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‫ﻮاس‬. ‫ﻮ‬,‫ا‬

Es éste, en opinión de muchos, el más destacado poeta árabe del periodo abasí,
y consecuentemente uno de los más importantes de la historia de la literatura árabe.
Gracias a su gran dominio de la lengua árabe, a su verso sencillo y cautivador y a su
escandalosa vida, su figura ha quedado hasta nuestros días como una de las más
memorables de la Edad de Oro islámica.

Como varios de sus contemporáneos, Abû Nuwâs procedía de una familia


multiétnica. El origen de su padre no se conoce con exactitud, pero parece ser que
fue un $‫ مـــو‬de la tribu sudarábiga de ‫ة‬-.‫ ;ســـعد ) *( عشـــ‬a ello se debería el posterior
desprecio de nuestro poeta por los beduinos y los árabes del norte. Su madre,
1
llamada ‫بان‬0, era de origen persa.

Siendo joven, Abû Nuwâs partió a estudiar a Kufa y Basora, donde pasó por las
manos de diferentes maestros; el más notable fue probablemente el poeta libertino
‫والــبة ) *( حــباب‬, con el que aparentemente tendría una relación carnal. También pasó
un tiempo entre los beduinos, mejorando así sus conocimientos de la lengua árabe.

Concluida su educación, nuestro poeta se dirigió a Bagdad, donde intentaría


sin éxito conseguir el favor del califa ‫هــارون الــرشــيد‬. Tuvo más suerte con los ‫)@امــكة‬,
que entonces regían la administración califal; sin embargo, la posterior caída en
desgracia de los mismos le obligó a huir a Egipto. Pudo regresar en cuanto C‫ـ*ـ‬. ‫مـــــ‬B‫ا‬
accedió al califato, pero su carácter conflictivo le impidió seguir una vida normal.
Murió hacia el año 815 en circunstancias no aclaradas, y probablemente violentas.

Sin embargo, este autor se hizo famoso no sólo por su personalidad agitada y
provocadora sino también por sus innovaciones en el lenguaje poético. Si bien su
uso del mismo era generalmente correcto, también insertaba a menudo formas más
modernas de lo entonces habitual; y, cuando utilizaba otras formas más arcaicas,
solía hacerlo de manera irónica. Así, uno de sus poemas satiriza el tópico literario
árabe del ‫نـســـــيـب‬: en lugar de llorar la partida de su amada, Abû Nuwâs lamenta el
cierre de la taberna local y la marcha de sus parroquianos.

El vino es, en efecto, uno de los temas favoritos de nuestro poeta, junto con el
homoerotismo. Muchos de sus poemas poseen un tono enormemente irónico y
franco, criticando sus propios defectos con total desparpajo. Tampoco la religión
escapó a su burla: para él, los preceptos islámicos no son más que un obstáculo en
su búsqueda del placer. Así y todo, en sus últimos poemas Abû Nuwâs esperaba
recibir el perdón de Dios, viéndose casi como una víctima de su propia falta de
autocontrol.

Abû Nuwâs nunca se molestó en recopilar su obra, por lo cual dicha labor
recayó en autores posteriores, especialmente ‫ـ‬.‫ــ‬$‫ الــــصو‬y K. * ‫ا‬J)‫صــــ‬B‫ا‬. Ambas difieren
considerablemente (siendo la de al-Isbahânî mucho más laxa y, por lo tanto, el triple
de larga), pero gracias a la labor de estos dos autores podemos a día de hoy apreciar
la obra de uno de los más grandes poetas en lengua árabe.

Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Uno de los más importantes poetas y recopiladores de su época, (‫ـام )ــ*ـ‬M‫ـ‬N ‫ابـــــو‬
‫ حـبيب ) *( اوس‬nació hacia el año 804 en la localidad siria de R‫جـا‬. Su padre, llamado
‫ذوس‬ST, era cristiano y regentaba una tienda de licores en Damasco. Estos orígenes no
fueron lo suficientemente ilustres para su hijo, que posteriormente se atribuiría una
geneología distinguida remontándose a la tribu de ‫ ء‬V . ; dicha invención le acarreó la
burla de muchos de sus contemporáneos, pero terminaría siendo aceptada como
cierta en los años posteriores.

