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O. OBJETO
Sugerir las 'trazas sobre las que podóa levantarse una parte de la historia
l
l. LOS COMIENZOS
a. Gramáticas versificadas
Las gralnátícas en verso fueron relativamente abundantes en los tenitorios
menos latinos del norte de Europa, de París para aniba. Las lnás famosas y
extendidas fueron la de Villadei y el Grecismo de Eberardot autor igualmente
del Laberinto, una suelte de antología de modelos en verso para aprendizaje e
imitación.
En verso, casi siempre hexámetro, están escritas muchas obras de carácter
didáctico, no sólo gt'amatical, de la época. Concretamente en Castilla, el
Verbiginale una interesante gramática aparecida en Castilla en el siglo X1TI (cfr.
t
b. Comentarios
Los comentarios eran una forma muy común de hacer llegar el texto de un
autor antiguo. Comentarios de Donato y Prlsciano hay desde la misma
Antigüedad, aunque sólo los elaborados a partir del siglo XlI adquirieron rele-
vancia en la enseñanza del latín durante la Baja Edad Media, con la excepción
del comentaría a Donato de Remigio de Auxerre, del siglo x. Según Law, sur-
gen por la necesidad de mejorar la exposición de algunos puntos o para cubrir
lagunas, por ejemplo, las de Donato en la declinación (faltaba la declinación de
nombres de la 4 a y 5a), en el paradigma pronominal, en el verbal, etc.
Este modo de explicar la gramática influyó notablemente en la tipología de
los códices: los comentarios podían ser suplementos independientes o estar
insertados en el texto que se comentaba. Entre estos últimos adquirieron impor-
tancia las glosas dispuestas en parágrafos de diferente tamaño de letra o en colum-
nas yuxtapuestas, pero respetando la jerarquía entre texto principal y comentario.
De la trascendencia de este método nos puede dar una idea el hecho de que
el propio Nebrija recurriera a él en su redacción definitiva de las lntroductiones
Latinae (Salamanca 1495), en la que unas extensas glosas desentrañan y preci-
san a los maestros el sentido del texto gramatical-sólo que nadie sino el anda-
luz tuvo la feliz ocurrencia de comentarse a sí mismo de nlOdo tan prolijo.
c. Gramática erotemática
La denominación de 'gramática erotemática ' se refiere a los textos grama-
ticales en los que se desarrolla la exposición por medio de preguntas y respues-
tas. Es uno de los medios propedéuticos más eficaces, sobre todo en la ense-
ñanza básica, y no sólo de la lengua latina. En la gramática bajomedieval se
emplea con frecuencia, bien siguiendo el IllOdelo de Donato (su Ars Minor es la
principal gramática erotemática), como hace Julián de Toledo (s. vrn), bien por
nledio de lo que algunos denominan 'gramática de análisis\ cuyo principal
exponente es la gramática del tipo Domill11S, quae pars?, en las que partiendo
de alguna frase o verso de algún autor, se analizan cada una de las palabras que
52 ¡"UGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES
d. Gramática lex.icográfica
Del mismo modo que la elite de la lingüística medieval se localizaba en
Francia, el privilegio corresponde a Italia en lo referente a la lexicografía. El
dominico Juan de Génova (=1298), autor de la Summa grammaticalis valde
notabilis, quae Catholicoll nomínatur es el más ilustre de los lexicógrafos ita-
lianos. Anteriores al Catholicon son Guilelmus Brito (1159/69-1224), de cuya
obra poco sabemos; Papías (fl.l 050), autor de un Elemelltarium doctrine rlldi-
mentu111; y Hugucio de Pisa (=1210), autor de las Magnae derivationes, un léxi-
co etimológico.
