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AUTORES:
Ciencias Ambientales
MOYOBAMBA - PERÚ
2018 – I
INDICE
I. INTRODUCCION
El medio ambiente es el entorno adaptado por el hombre a sus posibilidades y necesidades para
realizar sus actividades productivas y, de esta manera, garantizar su estadía en el planeta. Su
preservación se ve hoy como uno de los problemas más importantes a resolver de cara hacia el
futuro, con el fin de garantizarle a las generaciones venideras un desarrollo sostenido y sostenible
apropiado; así, entonces, la problemática concerniente a su conservación en los actuales
momentos, ha convocado a la comunidad mundial a plantear la discusión para aportar elementos
importantes que ayuden a su solución; tales discusiones responden a diferentes puntos de vista
lindantes en o con marcadas posiciones de índole filosófica, ética, política, social y, sobre todo,
económica.
Identificada la problemática desde esta perspectiva, es de esperar, sin lugar a dudas, que cada una
de estas miradas, apoyadas desde sus respectivas disciplinas, deban aportar lo que les toca para
ayudar a mantener y sostener la vida en el planeta Tierra. A las primeras antes mencionadas, les
corresponde delimitar los estados viables de la naturaleza, los límites hasta dónde se puede llegar,
para que las funciones que cumple el medio ambiente no afecten de una manera marcada el
bienestar de la sociedad y el legado con el que podrían contar las futuras generaciones, siendo muy
importante y prenda de garantía en este aspecto, la decisión que la sociedad pueda dar sobre la
suerte de los activos ambientales.
Uno de los problemas con los cuales se ha topado el análisis económico en lo referente a los estados
de la naturaleza, es que por ser ellos considerados bienes públicos o comunes que presentan
externalidades positivas o negativas, no tienen mercado; ello debido a la ausencia de unos derechos
de propiedad y a la carencia de precio, situación que no debe confundirse con valor, pues
intrínsecamente, los bienes ambientales lo poseen por el sólo hecho de existir. Sin embargo, lo que
hace la valoración económica del medio ambiente es contar con el concurso de unos elementos que
sirvan de indicadores para medir la importancia de ésta y su relación con el bienestar demandado
por la sociedad.
Valoración económica es útil como una forma de justificar o definir un grupo de programas o
prioridades, políticas, o acciones que protegen o recuperan el medio ambiente y sus servicios.
II. GENERALIDADES
2.1 OBJETIVOS
Sin embargo, la propia naturaleza de la economía, tanto desde la perspectiva del comunismo como
del capitalismo, lleva al agotamiento de los recursos naturales y al deterioro del medio ambiente,
con efectos cada día más evidentes sobre la calidad de vida de las personas. A partir de la década
de los 70 cristalizó en el pensamiento económico la necesidad de mantener los ecosistemas por la
necesidad de garantizar la propia supervivencia de la actividad económica. El concepto de
externalidad marshaliana, las teorías de Jevons, Pigou o Coasse, y la alarma desatada por el Club de
Roma con su informe sobre Los Límites del Crecimiento (1974) dieron lugar a la economía ambiental
y al nacimiento del concepto de ecodesarrollo (definido inicialmente por Sachs). Concepto que contó
con el veto político de la administración estadounidense y que debió ser sustituido por el más suave
de tono desarrollo sostenible.
Con todo, la idea que subyace es la necesidad de mantener un ritmo de actividad compatible con el
sostenimiento del medio ambiente en sus condiciones actuales; o, dicho de otra manera, la
minimización del coste del usuario para las generaciones futuras.
Este concepto ha constituido todo un éxito desde el punto de vista del marketing. Se ha
incorporado con normalidad al discurso habitual y, lo que es más importante, al discurso político,
dando lugar a organismos, políticas genéricas y específicas, así como a mecanismos de promoción
del desarrollo sostenible. Evidentemente, la generalización del término ha conllevado que en
demasiadas ocasiones se haya malversado su significado, siendo utilizado como sinónimo de
desarrollo sostenido. Incluso, a veces, aunque se utilizaba de la manera correcta, era interpretado
por parte de los agentes destinatarios como desarrollo sostenido.
