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CARLOS

ROBERTO
CRUZ ÁVILA.

UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE
QUERÉTARO

N103

DESARROLLO HUMANO

¿QUE ES EL HOMBRE?
MARTIN DUBER.

El rabino Bunam de Przysucha, uno de los últimos grandes maestros del


jasidismo, que hablo así una vez a sus discípulos: “pensaba escribir un libro
cuyo titulo seria Adán, que habría de tratar del hombre entero. Pero luego
reflexione y decidí no escribirlo”.
El filosofo Malebranche, el mas destacado entre los continuadores franceses
de las investigaciones cartesianas, escribe en el prologo a su obra capital De la
recherche de la vèritè (1671): “entre todas las ciencias humanas la del hombre
es la mas digna de el”.

Kant ha sido quien con mayor agudeza ha señalado la tarea propia de una
antropología filosófica. En el manual que contiene sus cursos de lógica, que no
fue editado por el mismo ni reproduce literalmente los apuntes que le sirvieron
de base, pero que si aprobó expresamente, distingue una filosofía en el sentido
cósmico (in sensu cósmico). Caracteriza a esta como la “ciencia de las
máximas supremas del uso de nuestra razón”.
Se puede delimitar el campo de esta filosofía en sentido universal mediante
estas cuatro preguntas: “1.- ¿Qué puedo saber? 2.- ¿Qué debo hacer? 3.-
¿Qué me cabe esperar? 4.- ¿Qué es el hombre? A la primera pregunta
responde la metafísica, ala segunda la moral, a la tercera la religión y a la
cuarta la antropología”

“En el fondo, todas estas disciplinas se podrían refundir en la antropología,


porque las tres primeras cuestiones reviertan en la ultima”.

Kant en la sección de su crítica de la razón pura que lleva por titulo “del ideal
supremo bien”. Dice que todos los intereses de la razón, lo mismo de la
especulativa que de la práctica, confluyen en ellas.

La naturaleza o esencia del hombre, y la adscribe a una disciplina a que llama


antropología pero que, por ocuparse de las cuestiones fundamentales del
filosofar humano, habrá que entender como antropología filosófica.

Pero para nada se ocupa de que sea el hombre ni toca seriamente ninguno de
los problemas que esa cuestión trae consigo: el lugar especial que al hombre
corresponde en el cosmos, su relación con el destino y con el mundo de las
cosas, su compresión de sus congeneres, su existencia como ser que sabe
que ha de morir, sus actitud en todos los encuentros, ordinarios y
extraordinarios, con el misterio, que componen la trama de su vida. En esta
antropología no entra la totalidad del hombre. Parece como si Kant hubiera
tenido reparos en plantear realmente, filosofando, la cuestión que considera
como fundamental.

Martin Heidegger, que se ha ocupado (en su Kant und das problema der
Metaphysik, 1929) de esta extraña contradicción, la explica por el carácter
indeterminado de la cuestión o pregunta “que sea el hombre”

Kant se trata de la finitud del hombre. “¿Qué puedo saber?” implica un no


poder, por lo tanto, una limitación “¿Qué debo hacer?” supone algo con lo que
no se ha cumplido todavía, también, pues, una limitación; y “¿Qué me cabe
esperar?” significa que al que pregunta le esta concedida una expectativa y
otra le es negada, y también tenemos otra limitación.

En lugar, pues, de la antropología, tendríamos como fundamentos de la


metafísica ontología fundamental.

Kant no pregunta: “¿Qué puedo conocer?”, sino “¿Qué puedo conocer?” lo


esencial en el caso no es que yo solo puedo algo y que otro algo no puede; no
es lo esencial que yo únicamente se algo y dejo de saber también algo; lo
esencial es que, en general, puedo saber algo, y que por eso puedo preguntar
que es lo que puedo saber. No se trata de mi finitud sino de mi participación
real en el saber de lo que hay por saber.
“¿Qué debo hacer?” significa que hay un hacer que yo debo, que no estoy, por
tanto, separado del hacer justo, sino que, por eso mismo que puedo
experimentar mi deber, encuentro abierto el acceso al hacer.
El “¿Qué me cabe esperar?” quiere decir, como pretende Heidegger, que se
cuestionable la expectativa, y que en el esperar se hace presente la renuncia a
lo que cabe esperar (pues Kant no piensa, claro esta, que la respuesta a la
pregunta habría de ser: ¡nada!), y en segundo, que me es permitido esperarlo,
y, en tercero, que, por lo mismo que me es permitido, puedo experimentar que
sea lo que esperar.

