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Arturo Warman

La historia
de un bastardo:
maíz y capitalismo
Arturo Warman gr X -
La historia de un bastardo: HH39
maíz y capitalismo

"El maíz es inventado diariamente por los campesinos


—afirma Arturo Warman, y añade—: Lo inventan con su
trabajo, con su conocimiento, con su respeto y veneración,
con su pasión, con su vida que gira alrededor de esta
planta. Con su terca persistencia. Este libro se deriva de
sus enseñanzas." No menor conocimiento y pasión ha
puesto el autor al escribir la historia del maíz, el cual, si
bien sirvió a los dioses del México antiguo para formar al
hombre, al pasar, a partir de la Conquista, a otros climas
y latitudes, fue tratado como a un bastardo en el sentido,
explica Warman, de desclasado, del que queda fuera de
las normas aceptadas. Fue estigmatizado por ajeno, por
extraño, por pobre. Y fueron precisamente los pobres del
mundo quienes le abrieron sus puertas y lo adoptaron. Y
así, con el tiempo, se convirtió en un aventurero, en un
colonizador, en un "príncipe de Occidente". Ahora el
bastardo reina y lo hace con justicia, nobleza y ganas de
servir.
En este aspecto sus credenciales son inmejorables:
adaptabilidad a casi todos los climas y tiaras, una
mazorca que es un verdadero prodigio de orden y simetría
y de arquitectura utilitaria y bella. Todas juntas han
contribuido a hacer del maíz un cultivo universal.
La manera como esto se logró, la actitud de los diversos
pueblos ante la planta americana, los problemas que
solucionó y los nuevos que creó, así como las múltiples
peripecias en que el maíz se vio envuelto, prestan a este
libro el atractivo de una historia de aventuras, que va
unido a un rigor impresionante de la investigación,
cualidades que conhibuirán a convertirlo en un estudio
clásico en su género.
En la portada: pintura sobre amate de Telésforo Rodríguez y grabado del
siglo xvi de Theodore de Bry.

Fondo de Cultura E c o n ó m i c a
A R T U R O WARMAN

La historia de un bastardo
maíz y capitalismo

INSTITUTO D E INVESTIGACIONES SOCIALES


UNAM

FONDO D E CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
ÍNDICE

Prólogo 7

I. El tesoro vegetal americano 13


II. Botánica económica de una planta maravillosa 24
III. La historia de un bastardo 41
IV. El maíz y sus andanzas en las antípodas 50
V. Maíz y esclavitud en el continente negro 65
VI. Maíz y colonialismo . . ; 81
VII. Maíz y dependencia en África independiente 97
VIII. El confuso rastro del maíz en Europa 113
IX. Maíz y sociedad antes de las revoluciones burguesas . . . 128
X. La maldición del maíz en Europa 149
XI. Bendiciones y maldiciones del maíz en los Estados
Unidos de Norteamérica 168
XII. El camino del poder alimentario 191
XIII. El síndrome de la desigualdad: el mercado mundial 215
XIV. Inventando el futuro 236
XV. Breves reflexiones sobre el milenio y la utopía 252

Nota bibliográfica 263


Bibliografía 265

281
64 L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO

Los crecientes excedentes rurales no se quedaron en el campo ni


en el país; se transferían y se acumulaban en la órbita de la economía
de las potencias. Los campesinos, los poseedores del saber y de la V. MAÍZ Y ESCLAVITUD E N E L CONTINENTE NEGRO
fuerza de trabajo, estaban cada vez más amenazados mientras lleva-
ban a cabo la segunda revolución agrícola y colonizaban las tierras
marginales de la frontera interior. Por muchas décadas aceptaron el A PARTIR del contacto colombino se inició un intenso aunque restrin-
destino de los campesinos de otras partes: no poder comer lo que gido intercambio entre América y África tropical o intertropical, la
producían porque era muy caro. Así convirtieron al maíz y otras situada al sur del desierto del Sahara, antes llamada el continente
plantas americanas, que antes fueron alimentos de pobres, en recur- negro. Desde los primeros años del siglo xvi hasta el fin del siglo xix,
sos esenciales para su sobrevivencia. Pero hicieron más que eso: una cerca de diez millones de africanos desembarcaron en América para
revolución. permanecer en ella para siempre como esclavos. Trajeron sus len-
La segunda revolución agrícola fue parte del mismo proceso que guas y culturas, sus conocimientos y recuerdos, su fuerza de trabajo y
produjo la revolución social de los campesinos, que después de casi nada más. Pocos bienes y productos se agregaron a esta corriente
varias décadas de guerra y de convulsión social, triunfó en 1949. Sólo humana que en su tiempo fue tratada como mercancía: "marfil
después de la revolución social el efecto de la revolución agrícola, la negro" la llamaron. Su presencia marcó y enriqueció la fisonomía y
autosuficiencia alimentaria, alcanzó al conjunto de la sociedad. Apa- la historia de América de manera definitiva. En sentido contrario el
rentemente, los efectos trágicos de la escasez alimentaria derivado* Unjo también fue limitado. Sin embargo, las plantas americanas que,
de las catástrofes naturales y de la desintegración social se han suavi- de manera indirecta o intencionada llegaron al África, modificaron
zado y probablemente eliminado a partir de la década de 1960, lo profundamente el paisaje, la alimentación y la producción agrícola, y
mismo en términos regionales que en los de clase. Aunque persistan « 0 0 ello toda la cultura e historia africanas.
problemas de producción, transporte, abasto y distribución, en la Pese a la magnitud del tráfico humano y la trascendencia de su
actualidad hay plena confianza, tanto en China como en el mundo, impacto, el intercambio entre África y América fue limitado, desi-
respecto a que el problema alimentario no amenaza al futuro de esa gual, mutilado. Al introducir un tercer participante: las potencias
nación (Orleans, 1977). No es poca cosa si recordamos que uno de » oloniales europeas, que promovieron y forzaron el intercambio en
cada cuatro habitantes del planeta vive en China. lunción de sus propios intereses, recompensados por las enormes
ganancias derivadas de ese comercio, la relación entre África y Amé-
i lea adquiere su verdadera dimensión y lógica. Esta no corrige la de-
ligualdad ni la mutilación en la relación directa, por el contrario la
resalta, pero la aclara, la explica. Sólo en ese marco triangular es
4

posible analizar el origen, el desarrollo y la naturaleza del intercam-


bio entre los dos continentes.
A mediados del siglo xv, la esclavitud, con diferentes causas y
modalidades, se practicaba en todos los continentes incluyendo
América precolombina. Pese a su generalidad, la esclavitud era un
fenómeno secundario y restringido, vinculado con las esferas cere-
moniales y domésticas más frecuentemente que con las productivas,
lín ninguna región o rama de la producción la relación esclavista era
axclusiva o predominante. La esclavitud expresaba la acumulación
del poder y la riqueza pero no servía para generarla ni reproducirla.
Ibdavía no adquiría una clara barrera racial. Había esclavos euro-
pios en el mundo islámico y en la misma Europa, como en Chipre y
ni Sicilia, donde participaban en el cultivo de caña de azúcar. Había

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MAÍZ Y ESCLAVITUD E N E L CONTINENTE NEGRO 67
66 LA HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO

esclavos moros en Europa y en el Cercano Oriente. África tropical, nativa por esclavos emergió no sólo como una posibilidad lógica
donde la esclavitud se practicaba entre diferentes naciones y estados, sino también como una oportunidad para realizar magníficos nego-
también proveía de esclavos a Europa y al Islam. Aunque no dispo- cios. La razón de Estado orientada a la expansión y consolidación
nemos de información cuantitativa sobre la esclavitud en ese tiempo, del imperio donde el sol nunca se ocultaba, se agregó a los intereses
hay un acuerdo casi general respecto a su pequeña escala. particulares que promovieron la importación masiva de esclavos.
A partir de mediados del siglo xv, cuando se inició desde Europa la Hasta la razón humanista y religiosa, preocupada por la extinción
búsqueda de una ruta atlántica hacia el Oriente, se empezó a modifi- repentina de la población nativa, se sumó a la demanda esclavista en
car radicalmente la magnitud y el propósito del tráfico esclavista. voz de fray Bartolomé de las Casas, el colérico protector de los
Portugal, que encabezó la penetración europea en África, también indios.
adquirió primacía en el comercio de la mercancía humana. Los es- E n 1518 la corona española otorgó una licencia para la introduc-
clavos, junto con el oro, marfil, pimienta malagueta y otros pro- ción directa de 4 mil esclavos "tomándolos de las islas de Guinea y
ductos africanos llegaron a los mercados europeos a través de los de las otras partes de donde se acostumbra, y sin llevarlos a registrar
comerciantes portugueses, que desde 1445 establecieron en las costas a la Casa de Contratación de Sevilla. . .". La licencia fue vendida pri-
africanas la primera de varias factorías, establecimientos comerciales mero a comerciantes y luego a capitanes negreros presumiblemente
permanentes y fortificados. Probablemente la mayoría de los escla- portugueses (Aguirre, 1972, pp. 17-19). Así se inició el tráfico directo
vos "rescatados" o capturados en la costa occidental de África duran- entre África y América por el que desembarcarían en el Nuevo Mun-
te el siglo xv nunca llegaron a Europa sino que se utilizaron para do, hasta 1870,9.3 millones de esclavos africanos. Las cifras que utili-
poblar, sembrando caña y produciendo azúcar, las islas atlánticas zo se tomaron de la obra de Philip D. Curtin, The Atlantic Slave Trade,
del África ocupadas por los portugueses, como las de Cabo Verde, a Census (1969), sustentada en una cuidadosa y prolongada investiga-
Sao Tomé y Príncipe. En esas islas la plantación esclavista adquirió ción. Su autor advierte que es imposible la precisión cuantitativa, por
dominancia si no es que exclusividad. Los cálculos más conservado- lo que sus cifras deben tomarse como un orden de magnitud que
res fijan en 30 mil, mientras que otros con bases sólidas elevan hasta puede variar, hacia arriba o hacia abajo, en un 20%. Investigaciones
150 mil el número de esclavos capturados por los portugueses en la posteriores han confirmado la verosimilitud de ese orden aunque
segunda mitad del siglo xv. A partir de entonces el esclavismo adqui- muchos autores estiman que la cifra real se aproxima más al límite
rió otro carácter para convertirse en una de las fuerzas motrices en el
superior estimado por Curtin de alrededor de 11 millones (Davidson,
surgimiento y desarrollo del capitalismo moderno.
1980, pp. 95-101). Nunca habrá certeza al respecto; las cifras ilustran
Entre 1500 y 1650 otros 140 mil africanos fueron vendidos en Euro- la magnitud pero pueden omitir uno o dos millones de seres hu-
pa y en las islas del Atlántico por los tratantes portugueses. Algunos manos. ,
esclavos, muy pocos, llegaron desde Europa a tierra americana El ritmo de esa gigantesca migración fue creciente hasta principios
acompañando a las primeras expediciones españolas. E n el Nuevo del siglo XTX: 125 mil en el siglo xvi, un millón 280 mil en el xvn,
Mundo, la conquista española manifestó rápidamente uno de sus 6 millones 265 mil en el XVTII. Pese a la prohibición del tráfico por los
más trágicos efectos: el brutal descenso y a veces la extinción total de ingleses desde 1807, seguidos por los franceses y otras naciones,
la población nativa, aniquilada por la guerra y la esclavitud asociada un millón 628 mil esclavos fueron introducidos en América en el
con ella, pero sobre todo por las epidemias nuevas que encontraron siglo xix. Sólo la abolición de la esclavitud en el continente america-
un terreno fértil en la carencia de inmunidades adquiridas y en el no, concluida en la segunda mitad del siglo xix, clausuró lentamente
sustrato de la desnutrición y el hambre derivadas del dislocamiento y el comercio humano. El 80% de los esclavos que arribaron al Nuevo
la ruptura de los sistemas productivos y de distribución nativos. El Mundo lo hicieron entre 1701 y 1850, periodo que incluye los siglos
vastísimo territorio americano, cuyas dimensiones reales todavía no de las luces y de las grandes revoluciones burguesas europeas, entre
se conocían a principios del siglo xvi, corría el riesgo de convertirse las que destaca la industrial.
en tierra yerma por la carencia de mano de obra, de trabajadores que El cultivo de la caña y la producción de azúcar fue la actividad que
dieran un sentido, un atractivo y una posibilidad a la colonización absorbió a la mayoría de los esclavos que sobrevivió a la travesía del
permanente del Nuevo Mundo. La sustitución de la mano de obra
Atlántico. La caña (Saccharum officinarum L.) no es una planta ame-
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ricana sino que fue introducida después del contacto colombino. turia triplicaron los volúmenes manejados por sus cercanos compe-
Pero desde el siglo xvn América tropical se convirtió en la mayor tidores: franceses y portugueses. Después de la prohibición inglesa, el
zona productora del mundo de esta gramínea, posición que conserva. peso del comercio trasatlántico volvió a recaer en los empresarios
El consumo de azúcar en Europa pasó de ser un lujo casi extravagan- independientes de todas las nacionalidades, convertidos en contra-
te en el siglo xv para convertirse en uno de los alimentos básicos a bandistas. A los grandes poderes esclavistas se agregaron otros pode-
partir del siglo xvin, en una de las fuentes de calorías más importan- res menores, como los suecos y daneses. Los españoles, que de mane-
tes para sostener los nuevos ritmos de trabajo exigidos por la revolu- ra directa fueron participantes menores en la trata por la carencia de
ción industrial (Mintz, 1985). factorías en las costas africanas, fueron un factor importante en la
Cuando menos las dos terceras partes de los esclavos africanos configuración del tráfico trasatlántico a través de las licencias en el
importados durante el largo periodo del tráfico trasatlántico estuvie- siglo xvi y los asientos desde el siglo xvn, concesiones de Estado para
ron vinculados con la producción de azúcar. Su distribución en el abasto de fuerza de trabajo esclavizada. No hay culpables pero
América refleja esa asociación entre el azúcar y la esclavitud. Brasil, menos hay inocentes. Sin embargo, hay víctimas.
el principal productor de azúcar en el mundo desde el siglo xvn hasta Los métodos para la obtención de los esclavos africanos se fueron
ahora, adquirió el 38% de los esclavos importados, más de tres y modificando conforme creció el volumen y se multiplicaron los des-
medio millones. Las Antillas Británicas, las posesiones francesas en tinos. Las primeras expediciones de captura, en las que se secuestra-
el Caribe y la América española, comparten el segundo lugar, cada ba a quien apareciera, pronto se complementaron con alianzas con
una con el 17% del total. Destacan Haití, con cerca de 900 mil escla- jefes y reyes africanos para emprender expediciones militares conjun-
vos importados directamente, Jamaica con 750 mil, Cuba con 700 mil tas para la captura de esclavos, por las que los tratantes europeos
—más de las tres cuartas partes adquiridos después de que Inglaterra se convirtieron en instrumentos de los designios políticos de los go-
prohibió el tráfico—, Martinica y Guadalupe con cerca de 700 mil, bernantes locales o de sus opositores. Estos métodos, que nunca
entre los destinos más importantes de la geografía esclavista y azuca- desaparecieron del todo pero que eran al fin aleatorios, fueron com-
rera. Los Estados Unidos recibieron el 6% de los esclavos, cerca de plementados por el comercio más o menos pacífico, el "rescate" con
600 mil —con una proporción más baja asociada con la economía intermediarios africanos que se encargaban de la captura y concen-
azucarera—, y otro tanto arribó a las colonias azucareras de Holan- tración de la mercancía humana, el mecanismo más importante.
da, Dinamarca y Suecia en el Mar Caribe. Los intermediarios africanos eran por necesidad y por definición
Los agentes del tráfico trasatlántico, un mercado atractivo y dispu- poderes políticos dotados de fuerza militar. A veces se trataba de los
tado en el que la piratería y el contrabando siempre estuvieron pre- gobernantes tradicionales que asumían nuevas funciones, pero tam-
sentes, también cambiaron con el tiempo. Los portugueses, iniciado- bién surgieron nuevos gobernantes que sólo tenían la legitimidad
res en gran escala de tal tráfico, conservaron su supremacía en el derivada de la asociación con los tratantes europeos. Los interme-
negocio esclavista durante los siglos xv y xvi, y pese a que fueron des- diarios también se ocupaban de la distribución de los productos
plazados del papel protagónico por otros poderes, se mantuvieron europeos recibidos como pago„entre los que destacaban las armas de
como tratantes de importancia hasta la extinción de la trata. Los fuego, así como de abastecer de alimentos a las factorías y de provi-
holandeses desplazaron a los portugueses como los principales tra- siones a las naves negreras para el cruce del océano. Eran soldados,
tantes en el siglo xvn. E n ese cambio, los capitanes negreros portu- comerciantes y empresarios, la contraparte africana de los capitanes
gueses, empresarios medianos e independientes, tuvieron que enfren- negreros que fueron premiados con títulos nobiliarios. Los europeos
tar la competencia de las grandes empresas, verdaderos monopolios acudían con sus mercancías a los centros de concentración, regatea-
con participación estatal, como la Compañía Holandesa de las In- ban, a veces pagaban derechos y otras gabelas a los jefes africanos,
dias Occidentales. Las grandes compañías negreras inglesas y fran- cargaban rápidamente para escapar de lafiebreamarilla y partían al
cesas, que iniciaron sus operaciones a mediados del siglo xvn, logra- Nuevo Mundo.
ron la supremacía comercial antes de finalizar el siglo. En el siglo
El arribo a las costas africanas era apenas una escala del "gran cir-
xvni, los ingleses volvieron a recurrir a los empresarios independien-
tes, que con una trata de más de dos millones de esclavos en esa cen- cuito" comercial construido alrededor del tráfico esclavista. Éste se
inciaba en algún puerto europeo, como Liverpool, que fue el más im-
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70 LA HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO

