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Restauración y

rehabilitación del
patrimonio Histórico
inmueble en Arequipa.
Casos de estudio
Historia de la Ciudad y la Arquitectura Regional

HP
1-11-2018
Resumen

En la historia de las ciudades surge la necesidad de recuperar y conservar arquitectura de épocas


pasadas ya sea por su valor arquitectónico urbano o su significado socio cultural, en la búsqueda
de rescatar los valores culturales de una época.

En el ámbito nacional, Arequipa es una de las ciudades que conserva un importante número de
monumentos arquitectónicos y/o de valor monumental. Así mismo, es importante la labor de los
arquitectos dedicados a la conservación y recuperación del patrimonio histórico inmueble. Existen
en la historia de la ciudad de Arequipa casos de intervención que marcan etapas en la historia de
la arquitectura, algunos de ellos marcan el inicio de la restauración y conservación bajo criterios
técnicos-científicos, como es el caso del Monasterio de Santa Catalina. Y más adelante en el
marco de la cooperación española, otros proyectos de arquitectura religiosa como el del templo
de la Compañía de Jesús, o en la rehabilitación de espacios urbanos más complejos como el barrio
del Solar. Son estos últimos los que marcan un segundo momento en la intervención de patrimonio
inmueble en la ciudad, impulsando el interés de mayor número de profesionales en este campo de
la arquitectura.
Inicio de la Restauración y Conservación en Arequipa

La historia de la restauración arquitectónica en la ciudad de Arequipa, se da en un inicio como un


proceso condicionado a la recuperación de la ciudad colapsada a raíz de los sismos de 1958 y
1960.

El arquitecto Víctor Pimentel Gurmendi considera que en el ámbito nacional antes de 1960 sólo
se aplicaban reconstrucciones estilísticas e historicistas y que es posterior a este año que se inicia
la práctica de la conservación y restauración de monumentos técnica y científica.

Figura 1. Plano Monumental


de Arequipa realizado por el
arquitecto Víctor Pimentel
Gurmendi. (Fuente: copia de la
segunda edición especial de
Arequipa del diario la Prensa
de 1968 del archivo personal
del arquitecto Víctor Pimentel
Gurmendi)

En 1970 se da uno de los


precedentes más notorios
en el ámbito de la
restauración en la ciudad de
Arequipa, es precisamente
el arquitecto Pimentel quien
realiza una intervención en
uno de los monumentos
más representativos del
país: el Monasterio de Santa
Catalina.

Figura 2. Fotografía del arquitecto Víctor Pimentel en Arequipa. (Fuente:


copia de la segunda edición especial de Arequipa del diario la Prensa de
1968 del archivo personal del arquitecto Víctor Pimentel Gurmendi)
En 1968, en la Segunda Edición especial sobre Arequipa del diario la Prensa, Luis Rey de Castro
con la asesoría de Víctor Pimentel, describe la situación del Monasterio de Santa Catalina de la
siguiente manera: “Hoy se mantiene dolorosamente herido, de pie. Pero sus profundas grietas
hacen tambalear esa joya arequipeña. Hay entonces que restañarlas, devolver al convento solidez
y permanencia sin alterar el primer trazo”.

En vista del mal estado del conjunto arquitectónico, a pesar que el Monasterio de Santa Catalina
fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1944, surgieron muchas propuestas de
demolición, incluso se planteó recortar el monasterio por la mitad para crear una senda que diera
continuidad a la Calle Zela.

Figura 3. Vista aérea del Monasterio de Santa Catalina y alrededores. La línea trazada representa la
intención que se tuvo de recortar el Monasterio para dar continuidad a la calle Zela. (Fuente: Imagen
satelital obtenida del Sistema de Información Geográfica de Arqueología - http://sigda.cultura.gob.pe/)

Por otro lado, existía la preocupación de las religiosas que habitaban en el Monasterio, quienes
veían el riesgo de posibles colapsos que ponían en riesgo su integridad. Rey de castro y Pimentel
lo describían así: “Las religiosas que hoy lo habitan (…), viven temerosas de ver desaparecer ese
monumento urbano, agrietado y tambaleante. Ellas tienen derecho a quedar donde están, pero en
mejores condiciones que las actuales”.
Es así que se plantea la idea de construir un edificio en parte de la huerta del Monasterio donde
las religiosas pudieran vivir y continuar con sus actividades de clausura, de modo que se pudieran
realizar adecuadamente los trabajos de restauración en la edificación antigua y posteriormente se
abriera al público.