A modo de ejemplo, entre los Objetivos del Milenio, se establece como objetivo número 7 el de
lograr un desarrollo sostenible, aunque unos párrafos antes se establecía la necesidad de crecer
de manera sostenida a elevadas tasas para acabar con la pobreza. Desgraciadamente, los
crecimientos elevados de manera sostenida son hasta ahora poco compatibles con la
sostenibilidad, como pone de manifiesto el fenómeno que está ocurriendo actualmente en China.
2.3. Conceptualización
A raíz de esto, en las sociedades de los países más desarrollados se ha observado un aumento en la
conciencia y sensibilidad ecológica. Las preocupaciones principales han girado en torno a los
problemas de polución, escasez, nivel de explotación de los recursos y desarrollo sustentable, entre
otras.
A su vez, el tema ha sido abordado empleando variados enfoques, que intentan conjugar el
bienestar o felicidad de las personas con el respeto al mundo natural. Se observan dos líneas
principales: la antropocéntrica y la egocéntrica.
El primer paradigma ve a la naturaleza en función del hombre y a los recursos como fuentes de
servicios para satisfacer sus necesidades.
Es por esto que la ética antropocéntrica concibe a la naturaleza y sus recursos de un modo
instrumental; es decir, como medios para alcanzar el bienestar del hombre.
Bajo este paradigma surgen los intentos por hacer compatibles el crecimiento económico y la
preservación del medio ambiente, pero siempre guardando el derecho a disponer de los recursos
de la manera que se estime más racional. Aquí es donde aparece el concepto de desarrollo
sustentable. (Correa, 2010)
En este sentido, la ciencia económica moderna ha realizado significativos aportes para dar una
solución consistente al problema ecológico. Dentro del modelo neoclásico, los recursos naturales
son activos valorables que producen flujos de servicios a las personas y cuya valoración dependerá
de la cantidad de utilidad producida al individuo, lo cual refleja una orientación claramente
centrada en el hombre.
Este conflicto de visiones, como se puede advertir, obedece a una esencial diferencia de valores
respecto a la naturaleza y al hombre en relación con ella. Esto hace que el tema valor- de-los-
recursos adquiera una gran importancia, ya que afectará la deliberación de políticas sociales
relacionadas con el uso y la preservación del ambiente.
- EL CONCEPTO DE VALOR
Se entiende por valor a aquello que saca al sujeto de su indiferencia frente al objeto; por eso el
valor se funda en la preferibilidad.
Esta no-indiferencia o preferencia es lo que caracteriza al valor; de donde se deduce que basta que
algo produzca cierta alteración en nosotros, negativa o positiva para que hagamos una valorización
de ese objeto.
Existen dos acepciones para el concepto que dicen relación con el sujeto y el objeto en cuestión.
Subjetivamente el valor es el carácter que reviste una cosa al ser más o menos apreciada.
Objetivamente es el carácter de las cosas que merecen mayor o menor aprecio o que satisfacen
cierto fin. Estos dos enfoques han producido una constante tensión entre los pensadores, la cual ha
dado origen a las distintas escuelas objetivistas y subjetivistas. Dentro de la segunda línea se
encuentra la valoración económica neoclásica que se usa actualmente en la microeconomía
moderna.
Otra definición afirma que el valor es una concepción permanente de lo preferible que influencia la
elección y la acción. Dentro de este esquema se distinguen los valores propios y los asignados. Los
primeros son los ideales, modos deseables de comportamiento, fines y cualidades; en tanto, los
segundos entran en el dominio del objeto por parte del sujeto, dependiendo de los valores propios
que este último sustente.
Son los valores propios los que en definitiva determinan los valores asignados y establecen la
importancia relativa de las cosas para la persona. El valor en este sentido provee, al meno en parte,
la base para las preferencias sobre las cosas y estados de la naturaleza.
