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Artículo 1275.- «No hay repetición de lo pagado en virtud de una deuda prescrita, o
para cumplir deberes morales o de solidaridad social o para obtener un fin inmoral
o ilícito.
El artículo 1275 del Código Civil dispone, en primer término, que no se puede repetir
lo pagado en virtud de una deuda prescrita, vale decir, de una obligación natural.
Quien paga una obligación natural, paga lo que es debido. Así, aunque pagara por
error, no tendría derecho a la restitución de lo pagado.
El artículo 1275 del Código Peruano es claro al disponer que no hay repetición de
lo pagado para cumplir deberes morales o de solidaridad social.
En efecto, aquél que respondiendo a un imperativo de su conciencia ejecuta una
prestación sin estar, en estricto Derecho, obligado a su ejecución, paga en
cumplimiento de un deber moral y, por tanto, no podría reclamar la restitución de lo
pagado. Sería el caso, por ejemplo, de quien entrega a un familiar suyo tratado mal
por la fortuna, por quien tiene afecto, una cantidad de dinero o bienes para
favorecerlo.
Así las cosas, es claro que el pago librado a la conciencia individual no autoriza al
solvens para reclamar la restitución de lo pagado.
El artículo 1275 del Código Civil prohíbe la repetición de lo pagado para obtener un
fin ilícito o inmoral.
Ahora bien, en lo relativo al derecho de repetición del pago por causa ilícita o
inmoral, pueden señalarse tres posiciones en la doctrina y legislación extranjeras.
Una primera posición admite la repetición del pago hecho por una causa inmoral,
únicamente cuando el solvens incurre en error. De lo contrario, esto es, si ambas
partes han errado, no hay lugar a la repetición. Esta corriente prohíbe, asimismo, la
repetición de lo pagado en virtud de una causa ilícita, admitiendo que el accipiens
retenga (aunque a título ilegal) lo recibido.
"Otra posición se inclina por la tesis contraria, admitiendo la repetición del pago
hecho por una causa inmoral o ilícita.
Una tercera posición legislativa prohíbe la repetición del pago efectuado por una
causa inmoral o ilícita, confiscando y recuperando para el Estado lo pagado.
En efecto, la ley civil peruana rehúsa a aquél que ha pagado en virtud de una causa
ilícita o inmoral la acción de repetición y dispone que lo pagado en razón de ellas
corresponde a la institución encargada del bienestar familiar. En nuestro
ordenamiento jurídico, por tanto, lo pagado para obtener un fin ilícito o inmoral no
legitima al accipiens para retener lo que recibió.
Queda claro, en suma, que conforme a lo previsto por el artículo 1275 del Código
Civil, el pago de una deuda prescrita, por tratarse de una obligación natural que
sirve de base a un pago válido, no puede repetirse.
Cuando una persona, por error, presta un servicio o cumple un hecho, o se abstiene
de ejecutar una prestación de dar o de hacer, resulta evidente que no puede
hablarse — en estricto — del derecho a repetir. Por ello, el artículo 1276 del Código
Civil establece que las reglas del pago indebido se aplican, en cuanto sean
pertinentes, a las obligaciones de hacer en las que no proceda restituir la prestación
y a las obligaciones de no hacer.
Así, el artículo 1276 del Código Civil Peruano de 1984 resulta novedoso, en tanto
ningún, otro Código o Proyecto Peruano ha regulado este supuesto en los términos
expresados.
Artículo 1276.- «Las reglas de este capítulo se aplican, en manto sean pertinentes,
a las obligaciones de hacer en las que no proceda restituir la prestación y a las
obligaciones de no hacer. En tales casos, quien acepta el pago indebido de buena
fe, sólo está obligado a indemnizar aquello en que se hubiese beneficiado. Si
procede de mala fe, queda obligado a restituir el íntegro del valor de la prestación,
más la correspondiente indemnización de daños y perjuicios».