portante del gran circuito en el siglo xvin. Allí se cargaban herra- elemento dinámico para el desarrollo industrial británico (Wolf,
mientas de metal, armas de fuego y pólvora, textiles, ron y tabaco 1982, pp. 198-200).
para pagar por la compra de los esclavos africanos. Las armas de fue- En el largo tiempo que duró el comercio esclavista, un poco más de
go tenían un papel preponderante y una posición estratégica en este cuatro siglos, el estigma de la esclavitud se asoció con un contenido
circuito comercial. Se estima que en la segunda mitad del siglo xvni racista. Negro y esclavo se identificaron. La distinción por el color de
África occidental importaba cerca de un cuarto de millón de armas la piel, que junto con las diferencias lingüísticas, étnicas y religiosas
anualmente (Wolf, 1982, pp. 209-211). Todavía era común por ese entre los africanos tuvo usos prácticos para el control de los esclavos
entonces suponer que la tasa de cambio adecuada era de un esclavo en América, puesto que segmentaban e impedían la identificación
por un arma de fuego (Davidson, 1980, pp. 239-246), aunque las cifras con las poblaciones locales, persistió mucho más allá de su utilidad
sugieren que las armas de fuego se habían abaratado. Las armas se pragmática y se configuró como prejuicio, como barrera excluyente.
convertían en uno de los mecanismos de ampliación y reproducción Tanto en el Nuevo como en el Viejo Mundo, el prejuicio racista re-
del tráfico esclavista. creado permanece.
Con esa carga los buques acudían a las factorías o los puestos de La otra cara de la moneda: los efectos del tráfico esclavista sobre
intercambio para adquirir esclavos y provisiones. En esa transacción la población y el desarrollo de los pueblos del África tropical es-
no se usaba el dinero sino el trueque conforme a un sistema de tá mucho menos documentada y es menos conocida. Desde la pers-
equivalencias convenido y probablemente generalizado. Después del pectiva africana hasta las cifras adquieren otra proporción. Los
cruce del océano, se vendía la carga humana y el navio se cargaba de 9.3 millones de esclavos penosamente contados por Curtin son aque-
azúcar, ron y tabaco. Así se volvía al punto de partida, donde se llos que desembarcaron vivos en el continente americano. No hay
vendían los productos del trabajo esclavo en las plantaciones ameri- registros que permitan establecer cuántos fueron embarcados en
canas. África y nunca arribaron al destino que no escogieron. El mismo
De la participación en el gran circuito esclavista los tratantes euro- Curtin (1969), trabajando con una muestra del siglo xvni, concluye
peos esperaban tres tipos diferenciados de ganancia. En el primero se que el 16% de los esclavos pereció durante la travesía por el Atlántico
trataba de doblar el precio de los productos europeos entregados a y estima que esa proporción puede ser representativa para el tráfico
cambio del valor de los esclavos. E n el segundo se trataba de duplicar total. Aunque hay documentos y narraciones dramáticas sobre viajes
el precio de los esclavos africanos al ser vendidos en América. En el trasatlánticos que sugieren que el cálculo pudiera ser conservador, el
tercero, la venta de los productos americanos en los puertos euro- silencio sobre miles de viajes sin incidentes en los que los capitanes
peos, los tratantes privados estimaban ganar la mitad del precio trataban de evitar el deterioro de la mercancía más allá de lo normal,
pagado por los productos americanos. La expectativa de un retorno coloca a esa estimación como la mejor (Jisponible. Implica que 1.5
por la inversión cercano al 600% era más una norma contable que millones de eclavos murieron en la travesía marítima, por lo que el
una realidad ya que los costos de la prolongada operación debían total de los africanos embarcados hacia América asciende a 10.8 mi-
deducirse de los ingresos. Aun así, las ganancias eran considerables y llones. Aunque el tráfico trasatlántico fue el más importante, nunca
atractivas aunque no hay acuerdo respecto a su monto. fue exclusivo. Esclavos africanos fueron llevados durante el mismo
El movimiento económico agregado generado por el tráfico escla- periodo hacía al mundo islámico y el Oriente. Esta corriente, mucho
vista, que abarcaba desde los fabricantes de armas y textiles hasta las más cruel y costosa en términos de vidas humanas según los auto-
plantaciones del Nuevo Mundo, tuvo enorme importancia para el res, se incrementó exponencialmente a partir de la prohibición del
desarrollo de Europa y la formación y acumulación acelerada de tráfico trasatlántico en el siglo xix y se prolongó hasta el siglo xx. No
grandes capitales. Eric Williams, en su obra clásica Capitalism and existen bases para cuantificar ese tráfico secundario, que no fue
Slavery (1944), sostiene que el tráfico esclavista y sus efectos agrega- intrascendente. McEvedy y Jones (1978) estiman en 14.9 millones el
dos generaron el capital que hizo posible el despegue de la revolu- número total de africanos exportados como esclavos entre 1500 y
ción industrial. Eric Wolf, con elementos adicionales, suaviza esa 1880.
interpretación sin contradecirla, al sostener de manera convincente Esas cifras, que se refieren sólo a la exportación, excluyen a las
que el tráfico del gran circuito del Atlántico constituyó el principal bajas humanas causadas por el tráfico esclavista dentro de África
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LA HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y ESCLAVITUD E N E L CONTINENTE NEGRO

durante la captura, el transporte del interior hacia la costa y la con- evaluación general y agregada a pueblos específicos o a periodos his-
centración en los puntos de embarque en espera de los tratantes tóricos delimitados en los que los efectos de la trata pudieron ser
exportadores. Fage (1969, p. 94) estima que menos de la tercera parte definitivos para la alteración del desarrollo demográfico. Otro ele-
de los esclavos fueron adquiridos por los intermediarios africanos mento, de tipo cualitativo, tampoco ha podido ser evaluado. Los tra-
por los medios "normales" tradicionalmente establecidos como cau- tantes esclavistas tenían un claro modelo de la mercancía deseada, la
sales del vínculo esclavista: el empeño, la liquidación de deudas, la de más alta calidad: la "pieza de Indias", un joven varón en plena
comisión de delitos, o la expulsión del linaje. Otro tanto fue secues- capacidad y en buen estado de salud, de cuando menos "siete pal-
trado por ser pobre y carecer de protectores o recursos para recobrar mos" de altura: 1.7 metros. Las mujeres, niños y esclavos mayores
su libertad. Cuando menos la mitad fueron esclavizados como pri- contaban menos que una pieza (Wolf, 1982, p. 222). Este modelo, que
sioneros de guerra. La generalización de la guerra como el mecanis- implicó preferencia y selección en la captura, debió tener consecuen-
mo más importante para el acopio de mercancía exportable debió cias en la disponibilidad de fuerza de trabajo y su distribución en las
causar una enorme pérdida de vidas humanas sobre todo a partir unidades domésticas africanas, aunque no podamos establecer su
de la difusión masiva de las armas de fuego. No hay datos que permi- importancia social y cultural.
tan la cuantificación de las pérdidas humanas causadas por el tráfico Hay consenso sobre la severidad de los efectos económicos y polí-
esclavista en tierra africana pero hay consenso respecto a que éstas ticos de la trata sobre los pueblos africanos, aunque no todos han
fueron grandes e importantes, aunque permanezcan como incógnita.
sido explorados con profundidad. La trata se estableció a partir de
No todas las regiones ni los pueblos africanos sufrieron las conse- redes de intercambio preexistentes. Estas, que incluían el intercam-
cuencias del tráfico esclavista del mismo modo ni con la misma bio de esclavos, eran mucho más complejas y diversificadas, con
intensidad, pero prácticamente nadie quedó indemne de sus efectos especializaciones territoriales y laborales como su sustento. E l in-
directos o indirectos. Un poco más de la mitad de los esclavos expor- tercambio se especializó y simplificó a partir de la trata. También
tados a América procedían de África occidental, entre Cabo Verde y se distorsionó todo el patrón económico cuando el intercambio se
el delta del río Níger. La mayoría del resto, los "congos y angolas" en concentró en una única mercancía exportable: la propia fuerza de
los registros esclavistas, procedían del África central, al sur de la de- trabajo, que comprometía el presente y el futuro de la estructura pro-
sembocadura del río Congo, extendida desde el Océano Atlántico ductiva. La economía africana fue radicalmente transformada por la
hasta el índico. Cantidades menores fueron esclavizadas en el Sudán trata, como también lo fue su estructura política y social. Desapa-
y en el este de África. Pero las complejas redes de intercambio comer- recieron estados y otros se crearon al amparo del tráfico. E l enfren-
cial o militar penetraron profundamente en el interior del continente, tamiento armado sustituyó a otro tipo de relaciones. E l poder pudo
capturando esclavos o provocando retiradas y migraciones para evi- fincarse en recursos externos y en la función de intermediación. E l
tarlo. Los esclavos tenían que recorrer cientos de kilómetros antes de África "primitiva" y "primigenia" que en él siglo xix "descubrieron"
su embarque. E l tráfico acabó por afectar, directamente o como ame- los exploradores, la vanguardia de la ocupación colonial, y en el siglo
naza o restricción, a toda la población africana y sus relaciones de xx los antropólogos, era en gran medida el producto de la relación
intercambio.
esclavista con Europa por varios siglos (Wolf, 1982, cap. 7; Hopkins,
Se ha debatido largamente sobre los efectos demográficos de la tra- 1973; Rodney, 1972). Era parte de su propia imagen, aunque nadie
ta y el genocidio con ella asociado. No hay un claro acuerdo, aunque quisiera verla ni aceptarla.
la corriente de opinión que sostiene que las consecuencias de la trata El apretado resumen del desarrollo del tráfico esclavista puede
en el largo plazo fueron marginales en el desarrollo demográfico, dejar la impresión de que su expansión fue un proceso triunfal, ava-
parece la más aceptada (Fage, 1969). Estos efectos, que originaron sallador, nunca frenado por la resistencia. Esa impresión es falsa.
crecimientos menores a los esperados en proporciones poco signi- Aunque no disponemos de una visión clara de la resistencia a la
ficativas, fueron compensados por la introducción de las plantas expansión esclavista, la información sugiere claramente que ésta fue
americanas que incrementaron sensiblemente la disponibilidad de una constante, con muy diversa fuerza y con variadas manifestacio-
alimentos en el mismo periodo en que la trata se desarollaba (McE- nes, tanto en África como en América. Las expresiones de resistencia,
vedy y Jones, 1978). Sin embargo, resultaría inadecuado aplicar esa desde la negativa de gobernantes para participar en la trata, las reti-
74 LA HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y ESCLAVITUD E N E L CONTINENTE NEGRO 75

radas masivas de la población para refugiarse de la captura, la resis- piloto anónimo que describe en la isla de Santiago de Cabo Verde la
tencia armada, las fugas y los sobornos, las rebeliones y motines en siembra de "milho zaburro, que en las Indias Occidentales se llama
los puntos de concentración y en los navios, entre otras, desde el lado maíz". La descripción del piloto anónimo debió de hacerse entre
africano, y las revueltas de negros, el establecimiento de comunida- 1535 y 1550. La cita, sólidamente fundada, ha sido objeto de debate
des y hasta repúblicas cimarronas, la compra de la libertad o la aunque no haya elementos suficientes para descalificarla (Messeda-
manumisión, así como las permanentes muestras de resistencia pasi- glia, 1927, caps, ix y xi; Weatherwax, 1954, pp. 35-37; Godinho, 1965,
va, desde la desobediencia o el robo hasta la estupidez fingida, que pp. 362-380; Ribeiro, s/í)- Existe una clara posibilidad de que dos
caracterizaron en parte las relaciones entre dueños y esclavos en el noticias previas a la presencia de milho de mazaroca en las islas de
Nuevo Mundo, están siempre presentes junto con la trata. La resis- Cabo Verde en 1528 y 1529 se refieran al maíz. En cambio, parece
tencia es uno de los elementos constitutivos del tráfico esclavista. En dudoso que una noticia sobre el cultivo de milho en la isla de Sao
no pocas ocasiones la resistencia fue exitosa pero en muchas más fue Tomé en 1506 se refiera al cereal americano (Godinho, 1965, p. 368).
brutalmente vencida y reprimida. E l tráfico esclavista estableció su Después de 1550 son relativamente frecuentes las referencias a la pre-
predominio, su hegemonía, sobre África, así como la plantación es- sencia del maíz en la costa occidental de África, aunque insuficientes
clavista estableció la suya en grandes áreas del Nuevo Mundo, con para trazar con precisión el proceso de migración y generalización
severas contradicciones y pese a la siempre presente y ubicua resis- de su cultivo.
tencia de sus víctimas. Que no siempre la justicia triunfa en la histo-
Diversas fuentes atribuyen a los portugueses la introducción del
ria o lo hace demasiado tarde.
maíz en la costa occidental de África. Así lo hace el holandés P. de
La gigantesca movilización humana del tráfico esclavista estuvo Maares en 1605, quien dice que los portugueses introdujeron el maíz
sustentada en el uso del maíz como el principal mantenimiento de los de América en la isla de Sao Tomé y a partir de ahí lo distribuyeron
esclavos, como su base alimenticia. No existe absoluta certeza sobre entre los "salvajes", quienes lo adoptaron como cultivo de autoabasto
cuándo fue introducido el uso y el cultivo del maíz en la costa occi- al percatarse de que rendía en abundancia para mezclarlo con su
dental de África y en las islas atlánticas, pero eso sucedió en los pri- mijo, el mantenimiento tradicional (Porteres, 1959, p. 95). La huella
meros 40 años después del contacto colombino. La incertidumbre se lingüística, de la que ya vimos su elusividad, confirma esa introduc-
deriva del hecho de que los portugueses, probables introductores de ción, ya que en diversas lenguas de la costa se llama todavía al maíz
la planta en África, todavía no definían con certeza el nombre para "grano de los europeos" y más precisamente "grano de los portugue-
identificarlo. E l nombre que le daban al maíz, milho, era el mismo ses" (Porteres, 1959, pp. 95-101). Duarte Lopes anotaba en 1591 que
que se usaba para dos cereales que formaban parte del viejo patrimo- en el reino del Congo al maíz se le llamaba mazza manputo —manpu-
nio agrario del mundo mediterráneo: Panicum mileaceum L. y Setaria to era el apelativo que se daba a los portugueses— y tenía a bien agre-
itálica Beauv. E l nombre de milho también se extendió a dos cereales gar que era el más vil de los granos, apenad apto para los cerdos. En
con los que los portugueses tropezaron en el siglo xv en África: 1600 el maíz se llamaba en el norte de Angola masinporto, otra clara
Andropogon sorghum Brot. y Pennisetum spp. Los calificativos que referencia a los portugueses (Miracle, 1966, p. 93).
agregados a la palabra milho permitirían después la clara distinción La introducción intencionada del maíz por los colonizadores por-
entre esas plantas todavía no estaban bien establecidos y algunos tugueses probablemente respondió a que los cereales del Viejo Mun-
cronistas los confunden e intercambian. En esta confusión lingüísti- do no prosperaban en las islas atlánticas que habían ocupado, muy
ca se apoyan los autores que como Jeffreys (1971) buscan el origen cercanas al ecuador, mientras que los cereales africanos ofrecían un
del maíz fuera de América o tratan de demostrar su introducción en muy bajo rendimiento. Por varios años, los asentamientos y factorías
el Viejo Mundo antes del contacto colombino, pese a que las eviden- portugueses tuvieron que ser abastecidos de harinas panificables por
cias botánicas, históricas y arqueológicas no sustenten su elaborada mar desde la península Ibérica, lo que estaba bien para los portugue-
argumentación. ses pero era demasiado caro para la creciente población esclava. La
Una de las primeras menciones claras del cultivo del maíz en Áfri- referencia al milho de mazaroca de 1529, que con mucha probabilidad
ca aparece en la obra de Ramusio, quien publicó en 1550 y en 1554 su era maíz, agrega que servía como mantenimiento de los esclavos. La
colección Dei Nañgatione e Viaggi. En ella incluye la narración de un temprana introducción del maíz en África hace especular a Godhino
76 L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y ESCLAVITUD E N E L CONTINENTE NEGRO 77