Sin embargo, se debe aclarar que la relatividad de la valoración sólo se da en su percepción, pero
no en el valor como tal. Percibir un valor no es crearlo sino descubrirlo. No es que lo deseable tenga
valor, sino que es deseable lo valioso. (TURCOSQUI, 1990 )
- EL VALOR ECONÓMICO
A partir de lo anterior se concluye que el valor económico es sólo una especie del género valor.
El valor económico pertenece a la especie de los valores asignados o subjetivos. Su esencia, lo que
lo distingue de otros tipos de valores, consiste en abarcar la dimensión útil de la cosa, como puede
ser la capacidad de uso e intercambio. Es asignado al objeto en la medida que éste sea capaz de
satisfacer necesidades, las cuales están determinadas por los valores propios del individuo.
Las primeras contribuciones para aclarar el concepto fueron de Aristóteles, quien planteó la
distinción entre valor de uso y valor de intercambio de las cosas.
- Esta discusión fue, siglos más tarde, tomada por los clásicos.
Adam Smith, economista clásico, también hace la diferencia entre valor de uso y valor de
intercambio, la cual lo hace internarse inevitablemente en la paradoja del valor, conocida
comúnmente como la “paradoja del agua y los diamantes”2, que infructuosamente intenta
solucionar con su esquema. Su análisis es falto de consistencia porque no logra solucionar el
problema de la medición del valor. En su intento por relacionar los precios observados con el valor
económico cae en un reduccionismo que usa el trabajo como estándar de valoración, de manera
que el trabajo se transforma en precio real y la moneda en el precio nominal de los bienes.
Tanto el resto de los economistas clásicos como Marx, con su concepción del valor como
acumulación de trabajo, no logran dar una respuesta satisfactoria a esta transformación del valor
en los precios, que es la clave del tema de valoración económica.
Su explicación del valor sique una línea subjetivista, sicológica, basada en el bienestar que producen
los bienes en el individuo.
El valor es la importancia de los bienes concretos o las cantidades que éstos tienen para nosotros,
en cuanto somos conscientes de que, para la satisfacción de nuestras necesidades, dependemos de
ellos. (piketty, 1990)
En este contexto, el precio es un grupo de valores asignados reflejando el contexto del mercado. Es
un grupo de valores asignados porque es el resultado de muchas valoraciones individuales e indica
la relativa importancia de una unidad marginal del bien en cuestión a la entidad del grupo.
Dentro del modelo neoclásico, la medición del valor económico se basa en la propiedad de
sustituibilidad y se expresa en términos de disposición a pagar (DAP) y de disposición a aceptar
(DAA). La DAP refleja la máxima cantidad de dinero que el agente económico está dispuesto a pagar
por una ganancia de bienestar o para evitar una pérdida de este.
La DAA, en cambio, es la mínima cantidad de dinero que el agente económico está dispuesto a
aceptar como compensación para tolerar una pérdida o para renunciar a una ganancia de utilidad.
La propiedad de la sustituibilidad está en el corazón del concepto económico de valor porque la
sustituibilidad establece las tasas de intercambio entre pares de bienes que importan a la gente. La
sustitución que la gente hace en la medida que elige menos de un bien y lo cambia por más de otro
bien revela algo sobre los valores que los agentes económicos colocan sobre estos bienes.
(TURCOSQUI, 1990 )
Aunque los mercados, en general, son eficientes en la asignación de los recursos, en relación a los
servicios ambientales éstos muchas veces fallan. Lo anterior se debe a que las políticas públicas y
las acciones de los individuos y las firmas pueden llevar a cambios en los flujos de estos servicios,
creando beneficios y costos. Debido a las externalidades, al problema de la propiedad común y a
las características de los bienes públicos3 de estos servicios, las fuerzas del mercado no pueden ser
confiables ni en llevarlos hacia su uso más valorado, ni en revelar precios que reflejen sus
verdaderos valores sociales. Es esta falla del sistema de mercado para asignar y poner precio a
los recursos y servicios ambientales, la que crea la necesidad de la medición económica de los
valores para guiar la ejecución de políticas.
