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Aunque la existencia del adrenocromo está entre el mito y la realidad, la forma de obtener
esta droga implica actos atroces...
Herencia de sangre
Sin temor a exagerar, desde tiempos remotos ha existido la costumbre del sacrificio ritual;
satisfacer a los dioses por medio de ofrendas para así tener la gracia de sus favores. Estos
sacrificios iban desde semillas hasta sangre animal o humana. Según diferentes culturas –la
vikinga, por ejemplo– entre más grande era la petición a los dioses, el sacrificio debía ir acorde
para una mayor seguridad del cumplimiento de ésta. No obstante, la sangre en particular
siempre ha tenido cierto cariz místico y religioso, un áurea sagrada difícil de ignorar, un canal
directo de comunicación con divinidades y fuerzas más allá del plano terrenal; y conforme
fueron evolucionando las religiones, la gente se dio cuenta de que no bastaba un cuenco lleno
de sangre tibia, hacía falta que el sacrificado se sometiera a cierto procedimiento para hacer la
sangre más apetecible a los dioses.
El ingrediente secreto
Las culturas fueron perfeccionando el sacrificio ritual hasta descubrir que, entre más asustada
y estresada estuviera la víctima, más eficacia tenía la ceremonia; por tanto, los métodos de
tortura, incluso el uso de ciertas drogas, evolucionaron generación tras generación hasta poder
nombrar el ingrediente secreto: adrenalina.
La adrenalina es una hormona secretada por las glándulas suprarrenales que se transporta por
el torrente sanguíneo a distintas partes del cuerpo, dependiendo de en dónde sea más
necesitada, es decir, si se trata de un atleta, la adrenalina funciona como disparador de energía
y fuerza, si se trata de una persona en peligro, la adrenalina alerta los sentidos, dilata las
pupilas para una mejor visión, desencadena mecanismos de supervivencia ocultos en el cuerpo
y eleva la presión sanguínea en caso de que sea necesario correr para huir; si por el contrario,
se está expuesto a una experiencia como paracaidismo, sexo, o algún deporte extremo o
situación límite, la adrenalina actúa en el cerebro como una puerta abierta a cualquier
estímulo, hasta el más mínimo; y hay una muy alta posibilidad de percepciones extra
sensoriales.
Aunque ya son muy pocas las culturas que siguen llevando a cabo sacrificios humanos, esta
costumbre pasó a manos de cultos y sectas formados por miembros de élite social –como los
Illuminati–, quienes disfrazan estos sacrificios de eventos sociales exclusivos.
Existe toda una subcultura que afirma que el adrenocromo es real y que se vende de manera
clandestina por la deep web a precios estratosféricos. Sin embargo, como se dice al principio
de este texto, averiguarlo de primera mano significaría estar dispuesto a someter a otro ser
humano, primero a torturas horribles, para después darle muerte. Y aunque dichos
testimonios afirman que sus efectos no tienen comparación (alucinaciones, euforia,
incremento de los sentidos, de la energía y de la fuerza) esta droga va mucho más allá de
cualquier viaje de ácido.
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En tanto se sigan creando mitos alrededor de esta droga, habrá gente dispuesta a todo con tal
de probarla, lo cual acarreará dos cuestiones; la primera, que caigan en manos de charlatanes
y estafadores; la segunda, que se aventuren, de manera cruel e ignorante, a generar ellos
mismos el adrenocromo, no importa cuál sea, los resultados siempre serán trágicos.
Çm&kSer.