La biografía de este autor es aún más confusa que su genealogía. Parece ser que
creció en condiciones muy humildes, siendo primero asistente de un costurero en
Damasco y, posteriormente, vendedor de agua en Egipto. Más tarde regresó a Siria,
donde, tras algunos pasos en falso, lograría desarrollar una exitosa carrera como
escritor de panegíricos. Su nueva profesión le llevó a viajar por todo el imperio
abasí, escribiendo ‫ قـــصائـــد‬en honor del califa y de varios gobernadores provinciales.
Esta intensa actividad afectó negativamente la salud de Abû Tammâm, que, con
apenas 40 años de edad, acabó falleciendo en Mosul hacia el año 845.

Su poesía suscitó controversia aún antes de su muerte, no por su contenido


sino más bien por sus méritos artísticos. Varios de sus contemporáneos lo
consideraron un autor muy inconsistente, con versos excelentes y otros mediocres o
directamente plagiados. La mayoría de sus poemas se refieren a personajes y
acontecimientos contemporáneos de manera extremadamente enreversada, a
menudo empleando un lenguaje excesivamente barroco y artificial. Ello llevó a la
aparición de numerosos comentarios editados por autores como ‫ـ‬.\‫ــرزو‬Z‫ ا‬, ‫ـ‬.$‫ الــصو‬o
‫ *@ي‬. -)‫الت‬, que pretendían hacer más accesible su poesía.
Abû Tammâm también produjo varias antologías poéticas, la más famosa de
las cuales recibió el título de ‫ا_ـماسـة‬. En ella se recogen fragmentos (‫ )مـقطعات‬de la
obra de poetas relativamente poco conocidos, extraídos a menudo de poemas más
largos y que abarcan desde la era preislámica hasta los primeros años del califato
abasí. Fue esta obra la que granjeó a Abû Tammâm su lugar en la historia de la
literatura árabe, hasta el punto de dar origen y nombre a un género literario, la
‫اسة‬d, consistente en la recopilación de fragmentos épicos de temática militar.

Así pues, nos encontramos ante un autor que, si bien tuvo una carrera un tanto
desigual como poeta, logró escribir varios poemas de alto nivel y destacó
enormemente como recopilador (hasta el hecho de dar origen a un nuevo género),
siendo su obra admirada por personajes históricos de enorme calibre; se cuenta, por
ejemplo, que Saladino conocía de memoria su ‫ـاسـة‬d. Pocos de sus contemporáneos,
incluso los más ilustres, llegaron a alcanzar tamaño éxito.

Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Ibn al-Mu’taz, cuyo nombre completo era f‫ل‬S) -* N ‫ــع‬Z‫ ) *( ا‬f‫عــبد ال‬, se distingue de
la mayoría de sus contemporáneos por una peculiar circunstancia biográfica: era no
sólo de origen noble, sino hijo del mismísimo califa abasí. Esto, más que una ventaja,
fue para él poco menos que una maldición, pues a lo largo de su vida fue víctima de
las violentas intrigas que plagaban el ya decadente califato.

Nacido en Samarra en el año 861, Ibn al-Mu’taz era hijo del príncipe ‫أبــــو عــــبد‬
‫ـمد ) *( جـعفر‬h f‫ ال‬y nieto del reinante califa j‫ـتو‬Z‫ا‬. Su infancia fue ya turbulenta: seis
semanas después de su nacimiento, un grupo de militares turcos asesinó al
impopular al-Mutawakil, iniciando el convulso periodo conocido como la Anarquía
en Samarra. Su padre, bajo el nombre de -* N ‫ـــع‬Z‫ا‬, se convirtió en califa en el 866, pero
fue asesinado a su vez tres años más tarde, tras lo cual nuestro poeta salvó su vida
huyendo a la Meca.

