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APUNTES DE TAUROMAQUIA

1-. LOS TOROS Y SUS RAÍCES CULTURALES

1.1-. Mitología y toro

La cultura es el “conjunto aprendido de tradiciones y estilo de vida, socialmente


adquiridos, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y
repetitivos de pensar, sentir y actuar”. (Definición de Harris, M., publicada en su obra
Antropología Cultural Página 19 y siguientes).

De esta definición podemos sacar 4 elementos destacados:

1. La cultura es un elemento propio y diferenciador del ser humano.


2. El ser humano para poder desarrollarse necesita en primer lugar vivir en
sociedad. Sociedad entendida como grupo de personas que comparten un hábito
común y que dependen unas de otras para su supervivencia y bienestar.
3. En tanto que miembro de una sociedad, el ser humano, es capaz de adquirir
conocimientos, creencias, formas artísticas, moral, costumbres...
4. Gracias a la condición cultural, propia del ser humano, podemos estudiar la
forma de pensar, sentir y actuar del ser humano.

4.1-. Sentir y actuar, rasgos propios del reino animal.

4.2-. La capacidad de pensar es propia únicamente de las personas. Esto es así


porque somos los únicos que tenemos un lenguaje (los animales tienen sistemas de
comunicación pero no lenguaje). Martin Heidegger, al respecto, afirmó en Carta
sobre el humanismo que: "El lenguaje es la casa del ser y la morada de la esencia del
hombre".

4.3-. El lenguaje es un medio de comunicación entre seres humanos compuesto


por signos y símbolos que poseen un significado y un significante (definición de
Heidegger). De esta definición, al mismo tiempo, podemos concluir que:

1-. El hombre es un ser de palabras. Ellas son nuestra única realidad, o, al


menos, el testimonio de nuestra realidad.

2-. No hay pensamiento sin lenguaje. Lo primero que hace el hombre frente a
una realidad desconocida es nombrarla.

La endoculturización es una experiencia de aprendizaje, parcialmente consciente y


parcialmente inconsciente, a través de la cual la generación de más edad incita e induce
a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y comportarse tradicionales.
Es una suerte de transmisión de rasgos culturales.

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La difusión hace referencia a la transmisión de rasgos culturales de una sociedad a
otra. He aquí la disputa entre la multiculturalidad y la interculturalidad.

Definición de tauromaquia

La tauromaquia se refiere a todo lo relativo a la práctica de lidiar toros, tanto a


pie como a caballo, y se remonta a la Edad de Bronce. Su expresión más moderna y
elaborada es la corrida de toros, un espectáculo que nació en España en el siglo XII y
que se practica también en Portugal, sur de Francia y en diversos países de
Hispanoamérica, como México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Panamá y
Bolivia. Es también espectáculo de exhibición en China, Filipinas, Estados Unidos y
Cuba.
La Tauromaquia es un fenómeno social totalmente complejo e íntimamente
intrincado en nuestra particular Historia de España.
Lo singular de la fiesta radica en que difícilmente podremos encontrar un arte con
tantas referencias simbólicas, misteriosas e incluso históricas, gracias a las cuales
comprendemos, si quiera en parte, el ser, el sentir y la forma de actuar de los pueblos de
cultura mediterránea.
Por vía de ejemplos, proponemos una serie de mitos que explican esta relación
indisociable entre inteligencia y fiereza (hombre/toro):

1-. El Dios Mitra y la muerte del toro. La creación del mundo y la abundancia.
El Dios Mitra hiere con su cuchillo al toro primordial que tiene como
consecuencia inmediata la creación del mundo. De la sangre derramada
germinaron las vidas. De la carne del animal nación el trigo. Del último espasmo
de su muerte brotó el semen que generó la infinita variedad del mismo. A la
sombra del cuerpo del toro crecieron los jugosos prados y los oscuros bosques.

2-. Teseo y la muerte del Minotauro. El héroe que salva a Creta, y por ende
a la humanidad. Teseo, hijo del rey ateniense Egeo, se ofrece voluntariamente
para matar al Minotauro. Ariadna le entrega el cuchillo mágico y el ovillo de
hilo para que pudiese salir del laberinto. Simbólicamente, Teseo es el gran héroe
popular que reta a la muerte, representada en el Minotauro, y libera no sólo a sus
compañeros, sino a toda la humanidad.

3-. La Taurokatapsia. Mito de la fecundación. Rito sexual de la vida y la


muerte en el que las sacerdotisas tienen que robar el fecundo sexo del toro.
Debían brincar al toro. Con esa acrobacia debían impregnarse del sexo del
animal. Cuando lo conseguían ya estaban preparadas para aceptar varón. De esta
forma en Creta se garantizaba la descendencia.

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Todo esto son conjuntos de conocimientos adquiridos socialmente. A través de
estos mitos probaremos la subsistencia del toro y la tauromaquia.

Ortega y Gasset y Caro Baroja, sobrino del primero, han defendido que los
rituales festivos que conocemos con el nombre de fiesta de toros constituyen el hecho
diferencial que mejor nos distingue del resto de nuestros congéneres, no sólo a los
españoles, sino también a los pueblos que provienen de la cultura 'mediterránea. Es una
fiesta (componente lúdico) de todos para el disfrute colectivo y general de todos.

Juan Gil-Albert, escritor valenciano de poesía reivindicativa durante el


franquismo, afirma lo siguiente: "Los toros, como fiesta, son una cosa genuina y
exclusivamente española, que sirve para caracterizarnos de manera distintiva. Aquí se
sintió, se ideó y cristalizó esta afición vehemente por la lidia hasta convertirse en una
necesidad y revestir luego los honores de la Fiesta Nacional.

¿A partir de cuándo es necesario incluir la Tauromaquia en el relato de la


Historia de España? La respuesta nos la vuelve a ofrecer Ortega y Gasset en La caza y
los Toros, 1962, pág.126: "Las corridas de toros son un espectáculo que no tiene
similitud con ningún otro, que ha resonado en todo el mundo y que dentro de las
dimensiones de la Historia Española […] desde 1650 […] significa una realidad de
primer orden".

En conclusión, si en la tauromaquia no asistiésemos a la creación de algo


originario, nuevo y constitutivo, que sólo puede ser revivido bajo la forma sublimada de
rito, ese venturoso trance entre la vida y la muerte se convertiría en un simple
enfrentamiento entre dos animaladas (según V. Gómez Pin, autor de La escuela más
sobria de vida. La tauromaquia como exigencia ética).

¿Cabe la fiesta de toros dentro del ámbito de la cultura? Motivos para su


afirmación.

1-. La fiesta de toros es un signo de nuestra identidad si nos consideramos


herederos de la tradición mediterránea.
2-. Los juegos y fiestas de toros están íntimamente unidos a nuestra forma de ver
y sentir el mundo (mitos).
3-. La conservación del toro de lidia y la práctica profesional del toreo han
influido de manera determinante en varios acontecimientos que han jalonado la
Historia de España.

1.2-. Fiestas populares y el sacrificio. La tauromaquia: un ritual de


conversión del animal en alimento

Durante el Paleolítico la fauna predominante en la Península Ibérica tenía como


elementos fundamentales caballos, ciervos, jabalíes, toros y otras especies, las cuales,

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estaban adaptadas al medio, pues, ya por entonces, el clima comenzaba a ser más
propicio que en otros lugares. El hombre del paleolítico vivía en tribus de nómadas,
tratando de subsistir mediante la caza de grandes piezas, que significaban el sustento de
la población existente. Así pues, la caza del toro proveía de recursos como pieles de
abrigo y como alimento necesario para sobrevivir.

A partir del año 4000 a. C. (neolítico), es cuando el clima se estabiliza y el


hombre ya no tiene que vivir de forma errante buscando zonas dónde encontrar alimento
y condiciones propicias para el asentamiento de la comunidad: es cuando el hombre
adopta la vida sedentaria. Comienza domesticando animales y originando formas de
cultivo. Sin embargo, el toro bravo no acepta el manejo del hombre y sigue siendo un
animal salvaje e indómito. Así pues, el hombre adopta la caza del toro como un culto
donde apela a su inteligencia y sapiencia para vencer las reacciones atemperadas del
toro. Aquí quizás queden establecidas las primeras referencias del toreo.

Siempre que se trata de estudiar el origen de la presencia del toro en nuestra


península, los historiadores se remontan a la prehistoria, pues alegan que las pinturas
rupestres de las cuevas de Altamira, por ejemplo, ya representaban escenas de Caza con
un uro primitivo, precursor del toro de lidia actual. Estos uros ancestrales procederían,
pues, de las migraciones climáticas del bos taurus de la Europa central después de la
última glaciación, hasta su asentamiento definitivo en nuestra península.