que la planta no fue traída de Brasil, como generalmente se asume, esclavistas para la travesía atlántica (Wolf, 1982, p. 209). Este tipo de
sino directamente de las Antillas Españolas (1965, p. 377). También intermediarios y las entidades políticas creadas a través de la
se puede suponer que pudo venir de Portugal, donde ya se conocía. vinculación con el esclavismo, como los asante, fueron instrumentos
Hay campo y tradición para especular en este tema. eficaces en la difusión del nuevo cultivo de la planta americana. Los
La temprana vinculación entre el maíz y los esclavos en África tie- pueblos del norte de la cuenca del río Congo atribuyen la introduc-
ne otras evidencias. Desde 1506 los esclavos de Benin y los manicon- ción del maíz a los asante, que los invadieron en los primeros años
gos —llamados así porque ése era el nombre de su monarca— eran del siglo xix (Miracle, 1966, p. 95).
concentrados en la isla de Sao Tomé. En 1533, la nave Santa María da Es posible afirmar con el material disponible que el maíz fue el
Luz embarca en esa isla 240 esclavos y 22 cestos de milho das antillas principal alimento para el sustento del tráfico esclavista. Sólo para
—maíz fuera de toda duda— para emprender la travesía del Atlánti- el viaje trasatlántico cada uno de los barcos negreros necesitaba de
co; sólo 167 de los infortunados esclavos llegaron al Nuevo Mundo. cuando menos 12 toneladas de maíz, suponiendo una duración nor-
En el mismo año el buque San Miguel embarcó en el mismo punto mal de 45 días y una carga promedio de 250 esclavos con una ración
201 esclavos y maíz para el viaje (Godinho, 1965, p. 554). En el siglo diaria de un kilogramo de maíz. En esa suposición utilizo y extrapolo
xvi los esclavos en las naves portuguesas recibían dos comidas al día, de manera muy conservadora datos de la obra de Godinho (1965).
una de maíz y la otra de frijol —probablemente también de origen
Más de 40 mil viajes trasatlánticos fueron necesarios para transpor-
americano— cocinados con sal en aceite de palma; también recibían
ropa para cubrirse y nada más. Por aquel entonces los holandeses tar a la enorme masa de esclavos hacia el continente americano. E n
consideraban que los portugueses daban un extravagante trato de el siglo xvni, cada año partían alrededor de 300 navios, casi uno por
privilegio a sus esclavos (Godinho, 1965, p. 570). día. Por entonces, los barcos esclavistas también se llamaban tumbei-
ros, acaso porque los esclavos iban acomodados en pequeños nichos,
En el siglo xvn el maíz ya estaba amplia y firmemente establecido como en los osarios de los panteones, y también por la elevada mor-
en las costas atlánticas de África y probablemente en vastas zonas tandad que entre la carga sucedía. La tripulación era mínima, no
del interior. Era considerado como el mantenimiento común y gene- más de una docena, por lo que las más duras reglas disciplinarias se
ralizado de los esclavos, lo mismo en tierra que durante la travesía. imponían para evitar la desobediencia y los motines. Las condicio-
Barbot, en 1682, observa que el maíz varía de precio entre una corona nes de transporte de los esclavos fueron uno de los argumentos que
y veinte chelines entre febrero y agosto, y supone que el alza se debe con más frecuencia utilizaron los abolicionistas.
al gran número de navios esclavistas que llegaban a las costas. E l No existe ninguna base para calcular el consumo de maíz durante
mismo añade que los agricultores lograban grandes ganancias con el la movilización por tierra y la concentración de los esclavos, que pro-
maíz, que era vendido a los fuertes europeos, a los buques esclavistas
bablemente era mucho más elevado que el requerido para el trans-
y a otras naciones (Miracle, 1966, p. 91). E l cultivo del maíz, además
de servir para el consumo directo por sus productores, se había con- porte marítimo. Miracle (1966, pp. 91-92), con cálculos gruesos y ele-
vertido en una producción mercantil para los africanos, quienes mentales, afirma que con 10 mil toneladas podía ser satisfecha la
atendían no sólo el consumo esclavista europeo sino también el demanda esclavista de cualquier año. E l cálculo podría elevarse fá-
interno. cilmente pero conservaría su carácter especulativo. Aceptando sin
conceder la cifra, es probable que el mercado de maíz en África para
El maíz, como cultivo comercial, se constituyó en una de las fuen- la trata esclavista en los siglos xvn y xvni haya sido el más grande pa-
tes de poder y de riqueza de los intermediarios africanos en el tráfico ra ese grano fuera de América. Si consideramos que existía un mer-
esclavista. Uno de estos empresarios —big men los llamarían los cado local y regional además del vinculado con el tráfico esclavista,
ingleses—, Johnny Kabes de Komenda, el más famoso, se convirtió en algunas áreas de África occidental el maíz fue, después de los escla-
en el principal intermediario entre los asante y los ingleses a princi- vos, la mercancía más importante y el principal instrumento para el
pios del siglo xvni. Entre sus múltiples negocios proveía de materia- intercambio.
les y de fuerza de trabajo a los ingleses para construir sus fuertes, era El maíz no fue la única planta americana que se estableció en Áfri-
propietario de una flotilla de canoas para alquiler, controlaba yaci- ca durante el ciclo o el periodo esclavista. Fue tal vez la más tempra-
mientos de sal y plantaciones de maíz que abastecían a los buques na, probablemente junto con el frijol, precediendo por unos años a la
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L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y ESCLAVITUD EN E L CONTINENTE NEGRO

yuca o mandioca, que también adquiriría gran importancia como vo espacio se abre el cultivo. Había una identidad entre el sistema
alimento básico o mantenimiento. Más tarde, en la etapa colonial de agrícola creado por los cultivadores africanos y la planta de maíz
los siglos xix y xx, se establecerían en las plantaciones de África otras creada por los agricultores americanos.
plantas de origen americano: el hule, el cacao, el sisal o henequén, y El maíz no tiene ventaja clara en los rendimientos respecto a la
el tabaco, entre las más importantes. La preeminencia que logró el yuca o mandioca, pero en relación al tráfico esclavista presentaba
maíz, sobre todo como sustento del tráfico esclavista pero también otras características favorables. E l almacenamiento de alimentos es
como mantenimiento, puede explicarse en varios órdenes. Destaca uno de los requisitos para la concentración humana creada por la
en primer lugar el elevado rendimiento del maíz, claramente supe- trata. Este requisito, tan obvio, no es de fácil solución en los climas
rior al que se obtenía en los cereales tradicionales africanos: sorgo y húmedos y cálidos de la costa occidental de África o en las travesías
mijo. No se puede cuantificar la diferencia pero debió haber sido marítimas. Ahí, el maíz, un cereal tropical, con granos densos y com-
considerable ya que todos los cronistas la mencionan o destacan. L a pactos, aventaja a la yuca, un tubérculo que puede almacenarse de
precocidad del maíz, que madura antes que los sorgos y mijos, tam- manera dispersa en la tierra misma pero que resiste poco fuera de
bién constituye una ventaja importante, sobre todo en las áreas con ella. Asociado con la conservación y el almacenamiento está el trans-
temporadas de lluvias de corta duración. porte, otro de los requisitos ineludibles para la movilización de gente,
Por el mismo tiempo, aunque con un poco de anticipación, se ha- respecto al cual el maíz tenía ventajas por su naturaleza compacta,
bía introducido el cultivo del arroz en la costa occidental de África. que proporciona más nutrientes en menor volumen y peso. El maíz
Respecto a él el maíz tenía ventajas en los rendimientos y precoci- se convirtió en el alimento de los cargadores, el más importante
dad, pero sobre todo, no requería de transformaciones tecnológicas medio de transporte en África tropical, y persistió como tal después
que el arroz sí demandaba. No sabemos si el cultivo del arroz se in- del final del tráfico. A estas ventajas puede agregarse la que presenta
trodujo en su modalidad anegada o de secano, pero en cualquier el maíz por su alto contenido de vitaminas que previenen el escorbu-
caso requería de una nueva manera de practicar la agricultura, espe- to, la más frecuente y costosa de las enfermedades en las largas tra-
cializada en una sola planta. E l cultivo del arroz se extendió de vesías marítimas.
manera selectiva y restringida. Aun así, se convirtió en el alimento La articulación funcional entre el maíz y el tráfico esclavista se
común de los europeos establecidos en África, apenas unos cuantos, estableció a través de relaciones mercantiles. Excepto en las islas
y de los pobladores en algunas zonas de la costa atlántica. ocupadas por los portugueses y al parecer aun allí en pequeña escala,
El maíz en cambio se adaptó rápidamente a la agricultura de tum- los europeos no se dedicaron a la producción de los alimentos nece-
ba, roza y quema, y a la asociación con otras plantas, que era la más sarios para el tráfico sino que los adquirían de productores africanos.
usual y generalizada en el África tropical. En las Antillas, de donde No sabemos con precisión qué tipo de relaciones de producción o de
probablemente se seleccionó el maíz que se introdujo en África, el intercambio establecieron los abastecedores africanos para obtener
sistema de cultivo era similar, lo que tal vez influyó en la selección los mantenimientos. La fundación de plantaciones para la pro-
intencionada del maíz por los portugueses. E l maíz se incorporó ducción de alimentos, como las de Johnny Kabes, fue una de las res-
naturalmente a una tradición agrícola tropical preexistente con culti- puestas pero no puede afirmarse que hubiera sido general o la más
vos múltiples en asociación. Respondió, con mayores rendimientos, frecuente. No puede descartarse la venta de excedentes, incrementa-
a un conocimiento agrícola ya creado para el dominio del medio na- dos por la adopción del nuevo cultivo, por parte de las unidades
tural. Acaso se benefició con la generalización de los instrumentos familiares de producción. Pero en cualquier modalidad, el intercam-
de hierro, asociada con el tráfico esclavista, que aligeran notable- bio mercantil de alimentos en una escala desconocida tuvo conse-
mente algunas de las tareas más laboriosas de la agricultura itineran- cuencias que se manifestarían más allá del ciclo del tráfico esclavista.
te. Instrumentos de hierro y maíz son una de las combinaciones más Estas transformaciones, junto con la exportación de población, mar-
eficaces para incrementar la productividad del trabajo invertido en caron el desarrollo de las economías y de las sociedades del África
la agricultura tropical que desmonta un terreno con ayuda del fuego, tropical, del continente negro que todavía sin "descubrir" ya refleja-
lo cultiva por un periodo razonable y luego lo abandona por el tiem-
ba el impacto del imperialismo y de la expansión mercantil de las
po necesario para que se reponga la vegetación mientras que un nue-
potencias europeas.
80
LA HISTORIA D E U N BAS'I \RI>I , \¡ Y CAPITALISMO

No puede afirmarse que sin el maíz el tráfico esclavista no hubieru


sucedido. Pero tampoco puede postularse lo contrario: que el tráfico
habría encontrado un sustituto para el maíz de manera automáti-
ca. Las "oportunidades" nunca se fincan en un único elemento sino VI. MAÍZ Y COLONIALISMO
en una combinación entre "alicientes" y posibilidades. E l esclavis-
mo en África es previo a la introducción del maíz, pero su expansión
y crecimiento exponencial sólo puede explicarse por el "aliciente" de BlEN entrado el siglo xix, cuando los "exploradores" iniciaron la
la demanda americana y por la posibilidad, que daba el maíz, para recopilación de conocimiento europeo sobre África, encontraron al
satisfacerla y amplificarla. No hubo predestinación ni inevitabilidad maíz extendido por toda el África tropical aunque algunos pueblos,
sino oportunidades y restricciones, así como grupos sociales con el en espacios discontinuos, todavía no lo adoptaban. E n otros, algu-
poder y la voluntad para enfrentarlas. E l esclavismo no fue una nos en el interior del continente, el cereal americano se había conver-
aberración pero tampoco el resultado de una ley general del desarro- lido en el alimento principal, en el mantenimiento común y cotidia-
llo histórico, sino que es historia: algo que sucedió pero que pudo no no. Esto sucedía sobre todo en las extensas sabanas con lluvias en el
haber sido.
verano que como una amplia herradura rodean al corazón ecuatorial
de selva tropical del oeste del continente. Más frecuentemente, el
maíz era uno entre varios cereales que juntos sustentaban la dieta de
los pueblos que se alimentaban con granos, cuya distribución coinci-
de vagamente con la herradura que forman las sabanas. En la fronte-
ra con la selva tropical el consumo de maíz era estacional, a veces
limitado al uso de los elotes que se comían como verdura.
El consumo del maíz estaba asociado con su producción, ya que
aunque seguía siendo objeto de comercio y de intercambio, no se
registraba el caso de ningún pueblo que lo comiera usualmente sin
cultivarlo. Los cargadores y las caravanas, a través de las que se
movilizaba el tráfico comercial en el subcontinente, así como los
esclavos, que todavía se exportaban pese al bloqueo de los buques
británicos, dependían del maíz como su principal alimento. E l maíz
también se había incorporado al mundo religioso, se le veneraba
como a los otros sustentos de la vida, era el principal protagonista en
algunas ceremonias y se había incorporado a las narraciones, los lla-
mados mitos, por las que se transmitía la historia y el conocimiento
africanos. E l maíz se había integrado a los recursos vegetales y al
repertorio de conocimientos que permitía la subsistencia y el de-
sarrollo en África.
Para algunos autores, una dispersión tan amplia no puede expli-
carse sólo a partir de su introducción por la costa occidental y por
medio de los portugueses, que se acepta como la más temprana, por
lo que postulan otra ruta de migración por el norte, a partir del Me-
diterráneo, y a través de las centenarias rutas de las caravanas que
confluían en Trípoli (Porteres, 1955; Miracle, 1966). La hipótesis es
plausible y tiene fundamentos. Tampoco puede excluirse la posibili-
dad de otras rutas simultáneas. E l proceso de dispersión del maíz por
el África tropical es complejo y todavía no puede trazarse con preci-

