Sei sulla pagina 1di 75

Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso Internacional

sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la


Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre de 2018.

“UN CONOCIMIENTO QUE NOS PERMITA QUEDARNOS”. Etnografía sobre la


división del trabajo manual e intelectual en comunidad campesina Ojo de Agua.

Constanza Denise Gallardo.

constanza.galla@hotmail.com

Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral (FHUC-UNL)

Área temática: Cuestión Social y Estudios del Trabajo.

En la presente investigación analizaremos cómo se expresa la división de trabajo manual e


intelectual dentro de la Comunidad Campesina en Villa Ojo de Agua, Santiago del Estero. Y cómo
influye esta división en la construcción de conocimientos y la relación con la composición de la
Comunidad, la cual está bajo la organización política del MoCaSe (Movimiento Campesino de
Santiago del Estero). Por otra parte, para llevar a cabo la recolección de información se utilizó el
método etnográfico con observación participante y entrevistas etnográficas informales para entender
la visión de las y los habitantes de la comunidad sobre los espacios de trabajo, y además sus
percepciones sobre los conceptos analizados. Por ultimo, en lo que respecta a nuestro marco teórico
y conceptual tomamos de referencia investigaciones sobre el MoCaSe presentadas en el ALAS entre
el 2014 y 2016, los aportes realizados por Durkheim sobre la división social del trabajo, la
perspectiva de Antonio Gramsci sobre la división del trabajo manual e intelectual, haciendo mayor
hincapié el concepto de “intelectualidad”, y el concepto de “resistencia” de David Harvey para
entender la existencia de algunas sociedades, territorios, lugares y comunidades que se resisten a
adaptarse a las lógicas capitalistas de producción.
1. Introducción.

En la presente investigación pasaremos a analizar mediante un paradigma interpretativo1 cómo se


expresa la división de trabajo manual e intelectual dentro de una comunidad campesina en Santiago
del Estero, la cual está bajo la organización política del MoCaSe2. En la comunidad donde se
realizará la recolección de datos se ubica en Villa Ojo de Agua, en Santiago del Estero en el km 924
de la Ruta Nacional 9. Es importante mencionar que la intención de analizar la división del trabajo
físico e intelectual parte además con el objetivo secundario de observar cómo este proceso social
influye en la construcción del conocimiento dentro de la comunidad, y con la particularidad de la
existencia de una universidad campesina (UNICAM). También se agrega la variable de la
integración de voluntarios a las tareas y trabajos en las instancias de voluntariados de verano,
campamento y pasantías de invierno.

Para llevar a cabo la recolección de información sobre la vida en comunidad y la organización del
trabajo y las tareas, utilizaremos el método etnográfico3 con observación participante4 y la
implementación de entrevistas etnográficas informales5 para entender la visión de las y los
habitantes de la comunidad sobre los espacios de trabajo, su carácter, su forma organizativa, su
importancia dentro del todo en que consiste la comunidad y además sus diferentes percepciones y
referencias sobre los fenómenos o conceptos que vamos a analizar, entendiendo los diferentes
grupos de actores presentes dentro de la composición de la comunidad, los cuales categorizaremos
para identificar de manera más específica cómo se generan choques culturales entre estos, que tipos
de intercambios se reproducen , la producción de saberes y las nociones sobre el “labor manual” y
la “intelectualidad” que poseen. No obstante, es importante descubrir cómo (según la percepción de
las y los miembros de la comunidad) contribuye uno u otro saber/trabajo en la construcción de la
comunidad y del MoCaSe.

Por otra parte, dentro de nuestros objetivos secundarios buscamos contraponer ambos conceptos
–manual e intelectual- y su función social dentro de los campos de acción, no para juzgar la calidad
o evaluar si uno es mejor que el otro o más necesario, sino para problematizar concepciones o
supuestos sobre cada uno. Entonces, ¿quiénes son aquellos actores intelectuales dentro de la
comunidad?, ¿qué es ser un intelectual dentro de la comunidad campesina? ¿Cuáles son aquellos
trabajos manuales y quiénes los realizan? ¿Cómo es la construcción del conocimiento, y cómo
influyen/contribuyen aquellos saberes en la organización del trabajo en el campo? ¿Existe la
división de trabajos/tareas intelectuales y manuales de forma explícita/ implícita dentro de la
comunidad, son conscientes las y los actoras/es? Por lo que nuestras intenciones son revelar cómo
se materializan en la división del trabajo los saberes manuales e intelectuales, y por otro lado la
concepción de estas categorías dentro del territorio a observar.

En lo que respecta a nuestro marco teórico y conceptual tomamos de referencia algunas


investigaciones previas sobre el MoCaSe6 presentadas en el ALAS entre el 2014 y 2016 y los
aportes realizados por Durkheim sobre la división social7 del trabajo, la perspectiva de Antonio
Gramsci para comprender la división del trabajo manual e intelectual, haciendo mayor hincapié el
concepto de “intelectualidad”8 que trabaja el autor y su función social. Por ultimo analizaremos el
concepto de “resistencia”9 desarrollado por David Harvey para entender la existencia de algunas
sociedades, territorios, lugares y comunidades que se resisten a adaptarse a las lógicas capitalistas
de producción. Estas últimas forjan la organización del trabajo, donde lo manual y lo intelectual
parecieran estar tajantemente dividas conceptualmente y geográficamente.

2. Primer día en la Comunidad.

El trabajo etnográfico se realizó en el marco de un voluntariado de verano10 convocado por la


misma organización del MoCaSe y la UNICAM11 durante enero-febrero lo que implica una
adaptación total a las costumbres, normas de convivencia de la comunidad y de la organización.

Mi llegada a la comunidad fue el quince de Enero de 2018 a la una de la tarde, luego de 660 Km y
ocho horas de viaje. La bienvenida me la otorgaron las y los habitantes del lugar junto con
voluntarias/os que habían llegado antes, quienes me recibieron de forma muy hospitalaria y con un
guiso de fideos. Luego del almuerzo estaba programada una reunión de todas/os las/os
voluntarias/os con Aldolfo, encargado de la Secretaria de Política y Pedagogía del MoCaSe, en este
encuentro nos pidió presentarnos y comentar las razones que nos acercaron a la comunidad y cuáles
eran nuestras expectativas en nuestra estadía. Finalizada la reunión nos llevaron a recorrer el predio
y nos ubicaron en “la casa de piedra”12. Una vez que nos instalamos en la casa tuvimos parte de la
tarde libre ya que por la lluvia los grupos de trabajo y las tareas quedaron suspendidas, así que hubo
tiempo para conocer al resto de las/os voluntarias/os que venían de diferentes lugares: estudiantes
de arquitectura de Córdoba, de Cine y Comunicación, de Villa María estudiantes de Sociología,
maestros y profesores de Buenos Aires Capital, estudiantes de la secundaria de Santiago Capital y
Mochileras/os de Tucumán.

Por otro lado, como era el primer día las tareas eran voluntarias, dentro de estas se encuentra la
panificación. Así que junto con un grupo de chicas cordobesas nos ofrecimos a hacer panes con
Brian, el encargado de la tarea. Cuando fuimos a la panadería comunitaria nos encontramos con
máquinas muy viejas y manuales; acá el pan se hace con harina de trigo, agua, sal y grasa de
chancho. En el proceso de aprender a hacer panes una de las voluntarias avisa que es vegetariana,
no hubo muy buena recepción de parte de Brian pero responde -“Si, acá vienen muchos voluntarios
que son vegetarianos y no comen carne, para ellos se prepara pan con aceite vegetal”. Por lo que
preguntamos, si existían miembros de la comunidad vegetarianos y nos respondió que no, además
manifestó un no entendimiento de por qué alguien no comería carne siendo que a los animales los
crían ahí, ese fue uno de los primeros choques de ideas que se presentaron. Con los panes en el
horno de barro fuimos a la cocina y ayudamos con la cena. Se cena en uno de los salones de la
UNICAM, se ponen tablones y sillas para todas/os y es responsabilidad de todo el colectivo
garantizar el orden. Y por último en el día debe existir un grupo de tarea13 encargado de servir la
comida, juntar los platos y lavar.

Finalizada la cena que termina a las diez y media de la noche se apagan el equipo de energía (motor
a diésel) de toda la comunidad para ahorrar energía cuando no se está trabajando. Es decir, la
energía eléctrica en la comunidad tiene horarios de uso, los laborales. Por ende con la tranquilidad
del campo en la oscuridad apenas iluminadas nuestras caras por la luz de las estréllenlas se organizó
una guitarreada santiagueña con canciones de la zona, mates y mucho tabaco de por medio. Estas
guitarreadas no suelen durar más de la una de la mañana, porque al otro día las tareas y el trabajo
arrancan a las cinco y media de la mañana.

3. La organización política del MoCaSe en Ojo de Agua.

La comunidad está bajo la organización del Movimiento Campesino Santiagueño, este representa a
cuarenta comunidades dentro de la Provincia de Santiago del Estero, de las cuales las más grandes
son las que están en Santiago del Estero Capital, Quimilí y Ojo de Agua. En la primera se encuentra
el centro político del movimiento, en Quimilí14 está ubicada la Escuela de Agroecología15y en
Villa Ojo de Agua se encuentra la UNICAM SURI, la cual estiman que abrirá este 2018. En función
a la forma organizativa de las diferentes comunidades y sus centros de formación existe total
influencia ideológica del movimiento en lo que respecta a la noción de vivir en comunidad, el
funcionamiento de los trabajos y tareas, los objetivos políticos y la construcción del movimiento; de
modo que la incorporación de voluntariados dentro de Ojo de Agua es para que conozcan el
MoCaSe y la UNICAM y el lineamiento ideológico- político, fomentar la participación y la
afiliación con la organización. Para garantizar el funcionamiento los movimientos existen
Secretarias dentro de cada territorio, es decir, hay quienes tienen a cargo tareas organizativas y
representativas en la comunidad dentro del movimiento santiagueño.
La división de Secretarias consiste tareas políticas orgánicas16 para debatir entre las diferentes
comunidades que abarca el movimiento de forma democracia y horizontal para la construcción del
MoCaSe Vía Campesina. Estas Secretarias son cuatro: Política y Pedagogía, Comunicación17,
Producción Vegetal y Animal18, y Finanzas19, su función es garantizar la representación y el
funcionamiento de la comunidad interno y con otras comunidades, también frente a otros
movimientos políticos o partidos y/o la articulación con otros territorios por fuera de movimiento.
No obstante, es necesario destacar que en una charla con Adolfo me mencionó la ausencia de una
Secretaria General o una Presidencia -“aquí el poder se construye en colectivo” -remarcó él, además
hizo mucho énfasis en que es importante darle lugar a los jóvenes en las instancias de toma de
decisiones para que les permitan formarse. La representación de la comunidad es importante por lo
que la política se construye desde abajo hacia arriba mediante la participación de todas y todos; para
lograr un real representación de la comunidad dentro del MoCaSe se efectúa la elección de
delegadas/os20 que vayan a las reuniones de Comisiones de cada Secretaria. Estas delegaciones se
conforman en parejas pedagógicas21 para a debatir sobre los objetivos del movimiento y las
necesidades de cada territorio.

4. La UNICAM.

En fin de lograr nuestros objetivos en este trabajo, hicimos una indagación exhaustiva sobre la
forma de trabajo y organización de la secretaria Política y Pedagógica, la cual está vinculada con la
UNICAM y determina cuál es su objetivo dentro de la comunidad, es decir, decide sobre los planes
de estudio de las carreras, la formación y las dinámicas educativas. El secretario es Adolfo quien
varias veces citó a Paulo Freyre como referente teóricos para entender cuál es la idea de educación
que ellos quieren transmitir en la comunidad. Es esta tarea la encargada de la formación de cuadros
políticos e intelectuales dentro de los espacios pedagógicos. Esto nos lleva a analizar cómo
funcionará la UNICAM, donde quienes enseñarán las materias serán compañeras/os habitantes del
lugar y algunas/os profesoras/es provenientes de los pueblos cercanos con el objeto de trasmitir los
saberes mediantes las dinámicas de la educación popular22. Lo principal según Adolfo es que
–“aquellos que sepan hablar, que tienen herramientas, le puedan enseñar a aquellos que no saben
hablar”- esto hace referencia a la capacidad de oratoria que poseen algunas/os compañeras/os
(universitarias/os).

Se puede identificar una postura crítica hacia la forma del conocimiento presente en las
universidades, en varias ocasiones se mencionó la falta de la producción de conocimientos que
sirvan para los territorios. Se comentaron experiencias donde miembros de las comunidades iban a
estudiar carreras universitarias a Santiago Capital o Córdoba y que no volvían a sus hogares ya que
no podían trabajar de lo que se habían recibido, de manera que uno de los principales objetivos con
la UNICAM es crear conocimientos que les permita quedarse en el territorio y en función de la
necesidad de la comunidad y el movimiento. Para esto una de las propuestas era que cuando
comience el año, la dinámica consista en estar 45 días en la UNICAM y otros quince días
trabajando en el territorio.

-“Acá no interesa el saber por el saber, quién sabe más es más inteligente o algo así, sino que para
nosotros el verdadero saber y educación son aquellos conocimientos que sirven como herramientas
para la liberación de los pueblos”- esto me respondió Adolfo cuando le pregunté acerca de su
concepción sobre el saber que se construye en las universidades, qué tipo de saber esperaban
generar en la UNICAM y para qué veían necesaria la creación de una universidad con perspectiva
territorial.

5. División de tareas y Grupos de Trabajo.

Segundo día, son las cinco y media de la mañana -escribí en mi libreta diaria- las y los
voluntarias/os nos levantamos y fuimos directo a desayunar pan y té negro. Luego del desayuno
tuvimos que anotarnos en un Grupo de Trabajo y en un Grupo de Tarea, el primero es sobre los
trabajos manuales de producción, autoabastecimiento de la comunidad y la construcción de los
espacios de la universidad y de la comunidad. La segunda instancia, Grupos de Tareas, son aquellas
que están relacionadas a la convivencia, mantenimiento y organización de la comunidad como
espacio de cooperación colectivo.

Estos Grupos de Trabajo son cinco con sus respectivos equipos y encargadas/os que dirigen y
garantizan la organización de los distintos espacios, estos son: Cocina, Construcción y Adobe,
Cuidado de Niños, Producción Vegetal y Producción Animal. De modo, que en función de los
objetivos de nuestra investigación decidí integrar la Construcción, que consiste en dos prácticas, 1)
construcción de una estructura de caña y 2) elaboración de ladrillos con adobe. Partimos de que
aquí se podrá evidenciar la división de los trabajos manuales e intelectuales y la adquisición de
saberes de oficio23y técnicos. Cada espacio de trabajo posee características y dinámicas
diferentes, la Construcción es uno de los trabajos más pesados dentro de la comunidad. El
responsable es Danilo, arquitecto de Santiago Capital, quien está realizando su tesis dentro del
MoCaSe. Este proyecto es “el espacio de niñas y niños piramidal” el cual consiste en levantar una
obra arquitectónica con los materiales provenientes del territorio y basada en técnicas “alternativas”
de construcción.

En segundo lugar están los Grupos de Tareas que consisten en la división de comisiones entre
todas/os incluyendo al voluntariado. Esta costumbre organizativa funciona durante todo el año.
Estas tareas se dividen en: parquización (mantenimiento del predio), limpieza del sum de la
UNICAM, limpieza de platos del día, limpieza de baños, preparar el desayuno, ayudar en cocina y
panadería. Estas se distribuyen por día entre las comisiones que son siete en relación a la cantidad
de tareas y los días de la semana. Mediante esta forma de organización se logra una buena
convivencia y un mantenimiento de la habitabilidad del lugar.

6. Construyendo el espacio para niñas y niños.

En lo que respecta a Construcción, el primer día nos familiarizarnos con la estructura en forma
piramidal hecha puramente de cañas de bambú y alambres. No obstante, en mi anterior visita en
Octubre 2017 para las Jornadas de Investigadores Populares24 la estructura estaba tapada con telas
porque la ambientaron para que sirva para albergar personas en carpas para el Campamento del
MoCaSe 25. Rápidamente arrancó la jornada laboral donde la primer aclaración de Dani fue
-“quién quiera dañar sus manitos que venga para acá y quién se quiera ensuciar vaya para allá”-
señalando el pozo donde se retira el barro para el adobe.

En un primer momento me encontré perdida, no sabía qué hacer ni cómo, todas/os teníamos miedo
de romper todo por no saber cómo torcer los alambres o cómo subir al andén para tensar los
alambres o colocar los encastres. Algunas/os nos encontramos sin herramientas técnicas, sin una
mínima idea de cómo usar un taladro, era todo una experiencia nueva. Por otro lado el grupo de
arquitectura cordobesa se veía muy emocionado y una orientación sobre qué hacer, no obstante
comenzaron las preguntas, aunque Dani nos hizo sentir confiadas/os -“se aprende haciendo”-. Ese
día nos explicó brevemente lo que teníamos que hacer esa mañana, ajustar con alambre la estructura
para lograr una mayor resistencia y estabilidad antes de agregar los encastres, los cuales sirven para
insertar los “pendolones” (cuerpo de 20 cm hecho de caña con tornillo y arandela relleno de
cemento, sirve para tensar el alambre del techo), todas medidas para garantizar la seguridad del
espacio para niños.

Finalizada la jornada de la mañana, terminamos cansadas/os y con una que otra ampolla en la mano,
las herramientas se comparten entre varios espacios de trabajo lo que hace más lento el
procedimiento. El trabajo manual y artesanal para construir las diferentes piezas y herramientas para
manipular los materiales hace que todo sea mucho más lento, se podía identificar la ansiedad ya que
había voluntarias/os se quedaban después de la hora a terminar de realizar encastres. Pero…esto
generó que aprendamos una nueva regla – se come a las doce- , quien no iba a la cocina a las doce a
buscar su plato de comida, se quedaba sin comer porque a la una arrancaba -la hora sagrada de la
siesta-. Para las y los habitantes si no se duerme la siesta es casi imposible retomar nuevamente las
tareas y los trabajos por la tarde, a las 16hs.

El resto de los días en la construcción y en la comunidad fueron muy similares, la rutina arrancaba a
las cinco y media de la mañana todos los días menos los domingos. Y a medida que pasaban los días
veíamos avanzar la obra y también comenzaron a presentarse algunas dificultades por ejemplo la
falta una fuente de energía que soporte la potencia de las herramientas eléctricas como el taladro y
la soldadora. Veíamos la emoción de Dani de ver su proyecto evolucionar y las ganas de finalizarlo,
una energía que nosotras/os también compartimos, estábamos muy comprometidos y con ganas de
volvernos con la mayor parte de la construcción terminada.

Pasada una semana logramos avanzar muchísimo en la obra, junto con el contingente de Córdoba,
con las indicaciones de Daniel y con la incorporación de más habitantes de la comunidad al trabajo,
pudimos construir los pendolones (para ellos tuvimos que cortarlos con “sierritas” que construimos
con planchas de sierra, alambre y palos o sino cortábamos las piezas con cuchillos). Luego tuvimos
un desafío mucho más grande, como yo era la que menos pesaba tuve que escalar entre los
alambres para hacer las perforaciones con el taladro a las cañas para luego rellenarlas con cemento
(el cual aprendimos a preparar) para lograr una estabilidad y firmeza de la carpa. Una vez realizadas
las perforaciones, aún subida a los alambres con picos de botellas cortadas, un fierro largo y un
balde lleno de cemento colgando tuve que llenar las cañas de cemento (la técnica era perforar las
cañas después de los nudos y luego insertar cemento en la totalidad de los fragmentos de caña hasta
llegar a los nudos).

Nos encontramos en el día once, hoy habíamos planificado terminar con lo que más podamos hasta
poder conseguir un motor a nafta que garantice la energía suficiente para encender las herramientas
para soldar el techo y ajustar aún más los alambres. Se podía notar la frustración de Dani y de
algunas/os voluntarias/os sobre la imposibilidad de acelerar el proceso y de la ausencia de energía
para realizar los últimos ajuntes en la estructura antes de colocar el techo de palma. De hecho un
voluntario Juan, 24 años y estudiante de arquitectura hizo un comentario haciendo referencia a la
carencia de herramientas – “en la vida real, vos usas un vibrador”- quejándose de la técnica manual
que teníamos que usar para desparramar el cemento en la totalidad de las cañas para lo que
utilizábamos una masa para golpear la estructura y así lograr que corra la mezcla.
Me encuentro en mis últimos como voluntaria; el grupo de cordobesas/es se fue, algunas mochileras
también; otros viajeros llegaron dentro de ellos un colombiano y tres santiagueños que se
incorporaron a trabajar en el espacio de niñas y niños. En estos días avanzamos con el arenero
(realizado con piedras lajas características del lugar) y juegos como escaladores. Para la
materialización del arenero tuve que cargar piedras y arena en una carretilla y trasladarla un
kilómetro más o menos, los escaladores los hicimos con ladrillos, piedras y arena. En relación a
utilizar los ladrillos para los escaladores, Chuchai, el encargado de Producción Animal y Caza le
dice a Dani – “no podemos desperdiciar ladrillos para esto, fíjate de buscar piedras, tenemos que
cuidar los ladrillos porque están caros y no caen de cielo”- así que los siguientes los hicimos con
lajas. Aquí en la comunidad se cuidan mucho los materiales, pues estos se obtienen de donaciones o
van comprando a medida que queda excedente de la comercialización de los productos.