El proyecto fue financiado por el Banco Central Hipotecario del Perú y fue el arquitecto Pimentel
quien desarrollo el proyecto arquitectónico. Dada su participación como representante del Perú
en la redacción de la Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos
y Sitios (Carta de Venecia 1964), el arquitecto Pimentel toma como referencia los postulados del
mencionado documento para establecer criterios de intervención en el monasterio que permitiesen
conservar sus valores arquitectónicos, artísticos e históricos.

Como ya se había mencionado en el artículo de la Prensa. Había mucho por hacer: “Echar abajo
las imposturas, liberar arcos cegados, apuntalar muros, consolidar arcos, limpiar paredes…”

Fue necesario realizar el retiro de elementos no compatibles como el caso de algunos pisos
modificados o construcciones temporales adosadas a los muros originales, además del
apuntalamiento provisional para posterior estabilización de muros y bóvedas, muchos de los
cuales debieron ser reconstruidos por los daños sufridos. Se renovaron también las instalaciones
de servicios de agua, desagüe y electricidad.

Es finalmente que el 15 de agosto de 1970 el Monasterio de Santa Catalina fue oficialmente


abierto al público.

Figura 4. Vista interior del Monasterio de


Santa Catalina. Se ha convertido en un punto
de referencia para el turismo en la ciudad.
Diariamente turistas nacionales y extranjeros
visitan el monumento. (Fuente: Fotografía
propia/ tomada en noviembre de 2017)
A inicios del 2001 en el marco de la cooperación española, se realizaron trabajos de intervención
en un sector del antiguo monasterio ubicado en la zona de clausura, que se encontraba deteriorado
y abandonado. Se restauraron muros y bóvedas para habilitar un área común para las religiosas
en estos espacios.

Figura 5. Vista interior de uno de los ambientes


recuperados posterior al sismo de 2001 donde se
realizaba una exposición temporal, se observa el
ingreso desde la calle Ugarte. (Fuente: Fotografía
propia/ tomada en noviembre de 2017)

Durante el terremoto de junio del 2001 el


Monasterio sufrirá algunos daños estructurales
producto del seísmo, con el convenio
establecido entre la Congregación de Monjas
del Monasterio de Santa Catalina, Promociones
Turísticas del Sur S.A. y World Monuments
Fund, se procedió a realizar los trabajos de
intervención en el sitio los cuales fueron puntuales: se realizó la recuperación de cuatro ambientes
con bóveda y la apertura del ingreso (tapiado) por la calle Ugarte, estos ambientes se intervinieron
con el objetivo de ser usados como salas de exposiciones o para realizar conferencias sin la
necesidad de ingresar al resto del Monasterio. La segunda parte de esta intervención se orientó a
los trabajos de conservación de la pintura mural del sector del coro bajo del templo. Además del
apuntalamiento de una bóveda entre las calles Sevilla y Burgos.

Programa Patrimonio para el Desarrollo en Arequipa

En junio de 1990 se inicia un programa de Cooperación al desarrollo de la Agencia Española de


Cooperación Internacional para el desarrollo (AECID), denominado Programa Patrimonio para
el desarrollo en el Perú, este programa tenía como objetivo disminuir los índices de pobreza a
través de la conservación. Y en 1999 se incorporan al programa los proyectos de apoyo a la gestión
de los Centros Históricos de Arequipa, Cusco, Huamanga y Lima.
A mediados de 1999, siendo en ese entonces alcalde de Arequipa Juan Manuel Guillén Benavides
la Municipalidad Provincial de Arequipa crea la Superintendencia Municipal de Administración
y Control del Centro y Zona Monumental, posteriormente se le formaliza como órgano consultivo
de gestión y a partir de ello también se da la creación de la Oficina Técnica del Centro histórico,
todo ello durante el marco de Convenio de Cooperación entre la Municipalidad Provincial y la
Agencia Española de Cooperación Internacional para el desarrollo (AECID). Se desarrolla la
formulación del Plan Maestro del Centro Histórico como inicio de la gestión para la recuperación,
conservación y protección del centro histórico de Arequipa.

