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EJE: VALORES, REPRESENTACIONES E IDEOLOGÍA EN LOS TEXTOS

LITERARIOS

 Robin, Regine , “Para una sociopoética del imaginario social”

Resumen por Coro, Andrea y Macarena Pizarro

Empezar recodando los orígenes de la sociocrítica 1 o los orígenes del


cuestionamiento sociocrítico. Hacia finales de los años sesenta. Claude Duchet forjó la
expresión para designar un conjunto de problemas: la socialidad de los textos, en
particular del texto novelístico. Práctica, producto, objeto social, la novela lo es primero
porque ocupa un lugar destacado en la circulación cultural de las ideas, de las imágenes,
de las formas, de los estereotipos, de las configuraciones discursivas. Ha sido un elemento
clave de la formación del imaginario social.
Por socialidad del texto se entiende lo social que se despliega en el texto, que se
inscribe en él. Dicha inscripción toma formas diversas, contradictorias, ambivalentes y
en este punto es donde la sociocrítica es innovadora al aportar propuestas teóricas y
metodológicas acerca de cómo lo social llega al texto. También socialidad en el sentido
de que el texto produce un significado nuevo, transforma el sentido que sencillamente
cree inscribir, desplaza el régimen de significado, produce novedad a pesar de su autor;
lo no dicho, lo reprimido provoca fallas, contradicciones, vacíos a partir de los cuales
emerge un solo sentido.
Tres sentidos que han estado en la base del cuestionamiento sociocrítico desde
finales de los sesenta: la novela como forma clave de la constitución del imaginario social,
como lugar específico de inscripción de lo social y como producción de un nuevo sentido.
La coyuntura de la época obligaba a la sociocrítica a situarse en relación con dos
enfoques del texto literario: el formalismo y los destinos de la sociología de la literatura.
Por una parte, el formalismo, insistiendo en la noción de “literariedad”, postulaba
la autonomía radical del texto literario respecto del conjunto de determinaciones
sociohistóricas; sólo le interesaba la organización del texto, sus medios de estructura, sus
formas estilísticas y el trabajo del significante. Desde un principio la sociocrítica echó
mano de todas aquellas experiencias. Claude Duchet afirma:
La intención y estrategia de la sociocrítica consiste en restituir al texto de los
formalistas su densidad social, mostrando que toda creación artística es también
practica social y, por ello, producción ideológica precisamente porque es un proceso
estético y no porque conduce primeramente tal cual o cual enunciado preformado.
Esto supone considerar el concepto de literariedad pero como parte de un análisis
sociotextual.

Por otra parte, la sociología de la literatura se aproxima a las condiciones de


producción del texto, a los efectos sociales del texto, pero que no contempla la inscripción
de lo social en el texto sino como efecto de campo. La sociocrítica no es una sociología
sino una teoría del análisis del texto literario, del sociotexto. Así, la sociocrítica representa
el estatuto de la historicidad dl texto y no el estatuto histórico del texto.