7. Sobre los demás espacios de trabajos y las Secretarias.

Dentro de la comunidad campesina mencionamos que se encontraban otros cuatro equipos de


trabajo además de Construcción y Adobe. En segundo lugar, Producción Vegetal: en este espacio se
desarrolla el cultivo de frutas, verduras y la recolección de los cultivos y semillas. La distribución
de lo producido es de la siguiente manera: la mayor parte es para el autoabastecer a la comunidad,
otra parte es destinada al “intercambio” entre comunidades Por último, si es que sobra comida la
destinan a comercializarla en el pueblo en los mercados o verdulerías.

En la Producción Animal está la chanchería y crianza de animales (gallinas, vacas y chanchos) y en


segunda instancia la caza de animales provenientes de los montes de Santiago del Estero como
vizcacha, tatumulita, víbora, liebre y otros tipos de animales. La crianza consiste en alimentar,
bañar, controlar vacunas, y en los días que yo estuve hubo trabajo de parto de una de las chanchas.
También se carnea a los animales que están en la parte de la granja y los que se cazan; la tarea de
caza se hace por las noches con escopetas y cuchillos. De modo que una de las comidas típicas que
probamos fueron empandas de vizcacha y un día cazaron una víbora y la hicieron frita.

Ambos espacios de producción vegetal y animal están relacionados con la Cocina, la


responsabilidad de este equipo está a cargo de Celeste y Marco donde garantizan la planificación de
la cena y el almuerzo en relación a los recursos. Y aquí también participa Brian, con la panadería, es
decir, son quienes proveen de alimento a toda la comunidad, por eso es importante que se coma a
horario porque cocinan calculando la cantidad de miembros, y si sobra comida se repite sino no. Es
una de las reglas principales aprovechar y no desperdiciar la comida, quienes éramos voluntarias/os
a cambio de nuestra fuerza de trabajo y contribuir a la construcción de la comunidad y la UNICAM
nos brindaban hospedaje y comida.

Por último, sobre el Cuidado infantil es fundamental para las y los habitantes que exista durante las
jornadas laborales mientras se realizan las tareas y los trabajos porque se hace imposible trabajar
con las/los niñas/os ahí, esto lo remarcaron varias madres y padres que estaban cumpliendo con sus
oficios. Escuché en reiteradas ocasiones la importancia de trabajar todos los días y lo facilitador que
es que se encuentre este espacio de cuidados funcionando. Además en época de clases en la
UNICAM muchas/os estudiantes dejan sus hijas/os para poder asistir a clases, ya que no pueden
dejarlos en sus hogares o pagar guarderías.

8. Campesinos, habitantes transitorios y voluntariado: choque cultural.

Para comprender la composición particular de la comunidad y cómo esta influye en la división del
trabajo manual e intelectual y que nociones poseen de estos conceptos, hemos hecho una
categorización de las y los miembros. En primer lugar nos encontramos con una dificultad
conceptual para definir a que llamamos “campesino”, si es quién ha nacido en el campo o es quien
trabaja la tierra, por lo que definimos tomar la categoría “campesino” igual porque así se
auto-perciben en la comunidad, son aquellas/os que pertenecen al territorio hace más de un año y
que ha construido su vida allí. En segundo lugar, nos encontramos con “residentes transitorios”,
quienes están por otros motivos viviendo en la comunidad y saben que su trayectoria ahí es
temporal. Este es el caso de las personas que provienen de grandes ciudades como Buenos Aires
capital con problemáticas de adicciones, situaciones de violencia doméstica, violencia institucional,
pobreza o que han cumplido penas en la cárcel y no poseen hogar. En último lugar nos encontramos
con el “voluntariado”, quienes vamos a conocer la comunidad y/o estamos movilizados por
diferentes motivos ideológicos, políticos, sociales que nos han hecho llegar al territorio por medio
de la convocatoria del voluntariado de verano.

Mediante estas categorías pudimos analizar cómo es la concepción de cada sector acerca de la vida
en la comunidad, algunos intercambios de ideológicos, saberes, y cuáles son las diferentes nociones
sobre la -división del trabajo manual e intelectual- que poseen. Además situar dentro de nuestro
análisis los “choques culturales” que se produjeron, algunos muy enriquecedores y otros casi
colonizadores, nos detendremos en estos últimos para comprender cómo se expresa la
intelectualidad y la construcción del conocimiento como herramienta en términos de lo planteado
por el MoCaSe. Por ejemplo existían ciertos cuestionamientos de parte del voluntariado (en general
militantes) sobre la forma de crianza de los niños, sobre las reglas colectivas, sobre tratos machistas,
y también lecturas erradas sobre ciertas prácticas de la comunidad en clave teórica. Uno de estos
escenarios fue sobre comentarios machistas de parte de Brian (habitante transitorio) donde unas
voluntarias lo trataron de machista y le dijeron que mujer le gustaba que cosificaran su cuerpo, la
respuesta de Brian- “¿qué significa cosificar?”- Lo que significó el intento de las voluntarias por
explicar en qué consistía este comportamiento.

Otra instancia similar fue cuando estábamos compartiendo con las voluntarias (militantes) una
charla sobre feminismo, donde ellas celebraban el “avance ideológico de las campesinas” por no
depilarse y trabajar en los espacios de construcción, caza y otros “trabajos históricamente de
hombres”. Esto me pareció clave para entender de forma crítica que muchas veces el conocimiento
busca aplicarse en todos los contextos y se termina manipulando la realidad misma. Aquí no había
un avance del feminismo, sino la mera necesidad de que las mujeres trabajen en todos los espacios,
en función de las demandas y las condiciones materiales de la comunidad. Y en relación a la
“cultura de no depilarse”, conversando con campesinas aseguraban que no era por una cuestión
revolucionaria sino de tiempo y tampoco prestaban suficiente atención a sus aspectos físicos-
“estamos en el medio del campo, trabajando todo el día, nunca recibimos comentarios ni positivos
ni negativos de parte de nadie”-.

9. Algunas reflexiones.

La vida en la comunidad es muy monótona pero no significa que sea aburrida, todos los días
aprendíamos cosas nuevas, ya sean técnicas para la construcción, para cocinar, para cultivar o para
la producción animal. El intercambio de culturas era impresionante, éramos todos de diferentes
lugares en un territorio campesino muy diferente a lo que estábamos acostumbrados y en una
provincia con sus propias tradiciones desde la música, la comida, las jergas y dichos, hasta la
crianza de los niños. Cada almuerzo, cada cena y cada mate compartido era conocer la historia de
cada una/o, cada quien había llegado ahí por alguna razón y había encontrado en el MoCaSe y la
UNICAM una salida, un objetivo o sentirse parte de algo colectivo, sentirse necesaria/o.

Debo admitir que en mi experiencia en la comunidad como participante de la misma y por medio de
entrevistas informales con los diferentes grupos pude recopilar relatos de vida de la mayoría de
campesinas/os, sus creencias, su cultura, sus aspiraciones y por qué están dentro del movimiento
como con Carolina, Guillermo, Miguel, Constanza y Adolfo (referentes del MoCaSe-Ojo de Agua).
También hablé con habitantes transitorios quienes habían encontrado en la comunidad una salida y
un objetivo colectivo del cual se sentían parte y necesarios, dentro de este grupo se encuentra Brian,
Marcos, Santino, Leo y Cristian. No obstante con el voluntariado fue diferente conversamos sobre
el por qué vinimos que nos generaba conocer otra forma de vida, salir de la ciudad y ver otra
realidad diferente a la que vemos o la que estudiamos en la universidad. Llegar a la comunidad no
es fácil para quienes llegan por necesidad pero nosotros los voluntarios en su mayoría estudiantes
universitarios de la clase media era diferente el camino, llegábamos ansiosas/os por conocer,
otras/os se enamoraban de la vida en comunidad y soñaban con quedarse y trabajar allí. Era una
comunidad que demostraba resistencia a aceptar las lógicas capitalistas del mundo de la producción
y de la estructura social, eso era lo que nos enamoraba. Pero la real bandera de lucha de la
comunidad es poder defender sus derechos como trabajadoras/es de la tierra porque es su medio de
subsistencia y su vida.

10. Conclusiones.

El principal interrogante que buscábamos responder con este trabajo etnográfico en la comunidad
era observar cómo se expresaba la división de los trabajos y tareas consideradas intelectuales y
manuales según el contexto conceptual que construimos en un primer momento, no obstante, resultó
muy interesante la representación de estas nociones para las y los miembros que viven ahí en el
territorio y para quienes habitan de forma transitoria. En lo que respecta a la materialización de la
división manual-intelectual notamos sí que los equipos de trabajo en la comunidad están más
ligados a prácticas manuales, técnicas y a la adquisición de saberes de oficio (carpintería- herrería-).
Por otro lado las tareas están vinculadas a trabajos domésticos (cuales no entienden de género
dentro de la comunidad) y de mantenimiento. Por último es fundamental desglosar las tareas
políticas orgánicas (organizativas y de representación), estas son aquellas que están relacionadas
estrictamente con la organización y el funcionamiento del movimiento político. Estas tareas son las
Secretarias que mencionamos anteriormente, las cuales están a cargo de referentes que viven dentro
de comunidad o no (como el caso de Carolina, responsables de finanzas y Guillermo, encargado de
la comercialización quienes viven en el pueblo). Es interesante analizar la trayectoria en el MoCaSe
de las y los cuadros políticos que representan a la comunidad Ojo de Agua, ya que en su mayoría no
son nativos dentro del territorio, y existen casos donde tampoco nativos dentro de la provincia. Y
estos cuadros en su mayoría provienen de las universidades (recibidos o no).

Las responsabilidades políticas y organizativas están vinculadas con lo que entendemos por trabajo
intelectual dentro de esta división social del trabajo. Además son estas/os referentes quienes ocupan
los espacios de decisiones y espacios de representatividad dentro del movimiento. No obstante, hay
intenciones y necesidad de formar cuadros políticos que puedan adquirir herramientas para ocupar
estos espacios, pero lo que pudimos observar es que dentro de la comunidad no se cuestiona que en
la mayoría estos cuadros en algún momento hayan pertenecido a la universidad y que sean
recibidas/os de carreras universitarias (Ciencia Política, Agronomía, Comunicación Social,
Sociología, Periodismo). Por otro lado, dentro del MoCaSe Ojo de Agua existen las intenciones de
un recambio generacional, dándole lugar a los más jóvenes para formarse, para esto son los espacios
de la Escuela de Agroecología en Quimilí y la apertura de la UNICAM. De modo entonces que
existe de manera implícita una división del trabajo manual- intelectual, en nuestro entendimiento
por la coyuntura tanto del movimiento mismo y de la política misma (burocratización de la
política), es decir, es importante la formación de cuadros para que un movimiento se sostenga en el
tiempo.

No obstante, dentro de la comunidad y eso no lleva a resaltar la importancia que tiene la UNICAM
como proyecto político del MoCaSe junto con la comunidad donde se pone en discusión como es la
formación de intelectuales ¿al servicio de qué y de quienes? , problematizar la necesidad de
formaciones que nos permitan velar por el desarrollo de los territorios a nivel productivo, social,
político y en eso, en la construcción de un saber critico transformador. De esta forma encontramos
acertado vincular el concepto de intelectual de Gramsci y su función social para comprender los
lineamientos políticos y las necesidades de los territorios que son marginados u olvidados por los
modelos productivos, educativos, sociales, económicos y políticos predominantes capitalistas que
nos rigen en la actualidad. Y además observar la resistencia del campo y que existen modelos
alternativos con sus propias concepciones sobre el trabajo, la educación y la convivencia misma que
están inviabilizados o marginados, pero que construyen sus estrategias en función de sus creencias y
sus objetivos como comunidad.

Notas:

1. Se trata de descubrir el significado de las acciones humanas y de la vida social entrando en


el mundo personal de los individuos, identificar las motivaciones que lo orientan, en sus creencias.
Existe la propensión de traspasar la superficie para llegar al fondo, a lo que condiciona los
comportamientos. Se parte del presupuesto de que en las ciencias sociales la acción de los
individuos siempre está gobernada por las significaciones subjetivas.

2. Movimiento Campesino de Santiago del Estero- Vía Campesina.


3. La investigación etnografía es una mezcla juiciosa de observación, entrevistas y estudio de
archivos. La observación etnográfica se fundamenta en la observación regular y repetida de
personas y situaciones, a menudo con la intención de responder a alguna pregunta teórica sobre la
naturaleza del comportamiento o la organización social.

(Angrosino, 2012).

4. La expresión observación participante es una combinación del rol del investigador (de
alguna forma participante) con la técnica misa de recogida de datos (la observación) (Angrosino,
2012)

5. Entrevistas etnográficas informales es aquella no pautada mediante la cual el investigador


obtiene del entrevistad enunciados y verbalizaciones acerca de lo que cree o sabe sobre lo que el
investigador esta interesa en descubrir mediante una charla informal y abierta.

6. Casella, N. (2016): “La Escuela de Agroecología del Movimiento Campesino de Santiago


del Estero- Vía Campesina: un espacio de formación en ciudadanía campesina y luchar por la
tierra”, Biblioteca Central “Vicente Ricardo A. Podestá, Córdoba.

7. División social del trabajo según Durkheim, proceso social que nos permite entender los
cambios producidos en la sociedad y la función de la división del trabajo para las sociales como
proceso organizativo, donde se crea conciencia y lazos sociales.

8. Intelectualidad según Gramsci para él, todos los hombres son intelectuales, en tanto que
todos tenemos facultades intelectuales y racionales. Considera la actividad intelectual como
actividad intrínseca al ser humano –y por tanto inseparable de la actividad manual. De aquí se
desprende la actividad (trabajo) “intelectual”, como especificidad, como aspecto parcial de una
actividad integral del hombre; e históricamente surgen los intelectuales como grupo, al desarrollarse
dentro de la sociedad la división social del trabajo, que constituye la parte fundamental del
desarrollo de la fuerza productiva de trabajo

9. Resistencia para Harvey, realizó una reflexión más amplia sobre el territorio. La ciudad de
Harvey es, desde luego, el lugar preferencial para la reorganización de los arreglos espaciales
capitalistas y para el crecimiento de los circuitos secundarios. Por lo que el concepto de resistencia
proviene de entender el territorio como un espacio de conquista y lucha que permite problematizar
el aislamiento del sector rural y su rol en el sistema productivo. Y también comprender que la
resistencia produce marginalidad, de quienes no se quieren adaptar a las lógicas vigentes y
dominantes.

10. Los “Voluntariados de Verano” son instancias de intercambio entre las personas interesas en
participar y las y los habitantes de la comunidad y miembros del MoCaSe. Consisten en vivir
durante un mes, en el periodo Enero-Febrero con el objetivo de contribuir a la construcción de la
Comunidad Campesina y la UNICAM SURI.

11. UNICAM SURI- Universidad Campesina de Santiago del Estero, proyecto que comenzó
hace unos años, se estima que esta abrirá en 2018.

12. Casa de Piedra, casa totalmente construida con piedras provenientes del lugar, este espacio
fue construido para las y los habitantes de la comunidad, y en función de albergar a las y los
residentes de los voluntariados, campamentos, pasantías de invierno, etc.

13. Comisiones conformadas por todas y todos las/los habitantes de la comunidad encargadas
del mantenimiento del lugar y la convivencia.

14. Pueblo a 262 kilómetros de Villa Ojo de Agua.

15. Escuela de formación en formas alternativas de producción en la tierra y espacio de


formación de cuadros políticos para el MoCaSe.

16. Tareas que garantizan la organización, el funcionamiento y el crecimiento de los


movimientos políticos. Espacios para discutir estrategias y objetivos políticos del movimiento y su
representación en el espacio de la política local, provincial y nacional.

17. Tiene a cargo la difusión de la revista del MoCaSe y garantizar el funcionamiento de la


Radio que se encuentra dentro de la comunidad.

18. Se encarga de la comercialización de la producción vegetal y animal con las demás


comunidades y en el pueblo.

19. Garantizar el sustento económico del movimiento y crear mecanismos de autogestión.

20. Representantes elegidas/os democráticamente dentro de la comunidad, con la función de


garantizar la representación en los espacios de discusión política.

21. Parejas Pedagógicas, están compuestas por una delegada mujer y un delegado varón. Los
cuales tienen la responsabilidad de llevar juntos las definiciones discutidas previamente dentro de la
comunidad.

22. La Educación popular sirve para repensar las lógicas educativas en función de darle el
carácter de herramienta para crear conciencia social y liberar al pueblo de las opresiones sociales
generadas por los modelos hegemónicos. Este tipo de educación consiste en dinámicas educativas
diferentes para garantizar el aprendizaje. El mayor referente es Paulo Freire.

23. Saberes de oficio, son aquellos relacionados a los trabajos manuales que requieren adquirir
técnicas y especializaciones.

24. Las Jornadas de Investigadores Populares, espacio dentro de la UNICAM y la comunidad


donde expositores, docentes y estudiantes presentan trabajos con perspectiva territorial. Se realizan
todos los años en Octubre.

25. Campamento Mocase, es una instancia de formación e intercambios políticos entre


diferentes organizaciones y partidos políticos. Las lógicas son similares a los voluntariados, estos
campamentos son en Octubre, antes de las Jornadas de Investigación.

Bibliografía.

• Mendizabal, N. (2009): Los componentes del diseño flexible en la investigación cualitativa”


y “¿Qué hará para conducir la investigación?” en Qualitative Research Desing. An Interractive
Approach, London, Sage Publications.

• Angrosino, M. (2012): “Enfoque en la observación” en: Etnografía y observación


participante en investigación cualitativa, Editorial Morata., Madrid,

• Gonzales Morales, A. (2003): “Los paradigmas de investigación en Ciencias Sociales”,


ISLAS, 45 (138): 125-135.

• Casella, N. (2016): “La Escuela de Agroecología del Movimiento Campesino de Santiago


del Estero- Vía Campesina: un espacio de formación en ciudadanía campesina y luchar por la
tierra”, Biblioteca Central “Vicente Ricardo A. Podestá, Córdoba.

• Merton, R.K (2002): “La división del Trabajo Social de Durkheim”; Revista Española de
Investigaciones Sociológicas, España, Madrid.

• Portantiero, J. C. (1983): “Los usos de Gramsci, Ed, Grijalbo Buenos Aires.


• Gonzales Vega, A. (1967): “La formación de los intelectuales”- Versión en Español.
Editorial Grijalbo, México.

• Yuchak, M. (2010): “Lo intelectual y los intelectuales. Acerca del concepto de intelectual en
Gramsci”. Publicado en Foro “Herramienta debate y critica marxista”, Buenos Aires.

• López, I. (2014): “David Harvey: la conquista del espacio” en Diecisiete contradicciones y


el fin del capitalismo”, Traficantes de Sueños, Madrid.
“Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso Internacional
sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la
Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre de 2018.”

Disputas y tensiones sobre los conceptos de autogestión y el asociativismo en América Latina

Autor: Germán, Rossler

Universidad Nacional del Litoral (UNL) Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC); E-mail:
rosslergerman@gmail.com

Área temática: 10. Cuestión Social y Estudios del Trabajo.

Resumen

Los antecedentes de investigaciones sobre las iniciativas económicas asociativas de los


emprendedores del Centro de Emprendedores de la Economía Social (CEES) de la ciudad de Santa
Fe, generaron la necesidad de focalizar el análisis en los conceptos de autogestión y asociativismo.
A partir de aportes de autores latinoamericanos del campo de la Economía Social y Solidaria
(ESyS) se expone la complejidad teórica y la densidad propositiva que implican la noción de
autogestión.

Posteriormente se revisan las conceptualizaciones sobre el asociativismo, para identificar los


principales elementos de esta noción. Se diferencian distintos tipos y estilos de cooperación, lo que
permite abordar las posibles motivaciones de los emprendedores sociales para desarrollar este tipo
de prácticas. Finalmente se considera al asociativismo como una estrategia fundamental en la
construcción de su sostenibilidad.

Estos recorridos buscan generar algunos insumos teóricos fundamentales al momento de indagar
sobre los sentidos de autogestión y asociativismo que construyen los emprendedores del Centro de
Emprendedores de la Economía Social (CEES) de la Ciudad de Santa Fe.

Palabras claves: Autogestión, Asociativismo, Economía Social y Solidaria, Emprendedores


Introducción

Los antecedentes de investigaciones1 sobre las iniciativas económicas asociativas de los


emprendedores del Centro de Emprendedores de la Economía Social (CEES) de la ciudad de Santa
Fe, generaron la necesidad de focalizar el análisis en los conceptos de autogestión y asociativismo.

En el presente trabajo se analizan algunos desarrollos teóricos sobre estos conceptos centrándose en
sus significados, dimensiones y elementos. A partir de aportes de autores latinoamericanos del
campo de la Economía Social y Solidaria (ESyS) se expone la complejidad teórica y la densidad
propositiva que implican la noción de autogestión, para luego considerar la disputa por su
significado en el actual contexto del sistema capitalista dominante.

