputado provincial, diputado y senador nacional y
gobernador de la provincia (1924 – 1927). Había ingresado al radicalismo en 1921 luego de la
disolución de Partido Democrático formado en oposición al Senador Domingo T. Pérez . Exponente
del pensamiento político elitista y decidido crítico de la política económica liberal de nuestro país.
No hubo foro que no convirtiera en tribuna para censurar el rumbo de la economía,
considerándolo desastroso , rígido por y para los hombres del litoral, de espaldas a los intereses de
las demás provincias y regiones argentinas. Entendía que las clases dirigentes argentinas se habían
fanatizado por una doctrina que había sido abandonada por las grandes naciones europeas, para
optar por políticas abiertamente proteccionistas, en función del fomento de sus industrias. Según
su visión, Argentina, no había entendido las enseñanzas de la primera posguerra y se negaba al
camino del autoabastecimiento y la manufacturacion propia. Radicales y socialistas, guiados por
intereses electoralistas, se presentaban como paladines de precios bajos defendiendo la libre
importación. Como gobernador de Jujuy concretó la reunión de fuerzas regionales que
manifestarán su posición y sus propuestas ante la política nacional que rezagabalas economías
interiores: en 1926 y 1927 se realizaron las llamadas Conferencias de Gobernadores en Salta y La
Rioja. Bajo la presidencia de Marcelo T. De Alvear, se remarcó los efectos negativos de la política
anterior e insistir en la realización de proyectos inconclusos o ignorados que involucraban los
desarrollos regionales, tal la promulgación de una la general de Fomento industrial y el impulso de
los ferrocarriles.

Villafañe se adhirió al nacionalismo económico enunciado por Alejandro Junte quien propugnaba
la superación de la etapa pastoril, de importadores y financieros, por la del fomento y producción
de las manufacturas nacionales. El objetivo era lograr un equilibrio económico regional y unas
producción industrial evolucionada y estable para salir de la órbita de los países satélites.

Con la apertura democrática una intranquilidad política creciente se extendía en las élites del
interior, en particular la del Noroeste, por el papel protagonizó que habían tenido estas en la
consolidación del Estado nacional durante la Argentina conservadora. No solo por La modificación
de los mecanismos de obtención del consenso político, sino también porque se sentían
amenazadas de perder poder en el sistema político nacional. La ley Sáenz Peña de 1920 y el censo
de 1914 transfiguraron el Congreso incentivando el proceso de subordinación política y económica
del interior. Los acuerdos interregionales, fueron desplazados por una concepción electoral que
concentraba la atención del gobierno nacional en las áreas de mayor densidad demográfica.
Con la nueva composición del legislativo nacional, Santa Fe, Buenos Aires y la Capital Federal
vieron duplicarse su representación, mientras que varias provincias la disminuyeron, entre ellas
Salta y Catamarca. En esta ocasión los diputados Salvemos David Sarabia y Francisco Uriburo,
reaccionaron echando mano a un planteo que ya tenía trayectoria en el pensamiento de políticos
y empresarios de la región: la cuestión del desequilibrio regional. El reclamo adquirió relevancia
del Siglo XX, pues las últimas oleadas expansivas del modelo agroexportador permitieron a la
región panorama crecer económica y democráticamente y distanciarse de manera ostensible de
las otras regiones argentinas. Se resistieron a ese proceso gradual de subordinación al área litoral
y reclamaron del poder central una mayor participación en la economía nacional de los intereses
extra-pampeanos, que permitiera, junto al desarrollo de las manufacturas, el crecimiento del
mercado interno.

Las ideas que fueron sosteniendo estas posturas prohibieron del nacionalismo económico
enunciado por Alejandro Bunge, director de la Revista de Economía Argentina, fundada en 1918.
Para Bunge era necesario su el país no permaneciera anhelado en una “etapa pastoril” de su
economía, para ello debía abandonar la “política pasiva, entre y confiada" de la “producción
uniforme” y la “hostilidad industrial” para “salir de la órbita que a nosotros, los satélites, nos
trataron los astros".

Estas nuevas normas de juego internacional imponían a la Argentina implementar una política
propia, la cual implicaba pasar de ser “importadores y estancieros" a “granjeros e industriales”.
Para Bunge, “la política del comercio exterior progresivo y de la producción uniforme debe ser
sustituida por la del fomento y protección de los que produce y puede producir el país y de las
manufacturas nacionales”. La industrialización tenía implícita la diversificación productiva y con
ella, los desarrollos regionales: “no hemos de llegar a un santo equilibrio económico ni a una
producción industrial evolucionada y estable si no nos resolvemos a defender con sacrificio el
trabajo de cada una de las regiones de la República”.

Estos planteamientos encontraron en el discurso azucarero del Noroeste, un fuerte respaldo, en


nombre no sólo del sector también de la región.

La élite azucarera tucumana, por se la más dinámica y poderosa de la región que asumió el
liderazgo regional de esas posturas en materia de política económica. Los ingenios proporcionaban
trabajo a miles de familias provenientes de provincias vecinas santiagueñas y catamarqueñas; la
población allí concentrada ofrecía un excelente mercado para los productos regionales y extra-
regionales; y era una industria fruto de hombres y capitales criollos.

Durante la década de 1920 la economía del azúcar atravesó ciclos de escasez y de


superproducción, la afectaban serios conflictos sociales, la política del presidente Yrigoyen le era
hostil y el sector industrial debía hacer concesiones que de ninguna manera consideraba
beneficiosas para sus interés. En Jujuy, la producción azucarera que había iniciado en 1914 su
proceso de consolidación y madurez, con capacidad de competir con la tucumana, era una
industria moderna y productiva. La clase política jujeña participó de los planteo regionales y fue
Benjamin Villafañe su más lúcido expositor. No solo defeinio a la empresa azucarera como símbolo
de progreso para la provincia y el noroeste, sino que avaló su injerencia en la política, dando
acuerdo a la alianza del poder político con el económico que implicaba la subordinación de los
gobiernos y la estructura administrativa estatal al poder financiero de los ingenios.
La defensa de la agroindustria del azúcar se hizo extensiva a otras actividades productivas; la
piedra de toque de una política de promoción de las mismas era resolver un problema
fundamental, en los fletes ferroviarios.

Se analizó que las actividades ganaderas y azucarera las más afectadas por la política de tarifas
ferroviarias para Jujuy, sobre todo en la coyuntura de crisis de la década 1920 y no ocurrió lo
mismo con otras actividades productivas como la forestal, minera y los frutales.

La evolución de estas economía regionales sugiere que el gran impulso al crecimiento aportado
por el comercio de explotación no beneficio sólo a la región del litoral sino que permitió en
general ciertos desarrollos de economías de exportación en otras regiones y al impulsar al
crecimiento de un mercado interno muy ampliado, también creo oportunidades para economías
orientadas al mismo y circuitos de comunicación local y regional un claro crecimiento global
desigual. El contexto nacional, Jujuy ofreció discurso de modernizacion que propendieron a la
promoción de las actividades económicas locales y regionales, favorables también al desarrollo e
integración de sus pueblos y comunidades.

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