Consecuentemente, Ibn al-Mu’taz creció prácticamente huérfano, siendo su


abuela ‫ قـبيحة‬la que supervisó su educación. El joven príncipe mostraría rápidamente
habilidad para la poesía, escribiendo varias elegías en honor de los muchos
familiares y conocidos que perdió en aquellos tiempos. Su juventud fue, pues,
relativamente amena y alejada de los peligros de la corte, a la que regresaría en el
año 892 por invitación del nuevo califa al-Mu’tadîd. Allí asumió el rol de poeta
cortesano; muchos de sus poemas de esta época describen el esplendor de los
palacios reales y alaban al nuevo califa, al que Ibn al-Mu’taz veía como restaurador
de la gloria y tradiciones árabes que los usurpadores turcos y persas habían
desbaratado. Durante estos años vivió de manera despreocupada, encajando en el
estereotipo de poeta cortesano y hedonista.
Sin embargo, esta existencia se vería trastocada tras la muerte de al-Mu’tamid
en el 902 y la llegada al califato de al-Muktafî. Ibn al-Mu’taz decidió retirarse de la
vida pública y minimizar su participación en la política califal; sin embargo, seis
años después, al-Muktafî también moriría, desatando una crisis sucesoria.
Disgustados con el nuevo califa al-Muqtadir, un grupo de militares y burócratas
proclamó a Ibn al-Mu’taz califa y se dispuso a destronar al reinante; sin embargo, los
guardias de éste repelieron el atque al palacio real. Los conspiradores, asustados,
abandonaron su intentona golpista. Y, aquella misma noche, Ibn al-Mu’taz intentó
sin éxito huir de Bagdad, siendo finalmente capturado y estrangulado por sus
enemigos. Tenía entonces unos 47 años.

Pese a su desafortunada carrera política, Ibn al-Mu’taz destacó ya durante su


vida por su poesía. Tanto sus contemporáneos como sus sucesores apreciaron
especialmente sus habilidades descriptivas, que muchos intentarían imitar. Sin
embargo, su obra más famosa es un tratado crítico titulado ‫كـتاب الـبديـع‬. En esta obra
postulaba que las innovaciones de los poetas modernistas (esto es, Bashâr ibn Burd
y sus sucesores) no eran tales, sino que ya se encontraban en el Corán, la lengua de
los beduinos y las tradiciones del profeta. Otras obras notables de Ibn al-Mu’taz son
‫الــــفصول الــــقصار‬, hoy perdido pero citado por muchos otros autores, y su ‫طــــبخات‬
C* . ‫ـــدثـــ‬r‫الـــشوعـــراء ا‬, que recoge anécdotas referidas a los grandes poetas del periodo
abasí y cita muchos poemas hoy perdidos.

Ibn al-Mu’taz fue, por lo tanto, un autor considerablemente versátil: no sólo


fue famoso por su obra poética, sino que también produjo varias excelentes obras de
tipo crítico. Muy pocos de sus contemporáneos obtendrían semejante éxito, lo cual,
junto con su convulsa vida, lo convierte en uno de los autores más memorables de
su tiempo.

Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
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El autor que nos ocupa presenta, probablemente, la biografía más


trepidante de entre todos los grandes poetas de la Edad de Oro abasí. Perteneciente
a una de las dinastías más importantes de su tiempo, representó el ideal de
caballerosidad árabe y se granjeó para la posteridad un lugar como uno de los
principales autores en la lengua del Corán.

Nacido en Mosul en el año 932, su nombre completo era(‫ا_ـــــارظ )ـ*ـ( ســـــعـيـد )ـ*ـ‬
K. * ‫ــــدان ا_ــــمدا‬d; como su nisbâ indica, pertenecía a la dinastía hamdaní, una de las
más poderosas del Levante en el siglo X. Su padre, que ostentaba la gobernación de
Mosul, fue asesinado durante una disputa con su sobrino Nasr ad-Dawlâ cuando el
joven Abû Firâs tenía tres años, por lo que su madre y su primo ‘Alî (el futuro Saîf
ad-Dawlâ) tuvieron un papel importante en su educación. Tuvo, además, la suerte de
crecer en la que probablemente fuese la corte más vibrante del mundo islámico: el
gramático Ibn Jâlawayhi fue su tutor, y figuras como al-Farâbî o al-Mutanabî
coincidieron con él.

Abû Firâs destacó rápidamente por su dominio de las artes poéticas y


marciales, por lo cual, en el año 947, Saîf ad-Dawlâ nombró a su joven primo (que
sólo contaba entonces 16 años) gobernador de la ciudad siria de ‫مـــــنـبـج‬. A partir de
entonces, Abû Firâs participó en numerosas campañas militares contra diversos
enemigos, luchando contra los nizaríes del desierto y contra los bizantinos. Cosechó
una victoria contra estos últimos en el año 952, pero, alrededor del 960, éstos lo
capturarían durante una expedición.