En opinión nuestra, las normas sobre el pago indebido relativas a las obligaciones
de hacer y de no hacer a que se refiere el citado precepto, nos remitirían a la
definición y efectos de la solutio indebiti (artículo 1267 del Código Civil), al pago
indebido efectuado a persona que procedió con buena fe (artículo 1268 del Código
Civil), a la carga de la prueba del pago indebido (artículo 1273 del Código Civil), al
plazo prescriptorio de la acción de restitución (artículo 1274 del Código Civil)}',
finalmente, a los supuestos en los que el deudor no tenga acción de repetición
(artículo 1275 del Código Civil).
Con ello no estamos expresando, desde luego, que las partes de la relación
obligatoria no deseen extinguir la obligación, sino que quieren hacerlo, pero
novándola, es decir, cambiándola por otra.
Por otra parte, la novación presenta dos facetas claramente identificables, ya que
puede producirse en forma objetiva (sea por cambio en la prestación o en el título
de la obligación), o en forma subjetiva. -En este último caso, también podrán
presentarse dos características distintas: o que se produzca por cambio de acreedor
o por cambio de deudor (tanto en la modalidad de delegación, como en la modalidad
de expromisión).
Finalmente, queda claro que una novación nunca supondrá la coexistencia de la
obligación anterior y de la nueva. La creación o el nacimiento de la nueva obligación
importará, necesariamente, la extinción de la anterior.
Y, por las partes que intervienen, puede ser un medio unilateral de extinción de
obligaciones o uno de carácter bilateral, según la modalidad novatoria que se
analice.
En cambio, las otras formas de novación, esto es la novación subjetiva por cambio
de deudor en la modalidad de delegación, la novación subjetiva por cambio de
acreedor y la novación objetiva, exigen del acuerdo entre deudor y acreedor para
sustituir una obligación por otra. Por tal razón, estas formas novatorias, desde la
misma óptica señalada, pueden catalogarse como medios bilaterales de extinción
de obligaciones.
Cabe recordar, por lo demás, que el Código Civil, en su artículo 1413, establece que
las modificaciones del contrato original deben efectuarse en la forma prescrita para
ese contrato.
Por otra parte, respecto a la extinción del contrato original, el artículo 1413 tampoco
ha establecido la necesidad de formalidad especial alguna, razón por la cual podría
entenderse que, para estos efectos, también existe libertad de forma.
Prima facíe podría pensarse que sí. Pero no olvidemos que la novación significa de
por sí la extinción de una obligación y la creación de una nueva. Y en materia
contractual, la novación incluso puede originar la extinción de todas las obligaciones
del contrato primigenio y su sustitución por otras derivadas de una fuente distinta:
Es el caso típico de la novación objetiva por cambio de título.
Entendemos que las doctrinas relativas a la forma del mutuo disenso, cuando la
relación contractual que se quiere dejar sin efecto ha requerido de una formalidad
solemne para su nacimiento, no resultan aplicables al tema de la novación, por
cuanto a través del mutuo disenso lo que las partes buscan es dejar sin efecto la
relación contractual, sin pretender la creación de nuevas obligaciones en sustitución
de aquéllas extinguidas. Lo único que persiguen es dejar sin efecto las que crearon
anteriormente. Por ello, dada la diversa naturaleza del mutuo disenso y de la
novación, entendemos que a ambas figuras les son aplicables principios propios y
no comunes.
En tales supuestos, ya sea por cambio de acreedor o por cambio de deudor (en
cualquiera de sus modalidades: por delegación o por expromisíón), la relación
contractual no se modifica, pues el contenido de las obligaciones nacidas del
contrato originario se mantiene inalterable. En este sentido, no podría sostenerse
que una novación subjetiva implica la modificación de las prestaciones,
objetivamente consideradas, del contrato original, razón por la cual descartaríamos
la aplicación del principio establecido por el artículo 1413, norma que, lo reiteramos,
dispone que las modificaciones al contrato deben efectuarse en la misma forma
prescrita para él.
