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Groys Boris: “Cuerpos inmortales”

En la famosa formulación de Foucault, el estado moderno puede definirse a partir del


“derecho a hacer vivir y dejar morir” en oposición de al antiguo Estado soberano que “toma
la vida o la concede”. El estado moderno se preocupa por las tasas de natalidad, por la
salud y por atenderse las necesidades vitales de la población, concibiendo todo esto en
términos estadísticos. Por lo tanto, según Foucault, el Estado moderno funciona como un
“biopoder”que se justifica a sí mismo en tanto asegura la supervivencia de las masas. La
supervivencia del individuo ,por supuesto, no está garantizada. Si la supervivencia de la
población se presenta como uno de los objetivos del Estado, entonces la muerte “natural”de
un individuo particular es aceptada pasivamente como algo inevitable y por lo tanto
perteneciente al universo privado de ese individuo. La muerte del individuo es el límite
insuperable del estado como biopoder, un límite aceptado al respetar la esfera privada de la
muerte natural. Y este límite fundamental no fue cuestionado ni siquiera por Foucault.

Que pasaria si existiera un biopoder capaz de radicalizar esta afirmación formulando como
un “ hacer vivir y no dejar morir”.Qué pasaría si el Estado establecería no solo para combatir
la muerte colectiva sino también la individual, la muerte “natural”, con el objetivo final de
eliminarla por completo? → Este tipo de demanda suena utópico y de hecho lo es.Los que
apoyaban esta demanda de que la inmortalidad individual debía volverse un objeto colectivo
y político del Estado no pertenecían, excepto unos pocos casos, a los círculos de la
intelligentisia marxista que llegó al poder después de la revolución de Octubre y que
pensaba en términos económicos y no de la filosofía de vida. Pero las teorías puramente
económicas no alcanzarian a justificar el inmenso número de víctimas y pérdidas que la
revolución y la guerra civil subsecuente le exigió al país. Estos millones de muertos
requieren otra justificación más elevada, el objetivo de alcanzar la vida eterna para todos. Y
estas utopías biopolíticas reconciliaron mucho más a muchos intelectuales y artistas rusos
con el poder soviético de lo que pudo hacerlo el marxismo por si solo alguna vez,
especialmente porque tenían utopías tenían, a diferencia del marxismo “occidental” un
genuino origen ruso.

En síntesis el proyecto de Fiodorov sobre la tarea común consiste en la creación de


condiciones tecnológicas, sociales y políticas bajo las cuales sea posible resucitar a toda la
gente que alguna vez estuvo viva, aunque sea a través de medios tecnológicos y artificiales.
Este proyecto representaba la continuación de la promesa cristiana de que todos los que
alguna vez estuvieron vivos resucitarian al final de los tiempos.La unica diferencia es que
Fiodorov→ no creia en una inmortalidad “abstracta” y “sin sangre”, una inmortalidad del
alma con independencia del cuerpo: tampoco era suficiente esperar pasivamente la
segunda venido de Cristo. Todo lo que se necesitaba para comprometerse con el proyecto
de resucitar artificialmente a todos era una decisión.Una vez que ese objetivo se
estableciera, los medios aparecerian, de algún modo, solos.

El problema de la inmortalidad se transfería desde Dios a la sociedad, o incluso al poder del


Estado.Fiodorov tomaba seriamente la promesa de un biopoder emergente→ es decir la
promesa del estado de comprometerse con la vida como tal, y exigia que este poder
pensara en esta promesa hasta sus últimas consecuencias y la cumpliera. Las
generaciones resucitadas pueden así también formar parte del socialismo del futuro, y la
discriminación generacional contra los muertos en favor de los vivos habría quedado así
terminada. El socialismo perfecto debe establecerse no solo en el espacio sino también en
el tiempo, a través del empleo de la tecnología para transformar el tiempo en eternidad.

Una respuesta sencilla a la pregunta sobre la inmortalidad y el cuerpo efímero→ la


respuesta mas sencilla es que abandonemos la búsqueda de la inmortalidad, nos
quedemos contentos con la finititud de nuestra existencia y aceptemos la muerte individual
como una realidad necesaria.Es asi como Foucutalt describe la respuesta al biopoder real y
existente, aunque su respuesta conlleva un defecto fundamental y es que deja sin explicar
gran parte de nuestra civilización. Uno de esos fenomenos sin explicacion es la institución
del museo. Fiodorov→ plante a que la existencia misma del museo contradice el espíritu
universalmente utilitario y pragmático del siglo XIX.

Al preservar con suma cuidado las cosas inútiles y superfluas del pasado ya que no tiene un
uso práctico “ en la vida real”, el museo no acepta la muerta y el acaso que ha afectado a
ess cosas.El museo está enfrentado con el progreso, que necesariamente reemplaza las
cosas viejas por cosas nuevas. Para Fiodorov la inmortalidad no es un paraíso para las
almas humanas sino un museo para los cuerpos vivientes.