El cautiverio de Abû Firâs se extendió durante cuatro años, durante los cuales
escribió su principal obra: las llamadas ‫رومــــيات‬, en las que expresaba emotivamente
su nostalgia y su deseo de regresar a su tierra natal y a su familia. Este deseo se
cumplió por fin en el año 966, cuando fue liberado en un intercambio de
prisioneros. Sin embargo, esta liberación fue traumática para Abû Firâs: su madre
había muerto durante su cautiverio, y, menos de un año después, Saîf ad-Dawlâ
también fallecería, precipitando la decadencia de los hamdaníes.

El colapso de la dinastía se llevó consigo a Abû Firâs, que intentó sin éxito
arrebatar el trono a su sobrino Abû al-Ma’âlî. Parece ser que nuestro poeta
sobreestimó su popularidad entre las tribus locales, y terminó siendo derrotado y
muerto por las tropas del nuevo emir.

Así pues, si bien la vida de este autor habría garantizado por sí misma su fama
perpetua, su poesía no se queda atrás. En sus primeros años compuso obras
típicamente cortesanas, principalmente casidas (de tema cortesano y en alabanza de
los hamdaníes) y poemas más cortos (de temas báquicos, románticos, y otros). Sin
embargo, esta etapa suele olvidarse en favor de sus ya mencionadas ‫رومـــــيـات‬, cuya
emotividad y honestidad les granjeó una popularidad inmortal. Esta combinación de
grandeza poética y habilidad marcial convierte a Abû Firâs al-Hamdânî en un
ejemplo perfecto del ideal caballeresco árabe y en uno de los personajes más
memorables de su tiempo.

Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Éste es seguramente el más famoso de los muchos grandes poetas que vivieron
durante la desintegración del califato abasí en el siglo X. Al igual que sus
contemporáneo Abû Firâs al-Hamdânî, al-Mutanabî era de ascendencia puramente
árabe; y, como él, tuvo una vida verdaderamente notable y muy afectada por las
convulsas circunstancias políticas de su época.

Al-Mutanabî, cuyo nombre real era ‫ ) *( ا_ـسن ) *( مـرة ) *( عـبد ا)_ بار‬C* . ‫ـد ) *( ا_سـ‬d‫أ‬
*
x. ‫ ) *( عـــــبد الـــــصمد ا_ـــ)ـ و‬, nació en Kûfa en el año 915, en el seno de una familia de
supuesto origen noble pero económicamente muy modesta. Se le atribuye, como a
tantos de sus contemporáneos, una genealogía distinguida; y, efectivamente, parece
ser que sus ancestros procedían de la tribu sudarábiga de ‫الـــــكـنـدة‬, a la que
pertenecieran figuras tan ilustres como Imru’ al-Qays o al-Ramâdî. Ello
probablemente contribuyó a su inflado ego, que le daría innumerables problemas
durante su vida, y a su sentimiento de superioridad para con los árabes del norte.

El joven recibió una excelente educación, tanto en una distinguida escuela


como en las calles y seminarios de su ciudad natal. Pasó, al igual que hiciera su
predecesor Abû Nuwâs, una temporada entre los beduinos de la tribu de ‫ـــــب‬0 ‫بـــــنو‬
para perfeccionar su lenguaje y su carácter. Ya desde esta temprana edad comenzó a
escribir poesía, y, si bien trató temas de lo más diversos, pronto comenzó a explorar
lo que serían sus especialidades: la poesía épica y la sátira, que frecuentemente
combinaba.