CONCEPTO Y REQUISITOS
La novación, sin duda, es una de las vías extintivas de obligaciones que el Derecho
auspicia (esta figura se encuentra legislada en la Sección Segunda del lIbro VI del
Código Civil de 1984). De allí que, conforme al criterio de la normalidad, la novación
puede catalogarse como un medio normal de extinción de obligaciones.
De acuerdo con sus efectos, esta figura jurídica no es sólo un medio extintivo de
obligaciones, toda vez que, en cualquiera de sus modalidades, implica la creación
de una obligación nueva que sustituye a otra preexistente. En tal sentido, la
novación resulta ser al mismo tiempo medio extintivo y fuente creadora de
obligaciones.
Artículo 1277.- «Por la novación se sustituye una obligación por otra. Para que
exista novación es preciso que la voluntad de novar se manifieste indubitablemente
en la nueva obligación, o que la existencia de la anterior sea incompatible con la
nueva». Para que pueda configurarse la novación es necesaria la presencia de los
siguientes requisitos:
Sin duda, la novación precisa de una diferencia sustancial entre la obligación que
se extingue y la que se crea. Sólo un cambio sustancial en la primera obligación
produce novación. Todo cambio que genere una modificación en la esencia de una
relación obligatoria supone siempre su extinción y la consecuente creación de una
nueva.
Este cambio, que llamamos sustancial, se produce cuando los contratantes de
mutuo acuerdo convienen en modificar alguno de los elementos constitutivos de la
relación obligatoria, suprimir la condición a que se hallaba sujeta la obligación
primigenia o, por el contrario, sujetar la obligación originalmente pura, a una
condición, todo ello con las restricciones y límites que, al respecto, contempla el
propio Código Civil, y con la singularidad de la novación subjetiva por expromisión
y de la novación legal, a las que antes nos referimos.
Sobre la base de estas consideraciones, resulta claro que para que exista novación
se requiere que la voluntad de novar se manifieste indubitablemente en la nueva
obligación. Pero, ¿significa esto que los contratantes tienen que declarar
expresamente su intención de novar la obligación?
Así lo prevé la ley civil peruana en el segundo parágrafo del artículo 1277, al señalar
que para que exista novación es preciso que la voluntad de novar se manifieste
indubitablemente en la nueva obligación, o que la existencia de la anterior sea
incompatible con la nueva.
NOVACIÓN OBJETIVA
La novación puede operar bajo dos formas, a saber: mediante un cambio en los
sujetos de la relación obligatoria, en cuyo caso se denomina subjetiva, o a través de
un cambio en el objeto o la causa de la obligación. Esta última forma, regulada por
el artículo 1278 del Código Civil, es la llamada novación objetiva, la misma que se
genera cuando la prestación debida o el título que da origen a la obligación, se
sustituyen por otros.
El texto del referido artículo 1278 es el siguiente-. Artículo 1278- «Hay novación
objetiva cuando el acreedor y el deudor sustituyen la obligación primitiva por otra,
con prestación distinta o a título diferente».
La novación objetiva por cambio de prestación surge cuando las partes convienen
en modificar sustancialmente el objeto de la obligación primitiva o sustituirlo por otro.
La ley civil peruana no contiene una norma que precise taxativa-mente si tal o cual
cambio en la relación obligatoria produce novación.
Para ilustrar este supuesto vamos a consignar un ejemplo. Dos partes han
celebrado un contrato de compraventa por el cual una le va a entregar en propiedad
a la otra un automóvil determinado, a cambio de 40,000 nuevos soles.
Posteriormente, acuerdan que el comprador ya no entregará dicha suma de dinero,
sino que transferirá la propiedad de una camioneta determinada. En este caso, no
hay duda de que se ha producido un cambio en la prestación a cargo de una de las
partes, pero no sólo ha variado la prestación a ejecutar, sino también ha cambiado
el contrato mismo, pues ya no estamos ante un contrato de compraventa, sino en
presencia de un contrato de permuta. En este caso, no sólo se ha novado la
obligación, sino el contrato, vale decir, la causa fuente misma.
