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La premisa fundamental desarrollada por Searle es: “Hablar un lenguaje es participar en una
forma de conducta gobernada por reglas. Hablar consiste en realizar actos conforme a
reglas”.
Entre las primeras reflexiones de autor se cuenta la definición de tres géneros de actos: a) la
emisión de palabras (morfemas, oraciones); b) referir y predicar y; c) enunciar (preguntar,
mandar, prometer, etc).
Searle señala el peculiar uso que da al verbo 'predicar': lo que se predica de los objetos son
expresiones no universales. La conexión ocurre entre predicación y verdad y no entre
expresiones universales.
Se denominará 'expresión referencial’ a cualquier expresión que sirva para identificar alguna
cosa, proceso, evento, acción o cualquier otro género de 'individuo' o 'particular'. Estas
expresiones suelen responder a preguntas tales como ¿quién?, ¿qué?, ¿cuál?, de tal modo
es que es por su expresión, propiamente, y no por su estructura gramatical como podemos
conocer este tipo de expresiones.
La referencia es un acto de habla, y los actos de habla son realizados por los hablantes al
emitir palabras, no por las palabras. Una proposición ha de distinguirse claramente de una
aserción o enunciado. Enunciar y aseverar son actos, pero las proposiciones no lo son.
Searle también hace la distinción entre reglas regulativas y reglas constitutivas. Las reglas
regulativas legislan sobre formas de conducta existentes independientes o antecedentes.
Regulan una actividad preexistente, cuya existencia es lógicamente independiente de las
reglas. Característicamente tiene la forma “Haz X” o “Si Y haz X”. Estas reglas regulan la
reproducción de conductas dadas. La conducta puede, inclusive, manifestarse sin la
existencia de la regla.
Las reglas constitutivas crean o definen nuevas formas de conducta. Constituyen y regulan
actividades lógicamente dependientes de las reglas. Sus enunciados suelen interpretarse
como enunciados analíticos. Su forma característica es “X cuenta como Y” o “X cuenta como
Y en el contexto C”. La creación de reglas constitutivas crea la posibilidad de nuevas formas
de conducta. La conducta no podría manifestarse sin la existencia de la regla. Sin embargo,
como las reglas constitutivas aparecen en sistemas, es probable que sea el sistema entero lo
que manifiesta la existencia de reglas y no la existencia de reglas la que manifieste la
existencia de un sistema.
La forma que toma ahora la premisa fundamental mencionada al principio es: La estructura
semántica de un lenguaje es una realización convencional de conjuntos de reglas
constitutivas subyacentes. Los actos de habla son actos realizados característicamente de
acuerdo con esos conjuntos de reglas constitutivas.
Para clarificar lo que quiere decir con esta hipótesis, Searle, se hace tres preguntas.
1)¿son los lenguajes convencionales? La respuesta es si.
2)¿están los actos ilocucionarios gobernados por reglas? Para responderla propone
reformularla ligeramente ¿tiene que haber convenciones de algún tipo para que sea
posible realizar actos ilocucionarios tales como enunciar, prometer o pedir? La respuesta
es en general si.
3)¿esta el lenguaje gobernado por reglas? En la medida en que los distintos lenguajes
humanos son intertraducibles, pueden considerarse como representaciones
convencionales diferentes de las mismas reglas subyacentes, por ello la respuesta,
también, es si.
Lo que interesa a Searle cuando dice que hablar un lenguaje es participar en una forma de
conducta gobernada por reglas, no son las convenciones particulares invocadas al hablar
uno u otro lenguaje, sino las reglas subyacentes que las convenciones manifiestan o
plasman.
Para explicar fragmentos de conducta humana a veces es útil suponer que son realizados de
acuerdo con reglas, aun cuando el agente mismo no sea capaz de enunciar la regla o no sea
consciente de ella. Lo que que se pretende es establecer una diferencia entre la conducta
regulada y la conducta gobernada por reglas, cuando ocurre este segundo caso
reconocemos las desviaciones como desviaciones, errores o en algún sentido defectos, por
otro lado, las reglas a diferencia de las regularidades, cubren automáticamente nuevos
casos, o sea que ante la novedad el agente sabe que hacer.
Usualmente, cuando se habla se quiere decir algo mediante lo que se dice, y de lo que se
dice, de la sarta de morfemas que se emiten, se dice usualmente que tiene un significado.
Un acto ilocucionario consiste en decir algo queriendo decir lo que significa. El análisis de
estos actos consiste en desembrollar lo que constituye la compresión de una expresión literal
en términos de algunas reglas concernientes a los elementos de la oración emitida y en
términos del reconocimiento por parte del oyente de que la oración esta sujeta a tales reglas.
Finalmente Sealre nos ofrece la distinción entre dos tipos de hechos: Los hechos brutos, son
los eventos físicos. Los hechos institucionales, presuponen la existencia de ciertas
instituciones humanas. Las instituciones son sistemas de reglas constitutivas. De tal modo la
explicación de las regularidades brutas del lenguaje estriba en que los hablantes de un
lenguaje están participando en una forma de conducta gobernada por reglas.