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15/10/2018 Estratificación de la productividad en México | El Economista

TRANSICIÓN 2018 FACTOR CAPITAL HUMANO TLCAN

CONSEJOS DE FAMILIA

Estratificación de la
productividad en México
El reto para el próximo Plan Nacional de Desarrollo se encuentra en transformar las
condiciones del crecimiento artificial, tomando ventaja del poder de la productividad.

Juan Antonio Mendoza Perea


11 de octubre de 2018, 23:00

Recientemente se ha vuelto a abrir el debate sobre uno de los principales factores a los
que comúnmente se asocia el bajo crecimiento económico de México: la productividad.
Si bien los encargados de la formulación de políticas públicas durante los últimos años
han incluido en su agenda el desarrollo de mecanismos para incrementar la
productividad, aún no se han materializado los resultados que permitan potenciar el
crecimiento económico.

En el 2013, el Inegi publicó el proyecto regional LA-KLEMS en un trabajo en conjunto


con la OCDE y la Cepal. Este trabajo resulta interesante, debido a que permite analizar
la dinámica de las fuentes de crecimiento económico a través de los insumos primarios e
intermedios: capital (K), trabajo (L), energía (E), materias primas (M), servicios (S), así
como la productividad total de los factores (PTF).

Habitualmente cuando se lleva a cabo un diagnóstico de la baja productividad en


México, las conclusiones tienden a converger y no presentan contrastes sobre el detalle
de los factores que contribuyen a este suceso. Es por ello que el proyecto KLEMS abre
una oportunidad para explorar minuciosamente dichos contrastes y profundizar en el
análisis sobre la causalidad entre el crecimiento económico y productividad.
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15/10/2018 Estratificación de la productividad en México | El Economista

Los datos del KLEMS muestran que de 1991 al 2016 la tasa promedio de la PTF total de
la economía ha sido negativa (-0.35 por ciento). Una posible explicación a ello radica en
la falta de alineación en las políticas de desarrollo de mediano y largo plazos en las
agendas económicas que se han implementado. Sin embargo, cabe señalar que el único
periodo consecutivo de crecimiento de la productividad tanto en el sector secundario y
terciario fue 1996-1998, en donde el PIB experimentó una tasa promedio anual de
crecimiento de 6.3 por ciento. De manera inmediata, se antoja conveniente preguntarse:
¿qué subsectores contribuyeron a ese dinamismo? Para el sector secundario: la
fabricación de equipo de transporte, construcción de obras de ingeniería civil y
fabricación de equipos de computación y comunicación; mientras que para el terciario
influyeron: telecomunicaciones, servicios financieros y de seguros, así como los
servicios de almacenamiento.

Adicionalmente, en un estudio llevado a cabo por investigadores del Banco de México


(Torre y Ramos, 2015) con datos del KLEMS, se encontró evidencia de que el
crecimiento económico también genera incrementos en la PTF. Particularmente en el
sector terciario esta relación es más marcada, mientras que en el sector secundario la
relación de causalidad se da a la inversa.

Por lo tanto, es posible anticipar que incrementos en el ingreso disponible tendrán


incrementos positivos en la productividad del sector servicios, mientras que para
dinamizar al sector secundario se tendrá que llevar a cabo un análisis más ambicioso
que permita identificar sectores que de manera transversal incrementen la
productividad. Debido a ello, la conceptualización y el diseño estratégico resultan ser
pieza clave para la elaboración de políticas económicas. El reto para el próximo Plan
Nacional de Desarrollo se encuentra en transformar las condiciones del crecimiento
artificial, tomando ventaja del poder de la productividad.

El autor es Fixed Income Portfolio Manager en Asset Management BBVA Bancomer.

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