Posteriormente se revisan las conceptualizaciones sobre el asociativismo, para identificar los


principales elementos de esta noción. Pensando a la cooperación como un componente constitutivo
de las prácticas asociativas, se diferencian distintos tipos y estilos, lo que permite abordar las
posibles motivaciones de los emprendedores sociales para desarrollar este tipo de prácticas.
Finalmente se considera al asociativismo como una estrategia fundamental en la construcción de su
sostenibilidad a partir de un repaso sobre distintitas perspectivas de este concepto.

Estos recorridos buscan generar algunos insumos teóricos fundamentales al momento de indagar
sobre los sentidos de autogestión y asociativismo que construyen los emprendedores del Centro de
Emprendedores de la Economía Social (CEES) de la Ciudad de Santa Fe.

La disputa por los significados de la autogestión

En la actualidad el concepto de autogestión reaparece en el contexto de la reestructuración


productiva que se dio en el modo de acumulación capitalista luego de la crisis del fordismo. Según
Albuquerque [CITATION Alb14 \n \t \l 11274 ] en este contexto se produce una disputa por el
significado del concepto de autogestión entre dos perspectivas claramente diferenciadas: a) la
perspectiva del capital y b) la perspectiva de los espacios asociativos y cooperativos. Desde la
primera puede ser entendida como:

“acciones que buscan asegurar un régimen de acumulación a través de la aplicación de medios


técnicos que favorecen la integración de procesos u operaciones hasta aquí discontinuos y
fragmentados en un proceso ordenado que asocia máquinas de grandes performance al trabajo
humano, posibilitando brincos cualitativos y de cantidad en las empresas”[CITATION Alb14 \p
382 \l 11274 ].

Así, la misma es reducida a la aplicación de una técnica de administración en el proceso de trabajo


para disminuir los costos operacionales a partir de la utilización de las nuevas tecnologías, la
liberalización en el uso de los factores sociales de producción y la aceleración de rotación del
capital, permitiendo a las empresas aumentar su productividad.

Por otro lado, entender la autogestión desde los espacios asociativos y cooperativos implica
reconocerla como:

1Proyecto de Desarrollo Tecnológico y Social CIN–CONICET Nº 086 “Análisis de las iniciativas de


Economía Social y Solidaria en la ciudad de Santa Fe (2010-2014). Desarrollo de un mercado
solidario” Directora: María Rut Azerrad
“un sistema de organización de las actividades sociales, desarrolladas mediante la acción
intencional y convergente de varias personas (actividades productivas, servicios, actividades
administrativas), donde las decisiones relativas a los destinos del grupo son directamente tomadas
por los participantes, con base en la atribución del poder decisorio a las colectividades definidas por
cada una de las estructuras específicas de actividad (empresa, escuela, barrio, etc.)” (Albuquerque P.
P., 2004, pág. 44)

Entendida de esta forma, la autogestión tiene dos condiciones; a) la superación de la distinción entre
quien decide y quien acciona; b) inexistencia de interferencias de voluntades ajenas a la
organización en la proceso de toma de decisiones. Si se cumplen estas dos condiciones la
autogestión adquiere un carácter radical, planteando una alteración profunda de las relaciones de
dominación capitalista porque se constituye como “una forma de organización social en la que los
sujetos tienen autonomía y autodeterminación en la gestión del trabajo y en todas las instancias de
las relaciones sociales” [CITATION Váz101 \p 54 \l 11274 ]

A partir de la recuperación del análisis de las dimensiones del concepto de autogestión, se observa
claramente la diferencia entre las dos perspectivas en disputa. Mientras que la perspectiva
capitalista sólo prioriza la dimensión económica y técnica de la noción, la perspectiva de los
espacios asociativos y cooperativos se intenta romper con este reduccionismo, considerando a la
autogestión como un concepto multidimensional.

Ahora bien, considerarla como un concepto multidimensional complejiza su estudio, obligado a


desarrollar un análisis teórico para diferenciar sus dimensiones, e histórico para observar cómo se
reconstruyen su significado según el contexto social de producción.

La complejidad teórica de la autogestión.

El concepto de autogestión es uno de los puntos nodales sobre los que se estructuran los debates al
interior del espacio de ESyS en Latinoamérica. Respecto de esta noción, como señala Paulo Peixoto
de Albuquerque[CITATION Pau04 \n \t \l 11274 ] “no existe una definición general de
autogestión, y la diversidad de concepciones sobre la empresa auto gestionada entre los científicos
es sólo un poco más acotada que entre la opinión pública” (pág.41).

De esta forma el término autogestión posee múltiples significados y se caracteriza por su polisemia.
En este sentido, Pablo Guerra [CITATION Pab13 \n \t \l 11274 ] afirma que este concepto
“presenta una complejidad teórica y una densidad propositiva que amerita una perspectiva analítica
clara con el propósito de establecer diferentes niveles de análisis y aplicaciones en el campo de la
economía solidaria.” (pág. 99) En este apartado se abordará el primer rasgo conceptual de la
autogestión considerando sus múltiples sentidos y dimensiones.

Al indagar sobre la complejidad teórica del concepto de autogestión, el autor diferencia dos
acepciones:

como la capacidad que posee el trabajador de emprender de forma autónoma, siendo el trabajo el
principal factor productivo;
como la capacidad colectiva de emprender, en donde el trabajo y el factor C 2 son los principales
factores productivos.

La primera refiere a la autogestión como una revalorización de las capacidades de emprender del
trabajador, constituyéndose como una alternativa al trabajo asalariado o en relación de dependencia.
Según ésta, el trabajador es autogestivo por el solo hecho de ser dueño o poseedor de los medios de
producción, con la posibilidad de dirigir y decidir sobre las acciones en el desarrollo de su trabajo
La segunda alude a un proyecto colectivo que se vincula con la necesidad de democratizar la vida
social y económica. Esto implica la existencia de un colectivo que posibilite una práctica
democrática, y está relacionada con una propuesta de cambio social. 3 Considerando esta última,
Albuquerque [CITATION Pau04 \n \t \l 11274 ] diferencia cinco dimensiones del concepto: social,
económica, política, técnica y ética.

1- La dimensión social se refiere a la autogestión como una construcción social 4 resultado de un


proceso capaz de generar acciones y soluciones aceptables para todos los individuos y grupos que
participan en ella.

2- La dimensión económica5 se asienta sobre relaciones sociales de producción, en las cuales se


privilegian el factor del trabajo sobre el capital, con el propósito asegurar la reproducción ampliada
de la vida.

3- La dimensión política6 se refiere a la democratización de los espacios de trabajo, que se caracteriza


por el pleno ejercicio de la democracia y la capacidad de las personas para participar y decidir sobre
sus asuntos [CITATION Pab13 \l 11274 ]. Esta democratización se sustenta a partir de sistemas de
representación que favorecen la toma de decisiones como resultado de una construcción colectiva
en donde el poder es compartido, permitiendo asegurar el respeto de los diferentes actores y el
equilibro de fuerzas.

2Sobre el trabajo y el Factor C como factores productivos véase Razeto, 1989.

3Guerra [CITATION Pab13 \n \t \l 11274 ] se contrapone con la perspectiva de autogestión de


Gonzalo Vázquez [CITATION Váz101 \n \t \l 11274 ]. Para él, esta noción incluye al trabajo
autónomo bajo modalidades individuales o familiares, las cuales se entroncan con el
movimiento de la Economía Social cuando se conforman redes de emprendimientos con el
propósito de potenciar sus capacidades. Mientras que para Vázquez [CITATION Váz101 \n \t \l
11274 ] no corresponde aplicar la categoría de trabajo autogestionado al trabajador individual
por cuenta propia debido a que no posee el contenido democrático y transformador que hace
a la esencia del concepto de autogestión.

4Como sostienen Nelson Méndez y Alfredo Vallota [CITATION Val06 \n \t \l 11274 ] “la
autogestión a la que nos referimos es social, no individual, pues aunque su meta es el
individuo, no lo entiende en carácter aislado sino como un ente que convive con sus iguales, de
los que depende y que, a su vez, también dependen de él.” (pág. 61)
5Siguiendo a Massimo Folins [CITATION Mas91 \n \t \l 11274 ] y Guerra [CITATION Pab13 \n \t
\l 11274 ] se trata de restituir a los trabajadores el control sobre su situación de trabajo. Esto
se logra a través de la aplicación de principios democráticos en la gestión de la empresa e
incluso en la propiedad.
6Respecto de esta cuestión Albuquerque[CITATION Alb14 \n \t \l 11274 ] sostiene que “la
democratización de los espacios de trabajo no se limita a la integración del trabajador a las
metas y objetivos de la empresa, así como la democratización en el trabajo no se reduce a la
participación individualizada y formal” (pág. 393)
4- La dimensión técnica se refiere a la posibilidad de crear otra forma de organización y de división
del trabajo. Esta dimensión se vincula con la maximización de la racionalidad de los actores
sociales involucrados, y la articulación de dos tipos de conocimiento: el científico y el popular.7

5- La dimensión ética de la autogestión deriva de su carácter social y hace referencia a la


interdependencia entre cada acción individual que surge en el proceso de cooperación. En este
sentido, si la autogestión se basa en la libertad de manejar los asuntos propios, en la interacción con
los demás implica un ejercicio responsable de la libertad. Méndez y Vallota [CITATION Val06 \n \t
\l 11274 ] sostienen que “si esta gestión se realiza en el seno de un grupo que persigue fines
compartidos mediante acuerdos internos y con otros grupos, sin coacciones exteriores, entonces
para nada se afecta la libertad individual, permitiendo que un compromiso se alcance no sobre la
base del sometimiento sino en autonomía responsable.” (pág.61)

La diferenciación de las múltiples dimensiones del concepto de autogestión permite dar cuenta de la
complejidad que implican las prácticas sociales que abarca esta categoría teórica y será fundamental
al momento de considerar la disputa por el significado de este término en la actualidad. Además
considerar a la autogestión como un concepto polisémico y multidimensional posibilita el análisis
de los sentidos que construyen los actores del CEES sobre esta noción, tratando de evitar la
imposición de una conceptualización dogmática y alejada de las realidades y prácticas concretas.

La densidad propositiva de la autogestión.

El concepto de autogestión se caracteriza por una densidad propositiva que surge de su


reconstrucción permanente según el contexto social de producción y la diversidad de actores que la
promueven. En este sentido, esta noción hace referencia a un conjunto de prácticas sociales
históricamente localizadas. En este apartado se realizará una retrospectiva histórica diferenciando
cinco grandes corrientes que se interrelacionan entre sí. Para este análisis, se tomarán
fundamentalmente como referencia dos interesantes trabajos elaborados por Rodríguez y
Ciolli[CITATION Rod11 \n \t \l 11274 ] “Tensiones entre el emprendedorismo y la autogestión: el
papel de las políticas públicas en este recorrido” y Pablo Guerra [CITATION Pab13 \n \t \l 11274 ]
“Un acercamiento teórico a la autogestión para comprender las prácticas de economía solidaria en
América Latina”. Estos autores permiten realizar un recorrido histórico de la autogestión
considerando su densidad propositiva.

a) Como estrategia de lucha del movimiento obrero

7En este sentido María Clara Bueno Fischer y Lía Tiriba [CITATION Bue04 \n \t \l 11274 ]
sostienen “hay una necesidad de articulación de los saberes del trabajo, fragmentados por el
capital, y de apropiación de instrumentos teóricos-metodológicos que les permitan comprender
los sentidos del trabajo y seguir con la construcción de una nueva cultura del trabajo y de una
sociedad de nuevo tipo.”(pág.327); sostienen, a su vez, que el conocimiento representa el talón
de Aquiles de este tipo de organizaciones de trabajadores asociados. Por lo tanto uno de los
mayores desafíos es lograr articular los saberes de la experiencia anteriormente adquiridos en
situación de trabajo asalariado y en otras instancias de las relaciones sociales.
Desde sus orígenes, la autogestión estuvo vinculada a las luchas del movimiento obrero contra las
modalidades de explotación del trabajo en el sistema capitalista; las primeras experiencias
autogestionarias surgieron en el continente europeo como respuesta a las consecuencias indeseadas
de la Revolución Industrial sobre la vida de los trabajadores las cuales se fusionaron con las
propuestas e ideales enarbolados por el socialismo utópico del siglo XIX8.

Con las revoluciones rusas de 1905 y 1907 se logró avanzar en la construir de un polo de poder
popular y asumir el control de la producción, hasta la transición hacia la planificación centralizada
desde el Estado Soviético. Luego de 1917 la clase obrera europea atravesó un periodo de intensa
movilización y lucha política, destacándose experiencias autogestivas como las ocupaciones de
fábricas en Alemania, Hungría y la creación de los consejos obreros a partir de los desarrollos
teóricos de Antonio Gramsci.

Con el mayo Francés (1968), múltiples expresiones sindicales, sociales, culturales e intelectuales
recuperan la noción de autogestión y lucha obrera frente a los primeros síntomas de la crisis del
modelo de acumulación fordista, la necesaria crítica al modelo soviético, y la revitalización de los
conceptos de participación, descentralización y democracia. [ CITATION Pab13 \l 11274 ]

De esta forma, el concepto de autogestión aplicado a procesos que se dan entre los trabajadores, se
vinculan con la historia de la organización del movimiento obrero y con sus diversos procesos de
lucha. Por lo tanto al analizar y contextualizar las experiencias autogestivas se deben considerar esta
tradición y los conflictos que los trabajadores desarrollaron con el capital a lo largo de la historia.
[CITATION Mar14 \l 11274 ]

b) Como estrategia alternativa al modelo soviético

La autogestión se presentó como una alternativa al modelo de planificación centralizada


desarrollada por URSS, siendo paradójicamente promovida por Estados que ensayaron vías
socialistas a través de distintos mecanismos institucionales. Dentro de estas experiencias se destaca
la Yugoslavia comunista de Josip Broz “Tito”, como un modelo paradigmático del sistema de
autogestión9[CITATION Mas91 \l 11274 ]. En este sistema, las cooperativas estuvieron bajo la
influencia de las autoridades nacionales y de las comunidades locales, sin embargo para
diferenciarse del modelo soviético, el Partido Comunista fue sustituido por la Liga de los
Comunistas y se atenuó la represión a las libertades civiles10.

8Debate sobre la autogestión que se inscribió al interior de la Asociación Internacional de


Trabajadores de 1864 (Primera Internacional), destacándose los aportes de los teóricos
libertarios como Joseph Proudhon y Mikhail Bakunin, en contraposición a la perspectiva de Karl
Marx. Este debate tuvo como corolario la experiencia de la Comuna de París.
9Otro caso fue la experiencia autogestiva que surgió durante Revolución China en los años 50’,
en el marco de un proyecto político que buscó instaurar un modelo de desarrollo económico
nacional a partir del sector rural. De esta forma, con el propósito de concientizar a los
campesinos sobre de la relación directa entre la planificación colectiva y su bienestar se
conformó a la comuna rural como unidad mínima de gobierno y producción. Este proyecto
concluyó luego de la muerte de Mao Tse-tung. (Rodríguez & Ciolli, 2011)
10Esta experiencia finalizó luego de la muerte de Tito que derivó en violentos conflictos étnicos
y religiosos entre los países que conformaban Yugoslavia. (Singer & Schiochet, 2015)
En Latinoamérica, durante la década del 60’ en el contexto del desarrollo de los paradigmas
emancipadores, la autogestión también fue promovida desde el Estado. Se destaca el caso del
gobierno de Salvador Allende, quien intentó promover la autogestión en Chile, a partir del
desarrollo del cooperativismo. Así mismo, en Cuba se produjo un interesante debate sobre la
autogestión y luego de la caída de la URSS en 1991 el cooperativismo fue caracterizado como una
herramienta coherente con su organización socioeconómica. [CITATION Rod11 \l 11274 ] A estos
casos se suma a la experiencia del gobierno de Velasco Alvarado en Perú, quien pretendió fomentar
la autogestión desde el estado, como un sector de una economía plural. Esta iniciativa también
culmino luego de la caída del gobierno, al igual que el resto de las experiencias (exceptuando Cuba)
que pretendieron constituirse en una alternativa a la planificación centralizada soviética y al
capitalismo a partir de la promoción de la autogestión.

c) Como estrategia de supervivencia y paliativo de los sectores populares.

En el contexto Latinoamericano, a partir de la crisis del Consenso de Washington se produjo un


gran incremento de la pobreza y del desempleo, que impulsó a colectivos de trabajadores afectados
por la radicalización de los mecanismos excluyentes del mercado a rescatar el término autogestión.
En este contexto surgieron las experiencias de las empresas recuperadas y las cooperativas de
trabajo en Uruguay y Argentina. El desarrollo de estas experiencias de autogestión no está
vinculado a motivos ideológicos sino que como sostiene Andrés Ruggeri [CITATION Rug14 \n
\t \l 11274 ]“Se trata de procesos autogestionarios que no surgen, en principio, de una voluntad
revolucionaria o anticapitalista, sino de la situación de necesidad y abandono que se encontraron los
trabajadores” (pág. 15)11

Un proceso de surgimiento similar se puede observar en los emprendedores sociales que comienzan
a recorrer el camino de la autogestión. En la Argentina estos comienzan a incrementarse
exponencialmente luego de la crisis socioeconómica del año 2001 con el propósito de satisfacer las
necesidades básicas de la población empobrecida, frente a la imposibilidad de acceder al mercado o
a algún tipo de provisión estatal. Estas experiencias no son nuevas, pero el 2001 fue un punto de
inflexión respecto de su crecimiento cuantitativo, su visibilidad y legitimidad sociopolítica.

d) Como estrategia de transformación social de los movimientos sociales.

En los últimos años, particularmente en Latinoamérica, la autogestión también ha revivido a partir


de nuevos movimientos sociales que luchan por la transformación de las condiciones
socioeconómicas que reproducen la exclusión, como un alternativa superadora de las relaciones
sociales capitalistas. En este sentido Boaventura de S. Santos y César Rodríguez [CITATION
Sou11 \n \t \l 11274 ] destacan que los movimientos sociales tuvieron rol fundamental en el
surgimiento de economías alternativas.

Se destacan los aportes de experiencias autogestivas provenientes de la insurgencia zapatista y las


revueltas indígenas en Bolivia y Ecuador, que recuperan las tradiciones ancestrales de organización
comunitaria, desde cosmovisiones que disputan la hegemonía cultural occidental.[ CITATION
Rod11 \l 11274 ]
11En el mismo sentido se expresan Ana María Fernández y Candela Cabrera[CITATION Fer12 \n
\t \l 11274 ] para quienes las fuerzas de las cosas es lo que los llevó a transitar el camino de
la autogestión, generando procesos colectivos difíciles de analizar desde criterios válidos para
formas de organización obrera más clásicas.
Más allá de estos casos destacados, los movimientos sociales abarcan una amplia gama de prácticas
que nutren las resistencias autogestivas12 en su búsqueda por fortalecer las condiciones de vida de
los sectores populares. Para ello, establecen distintas modalidades organizativas: algunos privilegian
la captación masiva de recursos subsidiados a través de los programas gubernamentales 13
[ CITATION Rod11 \l 11274 ] preexistentes, otros promueven la generación de capacidades de
autogestión. Respecto de estos últimos algunos movimientos intentan constituir un sector de actores
económicos de envergadura, mientras que otros promueven redes de menor escala.

e) Como estrategia de política pública desde el Estado.

En las últimas décadas la promoción del trabajo autogestionado desde el Estado estuvo fuertemente
ligado a la delimitación de la Economía Social y Solidaria como una estrategia fundamental de
política social, con el propósito de promover inclusión social y económica de la población
desocupada y/o en situación de extrema vulnerabilidad.

En este sentido, desde distintos niveles de gobierno surgieron múltiples programas con el propósito
de promover emprendimientos mercantiles autogestionados por trabajadores individuales, grupos
familiares o libremente asociados. Al respecto se pueden diferenciar dos vertientes[ CITATION
Cor08 \l 11274 ]:

a) Los programas justificados a partir del sistema de mercado, que tratan de mejorar las
oportunidades de los excluidos con capacidad para insertarse como microempresarios, buscando
ampliar el modelo mercantil vigente14.

b) Los programas que tienen como propósito construir un sector de Economía Solidaria, sin
relaciones de explotación del trabajo, con sustento mercantil pero introduciendo valores como la
solidaridad, la pluralidad cultural, el respeto por la naturaleza, la democracia, etc.