XI
82 LA HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y COLONIALISMO 83

sión ni explicarse con detalle. En ese proceso, el carácter mercantil en una tecnología militar importada, que permitía un rápido creci-
que le imprimió al maíz la vinculación con el tráfico esclavista, y que miento, pero que no correspondía con la base económica y técnica.
nunca desapareció del todo, pasó a ser secundario frente a la impor- Esa contradicción los hizo vulnerables y pasajeros como entidades
tancia que adquirió como producto de autoabasto, como cultivo políticas dominantes. Pero en su formación y expansión movilizaron
campesino de las civilizaciones agrarias africanas. a grandes masas humanas que se reacomodaron en el territorio de
Con la reducción en el tráfico esclavista el mercado comercial para África tropical. Dos de estas grandes movilizaciones, originadas en el
el maíz y probablemente algunas de las formas de producción, como sur del continente: las llamadas difaqane, por las que el imperio de
la plantación por los intermediarios africanos, perdieron su im- los zulúes se extendió al norte y este, y el gran Trek, a través del cual
portancia. La prohibición y persecución del tráfico negrero por los los boers —de origen europeo— migraron al norte de los ríos Orange
ingleses desde 1807, y casi al mismo tiempo por los franceses y esta- y Vaal, fueron importantes en la expansión del maíz. Tanto los
dunidenses, no suspendió el tráfico pero lo disminuyó de manera zulúes y otros grupos bantús como los boers utilizaban el maíz desde
sensible y progresiva. Los promedios de exportación anual se reduje- antes de su migración (Burtt-Davy, 1914). La expansión militar de
ron a la quinta parte después de la prohibición. Sólo la abolición de Egipto, donde el maíz era el alimento básico, hasta conformar un
la esclavitud en los grandes países esclavistas de América: Estados imperio secundario en el Sudán, también contribuyó a la expansión
Unidos, pero sobre todo Brasil y Cuba, posterior a 1860 en todos del maíz. Probablemente también sucedió lo mismo con el imperio
ellos, clausuró el tráfico trasatlántico. El comercio de esclavos hacia secundario de Zanzíbar, derivado de Omán, en el este de África. E l
el mundo islámico y otros destinos continuó hasta más tarde. En maíz, sustento alimenticio del esclavismo en África, se transformó en
1931 la república de Liberia fue sancionada por la Sociedad de
uno de los sustentos de la movilización armada y de la expansión
Naciones por participar en la venta de esclavos a la posesión españo-
la en la isla de Fernando Póo. España, por cierto, no fue incluida en militar de los imperios secundarios del siglo xix (Bohanan y Curtin,
la sanción. 1971, cap. 16).
La nueva estructura del comercio externo de África, basado en la
Desde la segunda o tercera década del siglo xix, la magnitud del exportación de materias primas agrícolas, con gran desproporción
comercio negrero se redujo hasta ser insuficiente para satisfacer las ne- entre precio y volumen, requería de otra forma de contacto, más
cesidades africanas de importación de productos europeos y las am- directo y menos concentrado, entre los productores y los mayoristas
biciones de los comerciantes que dependían del comercio africano. europeos y de una nueva manera para el intercambio, en el que la
Otros productos se incorporaron a ese intercambio, en especial el moneda sustituyó al trueque (Wolf, 1982 pp. 330-332). En África oc-
aceite de palma africana, que servía como materia prima para la cidental surgió un nuevo grupo de intermediarios, los llamados
fabricación de jabón, su uso más importante, y como lubricante in- "criollos": exesclavos del continente americano y sus descendientes
dustrial. La exportación de aceite de palma de África occidental, que cristianizados y culturalmente occidentalizados. Por designio de las
alrededor de 1810 apenas alcanzaba un volumen de mil toneladas potencias esclavistas, se establecieron en Sierra Leona, que bajo el
anuales, promedió 50 mil toneladas por año entre 1860 y 1900 (Wolf, dominio británico adquirió preeminencia, en Liberia, Senegal, Gam-
1982, p. 330). Las relaciones de intercambio comercial entre África y bia, Costa de Marfil, Nigeria y Dahomey. Los criollos derivaban su
Europa se reestructuraron profundamente para llenar el hueco de la poder del de los europeos y como los imperios secundarios, carecían
trata esclavista, que había sido el principal vínculo económico en el de una base de sustentación propia. Junto con la emergencia de esos
pasado. grupos se inició la actividad misionera cristiana. Simultáneamente,
Los efectos de la reestructuración del comercio exterior y de la con- la religión islámica, largamente establecida en África, se expandió
figuración de nuevas redes en el comercio interno fueron intensos y con vigor inusitado por Africa occidental y varias "guerras santas" se
complejos en África. Las élites militares y sus organizaciones estata- desarrollaron en el siglo xix. A través de esas fuerzas se reordenaba la
les creadas alrededor del tráfico esclavista entraron en crisis. Algunas articulación entre África tropical y Europa, que afectaba a miles de
de ellas se transformaron y persistieron pero otras fueron destruidas cultivadores de materias primas para el consumo ultramarino.
por los llamados imperios secundarios que surgieron en el siglo xix. En el siglo xix la presencia física de colonizadores europeos era
La calificación de secundarios se deriva de que su expansión se basó numéricamente pequeña y geográficamente restringida. Estaban los
MAÍZ Y COLONIALISMO 85
84 L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO

boers en el extremo sur, descendientes de holandeses calvinistas, a unda Guerra Mundial. L a experiencia colonial africana resintió
los que se agregaron correligionarios europeos de otro origen, los linios los problemas del reajuste de la hegemonía capitalista en un
ancestros de los afrikaners de África del Sur en la actualidad. Algunos ulo convulsionado.
comerciantes, sobre todo ingleses, franceses y portugueses, entre un liajo la pluralidad de las condiciones coloniales, el cultivo y el con-
abigarrado conjunto multinacional, que se iniciaban como coloniza- mino del maíz se extendió y creció en forma sostenida. E l dominio
dores en distintos puntos de la costa en la medida en que se lograba < olonial implicó la presencia directa de los intereses metropolitanos
control y prevención sobre la fiebre amarilla y el paludismo. El pe- \c sus representantes a través de instituciones, empresas y perso-
queño grupo de colonos europeos, junto con los criollos y otros nas y su intervención en procesos productivos. Las empresas mineras
expatriados asiáticos, tenía un gran impacto e influencia que se I ii i opeas de África del Sur y de Katanga en el Congo, las extractivas
sumaba a las fuerzas disruptivas y transformadoras que estaban • omo las compañías madereras y resineras de hule y más tarde las
reorganizando la vida africana. Todas esas fuerzas fueron sometidas plantaciones agrícolas, la construcción de los ferrocarriles y puertos,
y subordinadas por la intervención directa de las potencias europeas, til nuevas concentraciones urbanas, asiento de las administraciones
que entre 1880 y 1914 se repartieron el continente como colonias con • oloniales y de manera destacada los ejércitos coloniales, necesita-
la excepción de Liberia, que con el patrocinio estadunidense tenía el ion de trabajadores para establecerse. La mano de obra para esas
estatuto de una república independiente desde mediados del siglo ureas requería de una alta concentración en el espacio, de gran
xix, y del imperio cristiano de Etiopía. Entre las potencias coloniales intensidad y velocidad en el trabajo y de nuevas formas de organiza-
Inglaterra fue la más importante y llegó a dominar a la mitad de la ción y remuneración con muy bajos salarios pagados en parte en
población africana después de la primera Guerra Mundial. Francia moneda, todas inéditas en la experiencia de África y los africanos.
dominó a la cuarta parte, seguida de Bélgica, Italia y Portugal, en ese La creación de esa fuerza de trabajo en plazos muy breves y de
orden de importancia. manera coercitiva, la invención desde el poder colonial de masas
El dominio colonial por las potencias europeas, que se prolongó tic asalariados alienados del trabajo agrícola, no correspondía con el
hasta la década de 1960, fue variado, tanto por los cambios que se sistema de abasto derivado de sociedades agrarias que producían sus
dieron en el tiempo como por los derivados de la política de las propios mantenimientos. Los trabajadores africanos, multitudes que
metrópolis. Las colonias africanas fueron sometidas a todo tipo de a veces eran movilizados por largas distancias, no podían ser abaste-
experimentos, desde la claramente discriminatoria indirect rule de los cidos de alimentos por las redes de mercados existentes. La dotación
británicos, en que las autoridades africanas se sometían a los admi- de raciones alimenticias se convirtió en un imperativo del recluta-
nistradores imperiales —que contenía en germen al apartheid de miento de la fuerza de trabajo nativa para los patrones blancos. Pero
África del Sur aunque éste no era su consecuencia obligatoria—, has- el pago de una parte del salario con racione^ alimenticias se perpetuó
ta la inclusión formal de las colonias en la metrópoli como pro- más allá de sus funciones iniciales como una norma permanente de
vincias ultramarinas con estatuto de excepción, igualmente discrimi- la relación laboral más importante durante toda la época colonial: el
natorio, que utilizaron los franceses y portugueses. E l más brutal de trabajo temporal migratorio. Eso se debió, en parte, al carácter esta-
estos experimentos fue el Estado Libre del Congo, una corporación cional de las tareas, como en el caso de algunas de las plantaciones, o
mercantil por acciones en manos de capitalistas europeos a la que se excepcional, como en la construcción de ferrocarriles. Pero más que
agregaron los poderes del Estado. E l Estado Libre fue fundado por nada se debió a la intención expresa de los colonizadores de impedir
iniciativa e interés privado del rey Leopoldo de Bélgica y funcionó la formación de una masa de trabajadores asalariados permanentes,
entre 1884 y 1908. E n esos 24 años la población africana descendió a radicados en los centros de trabajo y con una relación laboral indefi-
la mitad (Dinham y Hiñes, 1984, p. 20). E n escala menor, la cesión de nida. Leyes, ordenamientos administrativos y las normas discrimina-
poderes de gobierno a las compañías concesionarias privadas se torias, segregaban a la fuerza de trabajo en dos sectores. Todos los
repitió por los británicos, franceses, portugueses y alemanes. Las gue- puestos directivos, administrativos, técnicos y de control estaban
rras europeas tuvieron como secuela la transferencia de los dominios reservados para los trabajadores blancos y otros expatriados, mien-
de una metrópoli a otra, a veces con la venia de la Sociedad de tras que los trabajos físicos, rutinarios y no especializados, se deja-
Naciones o de la Organización de las Naciones Unidas después de la ban a cargo de los trabajadores nativos. Entre los dos sectores había
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86 L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y COLONIALISMO

una gran diferencia en los salarios y unarigurosabarrera que impe- kenia, se sustrajeron del mercado externo para atender la demanda
día el tránsito entre ellos. En el sector africano sólo había una catego- militar interna durante la primera Guerra Mundial. Durante la
ría básica: la de peón no especializado con el salario más bajo. segunda Guerra Mundial el cultivo de maíz recibió estímulos por
Otro tipo de ordenamientos discriminatorios impedía que los tra- la vía de los precios en las colonias británicas, otra vez para satisfa-
bajadores se establecieran, tincaran una morada familiar, en los cer la demanda de los ejércitos (Miracle, 1966, caps. 9 y 10). La aso-
centros de trabajo o sus cercanías. En esas condiciones todos los tra- ciación entre maíz y guerra, largamente establecida en África tropi-
bajadores africanos eran temporales, a veces hasta por varios años, y cal, se mantuvo durante el dominio colonial, salvo que en ese lapso
volvían a sus lugares de origen en cuanto podían escapar de la coer- los africanos no tenían por qué guerrear. La guerra, como el gobierno
sión que los obligó a contratarse o ahorrar lo suficiente para sus pro- y muchas otras cosas, eran productos de importación.
pósitos entre su gente y su familia. E l prejuicio colonial racista esta- Los gobiernos coloniales también se vieron obligados en algunos
bleció como estereotipo que cuando el trabajador podía comprarse casos a distribuir raciones de maíz entre la población nativa después
una bicicleta después de varios años de trabajo, volvía a casa. Los del siniestro de las cosechas por plagas y sequías. Malos años y
bajos salarios, las raciones alimenticias y la presencia de las tiendas plagas se presentaban desde el pasado precolonial pero sólo excep-
de compañía, casi no permitían la transferencia de los ingresos reci- cionalmente se habían traducido en amenazas de hambruna genera-
bidos de las empresas coloniales fuera de su órbita y control. lizada. La dislocación de los sistemas productivos nativos por el
Raciones y maíz se convirtieron casi en sinónimos en África colo- dominio colonial anuló las respuestas históricas de los africanos
nial. Las dotaciones de alimentos a los trabajadores africanos siem- frente a las catástrofes agrícolas. Pese a la limitada distribución de
pre contenían maíz o su harina como su principal componente y a alimentos en situaciones de emergencia por los gobiernos coloniales
veces como el único. E l Departamento de Agricultura de Kenia britá- no siempre se evitaron las hambrunas.
nica señalaba en 1907 que los nativos empleados preferían la harina El uso generalizado de las raciones alimenticias promovió la
de maíz a la de sorgo, por lo que se habían introducido nuevas varie- expansión de la producción y consumo de maíz. Entre algunos pue-
dades de maíz y se había ampliado la superficie bajo cultivo; en 1908 blos se atribuye la introducción del maíz al retorno a sus regiones de
agregaba que el maíz no sólo era más sabroso que el sorgo sino que origen de trabajadores migrantes que habían adquirido el gusto y el
su producción era más segura o menos vulnerable y necesitaba sólo hábito por ese alimento. La expansión acelerada de la producción de
de cuatro a cinco meses para madurar, frente a siete que requería el maíz en Rhodesia del Norte, hoy Zambia, que entre 1920 y 1955
sorgo, por lo que se podían lograr dos cosechas en el año (Miracle, aumentó 22 veces hasta convertirse en el principal cultivo comercial,
1966, p. 137). Desde el punto de vista de los patrones blancos, el maíz está claramente ligada al desarrollo con inversiones europeas de las
era la solución obvia ya que era barato, fácilmente transportable y minas de cobre de Katanga, en el Congo Belga, y en el norte de Rho-
podía almacenarse con seguridad. E l trigo y el arroz eran más caros, desia. Los esfuerzos para extraer los recursos africanos con la
los tubérculos y los plátanos no podían transportarse ni almacenarse, fuerza de trabajo nativa, para exportarlos a las metrópolis, crearon
y los mijos y sorgos llegaban más caros y menos regularmente al nuevas demandas para el maíz.
mercado pese a que los productores recibían por ellos precios simila- Parte de la demanda de maíz fue atendida por un nuevo tipo de
res a los del maíz (Miracle, 1966, p. 133). productor: el colono blanco. A veces por designio claro de los gobier-
Las raciones también se emplearon por los gobiernos coloniales nos coloniales y otras porque no pudieron evitarlo, la presencia de
con otros propósitos. Las de las tropas africanas reclutadas por los colonos europeos particulares que se asentaron por diversos métodos
ejércitos coloniales también dependían del maíz. Las guerras euro- acompañó ai dominio colonial. Para muchos de estos pobladores el
peas, que se trasladaban automáticamente como guerras entre las cultivo del maíz se presentó como la única alternativa para permane-
colonias de la metrópolis enfrentadas, nunca se resolvieron en gran- cer en las colonias. Los cultivos perennes dominados por las grandes
des batallas pero provocaron grandes reclutamientos de tropas afri- plantaciones capitalistas, que requerían de inversión, tiempo, escala
canas que incrementaron sustancialmente la demanda comercial y vinculación con el mercado, estuvieron fuera del alcance de los
de maíz. Algunos dominios coloniales que se habían convertido en colonizadores individuales, ya fuera por razones climáticas o por fal-
modestos exportadores de maíz, como los de África occidental y ta de capital. La ganadería extensiva, actividad predilecta entre los
88 L A H I S T E R I A DE UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO 89
MAÍZ Y COLONIALISMO