Por lo tanto, esta imperfección de los mercados que hace necesaria la creación de políticas es
consecuencia, principalmente, de la generación de externalidades negativas que afectan los
servicios ambientales y de las externalidades positivas que surgen de su condición de bien público.
(TURCOSQUI, 1990 )
El valor económico total de un recurso natural como un activo puede ser medido como la suma
del valor presente descontado de la suma de todos los servicios que provea a las personas. Estos
servicios se clasifican según el beneficio derivado del uso o no-uso de dicho recurso.
Por lo tanto, se debe tener claro el significado de uso y no-uso de un recurso. El uso de un recurso
se define y mide en términos de la cantidad consumida en un mercado de un bien o servicio
complementario a ese recurso. Por ejemplo, si el bien fuera un parque, el bien complementario
serían los servicios de viaje hacia aquel parque, y el uso del parque se mediría por el número de
viajes realizados o contratados. La proximidad física, por ende, puede ocurrir independientemente
del consumo de ese bien complementario.
Dentro de este mercado de bienes complementarios se pueden incorporar la representación visual
o literaria del recurso, es decir, a través de libros, revistas y fotos, entre otros, que no implican una
utilización in situ. Esto último es lo que se entenderá como valor de uso indirecto. El uso directo
ocurre cuando hay proximidad física entre el individuo y el ambiente natural.
El valor de uso, desde otro enfoque, se puede descomponer en una utilización actual y potencial de
un recurso. Dentro del uso actual se encuentran los beneficios derivados de la explotación
comercial y de la actividad recreativa.
Con respecto a la actividad recreativa, se estima que en 1991 750.000 personas visitaron los
parques de las Áreas Silvestres Protegidas (ASP). La importancia de esta actividad se aprecia al
notar que en un estudio realizado por CONAF (1978) se estimó que los valores de los gastos reales
realizados por los visitantes al sistema ASP ascendió a 26 millones de dólares. Con el incremento
observado en el número de visitantes es de esperar que el valor de la actividad recreativa en
algunas zonas específicas supere el valor productivo del bosque.
El valor de uso potencial, en cambio, se refiere a la satisfacción que otorga la certeza de poder
contar con el recurso en el futuro, tanto para su uso individual o como legado a las futuras
generaciones. Este es el llamado valor de opción. El valor de opción de un recurso natural, por
ende, representa aquel monto que la sociedad está dispuesta a pagar para asegurar la
disponibilidad futura del recurso, para un uso específico ya conocido, o por un uso potencial en el
futuro no necesariamente conocido o valorado en el presente. Por ejemplo, en el bosque nativo,
puede existir incertidumbre respecto de los beneficios científicos o comerciales que se puedan
obtener en el futuro. (Correa, 2010)
El valor de la biodiversidad es un valor que la sociedad le asigna al bosque nativo derivado del uso
potencial del recurso con el fin de preservar ciertas especies.
El valor de no-uso del recurso natural, conocido como el valor de existencia, se define como el
valor que poseen los bienes ambientales en sí mismos, per se, el cual es capturado por los agentes
económicos a través de sus preferencias en la forma de valor de no-uso. De aquí que el término
valor de no-uso sea usado como sinónimo de valor intrínsico.
El valor de existencia, por ejemplo, es el valor que la sociedad le atribuye al bosque nativo sin
considerar el uso presente o futuro del recurso. Una de las motivaciones que puede explicar el
valor de existencia es el altruismo de las personas.
Este valor implica que la sociedad estaría dispuesta a pagar por la preservación de ese recurso,
aunque no derivan valor por el uso futuro del recurso. Por ejemplo, una persona puede valorar la
existencia de una Reserva Nacional, aunque nunca la haya visitado y nunca la visite. (Correa, 2010)
Al incluir este último componente, el valor total de un recurso está dado por:
Es importante destacar que las diferencias que han surgido entre los autores en cuanto a la
composición del valor total se refieren principalmente a donde asignar el valor de opción, producto
de las disímiles concepciones del término usar.