El auge económico que se vivía en España permitió a través del Programa Patrimonio para el
desarrollo, otorgara gran parte del financiamiento para la realización de los proyectos de
conservación y restauración establecidos en el Plan Maestro del Centro Histórico.

Es importante mencionar que la gestión realizada por AECID fue un impulso de gran importancia
para el desarrollo de la restauración arquitectónica en distintas regiones del Perú. Sin la
colaboración de esta entidad difícilmente se hubiera iniciado el camino hacia la recuperación del
patrimonio, que como bien se sabe aún se encuentra en vías de desarrollo en el Perú, pero a pesar
de ello se ha logrado la recuperación de representativos monumentos patrimoniales. La ciudad de
Arequipa fue uno de los principales focos de intervención de la Cooperación Española en materia
de Patrimonio, lo que fue un aporte significativo para la conservación de zonas monumentales de
Arequipa hasta el día de hoy.

Es así que en el marco de la cooperación


española se realizarán proyectos como
el de la Restauración Integral del
Templo de la Compañía de Jesús.

El edificio original del templo de la


Compañía de Jesús fue construido según
un proyecto realizado por Gaspar Báez
en 1573. El edificio sufrió graves daños
durante el terremoto de 1582 por lo cual
debió ser reconstruido entre 1590 y
1698. El templo tiene planta de cruz
latina inscrita.

Figura 6. Fachada principal de la Compañía


de Jesús. (Fuente: Fotografía propia/ tomada
en diciembre de 2013)
La nave central está cubierta con bóveda de cañón; las capillas laterales, con bóvedas vaídas; y el
crucero, con cúpula sobre pechinas. Se encuentra construido íntegramente a base de sillar, las
portadas de sillar son algunos de los elementos más representativos del templo, debido a su
detallado trabajo de ornamentación de estilo barroco.

Figura 7 y 8. Vistas del interior del templo de la Compañía de Jesús. (Fuente: Fotografía propia/ tomada
en diciembre de 2013)

En 1868 se produce en la ciudad un gran terremoto que provocó el colapso de la torre por lo que
fue construida una torre de campanario de estilo neoclásico muy distinta a la anterior. Los sismos
de 1958 y 1960 afectaron la torre neoclásica provocando que colapse y posteriormente se
reconstruyera a semejanza de la torre primitiva. Esta reconstrucción estuvo a cargo del arquitecto
Pimentel, quien refiere que fue un caso excepcional, puesto que se reconstruyó la torre con
referencia a la primigenia ya que la torre neoclásica que fue impuesta en el conjunto no guardaba
relación con las proporciones y armonía con el conjunto.

El paso de los años y los sismos ocasionaron daños visibles como grietas y disgregación de
mortero en el edificio. Es así que en el año 2000 se inicia la restauración del templo como parte
de los proyectos impulsados en convenio con AECID. El proyecto estuvo a cargo del arquitecto
William Palomino Bellido. Inicialmente se dio un monitoreo de las principales fallas estructurales
para llegar así a un diagnóstico adecuado que permitió llegar a una mejor respuesta de
intervención.
El criterio de intervención para este proyecto, según refiere el arquitecto Palomino, consistió en
preservar la materia, que se entendía como el elemento más valioso de esta edificación, el sillar
tallado. Ya que conservar el sillar del modo más auténtico era la premisa principal, era necesario
innovar en cuanto a reforzamiento estructural lo cual permitiera la mínima transformación del
sistema constructivo, evitando reforzamiento en concreto armado. Este proyecto implicó la
participación de diversos profesionales: historiadores, arquitectos, restauradores de bienes
inmueble e ingenieros civiles. El ingeniero Dimas Gonzales fue quien diseñó en laboratorio un
mortero fluidificante, que a través de un sistema de inyección en las grietas lograba la
estabilización estructural sin la necesidad de desmontar los muros. Esta alternativa utilizada, fue
una alternativa distinta y novedosa, pero surgieron muchas críticas de quienes consideraron en su
momento que no era una buena práctica de restauración. En el año 2001 se produce un sismo con
una magnitud de 8,2, este sismo permite validar la eficacia del sistema de reforzamiento
estructural aplicado en el templo ya que fue una de las pocas edificaciones monumentales que se
mantuvo en pie, con mínimos daños, a diferencia de otros edificios en la ciudad.

