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Claudia López Barros, Becaria de Investigación y Docente de la Universidad de Buenos Aires, Carrera
de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales .
“El arte vivo es la aventura de lo real (…) es contemplación y comunicación directa” (Alberto Greco)
Presentación
En este trabajo, que es parte de una investigación acerca de la relación entre medios masivos de
comunicación y arte en la Argentina de los años ‘60, se intenta circunscribir los modos de figuración del
cuerpo empleados en las notas periodísticas de medios gráficos de Buenos Aires (diarios y revistas)
referidas a los happenings de la época.
Hemos seleccionado una serie de notas periodísticas que aparecieron en distintos medios
gráficos, en su mayoría en el año 1966, en el que se registra una amplia profusión de crónicas y artículos
de opinión referidos a los happenings. En 1966 “Buenos Aires era un happening” dirá luego Horacio
Spinetto en “Todo es historia”2.Tratamos de (re)construir en términos de Verón ciertas gramáticas de
producción3 de la presentación del cuerpo en la prensa de ese período.
En primer lugar se ha elegido una serie de cuatro notas, de las que se transcriben a continuación
los fragmentos que hemos considerado más relevantes a los fines de nuestra búsqueda. Conviene, antes de
pasar a los fragmentos, aclarar qué entendemos por esa figuración de los cuerpos. Tomamos el concepto
tal como lo utiliza Oscar Traversa en Cuerpos de papel4, a partir de una doble definición: la de figura
como resultado, en tanto emergente del discurso que, por lo tanto, aparece en el texto; y la de figuración
como el conjunto de operaciones que permitieron la emergencia de esa determinada figura y no de otra.
1
Resulta interesante pensar esta desvalorización mediática a la luz de la noción de verosímil, tal como la
utiliza Christian Metz (Agregar cita bibliográfica); qué entra dentro del verosímil artístico y que no desde
la crítica periodística sobre estos eventos. El caso que hoy aquí nos convoca es uno más dentro de la
esfera del arte de vanguardia que siempre encuentra, al menos en un primer momento, esta resistencia
metadiscursiva.
2
Revista Todo es historia, N°280, Buenos Aires, octubre de 1990.
3
Las gramáticas de producción son las reglas de generación del discurso que estamos analizando que
buscan dar cuenta de las relaciones que ese discurso mantiene con sus condiciones de producción, que son
siempre otros discursos. En: Verón, Eliseo: La Semiosis Social, Gedisa, Barcelona, 1993.
4
Traversa, Oscar: Cuerpos de papel, Edit. Gedisa, Barcelona, 1997.
Volanta: “Los ‘happenings’ forman parte de una nueva expresión que mezcla el sensacionalismo, la
libertad y el caos.”
Más ingenuidad que imaginación [Nota firmada por Jorge D’Urbano]
Relata algunos de los hechos registrados en el ‘Segundo Festival de la Expresión Libre’ en París. “El
festival fue declarado un éxito porque a través de él ‘se expresa la libertad fundamental del ser humano’.
En Buenos Aires la ola continuó, algo atenuada, con el ‘vivo dito’ capitaneado por Alberto Greco (…).
Luego se organizó ‘La Menesunda’ de la que mucha gente habló y que pocos entendieron. Quizás
porque su secreto consistía en que no había nada para entender. (…)
Entre nosotros se afirmó que estos ‘sucedidos’ (…) consisten en una ‘forma nueva de acentuar la actitud
creadora sin los inconvenientes de la realización’ (Romero Brest). Lo que es por cierto una fórmula
estética de encantadora comodidad.