La mayor parte de los trabajos académicos sobre economía ambiental, pueden ser descriptos como
un esfuerzo por incorporar al nuevo orden "neoclásico" del análisis económico, las variables
relacionadas con el medio ambiente. El modelo en mención percibe al medio ambiente como un
conjunto de bienes y servicios de consumo, con un valor intrínseco como cualquier otro producto
de mercado; sin embargo, la consideración individual de que los bienes y servicios ambientales están
en general al alcance de todos de manera "gratuita", hace difícil la posibilidad de asignarles un valor
de cambio con posibilidad de ser reconocido.
Cuando al medio ambiente no se le asigna ningún precio, los mercados por sí solos, no expresan
todas sus preferencias por él; no obstante, es posible hacerlo, a través de los instrumentos
económicos existentes para tal fin. Una vez logra superarse este escollo, el bien ambiental puede
ser valorado a través de los métodos tradicionales1 de asignación de precios utilizados para
cualquier producto en una economía de mercado.
Las familias y las empresas que constituyen tales mercados, expresan la demanda de bienes y
servicios de consumo con referencia a sus gustos y preferencias; ello obedece, es apenas lógico, a
intereses personales y racionales, dando como resultado la maximización de sus utilidades. Tal
postulado permite suponer que al asignarle un precio al medio ambiente, estos comportamientos
cambiarían la conducta de los consumidores, lo cual determinaría un uso socialmente "óptimo"2 de
los recursos naturales, definido como aquel punto donde los beneficios de quienes participan en el
mercado exceden a sus costos en el máximo monto posible, generándose un beneficio social
"óptimamente" aceptable.
El marco general neoclásico, como puede verse, aporta su poder analítico para explicar, por
ejemplo, las causas de la degradación ambiental, de igual forma brinda técnicas y herramientas
útiles para la implementación de políticas redistributivas a través de "impuestos ambientales" que
pueden ser utilizados para lograr un mayor bienestar, no sólo individual sino también colectivo.
Sin embargo, las estrechas suposiciones de comportamientos, del marco neoclásico, están siendo
cuestionadas; la gente no sólo tiene preferencias privadas, como las que suelen ser expresadas en
los mercados, sino que también poseen preferencias públicas, como el caso particular de los bienes
ambientales, los cuales podrían manifestarse de manera más apropiada a través del proceso
político.
Es verdad que, en el sentido económico, gran parte del comportamiento del individuo es interesado
y " racional", pero otra parte no lo es; adicionalmente no se pueden ignorar los gustos y preferencias
de él, parece evidente que la propia economía pueda afectar esas fuentes y por tanto, sea necesario
tenerlas en cuenta para el desarrollo de un análisis específico.
El desarrollo exitoso a largo plazo de aquellos países cuyo proceso de preservación ambiental se ha
iniciado, depende del uso racional de los recursos naturales y de la reducción, hasta donde sea
posible, de los impactos adversos de los proyectos de desarrollo que, a pesar de su importancia
económica, puedan contribuir a la disminución del bienestar social.
La realización de una auditoría ambiental. Ésta consiste en construir un listado de todos los recursos
presentes en la zona, la cual resulta sencilla para el caso de los recursos no biológicos (como los
combustibles, los fósiles o los minerales); sin embargo, en el caso de los recursos biológicos, esta
herramienta resulta ser la más complicada debido a que actualmente existe un millón y medio de
especies conocidas para la ciencia, aunque la mayoría de los científicos estima que la biodiversidad
global se encuentra entre veinte y treinta millones de ellas.
En tal sentido, la formación del suelo, la degradación de los residuos, la purificación del aire y el
agua, los ciclos de nutrientes, la absorción de energía solar y el mantenimiento de los ciclos
biogeoquímicos e hidrológicos, dependen todos de las plantas y de los animales, razón por la cual
se establece que la biodiversidad es un servicio ambiental cuyo comportamiento puede concebirse
como un sistema de apoyo a la vida humana.
