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CEC, 236: «Los Padres de la Iglesia distinguen entre la «Theologia» y la «Oikonomia»,
designando con el primer término el misterio de la vida íntima del Dios-Trinidad, con el segundo todas las
obras de Dios por las que se revela y comunica su vida. Por la «Oikonomia» nos es revelada la
«Theologia»; pero inversamente, es la «Theologia», la que esclarece toda la «Oikonomia». Las obras de
Dios revelan quién es en sí mismo; e inversamente, el misterio de su Ser íntimo ilumina la inteligencia de
todas sus obras. Así sucede, analógicamente, entre las personas humanas. La persona se muestra en su
obrar y a medida que conocemos mejor a una persona, mejor comprendemos su obrar».
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K. RAHNER, «El Dios trino como principio y fundamento trascendente de la historia de la
salvación», 271.
CAP. I: TRINIDAD «ECONÓMICA» Y TRINIDAD «INMANENTE» 13
Por ello, el axioma fundamental de la teología actual se expresa muy bien con las siguientes
palabras: La Trinidad que se manifiesta en la Economía de la salvación es la Trinidad
inmanente, y la misma Trinidad inmanente es la que se comunica libre y graciosamente en
la Economía de la salvación (2).
La primera parte del axioma fundamental nos pone ante esta verdad: solamente por
la revelación acaecida en Cristo tiene sentido que hablemos del Dios trino. En este
sentido, los intentos de Agustín y la teología medieval de encontrar uestigia Dei en lo
creado, nos pone ante el Dios uno y trino del cual todo procede, no están lejos de
nosotros ni de nuestro mundo.
La revelación del misterio de Dios en toda su profundidad acaece únicamente en
Jesús. Solamente si creemos en Él podemos ver en Él al Padre (Cf. Jn 14, 9). Jesús salva
porque en Él es Dios mismo el que se revela. De lo contrario no habría salvación (DV 4;
Cf. DV 2). De esta manera, el modo cómo la Trinidad se presenta a nosotros en la
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La relación entre libertad y necesidad en Dios fue objeto de discusión en los tiempos
antiguos. Es sabido que la teología prenicena estableció una relación muy estrecha entre
la creación y la generación, ponía el acento en la economía pero con el peligro de crear
confusión entre teología y economía. Orígenes fue quien más habló de la voluntad en la
generación. El Hijo es engendrado de la voluntad del Padre. Pero entonces: ¿es Dios
Padre simplemente porque quiere? Entonces el Hijo no es igual al Padre, el Concilio de
Nicea de frente a la crisis arriana ha querido dar respuesta. Pero, ha sido Atanasio el
CAP. I: TRINIDAD «ECONÓMICA» Y TRINIDAD «INMANENTE» 17
Él es el Dios que realiza estos misterios y los vive como propios y suyos con el Hijo y
el Espíritu Santo.
Está claro que la Economía salvífica afecta a la persona del Hijo, sin que esto
signifique un aumento de perfección. Pero, a la vez, la asunción de la humanidad no
puede dejar indiferentes a las otras dos personas. Así, la relación del Padre al Hijo y
viceversa es ahora con el Hijo encarnado ya que este ha unido a sí la humanidad de Jesús
de manera irreversible. La Humanidad del Hijo está siempre integrada a la vida
Trinitaria. Así, en la Encarnación la unidad del Padre y del Hijo no ha desaparecido pero
la condición de siervo en la que se encuentra el Hijo a causa de la humanidad asumida ha
significado un obstáculo -offensio unitatis- para esta perfecta comunión. Al entrar la
humanidad de Jesús en la plenitud de la gloria del Padre se remueve este obstáculo. Por
lo demás se supone la inclusión de todos los hombres en esta relación. Lo cual plantea el
tema de la impasibilidad divina, que en el fondo significa que Dios no puede ser
indiferente a los acontecimientos humanos.
III. CONCLUSIÓN
1. La aceptación del principio rahneriano en la teología de la primera parte del
Grundaxiom. La Trinidad económica es la Trinidad inmanente. Desde antiguo se ha visto
una relación entre procesiones internas y las misiones divinas.
2. La economía de la salvación nos remite a un Deus semper maior. Nada hay en
Dios más profundo que su vida divina. En Cristo se nos ha comunicado lo que Dios en sí.
3. La primera parte de axioma nos pone en guardia contra una interpretación
demasiado estricta del «es». Necesidad que aumenta en la segunda parte. Dios no se
agota en la economía por más que insistamos en la verdad de su revelación y su donación
a nosotros. Así, la Trinidad inmanente se ha comunicado absoluta y definitivamente en el
acontecimiento de Jesucristo.