Para Fiodorov→ la tecnología también funciona como el arte, en tanto preservación o


regreso del pasado. No hay progreso en el arte. El arte no espera una sociedad mejor en el
futuro, inmortaliza el aquí y ahora.El arte consiste en una tecnología que ya no sirve a la
vida finita sino a la vida infinita e inmoral. El arte consiste en una tecnología que sirve para
la vida infinita e inmortal.El arte no trabaja con las cosas mismas sino con las imágenes de
las cosas.Por lo tanto el arte debe ser entendido y usado de un modo distinto: el arte debe
ser entendido y usado de un modo distinto: debe aplicarse a los seres humanos para
impulsarlos a que alcancen la perfección. La tecnología en su totalidad debe volverse
tecnologia estetica. Y el estado debe convertirse en el museo de su población. El estado
debe responsabilizarse por la resurrección y la continuidad de la vida de cada persona
individual.

El estado→ ya no puede permitir que los individuos simplemente mueran en privado o que
los muertos descansen en paz en sus tumbas. Los límites de la muerte deben ser
superados por el estado. El biopoder debe ser total. Esta totalidad se alcanza al igualar arte
y politica, vida y tecnología, estado y museo.

Para Foucault→ el espacio del museo era un espacio definido como “otro” . Se refirió al
museo como un lugar donde el tiempo se acumula pero esto era justamente lo que lo
distinguia del espacio en el que se desarrollaba la vida, un lugar en el que no habia tal
acumulacion. Fiodorov en cambio→ quería unir el espacio vital con el espacio del museo y
superar una heterogeneidad que veía como motivada ideológicamente más que marcada en
términos ontológicos. Esta borradura de la barrera entre vida y la muerte no implica la
introducción del arte en la vida sino la museificación radical de la vida, una vida que puede y
debe alcanzar el privilegio de la inmortalidad en el museo.A partir de esta fusión del espacio
del museo con el espacio vital→ el biopoder se vuelve infinito, se transforma en la
tecnología de la vida eterna, ya no se acepta la muerte individual ni la muerte misma como
límite natural.
El objetivo explícito de este Estado debe ser la vida eterna aquí en la tierra, para todo el
mundo. Solo entonces el Estado supera el biopoder parcial y limitado que describe Foucault
para volverse un biopoder total.

Siguiendo a Svyatogar→ quien considera que la inmortalidad debía ser el objetivo y a la


vez, el requisito de l futura sociedad comunista ya que la verdadera solidaridad social solo
podía darse entre inmortales: la muerte separa a la gente, la propiedad privada no puede
ser eliminada realmente si cada ser humano poseen ser eliminada realmente si cada ser
humano posee un fragmento privado de tiempo. El biopoder total, entonces, debe hacer
colectivo no solo el espacio sino también el tiempo.Debido a que la inmortalidad es el
objetivo más preciado de cualquier individuo, la gente se mantendria siempre leal a la
sociedad que concretara ese objetivo. solo una sociedad total le permitiría a la gente
experimentar una vida no solo sin limites temporales sino también sin limites espaciales: la
sociedad comunista de inmortales debería ser “interplanetaria”, es decir, debería ocupar
todo el cosmos.

Siguiendo a Murav’ev → estaba preparado para considerar al ser humano como una obra
de arte. Murav’ev entendía la resurrección como resultado lógico del proceso de copiado,
advirtió, incluso antes que Benjamin que bajo las condiciones de la reproducibilidad técnica,
no podía haber diferencia entre el ser humano y su copia. El ser humano para él era
simplemente una mezcla específica de elementos químicos, como cualquier otra cosa del
mundo.Por esta razón Murav’ev esperaba, en el futuro, eliminar la diferencia de género y
crear un metodo para producir seres humanos que fuera puramente artificial y no estuviera
marcado por la cuestión de género.Los seres humanos del futuro no tendrian ningun tipo de
culpa en relación con sus ancestros fallecidos: le deberian su existencia al mismo Estado
organizado tecnológicamente que garantizaria la duración de su existencia, es decir, su
inmortalidad.

El biopoder contemporáneo no es realmente consistente en su tarea de iluminar a sus


ciudadanos. Dejar la muerte en la esfera de lo privado como Foucault observó
correctamente, es a fin de cuentas dejarla en manos de la religión que es lo que gobierna la
esfera privada en nuestros días. Es por eso que los pensadores del socialismo ruso
buscaron eliminar la religión y reemplazar la inmortalidad del alma garantizada por Dios con
un inmortalidad del cuerpo garantizada por el Estado y así completar la transición hacia una
nueva era y un nuevo y total biopoder.

Proyectos biopolíticos radicales durante los años 20 fue la investigación espacial que
condujo Tsiolkovski → con el objetivo de transportar a los antepasados resurrectores a otros
planetas y luego se convirtió en el punto de partida para el programa espacial soviético.
Otro experimento fue el Instituto para la Transfusión de Sangre de Bogdanov→ fundó y
dirigió en los años 20. Se convirtió en un entusiasta de los experimentos con transfusiones
de sangre, que esperaba aminorarian el envejecimiento o lo detendrán por completo. Se
creia que las transfusiones de sangre de las generaciones más jóvenes a las anteriores
rejuvenecerian a los mayores y establecerán una solidaridad intergeneracional considerada
esencial para la fundación de una sociedad socialista. Mientras esto ocurría, Bogdanov
moría debido a tales transfusiones de sangre.
La inmortalidad corporal fue y sigue siendo anhelado por muchos, especialmente en la
Rusia de fines de siglo XIX y comienzos de XX.

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