Es además necesario darle un valor a cada una de las especies conocidas y estimar otro para las no
conocidas, (de forma análoga, bienes ambientales como los parques naturales o las zonas ecológicas
de esparcimiento, también pueden ser valoradas siguiendo los mismos criterios), este valor
depende de sí pueden ser clasificadas en alguna de las tres categorías siguientes:
En este orden de ideas, se define la valoración económica como todo intento de asignar valores
monetarios a los bienes y servicios proporcionados por recursos ambientales, independientemente
de si existen o no precios de mercado que ayuden a hacerlo.
Para realizar valoraciones económicas de repercusiones ambientales se requiere tener
presente al menos dos pasos indispensables:
Estos dos elementos son herramientas fundamentales en el proceso de valoración porque permiten:
Incorporar mecanismos de análisis para definir montos de pago por daños ambientales que hacen
posible determinar una relación costo-beneficio, tendiente a lograr un mejor bienestar social.
Definir componentes del valor económico de un bien ambiental que, por algunas circunstancias,
puedan no ser obvias pero que revistan importancia en el momento de conservar o manejar un bien.
Adicionalmente, puede decirse que existen varios métodos para evaluar y valorar bienes
ambientales, sin embargo, a éstos se les critica porque han incorporado de una manera muy pobre
el componente socioeconómico, no por su estructura, sino por su contenido y, este aspecto, hace
parte integral del medio ambiente como se indicó en el preámbulo del presente artículo.
Dichos métodos van desde los más simples, cuya característica fundamental está en no pretender
evaluar numéricamente el patrimonio ambiental, sino solamente la descripción del mismo y que se
distinguen por ser más de corte cualitativo, hasta aquellos más complejos con los cuales, a través
de diferentes procesos de ponderación, se intenta presentar una visión global de la magnitud del
impacto, teniendo presente una característica que se perfila hacia lo cuantitativo.
- Técnicas de superposición. Hacen parte del uso de una serie de mapas superpuestos con
factores ambientales o territoriales; se basan en métodos de planificación ecológica,
empleando una serie de transparencias a fin de identificar, predecir y asignar una
significancia relativa a los impactos para consignarlos posteriormente sobre un mapa,
base de referencia, con la escala que exija la acción proyectada.
Así, el procedimiento supone transparencias coloreadas sobre mapas que indiquen el grado de
impacto para determinados factores; el área de estudio se divide en unidades geográficas como
usos del suelo, topografía, entre otras, y luego, cada experto determina el efecto generado en cada
unidad. Esta metodología de trabajo tiene la ventaja de la representación espacial del impacto, es
efectiva para seleccionar alternativas e identificar tipos de ellos, pero no puede cuantificarlos;
generalmente se requiere elaborar una serie de reglas para estimar las diferencias en severidad de
los impactos de lugar a lugar.
Matrices. Intentan identificar factores causales (acciones del proyecto) que producen impactos
específicos. Son procedimientos cualitativos preliminares importantes para valorar las diversas
alternativas de un mismo proyecto; se trata de relacionar, por un lado, las acciones del proyecto
que puedan causar alteraciones y, por el otro, los componentes del medio físico y social afectados.
Estas matrices sólo identifican impactos, aunque puede hacerse más complejo el procedimiento,
adicionándoles diferentes criterios de evaluación.
- Redes. Las redes amplían el concepto de las matrices introduciendo relaciones de causa -
condición - efecto que permiten la identificación de efectos acumulativos o indirectos no
explicados adecuadamente a través de las secuencias simples de causa - efecto
representadas por matrices.
Este método trata de averiguar la valoración que las personas otorgan a los cambios en el bienestar
que les produce la modificación en las condiciones de oferta de un bien ambiental a través de la
pregunta directa. Por tanto, el vehículo normal de este método suele ser las encuestas, entrevistas,
cuestionarios, entre otras, las cuales normalmente vienen estructuradas en tres bloques bien
diferenciados.
El primer bloque contiene la información relevante sobre el bien ambiental con el fin de que el
encuestado tenga una información suficientemente precisa acerca del tema. En el caso de los bienes
ambientales es normal acompañar este primer bloque de fotografías o dibujos que ayuden a su
comprensión.
