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1.1. ANTECEDENTES
Este contrato tiene sus antecedentes en la fiducia romana. En sus inicios estuvo
circunscrito a los actos sucesorios y tuvo un carácter personal, adquiriendo la
naturaleza de derecho real a partir de Justiniano. Posteriormente se extiende a los
actos bilaterales y concretamente, a la contratación.
Debido a la influencia que tuvo la invasión de las islas inglesas por los romanos, no
fue extraño que el fideicomiso se aplicara casi de inmediato, pero con matices muy
propios de la mentalidad e independencia de los anglosajones. Es así como crearon
sus propios mecanismos, a través de tribunales especiales denominados «equity».
Se formó algo así como un derecho de propiedad desdoblado: de un lado el
propietario del bien, y del otro lado el beneficiario del mismo. Con el correr de los
años y con el peso de nuevas ideas fue concebido el «trust», el cual pasó a las
colonias inglesas en América y que más tarde cobró un gran desarrollo en los
Estados Unidos de América y en Canadá.
1.2. IMPORTANCIA
El fideicomiso de nuestros días es una figura muy flexible, pues tiene una amplia
variedad de objetivos, tales como permitir la conservación del patrimonio en las
familias, propiciar la circulación de la riqueza a través de diferentes medios, como
son el dinero, diversos títulos-valores, bienes muebles e inmuebles, así como
derechos y la constitución de garantías cubiertas por hipoteca. Por estas razones y
otras afines, el fideicomiso que ya cuenta con un marco legal en función de la Ley
N 0 26702, está destinado a convertirse en valioso instrumento jurídico dentro del
sistema financiero.
CAPÍTULO II: ASPECTOS CONCEPTUALES
2.1. DEFINICIÓN
En síntesis podríamos señalar que no puede existir el fideicomiso, sin que esté, no
se plasme en un contrato, es decir que esté por escrito, que sea lícito, que sea sujeto
a ser verificado por parte de las partes contratantes, y sobre todo que en su
estructura existan la participación de tres actores fundamentales, los mismos que
para este tipo de contrato se llaman fideicomitente, fiduciario y beneficiario.
2.2. SUJETOS
De acuerdo con la definición del contrato, los sujetos en el fideicomiso son:
2.4. CARACTERÍSTICAS
Doctrinario peruano que señala que las principales características del contrato traído
a colación son las siguientes a tomar en cuenta:
A. Es un contrato general, puesto que enmarca todos los usos que se le puede dar al
bien trasmitido en fideicomiso.
B. Es de carácter temporal, puesto que su vigencia ha de tener una extensión limitada
en el tiempo, en tal virtud su naturaleza es a contrario sensu de las prestaciones a
tracto sucesivo.
C. Es un contrato de carácter exclusivo, en la misma medida que el derecho de
propiedad, y por su naturaleza es erga omnes (oponible a todos).
D. Es un contrato real y solemne, señalamos que es real, puesto que le bien dado en
fideicomiso es un bien real; y el contrato para tener validez debe ser contraído con
las formalidades de transferencia de propiedad y deben estar enmarcadas en una
escritura pública.
E. Es un contrato consensual, puesto que es menester que exista consentimiento
expreso de las partes y el contrato se perfecciona desde entonces.
F. Es un contrato bilateral, puesto que las partes contratantes son dos (mínimamente):
el fideicomitente y el fiduciario.
G. Es un contrato oneroso, en virtud que las prestaciones a acaecer son valuables
monetariamente.
H. Es un contrato autónomo y principal, el fideicomiso no depende de otros contratos
para su validez.
I. El fideicomiso enmarca la transferencia del bien, el cual ha de efectuarse con un
encargo de confianza (fiducia).
Doctrinaria de nacionalidad Argentina, señala los siguientes “caracteres, con las que
debe conjugar el contrato de fideicomiso, son:
Para iniciar esta breve reseña sobre el fideicomiso, conviene recordar, en primer lugar,
que la palabra «fiduciario» proviene del latín fiducia, que se traduce como confianza y
que «fideicomiso» proviene también del latín fideicommisum, que a su vez proviene de
fides (fe) y commisus (confiado).
1. El contrato de fideicomiso es simple, puesto que existe una unión estructural, una
sola relación jurídica patrimonial constituida por elementos tanto real como
obligacional, teniendo sus efectos un mismo fundamento causal. De esta manera,
la causa o motivo generador del fideicomiso establece un solo vínculo entre las
partes contratantes, se crea así el efecto práctico querido por las partes: en lugar de
la existencia de dos tipos de contratos, uno de efectos reales y otro de efectos
obligacionales, vinculados entre sí y que determina la constitución de un contrato
complejo.
4. Cabe mencionar también uno de los temas de mayor polémica respecto al contrato
de fideicomiso, es decir, la posibilidad de que a través de este contrato se esté
generando una especie de derecho real especial, distinto de los demás regulados
por el Código Civil y especialmente diferente de la propiedad.
5. En efecto, el nuevo propietario (el fiduciario) tiene su derecho limitado, pues no está
en capacidad de ejercer sobre el bien la totalidad de facultades posibles, ni de
ejercerlas de manera exclusiva y unitaria (de lo que sí dispone quien tiene la
propiedad clásica sobre un bien), puesto que cuando ingresa el trust anglosajón a
los sistemas legales inspirados en el Derecho Romano, se introduce —desde este
punto de vista— un nuevo derecho real, que no posee el poder pleno que da el
derecho de propiedad, sino que entrega un poder más reducido. Esta sería, pues,
la solución para entender la verdadera naturaleza jurídica de la propiedad entregada
en el fideicomiso y que la doctrina ha denominado «propiedad fiduciaria», teniendo
ésta características distintas respecto a los derechos reales clásicos.
2.5. VENTAJAS
- Garantía en la ejecución del gasto: Con el patrimonio fideicometido se
garantiza el cumplimiento de los objetivos descritos en el contrato toda vez que
los activos dados en fideicomiso son administrados de acuerdo a las
instrucciones impartidas por el Fideicomitente en el acto constitutivo.