Sei sulla pagina 1di 3

4 PARADIGMAS DE LA EPISTEMOLOGÍA JURÍDICA

Antes de abordar los tipos epistemológicos de la rama jurídica, considero prioritario definir
qué es un paradigma. Para Thomas Kuhn, (1962) en su obra, The Structure of Scientific
Revolutions, (la estructura de las revoluciones científicas), un paradigma es: “una sólida
red de compromisos – conceptuales, teóricos, instrumentales y metafísicos, que
proporcionan una serie de modelos de los cuales surgen tradiciones especialmente
coherentes de investigación”. En otras palabras, un conjunto de elementos capaces de
proporcionan un modelo con características específicas, que lo diferencian de otras
particularidades. Al igual que un grupo de estudiantes de una misma carrera, o de
fanáticos de un grupo musical, las personas que comparten las ideas de un paradigma,
presentan un perfil similar, de interés, aptitudes, conocimientos, ideología y gustos, que
permiten una dinámica encaminada a la discusión y resolución de problemas de manera
objetiva, esto es lo que Kuhn llama, una matriz disciplinar. Por otra parte, la
epistemología, o estudio del conocimiento, descomponiendo el vocablo en sus orígenes
griegos, episteme, conocimiento y logía, estudio, es la disciplina encargada de estudiar la
validez y consecución del conocimiento de las ciencias. En este sentido, la epistemología
indaga exhaustivamente los fundamentos empleados para justificar proposiciones
científicas, considerando diversos factores tales como, los sociales, psicológicos e
históricos, si son necesarios dentro del contexto. Esta disciplina se enfrenta a parámetros
que validan el conocimiento. Su principal problema radica en las condiciones de las
relaciones previas establecidas entre el sujeto y el objeto. No se puede admitir una
hipótesis como verdadera, si está basada en subjetividades. Pero, ¿Cómo no ser
subjetivo?, según Platón, cada saber real debe ser de carácter universal, persistente y
objetivo. Nuevamente llegamos a una pregunta: ¿Qué es lo real y como ser objetivos?
Discutir filosóficamente sobre la realidad, no es el objetivo principal, sería como llegar a
un eterno debate sobre la existencia de Dios, entre católicos y ateos. No obstante, y
científicamente hablando, la objetividad, puede ser posible, si hay elementos significativos
que respalden una posición, como la confiabilidad y validez obtenidas a través de la
medición.

Integrando los conceptos anteriores, dentro del derecho, son cuatro los paradigmas de la
epistemología jurídica. El primero de ellos es el paradigma ontológico – metafísico, el
saber se aparece como una imagen especifica del objeto, armonía entre teoría y hecho.
Dos grandes personalidades de la antigua filosofía, Platón y Aristóteles eran partidarios
de la unidad entre el saber, el sujeto y objeto. En la teoría casual de la percepción de
Platón, su analogía compara al sujeto con un pedazo de cera y al objeto de percepción
con un sello que penetra en la cera. Es como si todo lo que el individuo percibe, modifica
la imagen que tiene del objeto, este, se implanta en su ser, modificando sus
concepciones. Para Aristóteles, el sujeto es potencialmente lo que el objeto cognoscible
es en el momento. Entonces, según la impresión que refleje el objeto, así mismo será la
idea del ser. En un ejemplo cotidiano, si el presunto ladrón o asesino, titubea en su
versión de los hechos, el juez o abogado demandante podrían percibir que su relato para
tratar de escabullirse de la ley es falso.

Existe dentro de este paradigma, el modelo metafísico – teológico de santo tomas de


Aquino. La metafísica estudia el fundamento trascendental o principios comunes a todas
las ciencias. De forma teológica (Dios), ontológica (ser) y gnoseológica (razón) se ha
presentado a lo largo de la historia. La metafísica ontológica, reconoce a Dios como
primero y perfecto. La relación entre él y la materia, (objeto – sujeto), es posible si un es,
lo que el otro no. Dios es perfecto y superior, y la materia, sensible, imperfecta y derivada.
Para Aquino, Dios es el supremo monarca del universo, que rige todas las cosas, es la
ley. “Una ley eterna, una ley natural” porque permanece en los hombres, bajo la idea del
deber social, un bien común. Es decir, el ser humano, es responsable de sus actos, es él
quien elige si desafía la ley del primero, sabiendo que, “hay que hacer y buscar el bien y
evitar el mal”. Para dejar claro se conoce como “ley natural”, al conjunto de reglas
generales y normas de todas las acciones que el hombre pueda realizar, (Ibídem, 1-2- q.
91 a 3, p. 57), mientras que la “ley eterna”, es la “razón” divina, que trasciende a través de
del tiempo.

Dando por discutido el primer paradigma, procedo al segundo: el paradigma de la


separación entre sujeto y objeto, donde el sujeto se ve como ser individual y el objeto
como elemento perteneciente al mundo. Hay una ruptura simbiótica, mas no de
interacción. La diversidad de acontecimientos que suceden o están en el mundo, nos
proporcionan diferentes pensamientos y sensaciones que formarán parte de nuestro
repertorio individual de experiencias y conductas. No siendo esta posición suficiente para
disolver la unidad, sujeto - objeto, la filosofía clásica alemana, con Kant y su método
trascendental, hablan de la posibilidad de “saber sin vivir” de encontrar las razones sin
experimentar. No necesitamos poner las manos sobre el fuego, para saber que nos hará
daño; hay cosas que son universales, y necesarias y por sentido común, no viables, más
el hombre tiene la “libertad” y la “voluntad” de ir por el camino que elija, asumiendo las
consecuencias. La teoría del derecho de Kant, se fundamenta en la moral, cualquier
obligación jurídica indirectamente es una obligación moral, “actúa exteriormente de tal
forma que, el libre uso de tu arbitrio pueda coexistir con la libertad de los otros según una
ley general, esto es, de una ley que me imponga vinculatoreidad u obligación”. En
oposición a Kant, Kelsen y la teoría pura del derecho, denominada así por considerar
exclusivamente las normas jurídicas, sin elementos psicológicos, sociológicos y políticos.
De de esta manera se establece una teoría pura del derecho, basada en la aplicación del
sistema de normas válidas y eficaces. El tercer paradigma, es el: paradigma de la
fuerza. Como su nombre lo indica y como lo sostiene, Rudolf Von Ihering, “el derecho no
es una idea lógica sino una idea de fuerza”, ejerciendo la fuerza, sobre la voluntad del
hombre, se hará justicia.
Para concluir, abordaré el último paradigma: el paradigma del “giro lingüístico”.
Infinidad de veces, lo que decimos, no es realmente lo que quisimos expresar, o lo que
expresamos, no era la idea que queríamos proyectar, pues ha sido mal interpretada. He
aquí la importancia del saber, la claridad, y la unificación de términos para interpretar
correctamente. Técnicamente hablando, se alude a la hermenéutica. Por ejemplo,
podemos emitir un prejuicio acerca del contenido de un texto, por el tipo de letra utilizado,
por el papel o por el título, o por infinidad de características superficiales. Solo al leerlo,
nuestro idea de, se trasforma, o dicho de otra manera se complementa y clarifica, no se
trata solo de subjetividad sino relación entre esta y lo objetivo. Dworkin, afirma que el
derecho, es como un sistema de interpretación, que no se independiza de la moral y está
compuesto por abogados y personalidades jurídicas y fiscales. Tanto Dworkin, como
Kelsen, según Robert Alexy, se complementan en el sentido, procedimientos – normas,
respectivamente, de esta manera, el sistema jurídico se encuentra en plena facultad de
aplicar el derecho.

Potrebbero piacerti anche