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Sintesis al capítulo “Explicaciones, significado y actos de habla” contenido en el libro

'Actos de habla' de John R. Searle.


por Martín Gabriel Barcenas Aboites.

La premisa fundamental desarrollada por Searle es: “Hablar un lenguaje es participar en una
forma de conducta gobernada por reglas. Hablar consiste en realizar actos conforme a
reglas”.

Entre las primeras reflexiones de autor se cuenta la definición de tres géneros de actos: a) la
emisión de palabras (morfemas, oraciones); b) referir y predicar y; c) enunciar (preguntar,
mandar, prometer, etc).

El primero de estos géneros se asocia a la realización de actos de emisión. El segundo a la


realización de actos proposicionales. El último se relaciona con la realización de actos
ilocucionarios. Los actos de emisión consisten en emitir secuencias de palabras. Los actos
ilocucionarios y proposicionales consisten en emitir palabras dentro de oraciones, en ciertos
contextos, bajo ciertas condiciones y con ciertas intensiones. Vale la pena aclarar que entre
ellos no hay una relación de continuidad o de medios a fines, sino que son elementos
distintos y distintivos de una misma estructura. De tal manera que, por ejemplo, un mismo
hablante quien realiza actos de emisión diferentes puede realizar actos proposicionales e
ilocucionarios iguales.

Searle señala el peculiar uso que da al verbo 'predicar': lo que se predica de los objetos son
expresiones no universales. La conexión ocurre entre predicación y verdad y no entre
expresiones universales.

Se denominará 'expresión referencial’ a cualquier expresión que sirva para identificar alguna
cosa, proceso, evento, acción o cualquier otro género de 'individuo' o 'particular'. Estas
expresiones suelen responder a preguntas tales como ¿quién?, ¿qué?, ¿cuál?, de tal modo
es que es por su expresión, propiamente, y no por su estructura gramatical como podemos
conocer este tipo de expresiones.

Searle también se aboca realizar distinciones entre tipos de expresiones referenciales:


a) expresiones referenciales definidas singulares,
b) expresiones referenciales indefinidas singulares,
c) expresiones referenciales definidas múltiples y
d) expresiones referenciales indefinidas múltiples. También distingue el uso de
e) expresión referencial del no referencial.

La referencia es un acto de habla, y los actos de habla son realizados por los hablantes al
emitir palabras, no por las palabras. Una proposición ha de distinguirse claramente de una
aserción o enunciado. Enunciar y aseverar son actos, pero las proposiciones no lo son.

Una proposición es lo que es aseverado en el acto de aseverar. Una aseveración es un


compromiso (peculiar) con la verdad de una proposición. Expresar una proposición es un
acto proposicional no un acto ilocusionario, sin embargo, cuando se expresa una proposición
se expresa siempre al realizar un acto ilocucionario. Lo que se intenta con esas distinciones
es diferencial al acto ilocucionario del contenido del acto ilocucionario mismo.
Es posible también distinguir dos elementos en la estructura sintáctica de la oración: el
indicador proposicional y el indicador de la fuerza ilocucionaria. Este último refiere la manera
como ha de ser tomada la proposición, en concreto, implica el orden de las palabras, el
énfasis, las curvas de entonación, la puntuación, el modo del verbo, etc.

Searle también hace la distinción entre reglas regulativas y reglas constitutivas. Las reglas
regulativas legislan sobre formas de conducta existentes independientes o antecedentes.
Regulan una actividad preexistente, cuya existencia es lógicamente independiente de las
reglas. Característicamente tiene la forma “Haz X” o “Si Y haz X”. Estas reglas regulan la
reproducción de conductas dadas. La conducta puede, inclusive, manifestarse sin la
existencia de la regla.

Las reglas constitutivas crean o definen nuevas formas de conducta. Constituyen y regulan
actividades lógicamente dependientes de las reglas. Sus enunciados suelen interpretarse
como enunciados analíticos. Su forma característica es “X cuenta como Y” o “X cuenta como
Y en el contexto C”. La creación de reglas constitutivas crea la posibilidad de nuevas formas
de conducta. La conducta no podría manifestarse sin la existencia de la regla. Sin embargo,
como las reglas constitutivas aparecen en sistemas, es probable que sea el sistema entero lo
que manifiesta la existencia de reglas y no la existencia de reglas la que manifieste la
existencia de un sistema.