Con la llegada de los celtas por el norte, aparecería otro tipo de uro que, a su vez, se
cruzaría, de forma natural, con el anterior prehistórico ya existente. Y algo similar se
produciría, varios siglos después, con la llegada de los árabes, que introducirían por el
sur el uro africano.

Posteriormente, durante los casi ocho siglos que duró la Reconquista (711 a 1492),
los bellatores (hombres de la guerra), en los momentos de tregua, se mantenían en
forma mediante la práctica de la equitación, la lanza y la espada con el toro bravo ya
que era el animal que más aguantaba ante el castigo y el que no cejaba en su empeño de
desmontar al caballero ofreciendo, incluso, hasta su muerte.

El origen guerrero en la conservación del toro de lidia. Teoría perfectamente


documentada e el libro de Fernando Villalón “Taurofilia racial”.

Otra razón que explica la pervivencia en la Península Ibérica del toro salvaje es
la existencia desde tiempo inmemorial de los festejos populares.

Tras la conquista de granada, en la fiesta de toros se produce un salto cualitativo


fundamental cuando caen por fin los musulmanes ya que los belladores ya no son tan
necesarios. Muchos caballeros se van a la aventura del nuevo mundo y otros se hacen
hidalgos y se dedican a la vida menesterosa.

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La vara larga acabada en un filo cortante, el rejón, había sido usada hasta
entonces para la defensa personal, para matar a los moros. A partir de aquí pasará a
utilizarse como utensilio arbitrario en el juego de la lidia con los toros. Ya no se volverá
a emplear para la guerra.

Por tanto, en la historia del toreo a caballo se pueden diferenciar dos etapas:

- Primera. Durante la guerra de la "Reconquista" en la que se abate al toro con


un arma específica castrense: la lanza.

- Segunda. Después de la guerra, cuando esta lanza se convierte en un utensilio


específicamente taurino: el rejón. Ya no tendrá finalidad de guerra.

Otras transformaciones que explican el carácter lúdico de estos espectáculos:

• Los trajes se hacen más vistosos.


• Las armaduras menos recias y pesadas que dan mayor libertad de
movimiento.
• La suerte de varas (Se realiza a caballo y sirve para medir la bravura del
animal, así como dosificar sus fuerzas para el resto de la lidia) tenían una
función distinta: no se buscaba el encontronazo con el toro, sino el
clavarle el rejón para salvar al caballo y salir de la suerte sin que hubiera
tropiezo.
• Se fue olvidando el arte de la jineta, que fue sustituida por el de la brida.

Fiestas en Sevilla en honor de Enrique III recogidas en la crónica del Conde de


Balbuena donde se puede leer: "Algunos caballeros corrían toros, en los cuales no fue
ninguno que tanto se esmerase como nuestro venerado rey, así a pie como a caballo,
esperándolos, exponiéndose a gran peligro con ellos, faciendo golpes de espada tales,
que todos eran maravillados".

¿Cuándo y por qué se celebraban estas fiestas? Cuando los nobles tenían algo
que celebrar: alguna boda, recibimiento de rey, bautizo...

Finalidad: demostrar el arrojo del caballero noble. La galantería, la pujanza, la


bizarría, resaltar su destreza ante el manejo de la cabalgadura, hacer una demostración
pública de un riesgo innecesario como muestra de desprendimiento de lo más esencial:
la vida.

El noble iba acompañado por un capeador o auxiliar (vasallo de su propiedad),


que daba muerte al toro a pie caballero no conseguía hacerlo a caballo. Éste iba provisto
de un palitroque, una media luna cortante con la que cortaban las pezuñas al toro para
que no pudiera moverse y poder matarlo tranquilamente.

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Dentro de la Plaza, cuanto más cerca se estuviera del palco real más importancia
se tenía eran por tanto festejos perfectamente jerarquizados y estrictamente ordenados
en lo que se refiere a la ubicación de los asistentes. A ella asistían los representantes del
Tribunal de la Fe (Inquisición), los miembros de los Cabildos (tanto de la ciudad como
el catedralicio), los componentes de la Real Audiencia (estado), las fuerzas económicas
de la ciudad (nobleza local, maestrantes, terratenientes...). El pueblo llano, sin embargo,
se sentaba en la gradería de tablas, abajo.

Se celebraban en la parte de la ciudad consagrada por la arquitectura del poder:


las plazas mayores.

En conclusión, el espacio donde los caballeros van a hacer ostentación de su


código de comportamiento y donde se va a escenificar la justificación social de su
poder, se hallará encuadrado dentro de una arquitectura simbólica en que están
representados los poderes esenciales de la sociedad de la época.

Deshaciendo errores:

El toreo a pie, tal cual lo conocemos hoy, no proviene de la descendencia del


toreo caballeresco que hemos visto hasta ahora, como han sostenido muchos estudiosos.

Esta hipótesis se debe a la participación en la fiesta, como ya hemos señalado, de


los chulos, capeadores y auxiliadores. Se dice que con el tiempo desaparecen los
caballeros y se dará protagonismo a los vasallos que mataban al toro a pie.

Sin embargo, otros autores (Romero de Solís, por ejemplo) piensan que las
corridas de toros tal y como las conocemos hoy día provienen de las fiestas populares
que se celebraban en toda la Península. En estos festejos populares se encuentran los
antecedentes inmediatos de las corridas de toros modernas.

Llama la atención el concepto de fiesta, entendida como la ritualización, en el


interior de una colectividad social, del exceso contra la mesura, del caos contra el orden,
de lo excepcional contra lo normal, del dominio de la fantasía frente al control cotidiano
de la realidad. En los momentos de fiesta no existen las jerarquías y la sociedad se hace
igualitaria.

Según nos dicen los sociólogos, a través de esta modalidad de juego simbólico,
la comunidad reafirma lúdicamente su cultura, expresa su mentalidad y expone de
forma dramática las relaciones sociales que la constituyen.

Curiosamente, en Andalucía, la inmensa mayoría de pueblos y ciudades, en sus


ciclos festivos juegan con el toro. En Andalucía es casi imposible dar cuenta de su

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realidad etnográfica sin hacer referencia a las distintas tauromaquias que conforman
nuestra identidad cultural, festejos populares, corridas de toros...

Curiosamente también, cuando en España finaliza la dictadura, los


nacionalismos periféricos empiezan a hacer una especie de reivindicación de su cultura
popular mediante el romanticismo del siglo XIX y algunos reconocen la fiesta taurina
como propia (País Vasco). La fiesta taurina es una fiesta propia de la Península Ibérica,
pero es ante todo una fiesta incluyente, no excluyente.

Recordemos:

Mientras que una de las finalidades de la fiesta caballeresca era hacer


ostentación pública de la bizarría, el valor, para embelesar, engatusar... a las más bellas
damas, las fiestas populares tuvieron un origen sacrificial. Nadie tenía que demostrar su
valía personal (se celebraban para el disfrute y beneficio de todos).

En las culturas ganaderas el sacrificio del toro se ofrecía a una advocación


religiosa. El fin subyacente era el alimento proporcionado por la carne, el valor
proteico; así que no había alimento sin el ceremonial de la sangre. Ej: La Cofradía del
Apóstol Santiago en Campofrío (Huelva). El festín de la carne, el gran banquete es la
clave final de muchas fiestas populares.

En las fiestas populares, por tanto, el sacrificio y el festín eran inseparables.


Muchos autores, Pitt Rivers entre ellos, han defendido que esos banquetes populares
eran la forma en que pueblos y ciudades celebraban "vivir en sociedad". Es decir, estas
comidas públicas constituían la principal ceremonia del culto a la propia ciudad y en
ellas debían participar todas las personas. Se creía que la salud de la ciudad dependía de
su realización.

Debemos tener muy presente lo que significaría en aquella época:

• Todos unidos en torno a una misma mesa.


• Todos libando el mismo líquido (generalmente vino)
• Todos comiendo el mismo alimento preparado en el mismo altar.
• Consecuencia: íntima unión entre los miembros de una colectividad

Otro ejemplo: el toreo nupcial que se celebra en algunos pueblos de Cáceres. El


toro se suelta a la calle de la futura desposada. Previamente ha tenido que
confeccionarse una banderilla adornada con papelillos blancos. El futuro marido debe
alancear al toro con una manta blanca y clavarle la banderilla en el morrillo, así
demuestra su valía. Simbología: lo blanco, virginidad; la sangre derramada,
confirmación de la primera vez; símbolo fálico de la banderilla, garantía de la
descendencia.

