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II
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42 Cómo cambiar el mundo
específico en sus planes, que iban dirigidos a todos los que habían de
reconocer, pero que en general no lo conseguían, la verdad tan obvia
que sólo ellos habían descubierto. Sin embargo, la educación y pro-
paganda doctrinal, especialmente en la forma abstracta que el joven
Engels criticaba en los owenitas británicos, nunca triunfarían por sí
solas. Resumiendo, como claramente veía a partir de su experiencia
británica, «el socialismo, que va mucho más lejos que el comunismo
francés en su base, en su desarrollo se queda atrás. Tendrá que volver
por un momento al punto de vista francés para después llegar más
lejos.» 34 El punto de vista francés era el de la lucha de clases revolu-
cionaria, y política, del proletariado. Como veremos, Marx y Engels
fueron todavía más críticos con los planteamientos no utópicos del
primer socialismo que evolucionaba hacia distintas clases de coope-
ración y mutualismo.
Entre las numerosas debilidades teóricas del socialismo utópi-
co, una destacaba de forma espectacular: la ausencia de un análisis
económico de la propiedad privada que «los socialistas y comunis-
tas franceses . . . no sólo habían criticado de diversas maneras sino
también «trascendido» [aujgehoben] de forma utópica», 35 pero que no
habían analizado sistemáticamente como base del sistema capitalista
y de la explotación. El propio Marx, estimulado por el Esbozo de una
crítica de fa economía política de Engels (1843-1844), 36 había llegado a
la conclusión de que semejante análisis había de constituir el núcleo
de la teoría comunista. Como él mismo lo expresó más tarde, cuan-
do describía su propio proceso de desarrollo intelectual, la economía
política era «la anatomía de la sociedad civil» (prefacio a la Critica
de fa economía política). No se encontraba en los socialistas «utópi-
cos» franceses. De ahí su admiración y (en La sagrada familia, 1845)
amplia defensa de P-J. Proudhon (1809-1865), cuya obra ¿Qué es fa
propiedad? (1840) leyó a finales de 1842, e inmediatamente se desvi-
vió por elogiarle como «el escritor socialista más coherente y perspi-
caz».37 Decir que Proudhon «influyó» en Marx o que contribuyó a la
formación de su pensamiento es una exageración. Inéluso en 1844 lo
comparó en algunos aspectos desfavorablemente como teórico con el
sastre comunista alemán Wilhelm Weitling, 38 cuya única importan-
cia real consistía en que (como el propio Proudhon) era un auténtico
Marx, Engef<;, y el socialismo premarxiano 45
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