Alfonso x cita a los lexicográfos anteriores a Juan de Génova reiterada-
mente. (Niederehe 1987:184-191). El influjo de la lexicografía en las gramáticas
del género plvverbiandi es manifiesto. Son nluy frecuentes las relaciones de
palabras con su traducción romance y, de hecho, es posible aplicarles la etique-
ta de gralnáticas lexicográficas. Es bien sabido, por otra parte, que Nebrija no
consideró acabada su obra en tanto no terminó sus léxicos. Además, puso
nlucho empeño en que el LeXiCOll (el diccionario latino-español) "demostrara la
construcción de las palabras".
e. La gramática proverbiandi
En el ocaso de la Edad Media, llama la atención un fenónleno particular-
mente interesante: la aparición de la lengua vernácula en determinados contex-
tos y con fines muy concretos de carácter pedagógico. Estas gramáticas bajo-
medievales con notas en lengua romance se han venido designando desde hace
años con el nombre de grammaticae proverbiandi. A estas gramáticas, a las que
apenas se les ha prestado atención, me refeliero ahora, y con ellas entramos ya
de lleno en la historia de la gramática del español) .
nes en Burgos (1485, 1491 Y 1497) Yde Daniel Sisón (Zaragoza, 1490), consi-
derados discípulos de Nebrija, ya se constata un uso más extendido de la lengua
romance: aparte de la finalidad instlumental, para facilitar la comprensión del
texto latino y para traducir frases del castellano al latín, se introducen términos
gramaticales en lengua castellana, que son transposiciones del latín adaptadas a
la lengua romance, pero sus reflexiones lingüístico-contrastivas se mueven aún
en un grado muy precario constreñido por su dependencia del latín: son sim-
t
3 Sólo se conservan cuatro folios dedicados a ortografía y prosodia del castellano de lo que presu-
miblemente se trataba de un tratado completo de la gramática del castellano.
-l Galindo Romeo y Ortiz Muñoz proponen se emprenta, empreme o imprime, suponiendo que
creo haber mostrado que esto no quiere decir que Nebrija fuera ajeno al desen-
volvimiento de la tradición gramaticográfica en España.
2. ANTONIO DE NEBRIJA
.5 Para seguir la pisla a las ediciones nebrisenses, cfr. Odriozola 1946 o el Capítulo «Estudio bio-
bibliográfico» de Esparza 1995.
TRAZAS PARA UNA mSrORIA DE LA GRAMÁTICA ESPAÑOLA 59
Para las ideas y la descripción nebrisense de letras y sonidos hay que acu-
dir también a las Reglas de Ortografía en la lengua castellana (Alcalá 1517) y
el opúsculo De vi ac potesfafe litterarum. Nebrija es) pues) también precursor
de los innumerables trabajos ortográficos que irán viendo la luz a 10 largo de los
Siglos Oro y después.
En cuanto a la etimología, haber establecido las partes de la oración sin
desvirtuar la realidad idiomática por el intento de salvar el esquema conceptual
invariablemente utilizado desde Dionisio de Tracia y Aristarco, da una somera
idea de su talento como gramático. Pero también confmna el éxito de un cami-
no andado por los gramáticos anteriores: el establecimiento definitivo del méto-
do contrastivo y del establecimiento de las diferencias entre latín y castellano.
La sintaxis nebrisense desarrolla aspectos originales y representa desde
luego el comienzo del estudio de la sintaxis del castellano y el fundamento de
las teorías posteriores. Su análisis supone el comienzo de la aplicación de crite-
rios formales) desarrollados al mismo tiempo que los aspectos lógicos y semán-
ticos de la ordinatio dictiollu11l, mediante la aplicación de ]a teoría de la rectio.
El libro V de la Gramática, cuyo título reza "para los que de extraña len-
gua querrán deprender" es el primer resumen gramatical impreso cuyo fin
declarado es servir al aprendizaje del español para extrajeros.