Estos jovencitos enloquecidos con el ‘sucedido’ y los mayores que pretenden justificarlos con herméticas
frases de pretendida trascendencia, han errado el camino. Si apenas tuvieran conciencia de la realidad y
una pizca de sentido de la responsabilidad como seres humanos, les bastaría, para lograr los fines
expuestos, organizar nuevas exhibiciones de los documentales de (…) la exterminación científica de los
judíos durante el nazismo. Esas realidades de nuestro tiempo jamás podrán ser superadas por los
‘happenings’. No hay ‘actitud creadora’ capaz de revelar los aspectos más terribles del alma humana
como esos descarnados testimonios.(…)
Sin embargo alguna razón ha de jugar para que tales escándalos de entrecasa ocurran en distintas partes
del mundo. Los sociólogos, los estetas y los psicólogos proponen diversas explicaciones. Quizás haya que
bucear en ciertas manifestaciones de la neurosis de nuestro tiempo. O quizás sólo se trate de una pequeña
y sucia enfermedad por la que sea menester pasar. (…)
Se observa a los ejecutantes del happening. En el caso de la foto principal se trata de una pareja que
se encuentra semidesnuda sobre un auto, ella con una máscara cadavérica, y están embadurnándose
con fideos.
El cuerpo aparece comprometido en ciertas destrezas físicas: bailar, reptar, gatear. Son cuerpos que
comen y beben. La comida aquí se encuentra ubicada en el lugar tradicional: sirve de alimento, pero
asociada a un elemento de “mal gusto”: el ajo en exceso, el vino barato. Los cuerpos están expuestos
a una serie de estímulos: música fuerte, oscuridad, objetos que son arrojados sobre ellos.
En la foto principal (página completa) que acompaña a la nota podemos observar a dos parejas. Están
semidesnudos: las mujeres con biquini, los hombres con short de baño. Se observan cuerpos
entrelazados, cuerpos que luchan, que juegan.
Alrededor de los protagonistas se observa a los concurrentes que miran divertidos la escena.
Otra de las fotos nos muestra a una mujer en biquini pintando a un muchacho con una pata de pollo.
En esta breve exposición que, sin embargo ilustra de manera representativa las crónicas
periodísticas de la época sobre los happenings, encontramos la figuración de un cuerpo que está definido
en relación con algunos ejes de oposición que nos resultan ordenadores:“buen gusto”/”mal gusto”;
limpio/sucio; orden/caos; cuerpo/mente.
Estos cuatro ejes, que surgen como principales atributos registrados en el material periodístico,
se presentan íntimamente relacionados. La figura que aparece es la de un cuerpo que si se presenta
vestido su ropa será calificada como de “mal” gusto (por ejemplo: “atuendos estrafalarios”). Por otra
parte, es un cuerpo que está en contacto con alimentos que se encuentran habitualmente desplazados de su
lugar de nutrición como el visto en el caso de los happiners que se embadurnan con fideos, o se refriegan
con pescado. Esto se liga a las siguientes oposiciones: limpio/sucio; son cuerpos que se ensucian con esos
alimentos; y, a la vez, son cuerpos que se muestran en situaciones caóticas, sin obedecer a una secuencia
lógica de acciones, cuerpos que se “dejan llevar” por la espontaneidad del momento. La idea del carácter
festivo está siempre asociada a esta imagen del desorden, por lo que creemos que se está pensando en
fiestas de una atmósfera carnavalesca5. En este sentido, el happening recoge en su esencia el concepto de
carnaval que desarrolla Bajtín, que toma al carnaval no como una forma artística de espectáculo teatral,
sino más bien como una forma concreta de la vida misma, que no era simplemente representada sobre un
escenario, sino vivida en la duración del carnaval. “Durante el carnaval es vida misma la que juega e
interpreta sin tablado, sin escenario, sin actores, sin espectadores(…)” 6.
Siguiendo esta línea podemos observar la escisión entre cuerpo/mente en la exhibición de esos
cuerpos aparentemente sin razón, la locura en los cuerpos, que p.e. comen desenfrenadamente, danzan
frenéticamente, juegan de manera violenta, etc. y esa contraposición provoca un no entendimiento
explícito por parte de los comentarios periodísticos sobre la propuesta artística de este tipo de vanguardia.
El cuerpo aparece exhibido, tanto en las imágenes como en el relato de las notas, como pura animalidad,
son cuerpos sin mente en tanto que la racionalidad que rige las acciones desarrolladas no aparece, sólo se
figuran los cuerpos como pura sensibilidad, lo sensible-emotivo escindido claramente de lo racional y lo
que se nos presenta se encuentra en esa escena ampliada donde las fronteras entre actor/espectador y
actor/personaje han sido borradas, donde son solo los puros cuerpos.
