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Es éste, en opinión de muchos, el más destacado poeta árabe del periodo abasí,
y consecuentemente uno de los más importantes de la historia de la literatura árabe.
Gracias a su gran dominio de la lengua árabe, a su verso sencillo y cautivador y a su
escandalosa vida, su figura ha quedado hasta nuestros días como una de las más
memorables de la Edad de Oro islámica.
Siendo joven, Abû Nuwâs partió a estudiar a Kufa y Basora, donde pasó por las
manos de diferentes maestros; el más notable fue probablemente el poeta libertino
والــبة ) *( حــباب, con el que aparentemente tendría una relación carnal. También pasó
un tiempo entre los beduinos, mejorando así sus conocimientos de la lengua árabe.
Sin embargo, este autor se hizo famoso no sólo por su personalidad agitada y
provocadora sino también por sus innovaciones en el lenguaje poético. Si bien su
uso del mismo era generalmente correcto, también insertaba a menudo formas más
modernas de lo entonces habitual; y, cuando utilizaba otras formas más arcaicas,
solía hacerlo de manera irónica. Así, uno de sus poemas satiriza el tópico literario
árabe del نـســـــيـب: en lugar de llorar la partida de su amada, Abû Nuwâs lamenta el
cierre de la taberna local y la marcha de sus parroquianos.
El vino es, en efecto, uno de los temas favoritos de nuestro poeta, junto con el
homoerotismo. Muchos de sus poemas poseen un tono enormemente irónico y
franco, criticando sus propios defectos con total desparpajo. Tampoco la religión
escapó a su burla: para él, los preceptos islámicos no son más que un obstáculo en
su búsqueda del placer. Así y todo, en sus últimos poemas Abû Nuwâs esperaba
recibir el perdón de Dios, viéndose casi como una víctima de su propia falta de
autocontrol.
Abû Nuwâs nunca se molestó en recopilar su obra, por lo cual dicha labor
recayó en autores posteriores, especialmente ـ.ــ$ الــــصوy K. * اJ)صــــBا. Ambas difieren
considerablemente (siendo la de al-Isbahânî mucho más laxa y, por lo tanto, el triple
de larga), pero gracias a la labor de estos dos autores podemos a día de hoy apreciar
la obra de uno de los más grandes poetas en lengua árabe.
Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Uno de los más importantes poetas y recopiladores de su época, (ـام )ــ*ـMـN ابـــــو
حـبيب ) *( اوسnació hacia el año 804 en la localidad siria de Rجـا. Su padre, llamado
ذوسST, era cristiano y regentaba una tienda de licores en Damasco. Estos orígenes no
fueron lo suficientemente ilustres para su hijo, que posteriormente se atribuiría una
geneología distinguida remontándose a la tribu de ءV . ; dicha invención le acarreó la
burla de muchos de sus contemporáneos, pero terminaría siendo aceptada como
cierta en los años posteriores.
La biografía de este autor es aún más confusa que su genealogía. Parece ser que
creció en condiciones muy humildes, siendo primero asistente de un costurero en
Damasco y, posteriormente, vendedor de agua en Egipto. Más tarde regresó a Siria,
donde, tras algunos pasos en falso, lograría desarrollar una exitosa carrera como
escritor de panegíricos. Su nueva profesión le llevó a viajar por todo el imperio
abasí, escribiendo قـــصائـــدen honor del califa y de varios gobernadores provinciales.
Esta intensa actividad afectó negativamente la salud de Abû Tammâm, que, con
apenas 40 años de edad, acabó falleciendo en Mosul hacia el año 845.
Así pues, nos encontramos ante un autor que, si bien tuvo una carrera un tanto
desigual como poeta, logró escribir varios poemas de alto nivel y destacó
enormemente como recopilador (hasta el hecho de dar origen a un nuevo género),
siendo su obra admirada por personajes históricos de enorme calibre; se cuenta, por
ejemplo, que Saladino conocía de memoria su ـاسـةd. Pocos de sus contemporáneos,
incluso los más ilustres, llegaron a alcanzar tamaño éxito.
Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Ibn al-Mu’taz, cuyo nombre completo era fلS) -* N ــعZ ) *( اfعــبد ال, se distingue de
la mayoría de sus contemporáneos por una peculiar circunstancia biográfica: era no
sólo de origen noble, sino hijo del mismísimo califa abasí. Esto, más que una ventaja,
fue para él poco menos que una maldición, pues a lo largo de su vida fue víctima de
las violentas intrigas que plagaban el ya decadente califato.
Nacido en Samarra en el año 861, Ibn al-Mu’taz era hijo del príncipe أبــــو عــــبد
ـمد ) *( جـعفرh f الy nieto del reinante califa jـتوZا. Su infancia fue ya turbulenta: seis
semanas después de su nacimiento, un grupo de militares turcos asesinó al
impopular al-Mutawakil, iniciando el convulso periodo conocido como la Anarquía
en Samarra. Su padre, bajo el nombre de -* N ـــعZا, se convirtió en califa en el 866, pero
fue asesinado a su vez tres años más tarde, tras lo cual nuestro poeta salvó su vida
huyendo a la Meca.
Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
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Nacido en Mosul en el año 932, su nombre completo era(ا_ـــــارظ )ـ*ـ( ســـــعـيـد )ـ*ـ
K. * ــــدان ا_ــــمداd; como su nisbâ indica, pertenecía a la dinastía hamdaní, una de las
más poderosas del Levante en el siglo X. Su padre, que ostentaba la gobernación de
Mosul, fue asesinado durante una disputa con su sobrino Nasr ad-Dawlâ cuando el
joven Abû Firâs tenía tres años, por lo que su madre y su primo ‘Alî (el futuro Saîf
ad-Dawlâ) tuvieron un papel importante en su educación. Tuvo, además, la suerte de
crecer en la que probablemente fuese la corte más vibrante del mundo islámico: el
gramático Ibn Jâlawayhi fue su tutor, y figuras como al-Farâbî o al-Mutanabî
coincidieron con él.
El cautiverio de Abû Firâs se extendió durante cuatro años, durante los cuales
escribió su principal obra: las llamadas رومــــيات, en las que expresaba emotivamente
su nostalgia y su deseo de regresar a su tierra natal y a su familia. Este deseo se
cumplió por fin en el año 966, cuando fue liberado en un intercambio de
prisioneros. Sin embargo, esta liberación fue traumática para Abû Firâs: su madre
había muerto durante su cautiverio, y, menos de un año después, Saîf ad-Dawlâ
también fallecería, precipitando la decadencia de los hamdaníes.
El colapso de la dinastía se llevó consigo a Abû Firâs, que intentó sin éxito
arrebatar el trono a su sobrino Abû al-Ma’âlî. Parece ser que nuestro poeta
sobreestimó su popularidad entre las tribus locales, y terminó siendo derrotado y
muerto por las tropas del nuevo emir.
Así pues, si bien la vida de este autor habría garantizado por sí misma su fama
perpetua, su poesía no se queda atrás. En sus primeros años compuso obras
típicamente cortesanas, principalmente casidas (de tema cortesano y en alabanza de
los hamdaníes) y poemas más cortos (de temas báquicos, románticos, y otros). Sin
embargo, esta etapa suele olvidarse en favor de sus ya mencionadas رومـــــيـات, cuya
emotividad y honestidad les granjeó una popularidad inmortal. Esta combinación de
grandeza poética y habilidad marcial convierte a Abû Firâs al-Hamdânî en un
ejemplo perfecto del ideal caballeresco árabe y en uno de los personajes más
memorables de su tiempo.
Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Éste es seguramente el más famoso de los muchos grandes poetas que vivieron
durante la desintegración del califato abasí en el siglo X. Al igual que sus
contemporáneo Abû Firâs al-Hamdânî, al-Mutanabî era de ascendencia puramente
árabe; y, como él, tuvo una vida verdaderamente notable y muy afectada por las
convulsas circunstancias políticas de su época.