En el caso de Argentina, luego de la crisis del 2001 se produce una reconfiguración en las políticas
sociales, consolidándose un modelo centrado en cuestiones socioproductivas, en contraposición –al
menos en el discurso- a las políticas asistencialistas y focalizadas, que caracterizaron la década del

12 Entre tantos movimientos existentes son destacables los que menciona Talibo (2017) “los
ayllu andinos; el EZLN y sus caracoles y juntas de buen gobierno; el MST en Brasil; las
cooperativas de vivienda y organizaciones de los sin techo en Uruguay, Chile, Venezuela; los
colectivos políticos; los colectivos políticos-sociales enfocados en el medio ambiente, en temas
de género, etc.; las organizaciones de desocupados; los centros sociales y culturales; los
sindicatos autónomos; las comunidades indígenas y rurales.”(pág. 2)
13Respecto a la vinculación con el estado, las autoras sostienen que se presentan distintas
modalidades de articulación “a) capturar sus recursos, b) la pretensión de utilizarlo
funcionalmente mientras se intenta acumular poder, c) ignorarlo y organizarse en paralelo
(cambiar el mundo sin tomar el poder) y/o, d) plantear de manera sostenida transformaciones
institucionales sustentadas en modalidades participativas” (Rodríguez & Ciolli, 2011: pág. 40).
14Según Coraggio, [CITATION Cor08 \n \t \l 11274 ]“su objetivo es “social” en tanto apuntan al
mismo sector en que se focalizaron las políticas sociales neoliberales, ahora con propuestas de
organización mercantil (...) Y es también político porque contribuye al objetivo de
gobernabilidad y a fortalecer la noción de que cada uno es responsable de su situación
económica” (pág. 42)
90’. [CITATION Hop12 \t \l 11274 ]

En este marco adquieren relevancia los programas orientados a la promoción de la Economía


Social, que se instala definitivamente en la agenda pública del gobierno nacional y de numerosos
gobiernos provinciales y locales. Esta reorientación de la política social referida a la economía
social “se constituyó como una respuesta particular, históricamente situada, de la lucha de clases,
emparentando los vectores emprendedorismo y autogestión para interpelar e intervenir sobre el
desarrollo de las organizaciones populares y el escenario de rearticulación del mundo del trabajo
planteado durante la crisis”. [CITATION Rod11 \p 37 \l 11274 ]

Distintos autores (Coraggio, 2005, 2008, 2016; Rodríguez & Ciolli 2011, Hopp, 2013; Méndez &
Vallota, 2006) coinciden en destacar la hegemonía de la primer vertiente respecto de los programas
promoción del trabajo autogestionado desde las políticas sociales.

En esta investigación se considerará al CEES como una manifestación del encuentro de dos
corrientes propositivas de la autogestión: la primera como estrategia de política pública desde el
Estado, (desde el gobierno provincial y municipal) y la segunda como estrategia de supervivencia y
paliativo de los sectores populares (emprendedores sociales). En el marco de esta cristalización
institucional se reflexionara sobre el significado de la autogestión como un campo en disputa, entre
una perspectiva superadora de las relaciones sociales capitalistas y otra orientada estructuralmente a
garantizar su continuidad. A la vez, se buscará reflexionar sobre la disputa por los significados de la
autogestión en la construcción de los sentidos por parte de los actores del CEES – funcionarios
públicos, representantes de la UNL, emprendedores-.

Autogestión: Dimensiones y Estrategias de las Corrientes propositivas

Dimensiones de la autogestión Estrategias de las corrientes propositivas de la


autogestión

Social De lucha del movimiento obrero

Ética Alternativa al modelo soviético.

Económica De supervivencia y paliativo de los sectores populares.

Política De transformación social de los movimientos sociales.

Técnica De política pública desde el Estado.

Fuente: Elaboración propia en base a la revisión bibliográfica realizada.

Autogestión y asociativismo

El concepto de autogestión se encuentra estrechamente relacionado con la noción de asociativismo.


Incluso varios autores dentro de la ESyS (Vázquez, 2010; Hopp, 2013; Hintze, 2013) sostienen que
son muy semejantes en su significado y que apuntan a una misma realidad enfocada desde
perspectivas convergentes utilizando la expresión “trabajo asociativo y autogestionado”.

Entre estos conceptos se establece una relación complementaria vinculada a un anhelo de


transformación social: el asociativismo y las prácticas asociativas le otorgan a la autogestión su
carácter social y político permitiendo construir procesos colectivos de gestión democrática, yendo
más allá del trabajo por cuenta propia. La autogestión y las prácticas autogestivasle otorgan un
carácter radical al asociativismo al vincularlo con una perspectivade transformación de las
relaciones capitalistas, evitando su utilización como “fuerza cooperativa del capital”. En este
sentido, la convergencia de las prácticas autogestivas y asociativas incluye los siguientes elementos:
“asociación voluntaria de trabajadores que cooperan en la producción y distribución de bienes o
servicios, propiedad compartida de los medios de producción, toma de decisiones participativa y
democrática, relaciones internas basadas en la confianza y la solidaridad, distribución con tendencia
igualitaria de los resultados y -en general- igualdad de derechos de todos los trabajadores que
integran la misma organización productiva.” [ CITATION Váz10 \l 11274 ]En vistas de esta
estrecha relación entre estos conceptos a continuación se abordará la definición teórica de
asociativismo y se analizarán los elementos que lo constituyen.

Asociativismo: definición y elementos constitutivos

Diversos autores (Tiriba, 2008; Albuquerque, 2004; Núñez 1996) dentro de la Economía Social y
Solidaria en Latinoamérica definen el asociativismo como el conjunto de prácticas sociales
desarrolladas de forma colectiva por grupos de personas que cooperan uniendo sus esfuerzos y
recursos por tener intereses y objetivos en común. En esta definición se pueden identificar algunos
elementos centrales para profundizar sobre el concepto de asociativismo.

El asociativismo implica la decisión de dos o más personas y/o grupos de reunirse de forma regular,
para atender sus demandas comunes. [CITATION Alb04 \t \l 11274 ] En estas reuniones las
personas interactúan y establecen relaciones entre sí, generando sentimientos y emociones
compartidas. Sin embargo, estos vínculos no se encuentran determinados desde el principio, sino
que se transforman y varían a lo largo del tiempo construyendo de esta forma una historia
compartida. [ CITATION Bur08 \l 11274 ]

Por otro lado, estas prácticas asociativas generalmente se encuentran reguladas por un sistema de
normas y pautas que pueden ser formales o informales, para situaciones de orden general o
particulares. Estas regulaciones se vinculan con las funciones y roles que asumen los miembros de
las asociaciones, porque distribuyen sus responsabilidades y las actividades en las que participan.
[ CITATION Bur08 \l 11274 ]

Las prácticas asociativas también suponen el desarrollo de un sentido de pertenencia que surge a
partir del sentimiento de lealtad compartido por los miembros de una asociación, y el compromiso
de aceptar las normas que se acordaron para lograr alcanzar los objetivos en común. Estos
responden a problemas que se tratan de resolver, relacionados con necesidades compartidas.
[ CITATION Bur08 \l 11274 ]Como sostiene Tiriba[CITATION Tir08 \n \t \l 11274 ] el
asociativismo se caracteriza “por la construcción de lazos sociales basados en la confianza, la
cooperación y la reciprocidad, lo que confiere a sus miembros el sentimiento de pertenencia al
grupo” (p.81)

Este sentido de pertenencia es uno de los pilares de la identidad colectiva, a partir de la cual cada
miembro considera y siente al grupo como una totalidad, conformándose un “nosotros”. Como
sostiene Istvan Karl [CITATION KarSF \n \t \l 11274 ]se trata de realizar un pasaje del “yo” al “él”
hacia el “nosotros” construyendo algo más que un agrupamiento de individuos.

Esta identidad colectiva también se sustenta a partir de distintos valores o principios compartidos.
En este sentido, Albuquerque [CITATION Alb04 \n \t \l 11274 ]afirma que las prácticas asociativas
se basan en “en la reciprocidad, en la confianza, en la pluralidad, en el respeto y en la no utilización
operacional instrumental de la asociación entre personas” (p. 32). De esta forma según el autor, la
construcción de una identidad colectiva es un proceso fundado en la pluralidad a partir de la
búsqueda del consenso sobre las divergencias de forma que los resultados de las decisiones estén
pautado a partir de principios éticos.

Asociativismo y cooperación.

Los autores [ CITATION Tir08 \l 11274 ][CITATION Alb04 \t \l 11274 ]destacan a la cooperación
como un elemento constitutivo del asociativismo. Desde la perspectiva de Paulo de Jesús y
LiaTiriba[CITATION DeJ04 \n \t \l 11274 ] la cooperación puede ser definida en términos de
acción, vinculada a la disposición de hacer, emprender y producir con otros. En este sentido, es
considerado como un valor ético-político sustentado en una visión del mundo y del hombre. De esta
forma, la “cooperación significa tomar parte en una empresa colectiva cuyos resultados dependen
de la acción de cada uno/a de lo/as participantes” [CITATION DeJ04 \p 87 \l 11274 ]

Por otro lado, como movimiento la cooperación remite a la historia de la humanidad, debido a que
en todos los espacios y tiempos históricos los seres humanos trabajan en cooperación para
garantizar su supervivencia. En este sentido, los autores sostienen que las distintas modalidades de
cooperación tienen como referencia la forma en como los grupos y clases sociales se interrelacionan
en el proceso de producción la realidad. [ CITATION DeJ04 \l 11274 ] Por esta razón, es
fundamental distinguir el marco de las relaciones de producción en las que se desarrolla la
cooperación. Esta puede surgir bajo la coordinación y el control del capitalista o de los trabajadores
asociados. [ CITATION Váz10 \l 11274 ]

De Jesús y Tiriba[CITATION DeJ04 \n \t \l 11274 ]sostienen que en el capitalismo la cooperación


se logra a partir de la emulación de los trabajadores bajo la coordinación y el control del capitalista
o sus representantes. De esta forma, la cooperación surge como la fuerza productiva del capital,
transfigurado su valor de uso en la producción de plusvalía. Según los autores a lo largo de la
historia del capitalismo se desarrollaron distintas tecnologías de producción y gestión de la fuerza
de trabajo que implican diferentes estilos de cooperación. Por un lado, bajo la organización de
trabajo taylorista-fordista se desarrolló un estilo de cooperación pasiva en donde el control de los
asalariados se dio a través de la gestión científica. Por otro lado, actualmente en la organización
toyotista, la cooperación es activa, a partir de un aumento en los niveles de participación en la
gestión de la empresa, sin embargo las acciones de los trabajadores continúan bajo el control de la
autoridad capitalista.[ CITATION DeJ04 \l 11274 ]
Desde la perspectiva de Albuquerque [CITATION Alb04 \n \t \l 11274 ]esta es una cooperación
instrumental o narcisista que posibilita una modalidad de participación en la cual los individuos
instrumentalizan. Este tipo de participación es frágil y es dominada por la lógica del intercambio de
mercado.

De esta forma, a través de diferentes estilos bajo las relaciones de producción capitalista se
constituye un “sistema de cooperación para el capital”. En contraposición cuando los trabajadores
se asocian construyen un “sistema de cooperación autónomo” a partir de la fuerza colectiva de su
cooperación, en el cual la apropiación del excedente está determinado por relaciones de trabajo
sustentadas en la distribución equitativa del poder y la riqueza. [ CITATION Dal09 \l 11274 ]

Según Albuquerque [CITATION Alb04 \n \t \l 11274 ]en estas prácticas asociativas de los
trabajadores la cooperación es calificada o recíproca, debido a que la relación que se establece no se
encuentra determinará directamente por el mercado, si no está basada en la reciprocidad la
confianza y el respeto hacia el otro, proponiendo la autonomía de lo colectivo.

La diferenciación de los tipos de cooperación es fundamental como herramienta conceptual para


explicar el asociativismo y para comenzar a indagar acerca de las motivaciones de los trabajadores
para asociarse y cooperar. Al momento de abordar esta cuestión el debate se estructura a partir de
dos polarizaciones: a) el interés individual versus el interés colectivo; b) instrumentalismo
economicista versus moralismo. Por un lado, “están aquellos autores que sostienen que el individuo
coopera solamente cuando la cooperación le otorga una mayor satisfacción de sus necesidades, en
comparación con otras posibilidades (Eschenburg, 1983)” (como se cita en De Jesús y Tiriba, 2004:
p.91). Por otro lado, “Monier y Thiry (1997) sostienen que aunque el individuo en su condición de
ser racional sabe elegir los medios apropiados a los fines que busca, también actúa bajo el impulso
de la de las emociones y la influencia desierto valores como la solidaridad y la democracia
económica”. (Como se cita en De Jesús y Tiriba, 2004: p.91). Según PhilippeChanial y Jean-Louis
Laville[CITATION Cha09 \n \t \l 11274 ] “Sólo una teorización que tenga en cuenta la solidaridad
como principio de acción colectiva independiente, diferente de la acción instrumental y estratégica,
tienen posibilidades de comprender la originalidad de lo que se expresa en las prácticas asociativas.
La solidaridad se remite a la libertad positiva de emprender prácticas cooperativas y, mediante la
búsqueda de condiciones intersubjetivas de la integridad personal, ir más allá de la lógica del
interés.” (p. 37)

Más allá de estas posturas que sirven a modo de ejemplificación de las perspectivas que se
encuentran en los polos opuestos, como sostienen De Jesús y Tiriba [CITATION DeJ04 \n \t \l
11274 ] tal vez lo que motiva a la cooperación puede estar vinculado tanto al interés individual
como al interés colectivo. De esta forma, cuando una persona decide participar en un
emprendimiento asociativo lo hace por motivos individuales, porque en soledad no estaría en
condiciones de llevar a cabo el emprendimiento y por motivos colectivos siendo consciente que con
su trabajo posibilita la generación de ingresos al resto de personas que integran el emprendimiento.

Desde la perspectiva de Gonzalo Vázquez [CITATION Váz10 \n \t \l 11274 ]el interés individual
puede ser fundamental en el comienzo y el desarrollo de una asociación. Pero si este interés
individual no es subordinado al interés colectivo y a comportamientos basados en los valores de la
solidaridad, la reciprocidad, y la confianza, la asociación sería muy frágil corriendo el riesgo de
romperse. Comprender los motivos que hacen que una persona participe y se asocie puede ser muy
importante para la dinámica económica y cotidiana de los emprendimientos porque constituye una
estrategia fundamental en la construcción de su sostenibilidad.
El asociativismo como estrategia de sostenibilidad de los emprendimientos.

Desde la perspectiva de Vázquez (2010), respecto al concepto de sostenibilidad se produce un


debate teórico entre dos grandes perspectivas. Estas se diferencian según la importancia que los
autores le otorgan a la capacidad de los emprendimientos para superar exitosamente la “prueba del
mercado” (Coraggio, 2007), es decir, de internalizar sus reglas de juego y competir por la
generación y distribución del excedente. Por un lado, la perspectiva mercantilista sostiene que es
necesario fortalecer la capacidad de los emprendimientos para competir en los mercados a partir de
las distintas estrategias y políticas. Por otro lado, la perspectiva sociocultural plantea la necesidad
de desarrollar instrucciones y políticas basadas en los principios económicos de reciprocidad,
retribución, administración doméstica y planificación.

A pesar de esta diferenciación desde ambas perspectivas distintos autores reconocen la importancia
del asociativismo en la sostenibilidad de los emprendimientos y el rol fundamental que juega el
Estado y las políticas públicas en el actual contexto capitalista. En este sentido, conciben al Estado
como una arena de luchas sociales y políticas; como un espacio complejo y contradictorio que debe
ser protagonista en el proyecto de construcción de otra economía. [ CITATION Váz10 \l 11274 ]

Desde la perspectiva mercantilista autores como Singer, Gaiger y Nuñez proponen con diferentes
matices desarrollar una estrategia asociativa entre emprendimientos para fortalecer su capacidad
colectiva de ganar mercados frente a las empresas capitalistas.

Según Singer [CITATION Sin07 \n \t \l 11274 ]una condición fundamental para la sostenibilidad
de los emprendimientos solidarios es la construcción de un sector integrado entre ellos. De esta
forma, el autor sostiene:

“La construcción de las habilidades dentro de los principios de la solidaridad sería perfectamente
posible si cada emprendimiento pudiera financiarse, abastecerse, dar salida a su producción,
perfeccionarse tecnológicamente y educar a sus miembros en intercambio con otros
emprendimientos solidarios.” (p. 73)

Al momento de considerar la modalidad de esta integración, Singer [CITATION Sin07 \n \t \l


11274 ]manifiesta su preferencia por la construcción desde las bases, por la propia iniciativa de los
emprendimientos solidarios, sin la participación directa de autoridades estatales. Esta modalidad
posibilitará que los emprendimientos preservar su democracia interna y su autonomía externa.
[CITATION Sin07 \t \l 11274 ]

Por otro lado, Gaiger[CITATION Gai08 \n \t \l 11274 ]enuncia que la sostenibilidad de los
emprendimientos está determinada por la posibilidad de desarrollar el potencial productivo del
trabajo asociativo y autogestionado, traduciendo en resultados económicos tangibles. Este potencial
se sustenta a partir de que:

“la cooperación en el trabajo multiplica la capacidad individual de cada trabajador; las decisiones
colectivas conducen a resultados más eficientes; compartir conocimientos e información estimula la
innovación y reduce costos de transacción; la confianza y el sentido de pertenencia a un proyecto
común estimulan y motivan adicionalmente”. (Como se cita en Vázquez, 2010: 119)
Otro autor que propone construir una estrategia asociativa entre emprendimientos para fortalecer su
sostenibilidad es Orlando Núñez[CITATION Núñ00 \n \t \l 11274 ]. Desde su perspectiva esta
estrategia es necesaria para que los pequeños emprendimientos puedan disputar espacio y poder
dentro del mercado capitalista. Estos deben desarrollar una estrategia empresarial y una matriz de
acumulación para competir con las empresas capitalistas. De esta forma se trata de constituir “un
proyecto con orientación asociativa frente al mercado diferenciador y su orientación autogestionaria
frente a las relaciones de explotación o dominación.” [CITATION Núñ00 \p 178 \l 11274 ]

Desde de una línea de análisis similar, Antonio Cruz [CITATION Cru09 \n \t \l 11274 ]propone
fomentar las prácticas asociativas entre emprendimientos para conseguir dos propósitos claves en
su sostenibilidad. Por un lado, lograr escalas y mejorar la posición relativa de los emprendimientos
en el mercado. Por otro lado, establecer relaciones de carácter político con actores externos a los
emprendedores como por ejemplo: organizaciones sociales, universidades y administraciones
gubernamentales. En este sentido:

“las redes de economía solidaria parecen ser el resultado de un doble encuentro entre
condicionamientos económicos y valores sociales. Derivan, por un lado, de las exigencias normales
de mercados oligopólicos sobre empresas no oligopólicas, y por otro lado, de la extensión lógica de
las prácticas de los emprendimientos solidarios, buscando asociarse con otros.” [CITATION
Cru09 \p 17 \l 11274 ]

En contraposición a la perspectiva mercantilista de sostenibilidad, autores como Coraggio, Hintze y


Tiriba desarrollan una perspectiva sociocultural a partir de la institucionalización de principios y
políticas no mercantiles. En este sentido, Coraggio[CITATION Cor08 \n \t \l 11274 ] destaca el
potencial de los emprendimientos solidarios de construir “un subsistema abierto pero en lo interno
orgánicamente vinculado por lazos de intercambio, cooperación y solidaridad” (p. 45). De esta
forma, la sostenibilidad estos emprendimientos depende de: “(a) de las capacidades y disposiciones
de los trabajadores que cooperan a nivel micro, (b) de sus disposiciones a cooperar y coordinarse
entre unidades microeconómicas (nivel meso), (c) del contexto socioeconómico y cultural
(distribución y organización de recursos, funcionamiento de los mercados, definición de
necesidades legítimas), y (d) de la existencia de una política de estado conducente” (Coraggio,
2008: p. 46).

La segunda condición implica el desarrollo de una estrategia asociativa, pero esta debe considerar el
contexto socioeconómico en el cual se desarrollan los emprendimientos y las políticas públicas
impulsadas desde el Estado. De esta forma, a partir de las dos últimas condiciones, es fundamental
la batalla cultural de los trabajadores para modificar la correlación de fuerzas políticas de la
sociedad.

Ahora bien, tomando aportes de las dos perspectivas Vázquez [CITATION Váz10 \n \t \l 11274 ]
elabora el concepto de sostenibilidad plural, como un criterio de análisis de las condiciones actuales
y futuras de los emprendimientos. Según el autor:

“Este concepto de sostenibilidad plural de los EATA está basado en el reconocimiento de la


pluralidad de principios (reciprocidad, redistribución, planificación, administración doméstica e
intercambio mercantil), la pluralidad de niveles (micro, meso y macro) y de dimensiones (natural,
social, económica, cultural y política), así como de recursos y formas institucionales, que hacen a la
sostenibilidad de estos emprendimientos.” [CITATION Váz10 \p 154 \n \t \l 11274 ]

La sostenibilidad plural se refiere a la necesidad de considerar no solo las capacidades


emprendedoras y de producir con mayor eficiencia, sino sobre todo a las capacidades políticas y
culturales de construir alianzas y relaciones de fuerza que permitan impulsar políticas públicas que
promuevan la sostenibilidad colectiva de todo el sector del trabajo asociativo y autogestionado. En
este sentido, Vázquez [CITATION Váz10 \n \t \l 11274 ]sostiene la necesidad de desarrollar “Una
estrategia que busque ampliar la reciprocidad entre emprendimientos y la conformación de redes y
asociaciones de segundo grado” (p. 169). Desde la perspectiva del autor la posibilidad de asociarse
entre emprendedores es minoritaria y resistida debido al contexto cultural construido durante el
neoliberalismo, en el cual predomina la competencia y el individualismo. Sin embargo, las
construcciones de redes y asociaciones de emprendedores serán vitales para promover su
sostenibilidad. En este sentido, el rol del Estado en la formulación de políticas públicas que
fomenten la creación de redes y el apoyo técnico de las universidades es fundamental.