5
Siguiendo algunos conceptos desarrollados por Mijail Bajtín en: La cultura popular en la edad media y
en el renacimiento El contexto de François Rabelais. Alianza Editorial, Mexico, 1987, nos referimos al
carnaval como fiesta popular envuelta en un ambiente lúdico en el que se asiste a la inversión de los roles
tradicionales a través del grotesco.
6
Bajtín, Mijail:op.cit.
El quiebre
Ahora el tema de la creación artística es el de los medios masivos de comunicación y/o las
restricciones y posibilidades de sus dispositivos técnicos.
El objeto pasó a ser más la transmisión de los sucesos que los sucesos mismos; o mejor dicho, la
transmisión es el suceso.
Revista Gente, 25/08/66. “Buenos Aires 1966. ¿Qué es eso del happening?”
La Ola de los happenings crece en Buenos Aires. Es una nueva manera de hacer teatro de vanguardia,
pero todavía quedan muchos interrogantes y muchos recelos.
(…)”El carácter de la obra (o happening) consistía en reunir personalidades míticas en los diversos
ambientes culturales, romper el divorcio espectador-actor, haciendo de cada invitado un protagonista, y
fundamentalmente, que cada uno eligiera el papel que iba a realizar.
(…) Y allí terminó el happening para dar lugar a formas más directas de comunicación. (…)
Este el comienzo de la ola pop en Buenos Aires (…) desde donde nace un mundo alucinante que se
derrama en la pintura y ahora en el novísimo teatro de vanguardia.
(…)los happenings están recién en su etapa de experimentación y prueba(…)”
(…)En el programa de la Universidad del Aire apareció Marta Minujín y anunció pacíficamente que nos
estaba invadiendo y que mil personas en ese instante recibían llamadas por teléfono, cartas y telegramas.
En seguida mostraron al periodista Bernardo Neustadt viendo televisión (…)
Acaté la orden de M.M. y encendí Radio Municipal, pero como no entendía lo que decían y quería seguir
viendo el televisor, la apagué. (Esta vez me desaliené yo). Minutos después, el mismo Canal 13
reproducía el incendio de dos villas de emergencia, mientras la gente luchaba por salvar sus pobres
trastos. (…) Ocurre simplemente que la realidad, con la tremenda fuerza creadora de su humor negro,
decidió competir esa noche con Marta Minujin con su propia fiesta, aprovechando su slogan
Simultaneidad en Simultaneidad.”
(…) los precedentes de que participar en un happening significa estar expuesto a cualquier cosa (...)
(…) Marta Minujín intenta una explicación para este caos (…)
Antes de analizar cómo afecta este quiebre del género en los modos de figuración de los cuerpos,
creemos oportuno introducir algunas observaciones sobre el concepto del happening en tanto género
artístico.
Hacia una definición del género
Al recorrer los distintos artículos periodísticos aparece una recurrencia que insiste en todos ellos
y esta es su carácter polémico. Al happening el metadiscurso periodístico le niega en general cualquier
crítica desde la estética. La mirada crítica viene desde una cierta moral que cuestiona a la vanguardia
calificando la propuesta como ininteligible, caótica, loca, sucia y hasta enferma. La esfera artística parece
escapar a la mirada de las crónicas que, ante la confesada incomprensión de la obra, llegan al extremo de
pretender de los artistas tareas propias de la Cruz Roja. El comentario periodístico, en general, niega
directamente la condición artística del happening.
Si nos detenemos un momento observamos que las dificultades del metadiscurso periodístico por
definir o enmarcar estos eventos son importantes. ¿Por qué tanta resistencia a este género artístico?, ¿Por
qué, además, su corta vida?
Deslicemos aquí algunas de la proposiciones para la definición de un género, que tomamos de
Oscar Steimberg: un género se define en tanto se circunscribe a un campo de desempeño semiótico o
juegos de lenguaje. En primera instancia el happening transita un campo de desempeño restringido que es
el artístico.