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Si en las corridas profesionales el actor principal es un ser único, destacado del
resto de participantes (aunque representa lo consustancial del ser humano), en las fiestas
populares el protagonismo lo asume la colectividad, la comunidad tomada en su
conjunto.

La teoría de la supervivencia, adaptada a nuestras distintas tauromaquias, nos


afirma que los fragmentos de mitos, de rituales, y de distintas escenas sacrificiales han
logrado subsistir en forma de fiestas populares. Estas fiestas populares no son otra cosa
que la comunión general de la colectividad con la intención primordial, de, al ingerir
una misma carne, volvemos a ser todos de una misma sangre para poder renovar los
lazos de identidad social que la cotidianeidad siempre debilita.

El 16 de noviembre de 1700 muere sin descendencia Carlos II, el hechizado


(último rey de la familia de los Austria) y tras la guerra de sucesión española, llega al
poder Felipe de Anjou (Felipe V), primer Borbón que reina en la Península.

Felipe V viene con su corte francesa y prohíbe la celebración de corridas


caballerescas. Los nobles abandonan el ruedo y se dedicarán a la cría del toro de lidia.
Vuelven, pues, a tener protagonismo las fiestas populares. Pero, a pesar de todo, este rey
no puede ser considerado anti taurino, pues, impulsó la creación de la plaza de madera
redonda para el juego con los toros a pie en Madrid. Y hace una cosa importantísima:
mete a los toros en el presupuesto estatal. Concede una pensión vitalicia por Real Célula
de 1734 de 500 ducados a Juan Miguel Rodríguez Costillares, un torero sevillano.

Estado y tauromaquia irán unidos desde entonces.

Aquí está la clave:

1°-. Se desarrollan los festejos a pie (fiestas populares de todo tipo: encierros por
las calles, toro nupcial, toro del aguardiente, capeas...) Es decir, el toro de lidia
adquiere una doble rentabilidad: la carne y el juego.

2°-. Consecuencia directa: los primeros ganaderos que empezaron a seleccionar


ganado para estos festejos eran grandes agricultores, no nobles; no fueron los
propietarios de la tierra, sino los arrendatarios. En Sevilla, fueron ganaderos de
Utrera. El mayorazgo no permitía la divisibilidad de la tierra, por ello, heredaba
sólo el primogénito de cada familia. Los hidalgos arrendaban las tierras, se
hacían con la posesión, no con la propiedad. La Iglesia, que heredaba las tierras
de aquellos nobles que no tenían descendencia, obligó a los sacerdotes a partir
de entonces a no casarse para no perder los terrenos.

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1.3-. Las ruinas de Pompeya y la construcción de la Maestranza de Sevilla

EXPO. Profesor Pedro Romero de Solís

La plaza de toros de la Maestranza de Sevilla tiene una importancia colosal en la


historia de la Tauromaquia. Se trata de la plaza de toros más antigua, aunque hay
algunos historiadores que difieren al respecto. Es una plaza de estilo neo-mudéjar, más
bien baja y con una característica esencial que la diferencia del resto: su estructura está
compuesta por un primer cilindro sobre el que se superpone otro cilindro. Este último se
encuentra rodeado por un ambulacro, un pasillo por el qué se puede pasear.

Raíces culturales y artísticas

Sevilla toma verdadera importancia en el s. XVI con el descubrimiento de


América. Nos encontramos en pleno Renacimiento, durante el cual se redescubre la
arquitectura y el arte clásico. Por ello, cuando se realizó el primer grabado de Sevilla, en
1585 por Brambilla, éste tuvo un aspecto caballeresco. No fue hasta el siglo XVIII
cuando se hizo la primera representación de Sevilla de forma cenital, la cual fue
encargada por Pablo de Olavide. La Iglesia se escandalizó de tal forma con aquellos
planos que mandó quemarlos y desterró a Olavide a un Castillo en Navarra, de donde
consiguió huir posteriormente durante la revolución francesa.

Durante la Edad Media, las corridas de toros se celebraban en las calles de la


ciudad, no era aún un festejo organizado, primaba sobre todo el tumulto.
Posteriormente, Alfonso X el Sabio prohibió que los ciudadanos corrientes participaran
en las corridas y se limitó el acto exclusivamente a los guerreros. Se practicaba mucho
en aquella época el robo de las toradas de las ciudades. Esto suponía el dominio de unas
sobre otras, pues aquella ciudad que se toradas se quedaba sin alimentos.

Con el tiempo, la fiesta de toros fue recuperada para la nobleza y se llevaban a


cabo en las plazas mayores de las ciudades, que eran de aspecto cuadrangular, las
cuales se revestían de madera y tenían unas balconadas para los nobles. En Sevilla,
por ejemplo, se celebraban en la Plaza de San Francisco, en el Patio de la Universidad,
en la Plaza del Duque, en la Plaza Santa Ana y en la Plaza de la Encarnación. A la Plaza
de Madera de la Resolana se le eliminaron las esquinas y tenía un aspecto más circular.
Ésta tampoco tenía tendidos, sólo balcones donde se situaban los ciudadanos según su
rango social -según este estilo está construida la Plaza de toros de Ronda, la cual
tampoco tiene tendidos, sólo balcones-. Pero la celebración en las plazas suponía un
grave problema, pues impedía el libre tránsito de los ciudadanos y del comercio y esto
no podía ocurrir en la principal capital del mundo. Sin embargo, no será hasta el siglo
XVIII cuando se planteará hacer una plaza de toros fuera de la ciuda

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A finales del siglo XVII cambia completamente la visión del artista y empieza a
ser una visión fragmentaria de la realidad, no pintará ya la ciudad completa.
Pese a la importancia de los toros en Sevilla, esta ciudad no era muy
consumidora de carne. Esto cambiará con la llegada de Felipe V y su corte a la capital
hispalense. Cobrará entonces el matadero mucha importancia y las corridas de toros se
trasladarán a lo que hoy se conoce como Puerta de la Carne (en honor a su situación
frente al matadero). Será la primera plaza de toros improvisada fuera de la ciudad.
Dentro de ella los caballeros hacían sus ejercicios militares y se celebraban corridas
populares. No se conoce a ciencia cierta la organización de aquellas corridas, pues los
grabados de la época representaban la misma en todas sus fases.

Ya en 1736, la corporación de la Maestranza decide construir una gran plaza. El


siglo XVIII, supone para Sevilla el resurgimiento de la ciudad tras las graves crisis
económicas y las epidemias sufridas durante el XVII. En este siglo Sevilla cambia por
completo, se pintarán todas las casas de blanco para dar sensación de higiene, se
construirán parques, se harán casas luminosas... Figueroa, el arquitecto más importante
de Sevilla en la época, se encargará de hacer el proyecto de la plaza de toros, pero le fue
denegado por ser de nuevo una plaza de forma rectangular. Ya la Maestranza tenía muy
claro su concepto de plaza redonda. El lugar elegido fue frente al río para que el tránsito
de ganado no interfiriese en la vida cotidiana de la ciudad.

Años antes, en 1734, Felipe V de Borbón, decide recuperar los territorios


italianos que se encontraban aún en manos de los Austrias. La guerra es financiada
mediante el dinero que se saca de las corridas de toros celebradas por la Maestranza (el
90% del dinero va a parar a manos del Rey), los miembros de la Maestranza son, pues,
los altos mandos del Ejército. Así que, una vez vencido al ejército alemán, el ejército
español rodea Nápoles al frente del conde duque de Montemai. En esa época corre el
rumor en Nápoles que existe un gran tesoro escondido bajo su territorio. El conde duque
de Montemar logró hacerse con él desenterrando el anfiteatro de Pompeya, donde se
encontraba el famoso fresco de Teseo y el Minotauro. Este anfiteatro tenía una
estructura singular: era redondo, tenía tendidos, un ambulacro y una capacidad de aforo
enorme, además presentaba una característica muy especial, tenía un arco triunfal en su
entrada principal (como el Arco triunfal de la Puerta del Príncipe). Así, conforme a esta
estructura se construyó la Real Maestranza de Sevilla.

Juan Carlos...

La plaza de toros de la Maestranza de Sevilla tiene alrededor de 14.000 localidades, lo


que supuso toda una exageración a finales del siglo XIX, cuando Sevilla apenas tenía
unos 75.000 habitantes, es decir, una localidad por cada 5 habitantes.