Al-Mutanabî, cuyo nombre real era ) *( ا_ـسن ) *( مـرة ) *( عـبد ا)_ بارC* . ـد ) *( ا_سـdأ
*
x. ) *( عـــــبد الـــــصمد ا_ـــ)ـ و, nació en Kûfa en el año 915, en el seno de una familia de
supuesto origen noble pero económicamente muy modesta. Se le atribuye, como a
tantos de sus contemporáneos, una genealogía distinguida; y, efectivamente, parece
ser que sus ancestros procedían de la tribu sudarábiga de الـــــكـنـدة, a la que
pertenecieran figuras tan ilustres como Imru’ al-Qays o al-Ramâdî. Ello
probablemente contribuyó a su inflado ego, que le daría innumerables problemas
durante su vida, y a su sentimiento de superioridad para con los árabes del norte.
Tras un periodo en prisión, el poeta fue liberado en 933; para entonces sólo
contaba unos veinte años. Regresó primero a Kûfa, donde pasó una temporada en
compañía de su abuela (su padre había fallecido anteriormente) y se casó con una
mujer local, que dio a luz a su hijo ســــدh. Posteriormente volvió a deambular por el
Levante, escribiendo para varios dignatarios locales; esta etapa ambulante se
prolongó por más de una década hasta que, en el año 948, se unió a la corte del
hamdaní ـNســـيف الـــدو|ـ. Este personaje era, en muchos aspectos, el gobernante ideal
para al-Mutanabî: árabe de ilustre y puro linaje, valiente guerrero y patrón de las
artes.
Así pues, nos encontramos ante un personaje que, además de ser uno de los
mejores poetas de su tiempo, tuvo una vida verdaderamente memorable. Ello ha
contribuido, sin duda, a que sea recordado como uno de los principales nombres de
la poesía árabe y universal.
Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Es este autor no sólo uno de los más famosos, sino también probablemente el
más influyente de entre los poetas árabes siglo VIII. Como muchos de sus
contemporáneos y seguidores, en su origen se reflejaban influencias tanto árabes
como persas; y, consecuentemente, su obra poética representaría tanto una
continuación de las tradiciones preislámicas como una exploración de nuevos
terrenos.
El joven Bashâr sufrió varios problemas de salud: era ciego de nacimiento y fue
víctima de la viruela a una edad temprana, lo cual lo dejó desfigurado de por vida.
Sin embargo, poseía una enorme curiosidad intelectual, y la vibrante vida
sociocultural de Basora le ayudó a afinar sus habilidades, gracias especialmente a las
numerosas caravanas que visitaban la ciudad desde todos los rincones del mundo
árabe.
Basâr sirvió a lo largo de su juventud como poeta cortesano para varios altos
cargos del gobierno omeya, incluyendo gobernadores y príncipes, y llegó a escribir
un panegírico tras la muerte del desafortunado califa Marwân II. Pese a esto último,
pudo proseguir su carrera sin problemas tras la llegada al poder de los abasíes,
llegando a obtener el favor de los califas al-Mansûr (a quien incluso acompañó
durante su peregrinaje a la Meca) y al-Mahdî. Fue, de hecho, uno de los primeros
habitantes de Bagdad (cuando ésta aún se llamaba oficialmente )مـــــديـــــنـة الـســـــم,
mudándose a la nueva ciudad poco después de su fundación en el año 962.
Mucho antes de sufrir esta violenta muerte, Bashâr había alcanzado la fama
gracias a su habilidad como orador, prosista y, por supuesto, como poeta. Ello
resulta extremadamente irónico teniendo en cuenta que, siendo ciego de nacimiento,
Bashâr nunca escribió nada de su propia mano, dependiendo durante toda su vida
de asistentes a los que dictaba. Esta circunstancia ha provocado que muchas de sus
obras, especialmente las más breves, se hayan perdido, mientras que otras de
carácter apócrifo se le han atribuido falsamente.
Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.