Otra proposición indica que un género tiene metadiscursos permanentes y contemporáneos en su
momento de vigencia. Aquí el happening presenta un metadiscurso que es fuertemente valorativo y en el
que observamos que no existe un consenso acerca de qué es el género. Esto puede encontrar una primera
respuesta en el hecho de que el happening se inscribe en un movimiento artístico de vanguardia y como
tal genera en un primer momento un ámbito ya sea de confusión, rechazo o adhesión extremas. Pero lo
interesante es observar que ese metadiscurso fue conflictivo a lo largo de toda la vida del género.
Oscar Masotta ya señalaba la particularidad de los artistas, como es el caso de Marta Minujín,
con “Simultaneidad en simultaneidad” de colocarlo después del happening “como género fechado
históricamente”, y para acercarse a una contextualización habla de: “Un clima burlón -que está en el
origen de nuestros “camp”7- un poco surrealista se combina con elementos pop, con una intención
‘ambientacional’ y con la construcción de un ‘recorrido’.”
El happening se nos presenta como un género en formación que no llegó a consolidar de manera
consensuada y permanente sus metadiscursos en sincronía. 8
Desde el discurso teórico sobre la definición del género en sincronía podemos señalar el artículo
de Alicia Páez 9, en el que reflexiona sobre el alcance de la palabra happening a nivel de uso social, y las
características del género, más allá de notar la valoración, en general prejuiciosa, del metadiscurso
periodístico.
La autora señala como las principales características del happening: el juego violento; el carácter festivo,
“se trata de un nuevo género, de una nueva forma de producción en el campo estético, por meramente
experimental que se la considere y cualquiera sea el juicio valorativo que merezca”.
“El happening es una forma de teatro intencionalmente compuesta en la cual diversos elementos alógicos,
que incluyen la ‘actuación no matrizada’ son organizados en una estructura compartimentada” (Kirby).
En la actuación no matrizada no existe la categorización de personajes. Las personas que los realizan
desarrollan acciones simples o ejercitan alguna destreza particular.
El nuevo género implica la desarticulación de una intencionalidad imaginante.(…) lo imaginario parece
desplazarse hacia otras zonas, organizarse en nuevas relaciones con los otros aspectos plásticos, sonoros
del espectáculo. “Aunque las cualidades sensoriales son siempre fundamentales en los happenings,
raramente hay tendencia a la idealización o abstracción pura.”. Los materiales del happening -ejecutante,
elemento físico o efecto mecánico- tienden a ser concretos. Esto es, son tomados de y referidos a la esfera
7
El camp tiene que ver con el estilo ingenuo, con un romanticismo caricaturesco, con un gusto por una
inversión constante de los valores. Tiene que ver con una conversión del mal gusto en buen gusto. Tiene
que ver con la burla de toda seriedad. En Oscar Masotta: Happenings, Edit Jorge Alvearez, Buenos Aires,
1967.
8
Podemos pensar, desde otra de las proposiciones de Steimberg en la que retoma los conceptos
veronianos de condiciones de producción y condiciones de reconocimiento (Cfr. Verón, op.cit.), que la
corta vida del género obedece en parte a la gran distancia que operaba entre las instancias de producción y
las de reconocimiento. Si esta diferencia se vuelve abismal el género se muere. El happening parece ser,
en este sentido, un caso paradigmático.
9
Alicia Páez: “El concepto de happening y las teorías”. En Happenings, Oscar Masotta y otros, Edit
Jorge Alvearez, Buenos Aires, 1967.
de la experiencia de la vida cotidiana.(…) Los detalles en el happening funcionan como experiencia
directa. (…) No hay un marco racional relevante al cual referir las impresiones”.
Se trata de estrategias guiadas hacia la percepción. “Nada es explicado, todo es concreto”, no hay
significaciones últimas, sólo las acciones expuestas.
“El happening supone la supresión de la conexión tradicional entre teatro y psicología (Susan Sontag): no
hay personaje, no hay por lo tanto, carácter como síntesis de sentimientos, decisiones y deseos, ni
acciones motivadas que produzcan historias verosímiles.”