La población sevillana estaba formada por unos 3.000 religiosos, un 30% de


ancianos, 35.000 mujeres (alto porcentaje), 14.000 pobres y unos 5.000 niños. En la
Plaza de Toros cabía casi toda la población activa del siglo XIX.

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La Iglesia, por su parte, se escandalizó por el hecho de que se hubiera construido
un edificio que albergara a tanta cantidad de gente y no se tratara de un edificio
religioso, sino civil. No existía en todo el mundo civilizado de la segunda mitad del
siglo XVIII otro edificio, ni espectáculo, capaz de atraer a tal cantidad de personas.

Se dice que la construcción de la Plaza de Toros estuvo avalada económicamente por


las fortunas de los maestrantes.

Su originalidad y trascendencia estribaba en que no existía en todo el mundo


civilizado (2º mitad del s. XVIII) ni edificio ni espectáculo capaces de atraer a tal
cantidad de personas.

2-. TOROS Y TAUROMAQUIA

2.1-. El toro. Supervivencia. Castas fundacionales

El toro de lidia es un "producto" natural que hace el ganadero, como tal, no


puede hablarse de ganaderos hasta la segunda mitad del siglo XVIII. El toro de lidia
procede del uro salvaje, según los biólogos. Los primeros ejemplares se han encontrado
en el Cáucaso. Los restos de los animales que más se acercan a nuestros actuales toros
de lidia proceden de los bosques de la actual Rumanía y Polonia.

La casta hace referencia a la procedencia común de todos los toros, el árbol


genealógico de cualquier ganadería hasta que se llega al tronco común. Su número es
limitado: 6.

El encaste es la raza, los cruces de sangre que se hacen entre los animales
procedentes de diversas líneas ganaderas. De una casta fundacional pueden surgir
multitud de encastes.

Actualmente el 90% del ganado que se lidia es perteneciente a la Ganadería del


Conde de Vistahermosa.

Las castas fundacionales, como ya hemos dicho, son seis:

1-. Casta Jijona

Estas reses se criaban en el centro de la Península (Ciudad Real, Toledo,


Madrid) aprovechando los ríos principales (Tajo, Jarma, Guadiana). La que más fama
adquirió de todas las ganaderías de la zona fue la de la familia Sánchez Jijón (familia
asentada, terratenientes).

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Morfológicamente: Animales coloraos, de poco cuello y de manos chicas.

Hoy en día está casi desaparecida, pero existe un proyecto de veterinarios,


auspiciado por la Junta Extremeña para recuperar esta casta. Se dice que lo poco que
queda de ella se encuentra en Portugal.

La ganadería de más prestigio de este encaste fue la de Vicente Martínez, a


mitad del siglo XIX. El hierro de este ganadero es propiedad de Antonio Arriba, aunque
la sangre ha cambiado. Ibarra y Concha y Sierra

2-. Casta Navarra

Nace en las estribaciones de los Pirineos y la ribera del Ebro. Este tipo de
animales se ha quedado para los festejos tradicionales: encierros, capeas, sueltas de
reses...

Son toros finos (pelo corto) y de pequeño tamaño. Suelen ser cornicortos y abundan
algunos cornivueltos (hacia arriba). Su pelaje fundamentalmente es el colorao en todas
sus facetas.

Comportamiento: eran toros muy agresivos y ágiles, que se revolvían pronto.

La ganadería más destacada fue la Carriquiri, mezclada con Cabrera, en el siglo XIX.
En la actualidad existe una ganadería Carriquiri en Olivenza (Extremadura) de Juan
Pedro de Vistahermosa. Ya no posee sangre navarra, pues este propietario sólo compró
el hierro.

3-. Casta Cabrera.

El origen se encuentra en la vacada de Luis Antonio Cabrera, terrateniente de


Utrera en 1740, a partir del ganado recibido de los Cartujos de Jerez.

Hereda la ganadería su hija Bárbara, que se casó con su primo José Rafael
Cabrera. Bajo la dirección de éste la ganadería alcanzó su mayor éxito. En 1852, la
ganadería es vendida en casi su totalidad a Don Juan Miura.

Miura es la única ganadería oriunda de la casta Cabrera, aunque no se conserva


pura, pues, se han realizado varios cruces con animales de otros encastes. Esta ganadería
no ha vendido nunca ni vacas ni sementales a nadie. Incluso existe una anécdota que
cuenta que su propietario era tan receloso, que una vez que fueron lidiadas sus reses en
Portugal, como allí no se matan los toros en la plaza, sino en el matadero al día
siguiente, se quedó toda la noche después de la corrida despierto, atento de que no
saliera ningún toro con otro destino que no fuera el matadero, incluso hizo que le dieran

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las 6 pieles de los toros, para así evitar que los genes de su encaste no fueran a parar a
ninguna otra ganadería.

Los miuras son toros de gran alzada, galgueños (de patas largas y vientre muy
recogido) y con las extremidades finas y muy largas, lo que dentro de la jerga taurina se
conoce como zancudos (corrida rápida). Son anchos de sienes y de cuellos largos y
musculados.

Son de encornaduras desarrolladas, conocidos por ello como toros bastantes


cornalones. Presentan una gran variedad de pelajes, siendo los más típicos 'negros,
cárdenos, coloraos y castaños. En algunos casos suelen aparecer toros salineros y
sardos.

• Cornalón: Astas excesivamente desarrolladas.


• Cárdeno: de pelo blanco y negro.
• Salinero: mezcla el pelo colorao con el blanco
• Sardo: tiene pelo mezclado blanco, rojo y negro, o pequeñas manchas
irregulares de estos colores.

Comportamiento: muy agresivos, desarrollan mucho sentido, ágiles de cuello y


duros de patas. No suelen entregarse en ninguna de las fases de la lidia. A los toreros no
les suele gustar demasiado por su presencia imponente.

Existe una leyenda negra en cuanto a estos toros debido a que han sido
responsables de muchas muertes de toreros famosos: Manolete, Pepe Hillo…

4-. Casta Gallardo

En 1762, los Dominicos del Convento de San Jacinto de Sevilla vendieron unas
vacas a D. Marcelino Bernardo de Quirós (sacerdote de Rota), que cruzó con otras reses
de procedencia navarra.

La mayor parte de la ganadería del sacerdote fue posteriormente adquirida por


los Hermanos Gallardo (Puerto de Santa. María) Los nuevos propietarios fueron
haciendo diversos cruces con reses de otra procedencia: Jijona, Cabrera y Vazqueña.

Hacia 1885, compró la ganadería D. Felipe de Pablo Romero, cuyos


descendientes la han mantenido hasta 1997. En esa fecha pasó a denominarse Partido de
Resina S. L. Esta ganadería es la única que mantiene viva parte de la sangre Gallardo,
aunque sólo sea en una mínima parte.

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Pelaje típico: Cárdeno en sus distintas variedades y tonos. Posiblemente se deba
este predominio a la convivencia con toros del Marqués de Saltillo. Este dato no ha sido
confirmado por los miembros de la familia Pablo Romero.

Es un toro de tamaño medio y bajo de agujas (cuando la vertical del suelo al


morrillo es corta), con mucho pecho y de gran volumen corporal.

De caras anchas igual que de sienes. Frente rizada y hocico chato y plano. Sus
encornaduras suelen estar desarrolladas y son bastante astigordas (mazorca ancha y
apenas decreciente hacia la punta)

Son de cuello corto, lo que dificulta que humillen (bajar la cabeza) y hacen que
sean ejemplares que embistan, casi todos, con la cara a media altura

El morrillo (en la espalda, donde se juntan las patas delanteras) es especialmente


prominente, mientras que la papada tiene un escaso desarrollo (cuellicorto). Los cuartos
traseros suelen ser anchos y muy musculados.

5-. Casta Vazqueña.

El fundador de la ganadería con la que nace el encaste es Gregorio Vázquez


(Utrera, 1775). Su hijo Vicente José se hizo cargo de la vacada en 1778 y cambió todas
las reses. Incorporó reses de Benito Ulloa, que a su vez provenían de Cabrera, de
Bécquer y de Vístahermosa. Con estos cruces obtuvo un ganado de gran trapío: ni tan
grandes y cornalones como los de Cabrera, ni tan pequeños como los de Vistahermosa.

