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28-11-18

Capítulo 3: posición del analista


Freud decía que el análisis es interminable y que una parte de la represión “la fundamental- es impo-
sible de levantarse. Es decir que ya en Freud están los imposibles que impiden llegar a la completud.
Miller quiere recuperar el principio freudiano del infinito.

Entusiasmo
El entusiasmo no conviene al psicoanalista porque es el olvido del inconsciente, es un comprender y
ya está. Tal como ha enseñado Freud según lo analiza Miller en la carta que Freud le envía a Hollos,
hay que mantener una relación con el propio yo no quiero saber nada de eso. El entusiasmo es lo
contrario a esto. Porque suscita emociones que emergen en contra de la voluntad. Y esta no es la
cuerda que hay que tocar.

Desapego
Al analista no le favorece el entusiasmo. Lo contrario a entusiasmo es apatía. Mantenerse sin pasión,
apartado, no permite la curiosidad que también es una pasión. Por lo tanto la apatía tampoco va. Como
antónimo de entusiasmo también aparece hartazgo, que remite al asco histérico. Pero el analista no
puede estar asqueado ni harto. ¿cuál es entonces el afecto que favorece al analista? “en relación con
su paciente el analista tiene que mantenerse al abrigo del me gustas” (Miller, 2014, p. 54). Pero tam-
poco un me gustas exagerado, sino controlado. Sobre ciertos temas nos mostramos gustosos. Y pro-
piciamos una asociación libre obligada. “Entonces no el hartazgo sino la distancia respecto del me
gustas” (Miller, 2014, p. 54). Finalmente, el mejor de los términos que el diccionario propone como
antónimos de entusiasmo y que prefiero para la posición del analista es el modesto desapego. Ser
aplicado, sin involucrarse, siendo desapasionado. Hacer lo que hay que hacer, tratando de hacerlo
bien, pero alejado de las pasiones. Posición desapego para el analista “en la medida que su acto con-
siste en despegar significado del significante, es decir, en reconducir el significante a su desnudez”
(Miller, 2014, p. 55). De cada palabra que el paciente nos dice nosotros nada sabemos, pregun-
tamos. El significante es positivo, sus modalidades cero. Tenemos que tener en claro el goce que
inspira al sujeto para saber qué es lo verdadero y qué es falso. El sentido es sentido gozado, es plus
de gozar, porque el motor del sentido es el goce. Comprender es satisfacción. El sentido encierra un
goce, un yo no quiero saber nada de eso. La interpretación no es cambiar un sentido por otro sino
desplazar, hacer vibrar algo. Apunta a desbaratar un poquito eso, a desnudarlo. El goce -contrario al
deseo que es lo que se escapa a la simbolización del Otro- es un punto fijo, no una función móvil, es
la función inmóvil de la libido. “El goce, al contrario del deseo, es para el sujeto una respuesta”
(Miller, 2014, p. 58). La pregunta acerca de la causa del deseo el sujeto se la responde con el goce.
Lo que todavía falta es que deseo y goce se articulen. Se responde a la pregunta del deseo, que es
metonímico, con goce. Las sutilezas analíticas se reparten entre deseo y goce.

¿por qué se le hace un regalo a una mujer?


Miller (2014) indica que como la mujer no existe, es decir ninguna mujer sabe qué es ser una mujer
porque cada una es única, porque no hay un significante que la defina toda ella, pues está afectada
por su castración, y como el hombre sí sabe lo que es ser un hombre entonces le propone regalos
como significantes posibles que le permitan una manera de definirse. Ejemplo, eres una joya. A modo
de compensación simbólica según Freud.

MILLER, J.-A. (2014). Sutilezas analíticas. Buenos Aires: Paidós.

Construcciones : rechazo a la terapéutica, y orientación hacia el análisis puro. Posición analizante que
no se termina nunca, y va más allá del pase. La roca dura de la castración, eso irreductible, que no
siempre se agarra y hay que volver. Hay algo político, la única asociación de psicoanálisis se escindía.
¿habría política sin entusiasmo? Pero la posición del analista no debe ser política. El desapego es para
el analista de no apasionarse entusiasmarse y para el analizante al despegar, separar, desapegar sig-
nificado de significante. El lapso es el inconsciente real y el lapsus es la formación del inconsciente.
La posición del amo es perversa porque hace actuar al otro, al esclavo. Es distinto ser semblante de
amo, que ser amo. Ser amo es hacer actuar al sujeto, es directivo, responde al goce del amo del ana-
lista. “Usted tiene que hacer esto”. Es el poder. Es la ciencia. Y ahí está en juego el inconsciente real,
la posición de goce del analista, no trabajada. El amo busca la terapia universal. Una cuestión de la
cortesía es que el hombre es el que tradicionalmente entrega. Y aquí es guardarse lo que debería dar.
Las cosas que se repiten dos veces dan placer. Los regalos del hombre para la mujer es en definitiva
para tomarla, sigue estando en posición de objeto la mujer, el hombre se dirige a la mujer entendién-
dola como un objeto, que puede ser enaltecido o una basura, denigrarla. Que la mujer esté loca es
mejor para enamorar al hombre, pues no sabe bien qué es ser mujer, y le permite al hombre signifi-
carla, tomarla, hacer existir el fantasma. No hay relación sexual, no hay salud mental. El feminismo
parece ser un grupo de mujeres que saben.

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