numerosos colono»s blancos de origen sudafricano, estaba imposibili- maíz fue regulado a través de almacenes gubernamentales que
tada por la preser»-cia endémica de la mosca tse-tse y otras enferme- adquirían la producción a precios atractivos. Sólo los colonos euro-
dades para el garlado en el África tropical. Pocos cultivos anuales peos tenían acceso a ese mercado protegido, que estaba vedado para
podían establecerle exitosamente y ninguno de ellos ofrecía los ele- los campesinos africanos. Éstos tenían que vender más barato, con
vados rendimientos del maíz y la amplitud de su mercado. La resis- frecuencia a un colono que lo entregaba al almacén gubernamental
tencia, precocidad--9 adaptabilidad y los bajos requisitos de inversión (Miracle, 1966, pp. 253 y 262-263). Diversos servicios técnicos y credi-
de capital y de trafc>ajo, los rendimientos altos, las características que ticios estaban a disposición del agricultor blanco pero no del campe-
hacen del maíz u r » cultivo colonizador, lo convirtieron en el princi- sino africano. E l colono productor de maíz estuvo protegido por
pal producto de 1 « 3 S agricultores blancos en Zaire, Kenia, Angola, acciones gubernamentales y en posición ventajosa respecto al cam-
Mozambique, Zim. "babwe, Zambia, Madagascar y en otros puntos de pesino africano por un hecho simple pero determinante bajo el régi-
la nueva geografía- colonial (Miracle, 1966, caps. 9 y 10). E l cultivo men colonial: el origen y el color de la piel.
comercial de maíz morios colonos blancos provocó cambios técnicos Pese a las ventajas y subsidios otorgados a los colonos europeos
importantes, como la introducción del arado y del ganado de tiro,
para el cultivo del maíz, la mayor proporción del maíz comercializa-
que elevaron mode? cadamente los rendimientos y redujeron sensible-
mente los requerir*iientos de trabajo. Pese a esas innovaciones, la do en África tropical procedía de los productores africanos. Con
producción de m a í -z por los europeos siempre conservó un carácter excepción de las Rhodesias del Norte y del Sur, Zambia y Zimbabwe,
extensivo, bajos coitos y bajos rendimientos, en el que el aumento de donde en la década de 1950 los colonos europeos aportaban entre la
la producción se derivaba básicamente de la incorporación de nue- mitad y las dos terceras partes del maíz comercializado, en el resto de
vas tierras al cultivo; la opción económicamente más racional en la región, incluyendo las áreas en que el maíz se comercializaba
condiciones en que? la tierra era barata y abundante, como efectiva- ampliamente, como el Congo, Kenia o Mozambique, la participa-
mente lo era para 1 escolónos. ción de los campesinos africanos era dominante en el mercado.
Muchos más campesinos africanos sembraban y consumían maíz
Los colonos agrie olas blancos siempre estuvieron protegidos por el que nunca llegaba a los mercados europeos.
régimen colonial, d ^ l que recibieron muchos beneficios. E l principal Pese a la preponderancia de los abastecedores africanos, que
fue la tierra, la mejo r para la agricultura, que recibieron gratuitamen- además vendían más barato su grano por las medidas discriminato-
te, o casi, en extensiones amplias, siempre superiores a 50 hectáreas y rias, los gobiernos coloniales dedicaron casi todos sus esfuerzos y
en la mayoría de l o s casos de mucho más de 100. Esa tierra no esta- recursos al desarrollo y crecimiento de la producción maicera de los
ba vacía ni ociosa. F*or ser la mejor, estaba ocupada por los agriculto- colonos blancos. Justificaban su preferencia y los subsidios deriva-
res africanos, que l a cultivaban en parcelas itinerantes de no más de dos de ella en la aleatoriedad de la producción de los campesinos
3 hectáreas, y que simplemente fueron despojados por decreto de los africanos, que en un año podían saturar el mercado y en el siguiente
gobiernos coloniales. A veces, como en el Congo y África del Sur, dejarlo desabastecido, con fluctuaciones del 100% de un año a otro
bastaba que la tierra no se encontrara en ese momento bajo cultivo (Miracle, 1966, caps. 11 y 12). Explicaban la aleatoriedad por las defi-
para que los africanos perdieran el derecho a ella, que pasaba al ciencias técnicas en el cultivo africano, sometido directamente a los
gobierno colonial. Ceguera e incomprensión respecto al sistema agrí- caprichos meteorológicos, y el carácter abúlico y poco emprendedor,
cola africano por u n lado, claridad de objetivos estratégicos por el racialmente determinado, de los campesinos africanos.
otro.
Los administradores coloniales exageraban la aleatoriedad. Se de-
Otro beneficio par.a los colonos blancos se derivaba de la mano de mostró que en plazos largos los volúmenes de maíz comercializados
obra nativa barata, el ue realizaba casi todas las tareas agrícolas. Con por los campesinos africanos eran no sólo constantes, sino crecien-
frecuencia era reclut^da p r métodos compulsivos con autorización
0 tes, pese a las variaciones anuales (Alian, 1971). Pero sobre todo, los
del gobierno o por s u s fuerzas del orden. E l bajo precio de la mano administradores coloniales fingían ceguera o no veían las causas de
de obra no era el resultado de una oferta abundante sino de la la aleatoriedad. Muchas de ellas estaban en las severas restricciones
demanda de los colonizadores, que creaban la oferta adecuada de que se habían impuesto a la agricultura y al uso del territorio confor-
manera coercitiva. I3n muchos dominios coloniales el precio del me a la tradición africana. Otra en la discriminación de los africanos
90 LA HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y COLONIALISMO 91

respecto a los precios, el acceso al capital y otros factores "moder- las dos Rhodesias, Kenia y en toda África del Sur, el territorio contro-
nos" en la producción y comercialización. Las más importantes esta- lado por la pequeña minoría de colonos blancos, de no más del 2%
ban en la resistencia de los campesinos africanos, en la defensa de su de la población total, era mayor que el controlado por los campesi-
propia subsistencia que adquiría preeminencia sobre el abasto a sus nos africanos, alrededor del 95% del total (Miracle, 1966, p. 31). La
dominadores. acción expropiatoria de los gobiernos coloniales fue mucho más allá
La expropiación territorial que sufrieron las naciones y pueblos de las tierras entregadas a las plantaciones, los colonos, las minas, las
africanos bajo el dominio colonial fue severa. Las plantaciones euro- compañías madereras y otras empresas europeas, a los que siempre
peas de productos de exportación fueron uno de los agentes más se dotó con exceso. Los ferrocarriles y caminos, así como otras obras
poderosos y los grandes beneficiarios de la expropiación. Las planta- públicas, sirvieron de pretexto a expropiaciones desproporcionadas.
ciones, desarrolladas en el Nuevo Mundo alrededor del trabajo La creación de reservas territoriales, también excesivas, se sumó a las
esclavo, se establecieron en África en la primera mitad del presente expropiaciones. Los africanos quedaron excluidos de la mayor parte
siglo para el cultivo de cacao, café, té, caucho, palma aceitera o afri- del territorio.
cana, azúcar —con viejos antecedentes en las islas del Atlántico La política territorial de los gobiernos coloniales pretendía no sólo
africano—, tabaco y henequén, entre otros. Las plantaciones se adue- dotar a los intereses blancos sino que tenía otro propósito evidente:
ñaron de las mejores tierras para sus propósitos y en extensiones confinar a la población nativa en territorios pequeños y rigurosa-
mucho mayores a sus necesidades y potencialidades, contrarias al mente circunscritos. E l confinamiento de la población servía a varios
sentido común pero no a la ambición megalomaniaca de las corpo- propósitos: la vigilancia y el control, la recolección de impuestos y el
raciones propietarias. reclutamiento de mano de obra, la educación y cristianización, y a la
En 1911, W. H. Lever, a través de una subsidiaria, recibió una con- segregación para evitar la contaminación racial. También servía
cesión territorial de las autoridades coloniales del Congo Belga, hoy para mantenerlos pobres y por ello ponerlos a disposición de los
Zaire, por 74 mil hectáreas de la mejor tierra para el establecimiento blancos como trabajadores o como soldados, como simples instru-
de palma africana; esa concesión podía ampliarse hasta 200 mil hec- mentos de los propósitos coloniales. Muchos gobiernos coloniales, a
táreas después de 10 años y hasta 750 mil hectáreas que pasarían a la manera del de Suráfrica, con una asamblea legislativa local exclu-
ser propiedad absoluta de la empresa después de 25 años. Unilever, siva para blancos, crearon reservas territoriales para la población
la heredera de esa y otras concesiones, fue la mayor empresa con nativa, que no podía vivir ni trabajar la tierra fuera de ellas. Las
plantaciones en África y es hoy la mayor transnacional del mundo reservas nativas en Sudáfrica apenas comprendían una décima parte
en el ramo alimenticio. En 1926, la compañía Firestone recibió una del territorio total. Con diferentes modalidades y estilos, esa práctica
concesión del gobierno de Liberia hasta por un millón de acres, cerca se reprodujo en todo el subcontinente dudante la época colonial.
de medio millón de hectáreas, para la plantación de caucho, por la La expropiación y el cerco territorial tuvieron severos efectos sobre
que debería pagar 4 centavos de dólar por acre efectivamente planta- las actividades agropecuarias de los pueblos africanos. En algunos
do. Firestone sembró sólo 80 mil acres, lo suficiente para establecer casos, la actividad pastoril fue imposibilitada por la pérdida del terri-
la mayor plantación de hule del mundo y obtener el monopolio para torio. Así sucedió con los kipsigis de Kenia, que eran básicamente
ser el único productor de esa resina en Liberia (Dinham y Hiñes, pastores y secundariamente agricultores. Los kipsigis fueron encerra-
1984, p. 21). Las plantaciones cercaban casi siempre todo el territorio dos en una reserva territorial insuficiente para el desarrollo estable
concesionado y no sólo el que tenían en producción. Los cercos no de la ganadería trashumante. Alrededor de 1930 se empezó a invertir
sólo despojaron a los pueblos africanos de magníficas tierras sino la importancia entre agricultura y ganadería a través de la intro-
también rompieron la continuidad territorial, clausurando de mane- ducción del cultivo de maíz con arado y bueyes, bajo la presión e
ra infranqueable los pasos y las rutas de una explotación territorial inducción de las autoridades coloniales británicas. Uno de los efec-
itinerante que usaba la tierra en ciclos prolongados. tos de ese cambio fue que las cercas, que antes sólo habían servido
La expropiación para dotar de tierra a los colonos blancos proba- para proteger a los cultivos del ganado, pasaron a señalar los límites
blemente no alcanzó la magnitud de la realizada en beneficio de las de una incipiente propiedad privada sobre la tierra agrícola (Man-
grandes empresas de plantación. Incluso así, en algunas partes de ncrs, 1967). En otros casos, la expropiación y el cerco rompieron con
92 L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y COLONIALISMO 93

el ciclo de recuperación de la vegetación natural asociada con la agri- de la administración gubernamental, con una tendencia fatal al cre-
cultura de roza africana. La tierra tuvo que cultivarse más segui- cimiento, tuvieron que complementarse desde el principio con otras
do, con menor rendimiento y más trabajo para eliminar las malezas fuentes. El impuesto a la población nativa fue la fuente natural y jus-
competitivas. Acaso también aumentó la incidencia de plagas en la ta desde el punto de vista de los administradores, ya que gravaba a
medida en que los campos cultivados se encontraban más cerca uno los finalmente beneficiados por el manejo racional e ilustrado de los
del otro. En los años veinte y treinta de este siglo, la langosta hizo asuntos públicos, pese a que los malagradecidos no lo reconocieran.
estragos en una magnitud sobre la que no se tenía memoria. La ero- Pero obtener impuestos modernos de una población dispersa, no
sión y laterización del suelo, más frecuentemente expuesto por el cor- contada ni registrada, que hablaba otro idioma o varios, todos
te de su cubierta vegetal, propició la degradación del suelo en partes incomprensibles, que se parecía físicamente y que hacía cosas que no
de las sabanas y de la selva alta. El mayor rendimiento del maíz, su eran económicamente racionales ni productivas, no era una tarea
altura que rebasa a la de la maleza competitiva después de cierta eta- fácil. Por eso se optó por el tributo: el pago periódico al gobierno de
pa de crecimiento y elimina algunos trabajos de deshierbe, la mayor una cantidad de dinero por cabeza. E l importe erafijo,independien-
resistencia a algunas plagas, convirtieron al cereal americano en una te de lariquezao del oficio, y lo determinaba el hecho más o menos
opción técnica para enfrentar el cerco territorial que afectaba a los claro, o estrictamente oscuro, de ser nativo. Con esa medida se obtu-
campesinos africanos. vieron muchas ventajas y se ahorraron muchos esfuerzos. Su princi-
En otra instancia, el colonialismo estableció un gobierno y una pal efecto fue que los nativos tuvieron que conseguir el dinero para
administración ajenas, lo mismo en sus propósitos, subordinados a pagar el impuesto, para lo que tuvieron que vender algo, su producto
los intereses de la metrópoli, que en sus estilos y normas, derivados o su fuerza de trabajo, lo que benefició directa o indirectamente a
de otra cultura. E l gobierno y la administración tenían un costo que todo el sistema colonial y otorgó un poco de racionalidad occidental
debía pagarse por los habitantes, especialmente por los nativos, al confuso e imcomprensible quehacer de los nativos. La imposición
recibieran o no los servicios o los resintieran como beneficio o maldi- del tributo o del impuesto a la población nativa fue una de las prime-
ción. La recuperación de su costo fue la primera tarea para las admi- ras medidas de los gobiernos coloniales en toda el África.
nistraciones coloniales, que seleccionaron muchas de sus políticas o
acciones en función de los ingresos gubernamentales. La mejor ma- Los gobiernos coloniales tenían que prestar servicios adicionales a
nera de obtener ingresos para el gobierno se derivó de gravar con la represión, su función esencial, para justificar su costo y existencia.
impuestos el comercio exterior de las colonias, fácil y económico de Sus mayores esfuerzos se dedicaron a comunicar los intereses euro-
vigilar por su concentración en uno o varios puertos (Bohanan y peos con las metrópolis. La construcción de ferrocarriles, de manera
Curtin, 1971, cap. 19). El comercio externo fue la primera prioridad; a directa o a través de empresas particulares de capital europeo, consti-
ella se subordinó toda la economía de las colonias africanas. La sub- tuyó el esfuerzo "civilizatorio" más intenso de los gobiernos colonia-
ordinación se tradujo en el desplazamiento de productos locales por les en África tropical. E l diseño de las líneas ferroviarias fue claro: de
sustitutos importados, para lo que usó del convencimiento compulsi- las minas, plantaciones y otras empresas de capital europeo a los
vo sobre los reacios consumidores nativos. Misioneros y autoridades puertos de embarque ultramarino. La forma y las fronteras de mu-
se dedicaron a perseguir el consumo de la espesa cerveza local áfrica-, chas naciones independientes del África actual reflejan ese dise-
na de baja graduación alcohólica, casi siempre elaborada de maíz ño imperial de las comunicaciones (Bohanan y Curtin, 1971, cap. 19).
fermentado, preocupados por la salud física y moral de los nativos, Las líneas ferroviarias, que ofrecieron transporte barato, destruyeron
mientras que los comerciantes se dedicaban a promover el consumo y reorganizaron las viejas redes de intercambio, cambiaron los desti-
de cerveza importada con el apoyo gubernamental, preocupados por nos y los productos que podían movilizarse. La producción de maíz
la salud financiera de la administración. por los colonos blancos para abastecer los depósitos gubernamenta-
les fue promovida por los ferrocarriles, que establecieron una cuota
El gravamen fiscal al comercio exterior tenía límites y provocaba fija y barata para el transporte de ese grano, independiente del origen
resistencias poderosas por parte de los comerciantes exportadores e y destino. E l maíz era un producto estratégico en el diseño colonial,
importadores, casi siempre europeos o expatriados, con mucha in- era el sustento de la mano de obra asalariada.
fluencia en el gobierno colonial. Los ingresos para pagar los costos Tributos, salarios y mercados ejercieron una creciente presión
S»5
94 L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO MAÍZ Y COLONIALISMO