Reflexiones Finales

A lo largo de este trabajo se analizaron distintas perspectivas teóricas sobre la autogestión y el


asociativismo en el marco de la ESyS en Latinoamérica reflexionando sobre la estrecha vinculación
entre ambos conceptos. Se trató de presentar la multiplicidad de sentidos que se pueden construir
alrededor estos conceptos, las tensiones y las disputas que encierran dentro de sí.

En la actualidad, en un contexto de reestructuración del modo de acumulación capitalista, el sistema


hegemónico adquirió la capacidad discursiva para reutilizar el concepto. De esta forma se produce
una disputa por el significado de autogestión entre dos perspectivas. Desde los espacios asociativos
y cooperativos esta noción se presenta como un nuevo tipo de acción social que, a partir de la
reapropiación de la fuerza productiva, busca promover el desarrollo social y resinificar las prácticas
del trabajo vinculándolas con el anhelo de un cambio radical. Desde la perspectiva capitalista la
autogestión se refiere a una técnica de administración que disminuye los costos operacionales y
libera los factores sociales de la producción con el propósito de aumentar la productividad,
asegurando las condiciones de reproducción del capital. De este modo, se reduce el concepto a la
dimensión económica, y técnica.

Posteriormente se analizó su complejidad teórica diferenciando cinco (5) dimensiones: social, ética,
económica, política, técnica. Esto representa un insumo fundamental para considerar la complejidad
de las prácticas autogestivas y diferenciar entre claramente las perspectivas que disputan su
significado.

A continuación se introdujo el factor histórico diferenciando analíticamente cinco (5) grandes


corrientes propositivas de la autogestión que se interrelacionan entre sí. Esto permite comprender
que el significado de esta noción varía de acuerdo al contexto social de producción.

Luego se abordó la conceptualización de asociativismo como como el conjunto de prácticas sociales


colectivas, donde grupos de personas cooperan uniendo sus esfuerzos y recursos por tener intereses
comunes. Se diferenció los distintos elementos que constituyen el asociativismo, como ser las
relaciones que se establecen entre los individuos, el sistema de nomas (formal o informal) que
regula estas interacciones, determinando los roles y la construcción de una identidad colectiva.
Dentro de estos elementos el análisis se focalizo sobre la cooperación, sus diversas modalidades y
las posibles motivaciones que podrían dar sustento a estas prácticas. Se trató de identificar las
tensiones entre distintos tipos de cooperación de acuerdo a las motivaciones que sustentan estas
prácticas y las relaciones de producción que las sustentan.

Por último se destacó la importancia del asociativismo en la sostenibilidad de los emprendimientos


y el rol fundamental que juega el Estado y las políticas públicas en el actual contexto capitalista. Lo
que representa un consenso que se establece al interior del debate sobre sostenibilidad, entre dos
perspectivas claramente diferenciadas: la mercantilista, y la sociocultural.

Estos recorridos teóricos nos permiten comenzar a pensar algunas cuestiones: ¿De qué manera se
cristalizara la disputa por los dos significados de la autogestión en la concepción de los
emprendedores del CEES? ¿Qué dimensiones de este concepto serán más relevantes para estos
actores? ¿Cuáles son sus motivaciones para trabajar de forma asociativa? ¿Qué clase de
cooperación sustenta esas relaciones? Desde su perspectiva ¿las prácticas asociativas son
reconocidas como una estrategia fundamental en la construcción de su sostenibilidad?

A partir de estos recorridos podría reflexionarse sobre la siguiente hipótesis emergente: la capacidad
emprendedora no acompaña la voluntad asociativa y simultáneamente se confunde autogestión con
individualismo. La autogestión requiere necesariamente de la capacidad asociativa, de lo contrario
las prácticas asistencialistas impregnadas en la cultura, tanto pública como privada, anclan los
comportamientos de los emprendedores sociales a un ámbito competitivo y de especulación.

Algunas de las prácticas del sector público enmarcadas en políticas de promoción de la autogestión,
están sustentadas en manipulaciones coyunturales y con aspiraciones electoralista, y sus impactos
son precisamente una contradicción. Por otra parte, las prácticas del sector privado fomentan el
asistencialismo desde la actitud filantrópica y desde la caridad. Los resultados generan la
reproducción de la lógica del sistema, en tanto los emprendedores compiten entre ellos,
profundizándose el asistencialismo desde el sector público y la estigmatización de la pobreza en
algunos casos, desde el sector privado.[CITATION Rod17 \l 11274 ] Por este motivo es necesario y
estratégico estudiar los conceptos de autogestión y asociativismo.

Bibliografía

Albuquerque, P. P. (2004). Asociativismo. En A. Cattani, La otra economía (págs. 31-38). Buenos


Aires: Altamira.

Albuquerque, P. P. (2004). Autogestión. En A. Cattani, La otra economía (págs. 39-47). Buenos


Aires: UNGS-Altamira.

Albuquerque, P. P. (2014). Elementos para repensar el concepto de autogestión. En P. P.


Albuquerque, P. Kelly, S. Mario, & K. Tomatis, Economía Social y Solidaria. Praxis, vivencias e
intenciones (págs. 379-396). Rosario: Edisiones del DelRevés.
Azerrad, M. R. (2009). La experiencia de integración de extensión, docencia e investigación en la
Universidad Federal de San Carlos en la formación de equipos de trabajo vinculados a la Economía
Solidaria. III Congreso Nacional de Extensión Universitaria de la Asociación del Grupo de
Universidades de Montevideo (págs. 25-35). Santa Fe: UNL.

Burin, D., Karl, I., & Levin, L. (2008). Los grupos: algunos conceptos. En D. Burin, I. Karl, & L.
Levin, Hacia una gestión participativa y eficaz. Manual para Organizaciones Sociales (págs.
23-43). Buenos Aires: CICCUS.

Chanial, P., & Laville, J. L. (2009). Asociativismo. En A. D. Cattani, C. J. Luis, & J. L. Laville, La
otra economía (págs. 36-42). Buenos Aires: Altamira.

Coraggio, J. L. (2008). La sostenibilidad de los emprendimientos de la economía social y solidaria.


Otra economía. Revista Latinoamericana de Economía Social y Solidaria. Vol. 2 N° 3 , 41-57.

Cruz, A. (2009). Redes de economia solidária – papéis e limites de atores envolvidos: trabalhadores,
universidade e Estado. ‘La co-construcción de conocimientos y prácticas sobre la economía social
y solidaria en América Latina y Canadá’. Buenos Aires.

Dal Ri, N. M., & Vieitez, C. G. (2009). Trabajo Asociado: Gestión democrática y cambio social.
Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas Autogestionadas No.1, 1-10. Obtenido de
Trabajo Asociado: Gestión democrática y cambio social”

De Jesús, P., & Tiriba, L. (2004). Cooperación. En A. Cattani, La otra economía (págs. 87-95).
Buenos Aires: Altamira .

Fernández, A. M., & Cabrera, C. (2012). El campo de la experiencia autogestiva: las fábricas
recuperadas en Argentina. Revista Sujeto, Subjetividad y Cultura, N°4, 6-23.

Fischer, B. M., & Tiriba, L. (2009). Saberes del trabao asociado. En A. D. Cattani, J. L. Coraggio, &
J.-L. Laville, La otra economía (págs. 325-331). Buenos Aires: Altamira.

Folins, M. (1991). Autogestión. En N. Bobbio, N. Mattucci, & P. Guianfranco, Diccionario de


Política (págs. 103-112). Mexico: Siglo XXI.

Gaiger, L. I. (2008). A dimensão empreendedora da economia solidária: notas para um debate


necessário. Revista Otra Economía nº3, segundo semestre, 58-72.

Guerra, P. (2013). Un acercamiento teórico a la autogestión para comprender las prácticas de


economía solidaria en América Latina. Revista Iberoamericana de Atogestión y Acción Comunal
(RIDAA) N°61, 97-124.

Hopp, M. V. (2013). Políticas de promoción del trabajo asociativo y autogestionado en la Argentina


actual: un balance. Revista del Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y
Autogestionadas (OSERA)., 1-18.

Hopp, M. V., & Frega, M. (2012). Trabajo asociativo y politicas sociales: Tensiones y
potencialidades en la experiencia de implementación del Porgrama "Argentina Trabaja". Revista
“Debate Público. Reflexión de Trabajo Social” Año 2 N° 3, 72-81.
Kalbermatter, G., & Azerrad, M. R. (2011). Los procesos de incubación autogestivos. Un recorrido
sobre la teoría y la práctica contemporánea. Informe Final de Beca de Estimulo a la Vocación
Cientifica. Directora: Rut Azerrad . Santa Fe: UNL.

Karl, I. (S/F). Sobre la Economía Social y Solidaria (ESS). Buenos Aires, Argentina.

Martínez, C. E. (2014). La autogestión de los trabajadores: una prespectiva sociocultural e histórica.


En R. Andres, H. T. Novaes, & M. Sardá de Faria, Crisis y autogestión en el siglo XXI.
Cooperativas y empresas recuperadas en tiempos de neoliberalismo (págs. 27-33). Buenos Aires:
Ediciones Continente.

Massera, M. (2015). Economía Social y políticas públicas en la ciudad de Santa Fe: el rol del
Centro de Emprendedores de la Economía Social. 12° Congreso Nacional de estudios del trabajo
(págs. 1-21). Buenos Aires: ASET Argentina .

Méndez, N., & Alfredo, V. (2006). Una perspectiva anarquista de la autogestión. Revista
Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 59-72.

Núñez, O. (2000). El proyecto asociativo y autogestionario . En O. Núñez, La economía popular,


asociativa y autogestionaria (págs. 175-205). Managua: CIPRES,.

Rodeles Antonelli, M. B., & Azerrad, M. R. (2017). Análisis de la definición de mercado solidario,
consumo responsable, precio justo y comercio solidario en clave a Economía Social y Solidaria.
Perspectivas y propuestas alternativas para su instrumentación. Informe Final de CientiBeca.
Directora: Rut Azerrad. Santa Fe: UNL.

Rodríguez, M. C., & Ciolli, V. (2011). Tensiones entre el emprendedorismo y la autogestión: el


papel de las políticas públicas en este recorrido. Revista ORG&DEMO Vol. 12 N° 1, 27-46.

Ruggeri, A. (2014). Crisis y autogestión en el siglo XXI. En A. Ruggeri, H. T. Novaes, & S. d. M.,
Crisis y autogestión en el siglo XXI. Cooperativas y empresas recuperadas en tiempos de
neoliberalismo (págs. 13-26). Buenos Aires : Ediciones Continente.

Singer, P. (2007). “Economía Solidaria: un modo de producción y distribución”. En J. L. Coraggio,


La economía social desde la periferia. Contribuciones latinoamericanas. Buenos Aires: Altamira.

Singer, P., & Schiochet, V. (2015). La construcción de la economía solidaria como alternativa al
capitalismo. En J. L. Coraggio, Economía social y solidaria en movimiento (págs. 97-110). Quito:
Editorial IAEN.

Sousa Santos, B., & Rodríguez, C. (2011). Para ampliar el cannon de la producción. En B. Sousa
Santos, Producir para vivir. Los caminos de la producción no capitalista. México: Fondo de
Cultura Economíca.

Tabilo, C. (9 de Julio de 2017). FUGA DE TINTA . Obtenido de


https://fugadetinta.wordpress.com/2013/06/25/autogestion-y-movimientos-sociales-latinoamericano
s-cristobal-tabilo/

Tiriba, L. (2008). “Cultura do trabalho, autogestão e formação de trabalhadores associados na


produção: questões de pesquisa. Revista Perspectiva Vol. 26 N°1, 69-94.
Vázquez, G. M. (Julio de 2010). La sostenibilidad de los emprendimientos asociativos de
trabajadores autogestionado. Perspectivas y aportes conceptuales de América Latina. Buenos Aires,
Argentina: Universidad Nacional de General Sarmiento.

El dilema de la contributividad en el sistema previsional argentino

Carlos R. Martinez, Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento


(cmartinez@ungs.edu.ar)

Nicolás Dinerstein, Cátedra de Economía de la Seguridad Social de la Facultad de Ciencias


Económicas de la Universidad de Buenos Aires (nico_diner@hotmail.com)

Área Temática: 10. Cuestión Social y Estudios del Trabajo.

Resumen: La presente ponencia tiene por fin señalar uno de los principales nudos gordianos del
sistema de seguridad social argentino, en especial a lo que hace a las contingencias de invalidez,
vejez y muerte: la contributividad.

En tal sentido, a partir de una primera aproximación a este concepto, se ahonda en el debate acerca
de su posibilidad, deseabilidad y conveniencia, para luego dar paso a un análisis de su
funcionamiento.

Para ello, se presenta, en primer término, la experiencia internacional, en materia de amplitud e


intensidad de la cobertura, contemplando diferentes regímenes previsionales eminentemente
contributivos, únicamente no contributivos y diseños nacionales que expresan una combinación de
ambos tipos de regímenes.

Luego, se analiza la contributividad, en materia de financiamiento y prestaciones, del sistema


nacional de jubilaciones y pensiones de nuestro país, para, finalmente, identificar, los problemas
asociados a la indefinición del modelo previsional argentino, en términos del nivel de las
prestaciones y del acceso efectivo a las mismas.

Finalmente, se presentan las principales conclusiones a las que se ha podido arribar a lo largo del
trabajo, relacionando la situación actual con el dilema de la contributividad en nuestro sistema
previsional.

“Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso Internacional


sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la
Universidad Nacional de Rosario.
Rosario, 10 al 13 de septiembre de 2018.”

Introducción: La génesis misma de nuestro sistema previsional, caracterizada por la fragmentación


y los particularismos, ha obstaculizado la adopción a tiempo de las modificaciones y cambios
paramétricos que podrían haber logrado, sino evitar, cuando menos atenuar los síntomas de su
crisis, permitiendo la introducción de ajustes más sutiles en pos de salvaguardar los importantes
logros obtenidos, que aunque parciales, eran notorios, por ejemplo, en materia de mantenimiento de
altas tasas de cobertura previsional.

Conviene, entonces, en materia de reformas sociales procurar evitar “tirar al bebé con el agua sucia”
(Orszag y Stiglitz, 1999:8), protegiendo el útil propósito de los sistemas previsionales.

Tal cobertura responde a un modelo que puede definirse como de universalismo estratificado
(Filgueira, 2007), (Andrenacci y Repetto, 2005), en tanto los beneficios no alcanzan a todo el grupo
poblacional (los ancianos) pero sí a la mayor parte de los mismos, aunque con prestaciones bastante
diferenciadas de acuerdo a la trayectoria laboral de cada uno. Este modelo no ha sido capaz de
adaptarse a los cambios poblacionales y laborales de las últimas décadas.

Sin embargo, tal modelo de universalismo estratificado ha experimentado una recomposición en los
últimos años. En un primer momento (hasta 2015), dado cierto cuestionamiento, más de facto que
de iure, al principio de contributividad y en tal sentido ha sido protagonista del proceso de
reconstitución de la amplitud de la cobertura.

En una segunda instancia, a partir de la creación de la Pensión Universal para el Adulto Mayor
(PUAM), reconociendo en forma explícita la necesidad de crear mecanismos que, aunque apuntan
al logro de una cobertura universal, no necesariamente la garantiza, pero sí aseguran un mayor nivel
de diferenciación y desigualdad interna al propio sistema de seguridad social.

Para profundizar en este análisis conviene, a estas alturas, desarrollar con mayor precisión el
concepto de contributividad y contraponer las visiones alternativas acerca de su posibilidad,
deseabilidad y conveniencia.

Contributividad: Podemos definir la contributividad como la participación directa de los


trabajadores en el financiamiento del sistema de seguridad social por medio de cotizaciones
(propias y/o del empleador) originalmente creadas y principalmente destinadas para tal fin, que
genera a su vez la adquisición de un derecho sobre el cobro futuro de prestaciones, ante la
ocurrencia de las contingencias y situaciones cubiertas.

El principio de contributividad es clave, en tanto implica no solamente la posibilidad de obtener


protección por parte del sistema de seguridad social, sino que también se relaciona con la
sustentabilidad del mismo, por medio del fortalecimiento de su financiamiento, y con la posibilidad
de acceder a un grupo mucho más amplio de derechos, en tanto la contribución implica el registro
de la actividad laboral y por tanto el cumplimiento de garantías mínimas en relación a las
condiciones de seguridad y salubridad en el trabajo, a la fijación de la remuneración, a la duración e
intensidad de la jornada, a las condiciones de contratación y despido y, fundamentalmente, a la
posibilidad de negociación colectiva y sindicalización, que opera como fuente y garantía política del
efectivo cumplimiento y eventual ampliación de tales derechos. En resumen, la cotización suele
operar como la puerta de entrada al Trabajo Decente.

Es decir que es perfectamente posible brindar cobertura de la seguridad social sin cumplir con el
principio de contributividad, de hecho, tal como se ha descripto en las secciones precedentes, tal
estrategia ha sido ampliamente explotada por los países de la región.

Sin embargo, dicho curso de acción desvincula el acceso a la seguridad social de la generación de
su financiamiento e impide generar externalidades positivas en relación al acceso a derechos
laborales, políticos y sociales.

Más aun, al desvincular el registro del acceso a la seguridad social, puede reducirse la presión social
por la formalización de la economía y de las relaciones laborales.

Conviene mencionar entonces un debate más amplio, pero sin dudas se fuertemente relacionado con
la importancia brindada a la idea de contributividad en distintas configuraciones de la seguridad
social.

Dicha discusión refiere al objetivo central de la intervención social del Estado en términos de
garantías y considera como opciones polares el derecho al ingreso o al empleo.

En el contexto global, tal discusión incluye cuestiones tales como el rol central del trabajo como
principal articulador social y la posibilidad, en la actual configuración del sistema capitalista, de
generar Trabajo Decente para todas las personas.

Así, en un plano ampliado, el debate que subyace es en relación a cuál es el objetivo central de lo
que en la literatura en la materia (Esping-Andersen, 1990) se ha dado en llamar regímenes de estado
de bienestar.

Una opción polar es la que sostiene que, en tanto el trabajo opera como el gran articulador social de
las sociedades capitalistas, el Estado debe garantizar el empleo (Rosanvallón, 1995).

Ello resulta consistente con la histórica posición de las organizaciones sindicales en la materia,
desarrollada, en un contexto actual y para nuestra región, en (Lacchini y Zuccotti, 2010).

De este modo, la Plataforma Continental de la la Plataforma Sindical Continental sobre Seguridad


Social, desarrollada por la Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas, en el año 2010
señala claramente que dicha organización: “asume el compromiso de luchar para que todas y todos
los/las trabajadores/as, asalariados o no asalariados, tengan seguridad social” y por la “creación de
trabajo decente para todos y todas sin exclusión”.

En contraposición, otras visiones consideran que el progreso técnico implica la imposibilidad


práctica de ocupar a la totalidad de la población en edad de trabajar en actividades directamente
vinculadas con la producción para el mercado, por lo que la obligación pública es asegurar un
ingreso tal que permita la reproducción social y la dignidad humana (Gorz, 1998).
En el plano local, esta visión va en línea con la idea de universalismo estratificado ya presentada,
que se desarrolla en profundidad, para el sistema previsional argentino, en Di Costa (2011).

Corresponde, entonces, presentar la experiencia internacional en materia de contributibvidad y


cobertura.

Experiencia Internacional: La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala, en el “Informe


Social sobre la Protección Social 2017-2019”, que, de un total de 192 países, 186, es decir, el 97%,
cuentan con sistemas de pensiones reconocidos en la legislación nacional que efectúan pagos
periódicos a sus destinatarios.

La morfología de los sistemas de pensiones presenta diferencias notables en los distintos países. En
el 39% de los casos nacionales se verifica únicamente la existencia de un régimen contributivo.

En el 54%, es decir en la mayoría de los países, el sistema se caracteriza por la coexistencia de un


régimen contributivo con distintos subtipos de regímenes no contributivos (universales o sujeto a
comprobación de la inexistencia de otras pensiones o de otros recursos que superen un determinado
nivel).

En el 7% de los países el sistema está estructurado únicamente a partir de un esquema no


contributivo. Finalmente, solo el 3% de los países no cuentan con un régimen legal de jubilación
reconocido que realice transferencias monetarias periódicas (OIT, 2017:86).

La clasificación de los diferentes tipos de regímenes según sean contributivos, no contributivos o


una combinación de ambos esquemas puede visualizarse mejor en la siguiente ilustración

Imagen Nº 1: Esquemas de seguridad social para la población adulto mayor en los distintos países
del mundo, según exigencia de contributividad

Fuente: Organización Internacional del Trabajo.

El régimen contributivo nace en la Alemania de Birsmarck en el año 1889 bajo la idea del seguro
social.

La coexistencia de un régimen contributivo y un régimen no contributivo aparece por primera vez


en Dinamarca en 1891, en Australia en el año 1908 y se extiende luego a Irlanda y el Reino Unido
en el año 1909.

Por otro lado, el modelo de un régimen únicamente universal no contributivo tiene sus orígenes en
Nueva Zelanda en el año 1898, cuando se crea un sistema, originalmente, de acceso supeditado a un
test de ingresos, que incorpora un componente totalmente universal en 1938.

Estos datos relevados por la OIT implican que el 90% de los países cuentan con el reconocimiento
en su legislación de un régimen contributivo (ya sea de carácter único o combinado con un régimen
no contributivo).