Lo más llamativo de su conformación morfológica es la gran variedad de


pelajes. Vicente José Vázquez estuvo a la altura de los toros de Cabrera y de los del
Conde de Vistahermosa. Llegó a poseer 8.000 vacas de vientre y 2.000 toros de saca
(toros que se lidian en un año: se les da pienso para que sean más musculosos). Tras su
muerte, se dividió la ganadería en varios lotes. El más importante pasó a manos del rey
Fernando VII, que se llevó los toros a la Vega del Tajo (Aranjuez). A su muerte, la
ganadería pasó al Duque de Osuna y Veragua (1836) y de éste a los sucesivos Duques
de Veragua.

En 1930, la adquirió Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio. Predominó


esta casta durante todo el siglo XIX y principios del XX, pero luego poco a poco fue
desapareciendo en beneficio de la casta Vistahermosa. Aún subsisten ganaderías con
este encaste. Concha y Sierra, que procede de una de las otras partes en las que se
dividió la ganadería de Vicente José Vázquez. Se la adquirió Francisco Taviel Andrade.
Posteriormente pasó a Fernando de la Concha y Sierra, y en 1994 a la Familia García
Palacios.

14
6-. Casta Vistahermosa.

Ganadería formada inicialmente por los hermanos Rivas, naturales de Dos


Hermanas, a principios del siglo XVIII. Hacia 1770 D. Pedro Luis Ulloa, primer Conde
de Vistahermosa, adquirió la ganadería de los hermanos Rivas.

En 1776, pasó a D. Benito Ulloa, que en pocos años consiguió que la ganadería
estuviese anunciada en los mejores carteles. Dicen originariamente, que los toros de esta
casta fundacional eran terciados (pequeño) y de poco peso, con cabezas no muy grandes
y tirando a cornicortos.

Hacia 1823, y tras la muerte de Benito Ulloa en 1800, la ganadería se vende en 5


partes. Los compradores fueron:

• Fernando Freire, cuyo lote termina perdiéndose.


• Joaquín Giráldez
• Antonio Melgarejo, cuyo lote también se pierde.
• Salvador Varea
• Juan Domínguez, conocido como el Barbero de Utrera, que se lleva el
mejor lote.

A) La rama Varea-Lesaca Saltillo. Salvador Varea.

En 1827, la parte de Salvador Varea la adquirió D. Pedro Picavea Lesaca, ganadero


de Sevilla. Tuvieron una gran repercusión en la fiesta los toros lesaqueños y, por ello,
en 1854, D. Antonio Rueda Quintanilla, Marqués de Saltillo (Carmona), le compró 800
cabezas y de ahí nace el encaste Saltillo.

Rasgos del encaste Saltillo: Son toros de tamaño medio, muy finos de tipo y bajos de
aguja (Cuando la vertical del suelo al morrillo es corta). El pelo más característico es el
cárdeno. Son de cabeza estrecha, alargada y rizosa, con el hocico afilado o de rata, De
ojos grandes y saltones. Las encornaduras son astifinas y normalmente se dirigen hacia
arriba (corniveletos). Hacia atrás se llaman cornipaso.

B) La rama Barbero de Utrera.

Cuando muere el Barbero en 1834, la ganadería pasa a su yerno José Arias


Saavedra, que entre 1863 y 1868 vendió la vacada en varios lotes de los que han
perdurado dos. Uno pasó a D. Félix Urcola (1902) y el otro pasó a Doña Dolores
Monge, Vda. De Murube, y a sus hijos: Felipe, Faustino y Joaquín, que crearon una de
las ganaderías de más prestigio. Cuando Dolores muere, deja la ganadería sólo a dos de

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sus hijos, Felipe y Joaquín. Felipe la vende casi de inmediato a Eduardo Ibarra y
Joaquín la mantuvo.

1°- Línea Murube-Urquijo. A la muerte de Joaquín Murube, se hizo cargo de


la ganadería D. Tomás Escribano, que en 1917 se la traspasó a la familia
Urquijo, pasando a lidiarse con el nombre de Carmen de Federico. Luego, la
ganadería pasó a sus herederos, hasta que en 1970 la adquirió D. Antonio
Ordóñez, torero (padre de Carmina Ordóñez). Finalmente D. José Murube se la
compró al torero y recuperó el encaste de su familia.

Antes, en 1907, D. Tomás Escribano le vendió a Juan Contreras un lote de 90


vacas y 3 sementales, que con el paso del tiempo se convirtió en el encaste
Contreras, que en la actualidad lo tienen las ganaderías de Peralta y Baltasar
lbán.

Rasgos del encaste Murube-Urquijo: Toros de gran volumen,


predominantemente negros y mulatos. Anchos de sien y chatos de hocico. Cortos
de cuello, enmorrillados, gran papada y de pitones abrochados (toro brocho: con
las puntas apuntando la una hacia la otra).

2°- Línea Ibarra-Villamarta. En 1896 Eduardo Ibarra vende a José Carvajal


una gran parte de la ganadería. En 1914, el marqués de Villamarta se la compra
íntegra a este último y agrega ganado de procedencia Vistahermosa. El resultado
fue su propia encaste, el encaste de Villamarta. Hoy está Guardiola Domínguez.

Rasgos del encaste Villamarta: Toros largos y de gran alzada, de hechuras


agalgadas. Suelen tener las manos, los pies y el final del rabo blanco (calcetero y
coliblanco). Son astiblancos (pitones ennegrecidos en la punta) y finos en toda
su trayectoria (astifinos). Morrillo y papada muy desarrollados. Suele ser luceros
(lunar blanco en el centro de la frente).

3°- Línea Ibarra-Sta. Coloma. En 1904 D. Eduardo Ibarra vende toda la


ganadería. Una parte se la ofrece a Manuel Fernandez Peña y la otra la adquiere
Fernando Parladé.

El lote de Manuel Fernandez Peña, lo compra un año después el Conde de


Sta. Coloma, que cruza con un lote de reses del Marqués de Saltillo, dando lugar
al encaste Sta. Coloma, formado con dos sangres: una de origen Ibarra y otra de
los Saltillo (casi toda en México).

Rasgos del encaste Sta. Coloma: Toros terciados (de tamaño discreto) de
talle, bajo de agujas, finos y generalmente chatos. Algo enmorrillados los de la
línea ibarreña, y de hocico fino y línea lumbar recta los de Saltillo.

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En 1912, el Conde de Sta. Coloma forma, a partir de su vacada, y con casi
predominio absoluto de la rama de Saltillo, otra ganadería, la cual cede a su
hermano, el marqués de Albaserrada, que formó su propio encaste: encaste
Albaserrada. La principal ganadería que proviene de ahí es la de Victorino, que
lo adquirió en 1965.

En 1932, Joaquín Buendía compró la ganadería del Marqués de Sta. Coloman


y a su muerte se la repartieron sus 5 hijos. Rasgos del encaste de Albaserrada
(saltillo): Cárdenos, finos, degollados de papada, con un comportamiento más
picante.

Rasgos del encaste Santa Coloma (ibarreños): toros enmorrillados, hondos y


con un comportamiento un poco más suave que el de los Saltillo.

4°- Línea Ibarra-Parladé. Fernando Parladé logró hacer una de las ganaderías
más relevantes del siglo XX, y que vendió en varias partes:
-Una fue para Manuel Rincón (1908), que en 1938 adquirió D. Carlos Núñez.
Este ganadero, después de varios cruces, logró hacer su propio encaste, el
encaste Núñez.

Otra fue a parar a la marquesa de Tamarón (1912), que formó una gran
ganadería que llevó su hijo Ramón Mora Figueroa. En 1920 adquirió esta
ganadería el Conde de la Corte. La ganadería del Conde de la Corte fue tan
prestigiosa que muchos fueron los ganaderos que adquirieron sus vacas y
sementales. Entre ellos Atanasio Fernández y el propio Juan Pedro Domecq,
formando cada uno de ellos su propio encaste, Encaste Atanasio Fernández y
Encaste Domecq. También el Conde de la Corte tuvo su propio encaste, el
Encaste Conde de la Corte.

Otra parte se la vendió a Francisco Correa, que en 1918 fue adquirida por
Antonio García Pedrajas, fundador del mítico encaste Pedrajas, que adquirieron
posteriormente la familia Guardiola Domínguez y Tulio e Isaías Vázquez.

Finalmente el hierro y lo que quedaba de la ganadería se lo vendió a D. Luis


Gamero Cívico, que supo a su vez criar un tipo de toro muy particular, lo que le
valió para crear su propio encaste, el Encaste Gamero-Cívico. Parte de esta
ganadería pasó a los hermanos Flores, antecesores del actual Samuel Flores.