La forma que toma ahora la premisa fundamental mencionada al principio es: La estructura
semántica de un lenguaje es una realización convencional de conjuntos de reglas
constitutivas subyacentes. Los actos de habla son actos realizados característicamente de
acuerdo con esos conjuntos de reglas constitutivas.

Para clarificar lo que quiere decir con esta hipótesis, Searle, se hace tres preguntas.
1)¿son los lenguajes convencionales? La respuesta es si.
2)¿están los actos ilocucionarios gobernados por reglas? Para responderla propone
reformularla ligeramente ¿tiene que haber convenciones de algún tipo para que sea
posible realizar actos ilocucionarios tales como enunciar, prometer o pedir? La respuesta
es en general si.
3)¿esta el lenguaje gobernado por reglas? En la medida en que los distintos lenguajes
humanos son intertraducibles, pueden considerarse como representaciones
convencionales diferentes de las mismas reglas subyacentes, por ello la respuesta,
también, es si.

Lo que interesa a Searle cuando dice que hablar un lenguaje es participar en una forma de
conducta gobernada por reglas, no son las convenciones particulares invocadas al hablar
uno u otro lenguaje, sino las reglas subyacentes que las convenciones manifiestan o
plasman.

Para explicar fragmentos de conducta humana a veces es útil suponer que son realizados de
acuerdo con reglas, aun cuando el agente mismo no sea capaz de enunciar la regla o no sea
consciente de ella. Lo que que se pretende es establecer una diferencia entre la conducta
regulada y la conducta gobernada por reglas, cuando ocurre este segundo caso
reconocemos las desviaciones como desviaciones, errores o en algún sentido defectos, por
otro lado, las reglas a diferencia de las regularidades, cubren automáticamente nuevos
casos, o sea que ante la novedad el agente sabe que hacer.
Usualmente, cuando se habla se quiere decir algo mediante lo que se dice, y de lo que se
dice, de la sarta de morfemas que se emiten, se dice usualmente que tiene un significado.

El significado más que un asunto de intención, es también, un asunto de convención. Para


Searle, lo interesante del análisis de los actos ilocucionarios esta tanto en el aspecto
intencional como en el convencional y especialmente en la relación entre ellos. De tal modo
que realizar un acto ilocucionario quiere decir que el hablante intenta producir un cierto efecto
haciendo que el oyente reconozca la intención de producir ese efecto. De al modo que
usando las palabras se intenta que tal reconocimiento se alcance en virtud del hecho de que
las reglas para el uso de las expresiones emitidas están convencionalmente asociadas con la
producción de ese efecto.

Un acto ilocucionario consiste en decir algo queriendo decir lo que significa. El análisis de
estos actos consiste en desembrollar lo que constituye la compresión de una expresión literal
en términos de algunas reglas concernientes a los elementos de la oración emitida y en
términos del reconocimiento por parte del oyente de que la oración esta sujeta a tales reglas.

El puente entre el hablante y el oyente lo proporciona el hecho de que ambos compartan un


lenguaje común, la manera como trabaja ese puente es la siguiente:
1).- Comprender una oración es conocer su significado.
2).- El significado de una oración esta determinado por las reglas y estas reglas especifican
tanto las condiciones de emisión como su sentido.
3).- Emitir una oración queriendo decir lo que significa consiste en intentar hacer que el
oyente sepa esas cosas haciéndolo reconocer la intención e intentar hacerlo reconocer la
intención en virtud de su conocimiento de las reglas de la oración emitida.
4).- El objeto de la intención se logrará si el oyente comprende la oración, o sea, conoce su
significado, es decir, conoce las reglas que gobiernan sus elementos.

Finalmente Sealre nos ofrece la distinción entre dos tipos de hechos: Los hechos brutos, son
los eventos físicos. Los hechos institucionales, presuponen la existencia de ciertas
instituciones humanas. Las instituciones son sistemas de reglas constitutivas. De tal modo la
explicación de las regularidades brutas del lenguaje estriba en que los hablantes de un
lenguaje están participando en una forma de conducta gobernada por reglas.

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