Por otra parte el 58% de los países cuenta con el reconocimiento de un régimen no contributivo
(que puede ser de carácter único o puede estar combinado con el régimen contributivo).

Asimismo, es importante señalar que las pensiones universales no contributivas existen en 24 de los
países analizados, valor que representa un 13% del total de las experiencias nacionales relevadas.

Argentina, viéndolo únicamente desde la óptica formal de la configuración de su régimen de


pensiones ha pasado recientemente, con la aplicación de la PUAM, de un modelo basado en un
régimen contributivo y un régimen no contributivo sujeto a comprobación de recursos (dado por la
existencia de la jubilación contributiva y las pensiones asistenciales por vejez implementadas en el
año 1994) a un modelo basado en un régimen contributivo y un régimen no contributivo sujeto a
comprobación de otras pensiones (la jubilación contributiva y la PUAM para las personas que
superan la edad legal de jubilación y se encuentran sin cobertura contributiva).

No obstante, como veremos posteriormente en el desarrollo del artículo, y para ser estrictamente
consecuentes con los hechos verificados en la reciente historia previsional argentina, debemos decir
que la PUAM (política que se presenta como universal) viene a reemplazar a las prestaciones
semicontributivas, instrumentadas mediante la Moratoria Previsional, más que a las pensiones no
contributivas por vejez.

Vale recordar que, de todos modos, de momento, siguen vigentes, la moratoria instaurada por Ley
Nº 24.476 que les permite a hombres y mujeres contabilizar aportes hasta septiembre de 1993 y la
moratoria establecida por la Ley Nº 26.970, solo vigente para las mujeres hasta cumplir la edad de
los 65 años que les permite adquirir años de aportes hasta Diciembre de 2003.

De igual modo, las pensiones no contributivas por vejez e invalidez, que fueron “congeladas” por el
Artículo 40 de la Ley N° 24.398 de Presupuesto de 1998 diciendo que “solo podrían otorgarse
nuevas prestaciones en caso de producirse bajas” y que en agosto 2003 se descongelaron, fueron
sumamente ineficaces para revertir la caída en la amplitud de la cobertura efectiva (Martínez, 2012),
hecho que se reconoce en la Ley Nº 27.260 al establecer la posibilidad de traspaso de las mismas a
la PUAM y en la Resolución Conjunta Nº 1/2017 de Administración Nacional de la Seguridad
Social (ANSES) y de la Secretaría de Coordinación y Monitoreo Institucional por el que dicho
traspaso se extiende a las personas de más de 65 años de edad con pensiones no contributivas por
discapacidad.
Volviendo a las jubilaciones por moratorio, estas prestaciones semicontributivas, aunque diseñadas
mediante un mecanismo de flexibilización temporal de las condiciones de acceso a la jubilación
contributiva, han sido notablemente exitosas para ampliar la cobertura efectiva de las personas que
superan la edad legal de jubilación y que se encontraban expulsadas de la cobertura contributiva por
la informalidad laboral, el deterioro del mercado de trabajo y el endurecimiento de las condiciones
de acceso al beneficio contributivo implementadas en los años 90.

Vale recordar que los años de aportes necesarios pasaron de 15 a 20 años en octubre de 1991 y se
situaron en 30 años a partir de julio de 1994. En el caso de los hombres la cobertura efectiva, es
decir, el porcentaje de beneficiarios como porcentaje de la población de 65 y más años cayó desde
el 84%, en 1992 al 71% en 2004. En el caso de las mujeres la cobertura efectiva cayó desde el 74%
en 1992 al 62% en el año 2004 (Arza, 2004).

La PUAM, aunque presentada como una política universal que en su diseño parece apuntar a la
cobertura efectiva de todos los adultos mayores garantiza, de momento, una menor cobertura
efectiva a futuro que la alcanzada mediante las prestaciones semicontributivas de la Moratoria
Previsional.

Esta paradoja se desarrolla con mayor profundidad más adelante en la presente ponencia. Sin
perjuicio de ello, resulta atinado adelantar que los problemas de la PUAM, en lo que atañe al
alcance (es decir en cuanto a la dimensión horizontal o a la amplitud de su cobertura, no estriban
tanto en el diseño técnico como en la voluntad política y en la orientación ideológica que guían el
accionar del actual gobierno (Martinez y Dinerstein, 2017).

En cuanto a la cobertura previsional a nivel internacional, a pesar de que los datos de la OIT señalan
que el 97% de los países cuenta con derechos legales de pensión en la vejez reconocidos en la
legislación, tan solo el 6% de la población mundial que supera la edad legal de jubilación recibe una
pensión contributiva o no contributiva.

La cobertura efectiva de los adultos mayores varía marcadamente entre las distintas regiones.
Mientras que en la América del Norte anglosajona y en Europa Occidental la cobertura efectiva se
ubica en valores cercanos al 100%, en regiones como correspondientes a los Estados Árabes y al
África Subsahariana alcanza valores de entre el 20% y el 30%.

En América Latina y el Caribe, por su parte, el porcentaje regional de cobertura efectiva es de un


71% aunque es posible advertir un importante grado de heterogeneidad entre los distintos países.

Resulta también pertinente analizar la “tasa de cobertura de los cotizantes”, también denominada
cobertura en edades activas. Uno de los indicadores más habitualmente utilizados para medirla es el
porcentaje de la Población Económicamente Activa (PEA) que cotiza a los regímenes contributivos
y brinda una aproximación sobre la proporción de la PEA actual que en tendrá derecho a acceder a
una pensión contributiva cuando alcance la edad legal de jubilación.

Estos dos datos, para un grupo de países seleccionados, que representan diseños diversos en materia
de contributividad (que van desde sistemas eminente o únicamente contributivos a otros mayoritaria
o totalmente no contributivos, pasando por aquellos en que ambos componentes tienen un peso
considerable en la cobertura total), se muestran en la siguiente tabla.

Cuadro Nº 1: Cobertura en edades pasivas y activas. Países seleccionados. 2015


País Tipo de régimen Cobertura en Cobertura en
edades pasivas edades activas
República Checa Contributivo *100% **92%
Alemania Eminentemente Contributivo 100% 86%
Brasil Contributivo y No Contributivo 78% 52%
Argentina Contributivo y No Contributivo 89% 50%
México Eminentemente No Contributivo ***25% 28%
Nueva Zelanda No Contributivo 100% No Aplica
Notas: *2014, **2013, ***2009. Fuente: Elaboración propia en base a datos de la OIT y de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Se verifica que es posible alcanzar niveles muy elevados de cobertura tanto mediante sistemas total
o eminentemente contributivos (tales los casos de la República Checa y de Alemania), como con
diseños institucionales que combinan, con un peso importante en ambos casos, elementos
contributivos y no contributivos (como sucede en Argentina y Brasil) y, del mismo modo, en base
sistemas enteramente no contributivos (como en Nueva Zelanda).

Asimismo, el basarse únicamente en sistemas no contributivos no parece ser suficiente para


garantizar, per se, en el contexto de los países en desarrollo, una cobertura universal o cuasi
universal. Veamos, específicamente, la situación en América Latina y el Caribe, según se muestra en
el Gráfico Nº 1.

Gráfico Nº 1: Jubilados/as y pensionado/as como % de la población en edad de jubilación


Honduras;
8,4%0,0%
Rep. Dominicana;
11,1% 0,0%
1,6%12,5%
2,2% 15,9%
17,9% 4,3%
9,1% 13,9%
Nicaragua; 0,0%
23,7%
22,2% 3,0%
Santa Lucía; 0,0%
26,5%
11,3% 21,9%
Granada; 0,0%34,0%
Panamá; 0,0% 37,3%
Dominica; 0,0% 38,5%
8,3% 36,4%
Mundo; 0,0% 51,5%
37,0% 16,0%
19,4% 36,1%
25,6% 30,2%
ALC; 0,0% 56,1%
20,2% 39,2%
32,6% 32,0%
5,4% 62,8%
35,1% 33,2%
1,7% 68,0%
45,0% 29,5%
53,3% 23,3%
79,3% Aruba; 0,0%
8,9% 75,3%
36,3% 50,0%
27,1% 63,6%
47,7% 51,0%
100,0% Bolivia; 0,0%
100,0% Guyana; 0,0%

Fuente: Elaboración propia en base a Schwarzer, Casalí y Bertranou (2014).

Es notorio que el grueso de los países más importantes de la región que presentan las mayores tasas
de cobertura (como Trinidad y Tobago, Argentina, Brasil y Chile), combinan prestaciones
contributivas y no contributivas para lograr tales niveles de alcance en la protección social que
brindan a su población adulto mayor.

El caso de Bolivia resulta muy particular, en tanto se trata de una cobertura enteramente no
contributiva, aunque, en rigor, quienes poseen una prestación contributiva conservan el derecho a
acceder a un beneficio no contributivo, pero de un nivel menor al correspondiente a quienes no
perciben pensión, por lo que la cobertura no contributiva es universal, sin que ello implique la
inexistencia de un, muy acotado en su alcance, esquema de pensiones del seguro social.

El valor de esta prestación no contributiva boliviana es, a su vez, del orden de los 100 dólares
estadounidenses de paridad de poder adquisitivo 2011, al mes, lo que permite advertir la
importancia de analizar tanto el alcance de la cobertura como su intensidad, tanto a nivel
internacional como a la hora de considerar la evolución en el tiempo de un sistema previsional.

Así, resulta imprescindible considerar indicadores tales como la tasa de sustitución del salario, es
decir la proporción que representa el haber jubilatorio sobre el salario de referencia, para conocer la
intensidad (o dimensión vertical) de la cobertura.

Sin embargo, el ejercicio de comparar las tasas de sustitución nacionales no resulta tan sencillo
como comparar el alcance (o amplitud o dimensión horizontal) de la cobertura efectiva.

Las tasas de sustitución necesarias para que una persona adulto mayor pueda mantener un nivel de
vida considerado como adecuado dependen de características nacionales específicas,
principalmente, el poder adquisitivo de los salarios sobre los que se aplica el coeficiente de
sustitución.

De este modo, para poder realizar una comparación internacional que tenga en cuenta los niveles de
intensidad y amplitud de la cobertura, es necesario tener en cuenta, adicionalmente, el poder
adquisitivo de los haberes, tal como se presenta en el siguiente cuadro.

Cuadro Nº 2: Tasa de Sustitución del Salario y haber previsional mensual medio. Países
seleccionados. 2015
País Tipo de régimen Salario Haber Tasa de Sustitución del
Mensual Previsional Salario
Promedio Mensual Medio
W=0,5 W=1,0 W=1,5
en dólares en dólares
Salario Salario Salario
2011 PPA 2011 PPA
s s s
Medios Medios Medios
Repúblic
Contributivo U$S 2.260 U$S 1.035 74% 46% 36%
a Checa
Eminentemente
Alemania U$S 5.242 U$S 2.668 51% 51% 51%
Contributivo
Contributivo y
Brasil U$S 1.031 U$S 717 85% 70% 70%
No Contributivo
Contributivo y
Argentina U$S 1.288 U$S 922 82% 72% 68%
No Contributivo
Eminentemente
México U$S 677 U$S 179 35% 26% 25%
No Contributivo
Nueva
No Contributivo U$S 3.119 U$S 1.834 99% 59% 46%
Zelanda
Notas: *2014, **2013, ***2009. Fuente: Elaboración propia en base a datos de la OIT y de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Una primer cuestión que surge del cuadro precedente es el hecho de que el país que presenta el
menor nivel de cobertura horizontal entre los seleccionados (México) es, asimismo, el que muestra
los niveles de cobertura vertical más bajos. Ello da cuenta de los problemas generados por la
combinación de un sistema contributivo de muy bajo alcance con un esquema no contributivo
acotado territorialmente y con prestaciones de un monto modesto.

A su vez, en los tres países desarrollados seleccionados la tasa de sustitución correspondiente al


salario medio se encuentra en el rango del 45%-60%, mientras que en Argentina y Brasil se ubica en
el 70%-75%.

Sin embargo, antes de cuestionar la “extrema generosidad” de estos sistemas previsionales


sudamericanos, vale notar, por caso, que el valor del haber previsional medio (en dólares con
paridad de poder adquisitivo) de Nueva Zelanda, prácticamente, duplica al correspondiente a
Argentina.

En tal sentido, la mayor tasa de sustitución parece compensar (aunque sólo parcialmente) el bajo
nivel de los salarios de referencia, antes que operar como una recompensa excesiva a la población
cubierta.

Otra dimensión importante de la cobertura previsional (Martinez, 2012) viene dada por su
distribución (tanto en términos de amplitud como de intensidad). Una forma de analizar dicha
cuestión, para el caso de la intensidad, viene dada por la tasa de sustitución correspondiente a
distintos niveles de ingreso salarial, medidos, por ejemplo, como porcentajes del salario medio de la
economía.

Del estudio de esta variable se advierte, entonces, que es posible lograr un nivel de progresividad en
las prestaciones (esto es, de disminución de la tasa de sustitución a medida que se considera un
salario de referencia mayor) muy elevado, tanto con un diseño completamente contributivo como
con uno no contributivo. Tales los casos de la República Checa y de Nueva Zelanda, donde el nivel
de tasa de sustitución alcanzados por las personas que percibieron a lo largo de su vida activa
salarios equivalentes a la mitad del valor promedio del país resulta de más del doble que la
correspondiente a alguien que haya obtenido un salario un 50% a la media nacional a lo largo de su
trayectoria laboral.

Veamos, entonces, con mayor profundidad, la situación actual y trayectoria reciente de nuestro
sistema previsional en términos de contributividad, comprendida a partir de la doble dimensión que
la conforma.

Ello implica, por un lado, dar cuenta de la forma de acceso a las prestaciones, identificando sus
componentes contributivos, semi contributivos y no contributivos. Y, por otra parte, analizar la
conformación de los recursos de la seguridad social.

Contributividad del Sistema Integrado Previsional Argentino: Para el presente análisis se clasifican,
en primer término, las prestaciones nacionales en no contributivas, semicontributivas y
contributivas.

Los valores corresponden a los informados en las respectivas Cuentas de Inversión por la
Contaduría General de la Nación (CGN) para 1995, 2000, 2005, 2010, 2015, 2016 y 2017. Los
datos correspondientes al año 2018 surgen del informe de evaluación presupuestaria del primer
trimestre de dicho año, publicado por la Dirección de Evaluación Presupuestaria de la Oficina
Nacional de Presupuesto (ONP).

Como prestaciones no contributivas se han tomado a las Pensiones no Contributivas por Vejez y a la
PUAM, como beneficios semicontributivos a las jubilaciones y pensiones de moratoria y como
coberturas contributivas a las correspondientes a las jubilaciones y pensiones nacionales pagadas
por el ANSES (de reparto y componente pública de capitalización, cuando corresponde), a las de las
ex Cajas Provinciales transferidas a la Nación.

Cuadro Nº 3: Jubilaciones y Pensiones de la ANSES y Pensiones no Contributivas para la población


adulto mayor. Argentina, años seleccionados.
Año Contributiva Semicontributiva No Total %
s s Contributiva Contributiva
s s
199 3.274.487 - *46.784 3.321.27 99%
5 1
200 3.341.751 - 40.015 3.381.76 99%
0 6
200 3.250.855 - 67.392 3.318.24 98%
5 7
201 3.211.349 2.380.339 53.864 5.645.55 57%
0 2
201 3.254.854 3.020.072 15.536 6.290.46 52%
5 2
201 3.244.951 3.356.954 11.998 6.613.90 49%
6 3
201 3.215.822 3.564.818 33.430 6.814.07 47%
7 0
201 3.222.554 3.569.331 74.900 6.866.78 47%
8 5
Nota: Estimación, en base al dato de pensiones no contributivas por invalidez y vejez de 1995 y la
composición de diciembre de 1997. Fuente: Elaboración propia sobre datos de la CGN y de la ONP.

Puede advertirse claramente que la proporción de la población adulto mayor cubierta por las
prestaciones contributivas ha caído fuertemente, por lo que la contributividad del sistema, en
términos de acceso a las prestaciones, se ha vuelto, estrictamente, una situación minoritaria desde el
año 2016. Así, resulta claramente visible en 2018, el paso de una estrategia de cobertura
semicontributiva (encarnada en las prestaciones por moratoria) a otra totalmente no contributiva
(dada por la PUAM), que comparten la necesidad de compensar la falta de dinamismo de las
prestaciones contributivas.

Veamos entonces que ha sucedido en materia de financiamiento con las jubilaciones y pensiones
contributivas y semicontributivas que abona ANSES, en términos de contributividad, esto es, en
relación a que proporción de las erogaciones correspondientes a las mismas se sostiene con el pago
de aportes y contribuciones dirigidos al sistema previsional.

Cuadro Nº 4: Recaudación de aportes y contribuciones dirigidas al sistema previsional administrado


por ANSES y gasto en jubilaciones y pensiones de ANSES*. Años seleccionados. En millones de
pesos corrientes.
Año Recursos por Gasto en Déficit Déficit Déficit
Aportes y Jubilaciones Previsional Previsional Previsional
Contribucione y Pensiones (3=2-1) en % del en % del
s (1) (2) Gasto PBI
(4=3/2)
199 9.474 13.718 4.244 31% 1,6%
5
200 6.713 15.317 8.604 56% 3,0%
0
200 12.048 19.927 7.879 40% 1,4%
5
201 82.101 87.611 5.510 6% 0,3%
0
201 327.484 429.972 102.488 24% 1,7%
5
201 438.978 599.161 160.183 27% 2,0%
6
201 576.957 835.838 258.881 31% 2,5%
7
Nota: *No incluye Pensiones no Contributivas a cargo de la ANSES ni la PUAM. Fuente:
Elaboración propia sobre datos de la CGN y de la ONP.

Puede advertirse, entonces, que también desde el lado del financiamiento, el sistema previsional
nacional argentino resulta, en forma creciente, no contributivo, dado que, en los últimos años, entre
un cuarto y un tercio de los gastos en jubilaciones y pensiones (sin contar las erogaciones en
pensiones no contributivas) se ha venido financiando con recursos distintos de los aportes
personales y las contribuciones patronales que corresponden al componente previsional.

Conclusiones: El debate acerca del objetivo central de la política social y en relación a las
posibilidades reales de universalizar el acceso efectivo al derecho al trabajo decente, son cuestiones
que atraviesan las distintas realidades nacionales, incluyendo la nuestra, y que requieren profundizar
en el concepto de contributividad.

La experiencia internacional en la materia da cuenta de que el logro de una cobertura universal o


cuasi universal no corresponde a un determinado diseño institucional, sino que es posible lograrlo
por medio prestaciones contributivas, no contributivas o por una combinación de ambos tipos.

Asimismo, la vía de basar el sistema previsional, únicamente o casi únicamente, en pensiones no


contributivas o similares, no garantiza, per se, el logro de importantes niveles de cobertura, ni en
términos horizontales (amplitud) ni en un sentido vertical (intensidad).

En tal sentido, la experiencia argentina reciente, de fuerte incremento de la cobertura por medio de
prestaciones semicontributivas, su bien sui generis, surge como una práctica exitosa en relación a la
universalización (en rigor cuasi universalización) del acceso a la seguridad social para la población
adulto mayor.

Por su parte, la vía, recientemente explorada, de reemplazar, paulatinamente, a las prestaciones


semicontributivas referidas (moratoria), por beneficios no contributivos (PUAM), si bien virtuosa
en teoría (dada su supuestamente mayor estabilidad institucional), en la práctica genera dudas
respecto a su capacidad efectiva para asegurar el mantenimiento de los logros alcanzados,
especialmente dado que el crecimiento en el número total de prestaciones previsto para 2018 es
apenas un cuarto del registrado en 2017 y en el marco de un creciente uso de financiamiento no
contributivo que, es de esperar, sea presionado a la baja, en el marco del reciente acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional.
Bibliografía:

ANDRENACCI, LUCIANO y REPETTO, Fabián (2005): Un camino para reducir la desigualdad y


construir ciudadanía. En MOLINA, Carlos (ed.) (2005): Universalismo básico. Una nueva política
social para América Latina. Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Washington DC.

CSA (2010): Plataforma Sindical Continental sobre Seguridad Social. Confederación Sindical de las
Américas (CSA). Sao Pablo.

DI COSTA, Valeria (2011): Política previsional argentina. En torno al Plan de Inclusión Previsional
(2004-2007). Oportunidades y limitaciones asociadas. Tesis de Maestría. Universidad Nacional de
Cuyo, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Mendoza.
ESPING-ANDERSEN, Gosta (1990): The three worlds of welfare capitalism. Princeton University.
Princeton.

FILGUEIRA, Fernando (2007): Cohesión, riesgo y arquitectura de protección social en América


Latina. Serie Políticas Sociales Nº 135. CEPAL. Santiago de Chile.

GORZ, André (1998): Miserias del Presente. Riqueza de lo Posible. Paidós. Buenos Aires.

LACCHINI, Carlos y ZUCCOTTI, Guillermo (2010): Importancia de la contributividad en el


sistema de Seguridad Social. Elementos de análisis para la inclusión social en América Latina.
Proyecto de Seguridad Social para Organizaciones Sindicales. Organización Internacional del
Trabajo. Buenos Aires.