2.2-. Significado de las primeras tauromaquias escritas. Pepe Hillo y Paquiro

2.2.1-. Pepe Hillo

José Delgado Guerra nació en Sevilla el 14 de Marzo de 1754 y murió en


Madrid el 11 de Mayo de 1801. Fue conocido como Pepe-Hillo. Se le considera junto a

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Costillares, de quien fuera discípulo, y Pedro Romero, con quien tuvo una conocida
rivalidad, como uno de los que fijaron las reglas y el estilo de la corrida de toros.

Pepe-Hillo adornó su toreo con toda clase de suertes y filigranas, conformando


un estilo, inspirado en el de su maestro, que se conocerá como escuela sevillana. Es
considerado uno de los primeros toreros estilistas. Se cree que debutó hacia 1769 y
recibió la alternativa en Málaga de manos de Juan Romero.

Apenas se sabe nada de él. Sólo que en 1774 se casó con Doña María Casado,
con la que tuvo 2 hijos. Ninguno se dedicó a la profesión de su padre (uno se dedicó a
las armas, al ejército, y el otro a administrar las rentas familiares: una finca, una casa
palaciega y dos casas en Sevilla). De estas afirmaciones podemos concluir que el toreo
era un oficio biememunerado en aquella época, pues originariamente sólo podían
acceder al ejército los hijos de la nobleza y, sin embargo, al hijo de un torero en este
caso se le dejó que se dedicara a servir a la patria.

[Apunte: El primer torero que cobró un sueldo fue Miguel Canelo. Cobró 2000
reales, el triple de los que cobraba un picador y el doble de lo que cobraba un
banderillero: según las intervenciones que tuvieran en la corrida). Por tanto, la profesión
de torero estaba sobrevalorada en la época].

Se dice que era un personaje sin apenas ilustración académica pero muy querido
por la sociedad por su grandeza de alma y por su carácter filantrópico (torero
romántico). Era una persona muy desprendida que constantemente estaba organizando
fiestas en el bar El Rinconcillo, en el que tenía una tertulia durante los meses de
invierno.

En 1778 comienza la disputa con Pedro Romero y surge la polémica entre la


escuela rondeña y la escuela sevillana. La primera se caracteriza por el toreo serio que
busca, desde principio a fin preparar al toro para la muerte (la suerte suprema como la
principal). La sevillana, sin embargo, se caracteriza por el toreo majestuoso, los
adornos, los recortes, las filigranas con capote y muleta, y no tanto por las suertes
fundamentales para preparar al toro para la muerte. Predomina, pues, el torero sobre el
toro. El fin de la disputa se produjo en 1799 cuando el de Ronda decide retirarse.

El 11 de mayo de 1801 muere Pepe-Hillo corneado en Madrid por el toro


Barbudo. El Grabado n° 33 de la serie La Tauromaquia de Goya representa el
momento de la cogida de Pepe-Hillo, antes de que el toro lo elevase por los aires.

José Delgado ha pasado a la historia del toreo y ha tenido una gran repercusión
en la historia de España por ser el primer torero que dictó una tauromaquia: La
Tauromaquia o Arte de torear, obra utilísima para los toreros de profesión, para los
aficionados y toda clase de sujetos, que gustan de toros. Editada en Cádiz en 1796. Se la

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hizo el periodista y amigo José de la Trinxeira. El libro tiene dos partes precedidas por
un prólogo y finaliza con un epílogo dedicado a enumerar las voces de la jerga taurina.

La primera parte profundiza en todos los avatares que están relacionados con la
corrida de toros:

• Capítulo 1: Se refiere a todo lo relativo al capote y a la muleta.


• Capítulo 2: Explica los distintos comportamientos del toro.
• Capítulo 3: Advertencias para evitar las situaciones de peligro.

La segunda parte está enteramente relacionada con la suerte de picar. Ésta era de
gran importancia por estar todavía presente los varilargueros en el ruedo (encargados de
las fincas de la nobleza que representaban a ésta en los ruedos. La diferencia entre el
varilarguero y el picador es que éste trabaja para el torero y el primero no).

El libro, en general, es un compendio de normas para evitar el peligro y la cogida.


Es decir, puede asimilarse a una suerte de manual en el que se aconseja a todos aquellos
que se ponen delante del toro. Pretende evitar la muerte de las personas para evitar que
el toreo sea prohibido.

Este libro supone un adelanto de los códigos normativos que llegarán tras la
Revolución Francesa, pues es un compendio de normas hechas para el cumplimiento de
todos.

En la primera página aparece una imagen de un torero que sostiene en una mano
una espada y en la otra un reloj. El reloj viene a significar el símbolo de la
productividad (concepto totalmente burgués "Por mi trabajo que se desarrolla en un
tiempo determinado cobro una cantidad específica de dinero").

Todos los elementos que aparecen en la imagen tienen un significado: la espada:


instrumento profesional; el reloj, productividad; y el toro muerto: el trabajo. Además, el
reloj en la tauromaquia también significa la medida del tiempo. El hombre es dueño de
su tiempo.

La Tauromaquia, por tanto, avanzó antes que ninguna otra ciencia, una costumbre
en España que no era común. Regular una actividad con normas iguales para todos, sin
diferenciación. Lo que supone un código. Rompe con la división divina del tiempo,
marcada en el reloj del campanario: (tercia, sexta y nona; maitines, laudos, hora
intermedia, vísperas, completas). El toreo no cumple con las horas divinas.

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2.2.2-. Real Escuela de Tauromaquia de Sevilla

Con la muerte de Pepe Hillo la fiesta de los toros entra en un cierto declive. El
Conde de Estrella, amigo del Rey Fernando VII, propone a éste la creación de una
Escuela de Tauromaquia en Sevilla, que finalmente se crea el 28 de mayo de 1830 por
Real Orden. Se nombra Maestro a Julio Romero y Ayudante a don Jerónimo José
Cándi) En ella se formaron: Paquiro, Francisco Arjona “Cúchares", Juan Pastor "El
barbero", y Manuel Domínguez "Desperdicios".

En la RETS es donde aprende un oficio la gente que no tiene nada que perder y
sí mucho que ganar, sin tener que perder su carácter popular ni tener como sustento
pedagógico la imposición de la educación de la clase dominante. Era la única forma de
la época para llegar a ser alguien importante sin haber nacido en la nobleza o en la
burguesía. Pero la verdadera importancia de la RETS radica en su carácter socializador
de integración de la juventud masculina de la época sin tener que renunciar a sus
orígenes. Se aprende una lección fundamental de un valor incalculable: Cómo dejar de
ser un niño para convertirse en hombre; o lo que es lo mismo, aprender a tomar
decisiones para empezar a ser independiente, y por tanto, responsables y libres. En el
matadero de San Bernardo se encuentra gran parte de la Ilustración del pueblo español.

Romero de Solís ha publicado hace poco tiempo un libro en colaboración con la


Real. Maestranza en el que se divulga la correspondencia entre Fernando VII y el Conde
de Estrella mediante la que intentaba convencerle para que financiara la Real Escuela.

La Escuela se ubica en el extramuro de la ciudad (San Bernardo), donde se situaban


los suburbios que se fueron formando como consecuencia del éxodo rural.

El director de la RETS finalmente es Pedro Romero y tiene como ayudante a


Jerónimo José Cándido.

Alumnos destacados: Francisco Montes “Paquiro”, Francisco Arjona


“Cuchares”, Juan Pastor “El Barbero”, Juan Yust, Antonio Mariscal y Manuel
Domínguez “Desperdicios”.

En 1834, ya fallecido el Rey Fernando VII, gobernando la Reina María Cristina,


mediante otra Orden Real se suprimía la Escuela de Tauromaquia de Sevilla.

2.2.3-. Francisco Montes Reina “Paquiro”

Se bautiza el 13 de enero de 1805. De familia acomodada. Su padre es Juan


Félix Montes, administrador de los bienes del Marqués de Montecarlo, donde tendrá sus
primeros contactos con caballos y toros. Jerónimo José Cándido lo acerca al mundo del
toreo desde niño para disgusto del padre, que quería que fuera cirujano. Su padre se
arruina y sin la presión paterna y gracias a que consigue una pensión de 16 reales y a

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su amistad con los profesores de la RETS se convierte en alumno de la escuela de
taruromaquía. Será el favorito de Cándido, ayudante del director.

La primera vez que aparece su nombre en un cartel es el 20 de junio de 1830 en


el Pto de Santa María. Se presenta en Madrid el 18 de abril del siguiente año.