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Las negritas son nuestras.
La sociocrítica ha intentado articular diez nociones que buscan construir el espacio
de las mediaciones que permiten analizar tanto los procesos de textualización y
estetización que convierten lo discursivo en textual, como los procesos de ideologización
que señalan la desviación entre los proyectos ideológicos iniciales y el trabajo ideológico
del texto. Son:
 Según el estatuto del texto:
 Cotexto. Es lo que acompaña al texto, el conjunto de los otros textos, de los otros
discursos que resuenan en él, todo lo que supone el texto y está escrito con él. En
el ámbito del texto no hay más que referentes intratextuales porque cada elemento
del texto pertenece a un sistema de referencias intratextuales. Nunca juega con
referentes extratextules porque estas referencias están saturadas de imaginario
social, ya semiotizadas.
 Extratexto o afuera del texto. Es un espacio imaginario, una zona fronteriza
donde comunican el sistema de los referentes textuales y las referencias
cotextuales. Asegura la coherencia del texto y su legibilidad. Dibuja un espacio
de connivencia de saberes entre el texto y el lector que permitirá a la producción
de sentido negociarse, administrarse.
 Según las mediaciones que permiten aprehender la socialidad del texto:
 Discurso social. Es un rumor global sin coherencia, cuyas coherencias se hallan
cimentadas por la voz del se impersonal, por lo dóxico que circula, lo ya dicho.
 Sociograma. Es un ordenamiento en la heterogeneidad misma del discurso, una
guía de escritura y de desciframiento, un paso de la referencia al referente. Es un
conjunto indistinto, inestable, conflictivo de representaciones parciales en
interacción y centradas alrededor de un núcleo.
Indistinto, significa que este conjunto cobra un carácter aleatorio, con un
coeficiente de incertidumbre, que está cargado de indecibilidad. Se define el
sociograma por sus elemento probables pero inciertos.
Inestable, porque no deja de transformarse, es imposible fijarlo. A través de las
prácticas sociohistóricas el sociograma puede fijarse en doxa, cliché, estereotipo,
pero el trabajo de la ficción consiste en ponerlo en movimiento, en transformarlo,
desplazarlo por deslices de sentido, inversiones semánticas o extinción de
semiótica.
Conflictivo, porque no hay actividad sociográmatica sin reto polémico, siendo la
ausencia de conflicto indicio de una fosilización por consenso o censura.
Conjunto de representaciones parciales. No existen más que fragmentos de
representaciones y nunca globalidad. La ficción maneja huellas.
En interacción unas con otras. Existe entre ellas una relación de dependencia
mutua en la cual se produce el sentido.
Se configura en torno a un núcleo, a un enunciado nuclear conflictivo que puede
presentarse bajo diversas formas: un estereotipo, una máxima, un sociolecto
lexicalizado, un cliché cultural, una divisa, un enunciado o un personaje
emblemáticos, una noción abstracta, un objeto, una imagen. Trabajado por la
ficción, el sociograma es constitutivo del imaginario social.
 Nociones que marcan el proceso de lo discursivo a lo textual:
 Información: remite a todo lo que atañe el referente extratextual, fechas, nombres
de calles reales, herramientas técnicas, etc.
 Índice: remite al universo de los discursos, a lo real ya semiotizado, al campo de
las ideologías y los complejos discursivos. Implica una memoria discursiva y una
memoria colectiva cultural.
 Valor. Debe entenderse en el sentido saussuriano del término, como el lugar que
ocupa en la ficción tal o cual elemento narrativo, semiótico o estilístico y la
diferencia específica que instituye.
 Cuatro instancias de lo ideológico:
 El proyecto ideológico. Se trata de un designio inicial del autor, de lo que tiene
en mente, de lo que lo motiva, de lo que lo mueve no sólo en el nivel diegético,
narrativo, sino también axiológico, del discurso acerca del mundo que se propone
inscribir aunque su texto no tenga que “hablar el mundo”.
 El marco ideológico inicial. Se trata de un sistema de valores dominante, que el
autor comparte o con el cual va a entrar en conflicto, o también ante el cual tiene
que situarse, mediante una hostilidad participante, una ruptura, una distancia, etc.
 La ideología de referencia. Es el horizonte ideológico en el que el autor escribe.
 La ideología del texto. Es la que emerge del trabajo de los procesos de
textualización, estetización y de ideologización de la escritura sobre el material
verbal cotextual. El trabajo del texto escribe y desescribe lo que las otras
instancias ideológicas dicen de manera unívoca. El texto crea ambigüedad, trabaja
sobre una materia oximorónica , quiebra la coherencia y la cohesión del campo
inicial.
La materia prima del escritor no es el extratexto, sino un espacio de mediaciones que
ofrece el ambiente interdiscursivo, intertextual, el cotexto, el discurso social y el
sociograma del cual el texto va a apropiarse para trabajarlo, desplazarlo, transformarlo.
Por otra parte, además, rara vez resulta unívoco el mensaje, pues la mayoría de las veces
el proyecto inicial se desvía, se agrieta llevado por una lógica incosciente que ha estado
obrando en el material textual.
La desviación entre proyecto ideológico e ideología del texto es una condición del
trabajo estético de la ficción, el punto externo en el que la sociocrítica alcanza un
inconsciente del texto en el sentido fuerte del término, el punto en el que le escisión del
sujeto se disemina e inscribe en el trabajo del texto.
Según la expresión de Barberis, la literatura lee la historia y lo social por fuera de
los discursos de la historia y de la sociología. La literatura se instala en la ambivalencia
que posibilita cuestionar los poderes existentes, los procesos provocados por el futuro
histórico y la eterna desilusión de lo que aporta. Dice sencillamente el deseo de otra
historia posible, pero sin “lugar”, desterritorializada. Se adelanta a menudo a los
cuestionamientos de los historiadores y los sociólogos. La sociocrítica puede mostrar
cómo la ficción inventa lo verdadero.
La ficción vuelve a sabiendas o no, a ser ese texto que interroga al pasado ansiosa
o lúdicamente, mientras la Historia como disciplina no escapa a una verdadera crisis, de
racionalidad e intenta ubicarse en los límites de lo biográfico, lo anecdótico, entre Historia
y Memoria.

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