MARTINEZ, Carlos R. (2012): La evolución de la cobertura previsional en Argentina en el período


1995-2011 y su impacto diferencial sobre la población adulto mayor según características
sociodemográficas. Tesis de la Maestría en diseño y gestión de políticas y programas sociales.
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Académica Argentina. Buenos Aires.

MARTINEZ, Carlos R. y DINERSTEIN, Nicolás (2017): De un diagnóstico erróneo a una política


inadecuada de asistencia social a la pobreza en la tercera edad: del Sistema de canastas de consumo
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a la Pensión Universal para el Adulto Mayor. Ponencia
presentada en el 2do Congreso de Economía Política para la Argentina. Universidad Nacional de
Avellaneda. Avellaneda.

OIT (2017): Informe Mundial sobre la Protección Social 2017-2019. Organización Internacional del
Trabajo. Ginebra.

ORSZAG, Peter y STIGLITZ Joseph (1999): Un Nuevo Análisis de la Reforma de las Pensiones:
Diez Mitos Sobre los Sistemas de Seguridad Social, Presentado en la Conferencia “Nuevas Ideas
sobre la Seguridad en la Vejez”. Banco Mundial. Washington DC.

ROSANVALLON, Pierre (1995): La Nueva cuestión social: repensar el Estado providencia.


Manantial. Buenos Aires.

SCHWARZER, Helmut.; CASALÍ, Pablo. y BERTRANOU, Fabio (2014): La Estrategia de


Desarrollo de los Sistemas de Seguridad Social de la OIT. El Papel de los Pisos de Protección
Social en América Latina y el Caribe. OIT. Lima.
Cooperativas surgidas a partir del cierre de puestos de trabajo. Un análisis de caso en
la provincia de Tucumán.

Ing. Carlos Alberto Subirán, carlossubiran@gmail.com, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales –


Universidad Nacional de Tucumán.

Área Temática: 10. Cuestión Social y Estudios del Trabajo.

RESUMEN

En los últimos años han surgido modelos críticos al modelo económico hegemónico, instalando el
debate en torno al desarrollo productivo centrado en la valorización del ser humano como una
alternativa viable a la dimensión asalariada del trabajo capitalista.

El cooperativismo ha permitido que diversos sectores sociales accedan a los medios de producción,
participación y distribución de los ingresos, cuyo conocimiento del proceso histórico, organización
y gestión resultan indispensables para ponderar su eficiencia como elemento paliativo a la crisis
laboral.

La Cooperativa de Trabajadores Unidos de Campo de Herrera localizada en el departamento


Famaillá (Tucumán) agrupa a 110 socios activos y más de 150 familias nucleadas en una localidad
de 2.100 habitantes, para explotar de manera mancomunada una extensión de 2.000 hectáreas, cuya
singularidad lo erige como un referente en nuestro medio.

A partir de un trabajo de campo realizado en la cooperativa citada en el año 2017 por nuestro equipo
de investigación, esta ponencia tiene como objetivos analizar la percepción de sus protagonistas,
tipología productiva, el rol del estado y los actuales condicionantes que conspiran con su normal
desarrollo, contribuyendo no sólo a su difusión en los principales medios académicos sino en el
esbozo de posibles acciones superadoras.

“Trabajo preparado para su presentación en el XIII Congreso Nacional y VI Congreso Internacional


sobre Democracia, organizado por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la
Universidad Nacional de Rosario. Rosario, 10 al 13 de septiembre de 2018.”
Aproximación conceptual

El Instituto Provincial de Acción Cooperativa Y Mutual (IPACYM) define al cooperativismo


como “una asociación autónoma de personas, unidas voluntariamente, para hacer frente a sus
necesidades y aspiraciones económicas, sociales, y culturales por medio de una empresa de
propiedad conjunta y controlada democráticamente. Se organizan en varios tipos según su objetivo
social: Agropecuarias, De Trabajo, De Provisión de Servicios Públicos, De Vivienda, De Consumo,
De Crédito, De Seguros, Escuelas Cooperativas, De Consumo.”(YPACYM, s.f.). En relación a las
cooperativas de trabajo según el organismo estas se encuentran constituidas por “trabajadores, que
ponen en común su fuerza laboral para llevar adelante una empresa de producción tanto de bienes
como de servicios.” (YPACYM, s.f.)

Fontenla (Fontenla, 2008) en relación a las cooperativas de trabajo afirma “Las cooperativas
formadas a partir de la crisis emergente del año 2001, presentan características particulares pero no
indican el nacimiento de un nuevo modelo cooperativo o de una nueva economía social, sí una
nueva fase en la continuidad y aplicación exitosa de una fórmula que históricamente ha dado
respuestas a necesidades de la gente. Seguramente, nos encontramos dentro de una inter - fase, que
marca el fin de una época y la incertidumbre por la nueva que emerge en el campo de la economía
social. … queremos valorizar las respuestas que las cooperativas, en distintos períodos de recesión
económica, falta de trabajo, limitación de recursos y exclusión social, ofrecieron a muchos
trabajadores de la ciudad y del campo en nuestro país” (como se cita en Tort y Lombardo, 2009, p.
4).

Este mismo autor en relación al crecimiento de las cooperativas afirma “A la formación de


cooperativas de trabajo originadas en empresas quebradas o en crisis, se la ha llegado a denominar
« fenómeno » en alusión al incremento exponencial que se produjo en los años recientes y en la
inversión de roles por medio de los cuáles son los propios actores, los trabajadores asociados,
quienes pasan a ser protagonistas, rechazando el manejo político de la pobreza y el camino por el
cual únicamente podrían sobrevivir al asistencialismo social. Asistencialismo que fue necesario
porque cuando la gente tiene hambre, lo importante es que coma y mucho más los niños.”
(Fontenla, 2008).

Es pertinente en este punto esbozar los siete principios cooperativos, sobre los cuales las
cooperativas basan su funcionamiento, con fundamentos en el respeto, la igualdad, la solidaridad, la
tolerancia y la libertad:

 1) Asociación voluntaria y abierta: Las cooperativas son asociaciones voluntarias abiertas a


todas las personas capaces de utilizar sus servicios y dispuestas aceptar las responsabilidades
de asociarse.
 2) Control democrático por parte de los Asociados: Las cooperativas son organizaciones
democráticamente gestionadas por sus socios, quienes participan activamente en la fijación
de políticas y en la toma de decisiones. Todos los asociados tienen los mismos derechos y
deberes y pueden ser elegidos para cargos directivos bajo el principio de "un asociado, un
voto".
 3) Participación económica de los Socios: Los socios contribuyen equitativamente a la
formación del capital de su cooperativa y lo gestionan democráticamente. La distribución
del excedente se hará en proporción a sus operaciones con la cooperativa.
 4) Autonomía e independencia: Las cooperativas son organizaciones autónomas gestionadas
por sus socios. Si hacen acuerdos con otras organizaciones o captan capitales de fuentes
externas, aseguran el control de los socios y mantienen la autonomía cooperativa.
 5) Educación, capacitación e información: Las cooperativas brindan educación y
capacitación a sus socios, administradores y empleados para contribuir a su desarrollo.
Informan al público en general acerca de la naturaleza y los beneficios de la cooperación.
 6) Cooperación entre Cooperativas: Toda cooperativa debe cooperar especialmente con otras
cooperativas, sean estas locales, nacionales, regionales o internacionales.
 7) Preocupación por la Comunidad: Las cooperativas serán sensibles a las necesidades
sociales, económicas y culturales de la comunidad que las rodea (Gran Cooperativa, 2013)
El cooperativismo es un ámbito de institucionalidad, de discusión de propuestas, para mejorar
la gestión y la rentabilidad de los productores. Un modo de trabajo que nos permite cooperar,
aprehender prácticas solidarias y generar desarrollo local en beneficio de nuestras comunidades.

El contexto jurídico

La forma jurídica más utilizada en el cooperativismo la constituyen las denominadas


cooperativas de trabajo, aunque también pueden coexistir algunas estatizaciones con control
obrero. Fernández Vilchez sostiene que “En gran mayoría las empresas recuperadas han tomado la
forma de cooperativas de trabajo, una de las pocas opciones posibles a fin de poder obtener una
personería jurídica, herramienta necesaria para continuar la producción y poder presentarse como
sujeto colectivo ante el Estado, tanto para la obtención de subsidios como para la puesta en marcha
de un emprendimiento productivo. Esta decisión de adoptar una forma jurídica no ha sido una
elección de los trabajadores, sino una exigencia por parte de los organismos gubernamentales para
poder tener representación del colectivo en diferentes instancias, estatal (subsidios, préstamos, etc.),
representación judicial, facturación, obtención de seguros, comercialización, etc.” (Fernández
Vilchez, 2013).

Las formas del vaciamiento o el deterioro empresario son básicamente las mismas: falta de
pago de salarios, despidos, robo, venta o descuido de la maquinaria e instalaciones, llegando
generalmente al concurso de acreedores y la quiebra. En tal contexto, en el ámbito nacional, importa
evaluar el impacto de la reforma de la ley de concursos y quiebras sancionada en 2011 por el
Congreso Nacional a propuesta del Poder Ejecutivo, aprobada con amplio respaldo por la mayoría
de los bloques parlamentarios. Esta Ley es una de las primeras reivindicaciones del Movimiento
Nacional de Empresas Recuperadas en sus inicios en 2002.

La ley de concursos y quiebras vigente hasta 2011 data del año 1995 y fue edificada sobre
las bases de la anterior ley 22.917, promulgada en 1983 por la dictadura militar antes de retirarse.
Así, la ley 24.522 sostenía una marcada impronta neoliberal facilitando la ejecución de los activos
de la quiebra, sin tener en cuenta la pérdida de los puestos de trabajo, ni de la capacidad productiva
de establecimientos que, en muchas ocasiones, estaban en condiciones de operar. En junio de 2011,
se promulga la ley 26.684, introduciendo importantes cambios al proceso de concursos y quiebras,
para los casos de empresas en proceso de recuperación por sus trabajadores. Se establece que
cuando las deudas en materia laboral (salarios, indemnizaciones, etc.) equivalen al capital de la
empresa, el juez de la quiebra pueda proceder a la adjudicación directa a favor de los trabajadores,
conformados en cooperativas de trabajo [Ruggeri Andrés, 2014].

El cooperativismo permite asumir el control de la planta sin afrontar las deudas contraídas
por los antiguos dueños; algunas reducciones impositivas y obtener la expropiación por parte del
Estado. Sin embargo, la Ley 20337/73 que regula a las cooperativas conlleva algunas desventajas
para los trabajadores, que pasan a ser "socios" monotributistas y pierden los derechos de la relación
de dependencia: antigüedad, asignaciones familiares y quedan excluidos del sistema de Riesgos del
Trabajo (ART), debiendo abonar sus propios seguros [El Cronista.com, 2012]. Sin embargo “el
trabajador auto gestionado asociado en cooperativas de trabajo”, se convierte en una salida frente al
desempleo, en contraposición con las empresas de capital. [Resino Fabio, 2014].

Si bien (y tal como se expuso anteriormente) estas organizaciones en su mayoría revisten la


modalidad de cooperativas de trabajo, para algunos autores es la única forma viable. Moraino
(2008) afirma “la única variable jurídica y posible en la Argentina es la cooperativa de trabajo,
prevista por la ley 20.337 y con una regulación específica dada mediante resoluciones por la
autoridad de aplicación de esa ley. (…) el concepto de cooperativa formulado por la Alianza
Cooperativa Internacional, adaptándolo a la cooperativa de producción o trabajo, sostiene que es
una asociación autónoma de personas que se unen voluntariamente para producir en común bienes o
servicios, con la finalidad de crear o conservar una fuente de trabajo, asumiendo los riegos de una
empresa de propiedad colectiva gestionada democráticamente (como se cita en Tort y Lombardo,
2009, p. 4)”.

Reseña histórica del cooperativismo Argentino

La proliferación de las cooperativas que se desarrollaron en Europa durante el siglo XIX,


como reacción popular de defensa frente a las situaciones de injusticia y abuso, derivadas de las
condiciones imperantes de la época, fue muy pronto conocido en Argentina, a través de las
actividades e ideas traídas a nuestro país por los inmigrantes, quienes aplicaron el sistema
cooperativo a la variedad de actividades productivas y económicas.
En nuestro país, la creación de cooperativas responde a dos tipos de prácticas diferentes: Un
grupo fueron creadas por sectores obreros con el fin de liberarse o, por lo menos, aminorar los
efectos de la explotación capitalista. Otro grupo fueron originadas por integrantes de la clase media
y clase media alta, para poder desarrollar su actividad comercial o industrial, enfrentando a las
grandes empresas monopólicas, la banca extranjera y las dificultades económicas.
Así, en 1898 se funda "El Progreso Agrícola de Pigüé", Cooperativa de Seguros y anexos,
creada por colonos franceses que se afincaron en la provincia de Buenos Aires, cuyo objeto social
fue la cobertura del riesgo del granizo sobre los sembrados. A principios del año 1900 se destacó la
actividad crediticia del "Fondo Comunal Sociedad Cooperativa Agrícola Ltda." de Villa
Domínguez, provincia de Entre Ríos.
Este primer ciclo de ensayos cooperativos podría decirse que se cerró en 1905 con el
alumbramiento de El Hogar Obrero, creado a instancias de Juan B. Justo, quien fue uno de los
dirigentes que más pugnó por desarrollar el cooperativismo en el país. Esa iniciativa coincidió con
la resolución adoptada por el Tercer Congreso de la Unión General de Trabajadores, de tendencia
socialista, que invitó a los obreros sindicalmente organizados a constituir cooperativas con el
objetivo de “mejorar las condiciones de trabajo y hacer más intensa la propaganda obrera, excluir de
ellas el sentimiento de estrecho espíritu de corporación y contribuir a robustecer su resistencia al
capitalismo”.

Foto Cooperativa El Hogar Obrero, Recuperado de https://historiaybiografias.com/historia_cooperativas_argentina/

Durante la década del veinte, El Hogar Obrero estableció relaciones con cooperativas
mayoristas de Inglaterra, España e Italia, comenzó la operatoria de Cajas de Ahorro, y construyó
tres complejos de edificios. En 1931, la cooperativa tenía más de 900 asociados, 73 empleados y
alquilaba 316 viviendas.
El Hogar Obrero fue la primera entidad argentina y americana en ser aceptada como
integrante de la Alianza Cooperativa Internacional, que trasladó esa adhesión a la Federación de
Cooperativas de Consumo creada en 1932. Años después de la fundación de El Hogar Obrero, 173
vecinos de Bahía Blanca, la mayoría de ellos trabajadores ferroviarios, echaron las bases de la
llamada Sociedad Cooperativa Obrera Limitada Molinera, Panadera y Anexos (Historia Y
Biografías, s.f.).
Otro episodio significativo dentro de esta clase de experiencias fue la creación de El
Despertar del Obrero, una cooperativa de autoconsumo formada en 1918 en Concepción del
Uruguay, Entre Ríos, con el objetivo de contribuir al beneficio económico de los hogares de
trabajadores. Esta cooperativa se basó en el funcionamiento de las primeras tiendas cooperativas
inauguradas en Inglaterra y al igual que las originales expendían pan, carne, leche y otros alimentos
necesarios para la canasta familiar, a precios inferiores a los que cobraban los comercios. Estos
productos se elaboraban en una chacra adquirida en forma comunitaria (Historia Y Biografías, s.f.).
En 1916 se crea la Cooperativa de propietarios de automóviles de alquiler y afines (Capital
Federal). Es una cooperativa de provisión para el trabajo. Más adelante surgen las cooperativas
telefónicas, eléctricas y de agua corriente; las de trabajo, crédito, enseñanza y una amplia variedad
de ramas que cubren las más diversas especialidades de la actividad económica.
En 1922 se constituye en la ciudad de Rosario (Provincia de Santa Fe) la primera Federación
de Cooperativas del país, que pertenece al cooperativismo del sector agrario: la Asociación de
Cooperativas Argentinas Coop. Ltda. (ACA), ejemplo vigente de la organización federativa
Argentina.
La primera cooperativa de trabajo en nuestro país, data del año 1928, se conformó bajo el
nombre “La Edilicia de Pergamino” y dedicó su actividad a la construcción. Esta organización llegó
a tener 170 trabajadores asociados hacia el año 1950 (Vuotto, 2011). Es interesante rescatar que en
ese año, “las 100 cooperativas de trabajo registradas, apenas representaron el 3,9 por ciento del
total de entidades cooperativas y su desarrollo inicial se produjo especialmente en coyunturas de
estancamiento de la creación de empleo formal” (Vuotto 2011).

En nuestro país, las primeras empresas recuperadas de las que tenemos registro se remontan a
la década del 50, y las más antiguas que conforman el proceso actual –es decir, enmarcado en la
etapa neoliberal como punto de inicio– corresponden al año 1992 (Ruggeri, 2014). El proceso de
empresas recuperadas argentinas no solo se ha consolidado, sino que continúa creciendo, demostrando
claramente que se ha convertido en una práctica de los trabajadores frente a la posibilidad dela pérdida
del empleo por el cierre de la fuente de trabajo.

En la actualidad el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), es la


autoridad de aplicación de la legislación cooperativa. Tiene a su cargo el registro, control y fomento
de las cooperativas de todo el país. Por otra parte, distintas provincias han decidido ir creando en su
ámbito su propio organismo de contralor y promoción del sector cooperativo.

El Cooperativismo a nivel nacional

En la actualidad existen 27.730 cooperativas de trabajo a nivel nacional de acuerdo al


INAES15 (de un total de 34.300, esto se traduce en 81% de la participación en el sector
cooperativo), que se conformaron a la luz de distintos procesos históricos en la cual transito nuestro
país.
En lo que refiere a organizaciones o empresas recuperadas por los trabajadores (ERT), en
diciembre de 2017 y de acuerdo a los datos del sexto relevamiento nacional de ERT desarrollado
por el Programa Facultad Abierta existen en la Argentina 366 empresas recuperadas que ocupan a
15.587 trabajadores y trabajadoras (Informe Socioeconómico Cooperativas de Trabajo y Seguridad
Social en Argentina, 2017).
La distribución territorial de las ERT nos muestra una notable concentración de casos en el
AMBA. La distribución es la siguiente:

15http://www.inaes.gob.ar/Entidades/BuscarEntidades
Fuente: Informe Socioeconómico Cooperativas de Trabajo y Seguridad Social en Argentina, 2017

Si vemos la distribución por sector de actividad, hay una gran heterogeneidad, con un leve
predominio de las actividades industriales, y una expansión en los últimos años de los casos en
sectores diversificados y de servicios. Las metalúrgicas siguen siendo las más numerosas, pero
continúan disminuyendo en proporción con respecto a la preponderancia que mostraba hace algunos
años que eran el 29% de las ERT en 2004.

Rubros Q ERT % Por rubro


Metalúrgicas 65 17,76%
Alimentación 49 13,39%
Gráficas 39 10,66%
Textiles 34 9,29%
Gastronomía 25 6,83%
Industria de la Carne 22 6,01%
Medios de Comunicación 15 4,10%
Construcción 15 4,10%
Salud 12 3,28%
Educación 11 3,01%
Madera/aserradero 10 2,73%
Industria del Cuero 10 2,73%
Transporte 8 2,19%
Químicas 8 2,19%
Plástico 6 1,64%
Comercio 6 1,64%
Hotelería 5 1,37%
Calzado 5 1,37%
Vidrio 4 1,09%
Papelera 3 0,82%
Logística y Mantenimiento 3 0,82%
Combustible 3 0,82%
Caucho 2 0,55%
Minería 2 0,55%
Industria Vitivinícola 1 0,27%
Editorial 1 0,27%
Astilleros 1 0,27%
Servicios de limpieza 1 0,27%
TOTAL 366 100,00%

La base disponible a través del sitio web del INAES no permite, en cambio, discriminar por sectores
de actividad a las cooperativas de trabajo con existencia legal vigente, dado que la absoluta mayoría
está categorizada simplemente como “cooperativa de trabajo”. Cerca de un 40% de estas
cooperativas se encuentran en la provincia de Buenos Aires, aproximándose en este plano con la
distribución de las ERT (Informe Socioeconómico Cooperativas de Trabajo y Seguridad Social en
Argentina, 2017).

El Estudio de Caso

Para dar cumplimiento a los objetivos plasmados en el resumen de esta ponencia y enmarcada
dentro del proyecto de investigación “Cooperativas de Trabajo en el nuevo milenio. Retos y
desafíos frente al desempleo y exclusión social en la provincia de Tucumán.”, aprobado y
financiado por el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Tucumán, se procedió a
la realización de un trabajo de campo con una metodología bajo un enfoque multimodal, consistente
en una encuesta semiestructurada, entrevistas en profundidad y el respaldo fotográfico destinada a
los socios activos de la Cooperativa Trabajadores Unidos de Trabajo Agropecuario Limitada (a
veces referenciada simplemente como Cooperativa Campo de Herrera).
La cooperativa, se encuentra ubicada en la localidad de Campo de Herrera, localizada en el
Departamento Famaillá de la Provincia de Tucumán, ubicándose al norte de Famaillá sobre la Ruta
Provincial 322 (entre la ruta nacional 38 y la localidad de Bella Vista), la cual se erige como modelo
del movimiento de empresas recuperadas y cooperativismo con proyección nacional e internacional
[Campo de Herrera, (s.f.)].