Alicia Páez señala además la relación del happening con el teatro de los sentidos (Artaud: “el
teatro no seguirá basándose en el diálogo ni en el valor discursivo del lenguaje, las palabras tendrán
formas de emanaciones sensibles y no sólo significados)
Esta caracterización del género nos permite circunscribir el primer momento descripto en este
trabajo, que es el momento de esplendor del happening, puesto que luego de la fractura señalada a partir
de “Simultaneidad en simultaneidad” y “Happening para un Jabalí difunto” desde la mirada del
metadiscurso teórico estos eventos artísticos quedan fuera del género.
En Julio de 1966 Eduardo Costa, Roberto Jacoby y Raúl Escari efectúan una proclama en la que
proponen la ‘desmaterialización del happening’, del modo en que los medios desmaterializan los objetos.
Plantearon una nueva forma de expresión: el arte de los mass media, en el que se tematizaba a los medios
y se experimentaba a partir de ellos.
En “Happening para un jabalí difunto” las fotografías que acompañan la crónica periodística
ofician de testimonio del hecho. Son testimoniales gracias al carácter indicial del signo fotográfico.
Schaeffer10 señala que el signo fotográfico es icónico-indicial. Nos detenemos en la indicialidad puesto
que es debido a ella que este happening es posible. Se trata de una mixtura entre un discurso periodístico
(las crónicas periodísticas) y un discurso artístico (el evento artístico sólo podía ocurrir en el armado de
esas crónicas y su circulación mediática). Interesante aquí volver a notar el “efecto de realidad” propio de
la fotografía, asentado en el noema fotográfico señalado por Barthes, que es “el haber estado allí”. Tanto
el carácter indicial como ese “haber estado allí” se corresponden, como señala Schaeffer, con el saber
social sobre el dispositivo técnico fotográfico, el arche de la fotografía, que habilita tal efecto de sentido;
dicho de otro modo: la función indicial fotográfica se presenta como autoautentificante. Este es uno de los
principales puntos que parecen estar en juego en “Happening para un jabalí difunto”.
Por otra parte, las crónicas que componen el evento artístico resumen las principales
características del género (p.e.: un espectáculo-juego, lo espontáneo, presencia de comida, de danza, es
ubicado dentro del hacer del teatro de vanguardia “rompiendo el divorcio espectador-actor”, etc.)
señaladas, como ya vimos, por el metadiscurso teórico. Por un lado, esta construcción le permitió
ajustarse al verosímil del happening, encuadrarse dentro de los componentes previsibles del género pero,
justamente, para acabar con él, para ubicarse como un género otro que sus autores denominaron “un arte
de los medios de comunicación de masas”.
Este happening entones parece alojarse en la frontera entre los “happenings viejos” y los nuevos.
Miremos entonces, qué cuerpos se ofrecen a un lado y otro de la fractura señalada.
Con los happenings nuevos se pierde el tema de la pura percepción, y se pasa a la reflexión. En
especial a la reflexión sobre el hecho en sí mismo,
En los happenings primaba la acción, en los nuevos, que no llegan a constituirse en un nuevo género se
privilegia la reflexión sobre los medios de comunicación. En términos de Jakobson 11 podemos pensar en
una acentuación de la dimensión fáctica ligada a la pura acción en los primeros y en un privilegio de la
10
Schaeffer, Jean-Marie: La imagen precaria. Del dispositivo fotográfico, Madrid, Cátedra, 1990.En la
propuesta de tomar a la fotografía como un signo de carácter icónico e indicial a la vez.resulta
especialmente fructífero tratar de buscar qué efectos de sentido se producen debido a este doble carácter
en, por ejemplo, las fotografías de los happenings publicadas por la prensa.
11
Jacobson, Roman: “Lingüística y poética”, en Ensayos de lingüística general, Planeta-Agostini,
Barcelona, 1985.
dimensión poética12 en los segundos si tenemos en cuenta este mensaje que de modo explícito vuelve
sobre sí mismo13.
