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CASO 2.

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Infestación por pulgas
Julie B. Penzner, M.O.
Lara González, una periodista autónoma divorciada de 51 años de edad, acudió al servicio de
urgencias solicitando un examen dermatológico para su infestación por pulgas. Al no hallarse los
signos correspondientes al explorar la piel e insistir la paciente en que corría peligro en casa, se la
ingresó en un servicio de psiquiatría por «trastorno psicótico no especificado».
Los problemas habían comenzado más o menos 1 semana antes de la presentación. Para aliviar su
situación económica, alquilaba habitaciones en casa por temporadas y había comenzado a ocuparse
de las mascotas de algunos vecinos. En estas condiciones, veía insectos de color pardo metiéndose
por la piel y las paredes, y atestando las alfombras y los colchones. Tiró una bolsa de ropa creyendo
que había oído pulgas «moviéndose» dentro. No dormía bien y había pasado las 36 horas previas
limpiando la casa frenéticamente, temiendo que los huéspedes no pagasen en caso de ver las pulgas.
Se duchó varias veces con champús para tratar infestaciones de animales. Llamó a un exterminador
que no halló rastro de pulgas, pero ella no le creía. Estaba molesta por la infestación, pero, por lo
demás, no tenía síntomas depresivos ni maniacos, ni paranoia. No consumía drogas ni alcohol. Nadie
tenía antecedentes psiquiátricos en su familia. La Sra. González había tenido depresión una vez hacía
tiempo y la habían tratado brevemente con un antidepresivo. No padecía problemas físicos de
importancia.
El comienzo de sus preocupaciones por la infestación coincidió con el diagnóstico de un cáncer
invasivo a su hermana, el inicio de la propia menopausia, las estrecheces económicas que la estaban
forzando, probablemente, a regresar de Estados Unidos a Argentina (su país de origen) y la reciente
ruptura con su novio. Al principio se describió a sí misma como una persona obsesiva que siempre
había tenido fobias de contaminación, añadiendo que estas siempre empeoraban durante las épocas
de ansiedad.
Al explorar el estado mental, la Sra. González se mostró tranquila y colaboradora, siendo su grado de
cercanía y el contacto ocular normales. Se sacó una bolsita de plástico que contenía «pulgas y larvas»
y que había recogido en el hospital mientras esperaba a que la atendieran. Al inspeccionarla, la bolsa
contenía pelusas y yeso. El discurso tenía cierto tono de urgencia y la paciente describió su estado de
ánimo como «ahora mismo triste».
Lloraba intermitentemente, pero luego sonreía de forma reactiva. El pensamiento era excesivamente
generalizador y estaba claramente centrado en las pulgas. Expresó su creencia de que, cada vez que
se le caía un pelo de la cabeza, este se convertía en larva. Al llorar creía que le salían huevos del
conducto lagrimal. No tenía ideación suicida ni homicida. Expresó su creencia inamovible en que las
pelusas eran larvas y estaba infestada. Dijo no tener alucinaciones. La cognición estaba intacta. La
introspección estaba afectada, pero el juicio se consideró razonablemente normal.
En la exploración dermatológica no se descubrieron insectos ni larvas en la piel de la Sra. González.
Los resultados del examen neurológico, la tomografía computarizada craneal, los análisis clínicos y
la toxicología fueron todos normales. Se le dio el alta con medicación antipsicótica en dosis bajas y
se la citó semanalmente para recibir psicoterapia de apoyo. La preocupación mejoró en días y se
resolvió totalmente en el plazo de 2 semanas.
La introspección mejoró lo suficiente como para referirse a su creencia de que tenía pulgas en la piel
diciendo que era una «locura». Atribuyó su «ruptura con la realidad» a los múltiples factores de estrés,
y llegó a decir que había confiado en su delirio como forma de distraerse de sus problemas reales. La
familia corroboró el rápido regreso a su ser normal.
Diagnóstico
• Trastorno psicótico breve con factores de estrés notables.
Explicación
Los delirios de la Sra. González, con rápido regreso al pleno funcionamiento premórbido, sugieren el
diagnóstico de trastorno psicótico breve con factores de estrés notables. Anteriormente denominado
«psicosis reactiva breve», el trastorno psicótico breve (con o sin factores de estrés notables) no puede
diagnosticarse hasta después de haber recobrado el paciente la normalidad. El diagnóstico diferencial
de este trastorno es importante.
En el momento del ingreso la paciente fue diagnosticada de «trastorno psicótico no especificado»,
término que suele usarse si se observa una psicosis y la información es incompleta. Solo se pudo
diagnosticar el trastorno psicótico breve después de que los síntomas se resolvieran rápidamente. La
introspección de la Sra. González reapareció con bastante rapidez, permitiéndola relacionar sus
síntomas con los factores de estrés padecidos. Aunque es probable que el tratamiento acorte la
duración del episodio psicótico agudo, el DSM-5 no cita concretamente el tratamiento en el requisito
de que el episodio dure menos de 1 mes.
Hay que tener en cuenta que los factores de estrés pueden ser positivos (p. ej ., matrimonio, trabajo
nuevo, hijo nuevo) o negativos, como en el caso de la Sra. González. El pronóstico favorable suele
asociarse al buen funcionamiento premórbido, a la presencia de factores importantes de estrés agudo
y a la falta de antecedentes familiares y personales de trastornos psiquiátricos.
La falta de sueño, la agitación conductual y los antecedentes premórbidos de depresión de la Sra.
González podrían también indicar un episodio bipolar, pero no existen otros síntomas que respalden
este diagnóstico. Asimismo, su obsesión delirante relativa a la infestación por pulgas sugiere un
posible trastorno delirante, pero los síntomas de la Sra. González se resolvieron demasiado deprisa,
haciendo improbable tal eventualidad. Los pacientes con trastornos de la personalidad pueden tener
«rnicropsicosis», pero la Sra. González no parece tener ningún trastorno de la personalidad ni otros
problemas relacionados. La simulación y el trastorno facticio parecen poco probables, al igual que el
delirium y otros cuadros de mediación física.
Los episodios psicóticos breves tienen escasa prevalencia entre la población, lo que podría indicar
que las psicosis breves son poco habituales, así como que las personas con síntomas psicóticos de
duración muy corta quizá no acudan al psiquiatra. La brevedad e impredecibilidad de los síntomas
también dificulta la investigación y que haya clínicos e instituciones expertos en la materia. Los
episodios psicóticos breves se sabe que también son relativamente poco estables en el tiempo, lo que
tiene sentido dado que, a diferencia de la esquizofrenia, estos episodios, por definición, son cortos y
ni siquiera pueden diagnosticarse sin la remisión de los síntomas y un seguimiento atento.

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