Antes de finalizar el análisis del precepto bajo comentario, precisa anotarse que en
la novación por cambio de causa fuente, el efecto extintivo-creador de las
obligaciones se verifica respecto a todas las obligaciones que emanan del título o
causa fuente que se sustituye, y no sólo sobre una o algunas de las obligaciones.
Este último caso se presenta únicamente en la novación por cambio de objeto.
El artículo 1279 del Código Civil Peruano de 1984 establece qué cambios
accesorios en la prestación no producen novación:
Como puede observarse, el precepto bajo análisis tan sólo enuncia algunos de ellos,
a saber:
El artículo 1279 del Código Civil también establece que la renovación de títulos
valores no produce novación.
LA MODIFICACIÓN DE UN PLAZO
A nuestro entender, si bien la variación del plazo puede ser accesoria (justamente
en el supuesto de que sólo represente un cambie en la fecha de cumplimiento, como
sería el caso del plazo suspensivo), ella podría ser fundamental, si representa una
ejecución más o menos dilatada de la prestación original (ejemplo propuesto por
nosotros de plazo resolutorio). Es decir, la prestación devendría en distinta (y por lo
tanto habría novación) por la modificación del plazo.
En otras palabras, la modificación del plazo sería la causa de que exista esa
variación en la prestación y, en consecuencia, de que se hubiera novado la
obligación.
Por tal razón, consideramos que la norma debe interpretarse en el sentido de que
la variación del plazo podrá o no producir la novación de la obligación, considerando
la naturaleza de la obligación, el título y las circunstancias del caso.
El precepto bajo comentario establece que la modificación del lugar del pago no
produce novación.
Por nuestra parte, estimamos, al igual que en el tema del plazo, que la variación del
lugar del pago podría o no revestir la importancia necesaria como para considerarse
que ha producido novación en la obligación.
El artículo 1279 del Código Civil prescribe en su parte final que cualquier otro cambio
accesorio de la obligación no produce novación.
A nuestro modo de ver, de la lectura del artículo 1279, infine, no queda claro cuáles
son las variaciones accidentales en la prestación que no producen novación, y por
ello no es posible deducir contrario sensu cuáles son aquellos supuestos que sí
generan novación.
Según se verá del estudio de cada caso, nuestra opinión discrepa, en ciertas
oportunidades, del parecer mayoritario de la doctrina, por las consideraciones que
luego anotamos.
Una de las formas en las que puede operar la novación es mediante un cambio en
los sujetos de la relación obligatoria, en cuyo caso se denomina novación subjetiva.
Hay novación subjetiva cuando la obligación primitiva se sustituye por una relación
obligatoria distinta, en la que aparece un nuevo acreedor o un nuevo deudor, o un
nuevo acreedor y un nuevo deudor, por haber operado un cambio en los sujetos de
la obligación primigenia. La novación subjetiva es de dos clases: por cambio de
acreedor o por cambio de deudor.
El artículo 1280 del Código Civil Peruano de 1984, trata acerca del primer supuesto
de novación subjetiva, esto es, de la novación por cambio de acreedor:
Artículo 1280.- «En la novación por cambio de acreedor se requiere, además del
acuerdo entre el acreedor que se sustituye y el sustituido, el asentimiento del
deudor».
Para que opere novación por cambio de acreedor se requiere, en consecuencia, del
consentimiento de tres partes: del acreedor originario, del nuevo acreedor y del
deudor (quien va a ser el mismo en la relación jurídica antes y después de producido
el cambio del acreedor).
"Esta forma novatoria exige, por tanto, no sólo el animus novandi del antiguo y del
nuevo acreedor, sino también la voluntad de novar del deudor.
En suma, para que se extinga una obligación y en su reemplazo se cree una nueva
con distinto acreedor, se requiere no sólo del convenio entre el primitivo acreedor y
el nuevo, sino además el asentimiento del deudor. Éste es un elemento esencial de
la novación. Sin el asentimiento del deudor no podría crearse una nueva obligación
a su cargo, aun cuando la prestación fuera la misma que la de la antigua obligación.