En los primeros el cuerpo ocupa un lugar privilegiado. En los segundos ese cuerpo sólo aparece
como engaño, un cuerpo que no existe, en el caso del “Happening para un jabalí difunto”, en el que tanto
relato como imágenes eran fraguadas; o bien, cuerpos que son fotografiados, filmados, grabados, que
adquieren existencia sólo a través del dispositivo que los capta, y que luego permitirán la reflexión para
“desalienarse”.
Los cuerpos adquieren una nueva materialidad en ese paso a ser cuerpos más “textuales”. Para
analizar esta diferencia nos parece pertinente retomar la noción de dispositivo14.
De un “poner el cuerpo” en escena, en el que primaba la idea de lo concreto, lo tangible, ese estar
ahí del cuerpo en acción, se pasa a un cuerpo que no es que no exista, sino que sufre una cierta
“desmaterialización” y es cuerpo en tanto está “en el aire” (en la TV, en la radio) y en el papel de la
prensa (los diarios y las revistas) donde lo racional pasa a ocupar la escena de esos cuerpos etéreos (no
por ello menos reales) que meditan sobre los medios masivos de comunicación y su corporeidad
mediatizada.
12
En relación con la aplicación del modelo jacobsoniano a la problemática del discurso artístico a
diferencia de otros tipos de discurso, como el informativo, podemos consultar Carlón, Mario: Imagen de
arte/imagen de información, Atuel, Buenos Aires, 1995.
13
Característica del estilo de época, el pop-art, tal como lo señala Masotta ha mostrado “hasta qué punto
las artes plásticas reproducen ‘símbolos’ y no ‘cosas’ (…) no se trata ya de ‘informar’ sobre la realidad, y
menos de reproducirla. Se trata en cambio de informar sobre una información preexistente , o si se quiere,
de representar lo representado. (…) un arte que piensa el objeto irremediablemente mediatizado por los
lenguajes” (ElPop-Art, Edit. Columba, Buenos Aires, 1967).
14
Con respecto a la noción de dispositivo técnico, José Luis Fernández en su estudio sobre los lenguajes
radiofónicos explicita la relación de este concepto con el de medio estableciendo que “el lugar de todo
dispositivo técnico mediático en el universo de lo discursivo, puede definirse como el campo de
variaciones que posibilita en todas las dimensiones de la interacción comunicacional (variaciones de
tiempo, espacio, de presencias del cuerpo, de prácticas sociales conexas de emisión y recepción, etc.) que
‘modalizan’ el intercambio discursivo cuando este no se realiza ‘cara a cara’”.
15
La noción de hiperdispositivo es propuesta por O. Traversa para dar cuenta de aquellos dispositivos que
“articulan de manera singular técnicas o medios (o variantes de alguno de ellos): TV y pantalla gigante,
TV o radio y teléfono ‘al aire’, en toma directa.(…)”.
16
Podemos recordar aquí Construir el acontecimiento de E. Verón, libro en el que se analiza el
tratamiento mediático de la noticia sobre el accidente de la central nuclear de Three Mile Island en el que
se toma a los medios como productores de realidad social.
Bibliografía
Carlon, Mario: Imagen de arte/imagen de información, Edit. Atuel, Buenos Aires, 1995.
Fernández, José Luis: Los lenguajes de la radio, Edit. Atuel, Buenos Aires, 1994.
Masotta, Oscar y otros: Happenings, Edit. Jorge Alvarez, Buenos Aires, 1967.
El “Pop-Art”, Edit. Columba, Buenos Aires, 1967.
Metz, Christian: “El decir lo dicho en cine: hacia la decadencia de un cierto verosímil? En: Lo
verosímil, Edit.. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1970.
Schaeffer, Jean-Marie: La imagen precaria. Del dispositivo fotográfico, Madrid, Cátedra, 1990.
Spinetto, Horacio: “Buenos Aires era un Happening” en Todo es historia, N° 280, Buenos Aires,
octubre de 1990.
Steimberg, Oscar: Semiótica de los medios masivos, Atuel, Buenos Aires, 1993.