El marco teórico de este método es similar al del coste de viaje; presenta funciones de utilidad
débilmente separables y complementariedad frágil entre el bien ambiental y privado. Ambos bienes
se diferencian en que al aplicar este método el bien privado no se adquiere para disfrutar del bien
ambiental, por el contrario, éste es una de las características del bien privado.
Cuando las personas adquieren bienes ambientales en el mercado, lo hacen porque éstos tienen
unos atributos que satisfacen unas necesidades; por lo tanto, el bien tiene un valor de uso. Muchos
bienes satisfacen varias necesidades al mismo tiempo; estos bienes se conocen como bienes
multiatributos; al comprador le interesan varias cualidades de este bien, por lo que está dispuesto
a pagar cierta cantidad de dinero.
Los llamados precios hedónicos (de allí el nombre del método), tratan de describir todos los
atributos del bien que explican su precio, y discriminan la importancia cuantitativa de cada uno de
ellos; en otras palabras, se atribuye a cada característica del bien su precio implícito ( la disposición
marginal a pagar de la persona por una unidad adicional de la misma). El método tiene especial
aplicación en el campo del medio ambiente; alguno de los bienes que se tratan de valorar son
atributos que se comercializan frecuentemente en el mercado.
De la consideración que los recursos naturales carecen de mercado por ser bienes comunes o
públicos, no se sigue que no puedan estar relacionados con otros bienes privados que si lo tengan.
En este orden de ideas, pueden presentarse dos casos:
b) El bien ambiental entra a formar parte, junto con otros bienes privados, de la función de
producción de utilidad de una persona, una institución o una región determinada. Dentro
de la teoría microeconómica actual existe una tendencia a considerar a cada una de estas
instancias, como un productor que combina diferentes bienes para la obtención de una
determinada utilidad. Es posible que los cambios producidos sean poco notables desde la
óptica del individuo o la instancia interesada, sin embargo, la utilidad generada aumenta el
bienestar colectivo y ello es lo que en última instancia justifica la razón de análisis de este
método.
El análisis costo beneficio para la valoración de bienes ambientales, implica comparar las pérdidas
con las ganancias estimadas a corto o a largo plazo. Es frecuente la utilización más formal de este
tipo de análisis para evaluar la conveniencia de construir una gran represa hidroeléctrica, limpiar un
río contaminado o reducir la emisión de contaminantes del aire a un nivel óptimo. El método
pretende establecer una diferenciación para el usuario, de tal forma que si el valor asignado al bien
sobrepasa el costo de no tenerlo, aquél puede optar por mantenerlo; de lo contrario estaría -
igualmente si no le conviene - en la opción de prescindir de él.
En la clasificación anterior de los métodos de valoración ambiental, como el lector ha podido darse
cuenta, se enfatiza más en la descripción de cada uno de ellos, al menos los más empleados para la
actividad económica, que la pretensión de abordarlos en detalle; queda entonces, la opción de
estudiarlos por separado, sobre todo los métodos de tipo cuantitativo, teniendo en cuenta su
posibilidad conveniente de aplicación de acuerdo a los bienes en particular, que se deseen valorar.
la función de producción representa la máxima cantidad que se puede producir de un bien con
unos recursos; por lo tanto, es una aplicación que a un vector de recursos le hace corresponder un
escalar que representa la cantidad producida. La función de producción de un productor relaciona
la cantidad usada de factores de producción con la producción obtenida gracias a ella.
- Función de utilidad
La función de utilidad es una función en la que se mide la “satisfacción” o “utilidad” que obtiene
un consumidor cuando por medio del consumo disfruta de una cantidad de bienes. El concepto de
utilidad es algo subjetivo que no se puede medir,es decir, debido a distintos factores en los que
depende de cada persona es difícil medir este concepto, sin embargo es posible simular y llegar a
hacernos una idea gracias a las funciones de utilidad.