En 1836 publica su Tauromaquia de la pluma de Abenamar, es decir, el escritor


y periodista Santos López Pelegrín. En 1848 se retira para volver en 1850. En 1851
tendrá una cogida que posteriormente le provocará la muerte. Se retira del toreo en 1848
y pone un negocio de compra-venta que lo lleva a la ruina. Tiene que volver a los
ruedos en 1850. Sufre una cgida grave a finales de temporada en la pierna izquierda y
muere en 1851.

Paquiro es el primero hombre que domina la fiesta en solitario. Su aportación


"La Tauromaquia completa o arte de torear en plaza tanto a pie como a caballo" está
dirigida a un grupo exclusivo de personas.

• Primera parte: 17 capítulos, de los cuales los 5 primeros versan


sobre el comportamiento del toro.

• Segunda parte: Torea a caballo, no rejón sino picador.

• Tercera parte: Reforma del espectador.

Paquiro solicitará que impidan a los espontáneos llegar a la plaza para evitar el
intrusismo gratuito defendiendo así su profesionalidad y su sueldo. Establece, además,
la importancia del primer tercio. Esta tauromaquia distingue y jerarquiza a las personas
que se ponen delante del toro. Consigue que los varilargueros se hagan miembros de la
cuadrilla de los toreros. Colocan a los picadores detrás en el paseíllo, que salían delante
en representación de la nobleza y que los toreros vayan primero en el paseíllo.

La Tauromaquia de José Montes es la norma suprema de los toreros, su


"constitución". Es una verdadera obra jurídica aplicada a la Tauromaquia. Consigue
igualar todas las escuelas.

Aquí se encuentra otro de los elementos claves de la ilustración popular


española: los matadores deben poner en juego sus facultades intelectivas, su capacidad
para discernir lo conveniente de lo inconveniente, para la obtención del triunfo.

Y finalmente, Francisco Montes, simbólicamente se pone al mismo nivel que


los Grades de España. En esa época, sólo podían vestir de oro el Rey, la alta jerarquía
eclesiástica y los grandes de España. Paquiro también se vistió de oro igualándose así
con ellos, cuando él provenía de una familia arruinada.

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2.3-. Circunstancias históricas y su influencia en las rivalidades taurinas

A partir del reinado de Isabel II, En España se formarán dos grupos de liberales:
los progresistas y los moderados. Ya con la Restauración se crearán dos partidos:
conservadores y liberales. Este turnismo político se corresponderá también con un
turnismo en la tauromaquia. Así pues, tanto en política como en los toros habrá
rivalidades durante todo el siglo XIX. Se resaltan a continuación los toreros más
destacados de la época:

 Francisco Arjona “Curro Cúchares”. El Chiclanero Arjona sube de


rango a la muleta, le da un toque artístico. Anteriormente era utilizada
únicamente para cuadrar al toro y matarlo. Para el Chiclanero, sin
embargo, lo importante es la muerte del toro.

 Antonio Sánchez "el Tato" / Antonio Carmona "el Gordito". Éste


inventó el par al quiebro en la segunda mitad del siglo XIX, con lo que se
puso de realce el 2° tercio. La arquitectura en 3 tercios con igual
importancia nos la propone, por tanto "El Gordito".

 Rafael Molina "Lagartijo" / S. Sánchez "Frascuelo". Estas dos


figuras, en el último tercio del siglo XIX, enfrentaron a los dos grandes
periódicos de la época: Imparcial versus Liberal.

 Rafael Guerra Guerrita / Manuel Sánchez "El Espartero". Enfrentó a


la Escuela sevillana con la cordobesa. Guerrita consiguió dos cosas:

• El torero ligado con el capote.


• Obligar a la cuadrilla a trabajar para favorece la faena de muletas
del torero.

Es el primer torero que tendrá un veedor en el campo, es decir, le pagará a


una persona para que vaya al campo a ver los toros que va a matar.

 Rafael Gonzáles Manchequita / Ricardo Torres Bombita (Tomares).

 José Gómez Ortega "Joselito" / Juan Belmonte (torero de


vanguardias). Éste es considerado por muchos como el fundador del
toreo moderno.

22
3-. LA CORRIDA DE TOROS

3.1-. La organización de las corridas de toros

El día antes del festejo se hace el primer reconocimiento: los toros salen del
cajón de los camiones y, uno a uno, van a un corral en el que los veterinarios, el asesor
taurino y el presidente del festejo están presentes, así como un miembro de la empresa.
En algunas ocasiones también está presente algún miembro de la cuadrilla. La finalidad
es apreciar si la res tiene algún defecto físico.

Se llama al toro al burladero (de cemento), con mucho cuidado para que no se
golpee con él. Lo normal es que se reconozcan 8 toros. (6 obligatorios y 2 de reserva) y
se elijan 6. No hay criterios específicos, éstos serán los que el presidente estime
conveniente. El dictamen del veterinario no es vinculante. Si no gustaran los toros
podrían traerse otros, incluso de otra ganadería. Una de las cosas por la que se podría
desestimar un toro es por su peso. El peso mínimo de un toro en plazas de primera es de
460 kilos y 435 en plazas de segunda. El novillo, por su parte, no puede pasar de los 500
kilos en plazas de primera.

Al día siguiente, el del festejo, a la once de la mañana se hace el segundo


reconocimiento. En Sevilla, por regla general, se observa que en los chiqueros los
novillos no hayan tenido ningún accidente. A las doce de la mañana se celebra el sorteo.

Primero se hacen los lotes, es decir, se toma nota de los números de los toros y
se emparejan por hechuras, según las características de los animales. Lo normal es que
vengan de dos sementales distintos (3 y 3). Los hermanos se desunen a la hora de crear
los lotes. Además, se une el de mayor peso con el de menor peso, el de cornamenta más
grande con el de cornamenta más pequeña... y así hasta que se consiga que los tres lotes
sean muy parecidos para no crear suspicacia entre los matadores.

Seguidamente, el peón de confianza del primer espada (el torero más antiguo por
alternativa, no por edad) escribe en papel de fumar los tres lotes. Luego, el peón del
segundo espada dobla los papelitos y los hace bola y los mete en un sombrero. Ahora, el
peón de confianza del primer espada coge un papelito que será el lote que le haya
tocado a su matador y así, por orden, los otros dos.

Posteriormente, las cuadrillas se reúnen para ver los toros que les han tocado y
elegir el orden en el que saldrán a la plaza, el orden de la lidia. Ésta, una vez que se ha
decidido, se comunica a la autoridad, que levanta acta con el número, nombre y peso de
cada toro.

23
3.2-. El paseíllo. Colocación de los toreros

A) Alguacil: El alguacilillo es el primer personaje que sale a la plaza. Cabalgan


hacia al palco y reciben la orden de que comience el espectáculo. Vuelven hacia
las cuadrillas y las preceden en el paseíllo. Luego recogen la llave de los toriles.
También entregan los trofeos a los toreros. Hoy en día su función es simbólica,
pero durante la época de Fernando IV eran los representantes de la autoridad en
el ruedo (impedían que la gente saltara al ruedo).
La cuadrilla de un torero está formada por 3 banderilleros y 2 picadores y el
mozo de espada. Los banderilleros tienen distinta jerarquía: existen 2 lidiadores
(de la misma categoría) y "el tercero".
Cuando suenan los clarines y las cuadrillas se disponen a hacer el paseo, tras los
alguacilillos, encontramos la siguiente disposición:

B) Matadores: En la primera línea encontramos a los matadores. El más antiguo


por fecha de alternativa se sitúa a la izquierda (visto desde la puerta de
cuadrillas). El segundo, a la derecha y el tercero, en el centro, entre los
anteriores.

C) Banderilleros: En la segunda fila están los tres banderilleros del primer torero
en actuar, el más antiguo: los dos lidiadores y el llamado banderillero tercero. En
la segunda línea de banderilleros, los del segundo matador y en la tercera, los del
último torero de la terna. En cada línea de banderilleros, el tercero se sitúa en el
centro, mientras que el lidiador que lidie el primer toro de su jefe de filas se
coloca a la izquierda y el que lidia el segundo lo encontraremos a la derecha.
Sin embargo, la colocación de los dos lidiadores puede cambiar si alguno de
ellos tiene preferencia por un lado determinado, por motivos de superstición
normalmente.

D) Picadores: Tras los banderilleros están los picadores. Dependiendo de la


categoría y dimensiones de la plaza el número de los que salen a realizar el
paseíllo varía. Así, en plazas de primera salen los seis (dos por cuadrilla), en las
de segunda, cuatro como máximo y en las de tercera, dos. En la primera línea se
sitúan los dos picadores del primer matador, en la siguiente los del segundo
espada y en la última los del matador de menor antigüedad.