Durante la entrevista llevada a cabo en la sala de consejo de la cooperativa Campo de Herrera


(en adelante CCH) en presencia del Sr. Guillermo Morales (presidente de esta cooperativa) y el Sr.
Felipe Serrizuela (síndico titular), este último en relación a las raíces fundacionales relata “La
cooperativa Campo de Herrera se formó en el año 1967como consecuencia del cierre de 11
ingenios que hubo en la provincia, nuestros padres fueron obreros del ingenio Bella Vista, cuyos
dueños le ofrecieron en pago 2.000 hectáreas, para luego a través del INTA Famaillá (en ese
momento se encontraba a cargo el Ing. Roberto Fernández Ullivarri) dieron forma a esta empresa
social, estando actualmente a cargo los nietos de los socios fundadores” [F. Serrizuela,
comunicación personal, 28 de abril 2017].
Subirán, Carlos (Fotógrafo). 2017. Sala de consejo - CCH

En junio de 1967, en asamblea general a la que concurrieron 119 socios, fue aprobado el
estatuto social por el que se creó la Cooperativa Trabajadores Unidos de Trabajo Agropecuario
Ltda. En su gran mayoría, sus socios eran obreros agrícolas de la caña de azúcar provenientes de
diversas colonias del ingenio Bella Vista. Actualmente, está integrada por 110 socios y su actividad
se basa en la producción de caña de azúcar, el cultivo de cítricos y la elaboración de ladrillos
cerámicos.

La crisis azucarera de 1966-1967 y el caos social provocado por el cierre compulsivo de


fábricas azucareras en funcionamiento dieron lugar a que uno de los ingenios afectados, Bella Vista,
despidiese a trescientos cincuenta obreros con los que mantenía una deuda salarial impaga de varios
meses. Esto provocó una fuerte resistencia de la población, luchas callejeras y movilizaciones que
se oponían al cierre de la fábrica, su principal fuente laboral. Como propuesta de emergencia al
conflicto social, el ingenio cedió dos mil hectáreas de tierra al Gobierno provincial como parte de
pago de su deuda empresaria con el fisco y a fin de ser entregadas a los trabajadores cesanteados
para paliar el impacto des ocupacional y seguir disponiendo de mano de obra para las tareas de sus
campos (RutaCoop,s.f.).

Las tierras no se entregaron a modo de indemnización, sino que se las canjeó por deudas con
el Estado; luego, el Gobierno de la intervención militar las vendió a la cooperativa y solicitó la
colaboración del INTA para la formulación de un plan de distribución de las tierras. La cooperativa
compró el predio con todo lo contenido en él, viviendas y otras construcciones precarias, con un
crédito del Banco de la Provincia que se pagaría en siete años: algo que se cumplió totalmente a los
tres años para resguardarlas de posibles avatares políticos en un momento de convulsión social
(RutaCoop, s.f.).

La propuesta del INTA fue mantener las dos mil hectáreas como una sola unidad productiva
sin parcelar y aprovechar así las ventajas de una economía de mayor escala. Se aconsejó crear una
cooperativa de trabajo como empresa alternativa integral. Desechaba con ello la distribución
individual de lotes de tierra ya que ello significaba reproducir el minifundio, con su secuela de
pobreza y desprotección social. La propiedad de las tierras, edificios y demás medios de producción
sería societaria y no personal. El objetivo era transformarlos en propietarios rurales asociados a
través de una organización solidaria administrada en forma democrática por el conjunto (RutaCoop,
s.f.).

En junio de 1967 la cooperativa se constituyó con 119 socios sobre 140 trabajadores cesantes
consultados: una parte no aceptó la propuesta y emigró de la provincia. El promedio de edad de los
fundadores era de 50 años, con bajos niveles de instrucción escolar, semianalfabetos. Mediante la
asistencia del INTA y la Dirección de Cooperativas de la provincia, se constituyeron los órganos de
gobierno según la legislación cooperativa (RutaCoop, s.f.).

En relación a la productividad el Sr. Felipe Serrizuela destaca que “La CCH es propietaria de
1.960 hectáreas, 40 ha nos expropiaron cuando se construyó la autopista Tucumán – Famaillá,
contando con 1.500 ha para caña de azúcar, 140 ha con citrus, 100 ha de limoneros y 40 ha de
naranjos, también tenemos una cortada de ladrillos mecanizada que produce alrededor de
1.000.000 de unidades anuales. En relación a la producción de caña de azúcar el ejercicio pasado
fue 64.000 toneladas y tenemos una renovación anual de 15.000 surcos de caña y una producción
de 2.500 toneladas de limón. En relación a la exportación de frutas hace 3 años que la cooperativa
ha dejado de exportarlas debido a los costos asociados, todo se destina a la industria local (por
ejemplo ARCOR). La cooperativa tiene una proyección para este año de ingresos de
aproximadamente 60.000.000 de pesos, si bien esta cifra puede llamar la atención hay que
considerar los costos que esta cifra conlleva. En cuanto a la distribución de ingresos que se hace
con lo que se denomina ‘retorno’ dentro de la cooperativa (en las empresas se llama ganancia) es
en función del trabajo realizado, no todos recibimos el mismo importe de acuerdo a lo que dentro
de la cooperativa denominamos ‘permanencia’, así por ejemplo una persona que tiene 40 años de
antigüedad siempre tiene un porcentaje mayor que el que recién se inicia” [F. Serrizuela,
comunicación personal, 28 de abril de 2017].
Subirán, Carlos (Fotógrafo). 2017. Cortada de ladrillos en el proceso de secado, CCH

Subirán, Carlos (Fotógrafo). 2017. El Sr. Síndico CCH Felipe Serrizuela ejemplificando el funcionamiento de un horno
de ladrillos.
Subirán, Carlos (Fotógrafo). 2017. Hornos destinados a la fabricación de ladrillos, CCH

Subirán, Carlos (Fotógrafo). 2017. Mil quinientas hectáreas destinadas a la caña de azúcar, CCH
Subirán, Carlos (Fotógrafo), 2017. 140 Hectáreas destinadas a la plantación de citrus, CCH.

Subirán, Carlos (Fotógrafo), 2017. La localidad de Campo de Herrera alberga a 2100 habitantes aproximadamente, cuya
principal fuente de ingreso lo constituyen las actividades de la cooperativa.
Subirán, Carlos (Fotógrafo), 2017. La cooperativa cuenta con talleres de reparación para maquinarias y vehículos
gestionados por sus propios socios.

Subirán, Carlos (Fotógrafo), 2017. Vehículos destinados a la producción y traslado CCH.

En cuanto a la muestra, la misma consistió en la realización de una encuesta semi estructurada


a cuarenta y ocho (48) sujetos, sobre una población total de 110 socios activos, lo que representa el
43% de casos posibles. Esta descripción fue enriquecida con entrevistas a la cúpula directiva de la
cooperativa. A continuación se muestran algunos indicadores obtenidos:

1. En relación a las variables demográficas edad y sexo, el 100% de los casos corresponden
al sexo masculino ya que si bien en la población de CCH existen nietas de los socios
fundadores, estas no forman parte de la masa societaria de la cooperativa. El promedio
de edad de la muestra es de 45 años y el 35,42% corresponden a socios por encima de
los 55 años.

Tabla Nº 1 - Distribución de frecuencia y porcentual de los intervalos de edad correspondiente a la


muestra societaria de la CCH, Famaillá - Tucumán, Argentina, 2017.

Edad Frecuencia Porcentaje (%)


Hasta 35 años 14 29,17
De 36 a 45 años 13 27,08
De 46 a 55 años 4 8,33
De 56 a 63 años 17 35,42
Total 48 100,0

Graf. Nº 1 Distribución porcentual de intervalos de edad, Cooperativa Campos de Herrera, 2017.

29,17%
35,42%

8,33% 27,08%

Hasta 35 años De 36 a 45 años De 46 a 55 años


De 56 a 63 años

2. La variable nivel de estudio nos indica que casi el 40% de los encuestados solo tiene el
primario completo, siguiendo por el secundario incompleto (29,17 %) y secundario
completo (14,58%), lo que indica una evolución de la educación en relación a
investigaciones anteriores.

Tabla Nº 2 - Distribución de frecuencia y porcentual del máximo nivel de estudios alcanzados


correspondiente a la muestra societaria de la CCH, Famaillá - Tucumán, Argentina, Julio 2017.
Nivel de Estudio Frecuencia Porcentaje (100%)

Primario Incompleto 4 8,33


Primario Completo 19 39,58
Secundario Incompleto 14 29,17
Secundario Completo 7 14,58
Terciario Incompleto 2 4,17
Terciario Completo 1 2,08
Universitario
1 2,08
Incompleto
Total 48 100,0

Graf. Nº 2 Distribución de frecuencia del máximo nivel de estudio alcanzado, CCH, 2017
20

18

16

14

12

10

0
Prim. Inc. Prim. Comp. Sec. Inc. Sec. Comp. Terc. Inc. Terc. Comp. Univ. Inc.

3. El oficio predominante es el trabajo en la cortada de ladrillos con casi el 23%, seguido


del tractorista (16,67%) y de manera uniforme el cosechero y las tareas mecánicas con el
14,58%, mientras que los administrativos y el consejo de administración representa casi
el 17% de la muestra.

Tabla Nº 3 - Distribución de frecuencia y porcentual del tipo de oficio realizado correspondiente a


la muestra societaria de la CCH, Famaillá - Tucumán, Argentina, Julio 2017.
Oficio Frecuencia Porcentaje (100%)
Cosecha 7 14,58
Cortada de ladrillos 11 22,92
Electricidad/Plomerí
2 4,17
a
Mecánico 7 14,58
Tractorista 8 16,67
Consejo de
4 8,33
administración
Administrativo 4 8,33
Limpieza 1 2,08
Encargados 4 8,33
Total 48 100,0

Object 12
4. Consultado si como socio dentro de la cooperativa recibe algún tipo de capacitación para
mejorar su productividad y/o seguridad, el 83,33% manifiesta no tenerlo. Solo el resto
(16,67%) afirma contar con algún tipo de entrenamiento, generalmente atribuible a la
manipulación de productos químicos y mantenimiento de maquinarias.

Tabla Nº 4 - Distribución de frecuencia y porcentual de la capacitación recibida correspondiente a la


muestra societaria de la CCH, Famaillá - Tucumán, Argentina, Julio 2017.

Frecuencia
Capacitación Porcentaje (100%)
No Recibe 40 83,33
Si recibe 8 16,67
Total 48 100,00

Graf. Nº 4 Distribución porcentual de la capacitación recibida, Cooperativa Campos de Herrera, 2017.

16,67%

83,33%

No Recibe Si recibe

5. Al ser interrogados sobre la naturaleza de los principales obstáculos que condicionan su


tarea dentro de la cooperativa, el 45,83% lo atribuye a problemas económicos (caída en
los precios de venta, costos de reposición y escasa capacidad crediticia), el 14,58% a la
escasa durabilidad de las tareas realizadas (tiempos de cosecha), el 10,42% a problemas
de formación y el resto (casi el 30%) afirma no percibir problema alguno.
Tabla Nº 5 - Distribución de frecuencia y porcentual de los principales condicionantes percibidos
correspondientes a la muestra societaria de la CCH, Famaillá - Tucumán, Argentina, Julio 2017.

Principales Obstáculos
Frecuencia Porcentaje (100%)
Económicos 22 45,83
Formación 5 10,42
Durabilidad de la tarea 7 14,58
Ninguno 14 29,17
Total 48 100,00

Graf. Nº 5 Distribución porcentual de los principales obstaculos percibidos, Cooperativa Campos de Herrera, 2017.

29,17%

45,83%

10,42%

14,58%

Económicos Formación
Durabilidad de la tarea Ninguno

6. Encuestados sobre el grado de satisfacción laboral que experimentan dentro de CCH, el


52,8 % declara como satisfactorio y el 29,17% muy satisfactorio (es decir totalizamos el
81.25% de aceptación), mientras que apenas el 4,17% manifiesta alguna sensación de
frustración.
Tabla Nº 6 - Distribución de frecuencia y porcentual del grado de satisfacción laboral
experimentado dentro de CCH, Famaillá - Tucumán, Argentina, Julio 2017.

Satisfacción laboral Frecuencia Porcentaje (100%)


Muy Satisfactorio 14 29,17
Satisfactorio 25 52,08
Regular 7 14,58
No satisfecho 2 4,17
Total 48 100,00
s
ra

Honduras;
8,4%0,0%
u

Rep. Dominicana;
11,1% 0,0%
d
n

1,6%12,5%
o
H

2,2% 15,9%
17,9% 4,3%
9,1% 13,9%
a
u

Nicaragua; 0,0%
23,7%
g
ra

22,2% 3,0%
a

Santa Lucía; 0,0%


26,5%
ic
N

11,3% 21,9%
Granada; 0,0%34,0%
Panamá; 0,0% 37,3%
a
ic

Dominica; 0,0% 38,5%


in

8,3% 36,4%
m

Mundo; 0,0% 51,5%


o
D

37,0% 16,0%
19,4% 36,1%
25,6% 30,2%
ALC; 0,0% 56,1%
C
L

20,2% 39,2%
A

32,6% 32,0%
5,4% 62,8%
35,1% 33,2%
1,7% 68,0%
45,0% 29,5%
e
il

53,3% 23,3%
h
C

79,3% Aruba; 0,0%


8,9% 75,3%
36,3% 50,0%
o
ag

27,1% 63,6%
b

47,7% 51,0%
o
T

100,0% Bolivia; 0,0%


y

100,0% Guyana; 0,0%


ad
id
n
ri
T

7. Consultados sobre la principal actividad social que realizan los socios en sus ratos libres
dentro de la localidad de Campo de Herrera, se destaca la preferencia por las actividades
deportivas (74,51% ) y el 11,76% a tareas vinculadas con el culto religioso.
Tabla Nº 7 - Distribución de frecuencia y porcentual de la variable de respuestas múltiples
Actividad Social dentro de CCH, Famaillá - Tucumán, Argentina, Julio 2017.

Actividades sociales Frecuencias Porcentaje


Religiosa 6 11,76%
Comunitaria 2 3,92%
Esparcimientos públicos 1 1,96%

Deportiva 38 74,51%
Ninguna 4 7,84%
Total 51 100,0%

Graf. Nº 7 Distribución porcentual de las actividades sociales realizadas dentro de la localidad Campos De Herrera, 2017.

Ninguna; 7,84% Relegiosa; 11,76%


Comunitaria; 3,92%
Esparcimientos públicos; 1,96%

Deportiva; 74,51%

Relegiosa Comunitaria Esparcimientos públicos Deportiva


Ninguna

8. Consultados en relación a la percepción del nivel de seguridad frente a los hechos


delictivos que son de público conocimiento, el 41,67% declara sentirse inseguro, el
18,75 regularmente seguro y el resto (39,58%) seguro dentro de la localidad de la
cooperativa. Cabe destacar que la gran mayoría de encuestados (97,8%) considera
sumamente necesaria la instalación de un destacamento policial teniendo en cuenta la
densidad demográfica de la localidad.
Tabla Nº 8 - Distribución de frecuencia y porcentual del nivel de percepción de seguridad frente a
los hechos delictivos, CCH - Famaillá - Tucumán, Argentina, Julio 2017.

Percepción del nivel de seguridad


Frecuencia Porcentaje (100%)
Seguro 19 39,58
Regularmente seguro 9 18,75
Inseguro 20 41,67
Total 48 100,00

Graf. Nº 8 Distribución porcentual del nivel de percepción de seguridad dentro de la localidad de Campo de Herrera, 2017.

Seguro; 39,58%
Inseguro; 41,67%

Regularmente seguro; 18,75%

Seguro Regularmente seguro Inseguro

9. Adicionalmente a los interrogantes expuestos, y dentro de los objetivos de nuestra línea


de investigación, surgen cuestiones fundamentales sobre el nivel de conocimiento por
parte de los socios activos relacionados con la seguridad laboral y física en sus
definiciones más elementales. De los entrevistados, el 54,2% carece de capacitación para
la prevención de accidentes, el resto (45,8%) afirma contar con algunas directrices o
procedimientos básicos.

10. Indagados si la cooperativa cuenta con los medios necesarios para asistirlos
inmediatamente en caso de accidente laboral, el 46% de los socios declara la incapacidad
de la misma ya que carece de una unidad de primeros auxilios o enfermería dentro de la
localidad, mientras que el margen restante (54%) atribuye a la cooperativa el beneficio
de contar con alguna movilidad en caso de requerir traslado.

11. El 98% de los encuestados coinciden en la urgencia de peticionar antes las autoridades
municipales y provinciales la incorporación de un centro asistencial o CAPS (Centro de
Autogestión Primaria de Salud) en la localidad.

12. El 33,40% de los entrevistados afirma no poseer seguro laboral en caso de accidente.

13. En relación a la cobertura médica para el socio y su familia, el 93% declara poseer
alguna obra social (en la mayoría la Obra Social del Personal de la Industria Azucarera u
OSPIA), el resto lo ignora.

Conclusiones

Independientemente de su naturaleza, resulta incontrovertible la influencia cooperativista en


lo económico y social contribuyendo al desarrollo de sus comunidades. Las desacertadas políticas
económicas aplicadas en el país durante las últimas décadas, sobre todo en los años 90,
profundizaron la situación de exclusión y ampliaron la desigualdad social. Bajo este contexto, la
gestión estatal careció de mecanismos eficaces que permitan el monitoreo y la asistencia durante las
distintas fases que transitan, en especial en caso de cooperativas surgidas a partir del cierre de sus
puestos de trabajo, donde las carencias de un sistema normativo acorde, falta de capacitación y baja
capacidad crediticia son evidentes.

La Cooperativa de Trabajadores Unidos de Campo de Herrera ha transitado un largo camino


desde su fundación. Durante las actividades llevadas a cabo en el festejo de sus 50 años de vida en
el año 2017, referentes del poder ejecutivo y legislativo provincial anunciaron la condonación de las
deudas que la cooperativa mantenía con la Caja Popular de Ahorros de Tucumán y con el ex Banco
de la provincia, donde 2.000 hectáreas de tierra productiva estaban hipotecadas. Este importante
hecho arroja una luz de esperanza no solo para sus destinatarios primarios, sino para todas aquellas
unidades productivas con fundamentos en la economía social que requieren del estado políticas
tendientes a su sostenimiento y resguardo.

BIBLIOGRAFIA
 Campo de Herrera, (s.f.), En Wikipedia. Recuperado el 28 de junio de 2018
https://es.wikipedia.org/wiki/Campo_de_Herrera.
 Fernández Vilchez Iliana Irupé, 2013, Estudio Sobre Los Aspectos Legales De Las Empresas
Recuperadas Por Sus Trabajadores En La CABA, disponible en
https://revistas.unc.edu.ar/index.php/PROCOAS-AUGM/article/view/6355/7446, fecha de
consulta: 20/06/2018.
 Fontenla, E.H. (2008) “Cooperativas de trabajo y empresas recuperadas”, disponible en
http://www.socioeco.org/bdf_fiche-publication-1402_es.html, Fecha de consulta: 10/08/2017.
 Gran Cooperativa, 2013, Cooperativismo, disponible en
http://www.grancoop.com.ar/cooperativismo, fecha de consulta: 12/07/2018.
 Historia y Biografías, s.f., disponible en
https://historiaybiografias.com/historia_cooperativas_argentina/, fecha de consulta: 25/07/2018.
 IPACyM, s,f, “Cooperativas”, Gobierno de Tucumán, Disponible en
http://ipacym.gob.ar/entidades/cooperativas/, fecha de consulta: 23/07/2018.
 Informe Socioeconómico Cooperativas de Trabajo y Seguridad Social en Argentina, 2017,
Programa Facultad Abierta, SEUBE, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos
Aires, disponible en http://www.recuperadasdoc.com.ar/informe%20segsocial.pdf, fecha de
consulta: 20/07/2018.
 Resino Fabio, 02/10/14 El Proceso de Recuperación de Empresas, Revista Camino
Cooperativos, pág. 28, Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo, 22/09/15.
Disponible en http://www.cnct.org.ar/el-proceso-de-recuperacion-de-empresas.
 Ruggeri Andrés, Informe del IV relevamiento de empresas recuperadas en la Argentina. 2014.
Las empresas recuperadas en el período 2010-2013. Programa Facultad Abierta, SEUBE,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Fecha de catalogación:
26/06/2014. 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Cooperativa Chilavert Artes Gráficas,
2014, disponible en http://www.recuperadasdoc.com.ar/Informe_IV_relevamiento_2014.pdf
 RutaCoop, s,f, “Cooperativa Trabajadores Unidos de Trabajo Agropecuario Ltda. Campo de
Herrera”, disponible en
http://www.rutacoop.com.ar/cooperativas/cooperativa-trabajadores-unidos-de-trabajo-agropecua
rio-ltda-campo-de-herrera.html/1255, fecha de consulta: 20/07/2018.
 Tort, M.I. y P. Lombardo (2009) “La sustentabilidad de la empresa social: La cooperativa
Campo de Herrera”, VI Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales,
Buenos Aires.
 Vuotto, Mirta (2011) Acerca del cooperativismo de trabajo en Argentina. Voces en el Fénix,
Nro. 6. http://www.vocesenelfenix.com/sites/default/files/pdf/N6_3.pdf

Potrebbero piacerti anche