6 No por su falta de interés, sino por la imposibilidad de tocar todos los temas. Una muestra, si se
quiere extrema, de las relaciones entre las obras de este gmpo y otras de finalidad tan distinta es la jus-
tificación que hace Simón Abril del uso dcl romance para el aprendizaje dellatúl, siguiendo el ejemplo
de los extranjeros, que aprenden las lenguas cxtrañas en sus propias lenguas
TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRA!\fÁTICA ESPAÑOLA 63
Luis Gil (1967;238-240, 1984:26) hace notar, con indudable acierto, que tam-
bién en el siglo XVI autores como El Brocense~ Juan Luis Vives (1492-1540) o
Simón Abril (c.1530-c.1600) abogaron por una reforma metodológica en la ense-
ñanza dellatín~ en la que figuraba en primerísimo lugar el empleo en los primeros
pasos de la lengua materna? Estos autores proponen el uso del romance desde
persepectivas distintas y renovadas en relación a las nebrisenses. Concretamente,
sienten menos interés por el contraste lingüístico con fines didácticos, aunque se
apoyen firmemente en el carácter universal de la gramática, y es punto común en
sus trabajos un elogio inicial a Nebrija, que se vuelve crítica cuando se trata de jus-
tificar el necesario progreso metodológico. Además, manifiestan un completo des-
conocimiento de la labor nebrisen8e en romance. Los autores que podemos incluir
en este apartado 80n8 :
7 Gil, sin embargo, afmna que se impuso «desde arriba» la línea medicvaliz311te, línea en la que,
como dijimos, incluye a Nebrija.
8 Libros pérdidos o de paradcro desconocido:
1553. Bemabé del Busto. Illtroductiones grammaticas brel'es y compcJldiosas (de existencia dudosa).
1581. Pedro Simón Abril. Gramática latina (ningún ejcmplar conocido).
1586. Pedro Simón Abril La gramática griega escrita en lengua castellana, para que desde luego
puedan los nÍ110s aprender la lengua griega, jUJ1lamenfe con la la fina, conforme al consejo de
QuintilimlO, con la ayuda yfavor de la mIgar. (Reimpresa en 1587 en Madrid por Pedro Madrigal,
aunque no conocemos ningún ejemplar).
1599. Miguel Navarro. Libro muy util y prOl'eciloso para aprender la latinidad
64 .MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES
15321 Bemabé del Busto. Arte para aprender a leer)' escreui1' peifectamen-
te romance y latin.
1533. Bemabé del Busto. lntroducfiones grammaticas breves)' compendiosas.
1573. Pedro Simón Abril. De fin gua lafina. (col. izquierda en español. col.
derecha en latín)9.
1583. Pedro Simón AbriL Los dos libros de la gramática latina escritos en
lengua romance (este libro debe ser el motivo de la confusión de Nicolás Antonio
y de Viñaza que citan una inexistente Gramática castellana de 1583 por Pedro
Simón Abril, aunque reconocen no haberla visto).
Bemabé del Busto lO toma el elogio a Nebrija (fol. a3) en crítica, cuando basa
la necesidad de su obra en la conveniencia de disponer de unas Introducciones
«breves, que ni fuessen defectuosas ni obscuras». Justifica también el uso del
romance:
Assí mesmo se quita toda o gran parte dela dificultad con dar los preceptos en
romance castellano. Por dos o tres razones. Lo uno que el latín en que se enseñan
no aprouecha para imitación que por le saber se sepa nada. Lo otro que es claro que
como los preceptos de suyo tengan tanta aspereza no era bien la lengua en que son
escriptos acreciente otra de nuevo. Lo tercero que no va nada en que lengua se
sepan, ni por que palabras las reglas con tal que se sepa ser assí (fols. a5-6).
Más adelante añade:
Hay aquí otro iructo: que como estén en lengua vulgar tomará el estudiante por
sí gusto de entender, no temá trabajo enel decorar; que lo uno ello se le apegara, lo
otro no es menester vaya atado aquellas palabras, sino que concebida la sustancia
de lo que dize lo diga o sepa por las palabras que primero acierte (fol. a.?).
Simón Abril J1 (1583 :6) advierte en el Prólogo de su Gramática latina en
romance la necesidad de aprender la ciencia en las lenguas vulgares} empezan-
do por la lengua en que la ciencia se expresa:
Error común nuestro es, por no dezir necedad, a los que vienen a apprender
el latín, dalles la Grammatica, con que an de apprender el Latín, escripta en el
mismo Latín. porque si ellos supiessen aquel Latín, ¿qué necesidad temían de la
Grammatica? ¿No será pues más útil con la luz de la lengua que saben, dalles noti-
cia de la que van a apprender, que no enseñarles el latín en el latín, que es alum-
brar la escuridad con las tinieblas?
diosas.