Posteriormente su padre lo envió con catorce años a Bagdad, donde estudió la


filosofía helenística. Sin embargo, la enorme concentración de riqueza en la ciudad
le impidió amasar la fortuna que ansiaba; asimismo, su orgullo se vio herido ante el
enorme poder ostentado por gentes de etnia no árabe. Así pues, partió hacia la
ciudad siria de Latakia, donde, siguiendo sus inclinaciones idealistas, se unió a la
radical secta chií de los ‫قـــرامـــطة‬. Este movimiento de carácter utópico, que pretendía
eliminar los vestigios de paganismo extantes en la religión islámica, llegó a controlar
zonas del Magreb, Arabia y Siria y a robar la Piedra Negra de la Kaaba, símbolo para
ellos de la idolatría. Al-Mutanabî se convertiría en un importante líder de los
qarmatíes sirios, pero, en el año 933, su grupo fue emboscado y derrotado en batalla
por el gobernador de Homs. El joven revolucionario fue encarcelado, recibiendo
entonces el apodo por el que sería recordado: derivado de la palabra ‫ ء‬z)‫نـ‬, viene a
significar “el que quiso ser profeta”.

Tras un periodo en prisión, el poeta fue liberado en 933; para entonces sólo
contaba unos veinte años. Regresó primero a Kûfa, donde pasó una temporada en
compañía de su abuela (su padre había fallecido anteriormente) y se casó con una
mujer local, que dio a luz a su hijo ‫ســــد‬h. Posteriormente volvió a deambular por el
Levante, escribiendo para varios dignatarios locales; esta etapa ambulante se
prolongó por más de una década hasta que, en el año 948, se unió a la corte del
hamdaní ‫ـ‬N‫ســـيف الـــدو|ـ‬. Este personaje era, en muchos aspectos, el gobernante ideal
para al-Mutanabî: árabe de ilustre y puro linaje, valiente guerrero y patrón de las
artes.

El periodo que al-Mutanabî pasó en la corte de Saîf ad-Dawlâ fue, para


muchos, su época dorada, pues de esta época proceden sus mejores panegíricos. Por
desgracia, se vio envuelto en varios enfrentamientos con otros miembros de la corte,
que lo llevaron a ser expulsado de la misma en el año 957. Se dirigió entonces a
Egipto, donde escribió para el gobernante eunuco ‫ــسك ~فور‬Z‫ ;أبــو ا‬sin embargo, éste
no fue para él una fuente de inspiración como lo fuera Saîf ad-Dawlâ. Asimismo, al-
Mutanabî aspiraba a ostentar un cargo político de importancia, cosa que nunca
logró. Decepcionado, abandonó Egipto alrededor del año 960, escribiendo
posteriormente una memorable sátira contra Abû al-Misk.
Finiquitadas sus ambiciones políticas, al-Mutanabî se dirigiría a Mesopotamia,
donde pasó sus últimos años. Parece ser que, hacia el año 965, escribió una sátira
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hiriente contra un tal ‫سـدي‬B‫ضـبة ا‬, que, ofendido, lo atacó cuando se hallaba cerca de
Bagdad junto a su hijo y su sirviente. Al-Mutanabî intentó primero escapar; pero,
cuando su esclavo le recordó la naturaleza épica de su poesía, volvió sobre sí y se
enfrentó a sus captores, que le dieron muerte a la edad de 50 años.

Así pues, nos encontramos ante un personaje que, además de ser uno de los
mejores poetas de su tiempo, tuvo una vida verdaderamente memorable. Ello ha
contribuido, sin duda, a que sea recordado como uno de los principales nombres de
la poesía árabe y universal.

Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.
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Es este autor no sólo uno de los más famosos, sino también probablemente el
más influyente de entre los poetas árabes siglo VIII. Como muchos de sus
contemporáneos y seguidores, en su origen se reflejaban influencias tanto árabes
como persas; y, consecuentemente, su obra poética representaría tanto una
continuación de las tradiciones preislámicas como una exploración de nuevos
terrenos.

Bashâr nació en Basora hacia el año 714 y fue, en muchos aspectos, un


producto de la sociedad creada en Mesopotamia durante el periodo omeya. Su
abuelo era originario de la provincia iraní de ‫طــــخارســــتان‬, y había sido capturado y
esclavizado durante una expedición árabe; su padre, sin embargo, había sido liberado
por su señora y convertido en protegido de la tribu de los ‫بـنو عـقيل‬. Bashâr reflejaría
estos variados orígenes a lo largo de su carrera, respetando a su tribu adoptiva al
mismo tiempo que cantaba las glorias de su Irán natal.

