Extractos de discursos ante la Academia de las Bellas Ideas

Wallace Stevens

VII

Lo que
uno cree es lo que importa. Identidades extáticas
entre uno mismo y el clima y las cosas
del clima son la creencia en el propio elemento,
las reuniones casuales, las renuncias largamente
ponderadas, las reiteradas afirmaciones de que
no hay nada más y que basta
con creer en el clima y en las cosas y las personas
del clima y en uno mismo, como parte de eso
y nada más. Por lo que si uno fuera a la luna,
o a cualquier lugar más allá, a un elemento diferente,
uno se ahogaría en la atmósfera de la diferencia,
incapaz de creer, en la diferencia.
Y, entonces, al regresar de la luna, si uno aspirara
la noche fría, sin olor alguno ni vestigio
de ninguna mujer, mirara la luz más delgada
y el color único, más distante, a punto de cambiar,
y despojado de cualquier ilusión, en la pobreza,
en la más exacta pobreza, si uno entonces
aspirara la noche fría, la inhalación más honda
provendría de ese retorno al centro sutil.
 La vela de Ulises

Wallace Stevens

II

Hay una soledad humana,

una parte del espacio y de estar solo,
en que no puede el conocimiento ser negado,
en que no hay cosa del conocimiento que falle,
la luminosa compañía, la mano,
el brazo fortalecedor, la profunda
respuesta, la voz que del todo contesta,
la que más que cualquier otra cosa es
el derecho alrededor y dentro de nosotros,
unido, el triunfante vigor, sentido,
la dirección interna de la que dependemos,
la que nos guarda lo poco que somos,
la ayuda de la grandeza por ser y la fuerza.