¡ 1 Cito por los ejemplares Madrid BN, R 26029 del De Iingua la/;Ila y Madrid BN, R 13404 de Los
12 Que Simón Abril hubiera podido sustraerse de la tradición anterior. me parece con todo impro-
bable, en alguna ocasión, la terminología parece remitir a las prácticas usuales de la escuela:
¡Quanta maior luz se te da para el componer auczándote a concoeer la const11lción de los vocablos
por su propia significación! pues desta manera la misma lengua vulgar te dize como lo as de construir
y concertar en la latina.
66 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES
Como quedó dicho más arriba hubo en España más afán por la aplicación
t
l3 Los profesores de latín, sin embargo, se servían de los logros de la gramática general. Así
Madariaga remite a sus alumnos a su colega profesor de sintaxis general en la Universidad valenciana
(cfr. pág. 50).
68 MIGUEL ANGEL ESPARZA TORRES
lengua vulgar para sus hablantes. En 1606 ve la luz en Roma la obra lnás sobre-
saliente de Bernardo José de Aldrete, Del origen y principio de la lengua cas-
tellana o romance que oi se usa en Espalia. En el comienzo del Capítulo VIII
afirma Aldrete (1606:47):
Bien cierto es, que para saber la lengua vulgar no es menester arte, ni escue-
la para aprenderla en la tierra donde se usa, porque las plimeras palabras, que los
niños fonnan, i las que comenzando a hablar dizen, son los principios della. En
Castilla oi para hablar Romance no es menester acudir a maestros, que lo enseñen,
que con el hablar mismo se sabe. Asi fue la Latina en Roma siendo vulgar, i niños
i mugeres sin saber leer la hablauan i sabían,...
Pero Aldrete (1606:48) contempla ya la necesidad de que haya gramáticos
que enseñen la lengua vulgar:
Quatro cosas dize Cicerón que hazían los Gramáticos: Tratar de los poetas, i
declararlos, dar conocimiento de las historias, la declaración de las palabras, i dar
el tono i sonido en la pronunciación. Lo qual es necesario para hablar bien en
qualquier lengua, aunque sea vulgar, i conviene que aia maestros que lo enseñen,
por que si faltan, como es sola la naturaleza la que obra, con el vso i trato de otros,
que hablan i pronuncian bien, son mui pocos los que por este camino llegan a
hablar con propiedad, i elegancia, i muchos los que hablan mui mal, i con grau-
des faltas; como por esperiencia vemos oí en nuestra lengua, que corre oi sin estos
maestros de Gramática Castellana, como estuuo Roma cerca de seiscientos años
sin que en ella los vuiesse de la Latina.
Las reflexiones de Aldrete están ya cercanas a la siguiente gramática cuyo
fin declarado es la enseñanza del español a aquellos que tienen esta lengua
conlO lengua materna. Esta obra no será publicada hasta 1614: las Instituciones
de la gramática espaiíola de Jiménez Patón. Sigue a esta, en 1627, la Trilingue
de tres artes de las lenguas Castellana, Latina i Griega todas en Rromanze y
J
Hasta qué punto existe en estos autores -en cada caso concreto-- depen-
dencia de la tradición gramatical escolar -aprendizaje del castellano para el
aprendizaje de las lenguas clásicas y basado en principios universales de la gra-
mática- es algo difícil de determinar. Aunque Jiménez Patón es autor de un
Epítome de la ortografía latina)' castellana, Correas, como se ha señalado, de
]a Trilingue de las tres lenguas castellanas, latina y griega e, incluso, aunque
nos llame la atención el título completo de la obra de Villar es Arte de la lengua
espafiola reducida a reglas y preceptos de rigurosa gramática. Con notas y
apuntamientos utilísimos para el pe/feclo conocimiento de ésta y de la lengua
latina, no podemos olvidar que estos autores se mueven ya claramente dentro
de la 'motivación' que Roldán (1976:213) denomina "valor intrínseco de la len-
guau. De hecho, son bien conocidas las opiniones de Correas sobre el origen del
castellano. Los humanistas vulgares se apoyan en los principios universales de
la gramática, pero tienen como [m la pelfección de la lengua vulgar en sí misma.
72 MIGUEL ÁNGEL ESPARZA TORRES
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TRAZAS PARA UNA HISTORIA DE LA GRAl\IÁTfCA ESPAÑOLA 73