para la monetarización de la vida rural africana. Por ese proceso M< I I sistema africano de tenencia de la tierra resintió enormes pre-
traspasó una parte creciente del excedente productivo de los campe ftlnnes y no quedó indemne. No es posible generalizar sobre la pro-
sinos a los sectores blancos y de ahí a las metrópolis. Cuando cao j i i . (I.ul de la tierra en un espacio tan grande y culturalmente variado,
excedente no existía ni entraba en la planeación económica africana, • < pío a través de grandes categorías que a veces ocultan la natura-
la monetarización era la fuerza que obligaba a crearlo y a aumentar- liva de la relación entre la sociedad y la tierra. La territorialidad y el
lo. Había que generar cada vez más dinero para seguir viviendo igual muso a la tierra en el África precolonial se establecían, con muy
o peor. La necesidad de obtener dinero, la cobertura para la transfe- | M M as excepciones, por las relaciones sociales, por la pertenencia a
rencia de excedentes y de trabajo, se manifestó como una presión un ni upo que garantizaba el acceso de las unidades productivas a la
poderosa sobre la agricultura africana territorialmente cercada. Se Hcrra. El suelo no tenía dueños sino grupos que lo ocupaban. Dentro
introdujeron los cultivos comerciales, que no producían bienes de ili ese grueso esquema había muchas variantes, que no fueron enten-
consumo directo sino dinero, a los que había que destinar una parte didas por los gobiernos coloniales que tradujeron esas complejas
del territorio agrícola a costa de la producción de alimentos. n liciones como unafiguralegal única, que simplificaba y traiciona-
En la costa occidental, por iniciativa de los productores africanos, l».i la normatividad histórica africana: la propiedad comunal. Por
el cacao y la palma precedieron al colonialismo como cultivos co- illa se suponía que un grupo humano era colectivamente el propieta-
merciales. El cacahuate y algunos de los cultivos de plantación, como n«) exclusivo, en el sentido occidental del concepto, de un territorio
el café, fueron adoptados como cultivos comerciales en el África di-limitado y con fronteras fijas (Bohanan y Curtin, 1971, cap. 7). Esta
rural, trastrocando la estructura de la producción. Cuando la adop- restricción conceptual que fijó y concentró en una superficie limita-
ción de los cultivos comerciales tropezó con la resistencia nativa, los d.i y excluyeme derechos muy variados, se agregó a la de la expropia-
gobiernos coloniales usaron de la compulsión o de la "inducción", non y el cerco, hasta crear en algunas áreas una escasez artificial de
que era lo mismo. En Ruanda y Burundi los belgas obligaron a los i ierra.
nativos a sembrar papa, camote y mandioca bajo la amenaza de cas- La monetarización impuesta desde el poder era una presión indi-
tigos en las primeras décadas del siglo. Por ese mismo tiempo, los vidualizante. La obtención del dinero era una responsabilidad de los
ingleses en Malawi ordenaron a los administradores residentes en individuos, que eran los responsables y penalizarles por el gobierno
los distritos que "convencieran" a los africanos para que cultivaran en caso de incumplimiento. Esa presión tuvo que absorberse en un
maíz y establecieron una cuota para cada casa (Miracle, 1966, pp. 132 espacio colectivizado. Las respuestas a esa contradicción fueron
y 156). La práctica de obligar a los campesinos a sembrar cultivos múltiples y complejas. E n África occidental la tierra conservó su
comerciales se repitió con frecuencia bajo el dominio colonial. La carácter comunal pero los árboles o arbustos de cacao o café, los cul-
política autoritaria al parecer fue poco eficaz para garantizar el abas- tivos comerciales, fueron reconocidos como de explotación privada y
to de productos alimenticios, pero tuvo efectos complejos en la agri- más tarde, cuando se traspasaron por dinero, como de propiedad pri-
cultura africana. vada (Stavenhagen, 1969, pp. 66 y 152-156). Entre los kipsigis de Ke-
Donde las condiciones naturales o las distancias respecto a los mer- nia se crearon parcelas familiares exclusivas y permanentes, de muy
cados imposibilitaban o hacían más difícil la adopción de los cul- variado tamaño, para el cultivo del maíz (Manners, 1966, pp. 287-
tivos comerciales, era la mano de obra la que se movía para obtener 299). La desigualdad entre los miembros de las comunidades propie-
el dinero. La salida de los contingentes migrantes, los hombres jóve- tarias de la tierra cambió de signo: se estratificó en una escala de
nes, alteró la distribución de las tareas en la agricultura familiar. Las riqueza monetaria que alteró las relaciones sociales en muchas par-
mujeres asumieron una proporción creciente del trabajo destinado a tes de África. Surgieron presiones privatizadoras desde fuera y dentro
la producción de alimentos en vastas áreas del África tropical. En de las comunidades. Sin embargo y aunque el problema de la tenen-
otras zonas la tierra abierta se cultivó por periodos más prolongados cia de la tierra todavía no se ha resuelto, no hay evidencias de un
para evitar nuevos desmontes, donde más se sentía la ausencia de los tránsito fatal de las formas de propiedad históricas hacia la propie-
trabajadores migrantes. El sistema tradicional de producción, entre dad privada en África tropical.
el cerco territorial y las presiones monetarias, fue dislocado en mu- Frente a las gigantescas presiones que impuso el colonialismo a
chas partes del África colonial. los campesinos africanos, el cultivo del maíz se convirtió en una
96
L A HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO

opción importante para enfrentarlas en muchas partes de África. La


larga asociación entre el maíz y el mercado y la efectiva asociación
entre la planta y el consumo directo por los productores, que podían
sustentar su dieta y su sobrevivencia física en el consumo del grano, VII. MAÍZ Y DEPENDENCIA E N ÁFRICA INDEPENDIENTE
le otorgó al maíz una doble naturaleza como bien de consumo direc-
to y mercancía. Esaflexibilidad,ese propósito dual, la tenían pocos
productos agrícolas. E l campesino con la siembra de maíz tenía A PARTIR de la independencia de Ghana en 1957, la década de 1960
opciones, podía tomar decisiones, que le estaban vedadas con otros estuvo marcada por la descolonización de África. En un proceso
cultivos. Pudo construir una línea de defensa de su sobrevivencia complejo, sometido a decisiones de los imperios coloniales para pre-
física y de su reproducción social con el maíz. Al sembrarlo trataba servar sus intereses y zonas de influencia, la mayor parte de los esta-
de asegurar su alimentación y de obtener dinero. Del resultado de la dos africanos independientes al sur del Sahara surgieron durante esa
cosecha, con restricciones que efectivamente incrementaban los ries- década. En los años 70 adquirieron su independencia las colonias
gos, dependían las proporciones que destinaría a cada propósito, portuguesas. En la década de 1980, los gobiernos de los estados afri-
dando prioridad a su propia existencia. De esa prioridad se derivaba canos con la excepción de África del Sur, con una independencia
la aleatoriedad que tanto preocupaba a los administradores colonia- "blanca" y discriminatoria, están en manos de los que antes se llama-
les, a los que al parecer nunca se les ocurrió que el problema podía ban nativos, de los africanos. Hay de todo en los estados africanos de
solucionarse, con costos más bajos, eliminando o suavizando algu- hoy: gobiernos militares de facto, países con un partido único, demo-
nas de las restricciones que sufrían los productores africanos. Justicia cracias occidentales más o menos impecables, variados alineamien-
poética al final de un ciclo histórico: el maíz, que probablemente fue tos con las grandes potencias, proyectos modernizadores por la via
introducido en África para servir a los intereses europeos, se convir- del capitalismo, socialismos africanos. . . La búsqueda de un modelo
tió en una de las contradictorias barreras de resistencia campesina al propio para el desarrollo se manifiesta en la diversidad. La plu-
dominio colonial. ralidad que el colonialismo trató de suprimir, emergió con toda su
fuerza y sus contradicciones y generó avances, frustraciones y espe-
ranzas.
Frente a la diversidad, persisten y aparecen problemas unitarios:
los derivados del dominio y de la dependencia, de la relación entre
los nuevos estados independientes y las potencias. Son éstos los que
constituyen el tema de este capítulo.
Los estados africanos recibieron una pecada herencia del pasado
colonial que marcó todos los aspectos de la vida y clausuró alternati-
vas para el desarrollo autónomo. Uno de los legados más onerosos y
peligrosos fue el de la dependencia alimentaria. Pese a la migración
y la mortalidad derivadas del tráfico esclavista y de las guerras y cala-
midades asociadas con él, el crecimiento demográfico sostenido des-
de el siglo xvi, a tasas moderadas hasta el siglo xix, elevadas en la
segunda mitad de esa centuria y explosivas en el siglo xx, se había
sustentado en los alimentos producidos internamente. La intro-
ducción de las plantas americanas, que se integraron a los sistemas
alimentarios africanos, al maíz y la yuca o mandioca de manera des-
tacada, que en el siglo xx ya aportaban más de la mitad del consu-
mo de calorías, desempeñó un papel importante aunque todavía no
bien conocido en ese proceso. Hasta antes de la segunda Guerra
Mundial, África era un modesto exportador neto de cereales. Entre

97
237
INVENTANDO E L FUTURO

Probablemente más de las dos terceras partes del maíz en el mun-


XIV. INVENTANDO E L FUTURO do son producidas bajo las condiciones y normas de la agricultu-
ra intensiva de capital o científica. Un poco más del 40% del total
se produce en Estados Unidos. Esa modalidad ha sido la responsa-
L A L A R G A historia del maíz es también la crónica de su expansión y ble y promotora de la mayor proporción del crecimiento total agrega-
crecimiento. Este nunca ha sido más rápido que en los últimos años. do de la producción de maíz. Entre 1961-1965 y 1981-1983 los países
Entre el final de los años de 1950 y los primeros de 1980 la produc- desarrollados agregaron 110 millones de toneladas anuales en pro-
ción mundial de maíz se triplicó. En cambio, la superficie dedicada a medio a la producción mundial frente a 40 millones de los países
su cultivo en el mundo apenas creció menos de un 50%, lo que impli- subdesarrollados y 50 millones de los países socialistas. E l principal
ca que en cada unidad de tierra plantada con maíz el rendimiento se factor del crecimiento bajo la agricultura intensiva de capital ha sido
duplicó y un poco más. La prodigiosa hazaña en la producción el aumento de los rendimientos unitarios por hectárea. E n Estados
superó al increíblemente rápido crecimiento de la población. En pro- Unidos, entre 1950 y 1981-1983 pasaron de 2.2 a 6.5 toneladas por
medio, nunca antes el maíz había sido más abundante. E n menor hectárea, el 191%, lo que permitió un incremento de 125% en el volu-
proporción sucedió lo mismo con muchos alimentos. La producción men cosechado con una reducción del 22% en la superficie dedicada
mundial de todos los cereales creció 134% en el mismo lapso y tam- a su cultivo. La adopción de las innovaciones tecnológicas norteame-
bién superó a la población aunque por menos margen. Sin embargo, ricanas por los productores en los países desarrollados y en algunos
la desnutrición y el hambre no se aliviaron. Probablemente se exten- sectores privilegiados en los subdesarrollados se tradujeron en ten-
dieron y hoy afectan a una proporción más grande de la humanidad. dencias similares aunque un poco más tardías. Entre 1961-1965 y
Se amplió la desigualdad alimentaria de tal forma que el acelerado 1981-1983, los países desarrollados sólo incorporaron 513 metros
crecimiento de la producción tiene que mantenerse en el futuro para cuadrados al cultivo de maíz por cada una de los 110 millones de
apenas frenar el crecimiento del hambre, y mucho más para erradi- toneladas adicionales de maíz cosechado. Los países en desarrollo,
carla. Tiene sentido preguntarse, breve y esquemáticamente, por las en cambio, tuvieron que incorporar 3 300 metros al cultivo por cada
posibles fuentes de ese crecimiento, sobre sus agentes y modalidades,
por sus costos y límites. Las preguntas, que trataré de responder con tonelada adicional de maíz.
el ejemplo del maíz, no tratan de predecir el futuro pero intentan Ha sido grande la eficacia de la agricultura científica en el pasado,
contribuir a su construcción imaginaria. No trato de profetizar sino muy especialmente en el cultivo del maíz, no hay duda al respecto.
de agregar otra manera de analizar pasado y presente por la inven- La pregunta ahora pertinente se refiere a lo que podemos esperar de
ción del futuro. ella en el futuro. No hay una respuesta fácil. Varias veces se ha pro-
nosticado su estancamiento sin que éste sucediera. También es cierto
El maíz se produce de muchas formas en el mundo. La diversidad que para ello se ha requerido de grandes subsidios directos de los
es una de sus virtudes y de las razones de su adopción. Pero esta gobiernos de los países desarrollados y enormes pagos por parte de
diversidad puede agruparse para su análisis en grandes grupos con los países pobres. Pero incluso si esas condiciones permanecen no
características comunes en algunos aspectos. Los modos construidos está del todo claro si puede esperarse la prolongación de la tendencia
con ese propósito no son descriptivos, no reflejan ninguna realidad al crecimiento aritmossimilares.
empírica concreta sino que abstraen algunos de sus elementos pa- El principal componente del crecimiento en la agricultura intensi-
ra entender su comportamiento. Con estas inevitables advertencias va de capital, el aumento de los rendimientos unitarios por hectárea,
divido la producción de maíz en dos modos: la agricultura intensiva tiene una frontera técnica abierta. En los concursos de rendimiento
de capital, a la que también se llama agricultura científica, la produc- que se realizan en Estados Unidos —utilizando superficies peque-
ción de los ricos, y la agricultura tradicional y campesina, extensiva o ñas— se utiliza básicamente la misma técnica que en los campos de
intensiva en el uso del trabajo humano, que utiliza relativamente cultivo con cuidados extremos. Los rendimientos de más de 20 ion»
pocos recursos ajenos a los que posee y controla la unidad producti- ladas por hectárea, que no se obtienen en ningún otro cereal, son
va, el cultivo de los pobres. comunes en estos concursos y son tres veces más altos di- !<»•. >|ii<
obtienen en los Cimpoi agrícolas. Para los concursos se cscoyi I •
236
238 INVENTANDO E L FUTURO 139
LA HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO

mejor tierra, lo que sólo podría imitarse limitadamente en escala* este campo aunque lleve tiempo obtenerlo. Ese "casi" es importante,
más grandes. Aun así, si ese tipo de cuidados se extendiera gradunl l a selección y la ingeniería genética modifican a los individuos y a
mente a todas las granjas o empresas, con las técnicas existente* los grupos de seres vivos pero no cambian la vida misma. Nunca
podría esperarse el crecimiento continuo de los rendimientos unita- habrá plantas que crezcan sin luz, sin agua ni nutrientes. Los avan-
rios para el maíz. ces en ese campo nunca serán milagros.
Los obstáculos para que esto suceda son básicamente económico* El uso intensivo de fertilizantes es la otra cara ineludible de las
Las pequeñas parcelas de concurso se trabajan casi manualmente v semillas mejoradas. Las nuevas variedades requerirán de más
cada planta recibe atención individual. En condiciones de relalivn nutrientes en el suelo, de una fertilización más grande, para ofre-
escasez de mano de obra con precios elevados, como las que prevale cer mayores rendimientos por unidad de superficie. Aquí aparece la
cen en los países desarrollados, no sería económico un crecimiento restricción técnica y económica más severa. Los fertilizantes tienen
sustentado en aumentar intensidad del trabajo, el insumo más caí o, un rendimiento decreciente respecto a los incrementos en la produc-
La maquinaria agrícola ha mejorado en su eficiencia y en su precl* ción. Cuando se aplican por primera vez en tierras no fertilizadas tie-
sión para realizar labores uniformes a mayor velocidad, pero todavía nen un efecto mucho mayor que al hacerlo en suelos que ya ofrecen
no se diseñan máquinas con la flexibilidad y el discernimiento del rendimientos altos con uso intensivo de fertilizantes químicos. La
trabajo humano. Algunas máquinas automáticas, los robots, ya HC experiencia en el cinturón de maíz de los Estados Unidos ilustra esta
han construido experimental mente para sustituir a la mano de obrw tendencia. Cuando se aplicó el fertilizante por primera vez, por cada
en labores tan simples como la recolección de frutas, las que, sin kilo de este se obtuvieron 27 kilos adicionales de grano; cuando se
embargo, requieren de una identificación compleja y de la toma de agregó una segunda aplicación, cada kilo adicional sólo produjo 14
decisiones derivadas. El funcionamiento de esos robots es todavía kilos de producto, la tercera 9, la cuarta 4 y en la quinta por cada kilo
torpe, imperfecto y su costo demasiado elevado. Hay cierto acuer- de fertilizante se obtuvo apenas un kilo de grano. Por eso se calcula
do en que la mecanización agrícola se desarrollará en el futuro cerca- que para elevar el rendimiento a 150 bushels por acre, 9.5 toneladas
no en la dirección de perfeccionar, con más eficiencia en el consumo por hectárea, a partir de los 110 que se obtienen en la actualidad, la
de combustibles, lo que ahora hace: tratar a la tierra y a las plantas aplicación de fertilizantes nitrogenados tendría que multiplicarse
como si todas fueran iguales. La mecanización, que podrá mejorar
por cuatro. También se estima, por otra parte, que las dosis de fertili-
marginalmente la calidad de lo que realiza, aunque pueda hacerlo
más rápido y a costos más baratos, no parece ser el vehículo para zación actuales en los países más desarrollados están muy cerca del
actualizar al máximo el potencial productivo con las técnicas dispo- punto de equilibrio, por lo que su incremento supondría un retorno
nibles. En cambio, puede ser un factor de peso en la conformación de negativo. Esta relación técnica se traduce en una paradoja económi-
unidades territoriales cada vez más grandes. ca de costo contra beneficio. Si el costo del fertilizante fuera menor al
del grano no habría limitación alguna, pero ese no es el caso. Todo lo
El aumento de los rendimientos del maíz en el último medio si- contrario, la obtención de nitrógeno es un proceso caro, con consu-
glo debe mucho a la mejora genética. La frontera de desarrollo en mo muy elevado de combustibles fósiles. Además, la producción de
ese campo es todavía amplia y puede ampliarse más todavía con fertilizantes está muy concentrada y es insuficiente, por lo que no
los nuevos conocimientos y técnicas. Es probable que se creen plan- puede esperarse, de manera natural, una baja importante en sus
tas más pequeñas, de las que cabrían más en cada unidad de superfi- precios.
cie, más eficientes en su aprovechamiento de la energía solar y con La técnica disponible no ofrece alternativas para alterar signifi-
mayor resistencia a las plagas conocidas y acaso mayor vulnerabili- cativamente la relación entre rendimientos unitarios y consumo de
dad a otras nuevas, como lo mostró la incidencia del tizón del maíz fertilizantes. Algunas medidas de manejo como la rotación de culti-
en los Estados Unidos en 1971, que fue muy alta por la uniformidad vos, la eliminación de la roturación del suelo, el uso de herbicidas,
de las variedades sembradas. Aunque sea incierto y esté lejano, acaso etc., que están en el horizonte técnico actual, pueden disminuir los
se creará un maíz perenne a partir del teosintle encontrado en estado costos unitarios o incrementar los rendimientos de manera marginal,
silvestre en Jalisco, en México, que no se plantaría cada año e impli- moviendo apenas la barrera del retorno negativo para los fertilizan-
caría enormes reducciones en los costos. Casi todo parece posible en tes. Esta frontera es una expresión de la baja eficiencia energética de
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240 L A HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO INVENTANDO E L FUTURO

la agricultura intensiva de capital. La pobre eficiencia energética está descartado pero tendría que ser de enorme magnitud para mover
también se ha manifestado en los riesgos ambientales, en la destruí' la barrera de sus rendimientos decrecientes. Si Europa occidental o
ción de recursos para incrementar la ganancia. La técnica ha avan Japón eliminaran sus barreras proteccionistas es probable que su
zado poco en la dirección de resolver esta contradicción básica de la producción interna descendiera y aumentaran sus importaciones. Si
agricultura científica, que se ha ganado ese título al entender y domi- los precios de los granos se elevaran de manera sustancial y acelera-
nar algunas variables del complejo proceso del crecimiento de Lftfl da, su mercado en el Tercer Mundo se estancaría, cuando menos, y
plantas, pero que no ha prestado atención a otras relaciones que hoy probablemente descendiera. Hay otras barreras de carácter económi-
aparecen como barreras rigurosas. co que acelerarían o retrasarían el crecimiento de la producción de
El crecimiento de la agricultura intensiva de capital por la vía di alimentos en los países desarrollados y que actuarían con tanto o
la ampliación territorial no está descartado pero tiene severas limita- más rigor que las barreras técnicas al incidir sobre las ganancias de
ciones. En algunos países desarrollados la frontera agrícola está los agricultores. Las ventajas comparativas de los países ricos como
prácticamente cerrada, como en Europa occidental. Aun así, es posi- productores de alimentos no son absolutas ni incuestionables, son
ble que algunos cultivos como el maíz ganen superficie por sus altos relativas y variables en función de las políticas económicas de los
rendimientos. Pero lo harán a costa de otros cultivos, por lo que la Estados que crean y mantienen los márgenes de rentabilidad para el
ganancia neta sólo será la del diferencial en la productividad. En los capital invertido en la producción agrícola. Aquí hay pocas esperan-
Estados Unidos y en Australia existe una frontera agrícola de tierras zas de cambios sustanciales. E n el pasado se ha demostrado que los
de menor calidad o que requieren de altas inversiones territoriales. Estados ricos actuaron en función de sus propios intereses económi-
La eliminación de los subsidios para no sembrar desde la crisis de cos y estratégicos. Esas decisiones probablemente se repetirán en el
1972 en los Estados Unidos, eliminó la reserva de tierras como recur- futuro y afectarán a las condiciones técnicas tanto o más que los des-
so actualizable en el corto plazo. Quedan tierras pobres y vulnerables cubrimientos científicos. Las decisiones políticas aparecen hoy, tal
que difícilmente proporcionarán rendimientos similares a los que vez más que nunca, como factores decisivos.
hoy se obtienen. Si suponemos que la producción de alimentos creciera en los paí-
El crecimiento de la agricultura intensiva de capital en los países ses ricos a ritmos acelerados, eso no se traduciría en la mejora
desarrollados es una posibilidad, aunque es poco probable, casi del nivel alimentario general. E l crecimiento del mercado mun-
imposible, que ese crecimiento pueda mantener los ritmos y nive- dial de alimentos en el pasado no ha tenido ese efecto ni ha con-
les que obtuvo desde la segunda Guerra Mundial. En muchos culti- tribuido a erradicar la desnutrición en donde ésta existe. La mayor
vos como el trigo, el incremento en los rendimientos se desaceleró parte de los alimentos aue se trafican en el mercado mundial se desti-
acentuadamente durante los años de 1970. No así los rendimientos na a cambiar las dietas, no a mejorarlas, L<a expansión de las dietas
del maíz, una excepción que contribuye a explicar su creciente im- cárnicas siempre implica el encarecimiento de la canasta alimenti-
portancia. En otros cultivos, como la soya, que responde muy limita- cia, el aumento en el consumo de productos agrícolas por cabeza,
damente a la fertilización, no se ha logrado elevar los rendimientos pero no la mejora de la nutrición. Tampoco tiene impacto nutricio-
unitarios de manera sustancial. La elasticidad está restringida por nal el cambio de un cereal por otro como el principal mantenimien-
factores técnicos, que no implican, sin embargo, la imposibilidad del to, como sucede en los casos en que la participación en el mercado
crecimiento. mundial se destina al abasto de trigo para los sectores urbanos y rela-
tivamente privilegiados de las poblaciones en los países pobres.
La magnitud del crecimiento en la producción de alimentos por la
agricultura científica en los países desarrollados se puede modificar El crecimiento del mercado mundial a partir de la oferta creciente
de manera sensible por las decisiones de política económica de los de los países desarrollados no ha corregido la mala distribución de
gobiernos. A partir de la crisis de 1972, por ejemplo, los Estados Uni- los alimentos sino que la ha agravado. En muchos casos ha inhibido
dos tomaron la decisión de exportar granos en lugar de fertilizantes, o desterrado, por los mecanismos de los precios, a cereales o alimen-
lo que se tradujo en la modificación de la relación en los precios tos producidos localmente. La dependencia alimentaria creciente en
entre los fertilizantes y los granos y en subsidios para compensar a los países pobres no coincide con una mejora alimentaria general,
los agricultores norteamericanos. El subsidio a los fertilizantes no aunque tenga gran repercusión en la transformación de la dieta de
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242 L A HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO INVENTANDO E L FUTURO

los sectores mejor alimentados. E l aumento de los excedentes en li Irs yrigidecesestructurales que impedían el uso de los alimentos pro-
países ricos incrementaría el crecimiento perverso de un memitlH ducidos con altas inversiones de capital.
mundial que no ha incidido en la contención del hambre.
No todo en la revolución verde fue contraproducente o intrascen-
La percepción de este problema dio origen a esfuerzos internm lo dente. Fue un costoso aprendizaje. Por ella se creó una corriente para
nales, sobre todo multilaterales, para incrementar la producción \\
l.i investigación de los materiales genéticos para condiciones climáti-
alimentos en el Tercer Mundo. Una manera para lograrlo, que |m 1 «•
cía lógica y obvia, consistía en trasladar a los países pobres la ajiil • .is distintas a las de la agricultura templada. Después de un largo
cultura científica de altos rendimientos que, por experiencia previ*, periodo y por rutas a veces inexplicadas, las semillas mejoradas,
ofrecía resultados seguros. Así surgió la llamada revolución venli eparadas de los rígidos paquetes para los que fueron creadas y
la oferta de rígidos paquetes tecnológicos que contienen y comen lomadas por las iniciativas locales y campesinas, ofrecen perspec-
tran los factores que explican los altos rendimientos agrícolas en luí tivas importantes para desarrollos futuros. Sobre todo muestran que
paísesricos:semillas mejoradas, fertilización intensa, mecanización, la investigación científica tiene un quehacer importante respecto a la
etc. Esos paquetes exigían la inversión intensiva y concentrada di< .i^ricultura de los pobres. Muchas barreras institucionales y mentales
capital. Se propusieron donde prevalecen condiciones en que la pro» tienen que romperse para que esa tarea adquiera la magnitud y
ducción agrícola se lleva adelante con muy bajas inversiones de capi- orientación que el reto demanda. Todavía se piensa casi exclusiva-
tal. Muchos países no pudieron ni plantearse la adopción de OM mente en el incremento de los rendimientos unitarios, en la norma
modelo, pese a la ayuda internacional disponible, porque era dema- derivada de otras condiciones, como el objetivo principal de la inves-
siado caro. tigación. No se ha prestado atención a otros caminos que pueden ele-
var la producción territorial agregada tales como la disminución de
Los países que optaron por esa vía de desarrollo agrícola tuvicion la aleatoriedad, la incorporación de nuevas tierras al cultivo, la elimi-
que invertir sus pocos recursos en áreas y en sectores privilegiado* nación o reducción de los descansos. . . Muchos de ellos han sido
muy reducidos en tamaño y proporción. Se crearon así enclaves de
probados por la historia pero no son tan bien conocidos como el
agricultura intensiva de capital en países con una insuficiente invei
camino que llevó a la conformación de la agricultura intensiva de
sión agrícola agregada, focos de concentración que absorbieron ie
cursos públicos y privados. Cuando se tuvo éxito, como en el caso del capital.
cultivo de trigo en México, no así con el maíz, el foco inicial no piulo La otra modalidad, la agricultura de los pobres, es más compleja y
extenderse y para mantenerse necesitó de subsidios crecientes. Vale diversa: es un conjunto heterogéneo. Carece de una norma unifi-
recordar que el núcleo inicial fue un grupo dotado con buenas tie- cadora como la ganancia. O mejor dicho, su norma unificadora es
rras, irrigación y apoyo gubernamental: un grupo privilegiado fren- mucho más elusiva y compleja. Acaso pueda expresarse con el vago
te a la mayoría de los productores agrícolas campesinos. Los niveles concepto de sobrevivencia física, social y cultural. Ese vago concepto
de ganancia que se obtuvieron con el cambio técnico, similares o no es estático, se modifica en el tiempo y con las circunstancias y
superiores a los de los agricultores en los países ricos, no se rein- siempre lleva implícito el deseo de mejorar, el equivalente al progre-
virtieron en la agricultura: se trasladaron a actividades más reditua- so, pero a partir de una condición de subordinación, de explotación,
bles y seguras. Las áreas de revolución verde se convirtieron en un de restricción estructural. Pese a ello, y tal vez por ello, la agricultu-
pozo sin fondo para los subsidios gubernamentales. Con frecuencia, ra de los pobres nunca ha permanecido estática.
la elevada producción de estas áreas o proyectos es más cara que la Si tomamos como indicador el comportamiento de la producción
importada. Las sinrazones de la abundancia se introdujeron dentro nacional agregada, que tiene sesgos pero es el único disponible, la
de los países agrarios pobres. Las contradicciones que enfrentan a la producción de cereales en los países del Tercer Mundo creció en
agricultura de los ricos con la de los pobres en la producción de ali- la misma proporción que en los países ricos. En algunos productos,
mentos se volvieron problemas internos. La exportación de trigo como el trigo o el arroz, no así en el maíz, hasta creció más en los paí-
mexicano con grandes pérdidas económicas para el gobierno no in- ses pobres. No sólo eso, también creció la agricultura de exportación
dicaba que la demanda nacional de alimentos estuviera satisfecha, de esos países y mucho más rápido que la producción de alimen-
sólo implicaba que prevalecían condiciones de desigualdad crecien- tos. Sin embargo, la población creció mucho más aceleradamente
en los países del Tercer Mundo y en algunos casos hizo insuficientes
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244 L A HISTORIA D E U N BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO INVENTANDO E L FUTURO

los aumentos en la producción. El crecimiento fue disparejo entre los los fertilizantes en muchas partes del Tercer Mundo no se présen-
heterogéneos países agrupados bajo el rubro "en desarrollo". En la tanto como una opción para elevar los rendimientos sino como
muchos de ellos fue inferior a los promedios y a las necesidades, lo mi requisito ineludible para mantener la producción. La carencia de
que se expresó en mayor dependencia. Pero en cualquier caso, la pro- investigación sobre este uso probablemente provoque un gran des-
ducción campesina en el Tercer Mundo, que domina en el abasto de perdicio de nutrientes, aunque también es probable que la otra in-
alimentos, creció al mismo tiempo que la de los ricos, y en muchos vestigación, la acumulación de la experiencia campesina, sí lo haya
casos se forzó hasta el borde del colapso.
lomado en cuenta.
Es mucho más difícil localizar los factores de mayor peso en el cre- Pese a los bajos rendimientos y los riesgos, que con frecuencia se
cimiento de la agricultura de los pobres. Más estrictamente, es difícil traducen en siniestros, la incorporación al cultivo de las tierras mar-
generalizar algunos de los factores conocidos. Las grandes construc- ginales eleva la productividad de la tierra aunque reduzca la del tra-
ciones estadísticas omiten o reflejan inadecuadamente y de manera bajo necesario para cultivarlas. Pero también implica pérdidas de
distorsionada las condiciones fluidas de la agricultura campesina. recursos y satisfactores. En muchas partes del tercer mundo, el culti-
Son tantos los factores en ella que no se mueven por los caminos del vo de las tierras de pastoreo para el ganado de tiro ha forzado la
mercado y de la contabilidad sino por las redes sociales de intercam- adopción de la tracción mecánica y la incorporación de insumos que
bio, que las cifras agregadas a veces apenas sirven para señalar lo
deben adquirirse en el mercado a precios caros. Se ha perdido auto-
que no puede explicarse con las categorías convencionales del capi-
talismo. Lo "anormal" estadísticamente, es con frecuencia lo usual, nomía por parte de los productores campesinos. Con ello se clausu-
lo razonable, lo histórico. Eso se puede medir, sería muy útil hacerlo, ran alternativas importantes para la alimentación.
pero no lo estamos haciendo. Las categorías estadísticas usuales no Los campesinos, que cada vez son más y tienen mayores necesida-
nos llevan en esa dirección. Tienen una base conceptual e ideológica des, incorporan esas tierras al cultivo porque no tienen acceso a otras
que lo impide o que lo ignora. Se derivan de una concepción de "pro- mejores. Pese a todas las diferencias nacionales, puede afirmarse que
greso" estrecha y uniforme que quería medir lo que ya no sucedió. los países del Tercer Mundo tienen una estructura agraria desigual,
con una alta concentración de los mejores recursos territoriales en
En el crecimiento de la producción de la agricultura de los pobres pocas manos. A la gran concentración se agrega la irracionalidad
el aumento de la superficie cosechada tiene una importancia mayor en el uso de las mejores tierras, otro reflejo de la desigualdad que
a la que sugieren las estadísticas. Según éstas, en los últimos 20 años, fragmenta nuestras sociedades. Con frecuencia, las mejores tierras se
entre 1961-1965 y 1981-1983, la superficie cultivada de maíz en los destinan a los cultivos de exportación. Los excesos son frecuentes. En
países en desarrollo creció un 30%, la de trigo en un 36% y la de arroz
muchas partes seriegala caña de azúcar cuando existen tierras aptas
el 14%. Casi una tercera parte adicional de tierra se agregó al culti-
vo de alimentos. Sólo excepcionalmente fueron tierras vírgenes. Con para sembrarla de temporal, pero la irrigación se traduce en seguri-
más frecuencia se incorporaron tierras marginales, poco fértiles o dad y mayores ganancias para los empresarios cañeros. Tampoco es
vulnerables, que se habían dedicado a otras actividades, como el pas- excepcional que tierras aptas para una agricultura cerealera altamen-
toreo o la recolección. Los rendimientos en esas tierras son casi siem- te productiva estén dedicadas por sus propietarios a la ganadería
pre inferiores y su producción es aleatoria. E n no pocos casos, el extensiva, que ofrece una más alta redituabilidad en virtud del estric-
crecimiento de la superficie cultivada se debió a la siembra más fre- to control de precios, vinculados a los del mercado mundial, que
cuente de tierras que requieren de un periodo de descanso con la afecta a los alimentos básicos pero no a los de lujo. La desigualdad y
técnica tradicional extensiva. En los trópicos húmedos sometidos al la irracionalidad en el uso son partes constitutivas de la estructura
cultivo itinerante, la reducción del barbecho se traduce en la baja de agraria de los países en desarrollo.
los rendimientos y en la reducción de las especies incorporadas al La incorporación de nuevas tierras aptas para el cultivo sigue sien-
policultivo. La eliminación del descanso se explica en otros casos por do la estrategia más barata y rápida para el incremento de la produc-
la incorporación de los fertilizantes químicos, como sucedió en los ción agrícola. Cuando el incremento de la supeficie cultivada se lleva
altiplanos mexicanos, que propiciaron el cultivo más frecuente sin a cabo por unidades campesinas tiene efectos directos e inmediatos
expresarse en la elevación de los rendimientos unitarios. E l uso de en la alimentación de los productores, los más afectados por la mala
nutrición. También tiene efectos agregados en el sistema de abasto y
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L A HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO INVENTANDO E L FUTURO