El joven Bashâr sufrió varios problemas de salud: era ciego de nacimiento y fue
víctima de la viruela a una edad temprana, lo cual lo dejó desfigurado de por vida.
Sin embargo, poseía una enorme curiosidad intelectual, y la vibrante vida
sociocultural de Basora le ayudó a afinar sus habilidades, gracias especialmente a las
numerosas caravanas que visitaban la ciudad desde todos los rincones del mundo
árabe.

Basâr sirvió a lo largo de su juventud como poeta cortesano para varios altos
cargos del gobierno omeya, incluyendo gobernadores y príncipes, y llegó a escribir
un panegírico tras la muerte del desafortunado califa Marwân II. Pese a esto último,
pudo proseguir su carrera sin problemas tras la llegada al poder de los abasíes,
llegando a obtener el favor de los califas al-Mansûr (a quien incluso acompañó
durante su peregrinaje a la Meca) y al-Mahdî. Fue, de hecho, uno de los primeros
habitantes de Bagdad (cuando ésta aún se llamaba oficialmente ‫)مـــــديـــــنـة الـســـــƒم‬,
mudándose a la nueva ciudad poco después de su fundación en el año 962.

A lo largo de toda su vida, Bashâr se hizo notar por su carácter libertino y


conflictivo, logrando ofender a una amplia lista de personalidades; entre ellas
encontramos a los religiosos Hasan al-Basrî y Malik ibn Dînâr o a Wâsil ibn ‘Atâ,
fundador de la escuela mutazilí, a quien apreció y ridiculizó a partes iguales. No se
caracterizó precisamente por su consistencia religiosa, prefiriendo pasar sus días en
compañía de libertinos y heterodoxos. Sin embargo, algo que sí se mantuvo
constante fue su apoyo al movimiento de la ‫شـــــعـوبـــــيـة‬: igual que hiciera su
contemporáneo Abû Nuwâs, Bashâr se mofó de la poesía y el modo de vida de los
beduinos, glorificando en su lugar la cultura e historia persa.

Esta compleja personalidad terminaría siendo su fin. Si bien aprendió a


disimular con sutileza sus creencias más controvertidas, en el año 783 el califa al-
Mahdî emprendió una persecución contra varios grupos heterodoxos. Bashâr, que
entonces ya superaba los setenta años, fue arrestado, apaleado hasta morir y arrojado
a las marismas entre Basora y Bagdad.

Mucho antes de sufrir esta violenta muerte, Bashâr había alcanzado la fama
gracias a su habilidad como orador, prosista y, por supuesto, como poeta. Ello
resulta extremadamente irónico teniendo en cuenta que, siendo ciego de nacimiento,
Bashâr nunca escribió nada de su propia mano, dependiendo durante toda su vida
de asistentes a los que dictaba. Esta circunstancia ha provocado que muchas de sus
obras, especialmente las más breves, se hayan perdido, mientras que otras de
carácter apócrifo se le han atribuido falsamente.

Sus poemas extantes son formalmente sencillos, adoptando la forma de casidas


tripartitas; sin embargo, sus innovaciones temáticas y su lenguaje conciso hicieron
de Bashâr uno de los grandes autores del siglo VIII. Se recuerdan principalmente sus
poemas epigráficos, en los que satirizaba a toda clase de figuras; los báquicos, y,
sobre todo, los de temática amorosa, tanto báquicos como elegíacos. En estos
poemas demostró una extraordinaria adaptabilidad e imaginación lingüísticas,
hallando un calculado equilibrio entre sus predecesores (entre los cuales ‘Umar ibn
Abî Rabî’a fue una influencia importante) y su propio carácter e inclinaciones.

Esta habilidad le convirtió en el representante principal de la transición que, a


lo largo del siglo VIII, tuvo lugar entre la tradición preislámica y la nueva tendencia
modernista. Habiendo obtenido la fama (y la infamia) durante su vida, sus poemas
se popularizaron rápidamente y suscitaron la aparición de varias obras críticas, lo
cual, junto con la influencia que ejerció sobre contemporáneos como Abû Nuwâs o
Abû ‘-‘Atâhiyâ, solidificaron enseguida su reputación como el poeta más importante
de su tiempo.

Bibliografía
- V/A. The Encyclopaedia of Islam. Ed. E. J. Brill. Leiden, 1986.
- Sobh, Mahmud. Historia de la literatura árabe clásica. Ed. Cátedra, 2002.

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