E) Mulilleros y areneros: Tras los picadores, hacen el paseo el tiro de mulillas con
sus mulilleros, encargados de retirar los toros al desolladero, y los areneros,
encargados de mantener el ruedo en perfectas condiciones para la lidia.

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3.3-. El primer tercio. Función

El matador que va a lidiar el toro suele colocarse en el burladero más alejado de


la puerta de toriles. Los peones se colocan en los otros burladeros. Cuando sale el toro
se le deja correr y se le cita a los burladeros (primero lo llama "el tercero" desde su
burladero, luego va hacia el burladero del matador y luego hacia el segunda suerte),
donde se observa si embiste hacia abajo y con fuerza (signo de nobleza) o si tiene algún
defecto en la forma de embestir o correr. Antiguamente era el peón de confianza el que
recibía al toro. Hoy en día suele hacerlo el matador.

La puerta de chiqueros o toriles se encuentra habitualmente frente al burladero


de cuadrillas, el que es ocupado por el matador que deberá lidiar el toro. El diestro,
situado justo en la contraquerencia, el lugar más alejado de aquel por el que ha salido el
toro, parará al animal en el tercio, a la izquierda o a la derecha del citado burladero,
salvo que el toro se emplace en los medios, se quede en los chiqueros o se refugie en
otro tercio de la plaza, y el diestro o algún banderillero de su cuadrilla deba ir a
buscarlo.

En condiciones normales, cuando sale el toro nos encontramos la siguiente situación:

En el burladero de cuadrillas están el matador y el banderillero que lidiará el


toro. En el burladero de la derecha del que ocupa el matador, el lidiador que
banderilleará por delante al toro y el primer lidiador del toro siguiente, y en el de la
izquierda, el banderillero tercero.

Tercio de varas

Cuando suenan clarines y/o timbales al sacar el presidente un pañuelo blanco, es la


orden para que salgan a la arena los dos picadores del matador de turno.

Parar el toro: Una vez parado el toro, lo habitual es que el torero se coloque en el
centro de la plaza mientras los picadores salen del patio de caballos. En ese espacio
muerto, el toro puede ser aguantado por el propio torero en el medio del ruedo o bien se
lleva al animal junto al burladero más alejado de la puerta de caballos, impidiendo que
el toro deambule por la arena hasta que los picadores se hayan colocado. Esta última
opción suele ser la más habitual, y para llevarla a cabo el banderillero es ayudado por un
lidiador de otra cuadrilla, ya que si durante ese espacio de tiempo sufriera un percance,
nadie se encontraría cerca de él para auxiliarle.

Durante la suerte de varas: Cuando el picador que debe picar el toro se ha colocado
en su lugar, muy cerca del burladero de la contraquerencia, el matador llevará al toro
frente al caballo y lo parará para la suerte de varas, fuera de la segunda raya. En este
momento los otros dos matadores ya se habrán puesto a la izquierda del caballo, junto a

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los lidiadores. El último en llegar a ese lugar será el banderillero primero de ese toro,
que se habrá desplazado por el callejón desde el burladero que ocupaba mientras el
torero ha ido llevando al toro al caballo.

El picador que deberá realizar la suerte en el segundo toro del lote de su matador se
colocará en la parte opuesta de la plaza a la que ocupa el picador de turno por si el toro
mansea y se dirige a su querencia. Ese picador, llamado picador de la puerta, estará
auxiliado por el banderillero tercero, que deberá cortar al toro si se arranca a este
picador manera intempestiva.

Durante los quites: Durante la suerte de varas los matadores intervendrán en quites.
El torero al que le corresponde matar el toro quitará si lo desea tras el primer puyazo, el
compañero que le sigue en antigüedad lo hará tras el segundo y el tercer espada después
del tercer puyazo. Si alguno de los toreros no se hiciera presente para colocar al toro en
suerte o para hacer el quite, el torero que le sigue podrá realizar sus funciones.

El reglamento obliga a todas las reses a recibir dos puyazos en plazas de primera y
uno en las restantes. En este tercio existe un "subtercio", el de quites: acción de quitar al
toro del caballo de forma artística. Es el propio matador quien puede lucirse tras el
primer puyazo, si hubiera dos o más, el espada siguiente podría intervenir
reglamentariamente.

Durante los quites los matadores son auxiliados, si fuera necesario, por el
banderillero y el lidiador de la cuadrilla titular.

3.4-. El segundo tercio. Función

Tercio de banderillas

En el tercio de banderillas se colocan tres pares (el reglamento obliga a que el toro tenga
colocado al menos cuatro palos antes de dar por finalizado el tercio) con la participación
de los tres subalternos del matador a quien corresponde la muerte del toro:

 Uno de ellos lidia al toro con la capa colocándolo en el terreno adecuado


para que su compañero pueda realizar la suerte. Normalmente se deja
colocado al toro más allá de la segunda raya de picadores, procurando
que el animal pueda desarrollar su galope hacia fuera y dejando terreno
suficiente para que, a la salida del embroque, colocados los palos, el
banderillero pueda salir de la suerte sin agobios si el toro hiciera hilo con
él hacia las tablas.
 Con un subalterno lidiando al toro, los otros dos se arman de banderillas
y se van al centro del ruedo (amparados por el espada que actuará en
siguiente toro) y realizarán la suerte alternando las reuniones por un y
otro pitón. El tercero de la cuadrilla sólo coloca un par, mientras que el

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otro banderillero abre y cierra el tercio. A su vez, este subalterno se
alternará con el que está lidiando en el siguiente toro de su matador,
cambiando las funciones: será el quien lidie y el que lidiaba será el
encargado de banderillear. Así alternarán tarde tras tarde y toro tras toro.

La suerte o tercio de banderillas tiene dos funciones principales:

1-. Reavivar y alegrar la embestida del toro después de la lucha del tercio
anterior, dejándolo galopar y desarrollar sus condiciones. Muchos toros
apagados tras las varas, se suelen "venir arriba" en banderillas, crece su interior
de toro bravo.

2-. En este tercio el matador comprueba la condición del toro: la forma de


galopar o atacar, el grado en el que humilla, su fijeza, la rectitud de la embestida,
su tranco... todos los defectos y virtudes que pueda desarrollar el toro. Por eso es
muy importante que el lidiador economice los capotazos, de poca capa al toro,
procurando que rompa siempre hacia delante y por abajo, sin recortarle o
violentarle. Y sin tropiezos en la tela. El que banderillea debe cuartear en la
distancia y forma que el toro permita, pero sin recortarle.

Colocado los palos reglamentarios, el presidente sacará su pañuelo y se pasará el


último tercio de la lidia.

3.5-. La faena de muleta. La función del héroe

Desde que se cambia el tercio el matador tiene diez minutos para desarrollar su
arte, enfrentado al toro con la muleta y la espada (una ayuda simulada hasta que decida
estoquear al toro, momento en el que cambia ayuda por la espada de acero).

El matador encargado del toro, muleta y estoque en mano, estará solo en el


ruedo mientras que sus banderilleros se sitúan en los tres burladeros más próximos a los
terrenos en que se realiza la faena por si es necesario hacerle el quite a su jefe de filas.
Los otros dos matadores de la terna observarán la faena de su compañero desde el
callejón, aunque el director de lidia, es decir, el espada más antiguo de los tres, debe
estar siempre en el burladero junto con los banderilleros cuando no le corresponda
actuar.

En esos diez minutos el diestro procurará salirse a los medios con toro, en
condiciones de lidia normal, y torearlo por los dos pitones. La llamada faena de muleta
se compone de series de muletazos ligados y rematados mezclando toreo natural y
contrario:

Natural: aquel pase en el que se vacía la embestida del toro (dar salida al toro) por
el mismo pitón por el que se ha citado. En este sentido un pase con la izquierda

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(denominado natural) y otro con la derecha (derechazo, montada la muleta con el
estoque simulado) son naturales por principio.

Contrario: la suerte o muletazo en la que la embestida del toro se vacía (se le da


salida) por un pitón distinto al que se le citó.

El diestro deberá construir una faena en el tiempo reglamentado. Transcurridos


diez minutos desde el cambio de tercio, el presidente le avisará que ha pasado ese
tiempo y que debe matar al toro. Desde el primer aviso el palco dejará transcurrir
reglamentariamente otros tres minutos antes de avisar por segunda vez al espada. El
tercer aviso sonará a los dos minutos del segundo y el toro regresará a los corrales, en
donde será apuntillado.

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