La función de utilidad asigna valores numéricos a cada unidad de bienes consumidos. Ahora bien,
cuando obtenemos un valor mayor al que ha resultado de la función de utilidad es mejor que si el
valor fuese inferior al conseguido por la función.
- En el siguiente gráfico vemos un ejemplo de la función de utilidad:
Las características más destacadas de la función de utilidad, que podemos ver en este gráfico son
las siguientes:
Los economistas utilizan el término utilidad para calcular la satisfacción que las personas obtienen
en actividades tales como el trabajo, el consumo o la inversión. Estas actividades generan utilidad
positiva y aquellas que no satisfacen producen utilidad negativa, ya que los gustos pueden ser
diferentes en cada persona.
Además, existe una relación entre utilidad y riqueza a la que llamamos función de utilidad financiera
del inversionista, este siempre buscará más riqueza que menos riqueza, el problema en este caso es
conocer hasta qué punto la inversión conseguida aumenta la utilidad del inversionista, en otras
palabras, cuanta más riqueza consigue una mayor utilidad positiva obtiene y una mayor motivación
posee para ir en busca de más.
LOS FACTORES PRODUCTIVOS
Los factores productivos o insumos son los elementos básicos utilizados en la producción de bienes y
servicios.
Capital
Bienes y
Trabajo Producción Servicios
Tierra
La teoría económica de la producción utiliza funciones para indicar como se combinan los factores
productivos. Una de las más utilizada es la siguiente:
Y = F (K, L, T, t)
Cuando utilizamos el término “tierra”, lo hacemos en su sentido más amplio. Estamos indicando
no sólo la tierra cultivable y urbana, sino también los recursos naturales que ella contiene.
El “capital” comprende las edificaciones, las fábricas, la maquinaria y los equipos, las existencias de
medios elaborados y los medios utilizados en el proceso productivo. El capital en un sentido amplio,
se refiere además al capital humano, es decir la educación, la motivación, la salud, la formación
profesional, la experiencia y en general todo lo que contribuye a elevar la capacidad productiva de
los seres humanos.
En este sentido, todo lo que genera nuevos conocimientos, a través de la Investigación y Desarrollo,
también es considerado parte de los factores productivos. De allí surge una nueva definición, con
cinco elementos, de los factores productivos.
Esquema 1.3. Cinco factores de producción
Trabajo Capital
Recursos
Bienes y
Producción
Naturales Servicios
Capital Investigación
humano y desarrollo
Al momento de aplicar algún método e valoración económica se debe tener muy en claro
la información secundaria que se obtiene ya que si estos no son precisos al momento de
determinar el valor de un bien será un fracaso ya que no será el monto especifico.
5.1 Conclusiones
En un viaje de ida y vuelta, la economía ha tomado conciencia de la importancia del medio
ambiente como 'sustrato' en el que se producen las actividades humanas y, por ende, las de
mercado. Se ha tomado conciencia del papel del medio como productor de recursos, como
receptor de residuos y como sistema influyente e influenciable por parte de la economía.
Esta incorporación ha venido de la mano del éxito social y político del término desarrollo
sostenible, que de forma lenta pero inexorable forma parte cada día más activa de las políticas de
las administraciones, dando incluso nombre a concejalías, direcciones generales, consejerías, etc.
Poco a poco se está pasando, además, de planteamientos verticales a otros transversales, en las
que el medio ambiente aparece como criterio de decisión en ámbitos cada vez más numerosos.
5.2. Recomendaciones
Atreves de este trabajo se recomienda que los datos a usar en dicha valoración económica
sean confiables.
El personal técnico aplicar dicha valoración deben ser altos especialistas en los diferentes
campos que se aplican en la valoración económica de esa manera obtener un resultado
óptimo los cuales sean beneficios para el consumidor y productor.
VI. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Naredo, J.M. y Valero, A. (dirs.) 1999. Desarrollo económico y deterioro económico. Ed.
Fundación Argentaria y Visor Distribuciones, S.A. Madrid.
Ed. Alianza Editorial, Madrid. Costanza, R, et al. 1997. The value of the world´s ecosystem
ANEXOS