en la economía nacional a través de una mejor distribución del sinos y mucho los empresarios agrícolas capitalistas modernizados.
ingreso. La ampliación de la superficie cultivada es una vía efi- ( on muchas variantes, el ejemplo mexicano se repite por todo el Ter-
caz, aunque pueda ser insuficiente, para enfrentar los problemas cer Mundo.
alimentarios y aumentar la producción agrícola en los países po-
bres. Esa vía transita, independientemente de la dotación de recursos Pese al efecto de las unidades capitalizadas se puede afirmar que
territoriales de los diferentes países, por la reforma agraria, por la los rendimientos unitarios también crecieron, más lentarnentente,
redistribución del acceso al territorio. Esa afirmación no es una es- en las agriculturas campesinas de los países pobres aunque no se
peculación, es una experiencia histórica repetida. La reforma agraria pueda cuantificar con precisión la proporción. En muchos casos
es, antes que una estrategia económica, una decisión política que está se debió a una mayor intensidad del trabajo campesino para propi-
en el horizonte de casi todos los países pobres del mundo. ciar el mejor desarrollo de las plantas, aunque a veces fuera a costa
del descenso de la productividad para el trabajo, medida por jornada
La reforma agraria no es hoy un tema de moda. Incluso se argu- contra producto obtenido. Con frecuencia ese trabajo adicional no
menta en su contra a partir de las experiencias recientes de reformas
encontró ocupación alternativa más productiva en su contexto social,
agrarias restringidas y marginales, impulsadas desde arriba y a veces
desde fuera, como sucedió en América Latina con las reformas deri- por lo que los campesinos lo evalúan de otra menera: más trabajo y
vadas de la Alianza para el Progreso promovida por Estados Unidos ocupación para obtener mayor cosecha. La fuerza de trabajo es
en los años de 1960, justo al mismo tiempo que se expandía la ayuda abundante en casi todo el mundo subdesarrollado rural. No siempre
alimentaria. Pero el tema permanece más allá de la moda. La estruc- ese trabajo puede incorporarse a las labores agrícolas por las restric-
tura de la propiedad y del acceso a la tierra ya no responde a las ciones temporales. Cuando la estación de siembra dura diez días, la
características y a las necesidades de los países pobres, las contradi- intensificación del trabajo por el resto del año tiene barreras muy
ce. Tal vez por eso las experiencias previas de reforma agraria no rigurosas. Con más frecuencia no puede usarse el trabajo disponible
constituyen un modelo adecuado para el presente y el futuro. La en la pequeña superficie accesible. Las inadecuaciones entre la fuer-
dicotomía simplista entre propiedad privada y estatal no es el marco za de trabajo y las barreras que frenan su ocupación productiva no se
adecuado para reajustar la estructura agraria con la social en los paí- han convertido, entre otros muchos, en temas de la investigación
ses pobres. Otras propuestas se están gestando para resolver la pre- agronómica. La precocidad o lo tardío, la resistencia a la sequía o
eminencia del sistema de propiedad sobre la sociedad. La reforma a las heladas, la combinación entre distintas variedades y especies
agraria está adquiriendo nuevos contenidos. en el mismo campo y en el mismo ciclo, pueden ser factores que ele-
ven el rendimiento tanto como la productividad directa de una sola
En el crecimiento de la producción agrícola de los países pobres
también fue un componente el aumento de los rendimientos uni- variedad y que propicien una ocupación más amplia para el trabajo.
tarios. En los últimos 20 años los rendimientos unitarios en los paí- La uniformidad corresponde a la agricultura intensiva de capital y la
ses capitalistas en desarrollo crecieron apenas más lentamente que diversidad, que a veces se ha interpretado como confusión y caos, a
en los países ricos pero lo hicieron de manera sustantiva: 45% en la campesina.
todos los cereales, 64 en trigo, 38 en maíz y 41 en el arroz. En el mis- Otras veces la fuente de la elevación de los rendimientos uni-
mo lapso los países capitalistas desarrollados obtuvieron incremen- tarios en las agriculturas campesinas se debe a la mejora genéti-
tos de 46% en todos los cereales, 44 en trigo, 66 en maíz y 13 en arroz. ca, a la adopción de variedades más productivas. Muchas de ellas se
Una parte importante del crecimiento de los rendimientos unitarios originaron en los esfuerzos de la investigación científica, como el
puede explicarse por la bimodalidad que surgió en la agricultura de arroz llamado "milagro" o los trigos desarrollados en México por los
los países pobres. La mayor ganancia en los rendimientos puede centros internacionales para el mejoramiento, que por diversos ca-
deberse a las unidades modernizadas y capitalizadas dentro de los minos llegaron a los productores campesinos. No es el caso del
mismos países. Este caso podría ilustrarse con México, donde el ren- maíz, donde los híbridos no conservan el vigor después de una única
dimiento unitario del trigo es más del doble que el promedio mun- cosecha y deben renovarse. Pero otras veces la mejora genética es el
dial, uno de los logros de la revolución verde. Pero en la producción resultado de la experimentación y selección que hacen los propios
de trigo, concentrada en áreas irrigadas, intervienen poco los campe- campesinos por su iniciativa. Los rendimientos también crecieron
por la adopción de fertilizantes químicos y de insecticidas, 01 MÍO
248 LA HISTORIA DE UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO INVENTANDO EL FUTURO 249
nalmente aplicados en exceso y con riesgos graves, así como de ele- menos de la cuarta parte del que tiene en Estados Unidos. El tri-
mentos desarrollados por la agricultura científica que resuelven go rinde en los países pobres cerca de las dos terceras partes que en
necesidades campesinas. Este camino tiene una amplia posibili- los paísesricos,y el arroz menos de la mitad. La técnica para obte-
dad de desarrollo apenas iniciada. Pero también sucede que la eleva- ner los rendimientos más altos no es secreta, se conoce y está dispo-
ción de los rendimientos unitarios sea una pura ilusión derivada de nible. Más todavía, la agricultura de los países pobres está muy lejos
lo que las estadísticas no captan. Así sucede por ejemplo, cuando por del punto de saturación de la productividad de los fertilizantes. La
la baja en la fertilidad o la aplicación de algún producto químico se aplicación de fertilizantes tendría efectos mucho más dramáticos que
abandona el policultivo por la siembra de una única especie. Ésta los que puede tener en los paísesricos.Elevar el rendimiento de la
puede elevar su rendimiento pero baja el de la tierra y desciende la producción de maíz en una tonelada por hectárea entre los pobres es
disponibilidad y variedad de los alimentos. teóricamente más fácil y económico que elevarlo en la misma canti-
Se ha creado un mito respecto a la resistencia de los campesinos dad en la agricultura intensiva de capital. Después de una elevación
para adoptar los avances de la técnica científica. Muchos lo creen. de esa magnitud, el rendimiento del maíz entre los pobres estaría
Esa resistencia no existe. Lo que con frecuencia se presenta es una apenas por encima de la tercera parte del que se obtiene en Estados
inadecuación entre la recomendación científica, que convertida en Unidos. Elevar el rendimiento del maíz en los países en desarrollo
dogma se trata de generalizar sin el sustento de la investigación ni el una tonelada por hectárea, una meta modesta, ofrecería al mundo
conocimiento de las necesidades de los productores. Semillas alta- casi sesenta millones de toneladas, en la superficie que hoy se dedica
mente productivas pero igualmente exigentes de inversiones que el a ese cultivo. Aumentar el rendimiento del maíz en una tonelada en
campesino no puede hacer, o que son altamente vulnerables a ries- los paísesricos,una meta ambiciosa, se traduciría en un incremento
gos conocidos, son naturalmente rechazadas. También se rehusa la de la producción mundial de menos de 40 millones de toneladas.
aplicación de fertilizantes, más caros que el incremento de la produc- Esa línea de razonamiento tiene mucho de lógica y de verdad. Des-
ción, o la adopción de máquinas muy costosas que no facilitan el tra- de que seriamente se convirtió en propuesta de acción a partir de la
bajo sino que lo hacen redundante. Esos y otros ejemplos, repetidos crisis de 1972, cuando se fundaron muchos de los programas de de-
miles si no es que millones de veces por el Tercer Mundo, soportan el sarrollo rural integrado, se han logrado las metas ambiciosas para
mito de la impermeabilidad campesina. También son el origen de los ricos con más facilidad que las modestas y razonables para los
una bien fundamentada desconfianza por parte de los campesinos pobres. Desde 1974-1976, el rendimiento del maíz en los Estados
respecto a las recomendaciones "científicas", sobre todo cuando los Unidos creció en 1 400 kilos por hectárea y el de los países en de-
costos del error no los paga el que hace la recomendación sino el que sarrollo apenas en 400. El del trigo, 500 kilos entre los ricos y 300
la sigue. La verdad es que la agricultura científica todavía no tiene entre los pobres y sólo en el arroz la relación se invirtió. Esta expe-
mucho que aportar a la agricultura campesina. No se ha interesa- riencia no niega la viabilidad y lógica dé la propuesta, ni su urgencia,
do por ella. Sus recomendaciones, derivadas casi siempre de una pero revela obstáculos no previstos. Entre éstos vale la pena mencio-
agricultura intensiva de capital, no son falsas, son remotas e inade- nar uno paradójico. Los costos de los prolongados programas para
cuadas cuando se aplican a otros modos de producir. La ciencia elevar los rendimientos nacionales, siguiendo el ejemplo de los paí-
empezó por la investigación para poder generar recomendaciones e ses desarrollados, son elevados. Tiene mucho sentido pagarlos cuan-
instrumentos útiles en los países desarrollados. Eso casi no se ha do el precio de los granos en el mercado mundial es alto y ascenden-
hecho en los países pobres. La investigación agronómica, para y jun- te. Pero cuando estos precios bajan, casi siempre como expresión de
to con los campesinos, es un proceso importante y esperanzados los subsidios agrícolas en los paísesricos,el costo de oportunidad
pero que básicamente está por iniciarse. para elevar los rendimientos nacionales desciende y muchos progra-
El incremento de los rendimientos unitarios es posible e irrenun- mas son abandonados. Es claro que a plazos mayores siempre será
ciable en la agricultura de los pobres. Incluso se ha visto como la vía más alto el costo económico y político de la dependencia alimen-
más fácil y rápida para enfrentar el hambre y elevar la producción taria, pero pocos-gobiernos del Tercer Mundo están pensando y pla-
agrícola. El maíz, por ejemplo, tiene un rendimiento unitario prome- neando en plazos prolongados. Esa planeación es una necesidad
dio de unos 1 500 kilos por hectárea en los países en desarrollo. impostergable pero también un lujo que no pueden pagarse. Vivir al
251
INVENTANDO E L FUTURO
250 LA HISTORIA D E UN BASTARDO: MAÍZ Y CAPITALISMO

día y sin poder planear es precisamente una de las características de entre quienes detentan el poder. Pero % ™
la pobreza. de creencias sino de evidencias que tenem^ue « c o n ^
Otros obstáculos se refieren a la carencia de investigación básica y que los campesinos de hoy no son > « o s atosde >
aplicada para adaptar las técnicas conocidas y encontrar alternativas ron como los de antes. S. a los « " ^ ^ " ^ ^ S o n e s sustantivas,
a las que resulten caras o inadecuadas. La elevación de la productivi- re nombrar de otra manera eso hambre en un
dad por los fertilizantes es incuestionable cuando éstos son los
adecuados y se aplican en las dosis óptimas o más convenientes. Esto
no sucede cuando no se tienen series meteorológicas confiables o
cuando no se conocen los suelos ni la extracción de nutrientes a que
están sometidos. En fin, la capacidad de investigación es casi inexis-
tente y la instalada es con frecuencia inadecuada. Está distante de los
campesinos y no les ofrece soluciones. Sólo una investigación enrai-
zada en la producción campesina y con el apoyo directo y claro de
servicios complementarios, como el crédito, el abasto de insumos,
programas de comercialización destinados a elevar la autonomía de
los productores y no a generar su subordinación, puede convertir en
realidad la ruta evidente, viable y económica de elevar los rendimien-
tos unitarios en las agriculturas campesinas. También la voluntad
política sostenida para hacerlo, dedicando a ello una cantidad
importante de los recursos públicos, es un requisito en esta vía.
Las dos vías: la reforma agraria y el desarrollo rural integrado,
se han convertido en caminos diferentes, en vías alternativas. Por
lo general, los gobiernos han optado por el segundo con la esperan-
za de que les permita rehuir el problema agrario, comprar el tiem-
po para que la anunciada extinción del campesinado suceda. No
ha funcionado. Por otro lado se argumenta que la simple entre-
ga de la tierra no soluciona nada. Es cierto cuando simplemente
se entrega una fracción intrascendente de la tierra. Pero cuando se 4
redistribuye el territorio hasta alterar radicalmente la estructura
agraria no existe la simple entrega de la tierra. Tampoco existe la
simple entrega del voto cuando la mayoría no lo tiene. No hay proce-
so simple cuando el poder se está redistribuyendo en la sociedad. La
redistribución del poder es el verdadero asunto que se trata cuando
se habla de erradicar el hambre y de recobrar la autosuficiencia ali-
mentaria. Está implícita en todas las vías, que siempre se combina-
rán sin excluirse.
El incremento de la producción campesina por los muchos y a
veces insospechados caminos por los que puede suceder, es la única
manera de enfrentar el problema del hambre en el mundo. Recono-
cerlo así atenta contra mitos y verdades que se proclamaron absolu-
tos. La aceptación de un futuro con los campesinos del mundo no es
algo que despierte entusiasmo entre los adoradores del "progreso" ni

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