Y el sentido de la cuarta pregunta, a la que pueden reducirse las tres


anteriores, sigue siendo en Kant este: ¿Qué tipo de criatura será esta que
puede saber, debe hacer y le cabe esperar? Y que las tres cuestiones primeras
puedan reducirse a esta última quiere decir: el conocimiento esencial de este
ser me podrá de manifiesto que es lo que, como tal ser, puede conocer, que es
lo que como tal ser, debe hacer, y que es lo que , también como tal ser, le cabe
esperar. Con esto se ha dicho, a su vez, que con la finitud que supone el que
solamente se puede saber esto, va ligado indisolublemente la participación en
lo infinito, participación que se logra por el mero hecho de poder saber.

El conocimiento de la finitud del hambre se nos da al mismo tiempo el


conocimiento de su participación en lo infinito, y no como dos propiedades
yuxtapuestas, sino como la duplicidad del proceso mismo en el que se hace
cognoscible verdaderamente la existencia del hombre. Lo finito actúa en ella, y
también lo infinito; el hombre participa en lo finito y también participa en lo
infinito.
¿Qué es el hombre? Desarrollo en sus lecciones una antropología bien
diferente de la que el mismo pedía, una antropología que, con criterio histórico-
filosófico, se podría calificar de anticuada trabada aun con la antropografía de
los siglos XVII y XVIII, tan poco crítica. Pero la formulación de la misión que
asigno a la antropología filosófica que propugnaba constituye un legado al que
no podemos renunciar.

Es cierto que experimentamos constantemente lo que podemos saber, lo que


debemos hacer y lo que nos cabe esperar; y también es verdad que la filosofía
contribuye a que lo experimentamos.
Que significa poder saber, y como cosmología, filosofía de la historia, etc., me
dice que es lo que hay por saber; a la segunda, cuando como psicología me
dice como realizar psíquicamente el deber y como ética, teoría del estado,
estética, etc., que es lo que hay por hacer y ala tercera cuestión cuando, en
forma de filosofía de la religión, me dice por lo menos como se presenta la
esperanza en la fe concreta y en la historia de las creencias, aunque no pueda
decirme que es lo que cabe esperar, porque la religión y su explicación
conceptual, la teología, que tienen aquello por tema, no forma parte de la
filosofía.

A las ideas de la metafísica como doctrina del ser, del ente y de la existencia,
en segundo lugar, a los resultados de otras disciplinas filosóficas particulares y,
en tercero, a los descubrimientos de la antropología filosófica. Pero de la
disciplina de la que habrá de hacerse menos dependiente es, precisamente, de
la antropología filosófica.

Una antropología filosófica legitima tiene que saber no solo que existe un
genero humano sino también pueblos, no solo un alma humana sino también
tipos de caracteres, no solo una vida humana sino también edades de la vida;
solo abarcando sistemáticamente estas y las demás diferencias, solo
conociendo la dinámica que rige dentro de cada particularidad y entre ellas, y
solo mostrando constantemente la presencia de lo uno en lo vario, podrá tener
ante sus ojos la totalidad del hombre.

CRITICA
En esta lectura lo que nos tratada de explicar es las variedades corrientes
filosóficas que han tratado de darle un sentido ala la palabra hombre sin
embargo la filosofía de Kant por lo que se le fue muy limitada ya que no
escribió lo que realmente a mi punto de vista lo que realmente deseaba ya que
se contradice con las preguntas que se planteo ye inclusive al punto de solo
responder con negativas o limitantes a estas preguntas por lo cual fue
duramente criticado por Heidegger.

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