El templo de la Compañía de Jesús es una de las edificaciones religiosas que mejor ha conservado
a través de los años las características asociadas al barroco mestizo de la iglesia primigenia, se
han rescatado en ella los valores artísticos, arquitectónicos y tecnológicos que la componen. Es
importante resaltar las decisiones acertadas y los criterios de intervención aplicados por quienes
en sus distintos momentos realizaron las actividades de reconstrucción, restauración y
conservación respectivamente en este monumento de la ciudad.

Rehabilitación Urbana en el Centro Histórico de Arequipa

El Plan Maestro del Centro Histórico de Arequipa estableció doce zonas de tratamiento. El
Monasterio de Santa Catalina y el templo de la Compañía de Jesús corresponden a la zona de
tratamiento 1 o zona cívico cultural. La zona de tratamiento 4 comprende la zona correspondiente
al barrio el Solar donde se localizan los tambos en los cuales se desarrollaron proyectos de
rehabilitación integral: Tambo de Bronce, Tambo Matadero y Tambo la Cabezona.

El arquitecto Luis Maldonado Valz formó parte de la que fuera la Superintendencia Municipal de
Administración y Control del Centro y Zona Monumental, y se desempeñó como coordinador de
la Oficina Técnica del Centro histórico, por lo cual estuvo a cargo de la coordinación de la
formulación del expediente de fundamentación para la declaración del centro Histórico de
Arequipa que se dio en el año 2000. A partir de ello se realizó conjuntamente con la UNESCO
un plan de gestión que priorizaba la renovación urbana, una de las zonas prioritarias apuntaba
precisamente a la rehabilitación de los Tambos.
Figura 9. Zonificación de los tambos en el Barrio del Solar. (Fuente: Imagen del archivo del arquitecto
Luis Maldonado Valz)

Figura 10. Ingreso al Tambo de Bronce. (Fuente: fotografía


propia/ tomada en noviembre de 2017)

Los tambos que se ubicaron dentro de la delimitación


del Centro Histórico constituían zonas urbanas de valor
histórico y cultural, los tambos asociados al Puente
Bolognesi tuvieron históricamente especial
importancia por encontrarse en la que fuera una puerta
de ingreso al centro urbano. Con la llegada del
ferrocarril a Arequipa en el siglo XIX, se intensifica la
dinámica comercial en la ciudad, se consolidan los tambos como vivienda popular y de
alojamiento para los visitantes. A inicios del siglo XX la población en Arequipa tendrá un
aumento significativo, lo cual probablemente repercutirá en la tugurización de distintas zonas de
la ciudad, una de ellas fueron los tambos. En el siglo XXI la rehabilitación urbana de los tambos
se suponía urgente por las condiciones que presentaban, eran zonas tugurizadas sin equipamiento
de servicios adecuado para los numerosos habitantes del sitio. Sumado a todo ello, los daños
causados por el terremoto de junio del 2001, evidenciaron la urgencia de intervenir en los tambos.

El financiamiento para el
proyecto estuvo en un 70%
respaldado por la
cooperación española, el
20 % fue brindado por la
Municipalidad Provincial
y el 10% restante fue
asumido por los
pobladores que habitaban
los tambos. El primer
tambo en intervenirse fue
el Tambo de Bronce,
posteriormente se
rehabilitó el Tambo el
Matadero y finalmente el
Tambo de la Cabezona.
Los proyectos de
intervención y la ejecución
estuvieron bajo la
supervisión del arquitecto
Luis Maldonado Valz.

Figura 11. Estado actual del Tambo el Matadero. (Fuente: fotografía propia/ tomada en noviembre de 2017)
La rehabilitación urbana de esta zona de la ciudad ha sido de suma importancia para la
conservación del Centro Histórico, le ha otorgado una nueva visión a la ciudad sobre estas áreas,
que en un momento pretérito fueran consideradas peligrosas y hacinadas, siendo excluidas de la
ciudad a pesar de encontrarse en el centro de ella; hoy se le ha otorgado una nueva y renovada
imagen a esta zona urbana, además del agregado componente social que ha cambiado las
condiciones de vida, de muchas familias, haciéndolas dignas y favorables.
Bibliografía

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V., Fotografía: Rojas, A., Edición: Mendoza, E.) (Copia del Archivo personal del arquitecto
Víctor Pimentel Gurmendi)

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